Etiqueta: artesanal

  • Iniciativa social que promueve el trabajo artesanal

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Luego de haber laborado por muchos años en espacios mayoritariamente masculinos, tanto en el sector financiero como publicitario, María Fernanda Ávila tenía mucho interés en apoyar el empoderamiento de las mujeres.

    En marzo del 2019 comenzó a trabajar en un proyecto enfocado en mujeres artesanas, con el fin de capacitarlas y ayudarlas a comercializar sus productos como regalos corporativos.

    Para ello, cuenta Ávila, visitó distintas provincias conociendo e identificando a grupos de artesanas. Posteriormente, con apoyo de una antropóloga, realizaron entrevistas individuales para evaluar sus necesidades y poder construir un modelo de formación en diferentes ámbitos.
    El programa de capacitaciones, denominado ‘TemTis ForMa’ (formación de mujeres artesanas), comenzó en marzo, de manera virtual. Dada la coyuntura, la primera temática que abordaron fue la promoción de la salud, enfocada en la prevención del covid-19.

    Sin embargo, el programa regular abarca cinco unidades: mujer, empoderamiento y familia; finanzas; emprendedoras; artesanías, y manejo de redes sociales.

    Al momento se ha capacitado a 53 mujeres en promoción de salud y en la primera unidad del programa oficial. En su mayoría son de Pichincha, Azuay e Imbabura.

    La venta de sus productos como material de ‘merchandising’ apunta a empresas medianas y grandes, que promuevan la responsabilidad social. “Es un servicio de diseño personalizado, en el que la marca se vea reflejada y que cree recordación en su consumidor final”, explica Ávila.
    Los artículos que ofrece TemTis están elaborados con materiales naturales como paja toquilla, totora, tagua y otros. Entre las artesanías hay llaveros, paneras, canastas, separadores de libros, pulseras y mascarillas lavables.

    “A las empresas les presentamos un catálogo, pero también escuchamos al cliente para conocer qué necesita y cómo podemos trabajarlo”, explica la fundadora de la iniciativa.
    La Asociación Reina del Cisne, integrada por artesanas del Azuay, ha elaborado cajas pequeñas, tipo joyero, y llaveros para clientes de TemTis, producidos con paja toquilla.

    Recientemente, también envió muestras de manteles individuales. Además, ha recibido capacitaciones sobre la prevención del coronavirus, explica su presidente Ricardo Guartasaca. Gracias a un acercamiento con Acnur, la agencia de la ONU para los Refugiados, algunas mujeres en esta condición se han sumado a TemTis con la elaboración de bolsas ecológicas para diferentes usos, como llevar el pan, guardar joyas, servir de portalentes o de portamascarillas.

    Son cinco mujeres, en su mayoría de origen venezolano. “Los materiales son biodegradables. Hace un mes entregamos cerca de 50 portamascarillas. Ahorita estamos haciendo pruebas de otros modelos”, cuenta Liliana Viso, quien forma parte del equipo de costureras y para quien esto le está ayudando a salir adelante.

    El proyecto social comenzó a vender las artesanías en mayo y ha logrado desarrollar convenios con cerca de 15 empresas, de sectores como consumo masivo, banca y farmacéutico.

    Alcance del plan  
    Capacitación. En TemtTis se ha capacitado a 53 mujeres artesanas de las provincias de Pichincha, Azuay e Imbabura. 

    Cooperación. La iniciativa ha firmado convenios con unas 15 empresas para proveerles de artículos de ‘merchandising’. Estas firmas son de las industrias de consumo masivo, financiera y farmacéutica.

    Cobertura. La capacitación cubre cinco unidades: mujer, empoderamiento y familia; finanzas; emprendimiento; artesanías y redes sociales.

    Las bolsas ecológicas con uno de los productos que ofrece TemTis, elaborados por mujeres refugiadas. Foto: Cortesía TemTis
    Las bolsas ecológicas con uno de los productos que ofrece TemTis, elaborados por mujeres refugiadas. Foto: Cortesía TemTis
  • Cuatro variedades de su cerveza artesanal arribaron a Puerto Rico

    Redacción Cuenca  (I)

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    Un total de 500 cajas, que contienen 12 000 botellas de cerveza artesanal de la empresa cuencana Latitud Cero, arribaron la semana pasada a Puerto Rico. Fueron las variedades Concordia, Catequilla, Punta Palmar y Apachita.

    Según el gerente, Martín Vintimilla en ese mercado poseen un distribuidor, “que tiene mucha experiencia con estos productos”. Para él, la exportación es muy importante porque la industria cervecera es muy competitiva en el ámbito global. Ahora, su objetivo es que los envíos sean sostenidos y posicionar la marca en ese y otros destinos.

    En lo que resta del 2020 realizarán envíos a EE.UU. y Perú. Para ingresar al primer destino tramitan los requerimientos de la Agencia Federal de Administración de Alimentos. “Esperamos el próximo mes tener todo en regla para exportar un contenedor”.

    En Perú, en cambio, ya obtuvieron el registro sanitario y hasta inicios de octubre enviarán un contenedor. Para posicionarse en esos mercados, dice Vintimilla, apoyarán a los distribuidores con inversiones, campañas, promociones, capacitaciones sobre venta y, sobre todo, calidad.

    En el 2018, la empresa, que funciona desde hace cinco años, ya exportó a EE.UU., pero fue solo un embarque. “La exportación es compleja, sobre todo, sino hay un buen cliente que se interese por la marca y de un manejo adecuado”, dice el ejecutivo.

    Según él, Ecuador tiene cerveza artesanal de alta calidad, por ello los productos locales han ganado premios internacionales. “En el caso de Latitud Cero tenemos 21 reconocimientos en Latinoamérica, EE.UU. y Europa”.

    Vintimilla dice que un objetivo es crecer en el exterior porque el mercado local es muy competitivo debido las grandes empresas, que tienen el 95% del mercado, mientras que las artesanales apenas el 5% restante.

    “El 2020 ha sido duro, si bien enero y febrero fueron positivos en ventas, el confinamiento afectó mucho”. Él asegura que las ventas totales del año en su empresa bajarán entre 40% y 50% versus lo presupuestado a inicios del año. Será la primera ocasión que eso ocurra porque desde su creación, el ritmo de crecimiento, promedio, ha sido de 20% a 30%.

    Otra estrategia de la firma es la inversión de USD 150 000 para la instalación de equipos canadienses para enlatar sus variedades. La maquinaria está en funcionamiento desde mayo.
    Además, la firma sacará dos nuevas variedades, con lo que tendrá ocho, en total. Finalmente, en enero cambiaron el nombre de la empresa. Antes se llamaba Cervecería de La Paz y ahora es Cervecería Artesanal Latitud Cero. La modificación se dio porque se busca impulsar y consolidar la marca de sus cervezas.

    La fábrica funciona desde hace cinco años en el Parque Industrial de Cuenca, en el norte de la ciudad. Se elaboran seis tipos de esta bebida. Foto: Cortesía Latitud Cero
    La fábrica funciona desde hace cinco años en el Parque Industrial de Cuenca, en el norte de la ciudad. Se elaboran seis tipos de esta bebida. Foto: Cortesía Latitud Cero
  • La tradición del sombrero perdura en Quito

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Humacatama significa cabeza cubierta. Luis López fundó esta sombrerería con el objetivo de rescatar una antigua tradición familiar que viene desde sus padres y abuelos.

    López, de 63 años, es analista de sistemas. Aunque aprendió desde los 10 años el oficio de elaborar sombreros, se mantuvo alejado de dicha actividad hasta el 2007, cuando fundó su negocio.

    La razón para dedicarse a la actividad artesanal fue su interés y habilidad para trabajar diferentes materias con sus manos. “Dejé mi profesión porque me di cuenta que no era lo mío. Siempre he tenido un lado artístico, una gran habilidad con las manos” comenta.

    El negocio se ubica en el centro histórico de Quito. Nació como parte de un proyecto de restauración de la calle La Ronda, impulsado por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

    Esta tradición viene de familia. El abuelo de López se dedicaba a ello en Ambato, en la década de los 20 y su padre también. “Este último, Luis Gerardo López se trasladó a Quito, junto a mi madre, alrededor de 1940. Vivieron en la Flores, cerca de la Plaza del Teatro, donde elaboraron sombreros hasta la década del 60. Desde entonces la gente dejó de utilizar estas prendas de vestir”.

    Los sombreros se elaboran artesanalmente y se inspiran en distintas épocas históricas de la ciudad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
    Los sombreros se elaboran artesanalmente y se inspiran en distintas épocas históricas de la ciudad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

    El negocio no solo elabora y vende sombreros. Su intención es brindar un servicio. “Nos caracterizamos por el trato al cliente y la calidad en la elaboración de nuestros productos, hechos de manera artesanal. Queremos no solo ofrecer un buen producto, sino también experiencias”.

    Humacatama funcionó en la tradicional Casa de Los Geranios hasta el 2018. Desde febrero de este año se encuentra en la casa 625, en el segundo piso.

    En el negocio se invirtieron USD 20 000 para la adecuación del local, adquirir muebles y herramientas necesarias. Parte de los implementos son herencia del padre de López.

    El artesano cuenta con distintas líneas de diseño de sombreros. La más reciente es la Facinator, inspirada en diseños europeos. También se ha implementado una línea con detalles de pelo artificial, dirigida al ámbito oncológico, sin dejar de lado la moda.

    El cliente puede acceder a una amplia variedad de sombreros; para dama, caballero y niño. Pueden ser modelos modernos o de anteriores épocas, como la de los 20’s o la edad media.

    Los sombreros se elaboran en tela, fieltro o paja toquilla, usando moldes y maquinarias artesanales. “Optamos por la elaboración artesanal porque es algo que nos diferencia de la competencia. Al elaborar pocas unidades, ofrecemos un producto único y selecto”, señala López.

    La meta a futuro para Humacatama es asegurar el legado familiar. “A mi edad me he dado cuenta de que no podré continuar para siempre trabajando solo. Aunque estoy cerca de jubilarme, deseo seguir dedicándome a esta actividad hasta que mi fuerza aguante, pero espero que mis hijas continúen con la tradición”.

    La hija mayor, Alejandra López, dirige desde hace tres años una sucursal de Humacatama, que también se encuentra en el Centro de Quito. La menor, Cristina López, está aprendiendo el oficio de mano de su padre.

    Datos

    Se invirtió USD 20 000 para adecuar el local donde funciona el negocio y ambientarlo como en los años 30.
    Los ingresos mensuales bordean los USD 5 000.
    El precio promedio de un sombrero es de USD 40.
    El sombrero tejano es un modelo de origen ecuatoriano.
    La venta se realiza en los locales de Humacatama. No se realizan ventas al por mayor a otras tiendas.
    Los clientes europeos representan un 70% del total.

    Luis López elabora sombreros artesanales de fieltro, tela y paja toquilla. También fabrica pedidos especiales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Luis López elabora sombreros artesanales de fieltro, tela y paja toquilla. También fabrica pedidos especiales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • El queso artesanal le abre puertas

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES

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    Una pequeña planta de producción, en Checa, al nororiente de Quito, es la base de operaciones de Friulatte, una pequeña empresa que elabora quesos artesanales.

    Allí la jornada empieza a las 05:00, antes de que el sol salga. El trabajo arranca con la recepción de leche que la entregan tres proveedores, uno de El Quinche y dos de un poblado llamado Otoncito, que se encuentra en la vía a Cayambe. Cada día esta empresa procesa 1 800 litros de leche.

    Con esta materia prima se elabora queso burrata, mozzarella, stracciatella y otras variedades de origen italiano que ganan mercado en Quito y, poco a poco, en Guayaquil.

    Hace dos semanas el proceso tuvo un contratiempo porque uno de los proveedores entregó leche ácida, que fue rechazada por el equipo de David Chiriboga, fundador de Friulatte. “No la recibimos porque para ofrecer un producto de calidad nos aseguramos de contar con materia prima de calidad”, dice este emprendedor al interior de la planta, donde no se sienten los 17 grados que marcaba el termómetro a las 11:00 del 1 de mayo.

    Ese inconveniente no desanima a Chiriboga, quien en el camino para levantar y consolidar esta empresa ha enfrentado retos y desafíos, pequeños, medianos y grandes.

    David Chiriboga es el fundador y gerente de esta empresa ecuatoriana  dedicada a la elaboración de quesos artesanales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    David Chiriboga es el fundador y gerente de esta empresa ecuatoriana dedicada a la elaboración de quesos artesanales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

    Formado en Italia, en la Scuola Casearia di Pandino, y con experiencia en firmas grandes y pequeñas de Italia y Francia, Chiriboga permaneció en Europa entre el 2007 y 2012. Allá aprendió los secretos de los quesos artesanales, conoció las diferencias entre la leche de vaca y de cabra, pero también desarrolló habilidades para dirigir equipos de trabajo. Se empapó de los procesos y los cuidados que requieren los quesos con la idea de montar su empresa en Ecuador.

    Al regresar al país empezó a trabajar en una firma de lácteos, pero renunció pronto por no compartir ciertas prácticas. Luego trabajó con un amigo ingeniero en un tema de vialidad, alejado momentáneamente de los quesos. Sus ingresos se convirtieron en el capital para, en el 2014, arrancar con lo que hoy es Friulatte.

    Con un crédito de USD 7 000 adquirió una tina y una mesa de acero en la que empezó a elaborar, en la cocina de su casa; sus primeros quesos, que los hacía probar a su familia. Luego alquiló un pequeño local en Alóag, al sur de Quito, donde procesaba 100 litros de leche los viernes y sábados. Chiriboga empezaba conocer los retos y la realidad de los emprendedores.

    Comenzó a recibir pedidos de restaurantes y contó con la llegada de un amigo italiano, experto en quesos artesanales, a quien conoció en Europa. “Procesábamos hasta 1 500 litros a la semana”. Además, el queso burrata se puso de moda en otros países y la tendencia llegó al país.

    Pero también aparecieron las dificultades. Una sociedad que no funcionó, cambios de locales para producir, falta de materia prima, pérdida de clientes o el regreso de su amigo italiano a su país natal fueron algunos retos.

    Chiriboga no desmayó y mantuvo a flote la empresa. Para eso en el 2017 se mudó a la planta en Checa. Otro préstamo con la banca pública, por USD 15 000, le permitió invertir en equipos como tinas de acero, tanques de enfriamiento, un cuarto frío y más. La empresa mantuvo la calidad en sus productos y superó los desafíos.

    El año pasado Friulatte alcanzó metas que le permitieron proyectarse. En junio del 2018 el queso burrata entró a Corporación Favorita (Supermaxi). A esta cadena le entrega cada mes 1 680 tarrinas de 300 gramos.

    Corporación Favorita dice que desde el momento en el que el queso burrata ingresó, han aumentado el número de locales donde se comercializa este queso. “En todos tiene un aceptación importante considerando que es un producto nuevo. Al ser artesanal logra una diferenciación importante en sabor y calidad”.

    Friulatte también tiene vitrinas en delicatessen de Quito y Guayaquil. Uno de estos es Datu Deli, en Cumbayá. Isabella Chiriboga, chef de este negocio, utiliza los quesos de Friulatte porque es un producto de excelencia y único en el mercado. “Es un queso con excelentes texturas y sabores”.

    En la planta de producción de Friulatte todos los detalles cuentan, desde la temperatura al interior, hasta la manera en la que los trabajadores usan los guantes y la cofia en sus cabezas. Chiriboga tiene nuevos planes como llegar a nuevos puntos de venta en el país, así como abrirse espacio en los mercados extranjeros.

    Cifras 

    120 metros cuadrados tiene la planta de producción que funciona en Checa, al oriente de Quito.

    8 trabajadores tiene la empresa hoy en día. A ese equipo se suma una contadora, dos repartidores, una diseñadora, una encargada de redes sociales que trabajan de manera externa.

    1 800 litros de leche puede procesar cada día esta empresa en sus instalaciones.

    15 000 dólares de un crédito bancario permitieron equipar la nueva planta de un crédito bancari., permitió equipar  la nueva planta.

    El Gerente 

    David Chiriboga 
    El éxito de nuestros quesos es que son completamente artesanales y naturales. Esas características nos permiten ofrecer un producto único, que es muy bien valorado por los consumidores. Hoy en día los restaurantes de comida italiana en Quito son el principal mercado, pero seguimos trabajando para posicionar nuestros quesos en otras ciudades del país como Guayaquil. En el proceso una de las claves fue que aprendí a delegar el trabajo. Ahora tenemos nuevas metas por cumplir.

    La planta de producción de Friulatte se encuentra cerca de Checa, población ubicada al oriente de Quito. Allí trabajan ocho personas. Foto:Vicente Costales / LÍDERES
    La planta de producción de Friulatte se encuentra cerca de Checa, población ubicada al oriente de Quito. Allí trabajan ocho personas. Foto:Vicente Costales / LÍDERES
  • Dos primos dan impulso a una bebida artesanal

    Redacción Quito (F)
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    La inspiración y la idea de elaborar licores caseros a base hierbas y frutas nace a partir de una tradición de la familiar.

    Patrizio Galeotti-Flori, proveniente de Italia, tenía un gusto peculiar por la preparación de infusiones naturales. Por esta razón, el pionero se dedicó a preparar licores artesanales dentro de su domicilio. Su hijo Titi Galeotti-Flori y su sobrino Luca Galeotti-Flori decidieron seguir con la tradición familiar.

    Los dos primos desarrollaron el emprendimiento que se denominó La Limonaia, a finales del 2016 en Ecuador. Un año y medio después, en junio de este año empezaron con la distribución.

    Esta iniciativa tomó forma tras preparar la primera muestra de licor, Limoncello, para sus amigos y familiares hecho con base de una receta de la abuela de los jóvenes.

    “Elaboramos nuestra primera receta con un clásico bajativo italiano de limón”, cuenta Luca.
    La marca cuenta con dos tipos de productos para el consumidor: La Limonaia Limoncello a base del dulce de limón y La Limonaia Cedroncello que combina ingredientes naturales con la mezcla del dulce de cedrón.

    Los emprendedores aseguran que sus productos se elaboran con ingredientes ecuatorianos y la mezcla de recetas italianas.

    Los precios de los insumos, según sus presentaciones, oscilan desde USD 19 hasta USD 23.
    Desde este año, La Limonaia se posicionó en restaurantes, locales, licorerías, edificios y, recientemente, en haciendas del país, principalmente, en la capital. Algunas de estas ‘vitrinas’ son Tinto Blanco Wine Bar, Datu Gourmet, Floralp, El Market Express, Hacienda Zuleta, Hacienda El Porvenir, entre otras.

    Los jóvenes manifiestan que su emprendimiento recibió apoyo por parte de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación desde el desarrollo de la marca.

    Luca dice que La Limonaia Cedroncello fue reconocido como el segundo producto más innovador en una reciente feria de Quito.

    La microempresa trabaja, únicamente, con Tito y Luca Galeotti-Flori. Sin embargo, aseguran apoyar al comercio justo del país ya que el cedrón, entre otros insumos naturales provienen de comunidades de la Sierra.

    Los jóvenes tienen previsto contratar, próximamente, un grupo de empleados que colaboren con la distribución y administración de los productos.

    La materia prima proviene de negocios del Ecuador a excepción de las botellas. Este insumo se importa de Perú e Italia por la escasez de estos bienes en el país.

    Los licores, según Tito, están dirigidos para personas mayores de 18 años, que aprecian el buen licor con ingredientes bajativos e innovadores y que apoyan al emprendimiento nacional.

    La Limonaia tiene previsto en los próximos meses expandirse a escala nacional con cadenas distribuidoras del país que colaboren con la estandarización de sus productos. Mientras tanto, los Galeotti-Flori se enfocan en lograr una estabilidad en la capital con consumidores fijos.

    Javier Vásconez adquirió una botella de La Limonaia Cedroncello. “Este licor tiene ingredientes de calidad y lo mejor es que tiene un sabor agradable y apetecible”.

    Isabel Jácome probó La Limonaia Limoncello y asegura que este producto en realidad es un bajativo de alimentos.

    Datos

    La Limonaia elaboró sus productos con algunas tradiciones y recetas italianas de su abuela y con la mezcla de la cultura ecuatoriana.

    La inversión inicial del emprendimiento fue de, aproximadamente, USD 4 000.

    Los emprendedores elaboran cocteles que combinan vodka o la bebida de jengibre, Ginger Ale con sus dos tipos de licores de cedrón y limón.

    Las tareas que demanda el emprendimiento se dividen entre Titi y Luca.

    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Carteras y artículos con diseño artesanal

    REDACCIÓN QUITO  (F)
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    El interés por fusionar tradición, diseño y color en una sola cartera impulsó a Pamela Carrera y Karina Yánez a posicionar su marca Civetta en el mercado nacional.

    Pamela, desde que era una niña, sintió el deseo de fabricar carteras con colores llamativos. Su abuela, quien tenía experiencia en la elaboración de este material, se convirtió en ‘cómplice’.

    Civetta se desarrolló en el 2014, cuando Carrera decidió crear un negocio con diseños propios que llevaran su marca. Más tarde, Yánez decidió unirse a esta iniciativa, que tiene carácter sustentable.

    Ese año, el emprendimiento lanzó sus primeras muestras de carteras, bolsos, shigras y accesorios para mujer.

    Estos productos se fabricaron como obsequios para los familiares de Pamela, que residen en el extranjero. Tras evidenciar la aceptación por parte del público, la marca decidió elaborar mayor número de muestras y combinar las shigras con colores llamativos como el amarillo, fucsia, turquesa, entre otros. A estos diseños se les incluyeron detalles de cuero.

    La microempresa presentó por primera vez sus productos en la feria El Grand Bazar. Este encuentro permitió dar a conocer la marca en el mercado nacional.

    Las emprendedoras participan periódicamente en ferias a escala nacional. También ha presentado sus diseños en El Mercadito (Guayaquil) y El Zoco, en Cumbayá.

    Civetta rescata el diseño artesanal del país y lo muestra en ferias. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Civetta rescata el diseño artesanal del país y lo muestra en ferias. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

    Civetta también presentó sus productos, por dos años consecutivos, en el Centro Interamericano de Artesanía y Artes Populares (Cidap). Según Carrera, la marca fue seleccionada de entre un grupo de artesanos reconocidos .

    La materia prima del negocio es nacional. La marca fabrica sus productos con cuero de diferentes curtiembres de Tungurahua. Mientras que los herrajes de las shigras son importados por la escasez de este material en Ecuador.

    La texturas y tejidos artesanales son materiales que sirven para combinar con el cuero. Esta materia prima proviene de la Sierra.

    Civetta trabaja con un sistema de comercio justo. Busca aportar a la cadena de producción nacional.

    De esta manera, madres tejedoras de la Sierra colaboran con la confección de las shigras.

    La marca mantiene contacto directo con las comunidades para evitar intermediarios. “Muchas veces ellos se llevan el porcentaje más alto de ganancia. Queremos ser un negocio independiente”.

    El producto estrella del emprendimiento es la shigra. Este artículo lidera en el mercado por sus diseños y mano de obra.

    Civetta vende a través de redes sociales, de su página web y de su local ubicado en el norte de la capital. Cuenta con un taller en el que se fabrican la mayor parte de productos, que está en Cumbayá.

    La microempresa produce una gama de productos enfocados en la mujer. Esta línea de artículos incluye carteras, guantes, mochilas, bolsos, billeteras, llaveros y calzado. En septiembre prevé lanzar su línea de artículos para el hogar.

    La línea de indumentaria es fabricada a mano por las tejedoras, artesanos y las emprendedoras.

    La distribución de las carteras y accesorios se realiza de manera personalizada por parte del equipo de trabajo de Civetta.

    Los precios de los productos van desde USD 5 hasta, máximo, USD 78 . Las emprendedoras aseguran que los artículos de hogar tendrán costos similares, asequibles para el público.

    En los primeros meses del 2018, Civetta empezó a trabajar con Yacana, una empresa con sede en Francia que busca promocionar productos innovadores de América Latina para distribuir en Europa.

    El emprendimiento trabaja con ocho personas que colaboran en el taller del negocio, en el área administrativa, en la fabricación de la línea de productos y la confección de sus artículos. A parte cuenta con la colaboración de artesanos nacionales.

    Fernanda Trujillo adquirió una cartera y una billetera de Civetta. “La marca ofrece una variedad de diseños para escoger. Los productos son de buena calidad y amplios para accesorios”.

    Datos

    El emprendimiento requirió USD 10 000 como inversión inicial para maquinaria, compra de materiales, entre otros.

    Civetta mantiene un crecimiento anual de más del 100% .

    La microempresa oferta sus productos a través de su página web www.civetta.com.ec y de sus redes sociales como “Civetta Ecuador”.

    La marca mantiene ingresos mensuales de, aproximadamente, USD 4 000. Aspiran crecer en el mercado nacional.

    Civetta participa, continuamente, en ferias de emprendimiento organizadas a escala nacional.

    Pamela Carrera exhibe su línea de carteras y accesorios, en el  local ubicado en el norte de la capital. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Pamela Carrera exhibe su línea de carteras y accesorios, en el local ubicado en el norte de la capital. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Un helado artesanal con un toque exquisito

    José Luis Rosales

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    Una variedad de formas y colores de helados ofrece Cosecha Gourmet. En un año que está en el mercado, esta firma de la capital imbabureña amplió de 5 a 20 sus sabores.

    Uno de los últimos que lanzó al mercado este mes fue el de almendras y cerezas. Ahora busca conquistar el paladar de los exigentes veganos, con mantecados como leches de almendra y de soya.

    Todos llevan salsas de frutas. Hay combinaciones como fresa con naranja, limón con hierba buena, mora y frambuesa, vainilla con trozos de chocolate orgánico, mango y limón…

    El objetivo es conquistar el mercado con un producto diferente, comenta Cinthya Robalino. Esta ingeniera en Alimentos, de 26 años de edad, está al frente de la fabricación de este helado artesanal, que no lleva ni conservantes ni saborizantes.

    La idea de instalar la factoría de helados nació luego de un viaje que Robalino hizo a Argentina, en el 2015. Luego, se capacitó sobre la elaboración y tecnificación de este alimento congelado.

    Uno de esos cursos recibió con expertos del Mundo del Helado. Ahí aprendió técnicas de cómo hacer un producto de alta calidad y bajo costo. También sobre maquinaria, inversión y rentabilidad.

    La joven profesional se desempeña como gerente y está al frente de la planta procesadora, que da empleo a cinco personas.

    Aunque al inicio el modelo de negocio contemplaba la venta solo a granel para hoteles y restaurantes, eso dio un giro. Se percataron que las paletas no solo tenían buena aceptación, sino que además, les permitía llegar a un mayor número de consumidores.

    Hoy procesan 2 000 paletas a la semana. Aunque la planta tiene una capacidad instalada para producir 3 000, en el mismo período.

    Estos mantecados vienen en dos modelos. Uno es de forma rectangular y el otro ovalado, lo que permite diseños diferentes. Cada una pesa tres onzas.

    La factoría está equipada con un abatidor de temperatura, que permite que el zumo de fruta se congele a -25°C, lo que garantiza la estabilización del producto.

    Desde el año pasado, esta microempresa de Ibarra busca conquistar los más variados paladares con ingeniosas fórmulas. Ofrece 20 sabores. Foto:
    Desde el año pasado, esta microempresa de Ibarra busca conquistar los más variados paladares con ingeniosas fórmulas. Ofrece 20 sabores. Foto:

    El líquido previamente pasa por una máquina pasteurizadora, para eliminar bacterias y mejorar la calidad del alimento. Luego, en una batidora se obtiene la crema semicongelada, que es conocida como gelato y luego se la transforman en paleta.

    El lanzamiento de la marca Cosecha Gourmet se hizo en junio del año pasado. En septiembre establecieron el primer punto de venta en la ‘Ciudad Blanca’, en panaderías del Tío Sam.

    Ahora cuentan con 25 puntos de venta entre Imbabura y Quito, explica Paúl Sotomayor, responsable del área comercial. A la capital de la República ingresaron desde enero pasado.
    Entre sus clientes están bares, cafeterías y restaurantes. “Nosotros ofrecemos personalización en sabores”, señala Sotomayor.

    Eso les abrió las puertas del restaurante Dulce Albahaca, que se especializa en comida nacional e internacional, versión vegana y vegetariana, que funciona en las calles Juan León Mera entre Baquedano y Wilson, en el norte de Quito. Su propietario, Marco Molina, comenta que sus clientes resaltan la suavidad y la cremosidad de este helado. Para este segmento han desarrollado cinco sabores.

    Para arrancar el emprendimiento se necesitó una inversión de USD 30 000, que se destinó para la compra de maquinaria y la adecuación de la planta.

    A esa cifra, ahora se suma USD 15 000 más que se necesitaron para la adquisición de un automotor para la distribución del producto.

    Cosecha Gourmet le apuesta a un modelo similar al de otras firmas, a través de congeladores. Por la compra mínima de USD 200 le instalan uno, en comodato.

    Para garantizar la materia prima apuestan al modelo de comercio colaborativo con productores de la zona. El mango llega del valle del Chota, las frutillas de San Pablo y las moras del valle de Íntag. El chocolate, que es orgánico, proviene de Juan Cacao, de Quito.

    Para este año, la próxima meta es abrir un punto de venta directo, en el que ofrezca toda su oferta.

    Por el primer aniversario, del 1 a 7 junio la marca obsequiará a los clientes que adquieran una paleta de tres onzas, una más pequeña.

    Cytnhia Robalino fundó Cosecha Gourmet. Ella asegura que apuesta a ofrecer un producto de calidad y precio accesible. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Cytnhia Robalino fundó Cosecha Gourmet. Ella asegura que apuesta a ofrecer un producto de calidad y precio accesible. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • El chocolate artesanal se elabora en familia

    Cristina Marquez

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    Las barras de 3H Chocoatl se pueden disolver en leche o en agua. Con solo un pequeño pedazo del chocolate y un poco de canela, la bebida adquiere un sabor y aroma intensos, además de un gusto original.

    El secreto, según los fundadores del emprendimiento, es que se trata de pasta pura de cacao. El producto no tiene saborizantes sintéticos, azúcares, grasas adicionales y tampoco ningún tipo de conservantes.

    “Nos esforzamos por rescatar el sabor original del chocolate, tal como lo bebían los ancestros. Además, al ser un producto totalmente natural, tiene varios beneficios para la salud”, afirma Jorge Ávalos, gerente de este emprendimiento.

    El proceso de producción de las barras consiste en secar las semillas de cacao, tostarlas, molerlas y retirar la grasa natural de la planta, hasta lograr la textura de una pasta. Todo ese proceso se realiza de forma artesanal en casa de la familia Ávalos.

    Jorge y sus hermanos se enamoraron del sabor del chocolate en su infancia. Ellos son oriundos del cantón Cumandá, al sur de Chimborazo, un sitio privilegiado para la producción de cacao fino de aroma debido al clima y a la altura.

    Su madre, Laura Yuqui, preparaba chocolate artesanal con los frutos que se recogían en las plantaciones de su casa. “El sabor de ese chocolate nunca se igualó a los otros que podíamos comprar en la tienda. Ahora sabemos que se debe a la preparación artesanal y a la calidad de nuestro cacao”, afirma el emprendedor.

    Antes de iniciar el negocio, la familia Ávalos se dedicaba a comercializar el cacao de sus plantaciones. Las semillas se enviaban a Guayaquil, sin embargo, se sentían perjudicados en los precios por los intermediarios.

    El valor del quintal del cacao decayó y la familia estuvo en crisis en varias ocasiones. Jorge, hoy de 35 años, decidió en el 2014 renunciar a su trabajo como técnico en mantenimiento de empresas privadas para mejorar la economía de su familia y fundar un emprendimiento propio.

    La investigación de mercado y la prueba de recetas duró casi dos años. Jorge experimentó con cacao de diferentes variedades y sembrado a distintas alturas, así descubrió diferencias de sabor en el cacao que se produce en la Amazonía, en la Costa, y en Cumandá, que es una zona tropical situada justo en los límites entre Chimborazo y Guayas.

    Cuando encontró la variedad que él consideraba perfecta elaboró barras de prueba para obtener opiniones de degustadores expertos. “Cuando logré obtener el sabor ideal, supe que había acertado en el blanco y que este chocolate impulsaría mi empresa”.

    En un inicio su familia no apoyaba la decisión de invertir en la idea de Jorge, pues desconfiaban del mercado que ya estaba copado con chocolates de más de una decena de marcas muy populares y posesionadas. Pero al final, optaron por confiar en el producto y se lanzaron al mercado.

    Ahora la empresa está integrada por cinco miembros de familia, cada uno cumple un rol importante. Édgar Ávalos y su madre Lorena se encargan la producción de cacao en Cumandá; ellos también se encargan del primer tueste de las semillas.

    Jorge y su esposa Ana María Martínez, se encargan de la manufactura de las tabletas de chocolate. Lo hacen en su casa, situada en el norte de Riobamba. Allí instalaron un taller en el que logran producir 4 000 barras al mes.

    Entre tanto, su padre Jorge y su hermano menor Edwin, se encargan de buscar mercado y pactar convenios para distribuir los productos. Actualmente, las barras se entregan en las tiendas Tía, ERPE, Santa María y Camari, además en comerciales naturistas de Riobamba, Latacunga y Guayaquil.

    Con esos canales de venta la facturación mensual del negocio bordea los USD 4 500.
    Los planes no se detienen. Para este año nuevos productos se sumarán al menú de la empresa familiar este año. Se trata de nuevas barras con endulzantes naturales y manteca de cacao.

    La idea de este emprendimiento es dar valor agregado a sus productos y diferenciarse de la competencia.

    Más datos

    Nuevos productos  se sumarán al menú de la empresa familiar este año. Se trata de nuevas barras con endulzantes naturales y manteca de cacao.

    Las barras de  chocolate que elabora 3H Chocoatl pesan 200 gramos tienen un precio muy competitivo: USD 1,60.

    La familia hizo  una inversión inicial de USD 5 000 para obtener registros sanitarios e implementos de cocina.

    Exportar es  la meta a largo plazo de este pequeña empresa ubicada en Chimborazo. El área de comercialización ya ubica posibles mercados en Italia y España.

    Jorge Ávalos es el gerente de este emprendimiento que tiene su base de operaciones en Chimborazo. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Jorge Ávalos es el gerente de este emprendimiento que tiene su base de operaciones en Chimborazo. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • La cerveza artesanal que se expande desde Loja

    Giovany Astudillo

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    El lojano Juan Cueva aprendió a elaborar cerveza de forma empírica, hace nueve años. Cuando regresó de Argentina hace dos años, tras seguir una maestría en televisión, montó una planta para preparar esta bebida.

    El objetivo de este ingeniero en electrónica y telecomunicaciones fue crear una cerveza artesanal de calidad. La producción empezó en octubre del 2015. Él diseñó su propia maquinaria y bajo su supervisión fue construida en un taller de metalmecánica en Loja. Fue elaborada en acero inoxidable y empezó produciendo hasta 1 000 botellas mensuales.

    Esa planta fue vendida este año luego de importar desde Italia, España y China los nuevos equipos, que funcionan desde octubre pasado. En la actualidad, la capacidad máxima de producción es de 70 000 botellas al mes, si trabajara todos los días.

    Pero solo cocina dos veces a la semana para cubrir la actual demanda, que llega hasta las 8 000 botellas mensuales. La fábrica está ubicada en el centro de Loja.

    Hace dos años Cueva empezó la producción con dos variedades: una rubia y una negra. En la actualidad, prepara cuatro que son una rubia estilo americano, una roja tipo escocés, una negra inglesa y una roja especial que lleva el nombre de Doctor Patrick en honor a su progenitor.

    “Esta última es muy robusta, tiene mucho cuerpo, mucho aroma… y tiene ocho grados de alcohol. El resto de las variedades tiene cinco grados”, señala Cueva. Todas son hechas de cebada malteada.

    Su trabajo se enfocó en homogenizar la producción. Para ello, no hace modificaciones en las recetas y lleva un estricto control de la materia prima y del proceso productivo. “Con eso logramos que no existan modificaciones entre los diferentes lotes de producción y que el consumidor tenga el mismo sabor siempre”.

    Él aspira llegar a un máximo de seis variedades de cerveza porque su prioridad es la homogenización en la producción. Según Cueva, durante estos dos años su principal desafío ha sido las ventas porque en el país recién inicia la cultura cervecera artesanal.

    El 2017 se enfocó en el posicionamiento de la marca, por ello en septiembre pasado realizó el lanzamiento oficial de marca en la Feria Internacional de Loja, en la que participaron empresas y comerciantes de Ecuador y Perú.

    Además, amplió sus ventas a supermercados, distribuidores, bares, restaurantes, gasolineras y otros establecimientos de Loja, Zamora, Cuenca, Quito y Guayaquil. Su intención es llegar a nuevos mercados como la Sierra norte y El Oro. Cueva dice que, si bien les interesan las grandes ciudades, se enfocará en abrir mercado en urbes donde hay menor competencia.

    Para cumplir ese propósito, él realiza alianzas estrategias con distribuidores. Un acuerdo se concretó con la Industria Licorera Embotelladora de Loja (licor Cantaclaro). Cueva asegura que este consiste en que esa empresa incluya a Südbier dentro de su portafolio de productos y aprovechar su línea de distribución.

    En la actualidad, esta empresa cervecera vende sus cuatro variedades en botellas de 330 ml, que cuestan USD 2,25 y en barriles de 30 litros, que tienen un precio USD 110. Desde el próximo mes, lanzará al mercado la botella de 500 ml, que costará USD 3,75.

    Galo Piedra es dueño de Morelia Parrilla, que funciona en el centro de Loja. “Compro esta cerveza desde hace dos años porque su calidad, sabor y porque tiene buena demanda, sobre todo, de los extranjeros”. Cada semana adquiere seis cajas (24 botellas cada una) de cada variedad de Südbier.

    Juan Cueva invirtió USD 120 000 en la nueva línea de producción que importó desde China, Italia y España. Está en funcionamiento desde octubre pasado en el centro de la capital lojana. Fotos: cortesía de Südbier
    Juan Cueva invirtió USD 120 000 en la nueva línea de producción que importó desde China, Italia y España. Está en funcionamiento desde octubre pasado en el centro de la capital lojana. Fotos: cortesía de Südbier
  • Las recetas de su pan artesanal se saborean en Quito

    Sofía Ramirez

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    Once variedades de pan artesanal: con avena y miel, con chía, entre otros, es la propuesta de La Fábrica, panadería y pastelería boutique de autor.

    Su nombre, según Xavier Echeverría -propietario del establecimiento- se debe a que todas las recetas son de su autoría. “Ese -dice- es el valor agregado que ofrecemos a nuestros clientes”.
    Este chef de 34 años indica que en sus años de formación en esta profesión en la extinta Universidad Santo Tomás, no le llamaban la atención las materias relacionadas con panadería y repostería.

    No obstante, su clic con esta actividad llegó en el 2015, durante un viaje familiar a Orlando (EE.UU.)

    En esta ciudad conoció el concepto de panadería boutique. Esto se refiere a la creación de variedades de panes con recetas o ingredientes como tomate deshidratado, pasas, al pesto, entre otros, los cuales le dan al tradicional pan un toque gourmet.

    Echeverría regresó de su viaje para reiniciar sus labores en una empresa gourmet ubicada en Manta, pero su determinación de tener negocio propio lo llevó a renunciar a mediados del 2015.
    Y en dos meses, una vez que este emprendedor se radicó en Quito, empezó a delinear su plan de negocios para su emprendimiento.

    En octubre de ese año se inauguró La Fábrica, en Cumbayá. Sin embargo, a los tres meses se trasladó a otro local que se encuentra en el norte de Quito.

    Xavier Echeverría
    detalla que en un inicio solo tenía una persona que lo ayudaba en la elaboración de los panes artesanales, pero actualmente las plazas de trabajo aumentaron.

    El emprendedor explica que minuciosamente trabaja en cada receta para sacar cada semana distintas variedades de pan. Para eso utiliza sus máquinas de hornear y diferentes mezcladoras.

    El emprendedor cuenta que en los primeros meses de operación de La Fábrica decidió extender su línea de producción a otros productos, como masas dulces, galletas, bollos o bizcochos.

    En un inicio, utilizaba un 30% del quintal de harina para elaborar el pan, pero esto se incrementó con la demanda del producto.

    Ahora el emprendimiento trabaja con más de cinco proveedores. Algunos ingredientes, como las frutas para elaborar el relleno, los compra en los principales mercados de Quito.
    Una de las proveedoras es Sofía Villacís, dueña de Vilo’s. Su negocio elabora queso lojano amasado y tortillas de yuca sin gluten.

    Desde mayo pasado, este negocio entregaba cinco libras de queso amasado cada 15 días a La Fábrica. Y en este año tratarán de ubicar en ese negocio otros productos como las conservas.

    Desde el año pasado, La Fábrica fortaleció su menú de desayunos, y también se convirtió en vitrina para exponer a otros emprendedores quiteños. Por ejemplo, las marcas de cerveza artesanal Speck y Sra tienen mayor exposición desde que se ofertan en La Fábrica, detalla Juan Jácome, propietario de la cervecería Speck.

    Desde febrero pasado, ambos emprendimientos se contactaron vía Facebook para entablar relaciones comerciales.

    La Fábrica en este año tiene la consigna de elaborar más variedades de pan y masas dulces.
    La parte de publicidad y comunicación es esencial, por lo que fortalecerán sus distintos canales como redes sociales para viralizar su producto, cuenta Echeverría.

    Este negocio también tiene como objetivo apoyar a otros emprendedores en sus perchas.

    Xavier Echeverría es el chef que elabora recetas artesanales para el pan. Su emprendimiento, denominado La Fábrica, está ubicado en el norte de Quito. Ofrece 11 variedades de pan al día. Fotos: Paúl Rivas/LÍDERES
    Xavier Echeverría es el chef que elabora recetas artesanales para el pan. Su emprendimiento, denominado La Fábrica, está ubicado en el norte de Quito. Ofrece 11 variedades de pan al día. Fotos: Paúl Rivas/LÍDERES