Etiqueta: cacao

  • Apoyo a la siembra de madera y cacao en Esmeraldas

    Redacción Esmeraldas

    Un proyecto agroforestal que contempla la siembra de cacao y madera involucra a 500 agricultores de 32 comunidades de Esmeraldas, Pichincha e Imbabura.

    La iniciativa partió de la Fundación Forestal Juan Manuel Durini y su programa Bosques para Siempre, con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento, hoy Banco de Desarrollo de América Latina.

    Ángel Jácome, director de la Fundación, explica que la finalidad es contribuir a que los agricultores mejoren sus ingresos económicos. Ellos recibieron guías metodológicas y capacitación sobre cómo plantar variedades de cacao y madera.

    En la primera fase que empezó en junio del 2010, participaron 250 agricultores. En el 2011 se involucraron otros 250. La meta es tener 500 hectáreas sembradas de cacao fino de aroma y madera.

    Los agricultores tienen tres maneras de sembrar: con linderos establecidos con árboles forestales; mediante plantaciones agroforestales, donde se mezcla cacao con árboles forestales; y con el método de plantaciones puras.

    JoséÁlvarez, uno de los beneficiados del proyecto, sembró cuatro hectáreas con cacao fino de aroma, a orillas del río Canandé, en Quinindé. “El apoyo técnico entregado ha sido importante”.

    Otro de los beneficiados es Pedro Quintanilla, de la Comunidad Unidos Venceremos Dos, del cantón Pedro Vicente Maldonado. Cuenta que aprendió a mejorar la poda y la clonación del cacao para mejor la calidad del producto.

    A los agricultores se les entrega, sin costo, 300 plantas de cacao fino de aroma y 300 plantas de cuatro especies: laurel, terminalia, melina y jacarandá.

    Las plantas son altamente productivas. En el caso de la madera, los agricultores cosecharán después de 14 años, y el cacao entre 16 y 24 meses. Con la genética aplicada se obtendrán más cacao por hectárea, asegura el director de la Fundación.

    Si una finca producía dos quintales por hectáreas, con las nuevas técnicas, se tendrá 25 quintales, aclara. Ahora se trabaja en la consecución de empresas anclas que garanticen la compra del cacao.

    En el caso de la madera, la Empresa Endesa Botrosa, compraría toda la producción en las zonas intervenidas, tras la firma de un acuerdo con los agricultores.

    La inversión en el proyecto es de USD 450 000. El Banco de Desarrollo de América Latina aporta con 150 000 no reembolsables, explica Jairo Tiusabá, ejecutivo de Competitividad del organismo.

    En la primera fase se involucraron a 15 comunidades, y en la segunda 17. El proyecto termina en julio de este año. En lo posterior se incorporarán a más comunidades a que participen en reforestación, una vez que se evalúe el proceso.

    En una tercera etapa se hará la conexión entre los agricultores y el gran mercado para vender el cacao sin intermediarios.

  • Transmar Ecuador: su cacao pesa en el extranjero

    Redacción Guayaquil

    Los granos y el licor de cacao son la oferta de Transmar Ecuador. La empresa es filial de Transmar Group, una empresa familiar fundada en Nueva Jersey (EE.UU.), en 1980, por Peter Johnson.

    En 1998, Transmar Group abrió una oficina de exportación de granos de cacao en Guayaquil, bajo el nombre de Colonial Cocoa de Ecuador S.A. El crecimiento y éxito del negocio llevó a la firma a abrir en el 2008, una planta de licor de cacao en el kilómetro 14,5 de la vía a Daule, en el norte de Guayaquil. Así, la oficina y la planta se integraron y juntas pasaron a llamarse Transmar Ecuador.

    Timothy Johnson, hijo del fundador Peter Johnson, es quien dirige la empresa en Ecuador. Sin embargo, las operaciones se manejan de manera vertical e independiente. La firma en el país es gerenciada por cinco ecuatorianos en las áreas comercial, financiera, de planta, de proyectos y de control de proceso. El resto del personal es también ecuatoriano.

    En la planta, que tiene una superficie de 2 hectáreas, trabajan 200 personas. 80 personas laboran en el área operativa y 120 en el área administrativa y de ventas.

    Alberto Nácer, gerente comercial de Transmar Ecuador, explica que la organización tiene cinco estaciones en las que se produce el cacao y están ubicadas en los sectores de Vinces, Taura, Naranjal, Buena Fe y en la planta de Guayaquil.

    Cedric del Marcelle es jefe de la estación de Vinces. Explica que en estos lugares se acopia el cacao y luego se envía en camiones a la planta. Añade que la empresa es muy exigente respecto al proceso, porque busca producir la mejor calidad.

    Una vez en la planta, el cacao se destina a la bodega de granos, que tiene 1 528 m², para su respectivo proceso. Allí, se revisa y selecciona. “El porcentaje máximo de humedad que debe tener es de 7%, si es más de eso, lo descartamos”, dice Nácer.

    En el caso de los granos, pasa por un proceso de cinco etapas que dura cuatro días. Las cuatro primeras fases son limpieza, pretostado, tostado y molienda. Para esto, la empresa cuenta con seis secadoras, tres distintos tipos de molinos, un tostador y otras máquinas especializadas.

    El último paso corresponde al almacenamiento y empaque. Todo el proceso se controla a través de computadoras desde la central de control. El empaque se realiza en cajas de 20 y 25 kilogramos (kg) y fundas de 25 kg, para la exportación.

    El 50% de la producción se exporta a Estados Unidos y el restante a América Latina, Asia y Europa. También se realizan ventas localmente. “Sin embargo, es un porcentaje mínimo”, dice Nácer.

    En América Latina se exporta básicamente a Chile y México. En Estados Unidos, el cacao se vende a marcas como Mars y Nestlé. Los destinos en Asia son principalmente Japón y China. En Europa llegan a Finlandia, Alemania y Rusia. Uno de los clientes más importantes en ese continente es la marca alemana de chocolates Ritter Sport.

    Del Marcelle destaca la responsabilidad social de la empresa. “Trabajamos directamente con los agricultores. Transmar se preocupa por pagarles el precio justo y aumentar su producción”, dice.

    Este trabajo conjunto y responsable ha hecho que la empresa crezca en su último año de operación. La facturación de la firma fue de USD 45 millones en el 2009 y de 36 millones en el 2010. En el 2011, las ventas aumentaron en un 97%, alcanzando una facturación de USD 71 millones. El valor corresponde a 24 500 toneladas de cacao, entre granos y licor.

    Uno de los clientes en Ecuador es la firma de helado Sorbetto. Aldo Faidutti, propietario, dice que compra cacao a Transmar desde hace cuatro años. Destaca la calidad y sabor del producto. “Como marca buscamos lo mejor del mercado y creemos que lo tienen. Cuenta con tecnología de punta y rigurosos procesos que hacen que su cacao sea de calidad”.

    La firma en cifras

    La producción. El 25% de la producción corresponde a licor de cacao y el 75% a cacao en grano.
    Los laboratorios. La planta cuenta con dos laboratorios, uno de granos y otro de licor. Allí se realizan análisis de los productos.

    EL INSIGNIA

    ‘Aquí se reconoce el esfuerzo individual’

    Julio Moscoso / jefe comercial

    En el 2009 ingresé a Transmar como asistente. He tenido un crecimiento bastante rápido dentro de la empresa, ya que cada año he subido un puesto. Hoy soy Jefe Comercial y me siento muy a gusto con las labores que realizo. En este cargo he podido aplicar todos los conocimientos que aprendí en la universidad y, además, seguir aprendiendo día a día.

    El ambiente de trabajo es excelente, ya que los propietarios se preocupan por el bienestar de todos los colaboradores de la firma. Los directivos son abiertos a sugerencias y se mantienen cercanos a los empleados. Los horarios son un poco pesados, especialmente cuando es temporada alta de cosechas, pero el esfuerzo vale la pena. Los ingresos son altos y el esfuerzo individual es valorado y reconocido.
    Gracias a Transmar he recorrido casi todo el Ecuador e incluso otros países.

  • La devoción por el cacao les empujó a tener su negocio

    Redacción Guayaquil

    Para lograr que el cacao tenga buen sabor es necesario fermentarlo por tres días; luego, se tuesta y finalmente se muele. Ese es el proceso que desarrolla Alba Beltrán para la elaboración de postres y bebidas, con base de ese fruto, que comercializa en Bendito Cacao. Se trata de una chocolatería artesanal, ubicada en Urdesa (norte de Guayaquil).

    La oferta consiste en alfajores, bombones, tortas, bebidas frías y calientes… todo de chocolate. “Quisimos crear en la ciudad un espacio dedicado al chocolate, donde la gente pueda apreciar su aroma y sabor”, afirma Adrián Avilés, hijo de Beltrán y director de marketing del negocio.

    La iniciativa la tuvo esta apasionada por la gastronomía, en el 2009; sin embargo, no contaba con el capital para invertir.

    En ese año armó el proyecto que, al año siguiente, se presentó en el concurso para emprendedores ‘Siembra Futuro’, organizado por Cervecería Nacional (CN). No obtuvo el premio de financiamiento, pero ganó una capacitación y asesoría técnica. En el 2011, volvió a participar y en diciembre, ganó USD 15 000.

    Mariana Bonilla es la jefa de Inversión Social de CN. Ella comenta que ‘Siembra Futuro’ busca financiar proyectos sostenibles que aporten a la economía del país. “El proyecto de Beltrán llamó la atención, porque financieramente rendía y se trataba de un tema innovador”.

    El emprendimiento abrió en abril, tras adecuar un local de 53 m², y comprar los implementos y el mobiliario. La decoración es de estilo artesanal, inspirada en la era cacaotera (a inicios del siglo pasado).

    “Ese estilo y la música hacen de Bendito Cacao un lugar acogedor”, dice Alejandra Martínez, una joven ejecutiva y clienta asidua. Ella afirma que a diario, al salir del trabajo, va a la chocolatería. “El ambiente y los postres me gustan tanto, que se ha vuelto casi una adicción”. Sus preferidos son el cheesecake y el tiramisú.

    Una opinión similar la tiene Alfredo Iglesias, quien es cliente de Bendito Cacao desde que el local abrió hace cinco meses. “El ambiente del lugar invita a relajarse y pasar un momento cómodo debido a la música”. Iglesias agrega que es un sitio excelente para leer un libro. Sobre los postres dice que prefiere los alfajores, pero que “todo es tan agradable que es muy difícil decidir qué comer”.

    Como Martínez e Iglesias, los consumidores de lunes a sábado son jóvenes. Los domingos, en cambio, la clientela se caracteriza por ser de mayor edad, además de familias. En total, unas 100 personas visitan el local cada semana. Por esta afluencia, la facturación promedio de Bendito Cacao es de USD 2 500 al mes.

    Para atender la demanda, la chocolatería se provee de unas 40 libras mensuales de cacao en grano. Proviene de las provincias de Los Ríos y El Oro.

    Sobre la oferta

    Lo más demandado. Los productos con mayor demanda varían de acuerdo al target. Los jóvenes prefieren  el fondue de chocolate; los adultos, el chocolate caliente.

    Otros productos. Para acompañar el dulce, dentro del portafolio de productos se incluyen productos tradicionales de sal. Destacan la humita y los aplanchados de queso.

  • Los atractivos de Guayaquil se presentan en chocolate

    Redacción Guayaquil

    La Rotonda, la Columna de los Próceres, el cacique Guayas, la Torre Morisca, las iglesias San Francisco y Santo Domingo, el edificio del Municipio, entre otros, constituyen sitios emblemáticos de Guayaquil que fueron reproducidos a escala en chocolate.

    Las figuras elaboradas con cacao fueron parte de la exposición ‘Guayaquil en chocolate’. Bajo ese nombre se cumplió la muestra que tiene como eje el cacao, pero que, en esta ocasión, tiene un toque distinto al de las muestras anteriores. Es la ‘pepa de oro’ en forma artística.

    Lourdes Delgado, presidenta de la Corporación Cacao Forum, y Corina García, gerenta de Meta Representaciones, decidieron este año montar la exposición destacando lugares representativos de la ciudad. La muestra se cumplió la semana pasada en el vestíbulo del Centro Cultural Simón Bolívar, en el Malecón 2000.

    Delgado explicó que la tarea de producir estas obras de arte las encomendaron a los artistas y artesanos Carlos Bermúdez, Juan José Cruz y Fernando Pilai.

    Bermúdez contó que cada una de las cinco réplicas que elaboró le tomó un promedio de seis días de trabajo. “Al chocolate se lo vuelve como una masilla. Se le da una mezcla especial para hacerlo tipo plastilina. Es como amasar pan”, explicó este artista.

    Para el artesano, que por primera vez trabaja con este material, las obras requirieron dedicación especial porque, además de hacerlas pieza por pieza, hay que realizar minuciosamente cada detalle. “Todo es a mano, sin molde. Las piezas se van pegando con el mismo chocolate. Además, los muñecos tienen un esqueleto de alambre”.

    Gino Luzi, gerente del Grand Hotel Guayaquil, auspiciante de la muestra, fotografiaba la réplica del Palacio Municipal. “Es uno de los mejores trabajos. Tiene bien definidos todos los detalles y lo mejor, es de chocolate”.

    A Dino Domínguez, guayaquileño, director de la feria Mi Lindo Ecuador en Nueva York y en Miami, el trabajo que más le llamó la atención fue la Columna de los Próceres. “Es novedoso que se haga este tipo de eventos donde los íconos de Guayaquil, hechos con chocolate, representan una nueva forma de promocionar el turismo de la ciudad, así como la producción cacaotera del país”.

    El público que llegó a la exposición mostró su agrado. “Excelente trabajo. El encuentro de Bolívar y San Martín se ve tan real como la estatua original”, exclamó Carmen Arzube, mientras veía la réplica de La Rotonda.

    Ana Castillo y Felipe Andrade, en cambio, elogiaron la elaboración del monumento a Alfaro.

    Según Corina García, organizadora de ‘Guayaquil en Chocolate’, a través de este programa se busca aportar al desarrollo cultural de la urbe , especialmente en niños y adolescentes. Por eso, en el marco de la exposición se realizó Chocolateando, una actividad pensada exclusivamente para niños.

  • El nuevo chocolate usa más cacao y se mezcla con frutos y especias

    La producción de chocolate en el país está en una etapa en la que se aplican nuevas recetas. Esa innovación viene con la elaboración de tabletas que mezclan cada vez más cantidad de cacao fino de aroma con frutos y especies, como maracuyá, naranja, ají, mortiño, jengibre…

    Una de las marcas que participa en esta evolución es Pacari. Santiago Peralta, su representante, explica que en el país el chocolate más popular aún es el de leche, tal como ocurre en todo el continente. Sin embargo, advierte que en los últimos cuatro años se han desarrollado marcas de chocolate negro que han ampliado la oferta en el mercado local.

    Como ejemplo, Peralta menciona que Pacari ha desarrollado tabletas de chocolate con uvilla o mortiño. “Hemos innovado en nuevos procesos y ahora contamos con reconocimiento y certificaciones internacionales”, dice el representante de la marca que envía cerca del 40% de sus exportaciones a Europa.

    Otra de las marcas que desarrolla nuevos productos es Caoni. Su vocero, Roberto Brauer, coincide con Peralta en cuanto a las preferencias del paladar ecuatoriano. Este empresario del sector chocolatero señala que en el país existen dos mercados: el chocolate golosina y las tabletas elaboradas con cacao fino de aroma. “El primero es mucho más grande, es masivo, mientras que las tabletas son de nicho”. Esto se confirma con el número de empresas que cubren este segmento: “no somos más de cinco o seis”, en palabras de Brauer. Aún así, el representante de Caoni considera que el consumo de chocolate negro irá creciendo en el país.

    En las cadenas de retail se confirma la tendencia de innovar sabores. Una fuente de Corporación Favorita destaca que el uso de cacao fino de aroma para producir localmente chocolate de exportación ha sido la mayor innovación en los últimos años. También destaca las combinaciones de hierba luisa, sal, ají, etc., con cacao con determinación de origen. Esta oferta es parte de las 110 marcas de chocolate que vende Corporación Favorita.

    Chocolates Bios es otra de las marcas que se cuentan en el mercado local, que en el 2010 registró 25 establecimientos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Bios se especializa en tabletas y bombones de chocolate con leche.

    Su gerente, Juan Olgieser, cuenta que mantener la receta dulce original utilizada desde hace más de 70 años tiene beneficios: “Las ventas de nuestros chocolates crecen un 20% anual y mantenemos un target que elige nuestro producto. Además, el 25% de la producción de la empresa se envía a Costa Rica y Singapur”.

    No obstante, Bios también sigue la corriente y alista nuevos productos. Para eso invirtió unos USD 80 000 en nueva maquinaria, para elaborar tabletas con chocolate más amargo y otras variedades.

    Ahora, el reto del chocolate ecuatorianos es potenciarse en el país y en el extranjero. Cyril Prud’homme, de la firma Cyril-Boutique, comenta que entrar en Europa es muy difícil. “La competencia es muy grande; hay centenares de marcas de todo el mundo que buscan espacio”.

    Para este chocolatero francés, es importante tener cuidado en la mezcla del cacao y el manejo de publicidad fuera del país. “El cacao ecuatoriano es uno de los mejores del mundo, pero aún puede mejorar”.

    El embajador de Francia en Ecuador, Jean-Baptiste Main de Boissiere, también cree que la nueva oferta chocolatera ecuatoriana tiene potencial en el extranjero. “No solo se debe exportar, también es necesario fomentar el consumo interno para desarrollar nuevos gustos en cuanto a sabores. Solo así se fortalecerá a la industria chocolatera ecuatoriana”.

    El diplomático también recomienda transferir conocimientos de países con tradición chocolatera y desarrollar una política de cooperación entre la empresa privada y el sector estatal.

    Para Jean-Christophe Lievain, director de la Cámara Franco-Ecuatoriana, el reto de los productores es abaratar costos y mantener la calidad del chocolate. “Hay que aprovechar que Ecuador exporta el 70% del cacao fino de aroma del mundo”.

  • El cacao manabita se hace bombón en Cuenca

    Redacción Cuenca

    Un local de 30 m² alberga una oferta de 100 tipos de chocolate, en el centro de la capital azuaya. Caramelo, maracuyá, amareto, naranja, manjar, crema, menta… son algunos de los rellenos de los bombones que comercializa la iniciativa Chocolatino.

    Además del local céntrico, este emprendimiento abrió -el año pasado- un segundo punto de venta en el Mall del Río. Su facturación promedio mensual bordea los USD 4 000 y elabora unos 30 000 chocolates cada semana.

    El negocio se inició en el 2007 como un pasatiempo para Juan David Vintimilla, quien es su gerente. Su hermano Cornelio le enseñó a preparar los bombones para consumo personal y empezó a receptar pedidos de amigos y familiares. Con esa acogida identificó una oportunidad de negocio e invirtió USD 2 000 en moldes y pailas para preparar los chocolates.

    Al inicio, las ventas bordeaban los USD 800 al mes y tenía un empleado. Conforme crecieron los pedidos, Vintimilla invirtió otros USD 8 000 para arrendar el local en el centro y realizar adecuaciones. Un año después, destinó una cantidad similar y arrendó otro local en el Mall del Río (sur). Hoy tiene nueve empleados.

    Carolina Crespo es una de las clientas de Chocolatino. Esta cuencana rescata la variedad y frescura de los bombones. Dice que acude una vez a la semana y cada vez encuentra nuevas opciones.

    Eso no es casualidad, ya que Vintimilla señala que invierte cerca de USD 2 000 al año en la creación de nuevos sabores y moldes de diferentes formas, como corazones, flores, mariposas, pirámides…

    La selección del cacao es un proceso clave para la calidad del chocolate. Por eso, cada seis meses Vintimilla viaja a la provincia de Manabí para adquirir el producto. Joselito Mendoza cultiva este grano y vende, desde el 2009, a Chocolatino. “Es cumplido con los pagos y busca comprar a diferentes agricultores, para promover un comercio justo, sin monopolizar”.

    Además de chocolates, este negocio oferta helados con frutas y salsas de chocolate blanco o negro. Esta diversificación es para atraer a un segmento del consumidor diferente, dice Vintimilla.

    Uno de los productos estrella de esta iniciativa es el chocolate de taza, que es un bombón adherido a una cuchara de palo de 15 cm. Este chocolate se introduce en un pocillo de leche a 32 grados centígrados y se bate por un minuto. El resultado es la bebida caliente de cacao.

    Cecilia Andrade compra unas 10 unidades al mes del chocolate de taza, para preparar cuando recibe visita. Le gusta por la simplicidad, el sabor y porque “queda el recuerdo de la cuchara de palo”.

    Esta consumidora dice que gasta unos USD 6 al mes en adquirir este producto.

  • Cinco jóvenes apuestan al cacao del ‘pupo del mundo’

    Redacción Quito

    Argentina es reconocida por su carne y asados; Chile tiene su vino; Perú cuenta con su gastronomía posicionada en la región, ¿ y Ecuador qué?

    Esa fue la pregunta inicial que se plantearon, en el 2010, cinco jóvenes quiteños antes de emprender su negocio.

    Gabriela Freire, Angie Vinueza, María José Esquivel, Juan Manuel Martínez y Daniel Jaramillo investigaron durante dos años al país y su producción para encontrar nichos de mercado no explorados e implementar una idea innovadora.

    Cada uno proviene de diferentes profesiones: ingeniería en sistemas, diseño gráfico y auditoría. Pero tenían el objetivo común de iniciar su propia empresa.

    Luego del proceso de búsqueda definieron que el cacao fino de aroma era el producto ideal para su emprendimiento. Una de las razones es que solo el 5% del chocolate con mayor cotización en el mercado mundial es elaborado con este fruto, que se cosecha en las provincias de la Costa ecuatoriana.

    Ya con el cacao, decidieron retomar una bebida tradicional: el chocolate caliente de la abuela, pero con un valor agregado: la bebida ya no solo sería caliente. El consumidor también puede encontrarla fría, para que sea tomada en días calurosos o al medio día, por ejemplo.

    Además, decidieron darle sabor (maracuyá, frutos rojos, naranja y almendras) y acompañar la bebida con bocaditos y postres, como bizcochos de Cayambe, tortillas de tiesto y ‘muffins’ de maqueño.

    Al tener un portafolio de golosinas locales eligieron un nombre que le dé identidad y represente lo ecuatoriano. De ahí nació El Pupo, palabra en quichua que significa ombligo, el centro.

    Hasta ahora, la inversión asciende a USD 15 000. Con este monto realizaron los estudios de mercado, compraron materia prima, registraron la marca y encargaron la fabricación de una máquina, con especificaciones, para extraer la pasta de cacao para sus preparaciones.

    Otro dato que arrojó su estudio fue que el sur de Quito es un segmento no explorado y que tiene gran movimiento comercial. Por ello, el 15 de julio pasado abrieron su isla en el Quicentro del Sur.

    Desde su apertura, El Pupo Bebidas de Cacao Fino de Aroma, ha facturado hasta la fecha USD 3 000. Su público objetivo son jóvenes adultos (hombres y mujeres) que sobrepasan los 25 años.

    Gustavo Gálvez trabaja en ventas en una cadena de supermercados. Él asegura que compra la bebida de chocolate caliente unas tres veces por semana. “El sabor es genial, se siente el cacao puro. Además es beneficioso para la salud”.

    Oswaldo Hernández, otro cliente, coincide con Gálvez. Asegura que el sabor concentrado del cacao es único y que no ha encontrado esta característica en otra bebida.

    Los precios

    • Las bebidas. Las bebidas de cacao cuestan USD 2,50. Son elaboradas con cacao arriba, que se cultiva en la provincia de los Ríos.
    • Los acompañantes. Bizcochos de Cayambe, tortillas de tiesto y muffins de maqueño cuestan entre USD 1 y 1,50. También hay combos de bebidas y acompañantes que valen entre USD 3 y 3,25.

  • En Nueva York se premió la calidad del chocolate Pacari

    Redacción Quito

    El trabajo que realiza Chocolates Pacari desde hace 10 años genera reconocimiento a escala internacional. La empresa ecuatoriana que produce chocolate con cacao fino de aroma y que lo combina con mortiño, hierbaluisa, sal y otros ingredientes recibió 11 premios en el concurso International Chocolate Awards de las Americas que se cumplió en Nueva York, en septiembre pasado.

    Los premios incluyen una medalla de oro para la barra de chocolate Nube (que tiene una concentración del 70%); también recibió medallas de oro para los chocolates que se combinan con hierbaluisa, para las uvillas cubiertas de chocolate, entre otros productos de la firma.

    Santiago Peralta, fundador y representante de Chocolates Pacari, señala que los premios no son un logro solo para el Ecuador, sino para todo el continente. “Lo que hemos conseguido es algo enorme, ahora somos reconocidos en Nueva York, Los Ángeles, Londres, etc.”.

    Los premios obtenidos reconocen la trayectoria de esta empresa que, para la elaboración de sus productos, trabaja con agricultores y productores de cacao orgánico de Manabí, Esmeraldas y Los Ríos. En total, cerca de 3 000 familias son parte de la cadena productiva de este emprendimiento que exporta sus productos desde el 2007 y que en la actualidad llega a 27 países de Europa y América.

    Ahora, tras los premios conseguidos en Nueva York, Chocolates Pacari participará desde el 8 al 12 de octubre en la final mundial de los International Chocolate Awards, en Londres, Inglaterra.

    Peralta muestra su emoción y asegura que el trabajo directo con los agricultores es vital. “Respetamos el trabajo de los agricultores, pagamos precios justos, hacemos nuestro trabajo con un enfoque de responsabilidad social. Pero todavía hay mucho por hacer”.

    Felipe Ribadeneira, de la Federación Ecuatoriana de Exportadores, señala que los productos de Pacari tienen un alto valor agregado. “Su éxito está en controlar toda la cadena de abastecimiento de cacao orgánico. Lo que está logrando es fruto de un trabajo de años en el campo, lo que le permite contar con una materia prima de excelente calidad”.

    Otro mérito de Peralta y su equipo de trabajo, según Ribadeneira, es que Pacari piensa internacionalmente. “Esto es meritorio más aún cuando se trata de una mediana empresa, sin los mismos recursos que una gran compañía”.

    Sellos

    • Certificaciones. Chocolates Pacari tiene certificaciones como USDA Organic, Kosher, Raw Cacao, Demeter, entre otras.
    • Ingredientes. Los productos de la empresa combinan cacao orgánico con arándano, uvilla, cereza, higo, entre otros frutos.

  • Patricia León gira entre el aroma del cacao y las artes

    Redacción Guayaquil

    Cuando se le pregunta a la guayaquileña Patricia León a qué edad se vinculó con el mundo del cacao, ella sonríe y contesta: “Abrí los ojos y lo conocí de inmediato”. Dice no tener memoria de olores citadinos. “Mi vida toda tiene que ver con los olores del campo, especialmente con el del cacao”.

    Es esta pasión por la ‘pepa de oro’ la que la llevó a emprender en un proyecto para recuperar la cultura de este fruto. Se trata de Ciudad Cacau, un espacio donde, previa cita, pueden asistir las personas a degustar cacao en grano o como ingrediente principal, en preparaciones como chocolates artesanales, fríos y calientes.

    En ese sitio, ubicado en la avenida 9 de Octubre, en el centro de Guayaquil, es donde León comparte su conocimiento sobre el cacao. Por ello, allí también se dictan talleres y se proyectan videos relacionados con el mundo del cacao. Además, sirve como un espacio para las actividades artísticas y culturales.

    León ha realizado investigaciones sobre este fruto durante más de 20 años. Algunas de las más importantes las realizó en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), desde el 2004. Desde ese año trabajó en proyectos de responsabilidad social del bloque petrolero Espol-Ancón. Lo hizo hasta el 2011.

    Como parte de su labor investigativa, visitó comunidades de la Costa ecuatoriana que se dedican a la producción de cacao. En la comunidad de Morrillo (Santa Elena), por ejemplo, aprendió junto con las mujeres nativas de la zona, a elaborar vasijas de cerámica que se utilizan para moler los granos del fruto.

    Además, se relacionó con las comunidades y familias que se han dedicado a la producción a lo largo de las generaciones. “Una de mis intenciones es transmitir todos esos saberes a quienes visitan Ciudad Cacau”.

    Jenny Orrala es una de las artesanas que elaboran vasijas en Morrillo. Ella recuerda a León como una persona muy alegre, que impulsó el trabajo en su comunidad. “Ayudó a que muchas mujeres se vinculen nuevamente a las artesanías y puedan generar una fuente de ingresos con ello. Fue un gran motor para que se desarrolle el emprendimiento en la zona”, menciona la artesana.

    La emprendedora había heredado los conocimientos de su familia, originaria de la provincia de Los Ríos, que ha estado vinculada con el cultivo de cacao a lo largo de los años. Sin embargo, decidió profundizar más en estos saberes.

    A medida que León conocía más del fruto, asegura, también crecía su necesidad de compartir el conocimiento con los demás. Fue así que en el 2004, junto con cuatro amigos, creó el Festival Theobrama Cacao Libertus.

    El evento buscó vincular al público con el mundo del cacao, por medio de actividades artísticas y charlas. Se organizó nuevamente en el 2006, 2007 y 2009. “Mi idea es retomar el festival y motivar a más personas a emprender y crear productos con base en el cacao”.

    Ese año, junto al mismo grupo de amigos, decidió elaborar una barra de chocolate producido con ‘cacao arriba’ del Ecuador. Al chocolate, que contiene un 75% de licor de cacao, le dieron el mismo nombre del festival. Para esto, fueron de total utilidad los conocimientos adquiridos a través de los años.

    Desde entonces, León empezó a pensar en la idea de abrir un negocio; un lugar dedicado netamente al cacao, donde turistas y ecuatorianos puedan acceder libremente. Sin embargo, no tenía el capital necesario para hacerlo y no encontraba un lugar idóneo.

    Siguió dedicada a su otra pasión: el arte. Desde adolescente, la emprendedora ha estado vinculada con el mundo artístico. Incluso, desarrolló la idea de usar la baba del cacao como uno los materiales para la elaboración de sus cuadros. Fue así que empezó a comercializar sus obras para obtener ingresos y poder emprender su negocio.

    Así lo hizo y más tarde, conoció a Marcelo Cabrera, con quien se asoció para crear el proyecto que tanto anhelaba. De esa manera, en el 2011, juntaron los ahorros y sus ideas para crear Ciudad Cacau. Para ello eligieron un departamento en el centro de Guayaquil, que es también la vivienda de León.

    Cabrera describe a la emprendedora como una mujer llena de energía, que ha investigado exhaustivamente el mundo del cacao. “Pocas personas conocen de este fruto y de su historia en el Ecuador tanto como ella”. Añade que lo mejor “es que siempre está dispuesta a dar su tiempo, para compartir lo aprendido con cualquier persona que se lo solicite”.

    Una opinión similar la tiene Delia María Torres, gestora cultural del Archivo Histórico de Guayaquil. Ella conoció a León en uno de los trabajos de investigación de la artista. “Siempre colabora con nosotros, ya sea dictando talleres o brindando información de utilidad”.

    Torres la describe como “una defensora de los saberes ancestrales”. Dice que León “se ha preocupado por rescatar y defender la tradición y cultura que gira en torno del cacao”. Torres, quien es además catedrática de Universidad del Pacífico, indica que ha tenido la oportunidad de llevar a sus alumnos al emprendimiento de León, para que conozcan más sobre la historia del país.

    Otro de los trabajos de esta artista es la reciente creación de un exfoliante elaborado con base en manteca de cacao. Lo creó junto a Cabrera y lo comercializan en Ciudad Cacau. La idea, explica, es concienciar a la gente acerca de los beneficios de este producto.

    Además de su faceta de investigadora y emprendedora, León nunca ha dejado de lado su parte artística. Ha realizado diversas exposiciones de pintura de manera individual como grupalmente.

    Entre las más destacadas consta la titulada Amazonía, antes y después del plan tecno cumbia, que realizó en el año 2002 en la Alianza Francesa Guayaquil.

    También se destaca la que realizó en la ciudad de Caracas (Venezuela) en el 2006, junto a otras dos pintoras ecuatorianas. Esta se denominó Mujeres Montubias, Mujeres de Campo. Allí tuvo la oportunidad de compartir sus conocimientos de las comunidades, a través de una muestra de pinturas.

    Años más tarde, en el 2008, expuso en la exhibición colectiva rural de arte Ecoplayas Actores culturales, en la recuperación del ecosistema del cacao y elaborados. También lo hizo en el 2010, en el Museo Amantes de Sumpa (Santa Elena), en una recuperación de saberes de cerámica utilitaria.

    Para León, lo más difícil ha sido poder continuar con su proyecto, a pesar de haber sufrido la rotura de un aneurisma cerebral en el 2010. Pese a eso ha seguido trabajando y abriendo las puertas de Ciudad Cacau a quien lo desee, para compartir ese energía y conocimiento que destacan en ella quienes la conocen.

    Su vida académica y su gestión

    • Estudios. Se graduó de las carreras de Psicología y Educación (1979) en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
    • Consultoría. Desde 1994 colabora con el desarrollo de proyectos de la Espol.
  • Una iniciativa que moldea el chocolate

    Redacción Cuenca

    Fichas de ajedrez, naipes, discos, cofres, portaretratos, sombreros, tazas y balones de fútbol, todos elaborados en chocolate, son la oferta de Moras Chocolate Factory.

    Su propietaria, Daniela Mora, tiene más de 3 000 moldes para elaborar figuras en este dulce. Además, oferta bombones de chocolate rellenos con menta, maracuyá, macadamia, nuez, durazno, cerezas y otros 30 sabores. La facturación de esta iniciativa bordea los USD 2 000 mensuales.

    El negocio se inició en el 2006, cuando la tía de Daniela, Susana Mora, desarrolló este emprendimiento al haber sido una apasionada del arte chocolatero. Cuatro años después le vendió el negocio a Daniela con vitrinas, muebles y el ‘know how’ para preparar los bombones. La cantidad: USD 30 000.

    El reto de la nueva propietaria fue dar un giro al negocio para así destacarse en el mercado. Esta cuencana optó en moldear cualquier objeto en chocolate.

    Para ello adquirió moldes en forma de zapatos, estetoscopios, teléfonos, vasos, libros, placas…. En el 2010, Daniela facturaba unos USD 1 000 al mes, y al igual que hoy, era la única empleada.

    En un rincón del local de Moras Chocolate Factory hay 40 rollos de cintas de colores para decorar las cajas corrugadas, lisas o estampadas, así como globos y otros tipos de empaques en los que envuelve los chocolates.

    Para Clara Crespo, cliente suya, el valor agregado de este negocio es la diligencia con la que Daniela atiende a los consumidores. “Si el cliente quiere una caja de chocolates blancos rellenos con galleta y añadir un corazón de chocolate semi amargo con un mensaje, ella lo hace”.

    Algo similar opina Andrea García, quien disfruta la creatividad y sabor del chocolate que se oferta en este local. “Se encuentra desde una aguja hasta un balón en chocolate, y es un lugar adecuado para hallar obsequios para los seres queridos”.

    Lo que más disfruta Daniela es conocer con su servicio a parejas de novios que se regalan chocolates, y que luego le encargan la preparación de dulces para la boda o el baby shower. De esa forma acompaña a sus clientes en momentos importantes.

    Nelson Campoverde, otro cliente, prefiere los bombones rellenos de frutas. Le gusta la calidad del chocolate, la variedad de sabores y el servicio al cliente.

    Moras Chocolate Factory oferta también arreglos de frutas, tortas, bocaditos, dulces, entre otros productos. Para Daniela, lo importante es atender íntegramente los eventos y evitar que sus clientes busquen productos en diferentes locales. Por eso afirma, “mi especialidad es encargarme de la parte dulce de las festividades”.

    Precios y oferta

    Los precios. Hay chocolates desde los USD 0,50 hasta USD 60, según el peso. La caja y cintas no se cobran, sino que vienen con el producto.
    Los regalos. De acuerdo con el número, los chocolates se empacan en cajas según el gusto del cliente. Hay cajas desde cuatro hasta 200 chocolates. También hay globos y otros empaques para los chocolates.