Etiqueta: diseño

  • Otras temáticas también aportan para el diseño

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    El diseño es su pasión. Y lo es porque le permite imaginar, soñar en algo que puede materializarse ya sea en un objeto concreto o en una serie de interacciones que ese elemento construye con el mundo que le rodea.

    Leer le brinda la misma sensación a Genoveva Malo, decana de la Facultad de Diseño, Arquitectura y Arte de la Universidad del Azuay (UDA). “El diseño ha transcendido de lo material hacia articular relaciones con el entorno” y a través de la lectura y aprendizaje de otras temáticas se puede entender ese comportamiento.

    Le gusta la filosofía y la sociología, al igual que la literatura latinoamericana. En este último caso para entender nuestras raíces y vincularlas con el diseño. Malo es admiradora de las artesanías porque son una forma de expresión y, a la vez, de diseño.

    Además, lee textos sobre el pensamiento contemporáneo para comprender cómo los cambios en la forma de pensar y la cultura inciden en el diseño. Entre los libros de filosofía, ella destaca las publicaciones de José Ortega y Gasset porque le ayudan a aprender de sus conocimientos.

    Para Malo, su profesión permite tener una relación diferente con el mundo, una visión atravesada por la estética y la forma, no solo material, sino también de las relaciones con los seres humanos, su entorno natural y la cultura.

    Para su formación profesional, las publicaciones como ‘Diseño en la periferia’, de Gui Bonsiepe; ‘Diseñar para el mundo real’, de Víctor Papanek, ‘Las formas del siglo 20’, de Josep María Montaner o los libros de Tomás Maldonado han sido importantes.

    Malo también busca aprender sobre la morfología y el génesis de las formas por lo que ha leído a teóricos relevantes como Papanek y Maldonado para “pensar el diseño más allá de hacerlo”.

    Otras obras relevantes, dice esta académica, son las Néstor García Canclini para aprender sobre antropología y las de Denise Najmanovich para entender el mundo contemporáneo de las redes sociales.

    Su gusto por la lectura empezó en el colegio, pero se fomentó en la universidad, “que es el espacio donde uno toma más gusto por el conocimiento”.

    Ella agrega que la vinculación con la docencia exige una formación continua que se logra mediante la lectura y ese gusto lo transmite a su familia, estudiantes y amistades. Su idea es que accedan al conocimiento y desarrollen sensibilidades. Malo prefiere leer un texto a la vez.

    Es una apasionada por las publicaciones en papel porque le gusta sentir las hojas en sus manos y subrayar las ideas principales y cuando le prestan un libro le alegra que su dueño también haya resaltado un párrafo u oración o mejor si ha realizado apuntes. “Me sirven para conocer su mirada e interpretación de ese libro, ya sean criterios compartidos o, incluso, discrepar”.

    La Decana de Diseño tiene varias publicaciones favoritas de autores mundialmente reconocidos como Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Octavio Paz, Pablo Neruda, entre otros.

    Genoveva Malo es Decana de Diseño, Arquitectura y Arte de la UDA.
    Genoveva Malo es Decana de Diseño, Arquitectura y Arte de la UDA. Foto: Xavier Caivinagua / Líderes
  • Carteras y artículos con diseño artesanal

    REDACCIÓN QUITO  (F)
    Contenido Intercultural

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    El interés por fusionar tradición, diseño y color en una sola cartera impulsó a Pamela Carrera y Karina Yánez a posicionar su marca Civetta en el mercado nacional.

    Pamela, desde que era una niña, sintió el deseo de fabricar carteras con colores llamativos. Su abuela, quien tenía experiencia en la elaboración de este material, se convirtió en ‘cómplice’.

    Civetta se desarrolló en el 2014, cuando Carrera decidió crear un negocio con diseños propios que llevaran su marca. Más tarde, Yánez decidió unirse a esta iniciativa, que tiene carácter sustentable.

    Ese año, el emprendimiento lanzó sus primeras muestras de carteras, bolsos, shigras y accesorios para mujer.

    Estos productos se fabricaron como obsequios para los familiares de Pamela, que residen en el extranjero. Tras evidenciar la aceptación por parte del público, la marca decidió elaborar mayor número de muestras y combinar las shigras con colores llamativos como el amarillo, fucsia, turquesa, entre otros. A estos diseños se les incluyeron detalles de cuero.

    La microempresa presentó por primera vez sus productos en la feria El Grand Bazar. Este encuentro permitió dar a conocer la marca en el mercado nacional.

    Las emprendedoras participan periódicamente en ferias a escala nacional. También ha presentado sus diseños en El Mercadito (Guayaquil) y El Zoco, en Cumbayá.

    Civetta rescata el diseño artesanal del país y lo muestra en ferias. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Civetta rescata el diseño artesanal del país y lo muestra en ferias. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

    Civetta también presentó sus productos, por dos años consecutivos, en el Centro Interamericano de Artesanía y Artes Populares (Cidap). Según Carrera, la marca fue seleccionada de entre un grupo de artesanos reconocidos .

    La materia prima del negocio es nacional. La marca fabrica sus productos con cuero de diferentes curtiembres de Tungurahua. Mientras que los herrajes de las shigras son importados por la escasez de este material en Ecuador.

    La texturas y tejidos artesanales son materiales que sirven para combinar con el cuero. Esta materia prima proviene de la Sierra.

    Civetta trabaja con un sistema de comercio justo. Busca aportar a la cadena de producción nacional.

    De esta manera, madres tejedoras de la Sierra colaboran con la confección de las shigras.

    La marca mantiene contacto directo con las comunidades para evitar intermediarios. “Muchas veces ellos se llevan el porcentaje más alto de ganancia. Queremos ser un negocio independiente”.

    El producto estrella del emprendimiento es la shigra. Este artículo lidera en el mercado por sus diseños y mano de obra.

    Civetta vende a través de redes sociales, de su página web y de su local ubicado en el norte de la capital. Cuenta con un taller en el que se fabrican la mayor parte de productos, que está en Cumbayá.

    La microempresa produce una gama de productos enfocados en la mujer. Esta línea de artículos incluye carteras, guantes, mochilas, bolsos, billeteras, llaveros y calzado. En septiembre prevé lanzar su línea de artículos para el hogar.

    La línea de indumentaria es fabricada a mano por las tejedoras, artesanos y las emprendedoras.

    La distribución de las carteras y accesorios se realiza de manera personalizada por parte del equipo de trabajo de Civetta.

    Los precios de los productos van desde USD 5 hasta, máximo, USD 78 . Las emprendedoras aseguran que los artículos de hogar tendrán costos similares, asequibles para el público.

    En los primeros meses del 2018, Civetta empezó a trabajar con Yacana, una empresa con sede en Francia que busca promocionar productos innovadores de América Latina para distribuir en Europa.

    El emprendimiento trabaja con ocho personas que colaboran en el taller del negocio, en el área administrativa, en la fabricación de la línea de productos y la confección de sus artículos. A parte cuenta con la colaboración de artesanos nacionales.

    Fernanda Trujillo adquirió una cartera y una billetera de Civetta. “La marca ofrece una variedad de diseños para escoger. Los productos son de buena calidad y amplios para accesorios”.

    Datos

    El emprendimiento requirió USD 10 000 como inversión inicial para maquinaria, compra de materiales, entre otros.

    Civetta mantiene un crecimiento anual de más del 100% .

    La microempresa oferta sus productos a través de su página web www.civetta.com.ec y de sus redes sociales como “Civetta Ecuador”.

    La marca mantiene ingresos mensuales de, aproximadamente, USD 4 000. Aspiran crecer en el mercado nacional.

    Civetta participa, continuamente, en ferias de emprendimiento organizadas a escala nacional.

    Pamela Carrera exhibe su línea de carteras y accesorios, en el  local ubicado en el norte de la capital. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Pamela Carrera exhibe su línea de carteras y accesorios, en el local ubicado en el norte de la capital. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Ella diseña y elabora una serie de prendas y accesorios textiles

    Redacción Quito

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    Los límites no existen en la fábrica textil Otter. Soledad Cárdenas, quien está al frente de esta pequeña empresa, diseña prendas y artículos en telas, según pidan sus clientes.

    Desde 2013, en el taller de Otter, ubicado en San Vicente de Las Casas, en el norte de Quito, se elaboran prendas deportivas, uniformes, vestuario para academias de baile, camisetas interactivas para niños, alforjas para bicicletas, portamascotas, material promocional, mandiles y otros.

    Cárdenas crea con frecuencia. En su taller confecciona los productos que sus clientes le solicitan. Para el diseño se asesora con especialistas y usuarios para entregar una prenda de calidad.

    Esta emprendedora de 41 años no pone reparos, como los que escuchaba cuando era comerciante de ropa. “Antes, mis clientes me pedían licras o camisetas con diseños especiales, pero las fábricas no los hacían”.

    Esta experiencia fue, precisamente, la que le motivó a emprender su negocio propio. Para iniciar invirtió alrededor de USD 12 000. Junto con su esposo Lenín Gómez adquirieron máquinas, telas, abrieron el taller y un ‘show room’ en la calle Isla Isabela, entre las avenidas Tomás de Berlanga y Río Coca, en el norte de Quito.

    En estos espacios, Cárdenas diseña prendas novedosas. Aunque no tiene estudios en diseño de modas, le gusta crear e innovar.

    En su tienda se encuentran enterizos para deportistas, busos con buff incluido, prendas infantiles con estampados que incluyen lenguaje Braille, camisetas con colgantes para fomentar el desarrollo psicomotriz de los niños.

    También elabora alforjas para bicicletas, portabicicletas para camionetas, maletas para cargar a las mascotas en la espalda, impermeables para perros.

    En Otter están abiertos a todo, lo único que no hacen es colocar en las prendas réplicas de marcas. El trabajo es personalizado, se atiende pedidos por menor o mayor. Entre sus clientes están Bic, BMX, Electrobike, Continental y otros.

    En esta empresa trabajan siete personas. La capacidad de producción es 100 camisetas por día.

    Fernando Tul, gerente de Marketing de Tía Pelucas, menciona que desde hace un año en su peluquería, los uniformes, capas y mandiles son elaborados en Otter. Él destaca que los materiales que se emplean son de alta calidad y que los modelos son llamativos y cómodos. En promedio, para la compra de esta mercadería, Tul destinó alrededor de USD 3 000.

    En Otter se utilizan telas nacionales e importadas. Martín Carrera, asesor comercial de Lafayette, comenta que Cárdenas adquiere telas con tecnología. En promedio, se compran alrededor de 500 metros al mes. El costo de las telas varía entre USD 3,5 y 14 el metro, según la calidad.

    Las prendas de vestir de Otter difieren, según la calidad y el diseño, pero en promedio la gente puede encontrar camisetas a USD 10 y pantalones a 30.

    En Otter se factura alrededor de USD 6 000 al mes. Las ventas se hacen a escala nacional.

    Los contactos
    Para pedidos  se pueden comunicar al 0983803728. En el ‘show room’ de Otter se atiende de lunes a sábado de 08:30 a 18:30.

    En la empresa deSoledad Cárdenasse diseñan prendas y accesorios. Los productos son personalizados. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    En la empresa deSoledad Cárdenasse diseñan prendas y accesorios. Los productos son personalizados. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Las joyas diseñadas por Dennise Calero tienen un toque urbano

    Redacción Quito

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    En el taller de la diseñadora Dennise Calero el orden es una prioridad. Las herramientas cuelgan de la pared, varios de sus diseños aparecen en un mueble de madera, mientras la luz penetrante de la mañana abrigaba el lugar.

    En el taller ubicado en el sector de El Condado, en el norte de Quito, esta mujer diseña y elabora una serie de accesorios para mujeres, elaborados con materiales reciclados que otras personas los catalogan como desechos inutilizables.

    La creatividad, el estilo, la originalidad y la pasión por los accesorios femeninos llevaron a la diseñadora de productos, egresada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, a desarrollar su emprendimiento que en la actualidad es su fuente de ingresos. La idea arrancó en el 2014.

    En la búsqueda de los materiales para el desarrollo de su proyecto, la joven emprendedora se planteó la idea de los ‘Frutos Urbanos’. Fue a partir de esto que la diseñadora encontró gran potencial en la recolección de vidrios rotos y el bambú, materiales que llamaron la atención de Calero debido a sus propiedades físicas y ecológicas.

    El proyecto tuvo cabida dentro del mercado dentro del museo Nahim Isaías, en
    Guayaquil. Fue en el 2014 cuando la joven empezó a exhibir sus productos a través de las redes sociales y su página web,. En esos espacios virtuales se gestionan las ventas de los diseños de Calero.

    Actualmente el desarrollo del producto ha llegado a tener altos estándares estéticos, ergonómicos y de calidad, lo que ha permitido a esta joven conectarse cada vez más con los compradores.

    El emprendimiento tiene una serie de beneficios para quien adquiere sus diseños. Las pulseras, los aretes y los collares, por sus dimensiones, favorecen a estéticamente a la mujer, según la forma de su rostro y cuello, explica la diseñadora quiteña.

    A los materiales reciclados Calero le suma la plata, lo que da un toque distinto, al mismo tempo que evita una reacción alérgica en la oreja del consumidor.  La plata proviene de Chordeleg una población de Azuay que se caracteriza por ser fuente de materiales para joyeros de todo el Ecuador.

    A partir del 2015, la marca ha recibido apoyo por parte del Centro Iberoamericano de Artesanías y Artes Populares y de la Junta Nacional de Defensa del Artesano, instituciones que han sido sus gestores para exponer su producto en ferias.

    Además, el emprendimiento se ha expandido a escala nacional, gracias a ferias de emprendedores, e internacional. La bisutería de Calero se expone en la Boutique Équatorianne, ubicado en París, Francia. Otra vitrina es una plataforma en línea en EE.UU.

    La emprendedora manifiesta que la temporada en la que las ventas de sus diseños aumentan son el Día de la Madre, San Valentín y Navidad. Sus joyas son solicitadas como obsequios.

    Betzabé Cepeda ha adquirido diseños de Calero. Ella manifiesta que compró más de un accesorio de la bisutería, especialmente aretes debido a la comodidad y estética que le brindan estas joyas elaboradas a mano. Cepeda añade que lo puede combinar con ropa deportiva o casual, con la seguridad de que no le generarán alergias a comparación de otras bisuterías.

    Datos

    Las ventas anuales inicialmente eran de, aproximadamente USD 10 000. En la actualidad los ingresos pueden llegar hasta los USD 25 000 al año.

    La inversión inicial hecha por Calero fue de USD 2 000, para preparación académica y la compra de materiales.

    Tiene una producción anual de 420 piezas que varían entre aretes, collares y pulseras.

    El número de clientes varía de 30 a 35 compradores mensuales.

    Dennise Calero enseña sus diseños. Su taller está ubicado en el sector de El Condado, en Quito. Foto: Patricio Terán  / LÍDERES
    Dennise Calero enseña sus diseños. Su taller está ubicado en el sector de El Condado, en Quito. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Klayart diseña bisutería con motivos étnicos

    Mayra Pacheco

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    Observar por décadas que las mujeres otavaleñas usaban el mismo diseño de accesorios motivó a Claudia Lema Vásquez, también oriunda de Otavalo, a innovar. Ella decidió elaborar esta bisutería, pero con un toque más moderno.

    Lema, quien es propietaria de Klayart, decidió hace cuatro años, confeccionar hualcas (collares), manillas, aretes, binchas. En cada una de estas piezas incluye elementos que hacen referencia a este grupo étnico de la provincia de Imbabura. Aunque sus diseños son más novedosos tienen el mismo fin: hacer que las mujeres se destaquen y “brillen”. 

    Para confeccionar estos productos, Lema menciona que emplea piedras de fantasía importadas, mullos, cintas. En los diseños priman los colores dorado, turquesa y coral, que son los que caracterizan el atuendo de las mujeres otavaleñas.

    En estos accesorios, esta mujer de 40 años reproduce las formas de los textiles que se hacen en los telares artesanales. Pero, en lugar de utilizar hilos forma líneas y otras figuras con mullos de diversos colores y tamaños.

    Los materiales que emplea para esta bisutería son de mejor calidad. Para ensartar la pedrería, en lugar de hilo ocupa unos alambres delgados que son bañados en oro ‘golfi’. Esto garantiza que las piezas conserven su brillo y color. Lema asegura que no se vuelven oscuras con el paso del tiempo.

    “Pensaba que la bisutería de las mujeres otavaleñas se debía modernizar. Soy otavaleña y sentí que debía hacer algo”, precisa esta emprendedora, quien también elabora alpargatas con tacones.

    El proceso de confección de esta bisutería es manual, por lo que no se hacen diseños en masa. En este proceso participan sus familiares. En total, en Klayart trabajan cuatro personas. Estas joyas de fantasía se encuentran desde USD 8 los aretes. Las hualcas pueden llegar a costar hasta USD 80. Y el precio de las manillas va desde los USD 15.

    En las hualcas (collares) priman los colores dorado, turquesa y coral.  La producción es artesanal, en el proceso participa la familia de Lema. Foto: Cortesía, Claudia Lema
    En las hualcas (collares) priman los colores dorado, turquesa y coral. La producción es artesanal, en el proceso participa la familia de Lema. Foto: Cortesía, Claudia Lema

    La venta de esta bisutería se realiza, principalmente, en Otavalo. La tienda de Klayart funciona en la calle Bolívar, entre Quito y Neptalí Ordónez. La atención es de lunes a sábado, de 09:00 a 19:00, y también se reciben pedidos vía redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. En estas se puede encontrar ejemplos del trabajo que hace Lema.

    Los accesorios de Klayart son apreciados por mujeres otavaleñas, extranjeras y mestizas. Lema define a sus piezas como bisutería moderna con esencia indígena.  Jenny González, cliente de Klayart, comenta que compró hace un par de meses una hualca, porque le llamó la atención el diseño y consideró que sería un complemento perfecto para su vestuario.

    González utiliza esta pieza junto con blusas que tienen diseños étnicos o con ropa casual monocromática. “Cada que uso la hualca causa sensación. Es una joya de fantasía muy bonita, de buena calidad y sobre todo rescata la identidad de los otavaleños”.

    Víctor Hugo Artieda, diseñador de la imagen de Klayart, ha constatado que esta marca tiene mucha acogida. En las ocasiones que ha visitado el local, ha encontrada varias personas interesadas en adquirir estas joyas de fantasía o las alpargatas. “Es un trabajo novedoso en comparación con los accesorios que se utilizan tradicionalmente”.

    Las piezas vienen en soportes de cartón impresos con la marca Klayart, que son fabricados por Artieda. En estos insumos complementarios se emplea cartulinas con texturas y figuras decorativas alusivas a los diseños de la bisutería. De estos materiales, Lema solicita cada mes alrededor de 200 o 300 cartulinas con su distintivo. Cada centena tiene un costo promedio de USD 10.

    Claudia Lema elabora joyas de fantasía inspirada en los accesorios que usan las mujeres otavaleñas. Foto: Cortesía, Claudia Lema
    Claudia Lema elabora joyas de fantasía inspirada en los accesorios que usan las mujeres otavaleñas. Foto: Cortesía, Claudia Lema
  • El arte se impone en las portadas de estas libretas

    Mayra Pacheco

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    Las portadas de las libretas que se confeccionan en Betero se han convertido en un lienzo para el talento ecuatoriano. En este espacio, el primero que ven los usuarios, se muestran obras de artistas urbanos, diseñadores, pintores e ilustradores.

    En estas libretas, que parecen obras de arte, destacan flores, frutos, nevados, volcanes, fiestas populares de Ecuador, símbolos precolombinos, paisajes, retratos y diseños de bandas de música.

    Johanna Valdivieso, propietaria de Betero, comenta que para elaborar las portadas se trabaja con ocho artistas, con la banda Swing Original Monks y, próximamente, Guardarraya. Ellos reciben regalías por su trabajo y se reconoce la autoría de cada obra.

    Para Juan Sebastián Aguirre, quien difunde sus diseños con esta iniciativa desde hace cinco años, incluir sus obras en la portada de las libretas Betero es positivo, porque la gente puede apreciar y conocer el arte y cultura de autores locales.

    Con este producto diferenciado desde hace seis años, Betero -que tiene una década en el mercado- busca difundir el arte ecuatoriano, ofrecer un material de calidad para sus clientes y servir como una fuente de inspiración.

    Los materiales con los que se confeccionan estas libretas son biodegradables y de alta calidad. De acuerdo con las preferencias de ejecutivos, diseñadores u otros profesionales se puede elegir hojas llanas, con cuadros, líneas, puntos, agendas. Estos se encuentran disponibles en tamaños que caben en la palma de la mano o, los más grandes, boceteros. Además, el papel soporta trazos hechos con lápices, esferos, marcadores, tintas, acuarelas y otros.

    Irving Ramó, artista visual y diseñador de la banda Swing Original Monks, comenta que en estas libretas ha podido usar óleo y hasta aerosol para hacer sus diseños, incluso, ahora algunas de sus obras se imprimen en la portada de estos cuadernos.

    La elaboración de las libretas es a mano. En Betero trabajan nueve personas. Inicialmente, eran solo dos: Valdivieso y su pareja Juan Francisco Martínez, quien también diseña.

    La capacidad de producción es de hasta 4 000 libretas por mes. Pero se trabaja bajo pedido. Incluso se elaboran diseños personalizados para instituciones.

    Betero diseñó 2 000 cuadernos para la Cumbre Hábitat III que se realizó en Quito, en el 2016. Y en el 2010, envió 400 libretas para la tienda del Museo de Luovre, en Francia, por pedido del cartelista polaco, Michal Batory.

    Camila Khalifé, propietaria de Café Botánica, solicita también libretas personalizadas. Estas se entregan, cada mes, en los talleres que se dictan a los aficionados a esta bebida como parte del material y resulta muy útil.

    Las libretas de Betero se venden en la Francisco Salazar y Tamayo, en Quito y www.betero.com.ec. También en Librería Española, Rayuela. En Cuenca y en Galápagos.

    Estas tienen un costo desde USD 5 hasta 35, según el tamaño. Al año se factura alrededor de USD 200 000 y la visión es ampliar su portafolio y exportar.

    Johanna Valdivieso, propietaria de Betero, muestra las  libretas que se venden en Quito, Cuenca, Galápagos y en redes sociales. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
    Johanna Valdivieso, propietaria de Betero, muestra las libretas que se venden en Quito, Cuenca, Galápagos y en redes sociales. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
  • En la ropa, Verónica Vásquez destaca símbolos ancestrales

    Mayra Pacheco

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    Un libro sobre culturas precolombinas que llegó, hace más de dos décadas, a las manos de Verónica Vásquez, propietaria de Kitu Ethnic Wear, le abrió nuevas oportunidades. Cuando esta quiteña empezó a leer sobre culturas ancestrales surgió, en ella, un interés por seguir aprendiendo sobre la historia de sus antepasados.

    En esta búsqueda, esta emprendedora que hoy tiene 50 años se enfocó en las culturas precolombinas del país. Tenía interés por conocer su historia y elementos gráficos que muestren cómo vivían, qué ropa usaban, qué símbolos predominaban.

    De esta forma conoció detalles de las culturas Chorrera, Valdivia, Napo, Pastos, Caras, Manteños, La Tolita, Jama Coaque, que datan desde el año 10 000 antes de Cristo hasta el 1 530 después de Cristo.

    Vásquez sabe sobre sus costumbres, la zona que habitaban y qué elementos le caracterizaban a cada una. Pero para el proyecto que Vásquez tenía en mente se enfocó más en los símbolos y gráficos.

    Líneas, círculos y otros trazos atrajeron su atención, porque mediante estos patrones los ancestros relataban hechos. Además, estos representan una parte de la historia de los ecuatorianos.

    Por el peso simbólico e histórico de estos elementos, Vásquez decidió traer de vuelta el uso de estos gráficos a la época actual para que las presentes generaciones reconozcan y valoren su cultura.

    Sin ser una experta en moda, desde el 1998 hasta el 2000 Vásquez empezó a confeccionar prendas de vestir. En estas incluyó figuras étnicas estampadas, pero debido a la crisis económica de esa época suspendió este proyecto para retomarlo 16 años después.

    Actualmente, Kitu Ethnic Wear tiene blusas, vestidos, chaquetas, pantalones para mujer. Son modelos contemporáneos con estampados precolombinos. Para fines de este año tiene previsto incluir prendas para varones.

    Para replicar los símbolos de culturas ancestrales que mira en los libros, esta emprendedora dibuja los diseños en hojas a mayor escala y luego su esposo Guillermo García, pintor y diseñador gráfico, digitaliza para que la impresión en la tela sea más práctica.

    Las prendas de esta marca se confeccionan en una tela especial ecuatoriana. Esta es elaborada a base de hojas de plátano y otras fibras naturales. Parece algodón. Para darle color se tiñe artesanalmente y luego se hace el corte, según el diseño de la prenda.

    Sobre estas piezas se colocan los apliques empleando la técnica de serigrafía. Beatriz Shiguango, propietaria de este taller, menciona que las impresiones que hace para Kitu Ethnic Wear son llamativas.

    Shiguango resalta que en estos diseños se rescata la cultura nacional. “Me gusta hacer esto, porque me permite recordar a nuestros antepasados”.Las impresiones de los diseños se hacen bajo pedido. En promedio se entrega estampados para 100 prendas. El costo de los estampados fluctúa entre USD 0,30 y 1, según el tamaño y diseño. En toda la producción de estas prendas colaboran 20 personas.

    Las prendas de Kitu Ethnic Wear se comercializan desde USD 40, en Verid, en el Centro Comercial Cumbayá y en Galería Ecuador, en Quito. Cada una incluye en la etiqueta una descripción de los símbolos étnicos, el nombre de la cultura y la datación.

    Adriana Alomía, accionista de Galería Ecuador, señala que las prendas que confecciona Vásquez tienen mucha acogida. Los modelos son casuales y resaltan los tonos monocromáticos. Estas no se producen en masa y resalta la cultura ecuatoriana. Esto le abrió a Kitu Ethnic Wear, en diciembre del 2016, un espacio en el Desfile Texturas y Colores.

    Verónica Vásquez, propietaria de Kitu Ethnic Wear, se encarga de todo el proceso de confección, desde el diseño de la prenda hasta el etiquetado. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Verónica Vásquez, propietaria de Kitu Ethnic Wear, se encarga de todo el proceso de confección, desde el diseño de la prenda hasta el etiquetado. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Arte, emprendimiento y diseño en un solo espacio

    Evelyn Tapia

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    El gris en las paredes y el piso contrasta y casi se pierde entre el colorido de las piezas que llenan cada rincón de Estudio Aura.

    Cuadros de monstruos coloridos, flores de papel, bordados a mano, adornos de cerámica, esculturas de animales tridimensionales y modernos muebles comparten espacio en los 72 metros cuadrados de esta ‘concept store’ (tienda concepto).

    Estos espacios se caracterizan por ofrecer a sus visitantes una experiencia de acercamiento al arte, la cultura y la moda. Es una tendencia que ya tiene historia en París, Milán y Londres, pero que en Ecuador comienza a surgir.

    Gabriela Álvarez, arquitecta, y su esposo Ramón Torres, publicista, son los creadores de este emprendimiento que comenzó con una inversión de USD 40 000.

    Aquí, la pareja conjuga tres actividades que le permiten facturar unos USD 20 000 mensuales. La primera es la venta de los muebles que ellos diseñan; la segunda es la exposición y venta de obras de arte; y la tercera es la concesión de un espacio a emprendedores que no pueden tener un local propio, para que vendan sus productos.

    Torres cuenta que la idea surgió en el 2015, cuando se casaron y buscaban mobiliario para su hogar. “Salimos a buscar sillones, mesas y encontramos que la oferta no era de nuestro agrado, buscábamos cosas un poco más alternativas, y si había, los precios eran demasiado altos”.

    Así se aventuraron a amoblar su casa con muebles diseñados por ellos mismos y el resultado fue bueno. “Cuando venían visitas les gustaba lo que teníamos, nos pedían que diseñen algún mueble parecido”, cuenta Álvarez.

    Los primeros meses trabajaron bajo pedido, sin local.

    Aunque el negocio iba bien, con la experiencia de Álvarez en diseño y la de Torres en mercadeo, la pareja decidió que no quería tener una simple mueblería, sino “un espacio de diseño en el que apoyáramos el talento local”, dice Torres.

    Por eso, hace un año crearon la marca Estudio Aura y abrieron la ‘concept store’, al norte de Quito.

    En Estudio Aura actualmente comparten espacio unos 14 emprendedores y 11 artistas.
    El sistema de consignación consiste en que el artista o emprendedor deja su producto en la tienda y si se vende, el Estudio recibe un 30% de la venta.

    María José Fábrega, que pinta cuadros y diseña joyas hace ocho años, cuenta que gracias a este espacio no solo ha podido llegar a una mayor cantidad de clientes, sino que al conocer a otros artistas como ella, siente que forma parte de una comunidad.

    “La curaduría del espacio es excelente, la calidad de todo lo que muestran está a la misma altura y respetan mucho la línea de cada uno, no meten productos que compiten entre sí”, cuenta.

    Estas actividades no le han restado fuerza a la parte del negocio que se relaciona con el diseño de muebles. El 60% de sus clientes son personas de menos de 40 años que buscan muebles para sus departamentos, cuenta Álvarez.

    Actualmente cuentan con un catálogo de unos 50 tipos de productos (cunas, estanterías, sillones, camas y sillas, entre otros) de los cuales la silla estilo ‘Acapulco’ es la estrella.

    Allí producen unas 40 al mes y se aseguran de que la calidad “no tenga nada que envidiarle a una silla mexicana”, dice Torres.

    El emprendedor, que es mexicano, cuenta que hace años había aprendido a elaborar este estilo de silla de estructura metálica cubierta con hilos de plástico pvc, que se popularizó en los años 50’.

    Ahora buscan socios estratégicos para vender estas sillas y sus creaciones en otras ciudades.

    En el norte de Quito está Estudio Aura, en donde se expone mobiliario para decoración de interiores de autoría de Gabriela y Ramón, además,creaciones de artistas y emprendedores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    En el norte de Quito está Estudio Aura, en donde se expone mobiliario para decoración de interiores de autoría de Gabriela y Ramón, además,creaciones de artistas y emprendedores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Las joyas que mezclan diseño y tradición

    Patricia González

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    Angelina Paqui es oriunda de la comunidad indígena Saraguro, que habita principalmente en la provincia de Loja. Siguiendo las enseñanzas de su madre, Angelina aprendió desde niña sobre la elaboración de la joyería indígena, esencial para su vestimenta.

    Los saberes de su cultura han sido su principal fuente de empleo. Con 31 años de edad emigró a Quito, junto a su esposo y cuatro hijos pequeños.

    Mientras su esposo trabajaba como asesor para las Naciones Unidas, Angelina comenzó a recorrer las calles del Centro Histórico de Quito ofreciendo sus collares artesanales, en compañía de sus hijos.

    Fueron más de 10 años vendiendo en las calles del Centro, de manera informal. Inti, su único hijo varón, mantiene vivo el recuerdo, incluidas todas las veces que les tocó correr por la llegada de los policías municipales.

    Con el tiempo, las condiciones de trabajo fueron cambiando. Por dos años, arrendaron un local en el Centro Comercial La Merced, en el Centro Histórico.

    También, desde hace unos ocho años, comenzaron a participar en ferias para emprendedores y artesanos. En la Feria Texturas & Colores, organizada por la agencia Conquito, han participado por cuatro años seguidos.

    En el 2014, cruzaron fronteras, con su participación en la feria Micsur (Mercado de Industrias Culturales del Sur), celebrada en Mar del Plata, Argentina. A este evento llegaron con el apoyo del Ministerio de Turismo, en representación del Ecuador.

    Actualmente, la artesanía de Angelina y sus hijos se ofrece en un local del Centro Comercial Quitus, en el centro-norte de la ciudad. Desde que ocupan este espacio, hace unos cuatro años, el negocio fue bautizado con el nombre Arawy (poeta y cantor, en lengua quechua).

    El modelo de collar tradicional es circular, con los colores del arcoíris, simbolizando la diversidad cultural de los saraguros. Pero los diseños han ido variando con el tiempo, según la demanda del mercado. Los hay de un solo color, pero en diferentes tonalidades, largos multicolores e incluso con formas de flores.

    Gisela Vinueza es cliente de Angelina desde hace 10 años. En principio le compraba para proveer una tienda de artesanía, que mantuvo por 13 años. Luego, comenzó a adquirirlos para ella. Dice que les compra cada vez que sale un nuevo modelo. Hoy día tiene unos 30 collares.
    Esta cliente destaca la originalidad de los productos, la calidad de sus materiales, la durabilidad de sus colores y los módicos precios.

    El precio de los collares depende de sus dimensiones. Uno pequeño puede costar USD 20; mientras que uno de gran tamaño, cuya elaboración demora unas tres semanas, cuesta USD 120.

    En Arawy también se elaboran pulseras, aretes, llaveros y cinturones. Además, en el local ofrecen productos artesanales de Otavalo, como camisetas, ponchos, pantalones y alpargatas.
    María Sol Vallejo conoció los productos de Arawy en una feria artesanal y desde hace cinco años es cliente frecuente. Para ella ha comprado unos 10 collares; también los ha adquirido para regalar a amigos de diferentes países de la región.

    Adicional a la calidad del trabajo, lo que garantiza su durabilidad, María Sol considera que es de lo más económico que ha encontrado en el mercado, en joyería artesanal. “En otros lugares puede costar el doble o el triple”.

    El negocio factura alrededor de USD 700 al mes, siendo los meses más fuertes en ventas agosto (mes de las artes) y diciembre.

    Los productos además se venden en la tienda del hotel JW Marriot Quito, desde hace cinco años. También los adquieren otros distribuidores.

    Al igual que ella, los cuatro hijos de Angelina aprendieron a trabajar la joyería desde pequeños. A pesar de que hoy algunos son profesionales y otros estudian la universidad, aún se mantienen ligados al negocio familiar y le colaboran a su madre en la producción o en las ventas.

    Datos

    Los precios  de los collares de Arawy van desde USD 20 hasta USD 120, dependiendo de sus dimensiones.

    Los productos se venden en un local ubicado en el Centro Comercial Quitus, en el centro-norte de Quito. También se encuentran en la tienda del hotel JW Marriot, en Quito.

    El negocio factura alrededor de USD 700 al mes. Los mejores meses de ventas son agosto y diciembre.

    Arawy no solo ofrece collares. También, aretes, pulseras, llaveros y cinturones. Además, en el local se pueden encontrar prendas de vestir, elaboradas en Otavalo.

    El collar tradicional saraguro es circular con los colores del arcoíris. Eso lo destaca Angelina Paqui, en su local. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    El collar tradicional saraguro es circular con los colores del arcoíris. Eso lo destaca Angelina Paqui, en su local. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El diseño de buses, su valor extra

    Modesto Moreta

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    En la empresa Varma el eslogan ‘A la vanguardia de las carrocerías’ se cumple. Sus 17 diseños de autobuses escolares, de turismo, urbano, interprovincial e intercantonal homologados por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), recorren las carreteras de todo el Ecuador.

    En la empresa ambateña la inversión, el diseño y la capacitación de la mano de obra son los sinónimos de calidad y los pilares de esta industria carrocera. Su fundador, Luis Vargas Mayorga, es el responsable de los modelos Inter City, City Bus y City Class fabricados para trabajar en distintas condiciones.

    El año pasado,salió al mercado el último de sus diseños: el VM6. El diseño aerodinámico y el confort permitieron competir con otras firmas carroceras en el mercado. En la actualidad es uno de diseños con más acogida por los transportistas de Loja, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades.

    Los ingresos crecen. El año pasado, Varma facturó USD 3,2 millones y dio empleo directo a 120 personas e indirecto a 250 proveedores de pintura, asientos, ropa…

    La historia de la empresa arranca en 1955 cuando Vargas viajó a Alemania para estudiar ingeniería mecánica. A su retorno en 1960 la empresa carrocera norteamericana Thomas, instalada en Quito, lo contrató. Luego de un año de adquirir experiencia y conocimientos retornó a Ambato para montar su propio taller con una inversión inicial de 30 000 sucres, obtenidos a través de créditos de las instituciones financieras.

    Con los recursos levantó un galpón y compró las máquinas soldadoras, dobladoras, materia prima. También contrató ocho obreros y abrió las puertas en la avenida Pichincha, en el oriente de la ciudad. Vargas recuerda que uno de los primeros pedidos fue la construcción de un furgón para una empresa harinera de país. Luego se convirtió en la primera empresa en producir en Ambato una carrocería metálica, después de Thomas.

    Juan Pablo Vargas, el actual gerente, dice que su padre buscó un nombre comercial para producir sus carrocerías de calidad, es así que usó parte de las letras de sus apellidos (Vargas Mayorga) para ponerle Varma. “Desde entonces no hemos parado y nos mantenemos firmes y a la vanguardia”.

    Él explica que la fama y el prestigio, a más de la calidad, se dieron porque se acortaron los plazos de producción de las carrocerías. “Mi padre aplicaba sistemas y métodos alemanes en la manufactura, es decir, producía las carrocerías antes que llegue el chasís. Eso ayudó a producir hasta 25 buses mensuales. Además de furgones, autoferros, adaptaciones y más”.

    Una de las mejores decisiones de su progenitor fue reinvertir las utilidades, lo que ayudó en el crecimiento. “El éxito de mi papá es que viajaba por todo el país ofreciendo nuestros diseños a los gerentes de las cooperativas de transporte urbano, interprovincial e interparroquial”.

    La empresa tiene sus hitos. En 1970, luego de adquirir en 300 000 sucres una propiedad de 13 000 metros cuadrados, construyó una nueva planta de Varma. Esta funcionó hasta el 2004, cuando la firma se mudó nuevamente.

    La inversión fue de USD 2,4 millones en la construcción de las naves, la infraestructura y el equipamiento con equipos de punta. “Es la única empresa de carrocerías en el país que tiene un sistema de producción lineal tipo ensambladora, donde el chasís va recorriendo las diferentes áreas de trabajo, dejando de ser artesanales”.

    El gerente asegura que con el crecimiento logró instalar en los inicios un propio departamento con dos ingenieros diseñadores y en la actualidad trabajan ocho. Es por ello que cada dos años renuevan los modelos.

    Una de las últimas inversiones fue de USD 200 000 en la instalación de un galpón solo para atender reparaciones, colisiones y mantenimiento. Ahora los directivos planean inyectar USD 500 000 para la ampliación de la planta y equipamiento tecnológico. La idea es construir 40 carrocerías mensuales.

    Uno de sus clientes es la Compañía de Transporte Urbano Rapitrans de Quito. Juan Barrones, dirigente, dice que la calidad, el diseño y lo moderno les llamó la atención, por eso decidieron manufacturar 10 buses. “Visitamos las plantas y nos gustó la tecnología, la calidad del trabajo, por eso decidimos los socios quedarnos con Varma”.

    La empresa carrocera Varma, en Ambato, cuenta con un sistema de producción lineal tipo ensambladora. La inversión y la capacitación son dos de sus fortalezas. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    La empresa carrocera Varma, en Ambato, cuenta con un sistema de producción lineal tipo ensambladora. La inversión y la capacitación son dos de sus fortalezas. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES