Etiqueta: zapatos

  • Las ventas al exterior aún no repuntan

    Durante los últimos cuatro años, la exportación de calzado nacional ha sido limitada.

    Según la Federación Nacional de Exportadores (Fedexpor), entre el 2008 y el 2010 las ventas al exterior se mantuvieron en alrededor de USD 30 millones y 9 000 toneladas anuales. Solo entre el 2010 y el 2011 se produjo un crecimiento del 24% en dólares y del 26% en volumen.

    “La alza del último año se relaciona con la posibilidad de las empresas de mejorar sus diseños y el apoyo gubernamental para la industria del calzado, que ha invertido más… La producción ha crecido y un porcentaje se está enviando al extranjero. Además se generó una sobreproducción que tiene que colocarse en otros destinos”, indicó Felipe Ribadeneira, titular de Fedexpor.

    Pese a este ligero impulso, todavía son pocos los exportadores de calzado. Un total de 42 personas, entre naturales y jurídicas, se encuentran registradas como comercializadores de calzado en el exterior. Pero apenas cinco de ellos abarcan el 99% del total de los envíos nacionales.

    Lilia Villavicencio, presidenta de la Cámara de Calzado de Tungurahua (Caltu), reconoce que la mayoría de los productores están concentrados en atender la demanda interna.

    [[OBJECT]]

    “Aún tenemos mercado que atender. Todavía estamos preparándonos para que los artesanos, los pequeños y medianos productores mejoren sus procesos, así como la producción. Es un proceso que empezamos en el 2009 y es a largo plazo. Pensamos, posteriormente, en un mercado en el exterior, al que estaríamos en capacidad de atender”, manifestó.

    Algunos productores, como Plasticaucho, sin embargo, dieron el salto hace más de una década. Este momento la empresa está exportando zapatos de lona, botas de caucho y calzado escolar a Colombia y Perú.

    Precisamente, estos son los países que ocupan el top de envíos nacionales. Datos del Ministerio de Industrias indican que, en menor número, también se exporta calzado a Cuba, Canadá, Inglaterra, Luxemburgo, España, Costa Rica, México, etc.

    El calzado que más se vende a estos países es industrial, médico y casual.

  • La compra de calzado importado sigue a pesar de las restriciones

    Las importaciones de calzado han crecido pese a las medidas de protección para la industria nacional fijadas por el Régimen.

    En enero del 2008, el Comité de Comercio Exterior (Comex) estableció una salvaguardia para los zapatos de USD 10 por cada par, más un 10% de recargo sobre el valor. Con ello se logró que se reduzca en alrededor de 80% la importación de un total de 50 millones de zapatos.

    Un año después de fijado el mecanismo el Gobierno lo levantó, pero decidió aplicar un arancel mixto de USD 6 por cada par de zapatos más 10% sobre el valor del producto.

    Para Mario Aguirre, presidente de la Asociación de Importadores de Calzado, el establecimiento de estas medidas restrictivas perjudicó directamente a los consumidores porque el producto incrementó sus costos (en el momento se consiguen zapatos provenientes del extranjero con precios desde USD 25 en adelante).

    [[OBJECT]]

    Aun así, se sigue importando porque el producto que se trae tiene más tecnología, diseños novedosos, etc. Según datos de la Federación Nacional de Exportadores (Fedexpor), en el 2009 las importaciones en dólares cayeron en un 60% en relación con el año anterior, debido a las medidas.

    Levantadas las medidas e incluso fijado el arancel mixto, las compras del exterior volvieron a crecer durante el primer año en 71% . El siguiente, es decir, entre el 2010 y el 2011 las importaciones fueron menores y se incrementaron apenas en el 26%.

    Entre enero y agosto de este año se importaron USD 86 millones y un total de 5 114 toneladas. Esto muestra un incremento del 29% en relación con el mismo período del 2011.

    El calzado que llega al país proviene, principalmente, de Panamá, Colombia, Brasil, China, EE.UU., entre otros. Según el Ministerio de Industrias, la oferta productiva nacional ocupa más del 95% de la demanda de calzado del país, por lo que el restante se centra en las importaciones.

    El país compra del exterior, principalmente calzado deportivo, de entrenamiento, para montaña, de puntera metálica (destinado para seguridad industrial) o aquellos elaborados con cuero natural o regenerado.

  • La producción de calzado pisa fuerte en el país

    Redacciones Quito y Ambato

    La industria del calzado ha experimentado un importante crecimiento desde el 2009. Datos de la Cámara de Calzado de Tungurahua (Caltu), señalan que de los 15 millones de pares de zapatos que se producía en el 2008, se pasó a 28,8 millones en el 2011. Es decir, en tres años, el nivel de manufacturación se incrementó en un 154% según en Ministerio de Industrias.

    Una de las principales razones para este repunte es la aplicación del arancel mixto, que entró en vigencia el 1 de junio del 2010.

    Con estas aranceles, que impone un gravamen de USD 6 más 10% ad valorem a cada par importado, se trata de proteger al calzado nacional; principalmente ante a los productos con costos más reducidos que ingresaban de China, Colombia o Perú.

    Lillia Villavicencio, presidenta de Caltu, recuerda que en el 2008, en el país existían alrededor de 600 empresas productoras de calzado que estuvieron a punto de quebrar. Pero gracias a las medidas gubernamentales se dinamizó este sector.

    Según datos del Censo Económico 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el país, existen 870 establecimientos que se dedican a la producción de zapatos.

    [[OBJECT]]

    Mientras que según Caltu, hasta este año están registrados 4 500 productores, a escala nacional; entre grandes, medianos y artesanos. De esta cantidad, el 50% pertenecen a la provincia de Tungurahua.

    Con zapatos nacionales a precios competitivos, se produjo el efecto dominó en el mercado, que desencadenó en mayores compras. Cifras del Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) muestran que, en el 2008, la venta interna de zapatos nacionales representó USD 165, 7 millones. Para el 2011 la cifra escaló a 318 millones.

    Álex Vinueza, gerente de Marketing de Buestán, productora quiteña, define a los compradores de zapato ecuatoriano como personas de clase media: oficinistas y niños en etapa escolar. “El productor ecuatoriano se está especializando en las líneas formal y escolar; allí no tenemos competidores”.

    La firma ambateña Luigi Valdini concuerda con este hecho. En su planta se producen 300 pares diarios para hombre y mujer, basados en diseños italianos. Óscar Urbina, vocero de la firma, indica que sus productos llegan a locales comerciales de Guayaquil, Cuenca, Loja, Quito, Manta y Machala. Los zapatos se venden en cadenas comerciales como Etafashion, DePrati y Casa Tosi.

    Sin embargo, un asunto pendiente es el tema de las exportaciones. Actualmente, una de las empresas que envía mercadería al exterior es Plasticaucho Industrial S.A. Esta compañía, también ambateña, exporta zapatos de lona, botas de caucho y calzado escolar de cuero a Colombia y Perú.

    Por lo pronto, otras productoras buscan abrir espacio en el exterior. Crear oficinas comerciales en el extranjero, enviar cargamentos de muestra son sus estrategias.

    Más artículos de este informe:

  • Falta de inversión y capacitación en el sector del calzado

    “En calzado ejecutivo y zapato escolar, la producción nacional no tiene un fuerte competidor”, comenta Alex Vinueza, gerente de Marketing de Buestán.

    Este ejecutivo asegura que en este tipo de calzado los productores ecuatorianos se han especializado; el valor agregado es la materia prima acompañada de un buen diseño, lo que garantiza “durabilidad y moda con costos reducidos”.

    Por ello, a la par del incremento de la producción subieron las ventas y ganancias, añade Vinueza.

