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  • Los estudiantes de diseño crearon insumos médicos

    Redacción Cuenca  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Los profesores y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos de la Universidad del Azuay han diseñado y elaborado objetos para ofrecer respuestas a las nuevas necesidades sanitarias que surgieron en Cuenca, por la pandemia de covid-19.

    El DisLAB, que es el laboratorio de diseño que funciona en el campus de la casa de estudios, se convirtió en un espacio de desarrollo y trabajo colaborativo entre catedráticos y alumnos, para producir nuevos insumos que contribuyan al personal médico y a la comunidad.

    Durante el confinamiento decretado por el Gobierno, la creatividad, la destreza técnica y la conciencia social fueron puestos en marcha a través de la impresión 3D. Además, se generaron procesos manuales y semiindustriales por parte de los docentes y estudiantes. De esa forma se elaboraron objetos que aportan con eficiencia y solidaridad en el manejo de la crisis, señaló el rector de este centro de estudios superiores, Francisco Salgado.

    Hasta el momento se han diseñado, producido y donado 10 cubos de acrílico para procesos de intubación y extubación, que fueron donados a los hospitales Regional Vicente Corral Moscoso, José Carrasco Arteaga del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Santa Inés y del Río y al Hogar del Ecuador.

    Adicionalmente, se construyeron 10 cabinas herméticas para la toma de muestras, que han sido donadas al Ministerio de Salud, Hospital Santa Inés, Centro de Salud de El Valle, así como los municipios de Gualaceo, Sígsig y Santa Isabel, en Azuay.

    El Ministerio de Salud hizo un taller para desarrollar ideas de cómo deberían ser estas cabinas. Enviaron los requerimientos a la Facultad y los docentes del TexLab (laboratorio textil) y DisLab (laboratorio y talleres de diseño) comenzaron con el diseño. Luego se armaron las estructuras. Con el personal de la entidad se solventaron los temas ergonómicos, de usabilidad y otras condiciones especiales, sobre todo, porque la cabina debe ir anclada en una camioneta para que sea móvil, y así tomar las pruebas en la casa.

    “Cuando trabajábamos con el Ministerio en la producción de máscaras faciales y cabinas de intubación y extubación, surgió la problemática que tienen los profesionales de la salud de tener que cambiarse el traje constantemente, en una situación en que los recursos son limitados”, explicó el profesor José Luis Fajardo.

    Otros insumos -que fueron producidos y entregados- son más de 1 000 máscaras tipo visor facial y 500 mascarillas de uso comunitario, de acuerdo con información de la Universidad del Azuay.

    En la actualidad, se diseñan en los laboratorios artefactos para la bioseguridad del campus, como son lavamanos, dispensadores de alcohol y gel, con innovadores sistemas que incluyen sensores y paneles solares. Hay implementos que se han instalado en el campus de este centro de estudios universitarios, ubicado en la zona sur de la capital azuaya.

    “Este trabajo es una evidencia de la visión de compromiso con el contexto social, económico, productivo y medioambiental que tiene la carrera de Diseño de Productos”, dijo Salgado.

    Las instalaciones 
    DisLAB. Es un laboratorio moderno con capacidad para 200 alumnos. En junio del año pasado se llevó a cabo la renovación de los talleres.

    La división. DisLAB se complementa con dos zonas adicionales: MediaLAB, que es un minilaboratorio en donde los estudiantes trabajan en planificación de multimedia, proyecciones y mapping, y el 3Dlab, otro de los laboratorios donde se encuentra una máquina de impresión 3D. La idea es que se realice innovación tecnológica y digital.

    Los catedráticos y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos trabajaron en laboratorio DisLAB. Foto: Cortesía de la Universidad del Azuay
    Los catedráticos y estudiantes de la carrera de Diseño de Productos trabajaron en laboratorio DisLAB. Foto: Cortesía de la Universidad del Azuay
  • Prendas juveniles inspiradas en la cultura andina

    Redacción Quito

    (F)  
    Contenido Intercultural

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    En el mercado de la moda existen varias empresas que fabrican prendas de vestir con conceptos diferentes, muchas de ellas se enfocan en diseños comunes.

    Sin embargo, en el Ecuador ya se puede encontrar ropa con diseños autóctonos, esto gracias a la iniciativa de Lenin Vallejos.

    Este joven es diseñador gráfico de profesión y durante varios años estuvo a cargo del diseño de las prendas en una empresa que confecciona ropa. Allí surgió la idea de crear un negocio similar, en el que se fusione lo tradicional con ilustraciones andinas.

    Chicapán inició en 2017 en Otavalo; Vallejos comenta que le dio el nombre de Chicapán debido a que años atrás, existía un animal pequeño parecido a un castor cerca del Lago San Pablo; los moradores de este lugar lo conocían con ese nombre.

    El emprendedor invirtió cerca de USD 3 000, esta cantidad la obtuvo mediante un préstamo y de sus ahorros propios.

    El monto con el que inició el negocio sirvió para adquirir las máquinas para las áreas de corte, confección, serigrafía; a su vez para la compra de materia prima y varios insumos más.

    Los materiales que el emprendedor utiliza para confeccionar las prendas los consigue en ciudades como Quito, Cuenca e Ibarra. Utiliza telas y tintas textiles para la elaboración de cada producto.

    El proceso de confección tiene varios pasos. Vallejo menciona que lo primero, es diseñar el boceto de la ilustración, mismas que se basan en diseños inspirados en la región andina del Ecuador.

    El siguiente paso es enviar a la prenda al área de corte y confección, donde se escoge la tela y los colores para el modelo.

    Luego, se utilizan técnicas de serigrafía artesanal, proceso que lleva alrededor de cuatro horas, para que el paso final sea el lavado y planchado de las camisetas.

    El dueño menciona que, en la actualidad, trabaja con seis personas; entre ellas su madre y dos hermanos, quienes colaboran en el proceso de producción.

    Entre los productos que se confeccionan en Chicapán están: camisetas, buzos y chompas en variedad de colores y destacando siempre el diseño ancestral.

    Este emprendimiento está dirigido al público juvenil. “La mayoría de gente que le ha gustado mi trabajo son personas que aprecian la cultura, que valoran los diseños innovadores, originales y de buena calidad “, dijo Vallejos.

    Chicapán formó parte de ferias en varias zonas del país; esto permitió que el emprendimiento cree vínculos con empresas como Conquito.

    Vallejos planea formar alianzas con empresas que provean los insumos que necesita para la confección de estas prendas.

    Próximamente creará una colección enfocada en niños, con nuevas ilustraciones que plasmen la cultura y tradición de la región.

    Otros Datos

    Chicapán distribuye sus productos a través de redes sociales; sus prendas llegan a varias ciudades como Ambato, Riobamba, Cuenca y Quito.

    Las características que el dueño destaca son las ilustraciones de cada prenda; los precios varían. Están entre USD 20 a USD 35.

    Para conocer los productos de este emprendimiento visite la página www.chicapanec.wixsite.com/chicapan o búsquelos en redes sociales como @chicapán.ec.

    Lenin Vallejos es el propietario de Chicapán, emprendimiento que plasma la cultura andina en sus prendas. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    Lenin Vallejos es el propietario de Chicapán, emprendimiento que plasma la cultura andina en sus prendas. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • Sombreros manabitas con detalles afros

    Marcel Bonilla

    (F)
    Contenido intercultural

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    Sobre la cabeza de un maniquí está un sombrero con la imagen de una mujer afro que luce su turbante, parte de la vestimenta tradicional de esta etnia.

    Otro de los sombreros tiene retratada a una mujer negra con su cabello afro, y un peinado de que utilizaban los afroamericanos por los años 60, el que llama la atención por el detalle en la pintura.

    Desde hace ocho meses, Karina Fey Díaz, creadora de la marca KFD, se dedica a la decoración de sombreros con más de 70 detalles distintos, como pinturas en óleos, tiras de lana, con las que escribe los nombres de sus clientas.

    La iniciativa empezó cuando tuvo la idea de escribir su nombre con cinta, sobre un sombrero imponiendo su propio estilo, combinando colores y detalles, como lo había observado en uno de sus viajes a Estados Unidos.

    Luego subió su trabajo en uno de sus estados de WhatsApp y empezaron a surgir las personas interesadas en saber el lugar dónde lo había adquirido; su respuesta fue, yo compro el sombrero y los personifico con detalles.

    Roberta Zambrano, prefecta de Esmeraldas, es una de las clientas de Fey, quien señala que, a través del programa Fomento Productivo de esa institución, se impulsa esas iniciativas que muestran a Esmeraldas.

    Fey ha empezado con su proyecto que le permite trabajar con más de 70 diseños en pinturas, y ahora con la línea afro, una de las más solicitadas en Esmeraldas.

    La representante de las mujeres afros y diversas de Esmeraldas, Mary Quiñónez, explica que ese emprendimiento identifica a la mujer afroesmeraldeña, que ahora puede combinar sus vestidos con sombreros con motivos afros.

    Este emprendimiento empezó con capital inicial USD 100, con los que se compraron los primeros ocho sombreros, pero ahora se ha ampliado por la demanda que tienen sus productos.

    Por ahora cada pedido se trabaja en una pequeña área de una vivienda, donde la emprendedora ha montado su taller, en el que trabaja con otras dos personas.

    Los costos del producto varían según lo que pidan sus clientes y van desde USD 2 hasta USD 35. Los sombreros son de material de arroz, sobre los cuales trabajan los detalles que distinguen.

    Entre los materiales que se utiliza para dar vida al sombrero están: tiras, pompones, piedras, cuerdas de cuero, tela, cadena y pintura, enviadas desde Colombia para un mejor acabado. “Les puedo hacer desde un corazón, una flor, sur nombres, arboles, símbolos, palmeras, personaje de la cultura afro, con pinturas acrílicas y oleos”, señala Fey.

    Los sombreros son adquiridos en Jipijapa y San Mateo de la provincia de Manabí. Cuando empezó con su iniciativa le pedían ocho sombreros al mes, ahora son 30 sombreros semanales, unos 120 al mes, que representan un ingreso promedio de USD 1 000.

    En los dos últimos meses se ha impuesto la moda afro, que por estos días se observa en camisetas y vestidos. “He impuesto mi moda africana como esmeraldeña con éxito, porque las mujeres quieren lucirlos”, dice la emprendedora.

    Cristian Cusme, asesor de imagen corporativa de la Prefectura de Esmeraldas, destaca que se muestra la cultura en cada uno de sus diseños.

    En EE.UU.

    La emprendedora esmeraldeña trabaja en el montaje de una tienda de sombreros con su marca KFD. Está trabajando para registrar la marca.

    Desde la Prefectura de Esmeraldas se impulsan esos proyectos que destaque la cultura de Esmeraldas y sus distintas manifestaciones.

    Los primeros 15 sombreros con pinturas afros y paisajes de Esmeraldas fueron enviados a los Estados Unidos para mostrarlos.

    Karina Fey Díaz es la creadora de la marca KFD. El emprendimiento se dedica a la decoración de sombreros. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Karina Fey Díaz es la creadora de la marca KFD. El emprendimiento se dedica a la decoración de sombreros. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Las joyas de Andrea Tello se exhiben por el mundo entero

    Ana Cristina Alvarado

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La diseñadora ecuatoriana de joyas Andrea Tello tiene puntos comerciales en Dallas (Estados Unidos) y en Cuenca y Quito (Ecuador). Además, hace exhibiciones anuales en la Semana de la Moda de Macao, Hong Kong y tiene una exposición permanente en Shanghái.

    Tello empezó a trabajar en su marca en el 2003 y aunque hizo una pequeña pausa debido a una cirugía, desde hace 10 años se ha enfocado en exportar la joyería cuencana.

    La primera feria en la que participó fue en Cantón, China. “Me ayudó a ver que lo que estaba haciendo con la filigrana, joyería de plata y chapa podía mostrarse en los mercados internacionales”, dice sobre la experiencia en Asia.

    Aretes de la colección Insignia, presentada en Nueva York. Foto: cortesía Pablo Carrión. Modelo: Rebeca Flores
    Aretes de la colección Insignia, presentada en Nueva York. Foto: cortesía Pablo Carrión. Modelo: Rebeca Flores

    Después de eso, vino la apertura para participar en ferias y en bienales de diseño, arte y artesanía en países de Asia, Europa, América y Asia. Llama la atención la elaboración de joyas de filigrana en plata pura y el diseño atemporal. “Creo que mis joyas tienen historia,
    representan a Latinoamérica, nos cuentan las vivencias de las mujeres andinas”, relata.

    El mes pasado, Tello fue parte de una pasarela en la Semana de la Moda de Nueva York junto a las marcas ecuatorianas Glenkora Comte y Wallqa. “Es abrirse al mundo en cierta forma. Para mí fue una experiencia enriquecedora”, asegura.

    En estos días, la diseñadora de joyas cuencana se encarga de atender a sus clientes en el Distrito de Diseño de Dallas, Texas, con el fin de crear fidelidad de marca, y se alista para la apertura de otro punto de venta en Estados Unidos, en San Francisco, en la costa del Pacífico.

    Aretes de flores con enjoye de zafiros, en plata, y collar de oro con zafiros y brillantes.
    Aretes de flores con enjoye de zafiros, en plata, y collar de oro con zafiros y brillantes.
    Las joyas de Andrea Tello, en Cinq Gallery, una galería de arte en Dallas. Foto: cortesía Andrea Tello
    Las joyas de Andrea Tello, en Cinq Gallery, una galería de arte en Dallas. Foto: cortesía Andrea Tello
  • En los libros aprende sobre la tecnología

    Redacción Cuenca

    (I)

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    Los libros que están relacionados con las humanidades digitales son los que cautivan, en la actualidad, al subdecano de Diseño, Arquitectura y Arte de la Universidad del Azuay, Rafael Estrella. Su interés es conocer cómo el mundo de la tecnología, que puede ser muy técnico, está dirigido por personas que estudiaron ciencias humanas.

    El fallecido Steve Jobs, fundador de Apple, es un ejemplo para Estrella. “Le gustaban el diseño, la tipografía y la caligrafía. Solía decir que los computadores no tendrían letras bonitas si él no hubiese estado en cursos de caligrafía”.

    Estrella, quien es diseñador de profesión, da otros ejemplos de CEO que no estudiaron carreras técnicas sino más relacionadas con la estética, como literatura, cultura y arte. Por su carrera le interesa conocer estas historias.

    “He descubierto que estas personas tienen perfiles muy diferentes a lo que la gente pueda pensar”.

    Por ello, se interesó por leer biografías como la de Jobs, tanto la oficial como una alternativa, que es menos conocida y que fue realizada por Brent Schlender y Rick Tetzeli. También cuenta con una biografía ilustrada del mismo personaje, que fue elaborada por Jessie Hartland.

    Otro texto que destaca es ‘Las Ciencias de lo Artificial’, del economista y teórico de las ciencias sociales estadounidense Herbert A. Simon, quien además fue premio Nobel de Economía en 1978.

    ‘¡Sálvese quien pueda!’ es otra de sus publicaciones predilectas, porque Andrés Oppenheimer plantea cómo será el futuro del trabajo en la era de la automatización. Según Estrella, este tipo de libros han generado un tanto de susto porque -como todos sabemos- la tecnología avanza aceleradamente, “pero esta puede quitar fuentes de trabajo”.

    Al principio, agrega el catedrático universitario, se pensaba que serían empleos de obreros o producción; pero en la actualidad se conoce que también están en riesgo -debido a la inteligencia artificial- la labor de los periodistas y otras profesiones.

    “Cuando uno lee estos libros y, paralelamente, revisa las publicaciones que comparten expertos como Virginio Gallardo, a través Twitter, uno se da cuenta lo poco preparados que estamos”.

    Para Estrella, la lectura es una actividad fundamental para actualizarse y prepararse. El gusto por leer surgió en su adolescencia con libros de narrativa y novelas. Posteriormente, prefería los textos relacionados con la teoría del diseño y diseño editorial, porque trabajaba en un medio de comunicación impreso.

    Estrella prefiere leer en las noches cuando madruga o cuando tiene tiempo luego del almuerzo. No le gusta subrayar los textos, pero sí revisar varios a la vez.

    “La lectura me ha permitido aprender, actualizarme y mejorar mi escritura… Ese consejo les doy a mis estudiantes”. Si bien existe la nostalgia por las publicaciones en papel, pero él no tiene inconvenientes con las digitales y por ello cursó una maestría en Multimedia. No quería desarrollar programas sino deseaba estar al día con el mundo digital.

    El diseñador Rafael Estrella, con parte de sus publicaciones favoritas.
    El diseñador Rafael Estrella, con parte de sus publicaciones favoritas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Dos mujeres llevan la energía de Cuba a una tienda en Nueva York

    Agencia EFE

    (I)

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    Nada es perfecto: luciendo en sus prendas el humor y la energía típicos de Cuba, Clandestina, la primera marca de moda independiente de la isla, ha viajado a Nueva York para ofrecer sus propuestas, fruto de una generación resiliente y con vocación global.

    En una tienda ‘pop-up’ (efímera) en Brooklyn, las fundadoras de Clandestina, la cubana Idania Del Río y la española Leire Fernández, cuentan su historia.

    “Queremos traer la energía que hay en Cuba y que tenemos en nuestra tienda en La Habana aquí, a Nueva York, y la de un colectivo de creadores que están intentando poner el diseño cubano a nivel global y lo están consiguiendo”, afirma Fernández.

    Esa intención se refleja en lemas como “Nada es perfecto”, “Actually, Im in Havana” y “País en construcción” impresos en muchas de las camisetas, faldas y bolsos que Clandestina venderá hasta el 24 de junio en el neoyorquino espacio The Canvas, aunque su ropa recoge la idiosincrasia de la isla también desde otros detalles.

    Una camisa con flores hecha a partir de una cortina, una suave chaqueta tipo ‘bomber’ con colchas tejidas -que funciona muy bien entre ‘influencers’, dicen- y otra camisa elaborada con el traje de las brigadas que fumigan mosquitos para prevenir el dengue. “Esta es la fumigueitor”, bromea Fernández.

    Uno de los mayores exponentes del cuentapropismo en Cuba, Clandestina es un emprendimiento privado que abrió en 2015, tras dos años de burocracia y en un contexto sociopolítico de cierta apertura, pero que ha crecido “bailando la lambada” y aprendiendo del error para “contar la realidad de la gente de tú a tú”, explica.

    Ahora, gracias a mucho trabajo, de buen “timing” y de “mucha gente queriendo cambiar cosas”, la firma emplea a un colectivo de 32 trabajadores en su conocida tienda de La Habana, distribuye por Internet a todo el mundo y también ofrece piezas en un minorista en Miami (EE.UU.).

    Pero aterrizar en Nueva York, escaparate del mundo, supone un hito más allá de la expansión de la marca: “Significa que hay una oportunidad para el diseño cubano, para el cubano en general, de decir: Ok, este modelo existe, esta gente lo ha hecho, es posible. Una ventanita de aire fresco, esperanza”, desgrana Del Río.

    El colectivo de Clandestina sabe de vicisitudes pero también de “resiliencia”: allí la materia prima procede sobre todo del mercado de segunda mano, ya que el “sector de la moda está deprimido, es inexistente, y no hay tecnología para producir”, dice la diseñadora, que ensalza el valor de artesanías como la costura.

    Ante la línea dura del Gobierno de Donald Trump, las fundadoras de Clandestina recuerdan el “primer impacto” del mandatario sobre su negocio: en 2017 perdieron “el 50 % del mercado, porque los turistas americanos eran importantes”. “Siempre buscas de lo malo una oportunidad, y nuestra oportunidad con Trump fue descubrir a nuestra comunidad local”, confiesa, sentada junto a Del Río entre percheros con unas coloridas prendas.

    La cofundadora de la marca de moda Clandestina, la cubana Idania Del Río, enseña una prenda.
    La cofundadora de la marca de moda Clandestina, la cubana Idania Del Río, enseña una prenda. Foto: EFE
  • Diseño y tecnología en los zapatos de ‘running’

    Ana Cristina Alvarado

    Redactora (I)

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    Este 2 de junio de 2019 se realizará la 59° edición de la Últimas Noticias 15k, la carrera con mayor convocatoria en Ecuador. Parte importante de la preparación para cumplir con este tipo de retos es el equipamiento. Un par de zapatos cómodos y con las últimas características en diseño y tecnología garantizarán el performance.

    Adidas, Nike, Reebok y Under Armour son las principales marcas internacionales que lideran el mercado deportivo y el de las carreras. Cada una lleva a cabo investigaciones para desarrollar zapatillas cada vez más livianas, suaves, que permitan la circulación, la transpiración y que propicien el retorno de energía.

    La novedad de Adidas es el rediseño de los Ultraboost 19. A diferencia de la versión anterior, fabricada con 17 piezas, la nueva está reconstruida con cuatro componentes que permiten que el zapato sea más liviano y que garantice un máximo retorno de energía.

    Nike, por otro lado, presentó para esta temporada los Epic React Flyknit 2. La capellada de este diseño envuelve al pie, brindando soporte y transpirabilidad. Esta tecnología busca proporcionar una pisada suave y reactiva, que a su vez es duradera y ligera. Según la marca, la suela tienen una durabilidad de hasta 700 kilómetros.

    Reebok presentó en abril los zapatos Forever Floatride Energy. Estos cuentan con una suela de espuma, que le da el nombre al diseño, con un diseño que propicia un gran retorno de energía. A esto se suma una ligera capellada de malla. Todas estas características juntas brindan amortiguación, respuesta y flexibilidad.

    El diseño más reciente de Under Armour es el Hovr, un núcleo amortiguado de espuma, que está presente en modelos como el Infinite, Guardian, Sonic 2, Phantom /SE y Velociti 2. Además, esta marca propone un ajuste específico para cada género, a través de capelladas creadas con base en la anatomía.

    El modelo Ultraboost 19 cuenta con solo 4 componentes, para que el zapato sea muy liviano.
    Adidas: El modelo Ultraboost 19 cuenta con solo 4 componentes, para que el zapato sea muy liviano. Foto: Cortesía
  • El piso industrial, la especialidad

    Mayra Pacheco

    Redactora (I)

    El espacio que se utiliza a diario para caminar o transportar productos es clave en los procesos que se realizan en las industrias. La empresa Rinol, que se especializa en diseñar y construir pisos, sabe que si un piso se encuentra en buen estado las actividades se cumplen de manera eficiente.

    Por eso esta compañía diseña, planifica y construye pisos en función de los procesos que se cumplen en cada empresa. Vincent Lahmani, gerente general de esta empresa, explica que para la elección de estas superficies se evalúa los productos con los que se trabaja en cada industria.

    No es lo mismo -explica- producir lácteos, cárnicos, aceites, textiles u óxidos, porque según la composición de estos productos se puede afectar en mayor o menor medida a los pisos.

    Pese a esta realidad, el tema de la construcción de los pisos era un tema secundario. “Lo importante era que la estructura se vea bonita”, recuerda Verónica Miranda, socia de Rinol.

    El tema es que los dueños de las industrias con el tiempo advierten que donde se trabaja realmente es el piso por lo que es necesario priorizar ese espacio. Al tener esta estructura en buen estado mejora la productividad.

    “El piso tiene que ser un aliado, no tiene que convertirse en un enemigo y afectar a la producción de las industrias”, expresa Lahmani.

    En Ecuador, la primera empresa que apostó por construir pisos empleando la tecnología de Rinol fue Ransa, una almacenadora de productos de uso diario. La obra se realizó en el Parque Industrial de Quito, en el sur.

    Para ejecutar este proyecto, el Grupo Rinol realizó en el 2012 una alianza con Miranda, firma de ingeniería civil especializada en pisos industriales. Así se conformó la empresa ecuatoriana que lleva la misma marca Rinol.

    Para constituir esta empresa se invirtieron USD 100 000.

    La conformación de esta sociedad implicó aprender nuevas técnicas y productos. Antes de esto, en el país la construcción de pisos se realizaba con maquinaria tradicional.

    Rinol, en cambio, emplea juntas prefabricadas, maquinaria que funciona con tecnología láser y una variedad de productos (resinas) para que los acabados se adapten a los procesos de cada industria. Incluso, en el catálogo que maneja esta firma se cuenta con un diseño con cobre en el interior. Esto ayuda a mitigar la radiación.

    Una vez que Rinol concluyó la primera obra, llegaron nuevos pedidos.

    Para cada piso, en función de cada industria, la firma diseña el tipo de superficie requerida, calcula los materiales, construye, instala los acabados, monitorea la obra y se extiende una garantía de hasta cinco años.

    El hormigón que se emplea para estas obras tiene características especiales. Según el caso se emplea incluso uno reforzado con fibras de acero.

    Marlon Herrera, jefe nacional de Producción de Hormigonera Equinoccial, menciona que entregan hormigón premezclado para Rinol desde hace unos tres meses. En promedio, en este período se han vendido cerca de 800 m³. “El producto que solicitan es especial, la fórmula de este depende de las especificaciones del diseño que ejecuta Rinol”.

    Este material se coloca y distribuye con ayuda de maquinaria importada que emplea tecnología láser. Para la aplicación de las resinas o de las cubiertas, que sirven como recubrimiento, se ocupa un equipo parecido.

    Los precios de los pisos industriales varían en función del proceso que se realiza en cada industria, cuánto tráfico tiene, el tipo de carga, si los productos tienen derrame, las características de los montacargas y otros.

    Considerando estos parámetros, Rinol ha construido los pisos para las almacenadoras de Grupo Tía, Corporación El Rosado, para empacadoras como Omarsa, exportadoras de camarón como Songa y otras. Pero también tiene experiencia en pisos para parqueaderos, en procesadoras de carne y otros.

    La cobertura es a escala nacional. En promedio, por esta actividad esta firma facturó en el año anterior USD 10 millones.

    Rinol cuenta con el respaldo de Grupo Rinol, que es una empresa alemana que tiene casi 70 años de trayectoria y está presente en 27 países. Esta firma internacional investiga, fabrica materiales y construye pisos. Estas técnicas cumplen normas internacionales e incluso tienen algunas fórmulas patentadas. Eso permite que esta empresa ecuatoriana vaya a la vanguardia en este ámbito.

    Para colocar los materiales en el proceso de construcción de los pisos industriales esta firma emplea maquinarias que tienen tecnología láser.
    Para colocar los materiales en el proceso de construcción de los pisos industriales esta firma emplea maquinarias que tienen tecnología láser. Foto: Cortesía Rinol
  • El buen uso de los espacios y materiales son fundamentales

    Redacción Quito

    (I)

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    La construcción y la decoración de interiores se complementan cada día más. Su unión permite lograr casas, departamentos, oficinas y edificios con diseños modernos y vanguardistas por dentro y por fuera, sin dejar de lado la funcionalidad.

    En Ecuador, el sector constructor se encuentra optimista luego de que entre 2014 y 2017 la recesión económica frenara a esta actividad. En el 2016, este segmento productivo representaba el 7,8% del PIB nacional. Y en el 2018 creció al 8,7%, según datos de la Cámara de la Industria de la Construcción.

    Medidas como la derogatoria de la Ley de Plusvalía han permitido disminuir la caída que sufrió el sector en años pasados. Este sector mueve cada año unos USD 9 000 millones al año. 6 000 millones corresponden a infraestructura pública y 3 000 millones a proyectos de vivienda, según los actores de esta actividad.

    Otro dato señala que hoy en día el sector constructor genera cerca de 560 000 empleos directos.

    De la mano de la actividad constructora está el negocio de la decoración. Allí entran en juego los detalles que dan vida a una casa, un departamento o a una oficina.

    El mobiliario, los acabados y la iluminación son tres elementos claves en la decoración de un espacio. Diego Balarezo, diseñador y catedrático universitario, habla de la importancia que tiene la decoración para que una oficina sea un espacio relajado. Este experto destaca la importancia de la luz y el uso de los colores para no generar caos y que los muebles no sean extraños al estilo del lugar.

    En el mobiliario se imponen materiales como madera, vidrio y el acero inoxidable.

    En el negocio de la decoración los productos importados tienen presencia. Cerámica y luminarias son los principales productos para la decoración que se importan desde la Unión Europea. La oferta de estos artículos ha crecido gracias al acuerdo comercial con el bloque, vigente desde el 2017.

    Según la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), las importaciones de materiales de construcción y decoración, desde la Unión Europea, crecieron 173,7% al comparar el 2016 con el 2018.

    La reducción de aranceles permitió acceder a acabados con mejores precios (ver página 8).
    Algunos de los productos para hogar que llegan al Ecuador desde el bloque europeo son griferías, textiles para baños, cocina, equipos para la instalación dentro las mismas, etc. Para la construcción, por su parte, los productos que más han llegado desde Europa son las planchas laminadas y manufacturas de metal.

    La decoración de oficinas se apoya en materiales como la madera y el vidrio. la iluminación es otra  clave.
    La decoración de oficinas se apoya en materiales como la madera y el vidrio. la iluminación es otra clave. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • Una línea de maletería que destaca entre los jóvenes

    Evelyn Tapia

    Redactora (I)

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    Los erizos, pequeños mamíferos con el dorso cubierto de púas y con alto instinto protector, inspiraron a Cristopher Pozo cuando en el 2016 emprendió un negocio de fabricación de mochilas con su hermana, Alison, y su mamá, Eliana González.

    El dorso de los erizos, cuenta Pozo, le recordaba a la mochila y a la función que cumple en la vida de quienes la usan. “Cuando te dedicas a la fotografía, por ejemplo, la mochila te acompaña siempre, tienes en ella todo lo que necesitas y te sientes protegido”.

    Por eso, este productor audiovisual de 26 años, decidió bautizar el emprendimiento usando las palabras Hedgehog (erizo en inglés) y Brand (marca en inglés).

    Con una inversión inicial de USD 7 000, la primera producción de la marca fue de 200 mochilas.

    González cuenta que dedicaron meses a buscar un inversionista ecuatoriano para iniciar el negocio, entre amigos y conocidos. Al final, un alemán que había vivido en Ecuador, Patrick Ziliax, se interesó por el negocio, solo viendo los bocetos de cómo sería el producto, e invirtió.

    Actualmente, Hedgehog Brand fabrica unas 2 400 mochilas para escolares y para universitarios al año. Todavía no cuenta con una fábrica propia, sino que contratan los servicios de Proimago.

    Las mochilas están disponibles en modelos de colores llanos o con diseños propios en telas sublimadas, es decir, dibujos que se imprimen en la tela.

    La iniciativa también tiene una línea élite fabricada en cuero, y un modelo creado por el diseñador Gustavo Moscoso. Dependiendo de la complejidad, una mochila puede tomar dos semanas o dos meses en realizarse.

    Alison, de 23 años, que se encarga del marketing y la publicidad, cuenta que una de las estrategias que utilizaron este año fue lanzar mochilas con telas en las que se sublimaron creaciones de diseñadores ecuatorianos.

    Gabriela Jácome, diseñadora gráfica de la Universidad San Francisco de Quito, fue una de las creadoras de un modelo de mochila rosada con un diseño de plumas. “La lanzaron a principios de año y ha tenido una muy buena rotación. Es una idea interesante, a cambio del diseño, recibimos un porcentaje de regalía por cada mochila que se vende”, comenta.

    La marca además ofrece otros productos relacionados a la maletería. El catálogo, que está en su tienda on line, cuenta con unos 50 ítems, entre portalaptops, cartucheras y maletas de mano para viaje en colores y diseños variados.

    La última creación de la marca es una mochila, con forro y un canguro, diseñada para fotógrafos, productores o cineastas, que cuesta USD 200. Pozo, que maneja cámaras hace seis años, creó el modelo pensando en aquello que él como usuario necesitaba.

    Los emprendedores reconocen que, al no tener experiencia previa en la fabricación de este tipo de productos, el negocio ha sido un constante aprendizaje. “Tocamos muchas puertas, nos dimos cuenta de que la gente no siempre aprecia el producto ecuatoriano, pero desarrollamos una marca con tal calidad, que la gente suele pensar que es producto extranjero”, cuenta Pozo.

    El año pasado facturaron unos USD 21 000 y este año esperan llegar a los USD 50 000.

    La primera plataforma de difusión fueron las redes sociales, pero hace casi dos años, los productos Hedgehog Brand están en las perchas de Superpaco. Luego se sumaron Megamaxi, Dilipa y Comisariato del Libro.

    Aarón Párraga, coordinador de compras en Superpaco, dice que las mochilas y los portalaptops son los productos que más acogida han tenido, “por los detalles y acabados”. Añade que otra fortaleza del emprendimiento es que manejan una imagen juvenil y que ofrecen diseños que están innovándose constantemente.

    Alison añade que otro de los retos de la marca ha sido encontrar en el mercado nacional materia prima para innovar en los diseños y mantener una producción de calidad y con alto estándar.

    “A veces queríamos un tipo de cierre de un estilo y color determinado, pero en Ecuador no lo producen. Importar resulta demasiado caro para un emprendimiento nuevo, así que hemos tenido que acoplarnos”, cuenta.

    Cristopher Pozo, su hermana Alison y su mamá, Eliana González, están frente al negocio de fabricación de mochilas desde junio del 2016.
    Cristopher Pozo, su hermana Alison y su mamá, Eliana González, están frente al negocio de fabricación de mochilas desde junio del 2016. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO