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  • Fibroacero arrancó con la venta de cocinetas

    La empresa cuencana Fibroacero, que funciona en el Parque Industrial de la capital azuaya, sacó al mercado un lote de 150 cocinetas con dos puntos de inducción de la marca Ecogas.

    También, fabricó una cantidad similar para un cliente, que pondrá su marca. La primera entrega se realizó el 29 de agosto en el almacén de electrodomésticos Salvador Pacheco Mora, ubicado en el Centro Histórico de Cuenca.

    Según la coordinadora de Mercadeo de Fibroacero, Doris Escandón, esta cocineta bautizada como ‘Creta’ tiene la ventaja de tener una estructura metálica desmontable, que la convierte en encimera. El precio es de USD 213,92.

    A partir de esta semana esta empresa, que también exporta cocinas y cocinetas a gas, iniciará la comercialización de su segundo modelo a inducción, que costará USD 337,12. Se trata la cocineta ‘Atena’ de cuatro puntos. Serán unas 200 unidades de la marca Ecogas y una cantidad similar para un cliente, que colocará su propia marca.

    La siguiente semana, en cambio, arrancará la venta de las cocinas de cuatro puntos de inducción y horno eléctrico con cielo y suelo. El precio será de USD 666,40, señala Escandón.

    Según ella, en la actualidad, los usuarios llegan a los almacenes preguntando por las características y los costos de las cocinetas y cocinetas de inducción, pero la mayoría aún no concreta la compra.

    Fibroacero prevé, en lo que resta del año, reforzar el posicionamiento de estos productos en el mercado nacional y de ser necesario se pensará en la producción de nuevos modelos de inducción.

    Escandón agrega que la firma tiene un modelo híbrido de cocina y encimera. La primera tiene tres hornillas a gas y dos de inducción, y con la segunda opción, dos de gas y dos de inducción.

  • Empresas de distinto tamaño alistan sus lineas productivas

    Redacción Líderes

    La convocatoria del Gobierno para que empresas ecuatorianas fabriquen o ensamblen cocinas de inducción activó los planes de trabajo en grandes, medianas y pequeñas empresas, que trabajan en el sector de manufactura.

    Entre las firmas que están habilitadas por el Ministerio de Industrias para participar en la producción de estos artefactos se encuentra Ecasa, que tiene su planta en el sur de Quito. Su gerente, Mario Esteban Espinosa, cuenta que la compañía desarrolló prototipos de cocinas de inducción hace aproximadamente un año; pero añade que el proceso se detuvo por los constantes cambios de reglas dados por las autoridades.

    Ecasa cuenta en la actualidad con modelos de cocinas de dos y cuatro puntos de inducción, que hacen las veces de las hornillas de las cocinas de gas. Espinosa calcula que el ensamblaje empezará a finales de julio para salir al mercado en agosto. «Calculamos ensamblar en septiembre 5 000 cocinas de inducción. Para octubre, el plan es duplicar esa cifra y llegar a las 20 000 unidades al mes para finales de año. Son cifras grandes, pero que se pueden cumplir».

    Las piezas de las cocinas de inducción de Ecasa se están importando desde España, Alemania, China y EE.UU. En principio, el 90% de las partes será importado y el 10% será componente nacional. Esto se aplica para todas las empresas que participan en el programa.

    Espinosa es directo al hablar sobre la demanda que estos artefactos tendrían en el mercado: «Mientras más pronto se retire el subsidio al gas, más fácil será el cambio de cocinas». Y añade que la gente va a demandar la cocina de inducción, siempre y cuando vea que cocinar con inducción es fácil, seguro y que la relación costo-beneficio sea positiva.

    La empresa cuencana Fibroacero lanzó una iniciativa pionera. A inicios de mayo, a propósito del Día de la Madre, presentó su modelo Eva de la marca Ecogas. Se trata de un modelo híbrido: cuenta con tres hornillas a gas, dos focos o zonas de inducción y un horno eléctrico. También oferta un modelo con tres hornillas a gas y dos focos de inducción.

    El valor sugerido de la cocina Eva para los comercializadores es de USD 1 000. Esta empresa que funciona en el parque Industrial en el norte de Cuenca fabricó cerca de 500 unidades y hubo gran aceptación, dice Doris Escandón, coordinadora de Mercadeo de Fibroacero.

    En la actualidad solo cuenta con 30% de unidades en ‘stock’, el resto fue colocado en los distribuidores y ya adquirido por los consumidores finales. Según ella, fue un lote especial para determinar la aceptación del producto. Antes se realizó un estudio de mercado donde se estableció «la buena apreciación de la idea».

    Los ejecutivos de Fibroacero determinaron que es una opción válida para quienes deben cambiar su cocina porque está en mal estado, pero no tienen listas las tomas eléctricas en su casa y están indecisos de usar gas en el futuro u optar por la cocción de inducción.

    Esta cocina híbrida es una opción para afrontar el bajón que tuvieron los fabricantes nacionales por la menor demanda de cocinas, dice Escandón. Fibroacero contará con otras alternativas desde agosto próximo, cuando se inicie la comercialización. Desde julio tiene previsto fabricar dos cocinetas, con dos y cuatro puntos de inducción, y una cocina de cuatro puntos y horno eléctrico.

    La iniciativa gubernamental también genera expectativa entre las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, el sector pide cambios para poder competir con los grandes proveedores.

    Ferromedica, que se dedica a la fabricación de mobiliario médico, mira el programa de cambio de cocinas como una oportunidad para diversificar su portafolio de productos. La firma trabajó en alianzas con otras empresas para participar en este mercado.

    La convocatoria para la calificación de proveedores de cocinas de inducción establece, entre los requisitos, que las empresas deben disponer de instalaciones en Ecuador con una capacidad de producción de cocinas eléctricas de inducción de 120 000 unidades al año y estar operativas en agosto próximo.

    El concurso permite a las empresas acceder a insumos con cero aranceles. Sin embargo, Tommy Sánchez, gerente de Ventas y Comercio Exterior de Ferromedica, considera que los requisitos establecidos en la convocatoria los dejarán fuera y «sin los beneficios arancelarios no podemos ser competitivos. Por eso, pedimos que no sean solo las grandes las que puedan participar, sino las pequeñas y medianas empresas».

    La empresa está en capacidad de producir 3 600 cocinas de inducción mensuales, en promedio. Para ello, sus ejecutivos buscaron proveedores alemanes para cumplir con los mejores estándares de calidad, asegura Sánchez.

    EL DATO:

    USD 20 millones planea invertir en principio Ecasa para las cocinas de inducción

  • Las empresas fabricantes de ollas hacen cálculos

    Redacciones Quito y Cuenca

    Las empresas que forman parte de la industria nacional fabricante de ollas también le están apostando a los cambios que traerá la implementación de cocinas de inducción en los hogares del país, en los próximos meses.

    Estos últimos equipos, que empezarán a comercializarse desde agosto según el plan del Gobierno, transfieren calor a los alimentos mediante un campo electromagnético que necesita de utensilios de materiales de acero o de hierro.

    Por eso los fabricantes de ollas comunes de aluminio se encuentran interesados en darle un giro a su negocio a través de la generación de cacerolas de los metales necesarios o con una plancha inductiva en la base.

    Este último caso es el de Indalro, una industria ubicada en el sur de Quito. Alirio Rosales, propietario de la firma, cuenta que desarrolló un prototipo colocando dicha plancha de acero inoxidable en la base de las ollas de aluminio.

    En los próximos días, en esta compañía se espera iniciar la producción de estos dispositivos, para lo cual se importaron alrededor de 30 000 discos de acero inoxidable para la fabricación de juegos de ollas de cuatro piezas. Estas, sin embargo, se calcula que serán un 18% más costosas que las regulares, que valen un promedio de USD 40.

    En Indalro se espera que los utensilios que se produzcan se empiecen a comercializar en agosto por los almacenes del país que son sus clientes. Aunque aún no tienen pedidos en firme, saben que existe el interés por comprar sus productos.

    En lo que sí no participarán es en la convocatoria pública lanzada por el Ministerio de Industrias para la fabricación nacional de ollas ferromagnéticas compatibles con las nuevas cocinas de inducción eléctrica. Rosales asegura que las autoridades buscan que se fabriquen tres millones de kits, pero él no está interesado porque preferiría realizar la venta directa del producto.

    Otras empresas, por su parte, no tienen en sus planes fabricar las ollas porque dicen que no ven rentable al negocio.

    Es un producto caro. El acero es cinco veces más costoso que el aluminio. El juego de cuatro ollas se vende en USD 6,50, pero con acero costaría USD 30, son frases de algunos empresarios.

    Un contenedor de aluminio de 20 000 kilos les cuesta USD 70 000. Si se le aumenta los costos de nacionalización el valor sube a USD 85 000. Mientras que uno de acero puede llegar a costar USD 400 000. A esto hay que sumar USD 200 000 con la maquinaria para la producción con base en este metal.

    Mientras tanto, para el consumidor, el cambio de las cocinas y ollas de inducción tampoco es rentable, según algunos empresarios, porque para cocinar no se necesita solo cuatro piezas, sino una amplia gama de menajería, que tendría que acoplarse al nuevo sistema.

  • Un centenar de planes urbanísticos, en la feria

    En la feria inmobiliaria Hábitat, que se desarrolló en Guayaquil la semana pasada, se ofertaron viviendas desde USD 25 000 a los 100 000. Estos planes están ubicados en las provincias de Guayas y Santa Elena.

    Más de 100 proyectos urbanísticos se presentaron en la feria, donde la oferta principal fueron casas, pero también se mostraron departamentos en la ciudad y en la playa. Esto corresponde a unos 50 expositores; el año pasado fueron 80.

    Para Gustavo Molina, jefe de Marketing de la feria, no se puede establecer una comparación de la exposición de este año con la del 2013, pues el año anterior la feria se dio en septiembre, que es una temporada alta. El gran ausente de este año ha sido el Biess que, según los organizadores, decidió no acudir.

    Ricardo Baquerizo, gerente general de Expoplaza, opinó que las últimas medidas tomadas por el Gobierno (restricciones a las importaciones de material de construcción), así como los nuevos requerimientos de la Superintendencia de Compañías y que atañen al sector, no han afectado la oferta de viviendas.

    «El sector tiene un crecimiento sostenido. Tiene proyectos a mediano y largo plazo, no son proyectos que han nacido hace pocos meses (…) y el sector tiene eficiencia y experiencia», dijo Baquerizo.

    Villa Hermosa es un conjunto habitacional, que hasta el 2016 tiene previsto levantar 10 000 viviendas en 174 hectáreas. Fernando Carbo, gerente general del proyecto, señaló que en el caso de este plan se ha optado por no incluir porcelanato. Con eso prevé anticiparse ante posibles líos en su importación.

    En la feria, la firma Inmobiliaria Ambiensa promocionó tres proyectos habitacionales: Ciudad Olimpo, Altamar I y II. En Ciudad Olimpo se levantarán unas 2 200 viviendas, en vía a la Costa.