Etiqueta: Esmeraldas

  • 10 productos derivados del cacao se promocionan

    Marcel Bonilla

    Contenido intercultural

    La marca de cacao Anbu, que significa rico en el idioma chachi, trabaja desde hace un año en la obtención de 10 productos derivados del cacao orgánico, producido en la población de Chigüe, cantón Esmeraldas.

    El nombre de la marca da mayor identidad al producto, porque está en cha’palaa, lengua materna de los primeros originarios de Esmeraldas como fue la nacionalidad chachi, dedicada a la producción de cacao fino de aroma.

    Francisco Robinson, un emprendedor dedicado a la producción de caco, decidió dar valor agregado a 10 de los 40 quintales que produce anualmente su finca de cinco hectáreas.

    Con ocho quintales de cacao elabora una línea de 10 productos como barras de chocolate amargo, semi amargo, te de cacao, mix de cacao, chocolate en polvo, jabón, velas, aceite, crema facial y corporal de cacao.

    Toda la producción se elabora en un taller artesanal en el que tiene invertido USD 5 000, destinados a la compra de molinos, fundidoras de chocolate, moldes, mezcladoras y mesas de trabajo.

    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes, que también están en el mercado.

    Esmeraldas es una de las provincias cacaoteras del país, pues más de 18 000 familias están dedicada a la producción en cantones como San Lorenzo, Eloy Alfaro, Atacames, Muisne y Quinindé, que producen unas 30 000 toneladas al año.

    Carlos Bastida, técnico de la mesa de cacao de la Prefectura de Esmeraldas, explica que se han entregado plántulas, así como manejo de cultivo, asesoramiento genético para mejorar la producción y organización de productores.

    Además se conformó un consorcio para la venta del cacao en barra, del que son parte organizaciones como Aprocane, Cocpe y Uoprocafe, para impulsar el procesamiento y venta de cacao.

    Las ferias de emprendedores han servido para dar a conocer el producto y han ganado clientes interesados en la producción, con pedido de un promedio de 100 barras de chocolates semanales.

    Los cinco clientes con los que ahora cuenta son de la ciudad de Guayaquil, pero la aspiración de los representantes de esta marca es lograr mayores espacios que le permitan aumentar sus ventas, pero no cuentan con registro, que está en trámite.

    Con la obtención de la notificación sanitaria se espera una mayor apertura para incursionar en otros mercados e introducir la mayor cantidad del producto.

    En Esmeraldas se realizan ferias de emprendimiento donde se presentan las iniciativas de los emprendedores, quienes presentan sus trabajos y reciben apoyo técnico de entidades que dirigen el crecimiento del negocio.

    Por ahora Robinson trabaja con dos de sus hijos en esta empresa familiar en la que todos aportan desde la siembra del cacao, pasando poda, cosecha y la elaboración de los productos.

    Además, trabajan en el empacado de las barras y el té de cacao, con una especia de plástico transparente, sobre el cual se pone la etiqueta con la marca del producto Anbu.

    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Madera, coral, cerámica y semillas son sus insumos

    Marcel Bonilla

    (F- Contenido Intercultural)

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    Tras 20 años de estar en el mercado impulsando la venta de artesanía con motivos afroesmeraldeños, el emprendimiento La Fauna del Coral se proyecta a conquistar otros mercados con sus productos hechos con madera, cerámica, semilla de árboles y coral.

    La elaboración de réplicas de instrumentos musicales de la tradición esmeraldeña así como collares, pulseras, aretes de concha de coco, tagua y caña guadúa, son parte de la variedad de productos que oferta este negocio.

    La Fauna del Coral es el emprendimiento de Paola Rosales, una artesana que montó un taller familiar con una inversión USD 3000, con el que emprende de la mano de su pareja y sus hijos. Desde hace tres años funciona en uno de los locales del malecón de Las Palmas, en Esmeraldas, con la venta de ropa con detalles afros, collares, pulseras, muñecas afro hechas con cerámica y una variedad adornos.

    Una de las habilidades de la emprendedora es la decoración de las muñecas afros con colores que resalten la figura de las mujeres vinculada con una de sus actividades cotidianas.

    La imagen que más resalta es la de mujeres con sus bateas utilizadas para lavar oro y cargando los cántaros de agua, como lo hacían en otrora para conservar el líquido en esos recipientes.

    También trabajan en la elaboración de artesanías con caña guadúa, pambil y semillas de plantas, usadas para la elaboración de pulseras e instrumentos musicales como las maracas y guasá, hechos con caña guadúa.

    El promedio de ventas mensual está por encima de los USD 1000, cifra que varía durante los feriados cuando se promedian ventas de 300 y USD 500, por día de feriados, explican los emprendedores.

    Los mayores clientes son extranjeros que visitan con regularidad la playa de Las Palmas, en especial el turismo proveniente de Colombia y de la Sierra ecuatoriana, que acuden con más frecuencias los fines de semana.

    La proyección es colocar su oferta en tiendas de artesanías de Quito y Guayaquil. Para ampliar su proyecto, Rosales necesita USD 10 000 más, pues ahora cuenta con un capital de inversión de USD 8 000, de los cuales 5 000 están invertidos en máquinas y 3000 en mercaderías.

    Las artesanías de La fauna de coral se completan con atuendos estampados con detalles del pueblo afro como una marimba, un cununo, palmeras y hasta tambores, que se producen en su taller donde trabajan en la noche.

    Las cajas de madera elaboradas para guardar prendas no solo son hechas por ellos, también las pintan y ponen el nombre del cliente, ciudad o del balneario.

    La representa de la unidad de producción del Ministerio de la Producción en Esmeraldas, Gabriela Zambrano, explica QUE con La Fauna del Coral se han adelantado procesos de certificación pensando en la exportación no solo de collares, sino de otros productos artesanales que son hechos con finos detalles.

    Según Zambrano se están buscando a nuevos emprendedores que por medio de sus emprendimientos den un realce a la cultura del pueblo afro.

    La Fauna del Coral es el emprendimiento de Paola Rosales, una artesana que montó un taller familiar
    La Fauna del Coral es el emprendimiento de Paola Rosales, una artesana que montó un taller familiar. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
  • Indígenas y afros se unen para producir miel

    Marcel Bonilla

    (F) Contenido intercultural

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    Veintidós personas integran la asociación de meliponiculturas de Eloy Alfaro y San Lorenzo y se dedican a la producción de miel de abeja y polen deshidratado, desde hace 17 años.

    Los emprendedores están asentados en la comunidad La Chiquita, parroquia Tululbí del cantón Eloy Alfaro, desde donde sacan sus productos los fines de semana para venderlos en una feria que se realiza en San Lorenzo.

    Este emprendimiento cuenta con una marca que llamada Wimal, que significa abeja en idioma Awá. Inicialmente ellos solo producían miel, pero ahora ofertan polen deshidratado en presentaciones de 35 gramos y 50 mililitros, en recipientes plásticos.

    En la etiqueta del producto constan los análisis nutricionales tanto de la miel como del polen. En este proceso existe una articulación entre la Prefectura de Esmeraldas y la fundación Antrópico, que asesoró técnicamente a los productores.

    Marlene Valencia, emprendedora de La Chiquita, señala que se necesita de una mayor inversión económica para continuar con esta actividad ancestral. Solo la Prefectura ha invertido USD 15 000 en temas de levantamiento de información. Este año se invertirán USD 7 000 para tecnificar la obtención de miel y polen.

    El trabajo técnico se lo realiza con los ingenieros Marco Jiménez y Sergio Bobos, de la fundación Altrópico, quienes han organizado a la comunidad para orientar los procesos legales y capacitación de los asociados.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas, por eso se denominan meliponiculturas.

    L
    a diferencia con las abejas convencionales es que la miel proviene de abejones que no tienen aguijón, por eso para su cultivo no necesitan ningún equipo de protección por ser indefensas.

    La producción de miel es una actividad considerada ancestral en las poblaciones afros e indígenas, debido a que sus antepasados la realizaban como una de sus tantas actividades del campo, por eso la miel es considerada como un tesoro del bosque.

    El almíbar que se produce tiene otras propiedades que distan de las melíferas. La miel de las meliponas tiene vitaminas A y C, algunos oligoelementos y complejo B.

    A través de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, se trabajó en una metodología denominada ‘Creciendo con su negocio’, para desarrollar relaciones comerciales estables y justas.

    Inicialmente la producción de la miel era de 260 litros anuales, debido a la falta de implementación que permitiera mejorar los procesos. Actualmente la producción aumentó a 380 litros por año, debido a los procesos implementados con los comuneros.

    Raúl Quintero de la Dirección de Fomento Productivo explica que esa miel es más costosa por su proceso en la extracción, que se realiza con las mujeres de esta zona, encargadas de llevar una estadística de la producción.

    Por esos se aplicó la metodología de la Prefectura. También se ejecutó un plan de mejoras, que consistía en aumentar el número de colmenas para incrementar la producción.

    La Fundación Altrópico había entregado 22 colmenas para ocho comunidades destinadas a la producir miel, pero de a poco han ido desarrollándose para multiplicar las colmenas y aumentar.

    Actualmente esta asociación registras ingresos anuales de entre USD 10 000 y USD 15 000 por la venta del producto que se hace en la feria de San Lorenzo los días sábado. Para este año, la Prefectura proveerá de nuevas cajas para la producción de miel que permita redoblar las ganancias.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional.  Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas.
    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
  • El ají hecho con receta familiar gana mercado

    Marcel Bonilla

    Redactor (I)

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    Un ají que tiene como ingrediente el vinagre de banano se elabora en Esmeraldas y se encuentra en el mercado desde hace seis meses.

    Ají Leverone es una marca que encierra tradición familiar. Leonardo Leverone, emprendedor, explica que sus abuelos y padres elaboraban el producto para dar sabor a sus comidas, que preparan desde hace cerca de 50 años.

    En su negocio de alimentos siempre se había ofrecido la salsa y el ají a base de vinagre de guineo, hecho por sus abuelos. La costumbre fue pasando de hijos a nietos hasta que la familia decidió darle un giro a su iniciativa. Así, el ají hecho con una receta familiar salió a la venta al público.

    Leverone empezó a ofrecerlo en su restaurante de fritadas y tuvo aceptación. Eso le motivó para ponerlo en un frasco.

    El producto está compuesto por un licuado de ají que mezcla la variedad rocoto de la Sierra y el denominado ají de ratón de la Costa. Además tiene zumo de limón y sal. Para empezar se invirtieron cerca de USD 300.

    Hoy en día se venden, cada mes, 10 cajas de 24 unidades; el producto se comercializa en el mismo de negocio de Leonardo Leverone, que está ubicado en el centro de la ciudad de Esmeraldas.

    Con su iniciativa ha empezado a penetrar a otros mercados de la ciudad con la ayuda de la Unidad de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas.

    Cada unidad se comercializa en USD 3,50 y es de 250 mililitros. La proyección es no solo vender el Ají Leverone, sino desarrollar salsa de ají y posteriormente, longanizas y chicharrones empacados al vacío.

    Esta emprendimiento cuenta con la ayuda de cuatro personas más que conocen los procesos y siguen las normas de higiene para garantizar la asepsia y la calidad.

    Este ají tiene una duración de hasta seis meses sin preservantes por ser 100% natural y mantiene su sabor. El emprendedor sugiere probarlo en fritadas, pero también en otras comidas.

    Raúl Quintero, técnico de la Prefectura de Esmeraldas, explica que una vez conocido el producto, vieron que tenía un potencial para ponerlo en el mercado y empezaron con la asistencia técnica y obtener la notificación sanitaria.

    Además de este requisito se han realizado los análisis de laboratorio y el producto ya cuenta con un certificado de un laboratorio acreditado por el sistema de acreditación ecuatoriana. Esto es una garantía para los consumidores, según el emprendedor.

    En los últimos seis meses la microempresa desarrolló un trabajo para mejorar la imagen del producto. Esto implicó la elaboración del etiquetado, tomando en cuenta tres encuestas hechas para establecer la aceptación y posibles clientes.

    Uno de los principales argumentos, a la hora de la promoción, es que se trata de un producto hecho artesanalmente.

    Según Quintero, el ají cuenta con trazabilidad, lo que permite saber de dónde viene la materia prima, cómo se produce, dónde se hace y cómo se comercializa.

    Tras contar con la notificación sanitaria se ha trabajado en los costos de producción que permita competir con otras marcar de ají que está en el mercado nacional.

    La Prefectura de Esmeraldas, a través de la Dirección de Fomento Productivo, gestiona para que Ají Leverone, participe en ruedas de negocios dentro de la ciudad y fuera de ella.

    Además el emprendedor trabaja para buscar nuevos canales de venta. Por ahora dos cadenas de supermercados nacionales están interesadas en la compra del producto. Con esta propuesta se aspira a vender 200 unidades mensuales. Esto permitirá que la iniciativa familiar alcance el punto de equilibrio y generar utilidades posteriormente.

    Las proyecciones de los emprendedores del ají es lograr que el producto vaya ganando mercado en el país para posicionar la marca que está siendo conocida en el resto de cantones.

    La exdirectora de Pymes de la Pucese en Esmeraldas, Roxana Benítez, cree que, con la ayuda de estudiantes de las carreras de pequeñas y medianas empresas, se puede ayudar a los emprendedores de Esmeraldas como Ají Leverone.

    En Esmeraldas, desde hace cinco años, los emprendimientos han tomado mayor fuerza con el apoyo del Ministerio de Industrias y la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas.

    Desde ese espacio se han dado impulso a la chocolatería, la apicultura y la pesca, así como las artesanías que busca mercados internacionales, como la venta de muñecas negras y las marimbas para adornos en países como España e Italia.

    Otro dato: hasta el momento en la provincia alrededor de 25 emprendimientos han obtenido este año sus notificaciones sanitarias para ingresar al mercados y vender sus productos.

    Leonardo Leverone es el emprendedor que convirtió la receta de sus abuelos y padres en un pequeño negocio, en Esmeraldas.
    Leonardo Leverone es el emprendedor que convirtió la receta de sus abuelos y padres en un pequeño negocio, en Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
  • Estudiantes apoyan un plan en favor del manglar

    Marcel Bonilla

    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    Cuarenta estudiantes de la carrera de Gestión ambiental de la Universidad Católica de Esmeraldas (Pucese) trabajan en el proyecto sustentable del manglar. Ellos cuentan con el apoyo de alrededor de 200 personas de cinco organizaciones del cantón Muisne.

    Asopesmar, Asopesanjocha, Asopesbunche, Asociación de producción pesquera Río Sálima y Asosertuvista (Asociación de Servicios Turísticos Bellavista), son parte del proceso desde hace dos años, a raíz del terremoto de abril del 2016 que afectó principalmente a Esmeraldas y Manabí.

    El proyecto tiene dos componentes: uno relacionado con el cuidado del manglar, y el segundo implica la ejecución de un estudio sobre variables pesquera en el cantón Muisne.

    El objetivo del trabajo es fortalecer las capacidades de las comunidades dedicadas a la extracción de la concha y pesca artesanal. Los estudiantes y sus colaboradores han aprendido a llenar los informes semestrales del trabajo que realizan sobre el cuidado del manglar.

    Los alumnos del séptimo ciclo de Gestión ambiental, con la ayuda de sus profesores, apoyan con asistencia técnica en comunidades que tienen áreas de manglar bajo su cuidado.
    El trabajo lo realizan los fines de semana dependiendo del cronograma de actividades que tenga cada una de las asociaciones de concheras, cuyos integrantes recibieron capacitación sobre la adecuada comercialización del producto.

    Los estudiantes también han participado del procesamiento de muestras, como parte de un estudio sobre recursos pesqueros, que se realiza con dos asociaciones de pescadores de la parroquia San José de Chamanga y Pedro Carbo.

    Sergio Ferney, uno de los alumnos que ha colaborado en este proceso de obtención de muestras de peces y conchas, dice que el aporte de sus compañeros de aula ha servido para identificar los problemas en las citadas comunidades y proponer alternativas.

    Este proyecto se articula con representantes de la cooperación alemana GIZ, que financia su ejecución con USD 43 000. El organismo también facilita a tres de sus técnicos para que trabajen con los 40 estudiantes y cinco docentes de la Pucese.

    Verónica Vernaza, catedrática de la universidad, explica que las concheras han realizado cursos de manejo de sistemas GPS, redacción de informes con una guía redactada por la Universidad, para que puedan denunciar en caso de tala de manglar.

    Las mujeres no solo extraen la concha, sino que la preparan y han sido ganadoras en tres ocasiones en concursos gastronómicos fuera de la provincia de Esmeraldas.
    Con ellas se hicieron croquetas y hamburguesas de pescado. En Asopesmar, de Pedro Carbo, cuentan con productos del mar empacados al vacío con su marca Red-Mangle-Muisne, y han empezado a comercializar a través de su centro de acopio.

    Sus 38 integrantes aprendieron a vender sus productos del mar y manglar, con la ayuda de la Universidad Católica de Esmeraldas, explica, Ramón Zambrano, represente legal de Asopesmar.

    Eduardo Rebolledo, catedrático de la Pucese se encargó del componente pesca con dos asociaciones de pescadores de Chamanga y Pedro Carbo, con los que se estimó las estadísticas y la oferta natural de recursos que tiene el sur de Muisne.

    Mientras un equipo de la universidad trabajaba en la obtención de las estadísticas, otro equipo de la GIZ buscaba en Quito el mercado para colocar la producción y evitar a los comerciantes intermediarios, que se llevan en ganancia el 75% del producto.

    Por eso se hizo un diagnóstico de registro pesquero que duró tres meses el año anterior, con el apoyo de los pescadores que debían llenar fichas sobre especies y tamaño del producto.

    El resultado determinó que en el sur se pescan 92 recursos distintos dentro del estuario Cojimíes. El recurso objetivo es el camarón y se pescaba más camarón hacia Chamanga que a Pedro Carbo, con el uso de mallas electrónicas Estas mallas fueron sometidas a un estudio con la finalidad de establecer cuál era la más adecuada para la captura de peces y camarón, con un menor impacto ambiental para las especies marinas.

    Estudiantes de la universidad y miembros de asociaciones trabajan en la zona del manglar levantando información
    Estudiantes de la universidad y miembros de asociaciones trabajan en la zona del manglar levantando información. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Los mariscos empacados al vacío son la oferta de este negocio

    Marcel Bonilla

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    Treinta productos derivados del mar son la carta de presentación de la empresa Jefe Mar, dedicada al empacado y producción de productos congelados desde hace ocho años en Esmeraldas.

    La empresa nació con el propósito de vender pescado y mariscos, dándole valor agregado, para que las personas no tengan dificultad al preparar camarón, langostinos, filetes de pescado, carne de cangrejo, jaibas y conchas. El negocio empezó entregando de puerta en puerta a los amigos y clientes.

    El capital inicial fue USD 800 para emprender. Con el tiempo se destinaron unos USD 15 000 para la compra de más producto, congeladores, cortadora, empacadora y vitrinas frigoríficas.

    Actualmente, la venta de mariscos alcanza un promedio de 10 000 libras al mes, y se entrega empacado al vacío a los hoteles y restaurantes de Esmeraldas, Atacames, Ibarra y Quito. “Esta es una buena iniciativa porque ofrecen un producto bien tratado”, asegura Nelson Araujo, comerciante de marisco.

    Ariosto Franco y Gabriela Zambrano, propietarios de la pescadería, provienen de familias de pescadores. La empresa cuenta con el empaquetado, marca registrada y código de barra. Además el cuidado de la cadena de frío.

    Este emprendimiento tuvo el asesoramiento del Ministerio de Industrias, que por medio de ruedas de negocios le ha permitido promocionar los productos y posesionarse en el mercado local.

    Ariosto Franco, técnico en pesca y propietario de la empresa Jefe Mar, explica que ahora incursionan en el camarón congelado individual. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Ariosto Franco, técnico en pesca y propietario de la empresa Jefe Mar, explica que ahora incursionan en el camarón congelado individual. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Una idea innovadora para procesar los desechos orgánicos

    Marcel Bonilla

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    Tres estudiantes de igual número de carreras de la Universidad Católica de Esmeraldas se juntaron para proponer un proyecto innovador denominado Sistema de biodigestión anaeróbica.

    Esta idea de innovación consiste en procesar 10 metros cúbicos de desechos orgánicos por día. El procesamiento produce energía para siete horas de cocción de alimentos de forma ininterrumpida y produce biofertilizante.

    La propuesta de los estudiantes Andrés Cuero y Janier Rojas (Diseño Gráfico), Jorge Luis Guerra (Gestión Ambiental) y Erick Paul Sosa (Lingüística), fue la ganadora en el encuentro internacional denominado Hult Prize at Pucese, realizado en Esmeraldas.

    Hult Prize es una plataforma global de innovación y emprendimiento estudiantil. Cada año más de 1 000 universidades, de unos 100 países, cuentan con alrededor de 50 000 aplicantes anuales, que proponen ideas de impacto global. Entre ellos se cuentan universitarios ecuatorianos.

    Este año, 14 de los seleccionados fueron personas que fundaron sus compañías como parte de la Incubadora Global de Hult Prize.Los estudiantes de la Universidad Católica, sede Esmeraldas, como parte del premio al primer lugar obtenido en Esmeraldas, recibieron una mención para participar en la regional de San Francisco en Estados Unidos, en marzo de este año, con otras universidades el mundo.

    Andrés Cuero, estudiante de Diseño Gráfico de la Universidad Católica, cuenta que la exposición del proyecto duró 10 minutos y se hizo en inglés, con oportunidades para la retroalimentación.

    “Hemos visualizado este proyecto como una forma de emprender con innovación desde las aulas universitarias y de generar nuevos empleos para la provincia y el país”, señala Cuero.
    Roxana Benítez, de la Unidad de Emprendimiento de la Universidad Católica de Esmeraldas, explica que el programa Hult Prize premió solo a dos universidades del país: la Espoch y Pucese, por ser las dos mejores propuestas.

    Estas intervenciones permite que los participantes aprendan técnicas de innovación, creatividad, trabajo en equipo, presentaciones de negocios, hablar en público, liderazgo, empatía y comunicación intercultural.

    “Hemos realizado ejercicios para resolución de conflictos, desarrollo e innovación de modelos de negocio, entre otras habilidades blandas para empleadores que buscan talento milenial de alto nivel”, señala la vocera de la Universidad Católica de Esmeraldas, Aitor Urbina.

    Hult Prize fue fundada en el año 2009 por el emprendedor social Ahmad Ashkar. Ha sido nombrada por el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, como “una de las 5 ideas top” para cambiar el mundo.

    La organización se apalanca de los aprendizajes y experiencias construidas por Hult Prize, en los últimos ocho años, para replicar el modelo en Ecuador, usando estudiantes locales a través de 40 campus de 36 universidades.

    Entre esas universidades se encuentra la Pucese. El reto a resolver este año fue el “Aprovechamiento del poder de la energía para cambiar la vida de 10 millones de personas”.

    Los estudiantes que idearon el sistema de biodigestión anaeróbica posan en la ceremonia de premiación que organizó HultPrize. Foto: Cortesía Pucese
    Los estudiantes que idearon el sistema de biodigestión anaeróbica
    posan en la ceremonia de premiación que organizó HultPrize. Foto: Cortesía Pucese
  • Naturaleza y cultura al alcance del viajero

    Marcel Bonilla

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    Los paisajes que se observan en la denominada ‘Ruta etnocultural de Esmeraldas’ permiten conocer el territorio esmeraldeño, en el que se asientan pueblos y nacionalidades indígenas.
    En la zona selvática de los cantones San Lorenzo, Eloy Alfaro, Muisne y Quinindé están las etnias Chachi, Épera, Awá y las poblaciones negras. Por todas esas poblaciones cruza la ruta.

    La Unidad de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas creó -hace cinco años-un recorrido para mostrar a los turistas la ubicación de los museos culturales como el de Playa África y La Tolita Pampa de Oro.

    Un mapa muestra los lugares donde están las manifestaciones culturales de los pueblos afro e indígena, observación de fauna, pesca, artesanías, costumbres, centros culturales, senderismo y vías principales de acceso.

    Sonia Quiñónez, técnica de turismo del GAD, explica que la ruta empieza en el cantón Muisne, en el sur de la provincia, en la población Chachi de San Salvador, que cuida 800 hectárea de bosque.

    Mientras se avanza por la zona muisneña de río Sucio se observan diferentes plantaciones de plátano en las fincas indígenas. También se miran las casas de madera y caña guadúa, con fogones en las azoteas o en su parte baja, convertidas en atractivos.

    Por el lado del cantón Rioverde, en el norte de la provincia, la ruta se vuelve más intensa. Se recorre en canoa por el caudaloso río Verde hasta llegar a la comunidad Chachi de Guayacana y, posteriormente, a Medianía.

    En esas poblaciones se practica el senderismo y la observación de animales. Los chachis tienen unas 1000 hectáreas de bosque primario, que están bajo su control; ellos se encargan de cuidarlo.

    Luis Añapa, comunero de Guayacana, dice que la zona es propicia para la caminata y para disfrutar de las cascadas de la zona.

    Los chachis tienen como idioma el Cha’palaa, donde Chachi significa “gente verdadera o nuestra gente”, y están en mayor cantidad en el cantón Eloy Alfaro.

    El verdor de la zona selvática se observa desde las partes altas como Santa María de los Cayapas, atravesada por el río Cayapas, ubicado en el norte de Esmeraldas, en el cantón Eloy Alfaro.

    En Santa María, por su parte, los mayores enseñan a los niños el manejo de las canoas y su labranza en madera, como la caoba, que llegan a medir un metro de ancho y hasta 10 metros de largo.“Esto es parte de lo que mostramos a los que nos visitan en nuestras comunidades”, señala Ángel Pichota, habitante de Santa María.

    En esta zona la agricultura es la principal actividad, por eso se dedican a cultivar yuca, maíz, arroz, fréjol, camote y maní, que comparten con los visitantes.

    Los turistas pueden degustar de la tradición gastronómica del pueblo Chachi. Se puede tomar la bebida clásica, el champús, preparado con arroz y maíz, pero también se prueba el guarapo, hecho a base de caña de azúcar.

    Los indígenas conservan el uso de ‘pandado’, que consiste en envolver en hojas de bijao camarón de río o pescado. Estos se colocan sobre leñas.

    Más detalles

    Comunidad. En la ruta también están los Éperas, que habitan en Borbón, Las Palmas, Bella Aurora y Santa Rosa. Ellos conservan su dialecto el ‘sia pedee’ como lengua local. Son hábiles pescadores, cazadores y artesanos.

    Naturaleza. El paisaje de Playa de Oro resalta por las grandes piedras y los sitios estrechos en algunos tramos del río Santiago, cubierto en la ribera por la vegetación. En ese sitio se construyeron cabañas turísticas con capacidad para 30 personas.

    Los turistas recorren los ríos de la provincia verde en canoas que son fabricadas por los comuneras de la zona. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los turistas recorren los ríos de la provincia verde en canoas que son fabricadas por los comuneras de la zona. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Él rescata el uso de las plantas medicinales

    Marcel Bonilla

    Contenido intercultural

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    Con una inversión de USD 10 000, se promueve en Esmeraldas el cultivo de plantas maderables, acuáticas, ornamentales y, especialmente, las que utiliza la población afro para curar el espanto, el mal de ojo y malaire.

    De acuerdo a los antiguos, estos males solo se curan usando plantas como el chivo, cuando son salpicadas en el cuerpo de las personas. Estas dolencias del alma, que causan síntomas físicos, se conoce popularmente que son “ocasionados por los difuntos”. 

    Promover la medicina ancestral es parte del propósito del emprendimiento de Jacob Saavedra, quien forma parte del Centro Agrícola Cantonal de Esmeraldas.

    El vivero, en el que existen 10 000 plantas, se llama Jireth y está ubicado en el kilómetro 1 de la vía Atacames, el sur de la ciudad de Esmeraldas. Este se ha convertido en una parada obligada para los turistas, que se detienen a conocer las variedades de plantas que cuestan desde USD 1 hasta 100.

    En ese emprendimiento, que funciona ya dos años, trabajan 10 técnicos. Ellos están encargados de sembrar y dar mantenimiento al vivero de una hectárea, que limita con un brazo del río Teaone.

    Los amantes de la naturaleza encuentran en el sitio plantas ornamentales y medicinales como ruda, toronjil, sábila, hierba buena, dulcamara, menta, paico, llantén, espíritu santo, discansel, chivo, entre otras.

    Obdulia Nazareno, de 70 años, conserva la tradición de preparar los purgantes usando plantas como el paico y espíritu santo. Con esos productos desparasitó a sus hijos y ahora a sus nietos.

    En la población de Maldonado, en el norte de la provincia de Esmeraldas, las familias como la de Nazareno siembran plantas medicinales en las llamadas canoeras, que son unos viveros caseros.

    Estos se ubican en las azoteas de las casas o al costado, a una altura de metro y medio para que las plantas no sean destruidas por las aves de corral u otros animales. Cuando uno de los miembros de la familia presenta alguna dolencia, se cortan las plantas del sitio para elaborar una ‘cura’.

    A través del emprendimiento se busca mejorar el medio ambiente. El vivero genera oxígeno y rescata las tradiciones esmeraldeñas.

    Al trabajo en el sitio se han sumado las unidades educativas del sector sur de la ciudad, que tienen clases de etnoeducación. El uso de la medicina tradicional es parte de las clases que se imparten.

    María Luisa Hurtado, líder de proceso etnoeducativo, explica que los estudiantes realizan visitas al vivero como parte del conocimiento ancestral, por la variedades de plantas y el uso que históricamente se les ha dado para aliviar dolores.

    Como parte del desarrollo de Jireth se preparan ferias botánicas, en las que participan ciudadanos, y colegios con etnoeducación.

    Kelly Vásquez y Jordy Tenorio son dos de los técnicos que trabajan en el vivero. Ambos señalan que los turistas siempre buscan información de las plantas medicinales.

    “El vivero no solo ha sido un emprendimiento para vender plantas, sino para que haya mayor conciencia del uso que se les puede dar, como lo hicieron nuestros ancestros”, señala orgulloso Tenorio.

    Para el nuevo año lectivo se estima que al menos unos 5 000 estudiantes visite Jireth con la guía de técnicos y maestros.

    Algunas de las plantas que se comercializan en el sitio también se usan para la preparación de diferentes comidas e infusiones.

    Detalles

    Guía.  La visita al vivero forestal dura una hora y tres técnicos se encargan de acompañar a los ciudadanos durante el recorrido. En ese tiempo se conoce sobre la importancia de las plantas medicinales.

    Interculturalidad.  La población afroesmeraldeña que conserva la tradición de curar con plantas, acude al vivero Jireth, para adquirirlas.

    Procesos.  La propuesta de emprendimiento abarca la entrega de información a través de trípticos que se entregan a turistas y estudiantes.

    El vivero, en el que existen 10 000 plantas, se llama Jireth y está ubicado en el kilómetro 1 de la vía Atacames, al sur de la ciudad de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    El vivero, en el que existen 10 000 plantas, se llama Jireth y está ubicado en el kilómetro 1 de la vía Atacames, al sur de la ciudad de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La sazón esmeraldeña tiene un nuevo espacio en la capital

    Patricia González

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    El mayor socio de Esmeraldas es Quito. Lo dice Rafael Erazo, oriundo de la provincia costeña.

    Para Erazo, los quiteños ayudan a dinamizar la economía de esa localidad porque les gusta la playa, la cultura y, especialmente, la comida esmeraldeña.

    Fue así que su familia se ideó la forma de llevar un “pedacito” de Esmeraldas al “corazón” de Quito, y el 26 de octubre pasado inauguraron El Esmeraldeño, un restaurante de comida típica de la provincia, localizado en las calles Luis Cordero y Juan León Mera, en el centro norte de Quito.

    En la adecuación del local se invirtieron unos USD 200 000. El plato estrella del lugar es el Cangremix, que incluye un encocado de cangrejo, ceviche de camarón, patacones, arroz y de bebida una pipa (agua de coco).

    Omar Dimitraki probó este plato el fin de semana pasado. Dice que quedó encantado: “El plato más rico que he probado hasta ahora. Llevaré a mi esposa la próxima semana para que lo pruebe”. También destaca la calidez del lugar y los precios de sus platos. Por el Cangremix pagó alrededor de USD 13.

    Dimitraki no es quiteño. Es de Guayaquil, pero la semana pasada se encontraba en la capital y le atrajo el lugar, además de las ganas de comer mariscos.

    En el local se exhiben los cangrejos azules vivos, por lo que los clientes pueden escoger, incluso, el que desean comer.

    Otro plato de El Esmeraldeño es el encocado en sus distintas variedades: de pescado, camarón, pata ‘e burro (caracol grande), concha, langosta, langostino o mixto. También, ofrecen ceviches de camarón, concha, pescado…

    Juan Fernando Almeida define su experiencia en el restaurante como “espectacular”. El plato que más le ha gustado es el encocado de camarón. “El sabor me hacía sentir en la playa de Esmeraldas”.

    Almeida ha visitado el lugar en unas cuatro ocasiones, junto a familia y amigos. También ha probado otros platos como el Encocado mixto, el Cangremix y el Ceviche.

    “Los precios son racionales. La gente es atenta y amable y sirven lo más pronto posible. Por supuesto que volvería a este lugar”.

    Los insumos para los platos costeños se traen directamente desde Esmeraldas. De esa tarea se encarga Rafael Erazo.

    La atención es de martes a domingo, a partir de las 11:00. Los días de mayores ventas son viernes, sábados y domingos. Los precios de los platos van desde USD 9 hasta USD 13.
    “Aún nos estamos posicionando, pero en ocasiones las expectativas de asistencia se han rebasado”, comenta Erazo. Al mes están facturando USD 14 000.

    Alex Erazo, hijo de Rafael, está a cargo del restaurante en Quito. Al mismo tiempo continúa ejerciendo su profesión de ingeniero en sistemas, en una empresa de software bancario. “Es algo nuevo para mí, un aprendizaje diario”, dice el joven de 28 años. En el local trabajan unas 10 personas.

    Alex está contento de la buena acogida que ha tenido el lugar en sus primeros meses. “Queremos transmitir nuestra cultura. Somos gente alegre”.

    La cultura esmeraldeña no solo la transmiten con la sazón de sus platos. Una vez por semana, El Esmeraldeño presenta un show musical en el que la marimba es protagonista, acompañada de otros instrumentos como el cununo, el guasá y el bombo.

    Los músicos invitados entonan y bailan al ritmo de populares canciones afroesmeraldeñas como “Caderona”, “Andarele” y “Fabriciano”.

    En el local de comida trabajan 10 personas. Para su adecuación se requirió una inversión de USD 200 000. Foto : Alfredo Lagla / LÍDERES
    En el local de comida trabajan 10 personas. Para su adecuación se requirió una inversión de USD 200 000. Foto : Alfredo Lagla / LÍDERES