Etiqueta: Calzado

  • Una quiebra dio paso a esta empresa de calzado

    Modesto Moreta

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    La relación de Fernando Moposita con la confección de calzado comenzó a los 7 años. Sus padres y tíos le trasmitieron esos conocimientos, sin embargo, en el 2005 decidió incursionar en la confección de pantalones jean. Los primeros años las ventas se movieron bien, hasta el 2011, en que se abrieron más talleres.

    Los precios bajos en cada prenda impidieron seguir compitiendo y quebró. A pesar de eso, en el 2012, con ayuda de su esposa Norma Maisancho resolvieron poner en práctica el dicho que dice: ‘Zapatero a tus zapatos’ y no se equivocaron. Con un crédito de USD 15 000 que consiguieron en una cooperativa de ahorro y crédito de Ambato abrieron el emprendimiento denominado J&M Factory.

    El dinero lo invirtieron en la compra de la materia prima (sintéticos), hormas, máquinas de coser y aparar, una troqueladora y contrataron a un empleado. Fernando Moposita, gerente de la empresa ambateña, recuerda confeccionaban 60 pares de zapatos semanales. “Introducir en el mercado los modelos tubulares para hombre fue más que difícil”.

    Luego elaboraron calzado de muñeca, pero las ganancias eran mínimas y no les alcanzaba para pagar las deudas. Una amiga de la familia les aconsejó que confeccionen zapatillas para mujer, que estaban de moda. Así iniciaron imitando un zapato de marca, les dieron otros acabados, varios cambios en los diseños y más colores a escoger.

    Las ventas crecieron y en el 2015 llegaron a producir 500 pares semanales y ya contaban con cuatro colaboradores. Con el crecimiento del taller efectuaron una inversión y un monto similar a la efectuada en sus inicios. Con los recursos equiparon mejor al taller y adquirieron nuevos materiales para la confección de su producto y otros equipos para el taller.

    En el 2019 lograron producir 16 000 pares y facturaron USD 180 000. El éxito de Moposita radica en mantenerse en la vanguardia de la moda, especialmente en la fabricación de zapatos deportivos para mujer, usando materiales sintéticos de alta calidad.

    Norma Maisancho y Fernando Moposita son los propietarios de la empresa productora de Calzado en la ciudad de Ambato.
    Norma Maisancho y Fernando Moposita son los propietarios de la empresa productora de Calzado en la ciudad de Ambato.

    En la actualidad cuentan con más de 30 diseños, modelos y colores que ha comercializado en los mercados del país. Con ayuda de un diseñador colombiano obtienen nuevos modelos y los colores de tendencia en el mercado. “Es un zapato elaborado con materiales de calidad porque el pie no suda, es suave, cómodo, resistente y de bajo costo”, dice Moposita.

    En la actualidad se confeccionan 1 000 pares de zapatos semanales y los distribuyen en todo el país. Los principales mercados de la firma ambateña J&M Factory están en Quito, Sangolquí, Cuenca, Guayaquil, Riobamba, Latacunga y otras ciudades del país.

    El local de ventas funciona en la explanada del mercado Ferroviario. Ahí todos los lunes de feria, en Ambato, se muestran los nuevos diseños y colores para que los comerciantes escojan. “A nuestros clientes les gustan los nuevos modelos y los colores que tienen buena demanda. Nos hacen los pedidos y nosotros les entregamos en forma inmediata”.

    En la actualidad, 20 personas se dedican a la distribución de los productos a escala nacional, a pesar del ingreso de zapatillas de contrabando. “Debe haber más control de las Aduanas para no quebrar y dejar en la desocupación a 12 colaboradores directos y 13 indirectos, estos últimos trabajan a través de la maquila”, comenta Moposita.

    El año pasado, los emprendedores realizaron una nueva inversión de al menos USD 8 000 en la compra de nuevos equipos, como una máquina bordadora y una armadora de calzado. Y proyecta confeccionar zapatos para hombre en los próximos meses.

    Una de las distribuidoras es Narcisa Caisaluiza, propietaria de los almacenes Well, en Quito. Ella cuenta que desde hace cinco años trabaja con la pyme ambateña. El año pasado las ventas se incrementaron en un 90%. Eso se debe a la calidad del producto y la variedad de modelos y colores. “Es un zapato durable, resistente y de diseños que están a la moda y eso les gusta a nuestros clientes”, comenta Caisaluiza.

    La distribuidora comenta que otro atractivo para los clientes que compran el producto son los bajos precios.

    Insignia 

    El control de la calidad es clave para la marca

    Kleber Ortega, armador de calzado

    Empecé en el terminado del calzado hace cinco años. Luego con la experiencia adquirida ascendí al área de plantado y armado del zapato. Este paso es importante para la resistencia del calzado, por eso reviso que esté todo bien cocido y pegado para evitar daños y el producto sea de calidad en un mercado competitivo. En este oficio he ido creciendo en conocimientos a través de la preparación y capacitación constante de la mano de obra en esta rama. También reviso con paciencia cada uno de los detalles en los acabados. El objetivo es que nuestro producto llegue a su destino final con todos los controles. Cada uno en sus puertos de trabajo aporta con sus conocimientos y buena predisposición para producir. Eso hace que nuestra marca tenga una buena demanda en el mercado local y a escala nacional.

    Nuestra empresa se caracteriza por crear y estar a la vanguardia de las nuevas tendencias de la moda en el calzado, especialmente el deportivo para la mujer con más de 30 diseños, modelos y diversos colores.

    Los colaboradores de la empresa J&M Factory revisan  todos los detalles para que el calzado sea atractivo para los clientes de la firma. Fotos: Raúl Díaz para LÍDERES
    Los colaboradores de la empresa J&M Factory revisan todos los detalles para que el calzado sea atractivo para los clientes de la firma. Fotos: Raúl Díaz para LÍDERES
  • 45 años confeccionando calzado

    Mayra Pacheco

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    Los zapatos que han estrenado al menos tres generaciones, al inicio de la temporada escolar, se fabrican en la Industria Nacional del Calzado S.A. (Inducalsa), en el sur de Quito. En estas instalaciones se da forma a cada par de calzado de la marca Bunky. Los procedimientos se hacen de manera manual y con maquinaria.

    Aunque se tratan de zapatos negros y deportivos blancos, en la confección de estos se considera las tendencias de moda, explica Christian Orbe, gerente General de Inducalsa.

    Para estar a la vanguardia cuentan con un departamento de Desarrollo e Innovación, que hace investigación de mercado y de tendencias. Esto se complementa con las visitas permanentes a ferias internacionales en Brasil e Italia, y con la capacitación constante del personal. Esto ha permitido incluir diseños versátiles para mujeres y hombres, realizar impresiones láser sobre el cuero y otras técnicas. En total, para la temporada actual se cuenta con 50 modelos.

    Aparte de la apariencia, para este calzado se usa cuero. Esto garantiza que el zapato dure todo el año escolar y brinde confort. “La piel que se usa permite la transpirabilidad”, dice el gerente de la compañía.

    En promedio, cada mes esta empresa adquiere 600 000 decímetros cuadrados de cuero, que equivale a una inversión de USD 150 000. Esta materia proviene de curtiembres de la provincia de Tungurahua.

    Otros de los detalles que se cuidan en el proceso de manufactura es la capellada. Esta incluye un refuerzo para proteger el pie de golpes o tropiezos. En la suela se emplea un procedimiento para garantizar que esta no se despegue, pese al uso extremo.

    Todos estos avances son el resultado de la experiencia. Inducalsa nació en Quito, en agosto de 1974. Fue la pionera en fabricar calzado escolar de manera industrial, cuenta Orbe.

    Inicialmente tenía 60 empleados y poco a poco fue creciendo. Ahora cuenta con un equipo conformado por 263 personas. Estas laboran en una planta que tiene más de 10 173 metros cuadrados. En este espacio, los operarios trabajan en tres áreas. Corte, costura y ensamblaje. En cada paso que se cumple, los operarios cuidan el mínimo detalle.

    Cada día se producen 2 200 pares negros y blancos, en un solo turno. Pero tienen una capacidad instalada para llegar alrededor de 3 000.

    Todos los procesos cumplen desde el 2002 con la certificación ISO-9001.

    Inducalsa también es parte de la red del Pacto Global. Están alineados con los principios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), relacionados con Fabricación y Consumo Responsable y con el de Educación.

    El calzado Bunky va dentro de unas cajas de material de cartón microcorrugado, que protege el producto. La empresa Conversa que entrega desde el 2004 estos empaques menciona que cada mes en promedio despachan para 3 000 unidades.

    La venta de estos zapatos se concentra en el mercado nacional. Inducalsa tiene seis tiendas propias en Quito y una Guayaquil. Además, este producto se entrega a tiendas de calzado tradicionales y cadenas. En total, son 800 clientes, que permiten contar con más de 2 000 puntos de venta en el país.

    Los precios de estos zapatos llegan hasta los USD 25 los negros y USD 35 los blancos, esto varía según la talla.

    En lo locales de D’Pisar, de la empresa Zapec, desde hace siete años se vende zapatos marca Bunky, en las tiendas de Guayaquil. Este producto es primordial, debido a la alta demanda de personas de estrato medio y bajo, menciona Darío Zambrano, encargado de Compras de Zapec.

    En la temporada escolar se comercializan alrededor de 30 000 pares de zapatos en la Costa. “El calzado Bunky tiene buena acogida, debido a su calidad y su precio económico”, expresa Zambrano.

    Por la acogida que tienen estos zapatos en todo el país, esta empresa facturó en el año anterior, USD 10,1 millones y en este 2019 tienen previsto aumentar sus ingresos.

    Para seguir creciendo, Orbe cuenta que tienen nuevos proyectos. En el mediano y corto plazo, Inducalsa tiene planificado hacer un lanzamiento con modelos vintage, zapatos deportivos con colores y diseños ejecutivos. Esto es parte de la estrategia de diversificar para que el ritmo de producción se mantenga en todo el año.

    La firma se encuentra realizando gestiones para exportar calzado escolar Bunky a Bolivia.

    Las cifras

    623 empleados tenía actualmente la empresa Inducalsa. Inicialmente, se empezó con 60 personas.

    2 200 pares de zapato se producen a diario en esta empresa de calzado escolar.

    50 modelos de zapatos entre negros y deportivos ofrece actualmente la marca Bunky.

    10 173 metros cuadrados de extensión tiene la planta de Inducalsa.

    150 000 dólares es la inversión que se realizó en maquinaria en el año anterior.

    El gerente

    Christian Orbe 

    En Inducalsa se promueve la formación del personal. No solo trabajamos a nivel de gerencias y mandos medios, sino también con la parte operativa. Tenemos planes de capacitación en manufactura para que los trabajadores adquieran las herramientas y metodologías para mejorar la productividad y eficiencia dentro de la empresa. Para lograr este objetivo se debe primero brindar los conocimientos, formarles.

    En el área de costura, las piezas de cuero que conforman el zapato son unidas con la ayuda de  máquinas especiales. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    En el área de costura, las piezas de cuero que conforman el zapato son unidas con la ayuda de máquinas especiales. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Calzado hecho en Solanda pensado en los ‘skaters’

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    “El ‘skate’ es un estilo de vida, es una comunidad”. Con esa frase, Alexander Carrera, un joven de 26 años de edad, resume cuál fue su motivación para crear una línea de calzado deportivo especial para esa actividad, denominada Free Footwear.

    Álex, como le dicen sus amigos, es un ingeniero industrial, aficionado del ‘skate’, pasión contagiada por su hermano mayor Daniel Sozoranga, quien ha patinado a lo largo de su vida.

    La idea de fabricar zapatos para ‘skate’ la tenían ambos por mucho tiempo. Fue por esa razón que Álex ingresó a la carrera. Hoy se encarga de diseñar el calzado.

    Los sueños empezaron a tomar forma en abril del 2018, después de unas pasantías que hizo en una industria de calzado. Su primer proyecto fue una tarea universitaria: presentó tres modelos de estilo urbano para deportes extremos. Ahí realizó las primeras ventas a sus compañeros.

    A continuación, se capacitó en diseño y confección. Entonces abrió canales por redes sociales y elaboraba calzado personalizado bajo pedido, mientras estudiaba el último año de la carrera (se graduó en julio de 2019).

    Así se mantuvo por casi un año. Luego se unió su hermano Daniel, quien aportó con sus conocimientos en serigrafía, así que añadieron a la marca otros productos: chompas y camisetas.

    Con él mentalizaron un negocio de grandes aspiraciones, que van más allá de lo comercial. Ellos quieren crear un espacio de difusión de la cultura ‘skate’, un lugar donde quienes practican este deporte se vean identificados.

    En este tiempo han conseguido USD 4 000 de financiamiento, por parte de dos amigos que confiaron en su talento y en la calidad de sus productos (cada uno aportó con USD 2 000).

    Invirtieron el dinero en maquinaria, insumos y en un local, ubicado detrás del Mercado de Solanda, al sur de Quito. Con el tiempo alcanzaron una facturación promedio de USD 12 000.

    Free Footwear auspicia a un grupo de 28 mujeres jóvenes que practican ‘skate’ en la capital, denominado Radical Girl. Katherine Bracamonte, creadora de la iniciativa, cuenta que la marca les apoya con calzado para todas, como una contribución para que puedan abrirse espacio en esta actividad.

    Katherine destaca la resistencia del calzado, comodidad, estilo y adhesión a la lija de la patineta, lo cual les brinda mayor estabilidad.

    Mario López, gerente de Hordiplas y proveedor de hormas para la marca, resalta que el producto cumple con condiciones de calidad y resistencia para el desarrollo de deportes.

    Para Álex y Daniel esta travesía ha sido llena de retos, pero sobretodo de satisfacciones porque están haciendo lo que tanto soñaron. Ellos ven a su negocio como el espacio propicio para dejar fluir sus ideas y al mismo tiempo difundir más la cultura del ‘skateboarding’ local.

    Para ellos no hay frustraciones en el camino, los obstáculos son aprendizajes.

    Los detalles

    Variedad. Disponen de seis diseños. De ellos se desprende una gran variedad de colores.

    Precios. Tienen precios asequibles. El par más barato cuesta USD 39 y el más caro USD 55.
    Para el calzado personalizado el cliente debe abonar el 50% del precio, el producto se entrega hasta en 5 días laborables. Envían a todo el país.

    Materiales. Usan cuero (incluido gamuza) y textiles, de fabricación nacional. Las suelas son importadas de Colombia, son resistentes y antideslizantes.

    Alexander Carrera estudió ingeniería industrial con el objetivo de crear zapatos para patinadores. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Alexander Carrera estudió ingeniería industrial con el objetivo de crear zapatos para patinadores. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Los guantes y calzado de seguridad son su fortaleza

    Modesto Moreta

    Los guantes y zapatos de seguridad industrial que produce la empresa Moyolsa se usan en las condiciones más extremas de las industrias alimenticia, petrolera, metalmecánica, eléctrica, etc.

    Los productos son de calidad porque cumplen las normas Nacional INEN y ASTM2413-11. Con sus ventas la empresa facturó USD 500 000 el año pasado. La planta industrial se encuentra en la parroquia Picaihua, sector La Atarazana, al oriente de Ambato.

    En el emprendimiento trabajan 12 colaboradores directos y 30 indirectos, entre distribuidores y personas que laboran bajo la modalidad de maquila.

    La firma está presente en el mercado desde 1993; inició con la fabricación de guantes de cuero y calzado. También comercializa delantales, chompas y mangas de seguridad industrial. Hoy produce cada mes 10 000 pares de guantes y 1 500 pares de calzado.

    El año pasado, a través de un crédito que consiguió en una institución bancaria local, Moyolsa invirtió USD 450 000 en maquinaria de alta tecnología y arrancó con la producción de calzado de seguridad con características similares a los importados.

    La nueva línea, que consiste en inyección directo al corte, salió al mercado a inicios de este año.

    Eso permite que los productos de Moyolsa tengan presencia en los mercados de Cuenca, Quito, Guayaquil y otras ciudades del país. “La idea es competir con los productos importados, por eso invertimos en nueva maquinaria, capacitamos la mano de obra y compramos en el exterior los insumos para la confección del calzado”, explicó Wilson Moyolema, gerente de la compañía.

    Este hombre, de 40 años, es especialista en la elaboración de calzado artesanal. Su padre, Tomás, le transmitió esos conocimientos. “Él aún confecciona a mano calzado de seguridad”, relata.

    En 1993, Moyolema decidió emprender su propio negocio. Uno de sus clientes, con los moldes en las manos, pidió que armara guantes de seguridad industrial. “Era algo nuevo para mí, pero sabíamos trabajar en cuero y decidí asumir ese reto”.

    Con un total de 50 000 sucres, que consiguió a través de un crédito financiero, compró el cuero y las máquinas para coser.

    Tras contraer matrimonio con Mariana Criollo, el emprendimiento logró fortalecerse porque ella conocía sobre la fabricación de guantes de seguridad. Luego de tres años se contrató a dos personas para que ayudaran; al mes se fabricaba 800 pares de guantes.

    La calidad del producto ayudó a que incrementarán a 1 600.

    Luego, Moyolema se convirtió en el vendedor de la microempresa. Con las muestras de guantes y calzado hecho a mano viajó por Quito, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades ofreciendo su producto.

    Logro aceptación, especialmente en los guantes. Por eso subió la producción a 4 000 pares al mes.

    El feriado bancario y la dolarización afectaron a la microempresa. Las ventas bajaron y el dinero que tenían en el banco se redujo. “No quebramos porque teníamos el dinero invertido en materia prima. Lo que nos afectó fue que los trabajadores emigraron”.

    En el 2010, los esposos colocaron a sus productos la marca Moyolsa, que era el nombre de su empresa familiar. Eso no gustó a los distribuidores y dejaron de comprar por más de tres meses.

    Luego regresaron porque reconocieron la calidad.

    Con un nuevo crédito de USD 150 000, en el 2012, los propietarios adquirieron una armadora de puntas y una de talones, máquinas de coser y comenzaron a producir. El confort, seguridad y durabilidad son parte del valor agregado del producto.

    La empresa de seguridad industrial Disproseg, en Quito, trabaja hace 15 años con los productos de Moyolsa. Su venta de guantes y de calzado subió 15% en el 2018.

    Javier Salgado, representante de la firma, comenta que los productos de la industria ambateña están elaborados con tecnología de punta. Eso permite que sean competitivos y tengan demanda en la industria a escala nacional. “Lo que más nos sorprendió es con el calzado que está produciendo, porque tiene similares características que los importados. Nuestro lema es seguir apoyando a la industria nacional ofreciendo productos de calidad”.

    La capacidad instalada de la empresa permite producir entre 500 y 600 pares de calzado  al día.  También confecciona  guantes de seguridad. Fotos: Glenda Giacometti/LÍDERES
    La capacidad instalada de la empresa permite producir entre 500 y 600 pares de calzado al día. También confecciona guantes de seguridad. Fotos: Glenda Giacometti/LÍDERES
  • Textiles Técnicos, un aliado del sector del calzado

    Modesto Moreta

    Relacionadas

    Telas para la industria del calzado. Esa es la especialidad de Textiles Técnicos.
    Esta firma ambateña elabora en su planta industrial más de 100 ítems en productos para la confección de calzado en sus siete líneas de producción.

    Desde 1999 se especializa en la fabricación de punteras y contrafuertes, forros, plantillas en rollos, plantillas termoformadas, sublimados en tela y capelladas textiles. Esos productos le han abierto mercado en el país.

    La firma llega con sus productos a Ambato, Cuenca, Gualaceo, Cuenca, Guayaquil y otras ciudades del país. En esas ciudades se enfoca en negocios dedicados a la confección de calzado casual, de lona, urbano... Con ese modelo, el año pasado facturó USD 1,2 millones y en la actualidad tiene 34 colaboradores.

    Su origen se remonta a 1972, cuando Segundo Albancando migró de Otavalo, en Imbabura, hasta la ciudad de Guano; para estudiar en el Instituto de Textiles. Tras aprender pasó a desempeñarse como maestro de la misma institución educativa. Ahí perfeccionó su arte en los tejidos.

    Luego viajó a Ambato, donde montó su propio emprendimiento denominado Textil Nueva Aurora. Comenzó tejiendo telas con figuras de contenido andino y ponchos en los rudimentarios telares. Estos eran comercializados en Otavalo.

    Poco a poco este emprendedor fue tecnificando la producción, por lo que requería de nueva maquinaria. Accedió a un crédito de 2 000 sucres en una institución financiera para comprar materia prima, las máquinas de tejer y dio trabajo a 12 colaboradores.

    Las ventas aumentaron, pero las malas inversiones hicieron que la empresa quebrara en 1999. También afectó el feriado bancario de ese año y la dolarización en el 2000. En 1999, sus hijos Mónica, David y Julio decidieron asumir el reto, que era levantar nuevamente a la empresa.

    Apenas habían terminado la educación secundaria, pero sus conocimientos en el área textil ayudaron a impulsar el negocio dirigido a abastecer de materia prima a la producción de calzado. No se equivocaron. Mónica Albancando, gerenta de Textiles Técnicos, recuerda que el mercado del calzado era un nicho no explotado.

    Ella cuenta que a pesar que no era objeto de crédito en las instituciones financieras consiguió USD 2 000. Se usaron para comprar hilos, poliéster, algodón y arrancar con la producción de las muestras en punteras y contrafuertes para el calzado. “Recorrimos las fábricas de calzado ofreciendo nuestro producto, y logramos una buena acogida”.

    La empresa comenzó a producir y a entregar los pedidos. Con las ganancias pagaron las deudas que dejó el anterior emprendimiento. En el 2009, la salvaguardia arancelaria al calzado y textiles importados reactivó el consumo de producto nacional y la empresa salió favorecida.

    Luego incursionó en la fabricación de forro textil para calzado casual y deportivo. Además, se renovó la maquinaria y se adquirieron dos telares planos con un crédito de USD 20 000. La demanda creció y tuvieron que realizar otro préstamo de USD 150 000, con el que completaron el equipo textil, especialmente en los acabados.

    En el 2011, con USD 15 000 lograron comprar un terreno en la vía Ambato-Riobamba donde construyeron la nueva planta. La reinversión de las utilidades fue un punto positivo en su propósito. Con la idea de exportar su producto participan en ferias internacionales especializadas desarrolladas en Ambato, Perú y Colombia.

    Una de las empresas con las que trabaja desde hace nueve años es GusMar, del cantón Cevallos, en Tungurahua. Le proveen de telas para forros, plantillas y otros productos para la confección. La buena calidad del producto hizo que el calzado de GusMar tenga más acogida en el mercado. Gustavo Martínez, gerente, explica que lo importante es que dejaron de importar las telas para los forros del calzado urbano, casual y deportivo, porque constantemente están mejorando el producto y hay una gran variedad y colores.

    A inicios de este año, Textiles Técnicos lanzó al mercado un nuevo producto: la plantilla termoformada. Produce 15 000 pares mensuales. Asimismo, 20 000 metros de tela para calzado. “Vamos cambiando de acuerdo con las necesidades de nuestros clientes, con las nuevas tendencias y diseños de calzado. Hacemos forros para todo tipo de zapato”, dijo Albancando.

    La gerenta de Textiles Técnicos, Mónica Albancando

    Hemos efectuado investigaciones para crear materiales que permitan aireación en el pie, con ayuda de la Escuela Politécnica Nacional. También pruebas de resistencia y soporte de humedad, que es lo que exigen nuestros clientes. Al ser una empresa especializada producimos textiles de calidad. Hace dos años trabajamos en los procesos para alcanzar la certifica­ción ISO 9001. A esto se suma la capacitación constante del personal.

    Esta empresa ambateña funciona desde 1999. Su planta industrial ocupa 4 000 metros cuadrados y se ubica en la vía Ambato-Riobamba. Foto: Willian Tibán para LÍDERES
    Esta empresa ambateña funciona desde 1999. Su planta industrial ocupa 4 000 metros cuadrados y se ubica en la vía Ambato-Riobamba. Foto: Willian Tibán para LÍDERES
  • La capacitación es la clave en esta empresa de calzado

    Modesto Moreta

    Relacionadas

    Bull es una marca de calzado que abastece a las grandes cadenas en el país. La firma ambateña está un paso adelante en el negocio presentando nuevas colecciones de zapatos urbanos para hombres y mujeres, con una variada mezcla de colores.

    La suavidad, la durabilidad, el confort y lo llamativo de sus diseños son el gancho de la marca para ganar mercado.

    Se suma la calidad de los materiales importados como el cuero, las fibras o telas y el terminado. En la actualidad la firma confecciona entre 200 y 250 pares de zapatos diarios. Esto permitió que el año pasado facturara USD 450 000.

    La marca se comercializa en cadenas de Cuenca, Guayaquil, Quito, Manabí y otras ciudades.

    La historia de Bull se inició en el 2007 cuando sus propietarios Sandra Toro y Daniel Jiménez retornaron de Estados Unidos con la idea de montar su propia empresa. La primera inversión fue USD 30 000 de sus ahorros.

    Con el dinero adquirieron cueros, suelas y otros materiales y arrancaron con la confección de zapatos formales para hombre. La empresa Torino les facilitó la maquinaria para producir su marca durante cuatro años.

    Belisario Toro, el suegro de Jiménez, le transmitió todos los conocimientos del mundo del calzado. En el 2011, los emprendedores decidieron comprar sus propios equipos y se separaron. Con USD 15 000 de inversión adquirieron las máquinas de aparar y la enfriadora. Comenzaron con ocho colaboradores y actualmente tienen 18 empleados directos y nueve indirectos; los últimos trabajan bajo la modalidad de maquila.

    Daniel Jiménez, gerente de la empresa, recuerda que el mercado de los zapatos formales decayó y sus clientes buscaban nuevos diseños y colores. Por eso decidió dar un giro presentando nuevas tendencias de la moda.

    La capacitación fue clave. Participó en varios cursos para especializarse en diseño, con el Ciatec de México. En la actualidad produce sus propios diseños de temporada. “La idea es entregar un producto de calidad y que llena las expectativas de nuestros clientes que son exigentes”, dice Jiménez.

    Bull (toro en inglés) surgió por el apellido de su esposa. La pareja trabaja para que su producto sea sinónimo de calidad y que se compare con un zapato importado. “Nuestros clientes son las cadenas comerciales. De la mano de ellos estamos logrando los estándares de calidad e innovación permanente”.

    Jiménez dice que acorde a lo que requiere el cliente de los almacenes, ellos se ajustan en la moda, tendencias y colores. Para cumplir estos estándares decidieron importar la materia prima como las suelas de caucho. “Nos caracterizamos por armar un zapato con los mejores materiales que compita no en el mercado local, sino internacional. La proyección con es exportar con ayuda del Ministerio de la Producción”.

    En enero de este año, los emprendedores efectuaron una nueva inyección de recursos. Con USD 50 000 compraron las armadoras de puntas, conformadora de talones y prensas de última tecnología. Uno de los puntos clave del emprendimiento es la re inversión de utilidades. Además participan en las ferias de Brasil, Colombia, Italia, España y México para adelantarse a las nuevas tendencias, diseños y colores.

    La primera colección de calzado urbano que presentó en enero del 2012, estuvo de moda los colores primarios rojo, azul y amarillo con sintéticos y cueros… Logró una buena demanda de su producto que duró hasta diciembre. La última colección presentada en julio se basó en la línea ‘Vístele al blanco’. “Nuestras colecciones las sacamos están dirigidas para el hombre y la mujer que ahora buscan estar a la moda. La nueva colección saldrá en septiembre”.

    Desde hace tres años uno de sus clientes es María Dolores Cruz propietaria de una cadena de calzado que funciona en todo el país. Cuenta que la calidad del producto evolucionó. “Así ofrecemos un buen producto a los clientes de nuestro locales y está a la altura de un calzado importado”.

    Según Cruz, es uno de los proveedores que constantemente presenta al mercado nuevas tendencias, colores y diseños que tienen gran aceptación en los jóvenes y adultos.

    La producción de calzado urbano Bull, en Ambato, cumple los estándares que ayuda a comercializar en las grandes cadenas comerciales del país. Fotos Raúl Díaz para LÍDERES
    La producción de calzado urbano Bull, en Ambato, cumple los estándares que ayuda a comercializar en las grandes cadenas comerciales del país. Fotos Raúl Díaz para LÍDERES
  • Estos diseños se expanden con más colecciones

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Lo que empezó como un emprendimiento que se movía solo en las redes sociales dio un salto ‘a la inversa’. Ahora la marca Paole se expande con locales en su ciudad de origen, Santo Domingo, así como en Quito. Allí presenta sus nuevas colecciones de calzado.

    Paola Espinoza es la fundadora de este negocio. Ella trabajaba en marketing de ropa y calzado hasta que decidió emprender. Esta mujer se capacitó para diseñar zapatos, sandalias, balerinas, etc.

    El negocio empezó en el 2015 en Santo Domingo. Las ventas ‘on line’ a través de redes sociales marcaron los inicios. En esos espacios virtuales se exhibían los primeros diseños, explica Espinoza.

    Una inversión inicial de alrededor de USD 10 000 sirvió para posicionarse con una ‘fan page’ en Facebook, una cuenta en Instagram y el portal paolemoda.com. Allí se mostraban, en principio, 12 modelos.

    Espinoza explica que Facebook permitió dar a conocer la marca; la página web, en cambio, era el canal de venta con un sistema de pago vía Paypal o transferencia bancaria. Los envíos se los realizaba a cualquier parte del país.

    Pero el modelo fue cambiando. Espinoza cuenta que fue necesario contar con tiendas físicas porque el calzado es un artículo que en algunos casos debe ser probado previamente por el cliente.

    Con el cambio en el modelo del negocio, el 2 de abril de 2016 se inauguró el primer local en Santo Domingo. Fue necesaria una inversión de USD 15 000 aproximadamente para adecuar el local .

    La tienda física, insiste Espinoza, ayuda a que el cliente sienta cómo le calza el zapato personalizado según el tamaño y la forma del pie. La emprendedora explica que si un cliente tiene, por ejemplo, pie plano se diseña un zapato acorde con esa necesidad.

    Las ventas del primer local motivaron a Espinoza a expandirse y poner una tienda en Quito. El 1 de marzo del 2017 inauguró su segunda tienda en el sector de La Coruña. “Me sorprendió porque llegaron varios clientes que seguían mi marca por redes sociales”, cuenta la fundadora de Paole.

    Espinoza comenta que en la Sierra los modelos que predominan son los de taco mediano y taco cuadrado. En cuanto a los colores, el negro, beige, miel, café o blanco son los más solicitados.

    Cada colección demora cerca de tres meses en salir al mercado. En ese tiempo se cumple con el diseño, la elaboración y una evaluación para decidir si falta algún detalle o se modifica el modelo.

    Los cambios continúan en esta iniciativa. En diciembre del año pasado Paole amplió su mercado al sacar una línea de calzado deportivo para hombres. Hasta ahora hay una demanda aceptable, dice la empresaria.

    Actualmente, Paole se encuentra promocionando su última colección denominada Tierra. Espinoza explica que en esta línea de calzado priman los colores como café, beige, concho de vino, verde militar, miel. La colección cuenta con 15 modelos de taco fino y grueso en diferentes modelos.

    Los planes siguen y para fines de marzo la marca de Santo Domingo proyecta sacar una nueva colección de sandalias.

    A futuro, Espinoza piensa abrir franquicias en las principales ciudades del Ecuador. Para cuidar su marca planea escribir un manual de procedimientos en el que se especifique la estética del local y la calidad en la atención.

    Cuatro datos

    Facturación. En Santo Domingo Paole vende un aproximado de USD 2 500 al mes. Mientras que en Quito se factura alrededor de USD 4 000 mensuales.

    Material. Todos los zapatos son hechos con forro de poliuretano. Este material impide la humedad y le da suavidad y comodidad al calzado.

    Variedad. Actualmente Paole cuenta con 200 modelos de calzado.

    Innovación. 
    Este año sacará un modelo clásico para hombres.

    Paola Espinoza en seña sus nuevas colecciones en su tienda de Quito, en el local de La Coruña y Orellana. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Paola Espinoza en seña sus nuevas colecciones en su tienda de Quito, en el local de La Coruña y Orellana. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El calzado de seguridad se hace a mano en Ambato

    Modesto Moreta

    Relacionadas

    Los zapatos de seguridad industrial que se confeccionan a mano en los talleres de Calzado Hidalgo trabajan en las condiciones más extremas y exigentes.

    La calidad del cuero, las suelas y el terminado artesanal dan confort, seguridad y durabilidad en todas sus líneas y modelos. Esa es la carta de presentación de esta marca ambateña que cumple con las normas ASTMF2412-05 y las especificaciones C/75, I/75 para calzado de seguridad industrial.

    La constante innovación y novedosos diseños permitieron el crecimiento de esta empresa familiar. El año pasado, facturó USD 160 000 y fabricó 3 500 pares de zapatos en todas sus líneas. Los principales mercados son Quito, Esmeraldas, parte de la Amazonía, Ambato y otras ciudades.

    La historia de Calzado Hidalgo se inició en 1963. Los esposos Jaime Hidalgo y Gladys Guerra fundaron la empresa familiar. Hidalgo trabajaba como maestro zapatero con Luis Carrasco. Su calzado lo usaban las autoridades y personalidades de la ciudad.

    Una vez que contrajeron nupcias matrimoniales abrieron su propio taller. La inversión
    inicial fue de 3 000 sucres. Con los recursos compraron herramientas y la materia prima.

    Los diseños novedosos tuvieron aceptación y las ventas comenzaron a incrementarse. Luego contrató a seis oficiales. La producción subió a 80 pares semanales que la adquiría Oswaldo Ruiz propietario de un almacén de calzado en la ciudad de Portoviejo. “Todos los zapatos que fabricábamos se vendían en Manabí que fue el principal mercado del negocio”.

    En 1970 Hidalgo viajó a una feria exposición en los Estados Unidos, pero un grupo de empresarios estadounidenses lo contrató para que diseñara nuevos modelos. Su esposa en Ecuador asumió el mando con 31 operarios.

    Pero seis años más tarde Hidalgo retornó para asumir nuevamente la dirección de su emprendimiento. “No hemos cambiado, seguimos confeccionando calzado de seguridad industrial hecho a mano”, explicó Guerra.

    Uno de sus principales clientes por más de 20 años fue la Empresa Eléctrica Quito a quien comercializaba calzado de protección di-eléctrica hasta 21 000 voltios.

    Tras la muerte de Hidalgo en el 2011, sus hijos Mónica, Jorge, Carlos y Silvia asumieron la dirección de la empresa. Jorge Hidalgo está a cargo del departamento de investigación y desarrollo de nuevos materiales. Contó que a más del calzado industrial di-eléctrico y de protección mecánica produce la línea casual con botas, botines, calzado para la Policía Nacional, agentes motorizados de tránsito, ejecutivos. También, desarrolló calzado para los bomberos que resisten 300 grados de temperatura.

    La Empresa Coheco dedicada la instalación, mantenimiento de ascensores y gradas eléctricas trabaja hace 10 años con Calzado Hidalgo. Jaime Benalcázar, jefe de la Unidad de Seguridad, dijo que cumplen con las normas de seguridad que otras fabricas no la tienen en el país.

    “Cumplen con lo que les hemos solicitado, han pasado diferentes pruebas y han pasado esas exigencias”.

    El calzado es elaborado con hormas a medida de los pies de los ecuatorianos, no importaron del extranjero. “Eso permite que el pie tenga comodidad. Son 55 años que trabajamos de esta forma”, aseguró Hidalgo.

    Asimismo, invirtieron es estudios e innovación de materiales puesto que el calzado está diseñado para usos extremos. Estos son elaborados bajo pedido con el propósito de cumplir con las normas de seguridad industrial que cada empresa requiere”.

    Jorge Hidalgo continúa con la tradición familiar de fabricar calzado; las hormas, dice, son elaboradas en el país de acuerdo con las necesidades de los clientes. Foto: Glenda Giacometti/LÌDERES
    Jorge Hidalgo continúa con la tradición familiar de fabricar calzado; las hormas, dice, son elaboradas en el país de acuerdo con las necesidades de los clientes. Foto: Glenda Giacometti/LÌDERES
  • Este calzado se vende en línea y en tienda

    Giovany Astudillo

    Relacionadas

    Su padre Marcelo Muñoz tiene desde hace 25 años una pequeña fábrica de confección de zapatos en la parroquia cuencana de Baños. El calzado se vendía sin marca y al por mayor a tiendas de Quito, Guayaquil y la capital azuaya.

    Pero María Elisa Muñoz quiso dar un valor agregado a este emprendimiento y su idea fue internacionalizar el producto. Esa intención la desarrolló en su tesis de grado en la carrera de Estudios Internacionales y Comercio Exterior, en la Universidad del Azuay.

    A más de ayudar a su padre, ella observó que el calzado tenía potencial para ser exportado. “Pero una pequeña empresa no cuenta con todos los recursos económicos y logísticos y volúmenes de producción para exportar”. Por ello, en su tesis planteó como alternativa la venta de zapatos a través de una página web.

    Según ella, eso permitiría dar a conocer en el exterior los zapatos, que los bautizó con la marca D’Cuero, pero sin una alta inversión. El prototipo de la página web estuvo listo para la sustentación de la tesis de grado que fue en el 2016. Muñoz reconoce que al principio solo sirvió como un espacio de promoción porque no se podían realizar transacciones porque requería una alta inversión.

    Con este proyecto, ella aplicó el año pasado a una beca que ofreció el Gobierno estadounidense del expresidente Barack Obama. 200 emprendedores de América Latina y el Caribe fueron seleccionados para ser capacitados en emprendimiento social, herramientas tecnológicas, innovación en negocios y liderazgo.

    “Si no hubiese sido por esta beca el proyecto tal vez se quedaba en papel… A veces uno necesita que alguien valide su idea para creer”, reconoce Muñoz. Ella se capacitó en Estados Unidos y Bolivia durante seis semanas. Al finalizar viajó a Lima donde conoció a Obama e, incluso, le regaló un par de zapatos de D’Cuero.

    Una vez que regresó a Cuenca empezó a materializar su proyecto. Al principio llevaba en su vehículo los diferentes modelos de calzado a las casas u oficinas de sus amigos para mostrarlos y venderlos. En vista de la acogida, ella y su padre decidieron abrir una tienda en Cuenca, que funciona desde abril pasado.

    “Entendí que, a veces, el ecuatoriano no confía mucho en comprarse algo por Internet. Tienen miedo de que les clonen las tarjetas o quieren ver y probarse el producto… Por ello, abrimos el local”.

    Además, desde marzo una firma estadounidense valida y permite las transacciones electrónicas con tarjetas de crédito internacionales en su página web www. dcueroshoes.com. A través de este medio ha concretado más de 10 ventas a clientes en Honduras, Chile, Estados Unidos y Venezuela. También, mantiene contactos para exportar a Chile y Alemania.

    Muñoz dice que en la web están los catálogos con los respectivos precios. En el caso de las transacciones al exterior, los zapatos son enviados por DHL, “con quien logramos negociar buenas tarifas”.

    La web se promociona mediante redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y LinkedIn. Allí tiene anuncios pagados. Muñoz dice que no solo comercializan un zapato sino muestran que son elaborados por artesanos, que emplean materiales que no atentan contra el ambiente, ofrecen capacitación y dan facilidades del trabajo a sus colaboradores.

    En la actualidad, la capacidad de producción es de 1 500 pares mensuales, que se venden con y sin marca. A inicios de este mes lanzaron la primera línea de calzado para mujeres. Es una suerte de edición especial para probar al mercado, dice Muñoz. Si hay aceptación seguirán en ese nicho.

    Para hombres cuentan con 30 modelos entre casuales, formales, mocasines y botines. Los costos oscilan entre los USD 50 y 70. Para mujeres, en cambio, tienen tres alternativas que son de cordón, mocasín y los denominados muñeca o planos. Los precios van desde los USD 40 hasta los 50.

    Muñoz señala que en la web sube algo el precio porque deben asumir los costos de transferencias, aduana, entre otros. Sus planes son crecer en el comercio electrónico y consolidar la tienda. También, innovar en diseños y aumentar la cantidad de artesanos, cuando crezca la producción.

    María Elisa Muñoz colocó la marca D’Cuero porque quiere destacar el uso de este material en su calzado. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    María Elisa Muñoz colocó la marca D’Cuero porque quiere destacar el uso de este material en su calzado. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • 86 expositores de calzado presentes en una feria en Ambato

    Redacción Sierra Centro

    Relacionadas

    La quinta Feria del Internacional de Calzado y Componentes del Ecuador (Ficce) edición 2017 abrirá el telón este 12 de julio, en Ambato.

    La actividad de compras y negocios se extenderá hasta el 14 de julio próximo y se cumplirá en el Centro de Exposiciones localizado en la avenida Galo Vela.

    En los tres días de exposición se conocerán las nuevas tendencias y modelos de calzado, desfiles de moda, muestra de maquinaria y sus componentes.

    La Ficce reunirá a 86 expositores de Brasil, Perú, México, Ecuador y Colombia. Los organizadores esperan la presencia de 5 000 potenciales compradores.

    Según un informe de la Cámara de Calzado de Tungurahua (Caltu), el año pasado el sector empresarial logró negociaciones por USD 7 millones. Lilia Villavicencio, presidenta de Caltu, explicó que desde el 2012 la exposición se realizaba en Quito, sin embargo, este año se cambió la sede a Ambato. El propósito es proyectar el desarrollo de la industria del calzado ambateño que posee el 65% de la producción nacional.

    Explicó que el año pasado en el país se produjeron 28 millones de pares de zapatos, es decir, un 25% menos que el 2015. “La situación económica afectó al sector. La producción y las ventas se redujeron, sin embargo, la feria es una oportunidad para crecer”.

    La inauguración será a las 10:00 del miércoles 12 de julio. A las 15:00 del mismo día iniciarán las conferencias con especialistas de México, Ecuador y Brasil en temas como las nuevas tendencias de moda, el calzado con una visión en el futuro… Habrá desfile de modas con prendas de vestir y calzado con el apoyo de la Asociación de Textiles del Ecuador.

    En la feria se expondrán suelas para el calzado, maquinaria para la producción y los nuevos modelos y diseños de calzado. Foto: Cortesía Cámara de Calzado
    En la feria se expondrán suelas para el calzado, maquinaria para la producción y los nuevos modelos y diseños de calzado. Foto: Cortesía Cámara de Calzado