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  • La producción orgánica, con miras al exterior

    Marcel Bonilla (I)
    Redacción Esmeraldas

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    Tres organizaciones dedicadas a la producción orgánica son parte del proyecto piloto que se ejecutará en San Lorenzo, para dar valor agregado al chocolate, los aceites naturales y especias, como la chillangua.

    Estos productos constan en el proyecto de industrialización a través de un grupo de inversionistas coreanos, que firmaron un convenio con la alcaldía de San Lorenzo, en noviembre, para dotar de apoyo tecnológico y fortalecimiento organizacional.

    Gi Taekjung, delegado de Bioachartech Lada; y Paul Kin Cho Ho, presidente de Noa Group, ambas firmas coreanas, visitaron el cantón San Lorenzo, para conocer a los productores, ponerse de acuerdo, y desarrollar el proyecto.

    La marca Chocoboca es una de las iniciativas, nació en la comunidad La Boca. Allí, un grupo de 30 mujeres produce rompope, licor, dulces, manjar y crema de chocolate, desde hace cinco meses.

    La venta es para el mercado local y la producción va acorde con la demanda, que oscila entre 500 y 900 unidades de rompope y licor de cacao. Estos productos registran mejores ventas entre los habitantes de cantón fronterizo.

    Los nativos de La Boca han mejorado el cultivo de cacao con apoyo de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, para subir la producción por hectárea (ha), de siete hasta 12 quintales.

    La marca Arechiche da identidad al condimento natural, preparado con chillangua, chirarán y orégano, que se producen en las comunidades rurales del cantón.

    Los productores son de la parroquia Carondelet, quienes compran a las familias, para elaborar el condimento que se entrega en Quito, Guayaquil e Imbabura.

    Desde hace tres meses están en el mercado nacional; su producción está entre las 1 000 y 1 500 unidades al mes. Aumentar la fabricación dependerá de la demanda en medio de la pandemia.

    La tercera iniciativa se relaciona con la elaboración de aceites y cremas orgánicas. Al mes se producen entre 1 500 y 2 000 unidades en aceite de cacao, coco, maní y aguacate y vaselina de coco.

    30 mujeres impulsan el desarrollo de la marca La Boca, que produce rompope y otras bebidas

    Betsaida Quiñónez, representante del emprendimiento, explica que el negocio tiene más de un año, por eso cuenta con apoyo de Ecuador Emprende, que entregó una beca de USD 1 800 para capacitarse y mejorar las prácticas de manufactura de sus productos.

    “Queremos que con la visión de industrializar nuestros productos podamos impulsar la economía del norte de la provincia y beneficiar a más de 100 familias”, dice.

    El alcalde de San Lorenzo, Gleen Arroyo, explicó que un equipo técnico trabaja en el levantamiento de la información, para conocer cuánto cacao se produce en la zona, así como el número de familias que cultivan especias naturales.

    “La información estará en enero y se entregará a los empresarios coreanos para empezar con el fortalecimiento y exportar con valor”, dice Diego Palomeque, director de la unidad de Desarrollo Comunitario de San Lorenzo.

    El proyecto
    Los beneficiarios. Unos 30 emprendimientos reciben el apoyo del municipio de San Lorenzo, en Esmeraldas.

    Otros productos. La línea base también incluye a la pesca, para analizar las exportaciones de productos del mar.

    Apoyo técnico. Un equipo trabaja en el asesoramiento de los emprendedores e impulsar las mejores propuestas.

    La gestión. Unos 200 emprendedores son capacitados en buenas prácticas de manufactura con las organizaciones.

    El alcalde de San Lorenzo, Gleen Arroyo, se reunió con empresarios coreanos y emprendedores. Foto: Gabriel Proaño para LÍDERES
    El alcalde de San Lorenzo, Gleen Arroyo, se reunió con empresarios coreanos y emprendedores. Foto: Gabriel Proaño para LÍDERES
  • Playa de Oro apunta a la miel de abeja

    Marcel Bonilla

    Marcel Bonilla  (F)
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    Las 85 familias que habitan en la comunidad de Playa de Oro, norte de Esmeraldas, son parte de un proyecto apícola.

    Esa población, donde habitan afroesmeraldeños, conserva sus tradiciones como la producción de miel, debido a que cuentan con una rica masa boscosa, junto a la Reserva Cotacachi-Cayapas.

    La proyección anual es producir, inicialmente, 20 kilos de miel por cada una de las tres colmenas instaladas, es decir uno 600 kilos hasta finales de año, que le representará a la comunidad USD 15 000, cifra que puede aumentar.

    Para el efecto se ha preparado en apicultura a 15 jóvenes que están dedicados a la producción de miel, con apoyo técnico de la Unidad Forestal de la Prefectura de Esmeraldas.

    Jorge Moor, uno de los líderes responsable de Playa de Oro, se encarga, con 14 jóvenes más, de cuidar el proceso de producción que empezó hace un mes, después de la implementación de 80 000 abejas y de los equipos.

    Martha Corzo cuenta que tienen la experiencia ancestral en la producción de miel, pero con las técnicas aprendidas cree que podrán doblar la producción de almíbar, como es el propósito.

    El proyecto en marcha pretende un desarrollo económico con la veta de miel, la creación de una marca y traspasar la cultura ancestral de una de las comunas más antiguas del país, ubicada en el cantón Eloy Alfaro.

    Este proceso empezó en septiembre del 2019, con apoyo de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, que realizó trabajo de campo con emprendedores de Playa de Oro.

    Los emprendedores usan equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los emprendedores usan equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES

    En la zona existen plantas melíferas, que son las que tienen el néctar y polen que necesitan las abejas para desarrollarse y producir la miel, explica Fred Corozo, técnico forestal de la Prefectura.

    Históricamente, los habitantes de Playa de Oro han trabajado con las abejas melíferas y las meliponas. Por eso, antes del inicio del proyecto se realizó un estudio para determinar si había suficiente carga melífera.

    Durante la implementación, las colmenas fueron instaladas a 20 minutos de la comunidad. Los emprendedores cuentan con 13 equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura, como parte de una primera fase.

    La segunda fase contempló la adquisición de alzas de colmenas y medias alzas, que son cajas que contienen cera para comenzar la producción de miel. Y se sembraron plantas melíferas comestibles, como cítricos y aguacates.

    Entre junio y julio será la tercera fase, que implicará la primera cosecha y la compra de nuevos equipos con financiamiento de la institución, explica Raúl Quintero, técnico de Fomento Productivo.

    Todo el proyecto apunta al desarrollo de la bioeconomía de los habitantes de Playa de Oro, por ser la miel un bioemprendimiento donde se potencia todo el recurso natural de la zona.

    Lo que se busca al final del proceso es mejorar las condiciones de vida de los nativos, pero también aportar a los demás cultivos de la comunidad.

    Datos

    En este proyecto,  la Prefectura de Esmeraldas ha invertido USD 20 000.
    La comunidad y  el Cabildo de Playa de Oro destinarán USD 10 000, que también servirán para desarrollar la marca que llevará la miel producida.
    Unos de los principales mercados para la venta de la miel son las provincias fronterizas con Esmeraldas.
    Los planes de negocios se elaboran con apoyo técnico de Fomento Productivo de la Prefectura.
    Un proyecto similar se cumplió hace un año en Quinindé, con afros y montuvios de la zona.

    El trabajo se cumple en a comunidad de Playa de Oro, en el norte de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    El trabajo se cumple en a comunidad de Playa de Oro, en el norte de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Una marca que promueve la identidad

    Redacción Esmeraldas (F)
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    Una palmera y un coco estampados en las prendas de vestir es la imagen de la marca denominada Esmeraldeñísimo, que busca promover la identidad cultural de los ciudadanos esmeraldeños, dentro y fuera del país.

    El diseño de camisetas, lazos, bolsos, carteras, ternos de baño, vestidos casuales y deportivos, son parte del trabajo que realiza la marca desde hace seis meses.

    Uno de los fines es sentirse orgulloso de ser esmeraldeño, con sus costumbres y tradiciones. A través de esta marca se impulsa dichos de la jerga afroesmeraldeña.

    Entre las frases están ‘orgullosamente esmeraldeño’, ‘soy más esmeraldeño que el tapa’o’, ‘más rica que la cocada’, ‘enamorado de una esmeraldeñísima’, ‘más salado que pescador’, etc.

    Jhakira Recalde, dueña del emprendimiento, explica que siempre ha estado enamorada de su tierra, sus playas, paisajes, gastronomía y ese estilo particular de la gente para decir las cosas a su manera. Busca plasmar todo eso con su marca de prendas.

    Al inicio empezó a colocar en camisetas fotografías de paisajes y atardeceres de las costas esmeraldeñas, luego impulsar una línea de ternos de baños y vestidos con su marca y distintivos.

    Sus primeros pasos los dio con un capital propio de USD 500. Ahora tiene una inversión de más de USD 5 000, en telas y máquinas. “El crédito que recibí de BanEcuador, de USD 3 000, permitió capitalizarme y fortalecer mi emprendimiento”, señala Recalde.

    Su tienda está ubicada en el centro de la ciudad, donde exhibe sus modelos con la ayuda de tres colaboradoras que trabajan en la confección y grabado de su sello.

    La marca también se estampa en sombreros, viseras y sandalias. La idea es crear una amplia línea de artículos que hablen de lo que se hace en Esmeraldas con diferentes frases tradicionales.

    La producción varía de acuerdo con la ocasión. Por ahora, la mayor demanda que tiene es de trajes de baño por estar próximos a la temporada de Carnaval.

    Las clientas prefieren colores que hablen de Esmeraldas, por eso se utiliza el blanco y verde.
    Betsy Carriel, una de las clientas, señala que no solo destaca el producto, sino su significado. “Hoy más que nunca Esmeraldas necesita promover su cultura a propósito del decenio del pueblo afrodescendiente”, comenta.

    Según Carriel, dedicada a temas de comunicación visual, se necesita proyectar una imagen de Esmeraldas en otros ámbitos como el diseño de vestidos y trajes de baño con temática afro.

    Los costos de las prendas van desde USD 20 hasta USD 35. Los vestidos se entregan con accesorios para el cabello como lazos de colores; son el valor agregado para atraer a las clientas.

    La mayoría de los pedidos se los hace a través de plataformas digitales como Instagram y Facebook, en las que se ubica a la marca con el nombre esmeraldeñísimo. “Estas son las iniciativas que buscamos que se promuevan en Esmeraldas”, señala la economista Roxana Benites, catedrática de la Escuela de Pymes de la Universidad Católica de Esmeraldas.

    Ella cree que se puede vender la cultura afroesmeraldeña a través de ese tipo de negocios porque entre los saberes no solo están música y danza ancestral. Considera importante “vender las tradiciones por medio de una marca que nos identifique”, comenta.

    Desde la universidad, Luis Vargas Torres trabaja con los estudiantes en tema de emprendimientos, con la finalidad de poner en marcha proyectos relacionados con la cultura, explica el rector, Girard Vernaza.

    En esa institución se promueven iniciativas relacionadas con medicina ancestral y el tema cultural. Además, se impulsan otros emprendimientos en los que se utilizan nombres que representen las culturas en sus negocios, como ocurre en el balneario de Las Palmas donde una heladería lleva el nombre de Andarele, canción tradicional del folclor afro.

    Jhakira Recalde es la dueña del emprendimiento. Cada una de las piezas que ofrece vienen con accesorios. Las frases también se colocan en calzado. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Jhakira Recalde es la dueña del emprendimiento. Cada una de las piezas que ofrece vienen con accesorios. Las frases también se colocan en calzado. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • 40 años dedicados a fabricar dulces tradicionales

    Redacción Esmeraldas (F)
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    Cuando en Esmeraldas se habla de dulces tradicionales a base de coco, de inmediato se sabe que se refieren a ‘De los buenos’, una marca que durante 40 años ha endulzado el paladar de miles de esmeraldeños.

    El nombre de la empresa surgió del apellido Bueno, una familia del centro de la ciudad que ha mantenido una tradición. Las hermanas Irene y Nancy Bueno están ahora a cargo del negocio.

    La receta para elaborar los productos se obtuvo de los abuelos de los propietarios, quienes empezaron a hacer manjar y cocadas en pailas pequeñas de bronce, para luego venderlas en las calles y mercados de la ciudad.

    Uno de los testigos narra que en los inicios de la firma se preparaba la materia prima en pequeños fogones a base de leña y una vez que estaba lista la cocada se ponía a enfriar en una mesa de madera.

    Actualmente, se lo hace en cocinas industriales. Los dueños del negocio utilizan pailas grandes y enfrían en mesas metálicas, con todas las normas sanitarias exigidas para quienes trabajan en este tipo de emprendimientos.

    De acuerdo con Irene Bueno, una de las nietas de los fundadores del emprendimiento, al comienzo la inversión se hizo en sucres, pero ahora en su pequeña fábrica se ha colocado capital que supera los USD 7 000 en equipos.

    En ese sitio se procesa coco proveniente de la zona norte de la provincia para hacer los llamados coquitos, que consisten en pequeños trozos de coco con azúcar, canela y anís. Después de dos horas de cocción están listos para ponerlos en recipientes plásticos.

    Los dos productos estrellas de la empresa son la cocada húmeda y el manjar de coco y leche, hechos con una receta ancestral que ha pasado de generación en generación. “Ajustamos los dulces para que gusten y no empalaguen, así como nos enseñaron nuestros abuelos”, señala Irene Bueno.

    Para ampliar las ventas, los dueños disponen de una cuenta en la plataforma digital de Facebook, con el nombre de ‘De los buenos’, en la que interactúan con sus clientes, dentro y fuera de la urbe.

    Robert Valencia, uno de los clientes de los productos de ‘De los buenos’, dice que por más de 10 años ha consumido el manjar y los coquitos. “Probarlos me trae recuerdos de casa, cuando las familias lo hacían para brindar a las visitas; ahora los comparto con amigos”, señala.

    El trabajo que realizan las emprendedoras es estrictamente artesanal, para ello han montado su pequeña empresa de dulces donde trabajan 10 personas que se encargan de la elaboración de coquitos, cocadas y manjar.

    La producción varía de acuerdo con la demanda y puede estar en un promedio de entre 800 a 1 000 unidades al mes, con presentaciones cuyos precios van desde USD 1,50 hasta USD 3,50.

    Gabriela Zambrano, coordinadora del Ministerio de la Producción, señala que el Gobierno está apoyando a este y otros negocios en temas de imagen corporativa, mejoramiento de la marca y en el proceso de legalización.

    Con ‘De los buenos’ se revisa el empaque de sus productos para que, una vez que cuenten con registro sanitario, avancen con la apertura de mercados fuera de Esmeraldas. Desde hace dos meses la firma está en el proceso de obtención del documento; también busca patentar su marca, la cual aún no se ha legalizado.

    Detalles

    Alimento. El coco es una de las frutas base en la gastronomía de Esmeraldas, especialmente en los encocados de mariscos.

    Negocios. Existen unos 100 emprendimientos artesanales de Esmeraldas que buscan legalizar su situación para abrirse campo fuera del país.

    Dulces. En Esmeraldas existen productoras de cocadas que fusionan el sabor de coco con otras frutas, para darle valor agregado. También elaboran otro tipo de dulces. Para ello utilizan recetas que han transmitido los ancestros.

    Irene y Nancy Bueno son las hermanas que están  a cargo de la empresa de dulces, que tiene cuatro décadas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Irene y Nancy Bueno son las hermanas que están a cargo de la empresa de dulces, que tiene cuatro décadas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Seis comunidades de Esmeraldas potencian la calidad del cacao

    Marcel Bonilla

    (F)
    Contenido intercultural

    Unas 1 200 familias de seis comunidades chachis del cantón Quinindé empezaron un proceso de mejoramiento de la producción de cacao, con el propósito de aumentar el número de toneladas por hectáreas y la calidad del producto.

    Las comunidades de Guayacanas, Naranjal, Voluntad de Dios, Ñampi, Agua Clara y Las Pavas, de la parroquia Malimpia de cantón Quinindé, desde hace tres meses iniciaron el proceso.

    Desde la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas se trabaja con el proyecto de establecimiento de nuevas plantaciones de cacao. Se les provee de plantas seleccionadas de material genético de alta productividad, tolerancia a las enfermedades y buena calidad genética de cacao nacional fino y de aroma.

    El objetivo es que ellos cuenten con el material genético en su localidad para que hagan sus viveros y pueden reproducir sus propias plantas.

    Actualmente el promedio de producción no supera los 10 quintales por hectáreas al año, pero se puede producir en la zona un promedio de 30 quintales de cacao, por hectáreas al año, de acuerdo con un estudio realizado por Fomento Productivo, hace un año.

    La diferencia de la producción ocurre por la falta de material genético de alta productividad, lo que ha generado que la producción sea baja y las comunidades no puedan competir en volumen y calidad con otro mercados.

    Marco Tapuyo, morador de Naranjal de los Chachis, explica que durante años han producido cacao de manera ancestral, por eso cree que la obtención ha sido reducida y eso les impide competir con otros que utilizan nuevas técnicas.

    Para Efraín Trujillo de la comunidad Guayacanas, con el impulso técnico que se está dando, en los próximos dos años aspiran a mejorar la economía de la comunidad y dar valor agregado con la elaboración de barras y polvo de cacao producido por las comunidades del río Canandé.

    Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, Esmeraldas produce 525 000 quintales anualmente, lo que representa USD 52,5 millones en ventas.

    En la provincia, la producción agrícola representa el 29% de las actividades económicas. En ese sentido, la producción de cacao involucra alrededor de 15 000 familias, la mayoría pequeños productores, con un promedio de 5 hectáreas.

    Por eso, los productores chachis han sido capacitados en temas como el paso a paso: desde que selecciona un sitio para establecer un nuevo cultivo hasta dejar en producción. Este procedo durará dos años hasta que empiecen a verse los primeros frutos.

    Los productores aportan con su contraparte en la compra de insumos, para hacer un buen manejo con las recomendaciones entregadas por los técnicos de la Prefectura de Esmeradas.

    Si se aplican las técnicas, el representante de la mesa de cacao de la Dirección de Fomento Productivo, Carlos Bastidas, explica que pueden llegar a superar las 30 hectáreas de cacao por hectárea, al año; y podría llegar a los 40 quintales. Actualmente existe un promedio de 6 000 plantas por cada una de las comunidades.

    Dos metas

    Con el aumento de la producción existen dos propósitos, incrementar los ingresos económicos por volumen, puesto que ahora apenas producen 100 quintales por hectárea que les representa USD 1 000; con las nuevas plantaciones se quiere llegar a USD 3000 por hectárea y una utilidad de USD 1 500 por hectárea.

    El segundo propósito, es que aumentando el nivel productivo, se incrementa la oferta exportable con cacao de calidad, con mercados exclusivo, explica Carlos Bastidas.

    Actualmente, el promedio de producción no supera los 10 quintales por hectáreas al año. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Actualmente, el promedio de producción no supera los 10 quintales por hectáreas al año. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • El impacto del mercurio en los ríos se estudia

    Marcel Bonilla

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Un proyecto que busca determinar el impacto del mercurio en los peces de la cuenca del Santiago, norte de la provincia de Esmeraldas, es desarrollado por catedráticos y estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Esmeraldas.

    Los docentes Eduardo Rebolledo, Pedro Jiménez y Jon Molinero, de la Carrera de Gestión Ambiental, desarrollan el Análisis de mercurio total en peces de la cuenca Santiago-Cayapas en la provincia de Esmeraldas afectados por minería aurífera.

    La zona norte de Esmeraldas fue escogida debido a la presencia de la minería ilegal que deposita el agua utilizada en el proceso de obtención del oro en los afluentes, hábitat de muchas especies bioacuáticas.

    El proyecto se realiza en colaboración con el Centro de Estudios aplicados en Química de la Universidad Católica del Ecuador de Quito, que se ha sumado al trabajo que busca determinar cuáles son las repercusiones en los peces.

    Además, los servicios generales de investigación de la Universidad del país Vasco (UPV/EHU) en España, que apoya con el análisis de los metales pesados en la muestra de agua y sedimento.

    Las investigaciones se han desarrollado durante el 2019 y seguirán en el 2020, de acuerdo con lo planificado. Para ello se prevé tres investigaciones de campo con técnicos y estudiantes. Posteriormente se enviarán nuevas muestras a Quito.

    En el laboratorio de la Universidad constan una variedad de peces de agua dulce que han sido sometidos a un análisis para ver qué tipos de microorganismo tienen en su piel y branquias.

    Jon Molinero, catedrático de la Escuela de Gestión Ambiental de la Universidad Católica e investigador, explica que la propuesta contempla un monitoreo una vez al año. Eso implica nuevas capturas de peces para aplicar el proceso de bioacumulación, para conocer el acopio de microorganismos que podrían ser peligrosos para la comunidad que consume peces.

    Entre los ríos más contaminados están el Tululbí y Bogotá, en San Lorenzo. Luis Ayoví, habitante de Tululbí, señala que las comunidades quieren en saber qué pasa con la especies bioacuáticas que cada vez disminuyen.

    De acuerdo con los últimos muestreos realizados durante el 2019 por el equipo de investigadores de la universidad, se han encontrado deformidades y tumoraciones en los peces. La primera hipótesis es que podrían ser un efecto de la minería.

    “No es difícil llegar a determinar, en una primera investigación, cuál es la causa, pero se continuará investigando hasta determinar qué provoca esas tumoraciones y malformaciones en los peces”, señala Molinero.

    En el norte de Esmeraldas existen otros efectos contaminantes que están actuando a la vez, a más de la minería, las palmicultoras, con los productos químicos que usan en el proceso de la palma, precisan los investigadores.

    En el laboratorio, los estudiantes de Gestión Ambiental ayudan en el análisis químico del agua y los peces que han sido parte de investigaciones.

    Yaritza Lagos, una de las estudiantes de Gestión Ambiental, explica que en el laboratorio han podido observar cómo la contaminación de los afluentes del norte han dejado su huella en los peces.

    “Hemos sido parte de las indagaciones, por eso estamos dispuestos a transmitir la información a la comunidad a través de talleres y conozcan el impacto que puede tener en la salud, consumir peces contaminados”, señala Karen Holguín, otra estudiante.

    Estudiantes y catedráticos de la Universidad Católica son parte del programa de investigación. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Estudiantes y catedráticos de la Universidad Católica son parte del programa de investigación. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • El palmicultor afronta la crisis con nuevos productos

    María Victoria Espinosa

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Los agricultores de palma aceitera debieron cambiar sus prácticas agrícolas y convertir la materia prima en productos comerciales.

    Esa ha sido la forma que encontró el sector para enfrentar la crisis que se originó por la enfermedad de la pudrición del cogollo (PC). Solo en Quinindé (Esmeraldas), se perdieron 125 000 hectáreas (ha) de palma aceitera desde 2010 hasta julio de este año.

    El productor Carlos Quiñónez señala que recuperarse no ha sido fácil. Los palmicultores debieron empezar a cultivar otros productos como la pitahaya para cubrir las deudas que dejó la crisis.

    En la zona de Quinindé, La Concordia y Santo Domingo los productores retomaron la actividad, pero ahora son más cuidadosos en sus plantaciones, utilizan fertilizantes, hacen podas y han reemplazado las palmas por especies híbridas, que son más tolerantes a la enfermedad de la PC.

    La Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa) impulsa cuatro variedades de híbridas en el Centro de Investigaciones de Palma Aceitera (Cipal), ubicado en La Concordia.

    Quiñónez trabaja con estas especies, pero entre sus tierras (cinco hectáreas) también ha sembrado frutas tropicales que le han permitido subsistir mientras la palma empieza a dar frutos. “Antes solo se sembraba sin cuidados y creíamos que no pasaba nada. Hasta que la PC nos arruinó. Ahora somos muy cuidadosos, colocamos trampas, etc.”.

    Por ejemplo realizan monitoreos frecuentes para evitar que lleguen nuevas plagas como el picudo negro, que es una especie de escarabajo que daña la palma.

    Otra de las alternativas en las que trabaja Ancupa para darle solvencia económica a sus socios es la creación de una marca de aceite comestible.

    El proyecto está conformado por 120 000 familias productoras de aceite de palma africana de Santo Domingo y La Concordia.

    Por el momento se crearon tres presentaciones. Una sin marca que está dirigido a la economía popular y solidaria y otra marca para la Sierra llamada Vital Palma.

    Este producto se lo mezcla con soya para que sea soluble en el clima frío como el serrano. La otra presentación se llama Nuestro Sabor y es aceite de palma africana. Esta se distribuirá en la Costa.

    Según Ancupa, la recolección de la fruta para la extracción se realiza en la zona sur del país y se procesa en una planta en Quevedo (Los Ríos).

    Carlos Chávez, directivo de Ancupa, afirmó – durante el lanzamiento del producto – que luego de un año de trabajo coordinado con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) se hace realidad el sueño de tener un aceite propio de los palmicultores.

    La productora María Loor, afirma que el nuevo producto es una esperanza para el sector. Ella tiene su plantación en el sector Monterrey, en La Concordia, y asegura que hace unos siete años ya había perdido sus cultivos. “Con mucho miedo empecé otra vez pero a través de la asociatividad y gracias a eso logramos sacar adelante un proyecto que era solo un sueño”.

    Sin embargo, Loor señala que aún hace falta mucho para que el sector se recupere y que hay poca ayuda gubernamental para obtener créditos bancarios.

    De hecho, pese a los esfuerzos de esta área económica, en el 2019 la producción nacional sufrió una caída debido a factores climáticos y la PC, que ha afectado a 11 de 13 cantones dedicados a la actividad. Se prevé que el año va a cerrar con una producción de 401 000 toneladas métricas de aceite de palma.

    Las exportaciones de ese producto también se han visto afectadas porque el mayor comprador es Colombia – con un 78% el año pasado y entre enero y julio del 2019, con un 82% – ha tenido un fuerte crecimiento en los últimos años, según el MAG.

    Esta cartera de Estado afirma que se creó el Comité Interinstitucional de Seguimiento de Palma Sostenible, que está conformado por el Gobierno, el sector privado y la sociedad civil. El organismo busca abrir nuevos mercados como la Unión Europea. Pero para eso debe certificarse y cumplir los estándares internacionales de sostenibilidad que exige el Parlamento Europeo y la Comisión Europea sobre la producción de la palma sin deforestación.

    El MAG también informó que se trabaja en un proyecto para que los productores puedan acceder a créditos en la banca pública con un plazo de hasta 15 años y períodos de gracia de hasta cinco años.

    En La Concordia, los productores han retomado la actividad debido a que la creación de la marca de aceite les abre un nuevo mercado para vender su materia prima. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    En La Concordia, los productores han retomado la actividad debido a que la creación de la marca de aceite les abre un nuevo mercado para vender su materia prima. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Sombreros manabitas con detalles afros

    Marcel Bonilla

    (F)
    Contenido intercultural

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    Sobre la cabeza de un maniquí está un sombrero con la imagen de una mujer afro que luce su turbante, parte de la vestimenta tradicional de esta etnia.

    Otro de los sombreros tiene retratada a una mujer negra con su cabello afro, y un peinado de que utilizaban los afroamericanos por los años 60, el que llama la atención por el detalle en la pintura.

    Desde hace ocho meses, Karina Fey Díaz, creadora de la marca KFD, se dedica a la decoración de sombreros con más de 70 detalles distintos, como pinturas en óleos, tiras de lana, con las que escribe los nombres de sus clientas.

    La iniciativa empezó cuando tuvo la idea de escribir su nombre con cinta, sobre un sombrero imponiendo su propio estilo, combinando colores y detalles, como lo había observado en uno de sus viajes a Estados Unidos.

    Luego subió su trabajo en uno de sus estados de WhatsApp y empezaron a surgir las personas interesadas en saber el lugar dónde lo había adquirido; su respuesta fue, yo compro el sombrero y los personifico con detalles.

    Roberta Zambrano, prefecta de Esmeraldas, es una de las clientas de Fey, quien señala que, a través del programa Fomento Productivo de esa institución, se impulsa esas iniciativas que muestran a Esmeraldas.

    Fey ha empezado con su proyecto que le permite trabajar con más de 70 diseños en pinturas, y ahora con la línea afro, una de las más solicitadas en Esmeraldas.

    La representante de las mujeres afros y diversas de Esmeraldas, Mary Quiñónez, explica que ese emprendimiento identifica a la mujer afroesmeraldeña, que ahora puede combinar sus vestidos con sombreros con motivos afros.

    Este emprendimiento empezó con capital inicial USD 100, con los que se compraron los primeros ocho sombreros, pero ahora se ha ampliado por la demanda que tienen sus productos.

    Por ahora cada pedido se trabaja en una pequeña área de una vivienda, donde la emprendedora ha montado su taller, en el que trabaja con otras dos personas.

    Los costos del producto varían según lo que pidan sus clientes y van desde USD 2 hasta USD 35. Los sombreros son de material de arroz, sobre los cuales trabajan los detalles que distinguen.

    Entre los materiales que se utiliza para dar vida al sombrero están: tiras, pompones, piedras, cuerdas de cuero, tela, cadena y pintura, enviadas desde Colombia para un mejor acabado. “Les puedo hacer desde un corazón, una flor, sur nombres, arboles, símbolos, palmeras, personaje de la cultura afro, con pinturas acrílicas y oleos”, señala Fey.

    Los sombreros son adquiridos en Jipijapa y San Mateo de la provincia de Manabí. Cuando empezó con su iniciativa le pedían ocho sombreros al mes, ahora son 30 sombreros semanales, unos 120 al mes, que representan un ingreso promedio de USD 1 000.

    En los dos últimos meses se ha impuesto la moda afro, que por estos días se observa en camisetas y vestidos. “He impuesto mi moda africana como esmeraldeña con éxito, porque las mujeres quieren lucirlos”, dice la emprendedora.

    Cristian Cusme, asesor de imagen corporativa de la Prefectura de Esmeraldas, destaca que se muestra la cultura en cada uno de sus diseños.

    En EE.UU.

    La emprendedora esmeraldeña trabaja en el montaje de una tienda de sombreros con su marca KFD. Está trabajando para registrar la marca.

    Desde la Prefectura de Esmeraldas se impulsan esos proyectos que destaque la cultura de Esmeraldas y sus distintas manifestaciones.

    Los primeros 15 sombreros con pinturas afros y paisajes de Esmeraldas fueron enviados a los Estados Unidos para mostrarlos.

    Karina Fey Díaz es la creadora de la marca KFD. El emprendimiento se dedica a la decoración de sombreros. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Karina Fey Díaz es la creadora de la marca KFD. El emprendimiento se dedica a la decoración de sombreros. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Del terremoto a la productividad

    Jesús Silva, Gerente del Programa Re-Emprende, para LÍDERES (I)

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    Hace poco más de tres años, un grupo de empresas ecuatorianas decidieron apoyar a la reactivación económica de Manabí y Esmeraldas, después del devastador terremoto de 2016.

    Luego de asistir a más de 4 000 emprendimientos, hoy el proyecto ha evolucionado para formar y fortalecer encadenamientos productivos incluyentes que potencien aún más la economía de estas provincias, generando empleo y aumentando los ingresos de pequeños productores.

    En el 2016, el Programa Re-Emprende, con los aportes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Corporación Favorita, General Motors, Danec, Grupo Difare, GPF y Arca Continental Coca-Cola, dio inicio a su primera fase de implementación. En ella, se atendió a 2 801 emprendimientos unipersonales, haciendo frente a la emergencia nacional que conmocionó a los ecuatorianos, particularmente a los habitantes manabitas y esmeraldeños.

    En esta etapa, los emprendedores recibieron los beneficios de contar con asistencia técnica y financiamiento enfocados a la mejora de su negocio, así como a la generación de habilidades blandas, por ejemplo, en servicio al cliente. Esto, con el fin de reactivar los emprendimientos que habían sufrido algún tipo de daño por el sismo.

    Fue durante esta fase que pequeños emprendedores, como Luisa Ponce y Gilo Moya, esmeraldeños con un pequeño negocio de frutos secos, especias y aceites comestibles, lograron reactivar su economía familiar. Antes del terremoto, la pareja contaba con un establecimiento de gel y ultrasonido que no logró sostenerse, debido a la catástrofe.

    Gracias al Programa Re-Emprende, de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI), volvieron a empezar, crearon su negocio y ahora generan ingresos económicos. Además, Luisa y Gilo fueron galardonados como reemprendedores del año durante los premios Ei 2018, organizados por la AEI.

    De la misma manera, los reemprendedores de esta etapa lograron acceder a 2 956 créditos, que representaron USD 3,4 millones en 21 cantones de Manabí y Esmeraldas, monto invertido en los negocios de dichas provincias.

    Durante su segunda fase, que se inició en 2018, Re-Emprende desarrolló un esquema de asistencia técnica y financiamiento enfocados a la formación y fortalecimiento de encadenamientos productivos, que contribuyen al crecimiento económico inclusivo en la región. En ese año, impartió asistencia a 1 100 emprendimientos de 109 asociaciones, cuyas actividades productivas van desde la pesca, cultivo de cacao y café, hasta la confección de textiles.

    En 2019, el programa continúa con un enfoque de cadenas productivas con una diferencia de diseño. Este año, Re-Emprende busca empresas que formen parte de cadenas productivas, las cuales deseen fortalecer a los eslabones más débiles dentro de las mismas y mejorar los ingresos de los pequeños productores en las cadenas con esquema de financiamiento, asistencia técnica o ambos. Para ello, requiere que las compañías interesadas se acerquen al programa, con la intención de encontrar puntos de colaboración y alianza entre Re-Emprende y las empresas líderes de estas cadenas productivas.

    Algunos de los criterios de selección de las cadenas a las que se apoyará a través del programa son: relevancia para el grupo destinatario (idealmente productores), potencial de cambio para la pobreza y el empleo en la región, potencial para estimular y fortalecer el desarrollo de las cadenas de valor y viabilidad. Las postulaciones se pueden hacer al correo re-emprende@aei.ec

    El programa fue reconocido en 2018 por el Gobierno ecuatoriano como parte de los esfuerzos de la sociedad civil y el sector privado para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

    Los emprendimientos que se impulsaron están vinculados a diversas áreas. A la izquierda se observa a artesanos de la paja toquilla y a la derecha a las dueñas de una cafetería.
    Los emprendimientos que se impulsaron están vinculados a diversas áreas. A la izquierda se observa a artesanos de la paja toquilla y a la derecha a las dueñas de una cafetería. Foto: Cortesía AEI
  • Universidad impulsa plantas medicinales

    Redacción Esmeraldas (F – Contenido Intercultural)

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    A través de una feria de ciencia y tecnología, los estudiantes de Química y Biología de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas mostraron cómo trabajan en el cuidado de plantas medicinales, usadas por los ancestros. El proyecto Rescatando las plantas medicinales en Esmeraldas busca incentivar el cultivo de estas especies entre quienes habitan cerca de la ciudadela Nuevos Horizontes, donde está la Universidad.

    Los estudiantes de estas especialidades se encargan de la producción de plantas como el boldo, utilizada para calmar el dolor y bajar los niveles de colesterol. También siembran chiyangua, una especie que generalmente es usada para condimentar los alimentos, aunque también muchos comuneros afros dicen que es útil para cicatrizar heridas. En la exposición, que se realizó el pasado lunes, se habló de las bondades de muchas especies que son parte de este proyecto como la altamisa, que se usa para aliviar los cólicos menstruales.

    Algunos vecinos de la Luis Vargas Torres ya son parte de esta iniciativa con pequeños cultivos de citronela o limoncillo, cuya raíz es utilizada para bajar los problemas de presión arterial o también para aliviar el estrés o la ansiedad. Orfelina Mercado siembra plantas medicinales desde hace 20 años y ha aportado con sus conocimientos ancestrales en el cuidado de especies como el llantén, conocido por sus ‘bondades’ desinflamatorias.

    Mercado también produce la planta doncella en la parte más húmeda de su patio. Según la creencia popular, a esta planta la buscan más las parteras para calmar las dolencias de las madres, luego de dar a luz.

    Los habitantes de Las Orquídeas también siembran escancel, del cual se extrae el zumo y se toma como purgante durante nueve noches. Esta especie de ritual era muy común entre los primeros pobladores afros.

    El rector de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres, Girard Vernaza, explicó que esta institución está interesada en rescatar las tradiciones del pueblo afroesmeraldeño, como las creencias relacionadas con la medicina tradicional.

    A través del programa de Vinculación con la Comunidad se trabaja en una propuesta más amplia para que se aproveche los terrenos fértiles de la zona y se siembren plantas medicinales como ya ocurre en la zona norte de la provincia.

    El rector de la U. Luis Vargas Torres, Girard Vernaza (verde), participó en la feria.
    El rector de la U. Luis Vargas Torres, Girard Vernaza (verde), participó en la feria. Foto: Marcel Bonilla / Líderes