    Datos del Ministerio de Industrias (Mipro), muestran que el año pasado, la demanda anual de zapatos fue de 29 382 485 pares. De toda esta demanda, 28 875 000,00 se satisface con calzado local y 507 485 con producto importado.

    Pero, ¿hasta cuándo podrá soportar el mercado local la creciente y vertiginosa producción?

    Una empresa que prefirió la reserva señaló que no aspira a aumentar su producción. “Aquí en el mercado no tenemos a quien más vender. Para exportar necesitamos mejor tecnología. Es posible, pero hay que avanzar. Todo es cuestión de inversión”.

    Mario Aguirre, presidente de los importadores de zapatos, explica que los fabricantes han inflado los costos de producción. Y al importar las piezas para armar calzado hacen más caro el producto.

    Aguirre afirma que los fabricantes de calzado aseguraban que el costo de producción era de USD 5 el par y lo vendían en USD 11 al mayorista. Eso pasó de USD 13 para producción y USD 23 para el mayorista.

    Lilia Villavicencio, presidenta de Caltu, sostiene que la industria nacional del calzado recién despertó y le falta capacitación e inversión en mejor maquinaria.

    Villavicencio, asevera que en Ecuador todavía hay un mercado por atender, pero reconoce que sí hay que mejorar la calidad para ser más competitivos en diferentes mercados de todo el mundo.

    Xavier Cuesta, gerente de Plasticaucho, es más optimista y expone, en base a su experiencia, que el valor agregado para competir afuera se lo puede alcanzar con más inversión.

    En el país

    • La distribución. El 50% de los productores pertenecen a la provincia de Tungurahua; le sigue Azuay con el 18% y Pichincha con el 15%.
    • El tipo de calzado. Actualmente en el país, el 45% de calzado que se produce es de cuero; el 25% es inyectan; el 15% es deportivo; y el 15% es de plástico.
  • Los zapatos los convierte en obras de arte

    Redacción Cuenca

    El muro que tiene en la red social Facebook la firma beCo (zapatos pintados a mano) es una muestra de color y creatividad. Allí están las fotografías de los zapatos deportivos que pinta la cuencana Belén Cordero, en donde plasma libélulas, mariposas, flores, arco iris, corazones, búhos, estrellas, jirafas, vehículos, entre otros objetos.

    Ella cursa el octavo ciclo de la carrera de Diseño Textil y Modas en la Universidad del Azuay (UDA). Desde el 2010 empezó a comercializar estos zapatos para amigos y familiares. Al inicio sus ventas bordeaban los USD 70 al mes, en la actualidad promedian los 230.

    Una de sus clientas es Lía Cevallos, quien comercializa los zapatos en su tienda llamada Anacleta Coqueta Atelier, en el sur de Cuenca. Para ella, la línea beCo es creativa y alegre y por eso gusta a sus clientas. Los zapatos más vendidos son los de motivos animados y los que tienen mezcla de materiales y texturas. En cuanto al perfil del consumidor, dice Cevallos, es femenino entre 15 y 23 años.

    Cordero es dinámica y evidencia su pasión por el diseño. Observa flores, árboles, objetos y cómo visten las jóvenes, para identificar tendencias de moda para crear nuevos modelos y captar más consumidoras. Con esa capacidad de expectación dibuja sirenas, signos de paz, bailarinas, ‘cupcakes’ y estampados de cebra y leopardo, tipo animal ‘print’, que están de moda.

    Su oferta abarca más de 60 diseños y también recibe comentarios de sus clientas, para diseñar el calzado al gusto de ellas.

    Para la subdecana de la Facultad de Diseño de la UDA, Genoveva Malo, esta alumna se destaca por su creatividad, dedicación e innovación en cada uno de los proyectos que emprende.

    Esta estudiante, de 21 años, invirtió, el año pasado, USD 60 en pinceles y pintura textil, para mejorar su producción. También, abrió un muro de Facebook, que hasta el 25 de febrero tenía 643 ‘Me gusta’, que se asemeja a los seguidores. Mediante esta web, Cordero promociona sus productos y recibe pedidos. Es común leer comentarios de admiración y agradecimiento de sus consumidoras.

    Esta emprendedora también ha apuntado a ofertar calzado para los niños. Desde la talla 27, sus zapatos tienen dibujos de hadas, dragones, carros, osos, perros y cualquier diseño que desee el menor de edad. Para Adriana Castro, una de sus clientas, la habilidad y personalización de la iniciativa beCo es clave para llegar a más consumidores y atender, con éxito, a menores y adultos.

    Cordero no produce los zapatos sino que los compra a proveedores de la capital azuaya. Escoge calzado de tonalidades blancas, azules y grises para plasmar su creatividad. Los más comercializados son los que tienen fondo blanco con estampados de colores vivos como amarillo, verde, violeta, rojo, etc.

    UNIVERSIDAD DEL AZUAY USD 18 cuesta cada par de zapatos del emprendimiento beCo.

  • ‘La meta es abrir un local en Manhattan’

    Thalíe Ponce Redacción Guayaquil / LÍDERES

    En febrero, la diseñadora guayaquileña de calzado, Ile Miranda, inauguró un local en la ciudad de Pirmasens (Alemania). La semana pasada abrió otros dos locales en el país, en Quito y Cumbayá.

    ¿Por qué se escogió Alemania?
    Tengo una clienta que vive allá y vendía mis productos online. Luego (ella) participó en una feria de moda (en el 2012) y notó el ‘feedback’ positivo que tuvieron mis zapatos. Así, me propuso que invertiría en una tienda en la ciudad donde reside (Pirmasens).

    ¿Bajo qué esquema se realizó el negocio?
    Fue a través de una franquicia. No cobramos regalías; se trata de un contrato de exclusividad, como una venta al por mayor. Ellos colocan el pedido con dos meses de anticipación y los productos se envían a través de Correos del Ecuador.

    ¿De cuánto fue la inversión para la apertura de ese local?
    La franquiciada realizó una inversión de unos 40 000 euros (USD 48 000). El valor incluyó la adecuación del local de 80m², la compra de zapatos, la creación de un sitio web, entre otras cosas.

    ¿Cuál fue el mayor reto para incursionar en ese mercado?
    Que Pirmasens no es una ciudad principal. Pero siempre existe un nicho de mujeres desatendidas, amantes de la moda, indiferentemente de dónde vivan. Así, lo consideramos una oportunidad.

    ¿Cómo ha sido la acogida?
    Excelente. Ha sobrepasado nuestras expectativas. Allá se venden todas las colecciones: primavera, verano y otoño-invierno. También se comercializan las colecciones cápsula (mini colecciones).

    ¿Cuáles son las diferencias entre el mercado ecuatoriano y el europeo?
    Básicamente el estilo de vida. Las mujeres ecuatorianas usamos los tacos para el día. En cambio, en Europa, los usan para ocasiones especiales.

    ¿Esta tienda representa un primer paso para llegar al resto de Europa o incursionar en otros países?
    Definitivamente. Nuestra meta es llegar a Manhattan (Nueva York, EE.UU.). Este local en Alemania representa la oportunidad de abrir tiendas en otros países. Estamos en la etapa de investigación de mercado en México y Costa Rica. También queremos llegar a Japón.

    ¿Cuál es el mayor desafío al internacionalizar la marca?
    La calidad. No me lanzaba a hacerlo hasta no lograr una calidad de exportación. Los cueros son AAA; son italianos y muy costosos, lo cual eleva el precio final. Otro desafío es supervisar que el manejo de marca sea el adecuado. Para esto tenemos políticas de uso de marca.

    ¿Qué otras estrategias ha desarrollado dentro y fuera del país?
    Este año lanzaremos nuestra tienda virtual para vender a diferentes países. Además, vamos a participar en ferias internacionales de moda. A nivel nacional seguimos con nuestra campaña de marca, mostrando lo que los zapatos significan para nosotros. Recientemente abrimos dos tiendas a manera de franquicia: una en Quito y otra en Cumbayá.

    La marca

    En Guayaquil. Tiene tres puntos de venta entre Guayaquil y Samborondón. Están en los centros comerciales San Marino, Village Plaza y Río Centro Ceibos.

    En línea. Tiene una tienda virtual de la línea Ella me quiso. Sus poductos también se venden enclosetpurpura.com. Tiene 34 años.

  • 100 productores de calzado en una feria

    El Centro de Exposiciones Quito fue la sede de la Feria del Calzado, organizada por la Cámara del Calzado de Tungurahua (Caltu), la semana pasada. En la inauguración, Lilia Villavicencio, presidenta de Caltu, destacó la importancia de las políticas de gobierno para incentivar el crecimiento de la industria de zapatos.

    En el 2009, el Gobierno aplicó salvaguardias cambiarias y por balanza de pagos para frenar las importaciones de zapatos e incentivar e impulsar la producción. Un año más tarde estas se deshabilitaron para comenzar la aplicación de un arancel mixto que se encuentra todavía en vigencia.

    Luis Muñoz, subsecretario de Pequeñas y Medianas Empresas del Ministerio de Industrias, indicó que la producción aumentó de 15 millones en el 2007 a 30 millones el año pasado.

    Fernando Loja, propietario de Lofac Industria de Calzado quien actualmente produce 700 000 pares de zapatos en relación a los 300 000 que fabricaba anteriormente, confirma el crecimiento.

    Israel Herrera, gerente de la firma Capriana, declaró un aumento en su producción de entre 200 y 300 pares, mientras que antes elaboraba entre 500 y 600 pares semanales.

    Zapatos de tacón, ‘flats’, deportivos, mocasines, etc., formaron parte de los productos en la exposición. El calzado no se vendió individualmente, solo se concretaron negocios al por mayor.

    El evento reunió a 100 productores nacionales y extranjeros. En el sitio también se ofertaron insumos y otros productos elaborados con cuero como carteras.

    El Ministerio de Industrias muestra en sus cifras que las exportaciones crecieron de 10 millones de pares a 12 millones entre el 2007 y el 2012.

  • Giorgio Bottinelli: pisadas firmes y con estilo para el mercado femenino

    Xavier Montero C. Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Giorgio Bottinelli prefiere el colorido en sus diseños. En su calzado femenino se destacan los tacones altos, las plataformas con estampados florales y las flats puntiagudas de colores pasteles.

    El ‘animal print’ también figura en su catálogo y los detalles de pedrería constan en sus modelos exclusivos. Bottinelli, un zapatero italiano que está radicado en el país desde hace 13 años, ve plasmados sus diseños en su taller, que está ubicado en el norte de Guayaquil.

    La marca de Giorgio Bottinelli cumplió su primer lustro y actualmente se comercializa en cinco almacenes de Quito y Guayaquil. En el 2012 la firma logró ventas por USD 600 000 y para este año estima cerrar con una producción de 25 000 pares de zapatos de mujer.

    «Cuando los compré no creía que se trataba de calzado ecuatoriano, por la calidad de sus acabados y estilo que manejan en sus tiendas. He comprado tres pares en este último año», indica Rosa Aroca, clienta de Bottinelli. Para Sebastián Arcos, los diseños de Giorgio Bottinelli van ganando fanáticas en el mercado de Pichincha. Él y su hermano Esteban llevan dos años comercializando este calzado femenino y han abierto tres locales en el valle de Cumbayá. El primer local se abrió en el centro de esta parroquia y el segundo (2012), que tiene un área de 60 m², está en la Plaza del Rancho. Un tercer local de los socios de Bottinelli está en el edificio Plaza Coruña, en el norte de Quito, y tienen previsto una venta de 800 pares de zapatos de mujer durante este mes. Los hermanos Arcos y Bottinelli se conocieron hace siete años, en competencias de ciclismo de montaña que aún realizan.

    Bottinelli inició en este negocio motivado por su esposa Verónica y por su suegro, Jorge Varela. Su familia política está relacionada con la confección de zapatos desde hace tres décadas en Guayaquil.

    El italiano, para asumir el reto del diseño de sus propios modelos, se radicó unos meses en Colombia para aprender de maestros zapateros sobre la confección artesanal de calzado femenino. «Mi idea es revalorizar el trabajo manual de esta industria, hacer modelos personalizados, elegantes y perfectos, pues ser artesano no significa que sea un producto imperfecto», indica Bottinelli.

    Una veintena de artesanos se encargan de la confección de este calzado, cuya producción mensual bordea los 2 000 pares. Entre centenares de suelas y cueros sintéticos se confeccionan las punteras, respaldos y capelladas de sus modelos ‘prêt-à-porter’ que están destinados a la venta por catálogo. Allí también se fabrican los modelos exclusivos que se destinan a los mostradores de las tiendas en los centros comerciales.

    Matilde Tutivén se dedica a la venta por catálogo de los Giorgio Bottinelli desde hace tres meses. «Es un producto que gusta mucho tanto a mujeres de 14 a 28 años, amas de casa, señoritas y hasta a las oficinistas más exigentes. El mes pasado gané más de USD 200 en comisiones por lo que vendí», indica Tutivén.

    La proyección de Bottinelli es seguir creciendo en ciudades como Ibarra y Ambato y lanzar su sexto catálogo.

    Los modelos y tallas En sus inicios. Bottinelli comenzó diseñando y confeccionando con un maestro zapatero y materiales a crédito. El año anterior vendió 35 000 pares.

    Los más solicitados. Los tacones de las tallas 6 y 7 son los que más demanda tienen en sus tiendas y catálogos.

    La insignia

    Miriam Zamora. Secretaria administrativa

    ‘Es un orgullo hacer zapatos de tan alta calidad’

    Llevo cinco años y medio trabajando en Giorgio Botinelli. Me inicié en el inventario y ahora me desempeño como secretaria administrativa y operativa. He visto el crecimiento de nuestros productos desde confeccionar calzados convencionales a obras de arte.

    El trabajo es extenuante en mayo, junio y de octubre a diciembre, pero es un orgullo hacer zapatos tan bonitos y de tan alta calidad para las mujeres.

    En ocasiones es difícil lidiar con los artesanos en el taller. Los parámetros de confección que maneja Giorgio Botinelli no son los comunes en el mercado, pues la exigencia en cada detalle es lo que permite que una clienta regrese nuevamente a la tienda para llevarse otro par.

    Cada mes es un reto, pues lanzamos cinco colecciones al año y tenemos que reaprender el cómo se elabora cada modelo de tacones, de sandalias, etc.

    «La exigencia en cada detalle permite que una clienta regrese por otros zapatos».

  • D´aron superó la crisis que causó el ingreso del zapato chino

    Andreína Laines Redacción Guayaquil / LÍDERES

    A los 17 años, Nelson Arias abandonó su natal Guachapala (Azuay) para trabajar y estudiar en Guayaquil. Años después, luego de perder su empleo de vendedor de calzado, se propuso tener su empresa. Con esa idea y junto a dos colaboradores, en 1994, alquiló un local y montó un pequeño taller artesanal en el sur de Guayaquil.

    Hoy son 30 personas quienes confeccionan unos 300 pares de zapatos al día, para la marca de calzado D´Aron, en el mismo lugar en que empezó, que luego adquirió y en el que adecuó una planta.

    Cuando Arias empezó en este negocio mentalizó fabricar un calzado ecuatoriano de calidad, siempre con la idea de que su marca sea reconocida. El mercado de aquella época no apostaba por el producto elaborado en el país y Arias recuerda que sus posibles compradores le pedían «que imprima en sus calzados alguna marca conocida».

    Pese a eso, este emprendedor no desmayó y continuó vendiendo el calzado con su marca, incluso puerta a puerta. Arias visitaba, principalmente, algunos negocios de cantones de las provincias de El Oro, Los Ríos, Manabí y Guayas a los que mostraba el producto.

    «Mis primeros clientes me ayudaron a generar un capital para invertir en maquinaria. Fue difícil vender zapatos de una marca que no era conocida y que además es hecha en el país», recuerda.

    En su portafolio incluye unos 100 modelos de zapatos para hombres. Estos diseños han sido elaborados por él, también fabrica y dibuja algunas propuestas de calzado para mujeres y niños.

    Para crear un nuevo modelos de zapato, Arias cuenta que asiste a diferentes ferias de calzado. «El objetivo es conocer la tendencia y la moda, nuevas técnicas y maquinaria». El año pasado visitó una feria en Bolognia (Italia) y al regresar al país con nuevas ideas innovó diseños de zapatos y apostó por nuevos colores.

    Uno de los momentos críticos para esta empresa fue la competencia que provocó la llegada de los zapatos chinos al mercado a partir del 2001; y que casi lleva a este negocio a la quiebra. El calzado asiático -según Arias- se vendía desde USD 1, mientras que el precio de un par de zapatos nacionales costaba desde los USD 18. Recuerda que algunos artesanos quebraron, otros emigraron y que incluso obreros abandonaron sus empleos, porque no había producción.

    En medio de esa situación, D’Aron logró sostenerse en los años de mayor crisis, entre 2004 y el 2006. Durante este lapso su producción se redujo a unos 100 zapatos al día. Luego, Paulatinamente fue recuperándose. Hasta que en el 2010, indica el empresario, el Gobierno aplicó un impuesto mixto por la importación de cada par de zapatos, lo que impulsó el negocio.

    El 90% del cuero que usa este empresa es fabricado en curtiembres de la provincia de Tungurahua, el otro 10% es cuero importado, principalmente de Colombia. Las suelas son de origen nacional, colombiano o mexicano.

    El trabajo de fabricación es artesanal, aunque se han mejorado procesos y adquirido maquinaria de fabricación italiana. Por ejemplo, en el 2013 compró por USD 130 000 una máquina cortadora que incluye un sistema de diseño computarizado. Allí en un panel se dibujan las partes de cuero del zapato, que luego son cortadas por otra máquina.

    D’Aron distribuye su calzado a locales a escala nacional, uno de ellos es Mega Lady Sports que está ubicado en La Maná (Cotopaxi). A este suma otro en Piñas (El Oro). Su propietario, Darwin Unuzunso, distribuye desde ahí a otros cantones de esa provincia. Anualmente adquiere de 8 000 a 10 000 pares de zapatos para la venta, la mayoría de los pedidos, que los realiza de forma trimestral, es calzado para hombres.

    Unuzunso comenta que la calidad del producto es lo que atrae a los clientes, quienes ya reconocen la marca del calzado. La relación comercial entre ambos empresarios surgió hace unos seis años.

    Arias sostiene que pese a los inconvenientes, el negocio fue prosperando gracias a la calidad de su producto. Y añade que la meta es posicionar la marca D’Aron en todo el país. El año pasado abrió su propio local: Calzado D’Aron en un conocido comercial, que está ubicado en el centro de Guayaquil.

    El insignia

    Luis Mendoza, el más colaborador y Jefe de Bodega

    Llegué a esta empresa hace unos 14 años, cuando aún era un pequeño taller y elaborábamos pocos zapatos. Hoy hacemos más de 300 al día y entregamos el calzado a todas partes del país. Yo me encargo de que todo esté correcto; de que los despachos se hagan a tiempo y que la mercadería esté de acuerdo con los pedidos.

    Realizar un trabajo artesanal es una actividad muy minuciosa y cada detalle cuenta. Por eso, hay que hacerlo con mucho cuidado y paciencia. A lo largo de los años me he desempeñado en diferentes funciones y he ido aprendido de cada uno de los procesos que implica elaborar un zapato. Puedo señalar que cada área es importante para el producto final.

    La empresa ha ido creciendo poco a poco; hemos atravesado crisis, pero nos hemos mantenido. Lo importante es seguir fabricando un producto nacional que compita con cualquiera en calidad.

  • Emprendimiento familiar que se reinventa

    Redacción Guayaquil (I)

    Cuando Euclides Ronquillo (+) aprendió el oficio de los zapatos tenía unos 18 años. Comenzó como ayudante en una zapatería, pero al poco tiempo se independizó y puso su propio taller, en el sur de Guayaquil, precisamente en Letamendi y la calle 27.

    «Él comenzó solo, de lunes a sábado trabajaba hasta tarde y los domingos salía en la camioneta a vender los zapatos», recuerda Orlando Ronquillo, el segundo de los tres hijos del fundador de este negocio, que comenzó hace 30 años con el nombre de Calzado Lucy, pero que desde el 2008 se llama Coleguini.

    Entre risas, su hijo recuerda que ‘coleguini’ era el apodo que le pusieron los colegas de su padre al conocer el buen acabado de las piezas que elaboraba Ronquillo. «Le decían coleguini como si fuera colega, en italiano, porque tenía un toque italiano en el acabado», explica.

    En el 2008, cuando Euclides Ronquillo falleció, los tres hermanos: Álex, Orlando y Efrén, dejaron sus empleos en otras empresas y en el 2009 asumieron el mando del negocio y le cambiaron el nombre a Coleguini, en honor a su padre.

    Esta nueva marca, que además ya está patentada, fue solo el primer paso para el proceso de reinvención que los hermanos emprendieron con el negocio.

    La renovación más significativa fue el cambio en los canales de distribución. Hace un año y medio, los hermanos dejaron de vender el producto al por mayor a otras tiendas, y abrieron dos locales propios en Guayaquil. Uno está en el centro comercial Las Vitrinas, en la ciudadela Kennedy, y otro en la calle Víctor Emilio Estrada, en Urdesa.

    Nelly Álvarez es la administradora del local en Las Vitrinas. «Cuando comenzamos aquí, no nos conocían tanto, pero ahora sí. A la gente le gustan los modelos, porque son variados, son supercómodos, hasta yo los uso», cuenta.

    Junto con los nuevos puntos de venta, incursionaron en las ventas por catálogo. Los emprendedores aseguran que tienen unas 500 vendedoras activas en todo el país y se propusieron incrementar la capacidad de producción y la variedad de modelos, pues compraron dos nuevas máquinas que les permiten una producción de unos 1 000 pares a la semana. En el 2013, la facturación fue de USD 180 000.

    Alrededor de USD 50 000 de inversión representó este giro del negocio, cuenta Orlando Ronquillo.

    Mariella Castro, esposa de Ronquillo, comenzó a diseñar nuevos modelos para que las colecciones en los catálogos sean más variadas. «Antes, una colección de 10 modelos duraba hasta seis meses, ahora sacamos cada semana unos 10 modelos», cuenta Castro.

    Para dar a conocer la marca, añade ella, abrieron cuentas en redes sociales como Facebook e Instagram, en donde ya tienen 60 000 y 21 000 seguidores, respectivamente.

    Verónica Molina, que vende por catálogo en Quito, coincide con Castro. Cuenta que el éxito que ha tenido vendiendo el producto radica en que hay una amplia variedad de diseños. «Es un calzado cómodo, pero lo mejor es la variedad de modelos, porque las clientas tienen bastantes opciones para elegir, en colores, tallas, diseños».

    Ella agrega que espera que pronto se abra una tienda en Quito. En efecto, Ronquillo tiene entre sus planes abrir una tienda en la capital.

    30 empleados directos tiene calzado Coleguini.