Etiqueta: empresa

  • El sector de las Mipymes está en pleno crecimiento

    Red. Quito, Cuenca y Guayaquil

    Lovisone es una pequeña empresa que desde hace nueve años participa en el segmento de los licores. En este tiempo oferta licor de chocomenta, crema de limón, crema de maracuyá, entre otros.

    Paúl Ruiz, administrador de este negocio, comenta que para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) es complicado competir con la gran industria nacional y con los productos importados. La clave es ofrecer calidad, añade Ruiz. Esta factor sumado a una capacidad de negociación con proveedores permite que las ventas de Lovisone crezcan un 18% en lo que va del año.

    También sirvió la inversión en maquinaria y la presentación en envases elaborados artesanalmente. El año pasado Lovisone facturó USD 280 000.

    Otro ejemplo del crecimiento de las mipymes es el de los helados Dulce Placer, con base en el valle de Los Chillos (oriente de Quito). Este negocio familiar empezó hace dos años con cinco sabores en sus productos y hoy elabora cerca de 160. Su sello es ofrecer sabores típicos de Ecuador, como morocho, rosero quiteño, colada morada, canelazo, trigo

    Ana García, una de las fundadoras de Dulce Placer, cuenta que aprendió a elaborar helados con sabores en Inglaterra. «Al regresar al Ecuador decidí probar con insumos locales. Ahora tenemos tres locales y vendemos un promedio de USD 7 000 al mes».

    En la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi) se advierte un panorama favorable para las mipymes. Christian Cisneros, director ejecutivo del gremio, sostiene que desde el 2012 es evidente un crecimiento en ventas y en producción, en distintos sectores como alimentos o metalmecánica.

    Este buen momento obedece a la organización jurídica, al hecho de que más personas naturales se convierten en personas jurídicas y a la sustitución de importaciones. Según un censo elaborado por la Capeipi en el 2013, en el que se consultó a 1 367 empresas pequeñas y medianas, el 30% elevó su producción y un 45% mantuvo los niveles del 2012.

    Para Cisneros, entre las fortalezas de este sector productivo están la capacidad de adaptarse a escenarios adversos y la calidad en permanente ascenso. Pero también anota desafíos como las dificultades para acceder al crédito, el acceso a tecnologías y no planificar para llegar a los mercados externos.

    Según la Novena Encuesta de Coyuntura de la Pequeña y Mediana Industria del Ecuador, realizada por el Observatorio de la Pequeña y Mediana Empresa de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), las pymes que han logrado incursionar en otros mercados son las de sectores como alimentos, el metalmecánico, vestido y calzado.

    Al hablar sobre los mercados externos, la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) señala en un informe que entre el 2004 y el 2012, el número de mipymes exportadoras pasó de 676 a casi 2 000.

    El aporte a la economía nacional es relevante. Según el Censo Nacional Económico del 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), tres de cada cuatro empleos son generados por pequeñas y medianas empresas. Esto significa que, a escala nacional, el 75% de las plazas laborales son generadas por este sector.

    En los últimos 30 años, las mipymes han atravesado tres etapas, según Cisneros. Entre 1984 y 1994 se dio un crecimiento sostenido. A partir de 1995 empezó una contracción, que se prolongó hasta el 2005. «Esto ocurrió por la crisis financiera, porque el recurso humano no estaba listo para emprender, la inflación era muy alta y no había estabilidad jurídica». Y desde el 2006 a la fecha, asegura Cisneros, se registra un repunte interesante, con crecimiento sostenido.

    El peso en la economía

    Negocios que demandan más interacción

    Sin micro, pequeñas y medianas empresas el aparato productivo no funciona. Así de contundente es Christian Cisneros, director ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), cuando se le pregunta sobre la importancia de este sector en la economía ecuatoriana.

    El vocero gremial comenta que no existe un país sin pymes. «Son el motor de la economía». En el segmento de mipymes se incluyen emprendimientos que venden hasta USD 4 millones al año y cuentan con una nómina de hasta 200 trabajadores.

    En Ecuador, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2010 se contabilizaban más de 990 000 mipymes. Guayas concentraba el 23% de esas unidades productivas, mientras que Pichincha tenía el 22%. El 55% restante se distribuía en las demás provincias del país.

    Cisneros añade un dato más que muestra la relevancia de este segmento: las mipymes representan el 99% del tejido empresarial ecuatoriano. No obstante, existen desafíos como superar la escasa articulación en la cadena de valor de los negocios, la excesiva intermediación, la poca participación en negocios inclusivos con empresas ancla, entre otros.

    En el Gobierno también se reconoce el aporte de las mipymes a la economía nacional. El subsecretario de Desarrollo de Mipymes y Artesanías del Ministerio de Industrias, Luis Muñoz, comenta que en las mipymes trabaja el 75% de la población económicamente activa (PEA); es decir, unas 6 millones de personas. El 25% restante está en la gran industria.

    Muñoz aporta con más información. El funcionario indica que en el 2013, la facturación registrada en el Servicio de Rentas Internas (SRI), por todo el sector productivo, llegó a los USD 112 000 millones y de esa cifra, unos USD 19 000 millones se generaron en la mipymes. «Es un dato estadístico, pero puede ser engañoso porque la informalidad en el sector de las mipymes es del 77%», ­asegura el Subsecretario.

    Muñoz sostiene que es necesario formalizar al sector y que los pequeños y medianos empresarios puedan obtener capacitación, acompañamiento y acceso a crédito financiero.

    Wilson Araque, coordinador del Observatorio de la Pyme de la Universidad Andina Simón Bolívar, destaca que las mipymes han recibido un apoyo importante. Al interior del Ministerio de Industrias (Mipro) en los últimos siete años, se crearon varios programas de apoyo al sector. Este investigador añade que falta una mayor articulación del trabajo del Mipro con otros actores públicos como ProEcuador o el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

    Para Araque, también es necesaria una mayor interacción entre las empresas de diferente tamaño. Solo así el sector podrá enfrentar el cambio de Matriz Productiva, la sustitución de importaciones y los acuerdos comerciales.

    Aporte en exportaciones

    Crecimiento. El número de mipymes exportadoras pasó de 676 en el 2004 a 2 000 en el 2012, según Fedexpor.

    Participación. En los últimos 10 años, las mipymes exportadoras abarcaron el 23,8% del total de envíos de bienes no petroleros del Ecuador.

    Mercados. A la Unión Europea (UE) llega el 23,6% de las exportaciones de mipymes. A EE.UU. se va el 24,6%. El porcentaje restante se divide entre otros destinos como la CAN y Asia.

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    Las certificaciones

    Con sellos de calidad se dan los primeros pasos

    Las certificaciones y los sellos de calidad empiezan a ser parte de las prioridades de las mipymes. Datos de la Capeipi señalan que el 33% de empresas del sector metalmecánico, el 30% del químico y el 14% del alimenticio cuentan con normas ISO u otras que permiten estandarizar los procesos.

    Alberto Carrión, ejecutivo de Systems & Services Certification (SGS del Ecuador), cuenta que en el país las empresas pequeñas todavía no están acostumbradas a buscar certificaciones. En SGS, alrededor de 200 pymes han obtenido un sello ISO. De estas, unas 100 son empresas de Quito y 50 de Guayaquil; el resto proviene de otras ciudades del país.

    Las empresas grandes que exportan son las que más buscan certificaciones, porque en el exterior el ISO suele ser obligatorio. «Las empresas pequeñas no lo ven como necesario, porque no es una regla, no se exige y creen que es difícil, por la inversión que deben hacer para ­implementar los cambios que se requieran», cuenta Carrión.

    De las certificaciones que otorga SGS, a la que más aplican las pymes es la ISO 9001, que certifica los sistemas de gestión de la calidad en los procesos productivos.

    Labiza, empresa que se dedica a la producción y comercialización de arroz con sede en Guayaquil, se ha enfocado en obtener certificados que hablen de la calidad de sus productos.

    Hace cinco años, la empresa fundada en 1991 obtuvo su primera certifica­ción, la ISO 9001 que otorga Bureau Veritas y este año están en proceso de obtener dos­ ­certificaciones más: la BPM (Buenas Prácticas de Manufactura) y la del Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP). «Para nosotros es importante tener esto, porque certifica la inocuidad en los alimentos, le asegura al consumidor que son alimentos sanos, bien hechos, y que no afecten a la salud«, destaca Jorge García, gerente de Marketing de Labiza.

    Otras certificaciones en las que se empiezan a fijar los microempresarios son la ISO 14001, para la gestión ambiental de la empresa; y la Ohsas, vinculada con la seguridad y salud ocupacional.

    A las certificaciones anteriores se suman las que exigen las autoridades nacionales. El Ministerio de Relaciones Laborales solicita que las empresas que tengan 10 o más trabajadores, deben contar con un Reglamento de Higiene y Seguridad en el Trabajo. El 64% de las empresas sí cuenta con un reglamento; mientras que el 33% no, debido al poco personal que labora en su organización, según la información de la Capeipi.

    El desarrollo

    El 14% de las pymes en el Ecuador investiga e innova sus procesos

    Con una inversión superior a los USD 500 000, la empresa cuencana Lenical, que fabrica zapatos para hombre, innovó y mejoró su proceso productivo e instalaciones. También, instaló una planta para elaborar suelas para no depender de los proveedores y diferenciarse de la competencia.

    Su gerente general, Lenin Nivelo, adquirió nueva tecnología para aumentar la producción y para solventar la falta de mano de obra calificada en la región. Con ello, el número de unidades fabricadas subió de 80 a más de 200 pares al día.

    Esta empresa que vende en todo el Ecuador, principalmente en la Sierra Norte, también incursionó en la fabricación de zapatos con suelas elaboradas con cauchos de vehículos. De los 92 modelos, uno se produce con esta opción casual o de estilo urbano, y está enfocado al segmento socioeconómico medio alto, que aprecia más la conservación del ambiente, comenta Nivelo.

    De esta última opción vende 80 pares al mes y debido al proceso artesanal para producir las suelas el costo es mayor y se ubica en USD 45. Las otras alternativas valen 32,75, más impuestos.

    La innovación de Lenical es un paso importante, pero al hablar del sector de mipymes a escala nacional, todavía hay retos que enfrentar.

    Para Christian Cisneros, director ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha, hay que avanzar en investigación y desarrollo. El dirigente cita datos del censo efectuado en el 2013: allí se indica que el 14% de pymes del país hace innovación. «Estos procesos no son permanentes y responden siempre a la necesidad de mercado. Las mipymes tienen pocos equipos de investigación y desarrollo. Ese es uno de los retos para mejorar calidad y producción».

    Diana Pazmiño, cofundadora de Metier, una empresa que se dedica a diseñar y elaborar sombreros de paja toquilla, sostiene que han innovado este tipo de artesanías. Este emprendimiento desarrolló lo que Pazmiño llama un sombrero de paja toquilla urbano de ala corta.

    El diseño le abrió paso a Metier en nichos que demandan alta costura, como EE.UU. y Europa. Sus productos se han exhibido en el Wellington Equestrian Festival, en Florida; el US Open de Polo, en Palm Beach; el Mercedes Benz Fashion Week, en Miami… Esta firma trabaja en la producción de sus sombreros con artesanos de Manabí y Azuay; a cada evento internacional puede llevar entre 300 y 700 sombreros.

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  • Química Suiza Industrial, la industria se respalda en sus insumos especializados

    Mónica Orozco. Redacción Quito / LÍDERES

    Puede que el color de su jean o de su saco favorito se haya desarrollado en uno de los laboratorios de Química Suiza Industrial del Ecuador QSI S.A. Este es solo un pequeño ejemplo de las líneas de negocio de esta empresa.

    Por 20 años, esta firma funcionó como una unidad de negocio de la empresa Quifatex, pero en junio del 2012 sus máximos directivos decidieron que era hora de convertirla en empresa. «Lo que se buscaba es generar un mayor crecimiento», explica Hugo López, gerente general de QSI.

    La empresa provee de insumos especializados a la industria textil, agrícola, alimenticia, y a los sectores de la construcción, veterinario, agrícola y ganadera. Además, fabrica cintas adhesivas (de embalaje, por ejemplo).

    La empresa (que forma parte del grupo Quicorp, el cual tiene presencia en Latinoamérica), genera en la actualidad 157 empleos en el Ecuador. «Para la industria textil, por ejemplo, producimos el tinte que necesita para incorporar el color de moda a la prenda», explica el Gerente general.

    Para ello, la empresa cuenta con un laboratorio de espectrofotometría, que permite, entre otras cosas, medir el color, señala Wilmer Carrera, jefe del Departamento Textil de esta empresa.

    «Tradicionalmente, Ecuador ha sido un país que copia la moda, pero hoy por hoy nosotros hacemos propuestas para la industria textil, para crear nuestra propia moda. Hoy estamos en capacidad de proponer tendencias de color para el verano, para el invierto, etc.», indica Carrera. Este trabajo lo hace incluso para prendas como sombreros de paja toquilla.

    Jorge Cerón, jefe de Planta y Producción de Textiles del Pacífico, adquiere insumos por USD 20 000 y 30 000 mensuales a QSI, según la temporada. «Trabajamos más de 13 años y se han mantenido como proveedores por tener productos de excelente calidad», señala.

    Desde hace cuatro años se apoyan en QSI para, con sus insumos, producir de telas inteligentes (con filtros UV, antibacteriales, retardantes al fuego, etc.).

    Además de esto, la empresa oferta saborizantes, ciertos conservantes o aditivos para, entre otros, darle mejor contextura a un producto alimenticio; aditivos, para mejorar las mezcla de concreto para la construcción, entre otros.

    La oferta también incluye mezclas alimenticias para el sector veterinario, para el cliente de los nichos ganadero y avícola. «Hacemos formulaciones propias y personalizadas, por el tipo de cliente, en función de lo que necesite adicionar a la alimentación de los animales. Por ejemplo, fórmulas que tienen vitaminas, minerales o nutrientes para mejorar la dieta del animal», comenta López.

    La firma importa estos insumos, pero también tiene procesos de transformación local de estas materias primas. Entre el 30% y 40% de la oferta de productos se transforma localmente.

    Este porcentaje crecerá desde el primer trimestre del próximo año, explica López, pues abrirá una planta de premezcla de alimentos.

    En ello invertirá entre USD 500 000 y 700 000. Con ello, la empresa también busca aumentar el componente local de los insumos para la industria. Actualmente, este varía de entre el 30 y el 50%, según el producto. Por ejemplo, en la producción de cintas autoadhesivas puede llegar al 50%, explicó López.

    Para el 2020, la meta de la empresa es duplicar sus ventas. La estrategia principal es aprovechar las oportunidades que ofrece el cambio de la Matriz Productiva que promueve el Gobierno.

    López considera que el crecimiento de la empresa y su diversa oferta se explica por el lema que guía a la firma. «Conocemos . Solucionamos». Es decir, conocer la necesidad del cliente y ofrecerle soluciones, señala el ejecutivo.

    El mercado de QSI

    El capital de la firma. Química Suiza Industrial del Ecuador QSI S.A. es una empresa de capital suizo-peruano.

    Clientes. La empresa cuenta con un portafolio de unos 8 000 clientes.

    Diversificación. Una de las últimas líneas que incorporó la firma son los productos para la seguridad industrial. Disponen de una alianza estratégica con Kimberly Clark, para ofertar y distribuir los productos (guantes, mascarillas, entre otros de esta multinacional) a sus diferentes clientes.

  • IMG, el taller de muebles que saltó a la gran industria

    Redacción Quito

    Industrias Metálicas Gordón (IMG) fue fundada el 4 de octubre de 1978 por Ramiro Gordón y su esposa, Nancy Salazar. Esta firma se especializa en muebles hospitalarios, de oficina, educativos y personalizados.

    Esta firma, que hoy factura USD 4,5 millones anuales, tuvo su primer contrato con la Escuela de Perfeccionamiento del Ejército, en el sur de Quito. Allí se necesitaba una persona para elaborar casilleros y camas. Gordón vio la oportunidad de negocio y con la ayuda de una máquina de escribir prestada redactó una propuesta. «Al momento de escribir la pro forma me di cuenta que teníamos que ponerle un nombre y así nació IMG», señala este empresario.

    La naciente empresa obtuvo el contrato. El 50% del capital de ese primer negocio le permitió invertir en maquinaria que compró a Ecuatoriana de Maquinaria, con un crédito a 18 meses. Gordón alquiló un galpón de madera, compró la materia prima y junto a su esposa, su hermano Jaime Salcedo y su cuñado, Marcelo Salazar, comenzaron la producción. «Solo éramos los cuatro, mi esposa lavaba los muebles. Yo aprendí a ser soldador, carpintero y pintor».

    Gordón aprendió todo empíricamente. Reconoce que no tenía los conocimientos necesarios para producir esos muebles, pero no se rindió. Terminó a tiempo el primer contrato y comenzó a ofrecer sus servicios en el Centro Histórico para poder pagar la deuda de la maquinaria.

    Los contratos empezaron a aparecer. Fabricó muebles para Correos del Ecuador, las Fuerzas Armadas del Ecuador y para Visión Mundial, una organización sin fines de lucro, para la que fabricó en 1979 unos 20 000 productos entre armarios, pupitres y vitrinas. «Recuerdo ese contrato porque me cancelaron el total en un cheque, sin garantías. Llegué donde mi esposa y lloré de la emoción».

    Ese contrato le permitió aumentar el tamaño de la planta, de 200 m2 a 500 m2. Aumentó su personal de 4 a 32 personas y lograron entregar el contrato con cuatro días de anticipación.

    Hoy, la empresa cuenta con 80 colaboradores y genera 100 empleos indirectos. Ha realizado proyectos para Petroecuador, la Secretaría Nacional de Comunicación, el Edificio Makro, la Residencia del Cuerpo Diplomático, Confiteca, entre otros contratos públicos y privados.

    Asimismo, esta empresa ha diseñado y fabricado muebles en el extranjero para Cuba, Venezuela y Perú. «A Cuba enviaron 370 casilleros y 370 camas hospitalarias en el 2012″, cuenta Lenin Gordón, gerente general de la empresa.

    Dentro de los proyectos que realizan están los muebles automatizados como camas hospitalarias y sillas de ruedas eléctricas para cuadrapléjicos. «Esto nos permite competir con los productos importados que llegan al país».

    IMG cuenta con certificaciones ISO 9001, permisos del Municipio de Quito y están afiliados a la corporación ‘Mucho mejor Ecuador’. Así también esperan para el 2015 conseguir la certificación de buenas prácticas empresariales y el Certificado de Calidad Inen.

    Ángela Galárraga, propietaria de la distribuidora Cenproa, contrató sus servicios para fabricar escritorios y archivadores para instalar las nuevas oficinas de su empresa. «Dejaron los muebles en la fábrica y los instalaron. Son 15 años desde ese contrato y los escritorios siguen con excelente calidad».

    Datos adicionales

    Publicidad. La empresa solamente se ha promocionado en el mercado de boca a boca. En el 2014 abrieron su departamento de Mercadeo y Ventas.

    Proyectos. Entregaron 75 000 camas para la Vicepresidencia de la República. Instalaron el Hospital Santa Helena.

  • Qantu rescata en sus jabones el aroma tradicional del país

    Redacción Quito

    En la tradición indígena, qantu es una flor que al secarse se convierte en un colibrí. Es el símbolo del resurgimiento de la vida.

    Esta leyenda inspiró a Karina Díaz a iniciar un emprendimiento. Se trata de los jabones artesanales Qantu. La iniciativa rescata las plantas tradicionales del país, como el romero, hierbaluisa, ciprés, maracuyá, manzanilla, entre otros.

    Para aprender el arte de la jabonería, Karina contactó en marzo del año pasado a artesanos españoles, que son los maestros por antonomasia de esta actividad. Luego de ensayar recetas y mejorar la fórmula que duró unos siete meses, decidió instalar una pequeña mesa en la feria de comercio justo que se realiza en el Centro Comercial La Esquina de Cumbayá. «Me contacté con mucha gente de afuera, lo cual me permitió mejorar el producto», comenta la microempresaria.

    Los artesanos que se congregan en este sitio se convirtieron pronto en sus proveedores. «Nos proveen de cacao orgánico, de aceites de ajonjolí, de manteca de coco y otros», recuerda Belén Herrera, socia de la iniciativa.

    Los productos también se vendían a amigos y familiares que pronto se convirtieron en sus fans número uno. El emprendimiento nació de una necesidad personal. «No encontraba un jabón que me guste, muchos me resecaban la piel y pensé en fabricar uno a mi gusto», recuerda Karina.

    La joven empresaria, quien se define como una emprendedora en potencia, dice que el crecimiento de ventas la impulsó en diciembre pasado al abrir una tienda en La Esquina.

    Con ello, requirió contratar personal, pero lo hizo con un enfoque social. Así fue como llegó María Soledad Llerena, su vendedora estrella. «Buscamos gente que en otros sitios ya no les quieran contratar por la edad, pero yo creo que son más productivas».

    Por ahora, el emprendimiento es una tarea adicional a una agencia de publicidad que Karina abrió hace algunos años.

    Pero ella espera que la iniciativa se desarrolle y la meta que se ha trazado es la exportación. Actualmente, está en proceso de constitución de la empresa.

    Lola Valencia es una de sus clientas desde que empezó a fabricar y vender en la feria de La Esquina. «El producto es fresco, los jabones son aromáticos y más que nada son naturales y orgánicos».

    La clienta compra para uso personal y regalo unos USD 15 mensuales. «En Navidad les regalé a mis amigas estos productos y causaron sensación».

    La producción

    Los insumos. El 80% de insumos de sus productos es local.

    Los productos. Jabones y cremas.

    Los objetivos del negocio. La iniciativa busca abrir más locales y, en el largo plazo, exportar.

    6 000 dólares fue la inversión inicial de este emprendimiento.

  • La quinua asoció a más de 1600 familias

    Cristina Márquez Redacción Riobamba / LÍDERES

    En Chimborazo, 1 632 familias indígenas encontraron en la asociatividad una oportunidad. La Corporación de Productores Orgánicos Biotaita Chimborazo (Coprobich) exporta quinua a EE.UU. y Francia.

    La organización comercializa el cereal en el extranjero desde el 2010. Cada año se envía a la empresa Inca Organics, en EE.UU., entre 50 y 60 toneladas empacadas en saquillos de 25 libras. Cada tonelada cuesta USD 5 260. La misma cantidad, se envía a la empresa Ethiquable, en Francia, en presentaciones de 500 gramos que cuestan USD 2,35 por caja.

    Antes de fundar la Corporación, los productores comercializaban la quinua por su cuenta. José Sagñay recuerda que hasta hace ocho años la quinua casi no generaba réditos económicos y la mayor parte de la cosecha se destinaba al consumo propio. «Estábamos decepcionados. A pesar de tener muy buena calidad, era rechazada en el mercado local. La gente la consumía muy poco», cuenta Sagñay. De hecho, en esa época eran los intermediarios quienes ponían el precio al quintal, que llegaba a costar hasta USD 30.

    En el 2006, los presidentes de las comunidades con más producción de quinua de Riobamba, Colta y Guamote decidieron unirse e integrar la Coprobich. En un inicio la Corporación se asoció como colectivo a la empresa Sumak Life, que se fundó en las Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, pero después de dos años decidieron independizarse y ser una empresa comunitaria.

    «Comenzar un negocio propio siempre es difícil, pero con los dirigentes nos reunimos y decidimos dejar de solo proveedores para convertirnos en empresarios y comercializadores», dice Abelino Morocho, presidente de Coprobich.

    El panorama cambió. El primer paso fue deshacerse de los abonos químicos para obtener una certificación de cultivos orgánicos. Para eso recibieron capacitaciones del Ministerio de Agricultura (Magap) y de otras instituciones.

    «Aprendimos a preparar bocashi, té de humus y plaguicidas naturales. Son formas más económicas de cuidar el cultivo y más sanas para nuestros consumidores», cuenta Morocho. Además, cada productor hizo aportes mensuales para adquirir un terreno e instalar un centro de acopio y una planta procesadora.

    La corporación invirtió USD 15 000 en la compra del terreno y el Gobierno Nacional, a través del Magap aportó USD 530 000 para la construcción de la infraestructura y la adquisición de maquinaria para tecnificar el proceso de lavado, pulido y secado de la quinua.

    Cada octubre, cuando concluye la época de cosecha, los productores entregan el cereal en la bodega de la Corporación, ubicada en Cajabamba. Cada entrega se pesa, se codifica y pasa por una estricta revisión de calidad. Después se procesa en la planta. Allí laboran 13 personas que se capacitaron en el manejo de las maquinarias, asimismo en el empacado y envío del producto.

    JAPÓN ALISTA VEHÍCULOS DE HIDRÓGENO

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    Japón quiere liderar la carrera para imponer el hidrógeno como fuente de energía limpia en el ámbito doméstico y en la automoción y para ello ha trazado una hoja de ruta que busca su uso generalizado en el país asiático para 2040.

    El plan forma parte de la estrategia económica del Gobierno del actual primer ministro, Shinzo Abe, que aboga por recuperar la innovación tecnológica de las grandes corporaciones niponas como motor de crecimiento.

    Dos de los principales fabricantes de vehículos nacionales, Toyota y Honda, están a punto de lanzar ya sus primeros modelos alimentados con hidrógeno (las cuales emiten vapor de agua a la atmósfera en vez de dióxido de carbono) producidas en serie. Y pese a que Toyota ya explicó que su modelo saldría a la venta en Japón en torno a marzo de 2015 por un precio de USD 69 500, un importe lejos de ser competitivo, el Gobierno de Abe ha salido al paso anunciando la semana pasada un plan de subsidios especiales.

    El programa, que beneficiará también al futuro modelo de Honda, recortará el precio del coche de Toyota hasta USD 48 900. Aunque quede lejos del bolsillo de un hogar medio, el precio será lo suficientemente asequible como para permitir renovar sus flotas a las grandes compañías de taxis japonesas o a ministerios.

    Esta fórmula ya se utilizó para sacar a flote en Japón al Prius de Toyota, el primer híbrido que se empezó a fabricar en serie en 1997 y cuyo precio inicial estaba en torno a los USD 20 000 de la época.

    Para atajar otro gran obstáculo que de momento impide extender el uso del vehículo de hidrógeno -la inexistencia de una red de estaciones de recarga- el Partido Liberal Demócrata de Abe medita también ayudas de hasta USD 1,9 millones por cada hidrogenera nueva. EFE

  • El clima laboral es la inquietud de siempre

    Redacción Quito

    Los métodos de trabajo evolucionan, la tecnología permite incrementar la productividad, las telecomunicaciones son una herramienta clave, los espacios de trabajo son cada vez más amigables, sofisticados y funcionales…

    Pero todavía persiste un punto que sigue sin resolverse en las empresas, sin importar el sector productivo al que pertenezcan: el clima laboral. Este tema inquieta por igual a gerentes generales, directores de talento humano, catedráticos y empleados de una organización.

    Los expertos en temas de recursos humanos lo resumen de manera sencilla: cuando existe un buen clima o ambiente en la oficina, todo mejora. De lo contrario, los procesos de la compañía y las relaciones entre colaboradores se debilitan.

    William Ramos, director de la escuela de liderazgo Focus Internacional, ofrece charlas y capacitaciones a empresas de diferentes sectores. Él admite que la preocupación por generar un adecuado ambiente es una constante en distintas compañías de diferentes países.

    «Lo que más afecta a una compañía es el clima que producen los líderes. A pesar de las tecnologías y nuevas prácticas, la incorrecta comunicación es uno de los grandes abismos que separan a líderes de sus equipos». Por eso, añade Ramos, es necesario construir confianza entre los miembros de una organización.

    Otra anotación que hace este capacitador es que sin buen clima laboral no habrá liderazgo y los problemas que tiene una compañía se mantendrán en el tiempo, sin una adecuada solución.

    ¿Y cómo surge un ambiente laboral óptimo? «No ocurre por casualidad, sino cuando existe un trabajo consciente y direccionado», sostiene Lorena Pastor, consultora en recursos humanos.

    Ella añade que lo del clima laboral no es un moda. La gente cada vez pasa más tiempo en su lugar de trabajo, por eso «mientras se ocupe menos tiempo en adaptarse al clima laboral es mejor, es más productivo para la empresa».

    Para esto, las cabezas de la organización tienen que estar 100% interesadas en las relaciones de sus colaboradores y manejar una estrategia al respecto.

    En Ecuador, una de las maneras más comunes de medir el ambiente de trabajo es con encuestas anuales o semestrales. Al respecto, Pastor señala que esta metodología sirve a pesar de estar afectada por eventos recientes. Una ola de despidos o el pago de utilidades inciden, pero tienen un efecto que no dura más allá de tres meses. Aún así, esta especialista insiste en que hay que hacer la medición a pesar de que no existe un momento ideal.

    Otra opinión sobre el tema la tiene Eddy Troya, gerente de la consultora Human Plus. Él manifiesta que no más del 10% de las empresas ecuatorianas aplica acciones encaminadas a generar un buen ambiente laboral. «Para lograrlo bastaría elevar los sueldos o entregar bonos a los empleados, pero eso no ayuda en el mediano o largo plazo».

    Troya dice que la clave es generar modelos de liderazgo, ofrecer a los colaboradores un balance entre la vida familiar y la profesional, generar la sensación de aprecio, facilitar los procesos de desarrollo, etc. «Estas acciones son propias de empresas que están evolucionando y que reconocen el valor de la gestión de personal, pero que desafortunadamente todavía son minoría en Ecuador».

    Como los demás analistas, Troya indica que es necesario un plan de la empresa y que el departamento de RR.HH. evolucione en sus funciones.

    El análisis sirve para…

    La satisfacción.  Determinar y analizar el estado de la satisfacción laboral de los trabajadores, para encontrar aspectos que puedan entorpecer la obtención de los resultados programados.

    Conflictos.  Identificar las fuentes de conflicto que puedan ocasionar resultados inadecuados.

    Comportamiento.  Evaluar el comportamiento de la toma de decisiones y las acciones que se ponen en práctica.

    Revisión de planes.  Tomar las medidas correctivas relacionadas con los proyectos puestos en práctica.

    Los jefes. Corregir comportamientos de los jefes y directivos en general.

  • ¿Es rentable un espacio grato de trabajo?

    Arturo Castillo. Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    De tanto en tanto, las empresas despiertan bruscamente a la realidad, cuando en medio de sus afanes de la excelencia, la calidad total, de supuestos como ‘amor por lo que se hace’, ‘pasión por el trabajo’, ocurren conflictos de convivencia y comunicación, que enrarecen la atmósfera laboral.

    Efectivamente, pese a todas las consignas y clichés, especialmente formulados en la misión y visión, los hechos demuestran que los problemas empresariales radican en naturaleza humana, en el afán de poder, en la egolatría.

    De otra parte, el ensimismamiento empresarial, que pone énfasis estrictamente en el éxito económico, relega a la persona, convirtiéndola en una herramienta, en un medio para alcanzar el fin de la ganancia.

    Muestra de ello es la escasa inversión que las compañías hacen para generar espacios gratos de trabajo. Parece poco rentable gastar en acciones orientadas a hacer del entorno laboral algo estimulante, efectivamente inspirador.

    Obviamente, el buen ambiente no es responsabilidad exclusiva de los empleadores. Cada individuo, cada colaborador de una compañía, con sus actitudes, incide, para bien o para mal, sobre los demás.

    Por lo general, los conflictos están presentes en todas las empresas, inclusive en aquellas que están integradas por gente ‘educada’. La ‘alcurnia’ académica, sin embargo, no es garantía de un ambiente relajado y respetuoso, basado en la empatía.

    Lo que podría llamarse guerra de egos, es capaz de echar por la borda los buenos propósitos de la organización, que quiere gente productiva, obediente, razonable, cooperadora, amable. Puede que inclusive establezca programas y estrategias para tener al personal trabajando en paz y con eficacia. Pero hay algo en la condición humana que la hace ingobernable, insufrible.

    El asunto es que la cohabitación laboral deja emerger aspectos como la envidia, el orgullo, la pereza, la intriga, la falsedad, aspectos ‘gratamente’ humanos.

    Resulta difícil, si no imposible, evitar la irrupción de estas conductas en la cotidianeidad de las empresas.

    Los buenos propósitos no impiden que inclusive los individuos académicamente virtuosos, un momento dado pierdan los estribos y se comporten como gente común y corriente.

  • AquaGen sacó a flote a su camarón con investigación genética

    Redacción Guayaquil

    A finales de la década de 1990, la industria camaronera ecuatoriana afrontó un problema que marcó su historia: la mancha blanca. Esta enfermedad representa un antes y un después para este sector. Tanto que la producción de las camaroneras a escala nacional se desplomó y hubo empresarios que abandonaron el negocio.

    Pero Luis Burgos, vinculado con este segmento productivo desde la década de los ochenta, decidió continuar con la actividad camaronera en medio de la crisis. Además, comenzó a trabajar en una solución para que la mancha blanca no siga afectando a la industria.

    Fue así que en 1999 nació AquaGen, empresa que trabaja en procesos de maduración y producción de larvas de camarón. Su objetivo fue mejorar genéticamente los nauplios (organismos previos a convertirse en larvas) y larvas, para que sean más resistentes a enfermedades y se incremente la producción.

    «Cuando empezó la industria camaronera en el país no había este proceso, solo había piscinas, la gente compraba la larva salvaje que se sacaba del mar y la vendían a las camaroneras», recuerda Luis Francisco Burgos, hijo del fundador y que ahora está al frente de la empresa.

    En el Laboratorio AquaGen, ubicado en Playa Bruja, Santa Elena, en donde laboran unas 32 personas, las instalaciones están divididas en dos áreas.

    De un lado se realiza el proceso de maduración, en donde los camarones reproductores copulan y producen unos 30 millones de nauplios diarios. En la segunda área están los laboratorios de larvas, en donde se producen unos 80 millones al mes; estas se venden con una suerte de candado genético que impide que sean reproducidas por otras firmas.

    Cuando la empresa comenzó sus operaciones, el proceso de maduración consistía en seleccionar a los camarones más grandes y fuertes -los que habían sobrevivido a la mancha blanca- para que se reproduzcan entre sí, y así desarrollar animales más resistentes. Pero luego de unos seis años de investigación, surgieron problemas de deformidades en los animales, debido a que algunos que se cruzaban pertenecían a las mismas familias. Por eso, en el 2006 se implementó el sistema de selección familiar, que consiste en cortar un pedazo de músculo de los animales y analizar su ADN para identificar a qué familia pertenecen, diferenciarlos y no cruzarlos.

    Con este sistema, dice Wilson Gutiérrez, gerente de la empresa, los niveles de sobrevivencia y crecimiento por generación se incrementaron entre un 3%y un 4%. Para el 2011, en la búsqueda de incrementar la ganancia genética, la empresa comenzó un programa genético más avanzado, de familias puras, que implica un análisis genético con más familias de larvas en un mismo ambiente, que genera un incremento de hasta un 8% en los niveles de sobrevivencia y crecimiento de los animales.

    Nahum Espinoza es uno de los clientes de nauplios de la empresa desde hace cinco años. Él cuenta que los niveles de supervivencia de los nauplios de AquaGen son mayores a otros que se consiguen en el mercado.

    En este programa genético se usan mecanismos como anillos oculares de colores y numeraciones colocadas en los animales para diferenciarlos por familias.

    Álex Fajardo, que compra larvas para su empresa Mariscos El Oro, dice que prefiere trabajar con AquaGen porque los animales no presentan mutaciones, y el producto tiene un mejor crecimiento.

    Elizabeth Solís, encargada del departamento de control de calidad, cuenta que la empresa tiene una certificación orgánica de calidad, otorgada por NaturLand, de Alemania, y certificación Global GAP. Los controles de calidad, añade, han derivado en un incremento de la producción de esta empresa. Desde el 2011 las ventas de nauplios y larvas han crecido en promedio 23,88% anual.

    BUENOS RESULTADOS

    Camarones. En el 2007 las camaroneras de la empresa producían 885 libras por hectárea, mientras que para el 2014, la cifra subió a 3 500 libras.

    Sobrevivencia. Con la implementación del programa genético, los porcentajes de sobrevivencia de los animales pasó de 38,96% en el 2010, a 50,98% el año pasado.

    Investigación. La empresa tiene unos 200 clientes en el país e invierte alrededor de USD 300 000 en el programa de investigación y desarrollo cada año.

    LA INSIGNIA[[OBJECT]]

    Elizabeth Solís. Bióloga de la empresa  

    ‘La excelencia se logra con calidad’

    Yo trabajo como hace 12 años aquí, y chequeo la calidad de los nauplios y de las larvas. Son controles exigentes que se hacen todos los días. Los controles de calidad principales los hago yo y cada jefe departamental también debe tener la misma exigencia con los trabajadores.

    Me da gusto ser parte de esta empresa, porque el señor Luis, el fundador, siempre está pendiente de todo, es una persona muy dedicada a su empresa. Y en este tiempo he visto cómo ha ido progresando el negocio, creciendo más.

    Para nosotros es muy importante el control de calidad, sin eso no se puede producir. La excelencia es llegar a lo más alto en las ventas y eso se logra vendiendo producto de calidad.

    La frase: «El fundador siempre está pendiente de todo, es una persona muy dedicada al negocio».

  • Ante la paranoia, el diálogo es lo mejor

    Redacción Quito

    La confianza es un aspecto positivo en los negocios. Por ejemplo, si una persona empleada de Apple -en la era de Steve Jobs- creía en su genialidad para crear de manera innovadora, se sentiría más comprometida con la decisión de desarrollar un dispositivo tableta que aún no existía. Pero cuando esas cualidades no se perciben en las empresas y existe desconfianza entre los trabajadores, ¿cómo puede confiar en sus jefes y permanecer tranquilo en el puesto de trabajo? Según un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, publicado en julio de este año, la paranoia en el lugar de trabajo, o imaginar escenarios inexistentes en el campo laboral, puede convertirse en algo peligroso.

    Roderick Kramer, sicólogo a cargo de la investigación, señala en el estudio que el cerebro humano busca ciertos tipos de información que, junto con factores psicológicos en el trabajo, llevan a las personas a inflar o malinterpretar las sospechas de desconfianza, aun cuando no se encuentran justificadas.

    Él define que existen tres tipos de teorías que el cerebro humano puede desarrollar inconscientemente cuando existe desconfianza en el campo laboral: tomar de manera negativa la interacción con otros; atribuirse de manera personal los errores cometidos; y, la más peligrosa según el estudio, la percepción exagerada de conspiración dentro de grupos pequeños de colaboradores.

    «No es locura ni suposición. Es la manera en que la mente maneja las situaciones de tensión y, cuando es de gran importancia, magnifica la situación», indica Andrea Zambrano, sicóloga clínica. Ella concluye que los empleados pueden crear y atribuirse situaciones diarias que no necesariamente se relacionan con el individuo de manera directa. «Por ejemplo si envío un correo a mis superiores y no me responden enseguida. Empiezo a imaginar acerca del por qué. ¿Se ha enojado conmigo?, ¿Los he decepcionado?, ¿Me están castigando?, cuando en realidad pueden estar ocupados y ni siquiera leyeron el correo electrónico», señala.

    Así también Manuel Egas, analista de talento humano, indica que las personas con menos poder tienen una tendencia de ‘hipervigilancia’. Para evitar que esto suceda, debe existir una gran apertura y comunicación de los altos cargos. «Si un jefe se interesa por los colaboradores es menos probable que exista una idea distorsionada sobre algo relacionado con la empresa».

    Egas explica que los colaboradores deben expresar sus propias inquietudes y no callar cuando tienen dudas sobre alguna situación relacionada con la empresa. «Por eso es tan importante el reconocimiento de los empleados. El saber que uno es valorado reafirma la confianza del colaborador».

    Gabriela Menéndez, especialista de Comunicación Organizacional, indica que la paranoia es una manera de autosabotaje y depende de los supervisores prestar atención para no dejar que las actitudes de otros afecten a la empresa. Asimismo, explica que las empresas deben reconocer las señales de paranoia mediante indicadores de clima laboral. «Hay que recalcar que tampoco hay que ser muy confiados. Si existe una situación preocupante en la empresa, hay que darle el beneficio de la duda», señala.

    Para tener en cuenta

    En las empresas. El estudio señala que una sola persona, mediante un rumor, puede generar paranoia en el sitio de trabajo.

    El chisme. El cerebro humano, según Kramer, atribuye inconscientemente que cuando uno es excluido de una conversación es porque los demás están hablando de uno.

    Otros estudios. La Universidad de British Columbia realizó un estudio en el que se explica que la percepción personal está condicionada por la imagen que los demás tienen sobre uno. Así también la Universidad de Cornwell demostró que las personas desestiman cuando uno es reconocido.

  • El Salinerito un ejemplo de economía solidaria

    Por Wilson Jácome. Profesor IDE Business School

    Salinas se ubica al norte de la provincia de Bolívar (Sierra centro). Se extiende entre zonas de subtrópico y de páramo. La población de esa zona no llegaba a las 2 000 personas en 1970, era una población interétnica: aborígenes y mestizos. Actualmente, allí existe una población aproximada de 10 000 ciudadanos.

    Los habitantes de la parroquia civil Salinas, mestizos, indígenas, montubios, tienen los rasgos característicos de la personalidad de los campesinos de la Sierra ecuatoriana. Son personas austeras en su manera de vivir, de trato sencillo.

    Para Lisa L. North (Investigadora de la Universidad de York), se trataba de una de las zonas más pobres del país -con niveles muy altos de analfabetismo, mortalidad infantil y desnutrición-, que sufría, además, las consecuencias de un latifundismo opresivo. En el año de 1970, de cada dos niños, uno moría. Se carecía de todo servicio básico. A continuación, un recorrido por las acciones que llevaron a esta población a ser un ejemplo de desarrollo en la economía solidaria en el país.

    • El contexto
      Entorno social y económico

    La fuente principal de trabajo en Salinas, en ese entonces, se encontraba en las minas de sal, y las actividades básicamente consistían en empapar las rocas con minerales de buen contenido de sal, recolectar el agua enriquecida con los minerales solubles, entre ellos la sal, evaporar por calor el agua (cocinarla en pailas); además, recoger la sal en bruto y luego de secar el contenido, lo moldeaban para poder envolverlo con paja, «amarrado de sal», llevar los amarrados al pueblo y venderlos para ser comercializados.

    Los pobladores de la región de Salinas, hasta la década de 1970, habitaban en chozas de barro y cubierta de paja (a 3 600 m sobre el nivel del mar) y en casitas de madera o de caña, en la zona de Chazo Juan.

    En 1970, por pedido de Mons. Cándido Rada, quien en ese entonces era el obispo de Guaranda, llega a la parroquia Salinas, el padre salesiano Antonio Polo, con algunos misioneros italianos, y al ver la pobreza del sector deciden junto con su equipo que se debe «hacer algo», para que la gente tenga trabajo y pueda superar la pobreza. Esa decisión desembocó en la búsqueda de actividades productivas agropecuarias, mediante un equipo de voluntarios e involucrando a la comunidad.

    • El sector agropecuario
      La realidad ecuatoriana

    El Ecuador es un país cuyo sector agropecuario desempeña un significativo papel en la producción, el comercio exterior y el empleo. En efecto, el sector representa en forma directa el 8,39% del PIB, pero si se lo toma en forma ampliada, es decir incluyendo la agroindustria, la comercialización y los servicios agropecuarios, se acerca al 13% (datos del Banco Central, BCE).

    Pese a su importancia, el agro exhibe una tasa de crecimiento menor que la que se podría esperar de un sector tan significativo: crece a una tasa cercana a la del crecimiento de la población. El sector adolece de problemas estructurales. Aproximadamente el 42,03% de los habitantes rurales son pobres y un 17,39% están en situación de pobreza extrema. La incidencia de la pobreza rural es casi 2,4 veces la de las zonas urbanas y la pobreza extrema, casi 4 veces (ver gráficos). En parte por ello, la pobreza rural presiona sobre las tasas de migración hacia las ciudades y aún hacia otros países.

    Poco a poco se fueron desarrollando no solo actividades de transformación de los productos naturales y de los provenientes de cultivos, sino se fue mejorando, con esfuerzo conjunto la forma de vivir: casas, servicios básicos y los esfuerzos se extendieron a la escolarización de los hijos.

    • Desarrollo productivo y comercial
      Los primeros pasos

    El camino del desarrollo no fue sencillo, aprendieron poco a poco de sus errores. Por ej., en 1973 perdieron recursos comprando lana que luego no pudieron vender en un buen precio.

    Un importante hito fue 1978, cuando llegó a Ecuador don José Dubach, como asesor de la Cooperación Técnica Suiza. «Hacer buen queso es nuestro orgullo», era el lema con el que invitaba a trabajar a sus asesorados. Era un experto que sabía batirse con lo que tenía y que contaba con recursos de ingenio, habilidad para mejorar los medios de trabajo hasta obtener lo que se había propuesto y cumplir un lema de mayor amplitud: «hacer buenas cosas, hacerlas bien, mantener el gusto de la vida, de lo que el campesino, indio y mestizo, sabe hacer y con sano orgullo». Inició las queseras rurales, animó a abrir canales propios de distribución con la primera tienda en Quito ‘El Salinerito’ y con ello facilitó el que luego se constituya el Consorcio Quesero. De José Dubach aprenderían mucho: Darle valor agregado a los recursos naturales, organizar procesos coherentes en elaboración y distribución.

    En 1982, cuando ya operaban varias cooperativas de ahorro y crédito en la Parroquia Salinas se vio la necesidad de coordinación y surgió la idea de una institución rectora que se denominó Unión de Organizaciones de Salinas (Unorsal), se regía bajo el principio de la asamblea como un organismo máximo, pero esta estructura no fue la adecuada.

    • Cooperativismo
      El modelo de desarrollo

    El desarrollo de Salinas está basado en los principios del cooperativismo y la economía solidaria. Son pilares fundamentales, contar con un grupo humano organizado para la producción comunitaria, otorgar créditos productivos a bajo costo, la no repartición de utilidades individuales, la colaboración colectiva y la rendición de cuentas puntual y permanente.

    Con la puesta en marcha de prácticas de trabajo comunitario, Salinas propone una estructura de funcionamiento, un modelo asociativo basado en las organizaciones de base y en la solidaridad Este modelo de éxito social ha sido objeto de estudio de varias investigaciones, incluso se han publicado varios libros relativos a la economía solidaria y los resultados que ha traído a la parroquia de Salinas.

    Los hijos de los campesinos han estudiado y ahora son profesores, ingenieros, contadores, administradores que contribuyen al desarrollo del actual Gruppo Salinas. Ahora, sueñan en crear un centro tecnológico y posteriormente una universidad.

    El Gobierno Nacional a través de sus distintas organizaciones está tratando de impulsar este modelo de desarrollo que ha traído éxito a esta población, por el trabajo que viene haciendo hace más de cuatro décadas. A la fecha, la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria es el organismo rector de las cooperativas de producción.

    • La empresa
      Estructura organizacional

    Luego de más de 40 años de trabajo, y con base en los éxitos alcanzados y los fracasos (muchos proyectos fracasaron) porque, según el padre Polo «La gente no sabía vender», han surgido nuevas microempresas, cooperativas y entidades de apoyo.

    Actualmente, todas estas entidades están agrupadas y regidas bajo la figura jurídica (creada en el 2006) de Gruppo Salinas. Para efectos administrativos y productivos, a su vez, se divide en las siguientes instancias: Funorsal. Como instancia de coordinación de las distintas comunidades de la parroquia de Salinas.

    Fundación Familia Salesiana. Encargada de la evangelización, de educación y de la salud ambiental.

    Fundación Grupo Juvenil. Brinda apoyo a los grupos de jóvenes y promueve el turismo comunitario.

    Cooperativa de Ahorro y Crédito Salinas. Su misión es la de fortalecer las finanzas populares y solidarias.

    Cooperativa de Producción Agropecuaria El Salinerito. Abarca la producción de lácteos.

    Centro Artesanal de Mujeres Texsal. Rige la confección de artesanías de lana y la promoción laboral de la mujer.

    Todas estas organizaciones para poder cumplir sus objetivos, además de la unidad de comercialización nacional trabajan en armonía con las distintas microempresas que de cierta forma ayudan a administrar.

    • Cartera de productos
      Los Ejes productivos

    Actualmente se producen y comercializan cerca de 150 productos diferentes (para el consumo local e internacional).

    En el Ecuador se puede encontrar la marca ‘Salinerito’ en las ciudades de Ambato, Cotacachi, Cuenca, Guaranda, Guayaquil, Otavalo, Quito y Santo Domingo de los Tsáchilas.

    En lo que corresponde a exportaciones, los destinos son: Italia, Japón, EE.UU., Alemania, Suiza, entre otros.

    Sus líneas de producción están distribuidas en los siguientes ámbitos: Lácteos. Se producen diferentes tipos de quesos, para ello procesan 6 700 litros de leche al día, la capacidad es de unos 10 000 litros diarios. Al inicio, procesaban 50 litros. Hay 70 queseras ‘El Salinerito’ en todo el país.

    Cárnicos. Embutidos que se obtienen de los distintos tipos de ganado.

    Confites. Turrones, chocolates, bombones y conservas. Se producen mensualmente seis toneladas de chocolate.

    Deshidratados. Hongos secos de calidad gourmet y té de hierbas.

    Aromas. Aceites, cremas y jabones capilares 100% naturales.

    Textiles. Accesorios, bolsos, ponchos, suéteres y tapices de lana El turismo también es parte de la cartera de productos que ofrece la parroquia de Salinas, con varios lugares de interés para sus visitantes: las empresas comunitarias, las minas de sal, los farallones rocosos, entre otros.