Revista Líderes presenta a sus lectores este lunes 29 de junio del 2020 un informe sobre cómo las compras digitales y físicas se combinan. Un estudio señala que el 32,40% de los consultados prevé seguir comprando de manera digital; el 40,10% asegura que irá a la tienda física, con menor regularidad. Además, una entrevista a Diego Álvarez, fundador de la Asociación Ecuatoriana de Protección de Datos que dice que ‘la data es la nueva materia prima de los negocios’. Mira nuestra edición impresa.
Portada de la Revista Líderes del lunes 29 de junio del 2020.
13 de cada 100 compradores comenzaron a adquirir bienes y servicios de manera digital por primera vez a partir de la pandemia. La información se desprende del estudio Transacciones electrónicas en Ecuador durante covid-19.
La tarde de este 18 de junio del 2020, Silvana Dakduk, directora del Observatorio de Comercio Electrónico de la Universidad Espíritu Santo de Guayaquil (UESS), presentó el documento. En la elaboración participaron esta casa de estudios, el Banco del Pacífico y la Cámara Ecuatoriana de Comercio Electrónico (CECE).
La presión para comprar sin contacto con otras personas, por temor a contagiarse, llevó a que nuevos consumidores ingresen al canal electrónico. También influyeron en ello las restricciones para movilizarse en las diferentes ciudades del país.
La encuesta se realizó de manera digital a un total de 1 225 personas, la última semana de mayo. Según Dakduk, el número de compradores incrementó.
Previo a la pandemia, el 13% de personas realizaba al menos una compra semanal digital, mientras que el 19% una mensual. Luego de la emergencia sanitaria, la frecuencia se mantuvo y el 40% de los encuestados indicó que compró una vez por mes de manera digital y el 28% una vez por semana.
De igual forma, antes de la crisis sanitaria las categorías que tenían mayor demanda eran las de tickets aéreos, entretenimiento, productos de uso personal, entre otros. Ahota ocupan las primeras posiciones alimentos, productos de salud y comida preparada, que antes se encontraban rezagadas.
Otro de los hallazgos del estudio está vinculado al comportamiento de los canales de compra. “Los más usados han sido Whatsapp (49%), aplicaciones de adqusición y delivery (44%) y páginas web (35%)”, detalla el documento.
Asimismo, los pagos se realizan más con crédito y débito. Pero llama la atención que hay mecanismos alternativos como billetera electrónica, bitcoin y código SR que están comenzando a ganar terreno, principalmente entre la gente más joven.
El estudio también incluyó datos sobre el comportamiento de las empresas; se consultó a 126 de ellas. El 56% indicó que sus ventas han disminuido, atribuido al aumento del desempleo en el país, la escasez de recursos por parte de los consumidores y a que las personas no están interesados en productos que estas ofrecen.
Sin embargo, la mayor cantidad de ventas se está produciendo a través de mecanismos no presenciales. La publicidad, por otro lado, se concentra más ahora de forma digital.
Elías Ronquillo, gerente Nacional de Medios de Pago de Banco del Pacífico, indicó que la institución hace 10 años impulsa el comercio electrónico y tiene varias soluciones de pago digitales. Explicó que el 50% del registro de empresas en el banco, bajo este esquema, corresponde a este año
“Otro dato es sobre la facturación de comercio electrónico. De enero a mayo hubo un crecimiento de dos dígitos. Estamos sobre el 32%. Si a esto le quitamos categorías que producto de la pandemia no pudieron estar habilitadas, como viajes y entretenimiento, este crecimiento hubiera alcanzado el 56% (…) en el mundo físico la disminución fue del 40%”.
13 de cada 100 compradores comenzaron a adquirir bienes y servicios de manera digital en Ecuador según un estudio. Foto: Archivo / LÍDERES
Guido Varela es el director de la Red Ecuatoriana de Tenderos habla sobre la situación del sector en el primer mes de emergencia sanitaria. Asegura que hay apertura de este tipo de negocios para digitalizarse. Una ‘app’ permitirá, a futuro, que hagan pedidos en línea a las fábricas.
Luego de completarse el mes de emergencia por el covid-19, ¿qué balance hace usted del sector de tiendas?
Nadie estaba preparado para una situación de estas características. La realidad es que los hogares y las tiendas se abastecieron antes de que se anuncien las restricciones. Eso llevó a que durante la primera semana se haya vivido una relativa tranquilidad. Los ciudadanos no tenían la necesidad de correr a la tienda de la esquina porque contaban con productos. Luego empezamos a detectar que muchas tiendas comenzaron a cerrar por miedo al contagio. ¿Qué hicieron? Ante esa alerta, en la Red Ecuatoriana de Tenderos comenzamos a conversar con dueños de tiendas y fabricantes sobre la situación. Básicamente llegamos a la conclusión de que el problema podía generar un desabastecimiento en las siguientes semanas. En ese momento se activó una alarma. Hablamos con el ministro de la Producción, Iván Ontaneda, para articular políticas. Hicimos propuestas y recomendaciones. ¿Cuáles?
Que se creara un comité para evitar el desabastecimiento. A los dos días que se presentó este planteamiento se conformó este grupo compuesto por delegados de las industrias, de los municipios, de las gobernaciones, del Comité de Operaciones de Emergencia (COE), del Ministerio de la Producción, de la Red, etc. Tenemos claro que la tienda de barrio es la columna vertebral del abastecimiento del país y de la seguridad alimentaria; es la que alimenta a los hogares. Entre el 15% y el 20% de los productos que se fabrican se venden en los supermercados y el resto en las tiendas. Conforme pasaron los días, ¿cómo se abastecieron las tiendas que aún operaban?
Luego de la primera semana se coordinó para que no haya desabastecimiento. Debo decir que en ese tiempo se generaron problemas de descoordinación, propios de la emergencia. No se lograba que muchos camiones llegaran con productos a los mercados para satisfacer la demanda. El 80% de las tiendas se abastecen en los mercados, principalmente mayoristas. No todas las compañías de consumo masivo llegan directamente a las tiendas de barrio.
¿Cómo se resolvió el tema?
Se organizaron a los mercados para que el tendero encuentre los productos y haya condiciones de salubridad. Los productos tenían que seguir distribuyéndose a todo el país. Hasta ahora estamos en el proceso para que las cosas mejoren. Con menor abastecimiento hubo ciertos problemas.
¿Cuáles?
Hubo un incremento de precios. No había la suficiente oferta y había exceso de demanda. El tendero compró caro y terminó vendiendo caro al consumidor. Fue producto de eso, de logística. Ahora estamos mucho mejor, no puedo decir perfectos.
A pesar de que se están resolviendo estos problemas, todavía existen denuncias de incrementos de precios.
No estamos igual en abastecimiento como hace más de un mes. Otro problema que hay para abastecerse completamente es que hay industrias que están conectadas y casos en que se rompe esa cadena. Por ejemplo, había una alta demanda de arroz pero no había fundas para empacar porque la planta no podía operar. Hasta que se articulen bien las cosas va a haber desabastecimiento, con sus consecuencias (en precios) por oferta y demanda. No puedo decir que no existan personas, serán muy pocas, que estén subiendo precios por especulación. En estos momentos, ¿de cuáles productos todavía no pueden abastecerse con normalidad las tiendas?
Principalmente perecibles (vegetales, frutas, etc.). Más allá de esto, la emergencia ha evidenciado la importancia de las tiendas dentro de la economía del país.
De los 130 000 negocios de este tipo que existen a escala nacional, ¿cuántos están cerrados todavía?
Al cumplirse el mes de la emergencia (viernes 17) calculamos que solo en Guayaquil el 60% de las tiendas seguía cerrado, en otras ciudades el 40%. No son datos exactos, pero estamos mejorando en el monitoreo. Buscamos soluciones para lograr la reapertura de la mayor cantidad.
¿Qué tipo de soluciones?
Mejorar los temas de abastecimiento, dar seguridad, entregar información de medidas de bioseguridad, ofrecer facilidades para la operación, etc. Dentro de pocas semanas estamos por salir con la app del tendero. Se trata de una aplicación para que los fabricantes entren en contacto con la tienda de barrio. A través de la georreferencaición, las empresas podrán saber qué local está abierto y darle cobertura. ¿En qué fase están antes de su operativización?
Este momento estamos sumando la mayor cantidad de empresas de consumo masivo para que cuando el tendero se baje la app encuentre una oferta surtida y pueda hacer pedidos. Con esto estamos entrando de lleno en la tecnificación de las tiendas de barrio, proceso en el que la Red viene trabajando hace cuatro años.
¿El consumidor también podrá hacer pedidos?
Existe la idea de que el consumidor pueda hacer un pedido. Ahora estamos aprendiendo todos sobre la jugada. Aplicar este mecanismo va a estar de la mano con el hecho de que el tendero pueda dar dicho servicio. Todos vamos a evolucionar. Son soluciones no inmediatas, pero que se están dando muy rápidamente. ¿Cuándo estaría disponible este servicio?
Desde el día uno de la emergencia le sugerimos al tendero que dé su celular para que vía whatsapp la gente le haga pedidos. No es algo que se ha masificado. En estratos medio y medio alto, sin embargo, ya existía desde antes. Otra opción para los tenderos ha sido la herramienta que lanzó el gobierno llamada Tu tienda cerca.
¿Qué problemas hay para la masificación del servicio?
No toda la gente tiene plan dedatos o Internet permanente. En niveles populares, además, la cercanía con la tienda es otra. También están los costos que representa dar el servicio a domicilio. Alguien lo tiene que asumir y el margen de los tenderos no es alto.
Las tiendas tampoco brindan opciones de pago digital.
Es una cuenta pendiente. Hay que tomar en cuenta que muchísima gente en el país no ha sido bancarizada. La tienda está abierta a recibir estos pagos. Un problema hoy, sin embargo, es el costo de la transacción.
Guido Varela es ingeniero comercial de la Universidad Técnica Federico Santamaría de Valparaíso (Chile). MBA en Administración de empresas de la misma casa de estudios. Foto: Cortesía Guido Varela
Si hay un servicio público que simbolice la frustración popular manifestada en las masivas protestas en América Latina, se trata del transporte urbano.
En nuestra región, donde ocho de cada 10 personas viven en ciudades, el transporte siempre ha sido una fuente de conflictos. Los buses, trenes y metros van atiborrados. Los horarios no se cumplen. Y, para muchos usuarios, las tarifas son demasiado caras.
Sin embargo, esos mismos medios de locomoción dan acceso a lugares de empleo, comercio, educación, salud y recreo.
En nuestra región, dos de los movimientos de protesta más emblemáticos de la última década – en Brasil en el 2013 y en Chile el año pasado – fueron detonados por aumentos en las tarifas de buses y el metro, respectivamente. En otros países hemos visto grandes estallidos sociales por alzas en el precio de la gasolina.
¿Cómo analizamos estos fenómenos desde el Banco Interamericano de Desarrollo, que en las últimas tres décadas ayudó a financiar decenas de sistemas de transporte urbano en la región?
Por un lado, nos enorgullece haber apoyado soluciones pioneras como los buses de tránsito rápido, una innovación nacida en la ciudad brasileña de Curitiba que luego se propagó por el mundo. Hoy también estamos impulsando grandes proyectos con enorme potencial como el metro de Bogotá.
Por otro lado, las recientes protestas nos obligan a considerar cómo podrían evolucionar los sistemas de transporte para atacar más directamente a la desigualdad, sin descuidar su sostenibilidad financiera.
En casi todos los países del mundo los sistemas de transporte público generan grandes déficits operativos. En países industrializados los gobiernos siempre han subsidiado estos servicios, en parte porque son vistos como un bien público que hace que sus ciudades sean más productivas, limpias y vivibles.
En Washington, donde el BID tiene su sede central, el metro no cubre ni mitad de sus costos mediante el cobro de boletos y abonos. La diferencia se financia mayormente con subsidios de los estados y municipios de la región.
En América Latina, en cambio, muchos gobiernos no tienen capacidad financiera para subsidiar el transporte público. Algunos subsidian la gasolina, una opción que paradójicamente beneficia más a las personas pudientes que tienen un automóvil.
Muchos de los sistemas de transporte que ayudamos a financiar intentan recuperar sus gastos de inversión y operación mediante la tarifa. En algunas ciudades latinoamericanas, estas tarifas pueden superar el 10% de los ingresos de los hogares de menores ingresos, comparado con un promedio de 7,5% entre el quintil más pobre en ciudades europeas.
En este contexto, no debe sorprendernos que las personas se indignen ante aumentos de tarifas o directamente se rehúsen a pagarlas. Hemos visto cómo algunos sistemas han caído en crisis porque la evasión genera déficits que se traducen en falta de mantenimiento y demoras, restándole confiabilidad al servicio público e impulsando el uso de vehículos privados.
Para evaluar esta trampa, tendríamos que dejar de pensar en los subsidios al transporte como una pérdida de recursos, y considerarlos más bien como inversiones estratégicas que generar grandes réditos económicos, sociales y ambientales.
Además, debemos aprovechar las nuevas tecnologías para asegurar que los subsidios vayan a los segmentos más necesitados de la población en vez de “fugarse” a los bolsillos de los más pudientes, como suele suceder en la actualidad.
Asimismo, tenemos que entender mejor cómo y cuándo la gente decide viajar en un medio de transporte, para luego diseñar sistemas que reflejen las verdaderas prioridades de la gente, sus derechos como usuarios y su disposición a pagar por un servicio digno. A su vez, esto podría ser un primer paso hacia reconfigurar nuestras ciudades para que la vivienda, la seguridad, los espacios verdes y el transporte estén disponibles y sean asequibles para todos.
El transporte público cumple y seguirá cumpliendo un papel clave en el desarrollo de nuestra región. Es imperativo convertir este servicio en un catalizador de oportunidades para los millones de personas que aún aspiran a una vida mejor.
Según Luis Alberto Moreno, el transporte es un sector importante en la región. Foto: captura de pantalla cuenta Twitter @MiguelG47697163
La terminal de contenedores de Moín, ubicada en Limón, en el Caribe de Costa Rica, cumplió un año de funcionamiento en el que ha atendido más de 1 100 barcos y, según la empresa a cargo, se encuentra entre las más productivas de Latinoamérica.
La operadora APM Terminals indicó que el puerto se encuentra entre las terminales con mejor productividad y que su desempeño es comparable o incluso mejor que algunas de Europa y EE.UU.
Los datos de la compañía indican que en este primer año de operación ha movilizado cerca de 1,2 millones de TEUs, unidades equivalentes de 20 pies.
“Durante este tiempo hemos alcanzado hitos relevantes como la apertura de nuevas rutas, el mejoramiento constante de servicios directos hasta China, el aumento de eficiencia portuaria, el incremento en competitividad y la atracción de buques con mayor capacidad, lo que ha sido posible gracias al talento limonense, el plan de implementación y el esfuerzo de colaboradores”, dijo el director general de APM Terminals, Hartmut Goeritz.
Las autoridades destacaron que el tiempo de atención a los barcos se redujo a un tercio, es decir, un buque que antes demoraba 30 horas en operación ahora lo hace en diez horas, sin tiempo de espera en bahía, ya que se trabaja con ventanas de atraque predefinidas.
Además, la terminal de contenedores indicó que realiza, en promedio, 26 movimientos por hora por grúa, “superando incluso terminales en Latinoamérica con similar infraestructura y más tiempo de experiencia”.
La puesta en marcha de las actividades ha permitido generación de 1 000 empleos nuevos, entre empleados directos y cooperativas, mientras que más del 95% de estos colaboradores son de la provincia de Limón.
“A corto plazo nuestro enfoque está en aumentar aún más los niveles de productividad, que este año superaron lo establecido en el contrato y trabajar de la mano con nuestros clientes y autoridades para continuar simplificando, a través de la digitalización, los procesos de comercio exterior, área en la que vemos una oportunidad importante”, agregó Goeritz.
Aunado al incremento en la productividad, la compañía explicó que trabaja con un programa de seguridad enfocado en atacar las cinco principales causas de incidentes en la industria portuaria: transporte, trabajo en alturas, cargas suspendidas, control de contratistas y energía acumulada.
APM Terminals manifestó que como parte de su expansión, el compromiso contractual es comenzar con la siguiente fase de ampliación del puerto cuando se alcance un volumen anual de 1,5 millones de TEUs, lo cual se proyecta que será una necesidad en un plazo de cuatro a seis años.
La terminal de contenedores de Moín ocupa unas 80 hectáreas con un muelle de 650 metros y una profundidad de 14,5 metros, indicó la empresa a cargo.
En un primer año de operación la terminal de contenedores ha movilizado cerca de 1,2 millones de TEU’s, unidades equivalentos a 20 pies. Foto: Cortesía Twitter APM Terminal Moín
La Aduana es una institución pública que controla las importaciones y exportaciones, promoviendo de esta manera la facilitación del comercio exterior.
Los agentes de aduana son fedatarios y auxiliares de la función pública. “Damos constancia de que los documentos que nos entregan los clientes sean originales. En base a estos, hacemos las transmisiones a través del sistema Ecuapass, ya sea de importación, exportación o de cualquier otro régimen”, explica Nelson Cordero, presidente de la Oficina Comercial Aduanera Cordero Proaño.
Los agentes son una especie de filtro para la autoridad aduanera, para que la información que reciba esté comprobada y verificada. “En determinado momento estamos obligados a extender una certificación de que los documentos originales reposan en nuestro archivo, como lo dispone en la Ley”, añade Cordero.
Desde un punto de vista logístico, el agente de aduana es el operador de comercio exterior calificado y autorizado por la Administración Aduanera del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae), para realizar declaraciones aduaneras así como el proceso de importación y exportación. Esto lo “constituye en representante del importador o exportador así como en el auxiliar de la función pública, siendo un operador estratégico dentro de la cadena logística”, dice Vanesa Estévez, presidenta de la Federación Ecuatoriana de Agentes de Aduana. En este sentido, los agentes de aduana son el nexo entre exportadores e importadores, y la administración aduanera.
Esto implica tener un conocimiento amplio acerca de materia aduanera. Es decir, temas de origen, valoración, normativa tributaria, logística, seguros, estándares de calidad, innovación, e infraestructura.
“El equipo que tenemos a nuestro cargo debe estar muy calificado para poder dar una asesoría adecuada. Además, somos un operador de comercio muy estratégico en la cadena logística y de garantía. Ofrecemos seguridad jurídica al importador y exportador, ya que son a quienes representamos, lo que nos hace solidarios con la obligación tributaria aduanera desde la parte penal, administrativa. Por lo tanto, es de mucha responsabilidad desempeñar las funciones como agentes de aduana”, señala Estévez.
Actualmente, el nuevo Reglamento SENAE-SENAE-2019-0077-RE que regula a los agentes de aduana, determina que para ejercer estas funciones se debe tener título de tercer nivel relacionado con actividades de Comercio Exterior. Este no era mandatorio en antiguas normativas.
El accionar de estos profesionales conlleva una gran responsabilidad, pues a través de una fianza garantiza al Senae el cumplimiento del pago de tributos y formalidadesaduaneras de sus clientes. Adicionalmente, el agente de aduanas es el custodio de los documentos originales que sirvieron para la declaración aduanera.
Cordero explica, además, que “si el agente de aduanas no hizo algo correctamente, administrativamente puede ser sancionado con una llamada de atención, suspensión y hasta la cancelación de la licencia”. El agente de aduana interviene durante el proceso de importación de bienes y también en procesos de exportación, según el cliente (ver puntuales).
En importaciones Los agentes de aduana asesoran sobre los diferentes términos de comercio internacional, y establecen las responsabilidades del vendedor y comprador, según donde se encuentre la mercancía.
Realizan una clasificación arancelaria del producto a importar con la finalidad de definir si dicho artículo requiere documentos de control previo, o goza de preferencias arancelarias.
Efectúan la declaración aduanera según las normativas locales e internacionales. Además, sustentan legal y técnicamente observaciones ante el Senae, posterior al embarque.
Archivan y custodian de manera física y digital de todos aquellos documentos de soporte y acompañamiento que se utilizaron en el momento de darse la declaración aduanera. En exportaciones Cuando se trata de venta de productos al exterior, los agentes de aduana establecen su clasificación para conocer si goza de preferencias arancelarias por el origen o algún tipo de acuerdo comercial.
Realizan el Registro de exportador en el sistema aduanero del país Ecuapass, antes de la obtención de su firma electrónica y determinan la declaración aduanera según la normativa.
Sustentan legal y técnicamente observaciones ante el Senae y definen un seguimiento, con el fin de que el exportador regularice la exportación en el sistema aduanero Ecuapass.
Archivan y custodian en formatos físicos y digitales los documentos de soporte y acompañamiento de declaración aduanera en el país destinatario de los productos exportados.
Los agentes de aduana se convierten en un nexo entre el sector exportador e importador y la administración aduanera, a fin de agilitar la entrada de productos al país y su envío al exterior. Foto: Cortesía WD Ecuador Agencia de Aduana
Malos resultados, tanto en valor como en volumen, se registraron en el periodo enero julio del 2019 para las exportaciones no tradicionales.
Según el Banco Central del Ecuador, la variación entre los primeros siete meses de este año frente al mismo periodo del 2018 fue de -2,6% en valor y de -0,2% en volumen. Si bien hubo bienes primarios, cuyas ventas cayeron, los más afectados fueron los industrializados, con una baja de -5,3%.
Entre estos últimos se encuentran extractos y aceites vegetales, vehículos, químicos y fármacos, elaborados de banano, elaborados del mar, jugos y conservas de frutas, manufacturas de papel, etc.
Para David López, jefe técnico de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), los altos costos de producción en Ecuador hacen que los bienes nacionales se vuelvan más caros en los mercados internacionales. “Son menos competitivos. Los compradores, pese a la calidad de la oferta, prefieren los precios más asequibles”, comenta.
Una opinión similar es la del gerente técnico de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), Xavier Rosero. Él agrega que, en el caso de ciertos productos, los problemas llegan desde el proceso agroindustrial.
Esto sucede desde hace cuatro años con las oleaginosas, debido a la enfermedad de la pudrición del cogollo en la palma. La superficie cultivada ha bajado, porque una vez que la planta enferma hay que eliminarla; en este escenario, la caída de las exportaciones ha sido dramática.
Las ventas en valor del producto bajaron 41,3% en volumen y 44,3% en valor en el periodo enero julio de este año, frente al mismo lapso del 2018. En esto, además, han contribuido factores relativos al comercio mundial.
Rosero explica que la desaceleración internacional ha impactado en la demanda de productos ecuatorianos. “Tenemos la guerra comercial entre EE.UU. y China, lo que va generando restricciones en las grandes economías; también hay una expectativa a la baja en el crecimiento de la Unión Europea; el posible Brexit sin acuerdo y, en general, un enfriamiento del consumo a escala global”.
Los efectos de esta situación, según Rosero, se extenderán a futuro. En este momento, ya se inició la temporada de compras para el 2020; en el contexto internacional actual, la demanda será menor.
Otro aspecto que impacta es la depreciación de las monedas de los principales países compradores de productos no tradicionales industrializados. El jefe técnico de la CCQ explica que entre ellos está Colombia, cuya participación en las exportaciones de diferentes partidas en este rubro supera el 30% del total por nación.
Desde Fedexpor también se nombra a naciones como Argentina. “En estos destinos, que habitualmente eran los compradores de la oferta no tradicional industrializada, hay condiciones económicas que obligan a dejar de adquirir ciertos ítems. A muchos de los artículos ecuatorianos los sustituyen porque no son de primera necesidad”, indica Rosero.
En el caso de los bienes primarios no tradicionales, la situación varía. Algunas partidas cayeron en ventas y otras registran un crecimiento, aunque no en el mismo ritmo que en años anteriores, como las frutas; las exportaciones de textiles, por otro lado, tuvieron un alza elevada en valor y volumen.
María José Borja, directora de la carrera de Economía de la Universidad de Las Américas (UDLA), explica que Ecuador alcanzó el pico más alto de ventas de productos no tradicionales en el 2014. Para llegar a ese nivel, son necesarias políticas públicas de apoyo al sector exportador, que le permitan ganar competitividad.
La semana pasada, el Ministerio de la Producción presentó las perspectivas e incentivos a las exportaciones no petroleras. Allí el titular de la Cartera de Estado, Iván Ontaneda, indicó que el Gobierno trabaja para que Ecuador se inserte en los principales mercados entre los que está la Alianza del Pacífico.
Vehículos, palma, elaborados de mar y otros están afectados
Los vehículos, los extractos y aceites, los elaborados de mar, entre otros, son algunos de los productos cuyas ventas en el extranjero disminuyeron en el primer semestre del año. En el caso de los vehículos, la caída fue de USD 58 millones en el período enero-junio del 2018 a USD 43 millones en el mismo lapso del 2019.
Para David Molina, director de la Cámara de la Industria Automotriz, esto obedece a un problema estructural de la industria. “Seguimos pagando aranceles por CKD (partes de vehículos), así como por materia prima. Esto afecta a la competitividad y limita las exportaciones”.
Pietro Pilo Pais, gerente de Ciauto, confirma lo dicho por Molina. “Las exportaciones son marginales, por la baja competitividad del país. En Colombia es más barato producir”. Esta compañía exporta vehículos a Colombia, pero en cantidades pequeñas. “No es mucho y no creemos que eso vaya a mejorar”, dice Pilo Pais.
El vocero de la Cinae menciona que en los años 2012 y 2013 las exportaciones alcanzaban las 20 000 unidades anuales. “Este año no llegamos a las 1 000”. Molina agrega que con nuevas inversiones previstas se espera mejorar los números a partir del 2020, cuando operen nuevos proyectos de la industria. Como ejemplo menciona a Kia, que empezará a ensamblar nuevos modelos, pensados en exportación.
El sector palmicultor también ha visto una caída. En el 2018, el cultivo de palma decayó en un 14,0% en relación con el 2017, según la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (Espac).
Eso debido a que los productores han dejado la actividad para dedicarse a otros cultivos como el cacao, maracuyá y pitahaya.
En el último censo palmero que se realizó en el 2017 consta que de las 257 120 hectáreas (ha) cultivadas a nivel nacional, en el 57% se detectó la enfermedad fitosanitaria pudrición del cogollo (PC).
La zona de Quinindé y Viche, en Esmeraldas, han sido una de las más afectadas. El 43% de sus cultivos desaparecieron y los productores optaron por dedicarse al ganado, al cacao o a vender sus fincas. “Tenemos miedo de volver a invertir y que la palma se enferme”.
Iván Subía, gerente de Responsabilidad Social y Corporativa de la extractora Alcopalma, señaló que se trabaja en el proyecto Siembra Esperanza, en el que se capacita y otorga facilidades al productor para adquirir una planta híbrida, más resistente a la PC.
Esta planta produce 24 toneladas de fruta por hectárea al año a partir del séptimo año después de la siembra. Mientras que la variedad producía únicamente 12 toneladas anuales.
Además trabajan con la Federación Nacional de la Cadena Productiva del Aceite de Palma para ayudarle al productor a gestionar créditos con la banca pública. Hace una semana ingresaron las primeras 10 carpetas a BanEcuador, para créditos desde USD 100 000 a 15 años de plazo y con cinco años de gracia. Subía señaló que la situación de la palma es crítica, porque hay escasez de fruta.
En el caso de Alcopalma, hasta hace dos años, la producción era de 120 000 toneladas anuales. Eso se redujo en un 50%. De hecho, este año debieron dejar de exportar por tres meses, porque el aceite solo cubría la demanda nacional. “Estamos retomando las exportaciones, pero en menor cantidad. Me atrevería a decir que esta situación continuará así porque no hay fruta”.
El Gobierno Iván Ontaneda, ministro de la Producción, dice que las exportaciones no tradicionales del país han sido afectadas por guerras comerciales, “que nos han hecho perder competitividad”.
El funcionario indicó que se está trabajando para abrir mercados, como China. También reconoció que se ha perdido mercado en Europa. “Estamos buscando las mejores condiciones para nuestros productos, destrabando en muchos casos barreras fitosanitarias o paraarancelarias”.
RECTIFICACIÓN
Buenos días:
Les saluda Iván Subía Loayza con CI: 0602284101, Gerente de RSC de la empresa Alcopalma S.A. radicada en el kilómetro 34 de la vía Santo Domingo – La Concordia, provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas; en una entrevista escrita que me hicieron y publicaron en la Revista Líderes con fecha lunes 16 de septiembre del 2019 con el encabezado “Exportaciones no tradicionales disminuyen en volumen y valor”, en lo que corresponde al cultivo de palma, hay dos datos totalmente erróneos que su corresponsable publicó aun cuando se le solicitó que haga la rectificación en el mismo día.
El primer dato publicado es el siguiente: “Esta planta produce 24 toneladas de aceite al año, si se fertiliza y se poliniza con un regulador de crecimiento. Mientras que la variedad producía únicamente 12 toneladas anuales.”, cuando en la realidad el valor corresponde a 24 toneladas de fruta por hectárea al año a partir del séptimo año después de la siembra.
La segunda equivocación se encuentra en la siguiente publicación: “Subía señaló que la situación de la palma es crítica, porque hay escasez de fruta. En el caso de Alcopalma, hasta hace dos años, la producción era de 120 000 toneladas diarias. Eso se redujo en un 50%.”, esta producción de 120000 toneladas de aceite se lo consigue en 1 año y no diaria como está en la publicación.
Dos graves errores que solicito de la manera más cordial se rectifiquen ya que pueden afectar a la credibilidad de mi persona y de la empresa a la que represento.
Agradecido por la atención a mi correo y a la espera de su pronta respuesta me despido.
Saludos cordiales
La planta de Ciauto funciona en Ambato. Allí se ensamblan vehículos que se exportan a Colombia y que también circulan en el mercado nacional. Foto: Archivo / LÍDERES
En días pasados se presentaron al mundo las nuevas reglas de comercio. ¿Qué son? Se denominan reglas Incoterms. Son prácticas de comercio global, impulsadas por la Cámara Internacional de Comercio (ICC, por sus siglas en inglés). Las nuevas corresponden a la adecuación que se está haciendo en las mismas.
¿Por qué son importantes las reglas Incoterms? Porque son el instrumento de comercio internacional más destacado desde el punto de vista de su uso. Con esto me refiero a que, en la práctica, sería casi imposible encontrar un contrato de compra venta internacional (operaciones de comercio exterior) que no incluya una cláusula de entrega basada en el reglamento global Incoterms. En los años 50, del siglo pasado, su uso no era aceptado por todos los países del mundo, actualmente sí lo es.
¿Cómo se logró eso? En 2010, EE.UU. aceptó oficialmente que Incoterms sea el reglamento para toda entrega. En la versión con las nuevas normas, China, y Asia en general, se sumaron. Podría decirse que la versión de Incoterms del 2020 es un reglamento de impacto mundial.
¿Todos los operadores de comercio exterior tienen que cumplir estas reglas? No, porque no son de carácter impositivo. Sin embargo, el comprador y vendedor pueden acogerlas dentro del contrato y, a partir de ese momento, convertirlas en regulaciones de cumplimiento. Las Incoterms tienen validez legal cuando se las incorpora, precisamente, en los contratos. Deme un ejemplo. Si alguien vende a otra persona un contenedor de la lana y en el contrato se decide que se incluirán reglas Incoterms en el mismo, las partes tendrán que cumplir esas obligaciones establecidas.
¿Qué incluyen las reglas Incoterms en el mundo? Estas resuelven 10 asuntos. La principal está relacionada con la entrega de la mercadería: en qué momento/lugar el vendedor debe permitir al comprador entrar en tenencia y posesión de las cosas. Otro aspecto que se regula es el de las transferencias de riesgo, es decir a partir de qué lugar/tiempo el importador es responsable por cualquier pérdida o daño causado sobre los productos.
¿Qué otros temas regula? Que el vendedor prepare la mercancía, la factura comercial o cualquier otro documento; que haga los protocolos de aduana; que asista al comprador con cualquier requerimiento de seguridad; que lo apoye a la hora de la entrega; que ejecute contratos de transporte; que empaque debidamente, etc. El comprador también tiene obligaciones en el proceso.
¿Estas reglas únicamente se aplican en operaciones de comercio exterior? Sí, pero únicamente en el contexto de compra y venta de bienes, exportaciones e importaciones de productos. No resuelve compra venta de servicios, turismo, transferencia tecnológica, contratos de ‘know how’ o de montaje, etc.
¿Desde hace cuánto tiempo se están está usando las reglas de Incoterms? Es importante hablar de cómo nacieron las reglas de comercio. Las primeras aparecieron en 1924, en EE.UU. Se trataba de los términos de comercio revisados americanos. En 1936, la ICC sacó la primera versión completa de Incoterms; 20 años más tarde surgió una segunda. Luego llegaron cambios en el comercio, con el uso del contenedor, y había que incluir ese hito en las reglas. Lo propio en relación con conceptos como el transporte multimodal, las zonas de libre de comercio, entre otras. Se han hecho versiones nuevas, adecuándose a la práctica mercantil de cada momento.
¿Cada cuánto se renuevan las reglas Incoterms? Casualmente, se ha hecho cada 10 años. Yo creo que la próxima revisión no será en esas fechas por los cambios grandísimos que se vienen en el comercio global en los próximos cinco años. Todo será tan diferente, que nos va tocar empezar de cero, será por temas tecnológicos como ‘blockchain’.
¿Cómo ha evolucionado el uso de Incoterms en América Latina? La región, desde México hasta Argentina, se ha casado, históricamente, con Incoterms. Mientras EE.UU. seguía usando los términos revisados del llamado Código uniforme, acá se prosperó con el uso de las reglas de comercio.
¿Qué faltaría por desarrollar, en materia de reglas de comercio exterior? Creo que Incoterms es lo suficientemente estable desde la versión 2010. Lo que sí puede cambiar mucho son prácticas específicas. Por ejemplo, hace 20 años existía el fax, luego vino la Internet y ahora hablamos de nuevas tecnologías. Sin embargo, la esencia de compra venta es exactamente igual desde los fenicios hasta la actualidad.
Las reglas Incoterms que se lanzaron, ¿ya se pueden aplicar en el mundo? No, se lo hará desde el 1 de enero. Estas se presentaron en Ecuador el 12 de septiembre. Se presentaron cuatro meses antes de inicio de año porque de esa manera los negocios se podrán adaptar, preparar y capacitarse para su uso.
¿Qué tanta preparación hay en Ecuador respecto de las nuevas reglas de comercio? Hay personal listo y preparado. Hasta hace 10 años había que buscar referentes en Europa y EE.UU. Hoy, hay expertos globales en comercio exterior en diferentes países de América Latina, incluido Ecuador.
Ellos se formaron en las nuevas reglas. ¿Qué elementos, diferentes a los de hace 10 años, incluyeron estas? Lo que puedo decir es que se elaboró un documento más explicado. El comerciante o el estudiante requieren de los detalles. Prácticamente, es un curso inmediato de uso de Incoterms.
¿Qué elementos, principalmente vinculados a la industria 4.0, incluyen las reglas? Incoterms no habla en específico de una tecnología porque son obligaciones que deben aplicarse en todas las ciudades del mundo. Sin embargo, sí se habla de mecanismos electrónicos de compra venta. Esto incluye transacciones que puedan realizarse por WhatsApp, correo electrónico, reuniones a través de videollamadas, etc. Toda práctica de este tipo tiene un impacto en el contrato y, por eso, Incoterms lo recoge. Creo que, a futuro, podrían venir cambios.
¿Cuáles? Son solo suposiciones mías. Las nuevas tecnologías como el blockchain, la inteligencia artificial y la Internet de las cosas, específicamente, no van a cambiar solo el contrato compra venta, sino todo en el mundo. Las empresas, como las conocemos hoy, se van a acabar.
Aparecerán nuevos modelos. Haciendo una proyección, creo que vamos a tener que adecuarnos a prácticas en las que, por ejemplo, haya gente que use contratos inteligentes. En ese caso, quizás, las reglas tendrán que acoger nuevos modelos basados en las tecnologías modernas, más no en el comercio per se.
Hoja de vida Experiencia. Miembro del grupo de expertos regionales ICC, entrenador acreditado de la Cámara de Comercio Internacional en Incoterms, experto en negocios internacionales, alta gerencia y construcción estratégica de valor, catedrático de posgrados y conferencista internacional.
Formación. Candidato PhD en Administración de Empresas en Centrum Católica Graduate Business School y Maastricht School of Management de los Países Bajos. Magíster en Administración de Negocios Globales. Comunicador de la Universidad Externado de Colombia.
El integrante del grupo de expertos regionales de la Cámara de Comercio Internacional y capacitador en reglas de exportación e importación de bienes habla sobre cómo estas regulaciones tendrán, desde el año que viene, aplicación a escala mundial. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
Joanna Crellin, la Comisionada de Comercio de Su Majestad estuvo en Ecuador la semana pasada y LÍDERES conversó con ella sobre las relaciones comerciales entre Ecuador y Reino Unido. Reconoce que el Brexit obligó a su país a replantear estrategias.
¿Cómo mira en este momento el Reino Unido a América Latina? ¿Qué oportunidades ven en la región? Es un momento muy emocionante, en el que el Reino Unido está mirando con atención América Latina. Con la coyuntura del Brexit se nos ha dado una oportunidad de revisar nuestro enfoque comercial y sabemos que podemos hacer más en nuestras relaciones comerciales. Al hablar de América Latina, una región con muchas fortalezas, vemos que hay cierta debilidad: la región se lleva el 2% de nuestras exportaciones hoy en día. Mirando el contexto global, América Latina y el Caribe representan un mercado grande, así que sabemos que debemos hacer más en la región y fortalecer las relaciones. Y en este camino lo que hemos visto son grandes oportunidades, una clase media creciente, economías con un crecimiento más rápido que países europeos por ejemplo. También vemos mucha apertura para hacer negocios con el Reino Unido. Además, hay un legado, una presencia visible del Reino Unido. Luego de los resultados del referéndum sobre el Brexit vimos entusiasmo en varios países para hacer más cosas juntos. Por todo esto pensamos que es un gran momento, con buenas sensaciones e interés de empresas latinoamericanas, lo que nos ha dejado sorprendidos.
¿Cuáles países de la región tienen mayor potencial para fortalecer las relaciones comerciales con el Reino Unido?
En realidad las posibilidades son muy parejas en toda la región, si bien existen diferencias y cada país tiene sus fortalezas. Brasil es enorme, un subcontinente. Pero si se mira a los países de la orilla del Pacífico encontramos algunos puntos en común como políticas de libre comercio o una visión de apertura que también la tenemos en Reino Unido. Hay grandes y pequeñas oportunidades para industrias como la farmacéutica, el sector minero, la infraestructura, servicios financieros en especial en los que ahora se denomina finanzas verdes. Allí están las oportunidades de crear sinergias para empresas de distintos tamaños, en distintos mercados.
En Ecuador la minería a gran escala está recién empezando… Es una oportunidad fenomenal que tiene el país siempre que se desarrolle de manera sostenible.
¿Qué se escucha sobre Ecuador en el Reino Unido? Es un país pequeño, con recursos naturales…
Es pequeño, pero con oportunidades. Es un país del que estamos analizando para mejorar las relaciones comerciales. Estamos complacidos del acuerdo logrado hace poco entre Ecuador y el Reino Unido para continuar con el intercambio comercial, eso es importante para nosotros. Luego de algunas reuniones sostenidas en el país veo que existen oportunidades enormes en el futuro en distintos sectores. Ahora hay que aprovechar esta coyuntura y pensar en un desarrollo sostenible del país, aprovechando las nuevas tecnologías. Es una manera para incrementar la inversión extranjera.
Ecuador está cambiando sus relaciones comerciales con el mundo, ahora intenta ser parte de la Alianza del pacífico y tiene el acuerdo con la UE. ¿Qué oportunidades puede encontrar Ecuador ahora en el Reino Unido?
Se requiere una alineación de temas. Ecuador tiene una oferta interesante como camarón y ciertas materiasprimas y eso pienso que va a crecer en las compras que hacemos en el Reino Unido. Mis expectativas son que tengamos mayor flexibilidad y que esto permita mejorar el intercambio comercial mediante los acuerdos ya firmados, para esto son importante las regulaciones de lado y lado. Yo me pregunto qué sabe Reino Unido sobre Ecuador y viceversa; asumo que existe mucho desconocimiento sobre los mercados en ambos países y tampoco sé si las compañías ecuatorianas saben que el Reino Unido es un lugar fantástico para hacer negocios, teniendo en cuenta la receptividad que tenemos hacia los extranjeros. Será muy bueno que las empresas ecuatorianas sepan estos beneficios y parte de mi trabajo es dar a conocer estas características de mi país.
¿El trabajo que usted realiza es parte de una estrategia global del Reino Unido, en medio de la coyuntura del Brexit? Sí, conmigo somos nueve personas que hacemos este trabajo en todo el mundo, en distintos continentes y regiones como África, América del Norte, Latinoamérica. Tenemos grandes relaciones con diferentes mercados y compañías, pero el intercambio comercial se ha vuelto más importante para el Reino Unido, se habla más del tema y es lo que queremos reflejar con nuestro trabajo. No es solo por nuestro interés nacional y comercial, sino que son las nuevas reglas del juego y nos importa cumplir esas reglas, así como el libre comercio porque ese intercambio comercial hace una gran diferencia en las relaciones entre países. Desde la oficina que represento estamos dispuestos a hablar visiblemente al respecto.
El Brexit es un tema muy complicado que se ha prolongado más de lo esperado. ¿Qué estrategia tienen para una etapa postbrexit? Es un momento muy importante para nosotros y pensamos que es importante para regiones como América Latina. El Brexit nos ha hecho pensar más en los lugares en los que queremos tener más presencia. La región tiene muchos puntos interesantes y ahora con el nuevo Primer Ministro británico hay oportunidades, tal como se ha reflejado en Panamá y Colombia, en donde tenemos nuevos representantescomerciales. En América Latina hay potencial para negocios que aún no ha sido descubierto. Si nos enfocamos bien podemos obtener grandes y positivos resultados. Para esto debemos superar el Brexit y pensar en los siguientes momentos.
Al Brexit se suma la guerra comercial entre China y Estados Unidos. ¿Qué impactos se pueden esperar?
No puedo hablar de un impacto en números, pero sí puedo decir que Reino Unido cree en el comercio libre y en el cumplimento de las reglas internacionales.
«En el Pacífico encontramos puntos en común como políticas de libre comercio y una visión de apertura al mundo». Foto: Vicente Costales / LÍDERES
El sector comercial está en alerta ante la caída de las ventas. En junio pasado, según datos del Servicio Nacional de Rentas presentados por la Cámara de Comercio de Guayaquil(CCG), la actividad comercial tuvo un crecimiento negativo de -0,5%, una caída importante frente a junio del 2018 cuando las ventas aumentaron 11,3%.
El gremio guayaquileño considera que con estas cifras “el comercio está en territorio negativo”. La CCG aporta con más datos y asegura que 13 sectores productivos vieron caer sus venas en el segundo trimestre del año. “La facturación se ha desacelerado desde finales del año pasado. En el primer trimestre de este año, 5 de 24 sectores ya evidenciaban una contracción. En el segundo trimestre fueron 13 los sectores afectados”, dice el comunicado de la CCG.
Los sectores de la construcción y manufactura son los que evidencian contracciones más acentuadas, con caídas de -6,1% y -8,8%, en su orden.
Para Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, ante estas cifras el camino es liberar el comercio. Esto implica, según el dirigente gremial, la eliminación del anticipo del impuesto a la renta, la eliminación del impuesto a la salida de divisas, la eliminación de los obstáculos técnicos al comercio, específicamente, los reglamentos técnicos ineficientes.
El dirigente también cree necesario facilitar los procesos de contratación de personal. Al respecto, Arosemena dice que la CCG presentó hace tres meses, al Presidente de la Asamblea Nacional, César Litardo, 40 propuestas técnicas de reforma laboral para reactivar la actividad comercial. Sin embargo “el tiempo pasa y nada ha cambiado”.
Los sectores de la construcción y manufactura son los que evidencian contracciones más acentuadas, con caídas de -6,1% y -8,8%, en su orden. Foto: Julio Estrella / LÍDERES