Etiqueta: alimentos

  • Desde Pasochoa produce alimentos y cosméticos

    Redacción Sierra centro (I) redaccion@revistalideres.ec

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    La pequeña casa de Mariana Carvajal se convierte en un laboratorio tres veces a la semana en el barrio Pasochoa, al oriente de Ambato. La sala y la cocina se adecuan con baldes, ollas, cucharas y otros implementos que sirven para elaborar cosméticos y alimentos con granos y hierbas ancestrales. Sus productos llevan la marca Ecovie, que se relaciona con ecología y vida.

    La emprendedora, de 38 años, cuenta que en el 2012 su ilusión era vender leche de soya a sus amigos, familiares y vecinos. La necesidad de obtener un ingreso económico y elaborar dicha bebida le motivaron a capacitarse.

    Encontró un “papelito” en la calle donde le indicaban cómo hacer queso, yogur, productos de limpieza y de aseo personal. Invirtió USD 300 en el curso, que tuvo una duración de cuatro meses con el boliviano Edmundo Cabello.

    “Ella aprendió hacer leche de soya y a vender a los vecinos y amigos como era su ilusión. También ofrecía champú, jabón y yogurt en pequeñas cantidades”, cuenta su esposo, Víctor Cusñiay.

    En el 2015 la vendedora fue parte de las denominadas Ferias Ciudadanas, que se realizan en el mercado América los fines de semana. Para poder vender tuvo que ser parte de una asociación donde le ayudaron los técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

    “El primer fin de semana fue emocionante porque prepare 10 litros de leche de soya, de almendras y ajonjolí. También llevé dulces de sambo, mashua y camote. USD 15 fue la ganancia”, dice.

    Las siguientes semanas disminuyó la producción a cinco litros. Además, cambió la presentación de sus bebidas y dulces con nuevos embases.

    En 2016 Carvajal integró una asociación del cantón Píllaro. Los representantes le motivaron para participar en otras ferias en la provincia con sus productos.

    Allí promocionó leche de alpiste, leche de quinua, habas y arvejas tostadas tiernas. Estos productos no contienen colorantes, saborizantes y otros químicos. El vaso se comercializa a USD 0,50 y el litro parte desde USD 1,50.

    Otro de los logros de la emprendedora fue ser parte de Corporación Civil para el Desarrollo Económico de Ambato y Tungurahua (CorpoAmbato). La agencia de apoyo para los emprendedores le capacitó en imagen corporativa, plan de negocios, marketing, salubridad, entre otros.

    Los técnicos le asesoraron para conseguir el registro sanitario para alimentos y promocionar sus productos en ferias en Ambato, Quito, Guayaquil y otras ciudades. Mientras, una estudiante de la carrera de diseño de la Universidad Técnica de Ambato le elaboró el logotipo y la marca para alimentos y cosméticos.

    Los productos procesados con miel de abeja y mezclados con amaranto, quinua y granola se venden en una sola presentación. Los artículos de limpieza y de aseo personal que ofrece son jabón de manos con sábila, acondicionador capilar y crema.

    Además, cuenta en su portafolio de productos con champú para cabello en extractos de romero y ortiga negra, flores de manzanilla, miel de abeja, aceite de aguacate y extracto de papaya. Estos tienen un valor de entre USD 3 y 7.

    Mariana Carvajal promociona sus productos orgánicos Ecovie. Los fines de semana los vende en el mercado América, de Ambato. Foto: Fabián Maisanche / LÍDERES
    Mariana Carvajal promociona sus productos orgánicos Ecovie. Los fines de semana los vende en el mercado América, de Ambato. Foto: Fabián Maisanche / LÍDERES
  • Alimentos amazónicos para la alta cocina

    Evelyn Tapia

    Evelyn Tapia  (F) 
    Contenido intercultural

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    Las chakras son pequeñas extensiones de terreno en los que tradicionalmente las familias indígenas de la Amazonía cultivan sus alimentos. Se trata de un sistema de policultivos en los que, por ejemplo, crecen plantas como la guayusa, patasmuyo sacha ajo, palmito, entre otras.

    Marta Echavarría y su esposo, Jacob Olander, emprendieron en el 2016 un programa con el que llevan esos y otros frescos y todavía exóticos alimentos desde las chakras a las mesas de 10 restaurantes de alta cocina en Quito.

    Canopy Bridge es el nombre de esta iniciativa que provee unos 30 tipos de alimentos producidos por familias de comunidades Kichwa, principalmente asentados en Archidona (Napo); así como por comunidades cofanes y secoyas de otras zonas de la Amazonía.

    Unas 350 familias son parte de esta iniciativa, aunque no todas hacen entregas regularmente.
    Echavarría cuenta que la mayoría de las chakras están a cargo de mujeres que antes de ser parte de este proyecto cultivaban para consumo familiar o para comercializar en mercados de la zona.

    “El impacto que tiene el hecho de que se hayan convertido en generadoras de recursos es súper importante, porque los invierten en sus familias, en la educación de sus hijos”, comenta Echavarría.

    En su primer año de operaciones Canopy Bridge alcanzó USD 18 700 en ventas.
    La emprendedora añade que esta iniciativa ha tenido una excelente acogida entre cocineros que no solo están buscando sabores nuevos para sus platos, sino que además quieren revalorizar la comida ecuatoriana.

    Esta pareja llegó en 1995 a Ecuador: ella es colombiana y él es estadounidense. En ese año fundaron la empresa de servicios medioambientales, Ecodecisión.

    Durante 22 años, con esta empresa trabajaron junto a ONG y otras empresas en proyectos enfocados en biodiversidad, naturaleza “y en la gente que la cuida, para que este entorno se conserve y su trabajo se perpetúe”, cuenta Olander.

    Ese nexo movió a la pareja a emprender esta iniciativa que busca conservar las tradicionales formas de cultivo amazónicas.

    El potencial de Ecuador en este negocio, a diferencia de otros países amazónicos, es que la selva está a tres horas de la capital, dice Echavarría. Eso permite tener productos más frescos e incurrir en menores costos.

    El primer paso en este proyecto, recuerdan, fue crear una plataforma web (canopybridge.com). Allí se pueden registrar productores y compradores que buscan este tipo de insumos alimenticios.

    En el catálogo hay productos como la guayabilla, la uva de monte, la neapía o también conocido como ají negro, yuca amarilla, entre otros. Además ofrecen pesca fresca: cachama y paiche, por ejemplo, principalmente provista por comunidades cofanes.

    El segundo pilar de su trabajo fue alcanzar alianzas estratégicas. Así, la pareja se puso en contacto con el Ministerio de Agricultura y Ganadería y su programa Agenda de Transformación Productiva Amazónica (Atpa), con lo que lograron contactar a las primeras comunidades indígenas para comenzar a comprar los productos que ahora llegan a los restaurantes cada semana.

    Olander menciona que otra alianza importante es la que entablaron con la Universidad San Francisco de Quito. En la planta de ingeniería de alimentos de esta institución, Canopy Bridge desarrolla investigaciones con uno de los productos que mejor acogida ha tenido, el patasmuyo, también llamado cacao blanco .

    Los estudios que se realizan apuntan a que el producto obtenga un registro sanitario que le permita llegar a supermercados.

    Echavarría cuenta que esperan en el futuro tener una planta propia de distribución. Pero por ahora trabajan en un reto: el nivel de provisión. “Todavía es un problema la provisión de productos para responder a la demanda de los restaurantes. El reto es lograr que estos productos estén de manera regular en sus cartas”.

    Jacob Olander y Gabriela Albuja, de Canopy Bridge, junto a Norbert Muller, docente de la U. San Francisco. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Jacob Olander y Gabriela Albuja, de Canopy Bridge, junto a Norbert Muller, docente de la U. San Francisco. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un espacio para mostrar la oferta exportable alimenticia ecuatoriana

    Carolina Enriquez

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    Entre el 16 y el 19 de abril del 2018 los exportadores ecuatorianos de productos alimenticios podrán presentar su oferta en el Salón Internacional de Alimentación, Bebida & Food Service, Alimentaria 2018, que se llevará a cabo en Barcelona.

    Se trata del salón internacional de alimentos y bebidas más importante de España, según Pro Ecuador. “Un evento de referencia cuyos factores de éxito son la máxima especialización de su oferta, la innovación y vitrina a las tendencias del mercado europeo”.

    La entidad estatal gestionará la participación de los seleccionados a través de la modalidad de cooperación conjunta con empresas exportadoras.

    Pro Ecuador informó que para asistir los empresarios deben inscribirse hasta el próximo 15 de abril del 2018. Para ello tendrán que cancelar USD 3876,84 (más impuestos) y presentar el formulario de inscripción en línea y un certificado de no tener obligaciones pendientes con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

    Presentación del Salón Internacional de Alimentación, Bebida & Food Service, Alimentaria 2018. Foto: Instagram Alimentariabcn
    Presentación del Salón Internacional de Alimentación, Bebida & Food Service, Alimentaria 2018. Foto: Instagram Alimentariabcn
  • Cereales para el Ecuador y el mundo

    Redacción Quito

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    En 12 años, las operaciones de Fortesan dieron un giro al pasar de ser una pequeña empresa alimenticia a una industria que, incluso, maquila para compañías del sector en el exterior.

    Los orígenes de la compañía se remontan al deseo de cuatro socios por conformar un negocio que produjera alimentos saludables. Durante su primera década se centraron esfuerzos, exclusivamente, en la dotación para los programas sociales del Gobierno.

    Iván Larrea, presidente ejecutivo, explica que el principal objetivo era entregar alimentos nutritivos y de bajo costo. Entre los productos que elaboraban hasta el 2017 estaban coladas, granola, papillas, alimentos para madres embarazadas, entre otros.

    Actualmente, produce y distribuye barras para cereal y base para bebidas lácteas para el programa escolar. Este último producto se entrega en polvo para la fabricación del líquido.

    La transformación de la firma arrancó hace tres años. Se comenzó un proceso de investigación para lanzar su línea comercial; se invirtieron unos USD 2 millones en los últimos cinco años en plantas, maquinarias, equipos y capacitación para el personal.

    En el 2016 arrancó la producción y comercialización de los productos. Iniciaron con unos 10 para el mercado local y dos para exportación.

    Los socios, además, buscaron, “utilizar materias primas ancestrales como la quinua”. Actualmente, producen con este cereal en su presentación regular y orgánica; también otros productos andinos como el amaranto y la chía y, fuera de estos, el arroz.

    La compañía tiene dos líneas de producción en su segmento comercial. La primera es de marcas propias con cinco categorías de productos entre los que están barras, musli, granolas, arroz crocante, etc; la segunda es la maquila, para empresas nacionales e internacionales, que incluye la fabricación de hasta 20 tipos de cereales.

    Los productos de marca propia se venden con la marca Cereanola. Mientras que los maquilados los desarrolla la compañía, pero se comercializan con la marca del cliente; por ejemplo, en EE.UU. venden un cereal bajo el nombre de Quinoa Queen y a Canadá llega un ‘snack’ de sal que producen para la empresa Kuna Chía.

    Mario Baquerizo, gerente comercial de Fortesan, indica que maquilan para seis empresas en total.

    Una de las compañías para las que fabrican productos es Boss Bran. “Trabajamos con Fortesan hace unos ocho meses. Ha sido una excelente experiencia porque la empresa tiene una sólida capacidad de innovación y desarrollo de productos, un fuerte equipo comercial que entiende las necesidades del cliente, tiempos de respuestas rápidas, etc. Para nosotros ellos hacen barras de cereales, cereales, entre otros”, indica la compañía.

    Ahora, el 90% de la producción de Fortesan es para el mercado local y 10% para otros destinos.

    El Ministerio de Comercio Exterior destaca el hecho de que la compañía cuente con diferentes certificaciones como Kosher y BPM (buenas prácticas de manufactura), así como fabricación con producto orgánico. Para este año aspiran a contar con otra.

    Por todo ello, Fortesan forma parte del catálogo Ecuador Certificado, levantado por esta Cartera de Estado.

    ¿Qué le motivó a la compañía a crecer hacia el exterior? Su gerente responde que un mercado más grande, que está dispuesto a pagar por un producto de alta calidad.

    El desarrollo de la empresa también se aprecia en el tamaño de sus instalaciones. Cuando la firma inició tenía 450 metros cuadrados de construcción y ahora, 9 000 m² en el sector de Carcelén Industrial, en el norte de Quito.

    De una planta de producción pasó a cinco, para hacer ‘snacks’ de sal, harina para coladas en polvo, barras, granolas y musli, más los llamados cereales para desayuno. Al inicio producían 80 toneladas/mes y ahora, 600.

    El 20% de la producción se destina a la parte comercial y el resto para los programa del Gobierno. La meta es crecer en el primer segmento.

    La compañía está apuntando al mercado mexicano y también tiene interés por ingresar a la Unión Europea. De hecho, participó en una feria en Alemania donde sus productos, según Larrea, tuvieron aceptación.

    “Nos proyectamos como una empresa de alimentos basada en la creación y desarrollo de productos innovadores y con la mejor tecnología posible”, dice Larrea sobre la misión.

    Para todo ello han recibido el apoyo de Pro Ecuador. Asimismo, han logrado acceder a diferentes créditos por parte de la banca privada y la Corporación Financiera Nacional (CFN).

    Las cifras

    2 tipos de quinua utiliza la empresa para la fabricación de sus productos: orgánica y regular.

    12 sabores tienen los productos en las cinco categorías de marcas propias de la empresa.

    2 países han recibido productos de Fortesan: EE.UU. y Canadá. La empresa maquila para empresas.

    6 empresas  son aquellas para las que maquila. Ahora se está cerrando un negocio con una marca para enviar producto a EE.UU. y Colombia.

    Presidente
    Iván Larrea


    Fortesan fue un reto desde que me invitaron a participar en este proyecto. Lo dimensionamos y diseñamos de tal manera que sea ganador. Luego de 12 años, podemos decir que lo hemos logrado. Es una iniciativa en la que nos hemos desarrollado personalmente y aplicado nuestra formación y habilidades. En los primeros ocho años, todo lo que generábamos reinvertíamos. Eso nos ha permitido tener plantas con tecnología de punta y buenos equipos de trabajo.

    Una imagen de una de las cinco  plantas de la industria Fortesan. La firma de alimentos se encuentra ubicada en el sector de Carcelén Industrial. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Una imagen de una de las cinco plantas de la industria Fortesan. La firma de alimentos se encuentra ubicada en el sector de Carcelén Industrial. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Los alimentos orgánicos congelados llevan su sello

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La amistad que las une desde los tres años de edad es el pilar en el que se apoyan Adriana Sáenz y Rosana Cornejo. Ellas levantaron hace dos años Manqa Food, un emprendimiento enfocado en alimentos orgánicos congelados.

    La iniciativa salió a la luz en el garaje de la casa de los papás de Sáenz, en Tumbaco. Esta emprendedora decidió incursionar en el negocio de la comida orgánica por un tema de salud. “Siempre he comido de todo y lo sigo haciendo, pero luego de un quebranto en mi salud decidí apuntar a un nuevo modo de alimentarme”, cuenta en la pequeña planta procesadora que desde hace cuatros meses funciona en el centro de Cumbayá, al nororiente de Quito.

    Sáenz se inclinó por alimentos orgánicos; además dejó de lado las harinas blancas. Con la ayuda de su familia y la guía de Cornejo -quien sumó experiencia en firmas de alimentos- empezaron a surgir las primeras recetas de alimentos orgánicos congelados.

    Camarones encocados y pulpo fueron dos de los primeras fórmulas que probó este emprendimiento que apunta a convertirse en el mediano plazo en una B-Corp, es decir una empresa certificada como socialmente responsable.

    Sáenz y Cornejo apuntaron a los alimentos orgánicos congelados por varias razones: los nutrientes se mantienen, la facilidad en la preparación, las posibilidades de jugar con los tamaños y las presentaciones, entre otras.

    En el proceso, una de las personas claves fue Julio Avendaño, ex esposo de Sáenz y chef de profesión. Él ayudó en la elaboración de cerca de 50 recetas que hasta la fecha permiten tener una canasta de diez productos que se ofrecen en línea, en canales como una página web y un perfil de Facebook.

    Tentáculos de pulpo, canelones de quinua, masas para elaborar pizza, gratín de zanahoria y hasta pasteles de chocolate son parte de la oferta con la que este negocio suma clientes.
    Para arrancar, las emprendedoras invirtieron alrededor de USD 30 000 que sirvieron para las primeras pruebas, ingredientes, equipos, etc. Un ultracongelador es la máquina más preciada de este emprendimiento.

    Este equipo, que se asemeja a un horno industrial, permite congelar los alimentos a una velocidad sorprendente y es el ‘corazón’ de Manqa Food. “Lo que un congelador normal se demora unas 12 horas, el ultracongleador se toma unos 40 minutos”, explica Sáenz, mientras se asegura de que esté limpio y radiante en su exterior.

    Con el tiempo los pedidos fueron creciendo y las responsabilidades también. Para cubrir todos los frentes y mantener la calidad de los productos, las dos socias manejan una estructura de negocios muy organizada en la que cuentan todos los detalles: desde la recepción de la materia prima, el tipo de materiales para empacar, el trato con los clientes y el cumplimento de los pedidos. “Solo así nos aseguramos crecer de manera ordenada”, dice Sáenz.

    Una de las clientas de este negocio es Macarena Bustamante. Ella llega cada semana hasta la planta de procesamiento para comprar distintos productos. “Estos alimentos son fáciles de preparar, son de alta calidad y son muy nutritivos. En mi refrigeradora hay un espacio solo para Manqa Food”, dice esta madre de familia.

    Entre los retos que enfrenta esta microempresa está el cumplir con los pedidos. La iniciativa entrega sus productos en minimercados de Cumbayá y Tumbaco, en especial, pero también llega con pedidos a domicilio. La entrega la hace la propia Sáenz con ayuda de los padres de Cornejo, quien vive en España, pero se mantiene al tanto de la evolución del negocio.

    Adriana Sáenz es la cofundadora de Manqa Food. El negocio nació en Tumbaco y ahora opera en Cumbayá, donde tiene una pequeña planta para elaborar alimentos congelados. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Adriana Sáenz es la cofundadora de Manqa Food. El negocio nació en Tumbaco y ahora opera en Cumbayá, donde tiene una pequeña planta para elaborar alimentos congelados. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Los alimentos saludables son el eje de este grupo

    Redacción Quito

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    El trabajo en conjunto y el apoyo entre emprendedores son algunas de las premisas con las cuales labora Corporación Profitness.

    Esta iniciativa surgió en marzo del 2016 como una forma de promover hábitos de alimentación saludable e impulsar la comercialización de productos que se enfoquen en este propósito y sean de productores ecuatorianos.

    Con el apoyo familiar, Juan José Durán, actual gerente de la iniciativa, invirtió unos USD 15000, para hacer realidad esta idea.

    Corporación Profitness actualmente agrupa a tres emprendimientos: Cereales Andinos, con sus snacks de quinua; Quini, bebida gaseosa de jengibre; y Kinacu, gomitas de quinua y amaranto.

    Según Durán, los productos miembros se caracterizan por estar hechos con ingredientes innovadores y poseer altas propiedades nutricionales.

    Una de las estrategias para la comercialización de los productos es ofrecer “paquetes saludables” a los clientes. Estos combos contienen productos de los tres negocios, a precios más bajos.

    Hace seis meses, Quini entró a la Corporación. Su gerente, Paúl Guzmán, señala que este espacio es uno de los factores que le ha permitido impulsar su negocio. Para fin de año, Quini espera un crecimiento del 60% en relación con el 2016.

    De igual forma, Paúl Reyes, gerente general de Kinacu, emprendimiento asociado desde hace aproximadamente cuatro meses, señala que la Corporación permite un mejor posicionamiento estratégico de las marcas.

    Reyes destaca el apoyo mutuo. Por ejemplo, los negocios se impulsan unos a otros, a través de redes sociales o en ferias.

    Así, al cliente que le gusta las gomitas de Kinacu tiene además la oportunidad de conocer las bebidas de Quini.

    Para la empresa Cereales Andinos, con once años de trayectoria, la Corporación ha sido una ventana comercial para llegar a más consumidores.

    Uno de los factores importantes para Diego Chacón, gerente comercial de la empresa, es la promoción de hábitos de vida saludables, que la Corporación hace a través de campañas informativas.

    Los representantes de las marcas coinciden en que, hoy en día, las personas buscan alimentarse mejor, pero sin sacrificar el sabor de los productos.

    Por eso el grupo no se ha encasillado en un solo tipo de clientes. Durán explica que van desde clientes al por menor hasta grandes ventas en tiendas como Impulso Fitness Club y MPS Proteínas y Suplementos.

    Entre los objetivos a corto plazo, el negocio quiere ofrecer su variedad de productos a grandes cadenas de supermercados.

    Desde su surgimiento hasta la actualidad, Corporación Profitness ha servido como un espacio de impulso para los socios.

    Sin embargo, para el 2018, el propósito es empezar la producción de insumos propios, dice Durán.

    Uno de los objetivos del siguiente año es también incorporar aproximadamente a cuatro emprendedores más.

    “Estamos trabajando en productos saludables y buscamos más socios, sin generar rivalidad con los productos de nuestros asociados”, afirma Durán.

    Aunque este emprendimiento todavía se encuentra en fase de consolidación, Durán augura cifras positivas para este año. La facturación estimada para el 2018 es de USD 48 000..

    Juan José Durán, Diego Chacón y Paúl Guzmán son los representantes de las firmas de Corporación Profitness. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Juan José Durán, Diego Chacón y Paúl Guzmán son los representantes de las firmas de Corporación Profitness. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Se expande con granos andinos

    Mayra Pacheco. (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    El afán por rescatar los alimentos andinos motivó a Nelly Moreno, gerenta de la procesadora de Alimentos Gramolino, a aliarse con comunidades indígenas del país. Esta unión, que se concretó en el 2002, le ayudó a fortalecer la presencia de la quinua, el morocho, los chochos, los fréjoles, el garbanzo, el maíz, la lenteja y -ocho años después- el amaranto, en la mesa de las personas.

    Estos productos se ofrecen en granos, harinas y desde el año anterior, se cuenta con una bebida natural hecha con amaranto, uvilla y maracuyá. Esta se ofrece en envases de tetrapark.
    La selección y procesamiento de los granos se realiza en la planta ubicada en Tumbaco. Ahí, los trabajadores retiran las impurezas que existen en estos cereales, los muelen, de ser el caso, y luego se coloca en empaques para ser distribuidos. La bebida, en cambio, se hace con la empresa Lechera Andina S. A. del Ecuador.

    Para preparar estos productos, Gramolino se abastece de la producción de comunidades indígenas. Se trabaja con Mamamurucuna, Santa Rosa de Chalguayacu, Sumak Mikuy, Asociación de Rescate de Cultivos de Poalo, y otros productores particulares. En total son siete proveedores. Al inicio empezaron con dos.

    Con estas organizaciones se aplica una modalidad de comercio justo y los agricultores son retribuidos de manera equitativa. La idea es incentivar a la gente a seguir trabajando en el campo.

    Verónica Acosta, representante de Sumak Mikuy, menciona que comunidades indígenas de Cotacachi, en Imbabura, proveen anualmente 50 kilos de amaranto, 2 000 kilos de maracuyá y 1 000 kilos de uvilla.

    Además de motivar a que los agricultores produzcan, Gramolino busca que las personas incluyan alimentos nutritivos en su dieta. Moreno asegura que estos son buenos para la salud.
    De hecho, la experiencia que tuvo la gerente de esta empacadora le impulsó a incluir el amaranto en su línea de negocio en el 2010.

    Entonces, un diagnóstico médico refirió que Moreno tenía una inflamación en el cerebro que afectó a la producción de una hormona llamada serotonina, que contribuye a aliviar el estado de ánimo. Para su recuperación, su médico le recomendó dormir, pero los cuidados que requería su hijo Pedro José y la atención que demandaba su empresa le obligaron a buscar otras alternativas.

    Tras revisar información descubrió que el amaranto tiene un aminoácido que ayuda a producir serotonina, Así, este seudocereal se convirtió en el principal ingrediente de su dieta.
    Su madre, Nelly Peralta, incluía amaranto en la sopa, el arroz, postres y hasta en los jugos. Este tratamiento dio resultado y a los seis meses, la gerente de Gramolino se recuperó totalmente. “Mi mamá es quien comenzó con esta idea”, comenta Nelly Moreno.

    Al comprobar los resultados, Gramolino decidió incluir este seudocereal para compartir con otros las bondades del amaranto. Al igual que el resto de los granos, este se vende entero y en harina. Estos productos vienen en cajas que contienen entre 200 gramos y 250 gramos. Estos se comercializan en supermercados del país.

    Una vez que el amaranto en grano y harina tuvo acogida, Gramolino decidió innovar e industrializar la bebida de amaranto que preparaba Peralta, por recomendación de José Muñiz, gerente de comercialización de Tía.

    Para conseguir apoyo para este proyecto, Moreno visitó a los representantes de Tetrapark con una jarra de bebida de amaranto, uvilla y maracuyá y les convenció. La preparación y envasado se hace con Lechera Andina S. A, desde el 2016. El producto se llama Amati y viene en una presentación de 200 mililitros. Cuesta USD 1,25.

    Este producto este ha tenido aceptación en cadenas como Supermaxi, Fybeca, Medicity, Punto Natural, así como en tiendas especializadas en ‘súper foods’ y en el menú de instituciones educativas. Además es ofrecida en sitios turísticos como el hotel NapoWildlife, en el Tren Ecuador, en Sachaji, y está negociación con el hotel Gran Guayaquil y aerolíneas.

    Jiovany Rivadeneyra, representante de la comunidad Kichwa Añangu, menciona que Amati es parte del ‘box lunch’ de los turistas que visitan los hoteles que administra esta asociación en el parque Yasuní, desde hace un mes. Este fue elegido, porque es natural. En promedio se compran 400 bebidas cada mes. “Es muy bueno”.

    Gramolino trabaja también para exportar la bebida de Amaranto e incluir nuevos productos: snacks de frutas con amaranto y arroz con amaranto.

    La gerenta
    Nelly Moreno

    Por lo general, al inicio los emprendedores gastan mucho en maquinaría, pero hay otras empresas que a veces tienen estos equipos parados sin producir la mitad del tiempo o más. Entonces, una manera de optimizar costos y de ayudar a otro con sus costos fijos es hacer alianzas. Así hemos roto esquemas, Amati siendo un producto de una Mipymes se comercializa en un envase Tetrapark. Esta se produce en la planta de una empresa que tiene trayectoria.

    En la Procesadora de Alimentos Gramolino, ubicada en Tumbaco, se selecciona los granos y luego se los empaca para distribuirlos a tiendas y supermercados del país. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    En la Procesadora de Alimentos Gramolino, ubicada en Tumbaco, se selecciona los granos y luego se los empaca para distribuirlos a tiendas y supermercados del país. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Superalimentos de exportación

    Modesto Moreta

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    Los superalimentos son la oferta con la que una empresa ecuatoriana se abre mercado en el extranjero. Se trata de Kunachía, la firma ecuatoriana que sentó raíces en el 2014 con la producción y comercialización de chía para el abastecimiento del mercado local con una producción de 100 toneladas anuales.

    La calidad de su producto le permitió en el 2015 ingresar a Colombia y posteriormente a Panamá. Es más, puso en el mercado otro producto estrella: la quinua blanca. Eso ayudó a que sus productos se promocionen y comercialicen en más de 400 locales y cadenas de supermercados a escala nacional.

    Además, se exportó a Colombia, Panamá, EE.UU. y Canadá. En el 2015, las ventas alcanzaron USD 2,5 millones. Pero el año pasado, la difícil situación económica del país hizo que la demanda de sus productos bajara y las ventas se situaron en USD 1,5 millones.

    A pesar de eso los ejecutivos de la firma decidieron abrir el abanico presentando nuevos productos denominados superalimentos o ‘superfoods’. Carlos Gutiérrez, gerente de Kunachía, cuenta que se denominan así porque ayudan en la nutrición de las personas.

    Cita por ejemplo a la chía que es un alimento que contiene Omega 3 y 6 que contribuye a controlar el colesterol y evitar problemas cardiacos. La fibra ayuda a la digestión. Esas propiedades permitieron innovar y presentar en el mercado nuevos productos con probióticos que aportan a la recuperación de la flora intestinal y evita enfermedades.

    “Se hicieron estudios con los que se determinó que el alimento protege la flora intestinal. El 80% de la salud de la persona se basa en su flora intestinal”, menciona Gutiérrez.

    También, en la lista se incluyó a la quinua con vegetales y una mezcla de brócoli, alfalfa, hierba de cebada, spirulina, jengibre, espinaca orgánica y probióticos. El polvo se lo puede disolver en jugos o batidos. “La idea es que los niños y la gente que no tiene una ingesta correcta de vegetales puedan incluirlos en sus bebidas”.

    Estos ‘superalimentos’ fueron presentados en Estados Unidos el año pasado. En los próximos días se promocionará a escala nacional. Otro de los ítems de la empresa es la elaboración de harina de quinua y de plátano 100% orgánicas, sin el uso de químicos ni fertilizantes.

    Los ejecutivos de la empresa Kunachía tienen previsto que desde julio de este año se amplíe la oferta de comercialización de sus productos con las características de superalimentos. Estos se venderán en 2 000 supermercados de la cadena más grande de los Estados Unidos: Wal-Mart Stores, Inc. Se proyecta vender 400 toneladas anuales con los dos productos industrializados.

    Los alimentos que estarán en las perchas son Organic Quinoa Flour (Harina de Quinoa Orgánica) y Organic Green Banana Flour (Harina de Banano Orgánico), ambos con materia prima netamente ecuatoriana.

    Kunachía en el 2016 invirtió USD 400 000 en la instalación de una planta procesadora. Esta se encuentra ubicada en el Parque Industrial Ambato, en Tungurahua. Su localización es parte de la estrategia de expansión y comercialización de sus productos.

    Gutiérrez dice que la innovación hacia la tendencia del consumidor por los superalimentos representa para Kunachía la oportunidad de fomentar la producción nacional y el valor agregado en la trazabilidad del producto para su comercialización a nivel internacional.

    Alrededor de 500 productores ecuatorianos de quinua y banano intervienen en este proceso a través de la generación de empleo directo. Asimismo, 12 personas trabajan en la planta de producción y con alianzas estratégicas cuenta con 30 trabajadores más en el cantón de Naranjal, en Guayas. Allí se produce el banano orgánico para la elaboración de la harina.

    En agosto de este año saldrá al mercado el primer superalimento o snack saludable elaborado con quinua, chía y probióticos. Los sabores serán de queso, picante, tomate y albahaca. Se comercializará en el Ecuador y EE.UU.

    Santiago Stacey, fundador de Kunachía, destaca los avances tecnológicos y el ‘know-how’ que Livekuna posee en la actualidad. “Llevamos adelante un reto que será de gran trascendencia para el sector de los superalimentos con productos orgánicos”, dice este empresario ecuatoriano al hablar del futuro de la firma.

    Carlos Gutiérrez (centro), gerente de la Corporación Kunachía, junto con sus colaboradores en la planta procesadora localizada en el Parque Industrial Ambato. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
    Carlos Gutiérrez (centro), gerente de la Corporación Kunachía, junto con sus colaboradores en la planta procesadora localizada en el Parque Industrial Ambato. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
  • Pilas y alimentos son parte de una alianza social

    Redacción Guayaquil

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    Calbaq emprende desde marzo de este año un nuevo proyecto de responsabilidad social denominado Ponte pilas con el Banco de Alimentos Diakonía y Duracell. Esta empresa ecuatoriana se dedica a la fabricación y comercialización de productos de limpieza para el hogar y cuidado personal. Además, desde el 2016 es la representante para el Ecuador de la marca Duracell.

    Para llevar a cabo su proyecto de responsabilidad social firmó el 24 de marzo una alianza estratégica con el banco de alimentos Diakonía. Esta institución trabaja para reducir el hambre en los sectores más vulnerables de Guayaquil a través de la recuperación de alimentos que están próximos a su fecha de expiración, para posteriormente donarlos.

    Según Francisco Jarrín, gerente general de Calbaq, la alianza estratégica abarca dos objetivos. El primero, consiste en el patrocinio anual de USD 12 000 que la empresa entrega al Banco de Alimentos para que los utilice dentro de sus programas de ayuda social.
    El segundo consiste en la donación de 142 128 estuches de pilas doble A y 13 444 estuches de baterías triple A, ambas de marca Duracell.

    Ese monto de baterías representa un valor comercial aproximado de USD 426 000. Las pilas Duracell serán entregadas gratuitamente a los niños de escuelas de la Arquidiócesis de Guayaquil, a través de las agencias beneficiarias del Banco de Alimentos.

    Verónica Sión, presidenta de Diakonía, explica que como parte de la alianza estratégica se contempla el lanzamiento de una campaña que promueva el canje de pilas por alimentos en autoservicios. “También se motivará en colegios (con mayor poder adquisitivo), por ejemplo, que entreguen un kilo de alimentos y como contraparte nosotros le entregamos dos o tres estuches de pilas Duracell”.

    El proyecto se encuentra en etapa de recopilación de información. Según el censo realizado en esta etapa, dice Sión, se identificaron 29 escuelas con las cuales iniciarán en junio la primera fase de distribución.

    Según Jarrín, uno de los propósitos de trabajar con la marca Duracell es reposicionarla y volverla número uno en el país.

    Una de las principales características de estas pilas importadas es que son alcalinas y por lo tanto “más amigables” con el medioambiente; son hechas sin carbón y constituyen las de mayor venta a escala nacional. “La responsabilidad social contempla hacer una campaña de educación para comunicar que este tipo de pilas son mejores porque duran diez veces más que las baterías de carbón y zinc”, comenta el gerente general de Calbaq.

    La empresa, además, ha emprendido en años anteriores varios proyectos de ayuda social junto al Banco de Alimentos Diakonía. En el 2016 se unieron a la campaña Walking is good, “Calorías x Calorías”, que consistió en una caminata contra el hambre, en la cual, Calbaq fue el principal patrocinador del evento.

    Un empleado de Calbaq revisa las pilas que se entregan al Banco de Alimentos Diakonía, en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Un empleado de Calbaq revisa las pilas que se entregan al Banco de Alimentos Diakonía, en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Los alimentos que más gasto generan son pan, arroz y gaseosas

    Carolina Enríquez y Pedro Maldonado

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    Es una tendencia que se mantiene en el Ecuador al menos desde el 2007. El pan, el arroz blanco y las gaseosas son los productos alimenticios que más consumen los hogares ecuatorianos.

    Así lo señala la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares urbanos y rurales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Los datos más recientes son del 2012, pero David Vera, director de la entidad estatal, indica que en la medición que se realice este año lo más probable es que la tendencia de consumo siga igual.

    Según la encuesta del INEC, en el 2012 los hogares ecuatorianos gastaron USD 34,3 millones en pan corriente, 33,7 millones en arroz blanco y 20,6 millones en colas y/o bebidas gaseosas. Además indica que el canal más utilizado para adquirir estos y otros productos alimenticios son las tiendas de barrio, bodegas y distribuidores (ver gráfico).
    En esta suerte de ‘top ten’ de productos también figuran la leche entera en funda; pechugas, alas y piernas de pollo; gallina entera; queso de mesa; aceite vegetal de palma africana; huevos de granja y agua sin gas purificada.

    El tema, más allá de lo nutricional, permite ver con claridad los hábitos de consumo de los ecuatorianos. Vera explica que la Encuesta de Ingresos y Gastos se realiza cada cinco años. “No se hace tan seguido porque la estructura de gasto de los hogares no varía diametralmente. En la anterior encuesta, en el 2007, se veía un comportamiento similar. No ha cambiado la estructura del consumo”. Por eso, dice, el pan, el arroz y las gaseosas siempre están en la parte más alta de la lista.

    Para Christian Wahli, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), en Ecuador existen sectores populares que necesitan energía de bajo costo. “En este contexto, es evidente que el consumo de arroz, pan y colas responde a esa necesidad. Lo que sí resulta grave es que en el país una de cada cuatro personas suple sus necesidades de proteínas con el consumo de arroz, lo que representa cinco tazas de arroz cocinado por día”.

    El vocero de Anfab indica que el consumo de estos tres productos incide de manera importante en el sobrepeso y la obesidad que se observan hoy en día en Ecuador.
    Vera coincide con Wahli. Para el director del INEC surge una disyuntiva: desincentivar el consumo de ciertos productos implica un golpe económico para esos segmentos.

    Además, Vera menciona que cuando se habla del consumo de alimentos procesados o industrializados surge también el tema de nuevos impuestos. “Es una realidad que ocurre no solo en Ecuador sino a escala mundial. El reto para empresas de alimentos, autoridades y consumidores es llegar a un equilibrio”.

    Voceros de firmas que elaboran pan y gaseosas, y que comercializan arroz tienen su postura. Ellos coinciden en que sus respectivos productos tienen demanda por la calidad que ofrecen a los consumidores. Pero también reconocen que para seguir compitiendo en el mercado diversificaron sus productos y los adaptan al gusto de los clientes acorde con las nuevas tendencias globales que promueven una alimentación más saludable (ver página 13).

    Un negocio sacrificado que rinde cuando hay variedad y calidad

    En Ecuador, el consumo anual per cápita de pan es de alrededor de 40 kilogramos. Así lo aseguran representantes de panificadoras.

    Este producto encabeza la lista de alimentos que más consumen los hogares ecuatorianos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La misma entidad asegura que la compra de pan está concentrada en las tiendas de barrio.

    El INEC también sostiene que la elaboración de pan y otros productos de panadería tiene ventas en crecimiento. Entre el 2012 y el 2015, el monto de ventas pasó de USD 276 millones a 301 millones. Además hasta hace dos años se contabilizaban 5 120 empresas o negocios dedicados a elaborar pan, a escala nacional, según las mismas estadísticas del INEC.

    En Quito Panadería La Unión y Panificadora Ambato son dos de los actores de este segmento.

    El primer negocio lleva 29 años en el mercado y en la actualidad tiene nueve locales en Quito y los valles. Cada día Panadería La Unión elabora y vende entre
    85 000 y 90 000 panes.

    Su fundador y representante, Joselito Cobo, cuenta que las ventas crecen un 13% anual. “Para esto la clave es ofrecer un servicio de calidad a los clientes. Nuestros locales se han convertido en puntos de encuentro para familias, amigos y empresarios”.

    Cobo cuenta que otra de las claves es estudiar los hábitos de consumo de las personas. “Eso nos ha ayudado a diversificar el producto. Hoy ofertamos pan enriquecido con cereales, con queso, linaza, quinua… La gente busca estas nuevas variedades y lo consume en nuestros locales o en sus hogares”.

    En la Panificadora Ambato también apuntan a ofrecer una atención de calidad y “una experiencia de compra”, en palabras de Patricio Anda, gerente General de esta empresa que funciona en Quito desde 1978.

    Según Anda, el pan es un negocio rendidor cuando se logra mantener consistencia en la marca y se ofrece un producto de calidad. “Así se gana reputación”, dice el vocero de esta cadena que tiene 41 locales en la capital.

    Otras dos claves que menciona Anda son la innovación y la aplicación de estrategias comerciales que ayuden a satisfacer al mercado. “El pan se vende muy en la mañana o al final de la tarde, al regreso a casa. En esos momentos no podemos fallarle al cliente que confía en nosotros”.

    En la Panificadora Ambato se despachan cada día alrededor de 17 000 panes; estos se elaboran en la planta que funciona en la avenida América, en el norte de la ciudad. El trabajo de logística es vital, dice Anda, y para eso se cuenta con una flota de siete camiones que reparten los panes y las pasteles

    Para Anda el pan es un negocio interesante, pero difícil “porque es un producto que dura horas”.

    Este cereal es el alimento básico de las comidas del ecuatoriano

    El 30% del alimento que consume el ecuatoriano al día es arroz. Así lo explica Javier Chon, presidente de la Corporación de Industriales Arroceros del Ecuador (Corpcom).
    Este cereal, de hecho, es el segundo producto alimenticio de mayor consumo en el país, de acuerdo a la Encuesta nacional de ingresos y gastos 2011 – 2012, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    Actualmente, existen 320 000 hectáreas sembradas en Ecuador. El 60% de la producción se concentra en Guayas, 30% en Los Ríos y el resto en Loja y Manabí.
    Además se cuentan 75 000 productores en el país, la mayoría son familias dedicadas a su cultivo.

    Chon explica que, actualmente, el sector debe enfrentar el impacto del fuerte invierno. Entre enero y abril de este año se han perdido 6 000 hectáreas (ha), lo que implica unos USD 4 millones de afectación para los agricultores.

    Esto, sin embargo, no implica que vaya a existir problemas de desabastecimiento. Ello debido a que sí se sembró arroz en tierras altas y con mayor humedad se prevé que la próxima cosecha, esperada para mayo, sea abundante. “Esto permitiría, incluso, generación de excedentes, lo que nos llevaría a exportar. Hemos tenido acercamientos con Colombia para analizar esta posibilidad y ellos están abiertos para recibirnos”, manifiesta Chon.

    Para este año, podría haber un crecimiento de la producción de 5%. A escala nacional, el año pasado se produjeron un total de 660 000 toneladas, durante las tres cosechas anuales.

    Aproximadamente, el 85% de lo que se produce es para el consumo local. Los lugares en los que más se vende el producto son las tiendas de barrio, bodegas y distribuidores a escala nacional.

    José Ambuludí, propietario de la proveedora J A dentro del mercado Mayorista de Quito, explica que el 70% de lo que vende en su local es arroz. “La gente compra por valor y calidad. Hace seis meses hemos mantenido los precios. El quintal de super flor está entre USD 57 y 55, el de tipo medio en 43 y el corriente en 40”.

    Los principales compradores de este negocios son restaurantes y hoteles, principalmente chifas. Sin embargo, también hay consumidores de los hogares que compran a diario este cereal.

    Ambuludí explica que el producto es la base del desayuno, almuerzo y merienda de los ecuatorianos. Lo propio lo confirma Washington Núñez, vicepresidente de la Corporación Nacional de Organizaciones de Productores Arroceros.

    Núñez dice que el invierno ha impactado a la producción de provincias como Los Ríos. El calor y el frío extremo, además, daña las fotocélulas de la planta.

    Sin embargo, comparte lo que indicó Chon con relación a que no habrá desabastecimiento. Eso lo confirman los vendedores.

    El consumo es mayor en los hogares de las zonas urbanas

    En la lista del INEC las bebidas gaseosas son el tercer producto de mayor consumo en los hogares. En el 2012 las familias destinaron USD 20,6 millones para este producto.
    No obstante, vale mencionar que al desagregar el consumo por áreas urbana y rural, se evidencia que el consumo de este producto sale del podio. Así se tiene que en los hogares urbanos las gaseosas se ubican en el cuarto lugar del listado del INEC (con un consumo de USD 15,7 millones); y en las zonas rurales cae al quinto puesto (USD 4,8 millones).

    La tercera ubicación del consolidado total resulta por la suma de los montos. Allí el consumo de gaseosas o colas supera a alimentos como leche en funda, pollo, queso, aceite vegetal de palma y otros , según el INEC.

    Carlos Sarche, gerente de Negocios de Orangine, explica que el consumo de sus jugos burbujeantes (gasificados), hechos con frutas, se ha transmitido de generación en generación por los consumidores ecuatorianos.

    El representante de Orangine cuenta que la demanda creció en el 2016 frente al 2015, aunque no precisa cifras ni porcentajes. Solo señala que hay mucho interés en sus productos.

    Actualmente, Orangine se comercializa con mayor fuerza en Pichincha. En esa provincia se consume el 40% de la producción. También existe alta preferencia en la Costa, principalmente en Guayas. Y luego se ubica Azuay.

    Sarche explica que el producto se comercializa a través de dos canales: moderno y tradicional. Esto implica supermercados en el primer caso y tiendas, restaurantes y otros locales en el segundo.

    Según el INEC, la elaboración de bebidas no alcohólicas embotelladas, en las que se considera a las gaseosas, generó ventas por USD 1 015 millones en el 2015, manteniendo un crecimiento constante, por lo menos desde el 2012 cuando las ventas fueron por USD 746 millones.

    Una de las principales protagonistas de este segmento es Coca Cola. Pierangela Sierra, gerenta de Marketing de Coca Cola en Ecuador, explicó, en una entrevista concedida a LÍDERES a inicios de marzo pasado, que el consumidor ecuatoriano de gaseosas ha evolucionado de manera muy positiva. “Ha introducido en sus habitos de consumo en general productos con más innovaciones y con componentes nutricionales”.

    Según Sierra, el comprador de estas bebidas demanda productos más específicos y relacionados con una mejor salud. “Educar al consumidor y buscar nuevas ha sido un camino retador”.

    El consumo de gaseosas viene creciendo. En el 2010 el consumo per cápita estaba en 46,9 litros,según datos de la consultora Euromonitor. Y en el 2015, el ecuatoriano tomó un promedio de 49,3 litros.

    Una mujer observa las góndolas de un supermercado , en las que se oferta arroz. Según el INEC, este es uno de los tres principales productos que consumen los hogares ecuatorianos. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Una mujer observa las góndolas de un supermercado , en las que se oferta arroz. Según el INEC, este es uno de los tres principales productos que consumen los hogares ecuatorianos. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES