Etiqueta: ambiente

  • ‘Boom’ de las mascarillas y sus efectos adversos

    Sharom Lam   (I)
    Hong Kong, Agencia Reuters

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    El brote de covid-19 es lo mejor que le ha pasado a la industria de las mascarillas, pero va a ser necesario hacer una limpieza. Entre los efectos secundarios del ‘boom’ se encuentran peleas diplomáticas, escándalos sobre la calidad, estafa y fraude. Lidiar con el exceso de capacidad y una montaña creciente de residuos de polipropileno será un auténtico quebradero de cabeza.

    El miedo a la enfermedad es un motor fiable para el consumo. Dada la desesperación de las autoridades por abastecer a los asustados electores, las empresas con la maquinaria adecuada convirtieron rápidamente las líneas de fabricación para producir equipo de protección individual, conocido como EPI. La empresa 3M dijo que la demanda de mascarillas N95 en el sector de la salud de EE.UU. aumentó hasta 40 veces respecto a los niveles prepandémicos.
    Al mismo tiempo, un ejército de intermediarios, especuladores y defraudadores entraron en acción para satisfacer la demanda.

    La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo proyecta que las ventas anuales de mascarillas aumentarán más de 200 veces hasta alcanzar USD 166 000 millones en 2020.

    Este incremento podría no ser suficiente para saciar el mercado actual. A nivel mundial, 3M ha duplicado la producción de sus respiradores N95 desde enero, y está en camino de producir 2 000 millones para finales del 2020. Sin embargo, la compañía cree que la demanda de los N95 y otros respiradores todavía excede la capacidad de toda la industria.

    China ya representaba aproximadamente la mitad de la producción mundial de mascarillas al comienzo de la crisis, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Es posible que ahora cuente con más, dada la rapidez con la que sus ágiles responsables de fábricas se volcaron a la fabricación de EPI.

    El fabricante de coches eléctricos chino BYD, por ejemplo, se puso en acción y firmó acuerdos de suministro con el japonés SoftBank y el estado de California, entre otros; ahora sostiene que es el mayor fabricante de mascarillas del mundo. El grupo de comercio minorista estadounidense Gap vendió USD 130 millones en mascarillas en el segundo trimestre.

    La pandemia también impulsó productos de mejor imagen, aunque menos eficaces desde el punto de vista médico, entre ellos, mascarillas deportivas transpirables y artículos de moda como el protector facial de Louis Vuitton, con incrustaciones de oro.

    Las proyecciones de la industriadicen quepor una eventual recuperación  económica, con la vacuna, el sector de mascarillas podrá irse a pique.
    Las proyecciones de la industriadicen quepor una eventual recuperación
    económica, con la vacuna, el sector de mascarillas podrá irse a pique.

    Auge y caída
    La competencia por el abastecimiento hizo que muchos países impusieran restricciones a la exportación, lo que generó grandes beneficios para los contrabandistas. La escasez animó a los aficionados y a los estafadores a lanzarse a la industria con resultados previsibles. Un conocedor de la industria dijo que en las primeras fases del brote, una pequeña empresa podía establecer una simple línea de producción por alrededor de USD 200 000 en tan solo dos semanas; el producto de esas actividades a menudo terminaba suspendiendo las pruebas de control de calidad.

    También hay muchos intermediarios, no todos ellos cualificados u honestos, que conectaban a los clientes con los proveedores por una tarifa. En marzo, el Gobierno de Hong Kong adquirió más de 6 millones de mascarillas quirúrgicas con una marca comercial falsificada, de las cuales se distribuyeron alrededor de la mitad, según informó el South China Morning Post.

    También habrá un coste medioambiental. Alrededor del 75% del plástico relacionado con el coronavirus -incluyendo las mascarillas diseñadas para un solo uso- irá a parar a vertederos, ríos y océanos. Se trata de una enorme cantidad de material derivado del petróleo; en abril, China produjo casi mil millones de máscaras al día, según datos de un informe del diario estatal People’s Daily. Muchos de los millones de máscaras desechadas han empezado a inundar las playas y los senderos naturales de Hong Kong.

    A medida que la actividad económica se normalice, casi todos los demás sectores se beneficiarán, salvo el de las mascarillas, que puede acabar con un excedente. 

    Un grupo de trabajadores labora en una fábrica de mascarillas en Shanghái. China produjo casi mil millones de máscaras al día, según datos de un informe del diario estatal People’s Daily. Foto: Reuters
    Un grupo de trabajadores labora en una fábrica de mascarillas en Shanghái. China produjo casi mil millones de máscaras al día, según datos de un informe del diario estatal People’s Daily. Foto: Reuters
  • USD 20 millones para financiar a los proyectos con impacto positivo al ambiente

    Giovanni Astudillo (I)

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    El FMO (Dutch Entrepreneurial Development Bank) entregó un crédito por USD 20 millones al Banco Bolivariano. Estos fondos se destinarán a incrementar el financiamiento para apoyar al sector productivo, en proyectos con impacto positivo en el ambiente.

    El FMO es un banco de desarrollo empresarial holandés, que invierte en más de 85 países. Su objetivo es apoyar la generación de empleos e ingresos. Además, ayuda a las empresas a operar y crecer de manera transparente de una manera ambiental y socialmente responsable.

    “Con este préstamo impulsaremos la reactivación económica, a través de diversos mecanismos de financiamiento, como nuestro reciente lanzamiento Contigo Avanzamos, que brinda beneficios preferenciales a nuestros clientes”, dijo el gerente de Finanzas de Banco Bolivariano, José Medina.

    Los recursos se destinarán para proyectos denominados verdes. Es decir, de energía renovable, eficiencia energética, asesoría ambiental y planes de responsabilidad social.

    En la imagen personas que trabajan en el Banco Bolivariano. Esa entidad financiera recibió un préstamo y los fondos se destinarán para apoyar al sector productivo, en proyectos con impacto positivo en el ambiente. Foto: cortesía Banco Bolivariano
    En la imagen personas que trabajan en el Banco Bolivariano. Esa entidad financiera recibió un préstamo y los fondos se destinarán para apoyar al sector productivo, en proyectos con impacto positivo en el ambiente. Foto: cortesía Banco Bolivariano
  • Samanta Villegas: ‘Podemos salir de la pobreza respetando el ambiente’

    Alberto Araujo (I)

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    A su corta edad sus ideas y análisis ya han sido recogidos por publicaciones de las Naciones Unidas, respecto al cambio climático y otras problemáticas ambientales. Samanta E. Villegas estudió Economía en la PUCE pero su corazón y sus estudios de postgrado en Europa la llevaron a trabajar sobre el medio ambiente. Su visión, desde la economía, es lograr que las necesidades de las personas queden satisfechas mientras se garantiza la sostenibilidad ambiental del planeta.

    Pasión por el planeta
    “Cuando era niña, mi padre (que era parte del Ejército) me llevó a un curso de supervivencia en la Amazonía. Una de las últimas pruebas era subirnos a un árbol para tener una georeferencia de dónde estábamos. Al subir me impresionó la vista. Veía un mar de árboles y al fondo el río Napo. Y dije: ‘Esto es lo que quiero hacer en mi vida.’ En la universidad, seguí la carrera de Economía pero paralelamente hacía voluntariados enfocados en la temática ambiental y esto me llevó a aprender mucho sobre la comunidades locales, el ambiente y los organismos nacionales e internacionales.

    La economía y el ambiente
    “Ser economista ambiental no es muy común. Cuando terminé de estudiar Economía, tuve algunos empleos tradicionales, por ejemplo, en el área de los seguros Pero no era mi pasión, me fui de vuelta a lo ambiental”.

    La contabilidad ambiental
    “Desde que me gradué de economista, siempre quise enfocarme en el tema ambiental y de desarrollo sostenible. Para mí, lo importante era lograr utilizar mis conocimientos de economista para mejorar el bienestar de los seres humanos, pero siempre considerando los límites del planeta.

    Por ello, entré a trabajar en el Ministerio del Ambiente en el tema de la contabilidad ambiental. La contabilidad ambiental básicamente son indicadores alternos a los que normalmente estamos acostumbrados en Economía. Estos indicadores te ayudan a visualizar cómo el crecimiento económico está impactando al medio ambiente de un país. Es decir, si el PIB creció el 5%, ¿cuál fue el costo que eso significó para el capital natural? ¿Sigues dependiendo de todos tus bosques, de recursos no renovables? ¿Has logrado con las políticas un cambio estructural que aleje al país de su dependencia de la naturaleza?

    Justo eso ayuda a hacer la contabilidad ambiental. Tienes cuentas de aire, del petróleo, de bosques que te ayudan a visualizar cómo tu crecimiento económico está afectando a la naturaleza y si te estás alejando de la dependencia ambiental o si se depende más de los recursos ambientales”.

    Su vinculación con la ONU
    “Empecé a trabajar con las Naciones Unidas desde el 2017. Estaban buscando a personas de todo el mundo para elaborar un reporte llamado Global Environment Outlook (Perspectivas del medio ambiente mundial) GEO para jóvenes. Es la principal publicación ambiental que tiene la ONU.

    A mí me eligieron para representar a Latinoamérica en la publicación del GEO 6 para jóvenes. El objetivo de esta publicación es informar a las nuevas generaciones sobre el cambio climático y los problemas ambientales a los que nos enfrentamos actualmente. Y justamente ver distintas opciones para tener un futuro mejor.

    Después del GEO 6 para jóvenes, la ONU me volvió a contactar para una segunda publicación, es el reporte de síntesis global.

    Esta publicación quiere resumir los resultados y los mensajes clave de todos los principales
    reportes de Naciones Unidas para el medio ambiente en un documento. Este documento que va a ser una síntesis y un resumen va a informar la toma de decisiones en las principales reuniones gubernamentales a escala global que se realicen en los siguientes años”.
    La fundación Jocotoco

    “Paralelamente, hace más de un año empecé a trabajar en la fundación Jocotoco. Coordino la planificación y financiamiento de esta ONG que fue creada en 1998 para proteger áreas de gran importancia para la conservación de especies en Ecuador y que actualmente no están siendo protegidas. Hasta el momento he canalizado USD 1,5 millones en proyectos de conservación en 16 reservas que se encuentran en la mayoría de las provincias del Ecuador y protegen 23 500 hectáreas de bosque”.

    Viajes, familia, libros
    “Me gusta mucho viajar y explorar. Mi familia es muy unida, estoy rodeada de mujeres súper fuertes y creativas. Un libro que siempre recomiendo es la Economía del Donut de Kate Raworth”.

    Su visión
    En el mundo hay 1 000 millones de personas que necesitan un crecimiento económico para salir de la pobreza. El crecimiento debe darse respetando el medio ambiente.

    Su perfil 
    Su formación. Es máster enen Estudios de Sostenibilidad Ambiental, Económica y Social por la Universidad Autónoma de Barcelona. Economista por la Pontificia Universidad Católica.
    Sus cargos.   

    Es investigadora asociada del Global Assessment Synthesis Report, del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. También fue Coordinadora y Autora Principal del GEO 6 para jóvenes de la ONU. Además, trabajó en el Ministerio del Medio Ambiente de Ecuador.

    Máster en Sostenibilidad Ambiental, Económica y Social, Samanta Villegas ha participado en Global Environment Outlook para jóvenes de la ONU. Foto: cortesía
    Máster en Sostenibilidad Ambiental, Económica y Social, Samanta Villegas ha participado en Global Environment Outlook para jóvenes de la ONU. Foto: cortesía
  • Su apuesta es cuidar el ambiente

    Giovanni Astudillo Editor (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Su estrategia principal es emplear energías alternativas y materias primas que minimicen el impacto ambiental. Desde hace tres años la cementera Atenas dejó de usar combustibles fósiles por gas natural, bagazo de la caña de azúcar y residuos de neumáticos y de aceites para su proceso productivo.

    Otro paso en esa línea fue la instalación de un molino vertical, que permite reducir un 40% el consumo eléctrico. En el caso de las materias primas el objetivo principal de la industria es bajar el consumo de clinker para reducir la contaminación de CO2.

    Según el gerente de la empresa, Xavier Alvarado, se sustituyó el clinker por puzolanas, que provienen de los volcanes ecuatorianos, y residuos de escombros. “Esos materiales llevamos a unas finuras adecuadas, procesos químicos y mecánicos, y bien tratados son excelentes adiciones para la producción del cemento”.

    Alvarado dijo que la pandemia del covid-19 dejó muchas lecciones a la empresa Atenas, que fue creada en el 2011. Entre otras, que es necesario seguir profundizando la filosofía empresarial de sostenibilidad y cuidado del ambiente que, cada vez, es más valorada por las personas.

    Otro aprendizaje es la cercanía con los clientes mediante el uso de canales digitales, pero nada complicado, señaló Alvarado. “Usamos herramientas básicas como chats para que sea una transición paulatina en el contacto con los ferreteros”.

    Esta empresa, que tiene su planta en el Parque Industrial de Cuenca, surgió por las necesidades y proyectos de su grupo propietario, Graiman. Es decir, de cemento, hormigón y morteros, y pegantes para la cerámica y porcelanato. Alvarado dijo que, posteriormente, se ofrecieron productos de forma abierta al mercado y no solo para el autoconsumo.

    En 2016 lanzaron al mercado la marca Atenas. Su portafolio tiene más de 30 productos en las líneas de cementos, morteros y pegantes, hormigón, áridos y óxido de zinc. Las tres primeras tienen más demanda y representan el 90% de las ventas de la firma.

    En cambio, la última línea se usa como materia prima para las industrias químicas, cosméticos, neumáticos y farmacéutica. Los pegantes y morteros se comercializan en todo el país e, incluso, han sido exportados de forma esporádica a Perú y Panamá.

    El cemento, por su parte, se vende en Azuay, Cañar, Morona Santiago, Loja y El Oro; y el hormigón y los áridos en Azuay y una parte de Cañar.

    Atenas produce y vende 150 000 toneladas de cemento al año. Según Alvarado, pese a la contracción del sector en los últimos años, esta empresa ha crecido más de dos dígitos anuales. “Tenemos entre el 20% y 25% del mercado de Austro”.

    Cuatro estrategias se aplicaron para expandirse en el mercado austral, que tiene competidores consolidados en este mercado. Para Alvarado, la primera es la calidad con el cumplimiento de estándares nacionales e internacionales. La segunda es la cercanía con los distribuidores y asesoría comercial y personalizada. La tercera es la asistencia técnica para el consumidor final con capacitaciones.

    Finalmente, “demostrar que nuestros clientes pagan un precio justo y adquieren un producto que permite reducir sus costos al usarlos en sus proyectos”. Según él, 2019 fue un año bueno para la empresa al crecer un 13% y para el 2020 esperaban un 12%. En la actualidad, estiman que la meta se reducirá por el confinamiento.

    Por el covid-19 hay dificultades porque no han podido comercializar normalmente, sobre todo, en abril y mayo. Por ello trabajaron con las cámaras de la construcción y colegios profesionales para activar planes pilotos de reactivación y de bioseguridad para el sector.

    La expectativa de la firma es, por lo menos, trabajar al 90% de lo que estaba planificado en el último trimestre de este año. Para el 2021 hay nuevos planes. Entre otros, ampliar el portafolio de productos para diferentes usos y requerimientos.

    La calidad del producto y la atención al cliente de Atenas son lo que más destaca el empresario cuencano Eduardo Palacios. “He preguntado al resto de profesionales que manejan losas y consistencias, y me han dado muy buenas referencias y el producto se ajusta a mis necesidades”.

    Desde diciembre pasado, Palacios escogió este cemento para la construcción de naves industriales de su empresa. Estos espacios tienen 5000 metros cuadrados de construcción.

    Esta empresa cuencana ofrece tres tipos de cemento que son: el general, mampostería y alta resistencia para prefabricados.
    Esta empresa cuencana ofrece tres tipos de cemento que son: el general, mampostería y alta resistencia para prefabricados.

    200 000 toneladas es la capacidad instalada para cemento que tiene Atenas.

    45 000 toneladas de hormigón produce al año esta empresa.

    80 000 toneladas es la capacidad instalada de morteros.

    750 puestos de empleo indirecto genera esta compañía en su cadena logística y de provisión de materiales.

    USD 38 millones se invirtieron en las líneas de producción y tecnología para cemento, morteros y hormigón. 

    El gerente, Xavier Alvarado 
    Hace cinco o seis años estábamos entre las 2 000 empresas más grandes del Ecuador y, ahora, nos ubicamos entre las 700. Nuestro objetivo para el futuro es llegar a las 500. Para seguir creciendo debemos ofrecer productos de calidad y para diversos usos de los consumidores, brindar asesoría, cuidar el ambiente y capacitación a los clientes. Se seguirá, en el futuro, con la estrategia de desarrollar nuevos productos.

    El molino vertical permite ahorrar hasta el 40% de energía eléctrica. Otra ventaja está relacionada con la eficiencia en el uso del espacio físico. Foto: Cortesía Atenas
    El molino vertical permite ahorrar hasta el 40% de energía eléctrica. Otra ventaja está relacionada con la eficiencia en el uso del espacio físico. Foto: Cortesía Atenas
  • Ambiente y cuidado corporal en una tienda

    Redacción Quito

    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    La tendencia en el consumo de productos cosméticos naturales y ecológicos va ganando espacios en el Ecuador. GreenBliss, Eco Beauty, es una tienda localizada en el centro-norte de Quito que nació bajo este concepto.

    Carolina Corral, ingeniera en Marketing con maestría en Dirección de Empresas y experiencia en retail, y Alexandra Bermúdez, ingeniera en Biotecnología con experiencia en el sector agropecuario, complementaron sus conocimientos para desarrollar este emprendimiento.

    A mediados del 2018 comenzaron con el desarrollo de una línea de jabones con carbón activo y cero residuos para el rostro y el cuerpo. Al momento ambas han desarrollado 12 productos, entre los cuales hay dos líneas de jabones, espumas de afeitar, sales de baño y champú en barra.

    La formulación y producción de las líneas ha estado a cargo de Alexandra. Los productos se diferencian por ser libres de tóxicos; se elaboran a base de extractos de plantas. Las dueñas fomentan el cuidado ambiental al promover la devolución de envases, con descuento, y la recarga de productos.

    Sus primeras ventas fueron en ferias de emprendedores, hasta que en octubre del 2018 empezaron a exhibir sus productos en una tienda compartida con otra marca. La inversión inicial fue cercana a los USD 15 000 en capital de trabajo, apertura del punto de venta y materias primas; desde mayo del 2019 están en un local propio, en el centro-norte, en el cual reinvirtieron USD 8 000.

    Otra de las premisas del negocio es apoyar a otros emprendedores. Por ello han dado espacio a otras 45 marcas, de las cuales 40 son nacionales, para un total de 640 productos.

    Para ingresar a la tienda las marcas deben cumplir exigencias técnicas (productos libres de tóxicos y que cuenten con registro sanitario) y comerciales (una buena presentación y alguna actividad de mercadeo en el local). La mayoría tienen un concepto vegano.

    El local ofrece cuatro categorías de productos. La primera es Alta gama, que incluye serums, contornos de ojos y cremas especializadas. La segunda es Cuidado personal, que abarca desodorantes, pastas de dientes, champús, etc. Además, tienen una categoría para la venta de productos al peso y otra de ‘cero residuos’, es decir que no generan ningún tipo de desperdicios, como la copa menstrual, los desmaquillantes de tela y el champú en barra.

    Kilana Botanical
    , un emprendimiento de cosmética 100% vegana, es una de las marcas ecuatorianas presentes en el local. Cuenta con productos para el cuidado de la piel y el cabello. “Nos ha ido bastante bien en la tienda, los productos han tenido rotación”, dice María Fernanda Arteaga, propietaria.

    Los clientes de GreenBliss reciben asesoría personalizada sobre los productos por parte de las propietarias y una cosmeatra. Además, la tienda ofrece limpiezas faciales y masajes.

    Enrique Cobo y su esposa, Melly Díaz, son clientes frecuentes. “Me pareció interesante la propuesta de productos naturales, bien presentados y estéticos. Nos gusta mucho que la atención sea personalizada. Además, siempre hemos preferido la producción local”, comenta Cobo. La pareja ha comprado cremas faciales, desmaquillantes, jabones, crema dental, entre otros productos. Díaz también se ha realizado limpiezas faciales.

    Moserrate Gómez resalta la calidad de los artículos y la atención. Ha probado diversos productos del local: cremas faciales, mascarillas, champú en barra para el cabello, desodorantes en crema, contorno de ojos, etc. “Hay dos componentes importantes para comprarles: ser responsable con el ambiente y apoyar al emprendimiento ecuatoriano”, comenta esta cliente de 33 años.

    En la tienda, ubicada en el norte de Quito, los clientes pueden hacerse limpiezas faciales.
    En la tienda, ubicada en el norte de Quito, los clientes pueden hacerse limpiezas faciales. Foto: Julio Estrella / Líderes
  • La educación es clave para llegar al consumo verde

    Priscilla Alvarado (I)

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    El consumo de productos amigables con el ambiente, aunque se incrementó en los últimos cinco años, requiere de mayor educación de parte del consumidor y compromiso político. Así lo explica la abogada en derecho ambiental María Amparo Albán.

    “La oferta es cada vez más amplia, eso es evidente. Pero lo que aún no está claro es si hay una verdadera y madura demanda de estos productos y servicios”, señala.

    El comprador “verde” se convierte en uno de los más recientes y rentables hallazgos para el mercado local ecuatoriano.

    Si bien aún es una industria que se encuentra en crecimiento, ya existen productos que pueden reemplazarse por opciones que viabilicen que se reduzca el impacto ambiental generado por el consumo humano.

    De hecho, se puede iniciar un cambio de hábitos haciendo uso de cubiertos, cepillos de dientes o sorbetes de materiales que, a la larga, contaminen menos. En perchas de los principales supermercados ya se observan productos que obedecen la tendencia.

    Las compañías apuestan cada vez más por atender estas necesidades que van en línea con la conservación del medioambiente.

    Pablo Macías, director de la empresa de gestión de residuos Proyección Futura, asegura que el tema de sostenibilidad ya es transversal. “Es un trabajo que toma tiempo pero que poco a poco se está haciendo. Las empresas analizan cómo incidir en puntos ambientales y económicos”.

    La presión de medios informativos y académicos acerca del cambio climático ha llevado a que el consumidor empiece a buscar productos de este tipo, asegura Paulina Criollo, directora del programa de Sostenibilidad de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). “Los mileniales, en su mayoría, se han involucrado en ser parte de una solución mundial por el planeta”, explicó.

    Sin embargo, el desconocimiento y la falta de cultura de compra responsable no permite al consumidor identificar los insumos amigables con el medioambiente.

    “Hay empresas que hacen ‘greenwashing’ y se apropian del tema de productos verdes cuando en realidad no lo son”, indica.

    María Amparo Albán concuerda con la catedrática y asegura que se requiere un porcentaje alto de instrucción desde el colegio.

    “La educación para el consumidor responsable debe complementarse con una agenda diaria que incluya estrategias productivas de parte del Gobierno”.

    Albán resalta que se debería trabajar en incentivos claros para las empresas que generan productos con sello verde. Además, revisar las restricciones arancelarias para que estos productos puedan tener una relación armoniosa entre la calidad y el precio.

    La docente de la Espol dice que desde la academia se está trabajando en investigación y posicionamiento de estos temas. La Escuela Politécnica del Litoral, por ejemplo, ya cuenta con un Programa de Sostenibilidad. Allí, los estudiantes informan a la comunidad sobre la reducción de la Huella de Carbono y ‘tips’ para realizar, en el día a día, actividades de sostenibilidad.

    Para Marcela Pérez, docente de administración de empresas de la Universidad de las Américas, las empresas deben centrarse en el impacto que generan las prácticas sostenibles. “Se debe tener conciencia económica, ambiental y de comunidad”.

    Las empresas deben tener modelos innovadores que atiendan una necesidad acuñando un diseño amigable con la naturaleza, concluye la catedrática.

    Los consumidores tienen cada vez una mayor oferta de productos con sello verde.
    Los consumidores tienen cada vez una mayor oferta de productos con sello verde. Foto: Freepik.es
  • Tres ámbitos pueden interactuar

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    El Aeropuerto Ecológico de Galápagos (Ecogal) ganó este mes el premio de calidad de servicios ASQ por parte del Consejo Internacional de Aeropuertos, que galardona a los aeropuertos, según su región y tráfico de pasajeros.

    El programa ASQ reconoce la excelencia a través de 33 indicadores claves, que miden la satisfacción de los pasajeros en acceso, instalaciones, ambiente, control y otros parámetros.

    Según Jorge Rosillo, gerente de Ecogal, este reconocimiento se suma al trabajo que empezó con el cuidado ambiental y que continuó con la responsabilidad social y la sostenibilidad.

    En el 2014 recibieron el certificado Leed Gold y fueron considerados el principal aeropuerto ecológico del mundo. Luego optaron por reducir la emisión de CO2 y en el 2017 fueron catalogados como el primer aeropuerto carbono neutro de Latinoamérica.

    Tres años antes midieron su huella de carbono y lograron reducir a la mitad, tras aplicar iniciativas como sustituir el consumo de energía fósil por solar y eólica. “En estas tareas se incorporaron las aerolíneas, cafeterías, tiendas, buses… para impactar en menor cantidad al ambiente”.

    La administración de esta terminal aérea también identificó que no solo se debe hacer una operación limpia, sin contaminación, sino también que se debe involucrar con la sociedad y empezaron un programa de mejoramiento continuo de procesos y atención.

    De esa forma, dice Rosillo, ingresaron en conceptos de sostenibilidad. “No solo hay que ser ecológicos, sino también que el negocio sea rentable y que nuestros empleados y comunidades aledañas estén contentos”.

    En esa línea va el análisis de Francisco Valencia, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Las Américas. Según él, las nuevas tendencias de sostenibilidad hablan de adoptar prácticas de desarrollo de economía circular y nuevas tecnologías que sean amigables con el ambiente.

    Valencia señala que los mayores logros los han alcanzado Suiza, Alemania, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suecia, Holanda, Francia, Italia, Canadá, Australia… “Sus legislaciones han generado mejores estructuras sociales, mejor distribución de la riqueza y mayor conciencia ambiental”.

    Él sostiene que avanza lenta la generación de conciencia y la concreción de acciones para instalar hábitos que desencadenen una cultura sólida en sostenibilidad. “Se requieren decisiones políticas, aportes económicos, alianzas de varios sectores para pasar de buenas intenciones a la acción”.

    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio.
    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio. Foto: Cortesía Ecogal
  • Boga, la empresa que impulsa el uso de bolsas de papel

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Aeropostale, Aldo, Galletti, Panificadora Ambato, JW Marriott, entre otras marcas locales e internacionales que operan en el país tienen algo en común: utilizan bolsas de papel, vasos, servilletas y otros utensilios ecológicos y biodegradables.

    La empresa detrás de la elaboración de estos artículos, que las marcas utilizan como parte del servicio al cliente, es Boga Fundas de Papel, fundada por Doenitz Bosmediano en 1995.

    Desde sus inicios, la firma ha apostado por un concepto amigable con el ambiente. La idea la trajo Doenitz de Alemania, donde estudió Diseño Gráfico y vivió por cuatro años.

    Él reconoce que en un principio fue difícil promover el consumo de fundas ecológicas en el país porque la diferencia en costos con una funda regular era alta. Pero con los años la conciencia sobre la importancia de cuidar al planeta fue mayor, lo que le ayudó a posicionarse.

    Boga arrancó en un taller del barrio América, en el norte de Quito, con un capital inicial de USD 5 000. Con el crecimiento de la producción, desde hace siete años cuenta con una planta en el sector de Solca, donde tiene ocho máquinas, entre impresoras para fundas y armadoras de fundas y vasos. La inversión en infraestructura y maquinarias fue de USD 480 000.

    La producción abarca actualmente ocho líneas. En fundas, por ejemplo, las hay de boutiques, de regalo, para comida rápida o almacenar alimentos (como el café), para llevar pan y
    otros productos. Además, la firma elabora vasos de cartón y sacos de papel industriales.

    Su principal insumo es el papel. Al año importan 40 toneladas, elaborado a base de caña de azúcar y papel reciclado. Proviene de distintos países, como EE.UU., Colombia, Rusia, China, México y Canadá.

    Propandina Ecuador (Proveedora de Papeles Andina), perteneciente a la Organización Carvajal, con sede en Colombia, es una de las firmas que les abastece del producto, con alrededor de 3,8 toneladas al mes. “Nuestro papel es un subproducto de la caña de azúcar, que se cosecha dos veces por año”, explica Edwin Jara, líder comercial en Quito del proveedor.

    La empresa elabora fundas de papel, vasos, empaques, entre otros productos. En total, produce ocho líneas de artículos.
    La empresa elabora fundas de papel, vasos, empaques, entre otros productos. En total, produce ocho líneas de artículos.

    Otro de sus proveedores es Nilotex, en cordones poliéster de fundas, de los cuales adquieren al menos 4 000 metros al mes, detalla Álvaro Arévalo, asistente de gerencia de Nilotex.

    Boga Fundas de Papel trabaja con cerca de 2 100 clientes de distintos sectores, entre ellos farmacias, ferreterías, panaderías, boutiques, bancos, comercios, restaurantes, cafeterías, empresas de alimentos, entre otros.

    Desde hace cuatro años, panadería Bakery Damasco’s, en Quito, utiliza sus fundas para el despacho de los panes. Además, les proveen de cajas para pasteles y, recientemente, para el empaquetado del azúcar. “Es un producto de calidad, cuidan mucho los detalles”, comenta Teodolfo Cabrera, propietario de la panadería.

    En restaurantes, uno de sus clientes es Carnival Fries. Alexis Medrano, administrador del negocio, indica que les proveen de bolsas de papel para la entrega de pedidos para llevar.

    Además de seguir la tendencia de cambiar el plástico por el papel, indica que este material es mejor para la entrega de alimentos calientes.

    Dentro de la misma línea está el Grupo KFC, al cual les proveen de fundas para tres de sus marcas: El Español, Juan Valdez Café y KFC. Verónica Paboada, coordinadora del Departamento de compras nacional del Grupo, destaca el buen precio y la calidad de los productos de Boga.

    Los artículos de la marca cuentan con certificaciones como la ISO 9001, así como de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) y de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa).

    Para Bosmediano, gerente de Boga Fundas de Papel, uno de los desafíos más importantes ha sido el tema de la inversión para continuar creciendo. Cree que hay desconfianza de parte de los actores de la banca, además que el tema político impacta en estas decisiones. Por ello, explica, ha recurrido a particulares, actualmente la empresa cuenta con dos socios, uno de ellos es únicamente inversionista. El pasado año, la empresa facturó USD 740 000.

    Por otro lado, el cambio en el consumo por el calentamiento global le ayudó a crecer. “Pero aún es bajo, hace falta mucha educación”, reconoce. Bosmediano incentiva a sus clientes a devolver las fundas, vasos o empaques, pero menos del 1% lo hace.

    Las cifras

    26 años tiene la empresa en el mercado.

    480 000 dólares fue la inversión en la segunda planta, ubicada en Solca, Quito.

    8 son las líneas de productos.

    1,5 millones 
    de unidades de productos elabora Boga al mes.

    18 es el número de personal directo con el que trabaja la empresa.

    2 100 clientes es el número aproximado que tiene la empresa a escala nacional.

    Doenitz Bosmediano, gerente General

    Lo más retador en estos años ha sido poder conseguir préstamos o inversión para continuar creciendo y llegar a más mercados. Hay desconfianza de parte de las entidades bancarias, piden altas garantías; la situación política del país creo que también influye mucho. Solo la CFN me aprobó un préstamo en el 2012 por USD 130 000, que invertí en la planta de Solca. El resto lo invirtieron socios particulares.

    La planta de producción de Boga Fundas de Papel está ubicada en el sector de Solca, en el norte de la ciudad de Quito. Cuenta con ocho máquinas. Fotos: LÍDERES
    La planta de producción de Boga Fundas de Papel está ubicada en el sector de Solca, en el norte de la ciudad de Quito. Cuenta con ocho máquinas. Fotos: LÍDERES
  • Neuroeconomía y ambiente, parte de sus lecturas

    Alexander García

    (I)

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    Los libros sobre temas ambientales, sobre la perspectiva neurológica en los comportamientos del consumidor, pero también novelas tan disímiles como las de Charles Bukowski y Milan Kundera; la poesía de Mario Benedetti o las biografías de Walter Isaacson, hacen parte de las variadas lecturas de Andrés Seminario.

    El director fundador de la productora audiovisual Buzz Media, y exvicepresidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, lee dos o tres libros al tiempo, que va alternando de acuerdo a sus estados ánimo, dice.

    En libros de neuroeconomía, sobre cómo actúa el cerebro cuando compramos y la toma de decisiones económicas a partir de emociones, destaca a autores como el sociólogo canadiense Malcolm Gladwell o del profesor de psicología y economía conductual estadounidense Dan Ariely, de los que ha leído casi todos sus libros.

    Ariely indaga en la psicología detrás del dinero y en la irracionalidad de los impulsos económicos. “La neuroeconomía es aplicable al marketing, somos seres sociales y nos gusta consumir, y de hecho en el mundo posmoderno el consumo es una forma de identidad”, dice Seminario, autor de los libros de ensayo ‘La sociedad karaoke’ y ‘El Marketing ya es de todos’.
    “Consumimos más allá de la posesión, por la experiencia del consumo y porque a través del consumo estamos diciéndole a los otros: yo soy de esta manera”.

    La neuroeconomía le ofrece también explicaciones sobre problemas como el de la contaminación de los océanos (tema que le apasiona) o del desperdicio de alimentos, que hacen parte de sus intereses y su trabajo actual, pues con Buzz Media produce audiovisuales de concientización sobre esos tópicos.

    En el ámbito ambiental destaca libros como ‘La tierra inhabitable’, del periodista estadounidense David Wallace-Wells, que alerta sobre lo inviable del planeta a raíz del calentamiento global y de la desbocada contaminación.

    Como surfista y apasionado del mar, Seminario también destaca libros como ‘Blue Mind,’ del biólogo estadounidense Wallace Nichols, “una recopilación de estudios neurológicos que revelan como el agua de mar te puede generar bienestar, te puede curar”.

    Lee la mayoría de novedades en inglés. Y prefiere el libro de papel porque considera la lectura una relación multisensorial. “La novela y la poesía me desintoxican de la información tan factual”.

    A nivel filosófico menciona libros como ‘De las bacterias a Bach’, del filósofo estadounidense Daniel Dennett, sobre el origen de la consciencia humana. O la tesis de ‘Otras mentes. El pulpo, el mar y los orígenes profundos de la consciencia’, del filósofo australiano Peter Godfrey-Smith.

    “Todas las especies estamos relacionados genéticamente, compartimos del 50% del ADN del banano, por ejemplo”, comenta Seminario. “Pero existe una excepción: los pulpos, que de hecho deben ser extraterrestres, el tamaño del cerebro en relación con sus cuerpos es más grande que el del ser humano y las neuronas se extienden hasta las mismas terminaciones de los tentáculos”.

    Mi libro de cabecera

    ‘Las 48 leyes del poder’. Es un libro del estadounidense Robert Green publicado en 1998, actualizado con las ‘Leyes de la naturaleza humana’ (2019), con tácticas de autoconocimiento. “Estoy volviendo a Green por el momento social y político”, dice Seminario.

    Libros de cocina, liderazgo o ‘storytelling’ captan también su atención. Mario Faustos / LÍDERES
    Libros de cocina, liderazgo o ‘storytelling’ captan también su atención. Mario Faustos / LÍDERES
  • En la ONU saben de su trabajo a favor del ambiente

    Patricia González

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    redaccion@revistalideres.ec

    “Yo prometo, por mi honor, hacer cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes para con Dios y la patria, ayudar al prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la ley scout”. Es la promesa scout, que Bárbara Palacios repite como un mantra y es que para ella ser scout es una forma de vida.

    Su primer acercamiento con el movimiento fue a los 7 años. A pesar de que era una niña, lo recuerda como una experiencia liberadora y de autonomía.

    Bárbara es la mayor de tres hermanos. Estudió en el Colegio América, de Quito. En sus años de adolescencia era un “ratón” de biblioteca. Devoraba cualquier libro que se encontraba. Disfrutaba de los clásicos: ‘Hamlet’, ‘Ana Karenina’, ‘La Divina Comedia’; también de la literatura juvenil moderna, como la saga de Harry Potter.

    A los 15 años volvió al movimiento scout, lo que considera le ayudó a potenciar ciertas habilidades fuera de la educación formal, como el liderazgo, el trabajo en equipo, el autoconocimiento y la conexión con la naturaleza.

    Los scouts se rigen por un sistema de valores. Además de la promesa, deben cumplir una ley de 10 preceptos: lealtad, confianza, orden, limpieza, protección a la naturaleza, utilidad, responsabilidad, trabajo, cortesía y alegría. “Son valores que te permiten tener un orden en tu vida diaria”.

    Los scouts se dividen por grupos de edades. En la última etapa, desde los 18 años, se les pide desarrollar su proyecto de vida, tanto desde el punto de vista profesional como de servicio a la patria.

    Bárbara decidió estudiar Comunicación Organizacional y Relaciones Públicas, en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), puesto que esta carrera le iba a permitir dedicarse a proyectos sociales y ambientales.

    Como proyecto de servicio eligió la siembra de árboles. Para llevarlo adelante, tuvo el acompañamiento del dirigente scout Byron Enríquez. La primera reforestación se llevó a cabo en el Itchimbía en el 2008. Sembrando futuro: nombre que recibió el proyecto, fue creciendo poco a poco y sumando gente.

    Los primeros tres años, Bárbara lo lideró; luego tomó la batuta la Fundación Scouts. Con el tiempo, la iniciativa sumó alianzas en el sector público y privado. El 16 de mayo del 2015, con el liderazgo del Ministerio de Ambiente y la participación de las Fuerzas Armadas y servidores públicos, se llevó a cabo una jornada masiva, en la que se sembraron más de 760 000 plantas, lo que hizo merecedor al país de un record guinness.

    Luis González, CEO de Scouts Ecuador, destaca el liderazgo de Palacios en este proyecto y su vinculación con el movimiento en el tiempo, como voluntaria.

    Bárbara Palacios es socia de la firma INC Inteligencia Reputacional. Participó este año en la 1ª Cumbre Mundial Juvenil Contra el Cambio Climático, de la ONU. Foto: cortesía Bárbara Palacios
    Foto: cortesía Bárbara Palacios

    Durante la época universitaria, trabajó en un proyecto para Fundación Alas de Colibrí, sobre prevención de la trata de personas. Además, fue ganadora del concurso Emprende Ecuador, con un proyecto de turismo virtual.

    Luego de graduada, ingresó a Cervecería Nacional, donde laboró por cinco años escalando distintas posiciones hasta el puesto de jefa de Comunicación Corporativa, donde ayudó a impulsar proyectos de sostenibilidad.

    A la par, comenzó a realizar consultorías sobre alianzas entre ONG y empresas privadas para Fundación Esquel, con la que aún se mantiene trabajando. Para Verónica López, coordinadora de Proyectos de la fundación, Bárbara es una persona con sensibilidad ante los derechos de las mujeres y el medioambiente, lo que le ha permitido participar en proyectos que buscan mejorar la calidad de vida de las mujeres y concienciar sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible.

    En el 2017 comenzó a trabajar, junto a Juan Andrés Amador, en su próximo emprendimiento: SL Ecuador, una consultora de big data en comunicaciones y marketing, dirigido a las empresas. Desde hace un año, la líder scout vive en Chile con su esposo, Christian Hidalg. En ese país conoció el trabajo de un consultora, INC Inteligencia Reputacional, con servicios complementarios a los de SL. Las dos empresas se asociaron y actualmente brindan sus servicios en Chile y Ecuador.

    Juan Andrés, su socio, la describe como una persona comprometida con sus ideales y enfocada en sus objetivos. Ese compromiso ha sido reconocido por la Asociación Mundial de Scout , que la ha seleccionado para representar a la organización en diferentes eventos. El mes pasado participó en la Primera Cumbre Mundial Juvenil Contra el Cambio Climático, de la ONU, en Nueva York.

    Con 28 años, una de sus pasiones es el desarrollo de la conciencia. Desde hace dos años pertenece a la Escuela Valores Divinos, donde le enseñan herramientas para alcanzar la plenitud, con prácticas como la meditación y el yoga.

    CV

    Licenciada en Comunicación Organizacional y Relaciones Públicas, por la Universidad San Francisco de Quito.

    Jefa de Comunicación Corporativa en Cervecería Nacional.

    Socia de la consultora INC Inteligencia Reputacional.

    Participante como líder scout en la Cumbre Mundial Juvenil Contra el Cambio Climático, de la ONU, en EE.UU.

    Una jornada de reforestación anual

    Redacción Quito (I)

    Sembrando Futuro es un proyecto de Fundación Scout, que promueve la reforestación en el país, con el apoyo del sector público y privado. La iniciativa nació gracias a un proyecto que presentó Bárbara Palacios dentro del movimiento scout. Ella contó con la guía de su dirigente Byron Enríquez y compañeros scouts.

    La primera reforestación se llevó a cabo en el Parque Itchimbía en el 2008, con todos los grupos scout de Quito. Luego de tres años, el proyecto oficialmente pasó a manos de la Fundación Scout. Desde el 2011, se realiza una jornada anual de reforestación, el primer sábado de abril, en la que participan todos los scouts del país. Para el próximo año el eslógan será: “Haz más, siembra vida”.

    La iniciativa tuvo el respaldo de los gobiernos municipales, el Ministerio del Ambiente y el sector privado. Iván Proaño, director ejecutivo de Fundación Scout explicó que entre las empresas aliadas están: Nestlé, La Fabril, Kao Sport Center y Quiport.

    En mayo del 2015, con el liderazgo del Ministerio del Ambiente, participaron en el ‘Siembratón’ 58 000 personas, entre scouts, empleados del sector público y miembros de las fuerzas armadas. En esa jornada se sembraron más de 760 000 plantas en 150 sitios geográficos estratégicos del Ecuador. Con ello, Ecuador marcó un Récord Mundial Guinness en reforestación.

    Desde el 2011, Sembrando Futuro ha sembrado alrededor de 950 000 plantas, en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba, Manta, Coca, Esmeraldas, entre otras ciudades del país.

    Bárbara Palacios es socia de la firma INC Inteligencia Reputacional. Participó este año en la 1ª Cumbre Mundial Juvenil Contra el Cambio Climático, de la ONU. Foto: cortesía Bárbara Palacios
    Bárbara Palacios es socia de la firma INC Inteligencia Reputacional. Participó este año en la 1ª Cumbre Mundial Juvenil Contra el Cambio Climático, de la ONU. Foto: cortesía Bárbara Palacios