La asociatividad da impulso a este chocolate

Marcel Bonilla

Chocounión es un proyecto para la elaboración de barras de cacao que tiene el apoyo técnico de la Universidad Católica de Esmeraldas y organismos internacionales. La marca refleja el nombre de una cooperativa agropecuaria que se formó dentro del proyecto para mejorar los medios de vida sostenible de la población rural de Quinindé.

Esta propuesta se trabaja con la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), la Pontificia Universidad Católica de Esmeraldas, el Fondo Religioso para la Salud y la Universidad Politécnica de Valencia-España.

Las 89 familias que son parte del proyecto cuentan con una pequeña planta artesanal de chocolate construida a un costo de USD 32 500 y ubicada en la parroquia La Unión, de Quinindé, donde ya se producen las barras.

Estas familias tienen 356 hectáreas de cacao y producen anualmente 2 848 quintales anuales. Ellas dan valor agregado a la pepa.

Las familias elaboran barras de chocolate dulces de 50 gramos. Las mujeres participan de ciclos cortos de comercialización y trabajan en el proceso para legalizar la cooperativa Chocounión.

Por ahora la producción es muy baja, pero la planta puede procesar hasta 1 200 barras de 50 gramos semanales. También puede elaborar bombones y la pasta de chocolate para chocolate casero.

Las barras están compuestas con cacao producido en las fincas de las socias que son parte de asociaciones como 11 de Noviembre, Revolución Verde y Ocasvi del recinto San Vicente, todos de Quinindé.

A través de la universidad, los socios han recibido capacitaciones en varias temáticas hasta llegar a constituir la cooperativa de producción agropecuaria, explica Tatiana Cañola, técnica de la Universidad Católica.

Uno de los módulos utilizados para la capacitación de los agroproductores fue dictado por docentes de la Universidad Católica, a los que se sumaron técnicos de entidades estatales como el Ministerio de Industrias, Arcsa y el Servicio de Rentas Internas

Una de las ventajas del proyecto es que todas las familias socias son productoras de cacao y colocan una determinada cantidad para la producción de las barras.

Alexandra Valencia, una de las beneficiarias del proyecto, explica que se trabaja con el cacao nacional para garantizar el aroma y sabor del producto. “Nosotras aportamos con 100 libras de cacao para darle valor agregado en nuestra fábrica artesanal”, señala Valencia.

La inversión del proyecto es de 200 000 euros, de ese monto 140 000 euros son financiados por la Agencia Española para la Cooperación Internacional, los 60 000 restantes son la contraparte de la Universidad Politécnica de Valencia y el Fondo Religioso de la Salud.

Elías Salazar, administrador del proyecto, explica que la iniciativa de elaborar chocolates tiene un alto componente social, porque apunta a terminar con la violencia económica contra la mujer, dándole protagonismo en el que prueben su capacidad para emprender.

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