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  • La pitahaya ecuatoriana tiene una oportunidad en EE.UU.

    Redacción Líderes

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    La pitahaya ecuatoriana podrá ingresar desde el próximo 20 de julio a Estados Unidos. Así lo informó el Ministerio de Comercio Exterior, luego de que el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de EE.UU. modificara ciertas regulaciones que facilitarán la importación de eata fruta

    En Ecuador, la Asociación de Exportadores de Fruta Fresca del Ecuador (AFFEC) firmó un plan de trabajo con la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad). El objetivo del plan es que los productores hortofrutícolas no tradicionales propongan una diversidad productiva de calidad, que cuente con el aval del ente de control ecuatoriano.

    Según un comunicado del Ministerio de Comercio Exterior, la pitahaya deberá contar con el certificado fitosanitario emitido por Agrocalidad, que avala los procesos de exportación, según los requisitos del Código de Reglamentos Federales de EE.UU.

    El organismo comercial estadounidense precisa que el fruto nacional se someterá a inspecciones antes de la cosecha para asegurar que solo la fruta proveniente de sitios de producción aprobados pueda ingresar a EE.UU. Además, las empacadoras de pitahaya deberán implementar procedimientos para evitar el movimiento de plagas.

    La pitahaya es uno de los productos más adquiridos en EE.UU., ya sea por su consumo directo o por su utilización en procesados como la pulpa congelada para la elaboración de helados, yogurt, conservas, mermeladas, así como una variedad de caramelos y confites.

    Durante el 2016, Ecuador exportó USD 6,9 millones de la fruta, mientras que en el período comprendido entre enero y abril de este año se exportaron USD 4.2 millones. Los principales destinos de la pitahaya ecuatoriana son Hong Kong, Canadá, Singapur, Países Bajos, Indonesia, Francia, entre otros.

    La pitahaya deberá contar con el certificado fitosanitario emitido por Agrocalidad. Foto: / LÌDERES
    La pitahaya deberá contar con el certificado fitosanitario emitido por Agrocalidad. Foto: / LÌDERES
  • Superalimentos de exportación

    Modesto Moreta

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    Los superalimentos son la oferta con la que una empresa ecuatoriana se abre mercado en el extranjero. Se trata de Kunachía, la firma ecuatoriana que sentó raíces en el 2014 con la producción y comercialización de chía para el abastecimiento del mercado local con una producción de 100 toneladas anuales.

    La calidad de su producto le permitió en el 2015 ingresar a Colombia y posteriormente a Panamá. Es más, puso en el mercado otro producto estrella: la quinua blanca. Eso ayudó a que sus productos se promocionen y comercialicen en más de 400 locales y cadenas de supermercados a escala nacional.

    Además, se exportó a Colombia, Panamá, EE.UU. y Canadá. En el 2015, las ventas alcanzaron USD 2,5 millones. Pero el año pasado, la difícil situación económica del país hizo que la demanda de sus productos bajara y las ventas se situaron en USD 1,5 millones.

    A pesar de eso los ejecutivos de la firma decidieron abrir el abanico presentando nuevos productos denominados superalimentos o ‘superfoods’. Carlos Gutiérrez, gerente de Kunachía, cuenta que se denominan así porque ayudan en la nutrición de las personas.

    Cita por ejemplo a la chía que es un alimento que contiene Omega 3 y 6 que contribuye a controlar el colesterol y evitar problemas cardiacos. La fibra ayuda a la digestión. Esas propiedades permitieron innovar y presentar en el mercado nuevos productos con probióticos que aportan a la recuperación de la flora intestinal y evita enfermedades.

    “Se hicieron estudios con los que se determinó que el alimento protege la flora intestinal. El 80% de la salud de la persona se basa en su flora intestinal”, menciona Gutiérrez.

    También, en la lista se incluyó a la quinua con vegetales y una mezcla de brócoli, alfalfa, hierba de cebada, spirulina, jengibre, espinaca orgánica y probióticos. El polvo se lo puede disolver en jugos o batidos. “La idea es que los niños y la gente que no tiene una ingesta correcta de vegetales puedan incluirlos en sus bebidas”.

    Estos ‘superalimentos’ fueron presentados en Estados Unidos el año pasado. En los próximos días se promocionará a escala nacional. Otro de los ítems de la empresa es la elaboración de harina de quinua y de plátano 100% orgánicas, sin el uso de químicos ni fertilizantes.

    Los ejecutivos de la empresa Kunachía tienen previsto que desde julio de este año se amplíe la oferta de comercialización de sus productos con las características de superalimentos. Estos se venderán en 2 000 supermercados de la cadena más grande de los Estados Unidos: Wal-Mart Stores, Inc. Se proyecta vender 400 toneladas anuales con los dos productos industrializados.

    Los alimentos que estarán en las perchas son Organic Quinoa Flour (Harina de Quinoa Orgánica) y Organic Green Banana Flour (Harina de Banano Orgánico), ambos con materia prima netamente ecuatoriana.

    Kunachía en el 2016 invirtió USD 400 000 en la instalación de una planta procesadora. Esta se encuentra ubicada en el Parque Industrial Ambato, en Tungurahua. Su localización es parte de la estrategia de expansión y comercialización de sus productos.

    Gutiérrez dice que la innovación hacia la tendencia del consumidor por los superalimentos representa para Kunachía la oportunidad de fomentar la producción nacional y el valor agregado en la trazabilidad del producto para su comercialización a nivel internacional.

    Alrededor de 500 productores ecuatorianos de quinua y banano intervienen en este proceso a través de la generación de empleo directo. Asimismo, 12 personas trabajan en la planta de producción y con alianzas estratégicas cuenta con 30 trabajadores más en el cantón de Naranjal, en Guayas. Allí se produce el banano orgánico para la elaboración de la harina.

    En agosto de este año saldrá al mercado el primer superalimento o snack saludable elaborado con quinua, chía y probióticos. Los sabores serán de queso, picante, tomate y albahaca. Se comercializará en el Ecuador y EE.UU.

    Santiago Stacey, fundador de Kunachía, destaca los avances tecnológicos y el ‘know-how’ que Livekuna posee en la actualidad. “Llevamos adelante un reto que será de gran trascendencia para el sector de los superalimentos con productos orgánicos”, dice este empresario ecuatoriano al hablar del futuro de la firma.

    Carlos Gutiérrez (centro), gerente de la Corporación Kunachía, junto con sus colaboradores en la planta procesadora localizada en el Parque Industrial Ambato. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
    Carlos Gutiérrez (centro), gerente de la Corporación Kunachía, junto con sus colaboradores en la planta procesadora localizada en el Parque Industrial Ambato. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
  • 30 Mipymes se sumaron al tejido exportador en el 2016

    Redacción Quito

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    Pez cobia que se exporta EE.UU., cuadernos que se envían a México, piñas y filetes de peces espada congelados a España, stevia que va a China, quinua a los Países Bajos, vestidos al Reino Unido y hortalizas a Japón. A estos bienes se suman envíos de azúcar a Colombia y de dentífricos a Bolivia.

    Estos y otros productos conformaron el año pasado la nueva oferta exportable ecuatoriana. En total fueron 183 nuevos productos que llegaron a mercados extranjeros en el 2016, según datos de la agencia estatal Pro Ecuador, entidad adscrita al Ministerio de Comercio Exterior.

    A esto hay que sumar que 30 micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) exportaron por primera vez el año pasado. Todo esto muestra que la actividad exportadora cuenta con nuevos actores, especialmente pequeñas y medianas empresas, según empresarios y autoridades.

    Una de las empresas ecuatorianas que exportó por primera vez el año pasado fue Intiorganics, que elabora productos semielaborados de cacao. La primera exportación la realizó en abril del año pasado a Estados Unidos. Actualmente también está exportando a Italia y Holanda.

    Intiorganics procesó el año pasado 94,5 toneladas entre cacao y semielaborados. El 90% se destinó a exportación, explica Diego Paredes, gerente de Producción.

    Él también cuenta que la empresa apunta hacia Canadá, Alemania y Japón. “Hay interés de parte de esos mercados y estamos trabajando para llegar allá”.

    Para Silvana Vallejo, directora de Pro Ecuador, la meta del Gobierno es tener un nuevo Ecuador exportador, diversificando la estructura productiva e insertando más bienes locales en los mercados extranjeros.

    La funcionaria indica que hasta hace 10 o 15 años aparecían no más de tres o cuatros productos nuevos por año. Pero ahora la cifra viene creciendo cada año, en los registros de Pro Ecuador. “Estas nuevas exportaciones corresponden especialmente a las Mipymes”, dice Vallejo.

    La vocera de Pro Ecuador admite que al tener el dólar como moneda y no poder devaluar las empresas tienen altos costos productivos . “Sin embargo, un punto a favor del dólar es que es más fácil hacer negocios con Ecuador. Podemos concretar un precio y no se va a cambiar. Eso permite planificar en el corto y mediano plazos”.

    Según Pro Ecuador existen cerca de 8 000 productos o partidas que exporta el país. De esa cifra unos 5 000 bienes se envían al extranjero de manera constante. Bajo este contexto, dice Vallejo, la clave es que las Mipymes innoven. “Solo así Ecuador ha logrado colocar, por citar dos ejemplos, papel, muebles y colchones en Bolivia, o uvillas deshidratadas en Alemania”.

    Daniel Legarda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores, considera que las empresas que quieren internacionalizarse deben cumplir requisitos: el primero es tener un producto de calidad. Luego deben conocer qué demanda el consumidor en el extranjero. “Esto parece algo básico, pero muchas veces el desconocer lo que quiere el mercado termina siendo un impedimento”.

    Para consolidar los envíos Legarda menciona otras condiciones como establecer relaciones de largo plazo y generar confianza en el importador que compra el producto (ver página 13).
    La empresa Tecopesca es parte del mundo exportador desde hace 17 años. Su presidente ejecutivo, Ricardo Herrera, recomienda conocer con claridad los requisitos y normas que establecen los distintos mercados. “Con esto el trabajo para exportar es menos complicado”, asegura este empresario que envía a EE.UU. y Europa.

    En lo que todos los consultados coinciden es en no quedar mal con los importadores. De lo contrario los negocios no prosperan y las puertas de los mercados internacionales se cierran. “Lo mas difícil es ingresar a un país y lo más costoso es perder un cliente”, resume la directora de Pro Ecuador.

    Calidad, ferias y contactos son tres claves

    Durante el 2016, Ecuador sumó nuevos productos a su canasta exportable. Entre la oferta se encontraron alimentos, textiles, muebles y otros ítems.

    Algunas de las empresas nacionales que ahora tienen presencia en el exterior son jóvenes en el mundo de los negocios. Contactos en el extranjero, participación en ferias y el apoyo de organismos públicos y privados son parte de las estrategias que les han permitido salir al mundo.

    Wipala Healthy Snacks es una productora de snacks hechos a base de granos andinos, frutas tropicales, ingredientes amazónicos y vegetales. Está en el mercado desde hace cuatro años y su primera exportación fue en octubre del año pasado,hacia EE.UU., con 400 000 barras de 45 gramos.

    “El proyecto nació como una empresa que pueda mostrar Ecuador ante el mundo. Pero, sabíamos que no era fácil”, comenta Jaime Santillán, cofundador y CEO de la empresa ecuatoriana.

    Concretar la primera exportación les tomó un año. El proceso para el envío incluyó cotizaciones y envió de muestras al cliente, desarrollo de campañas de promoción, permisos, entre otros pasos.

    Santillán señala que lo que suele demorar más es la negociación con el cliente. En el caso de trámites y permisos necesarios, asegura que el proceso es más sencillo que para distribuir localmente.

    La semana pasada, Wipala realizó su primera exportación del año, con el envío de 100 000 barras al mercado estadounidense, para ser distribuidos en Texas, California, Nueva York y Florida. En los próximos meses prevén exportar hacia Chile y México, y para 2018 hacia la Unión Europea.

    El apoyo de Pro Ecuador ha sido clave para algunas empresas. Es el caso de Mikhuna, empresa que desde enero de este año comercializa en el exterior productos orgánicos a base de quinua y amaranto en grano.

    Actualmente, sus productos se exportan hacia Reino Unido, Estados Unidos y Rusia. La empresa está en negociaciones para distribuir sus productos en la India.

    La agencia estatal Pro Ecuador les ha brindado apoyo para participar en ferias desarrolladas en Inglaterra, EE.UU. y Alemania. Para Estefanía Morales, propietaria de Mikhuna, estar presente en estas ferias ha sido muy importante para darse a conocer en el mercado internacional.

    El haber vivido dos años en Escocia también le facilitó a Morales hacer contactos en el Reino Unido, primer lugar al que exportó su empresa. También, gracias a esa experiencia se dio cuenta de que eran pocos los productos ecuatorianos que se vendían en el exterior.

    “Ecuador tiene que exportar. Es la única forma de darnos a conocer en el mundo. Tenemos muy buenos productos”, subraya la propietaria de Mikhuna.

    Hasta la fecha esta pequeña empresa ha realizado cuatro exportaciones que han representado una facturación USD 30 000.

    Comercializar sus productos en el mercado local también es un objetivo de esta empresa, que próximamente sacará una línea de cremas y sopas instantáneas a base de quinua que esperan ubicar en las perchas de supermercados en todo el país.

    Intiorganics, con presencia en el mercado desde agosto de 2015, realizó su primera exportación en abril de 2016, con destino a EE.UU. Esta empresa produce y comercializa cacao raw (crudo) y semielaborados de cacao: nibs, pasta, manteca y polvo.

    Diego Paredes, gerente de Operaciones, considera que en el extranjero se aprecia mejor el cacao fino de aroma. Subraya que esto les ha facilitado la exportación de sus productos, que también tienen presencia en el mercado italiano y holandés.

    La participación en ferias también ha sido una estrategia de promoción importante, tanto en el mercado local como en el internacional. Para este año la meta de Intiorganics es destinar al menos el 80% de la producción para exportación.

    La buena reputación se construye desde el inicio

    La primera exportación es un hito para toda empresa. Ese primer envío marca un punto de quiebre para todo emprendimiento. Pero también abre un nuevo desafío: exportar de manera sostenida.

    Eso lo saben empresas como Tecopesca, del sector pesquero. Esta firma exporta desde hace 17 años a mercados como Europa y EE.UU. principalmente, pero también a la región y Asia.
    Ricardo Herrera, presidente ejecutivo de Tecopesca, cuenta que existen varias claves para que la exportación se mantenga en el tiempo. “Cumplir las normativas es vital para ganar reputación. Esto genera confianza y permite consolidar mercados”.

    En los mercados europeos, añade Herrera, el consumidor es muy exigente. Por eso es importante dar a conocer la trazabilidad del producto que se envía. “Esto implica contar todo el proceso por el que pasa un bien, desde que se elabora hasta el envío”.

    El empresario también recomienda tareas casa adentro como afinar costos que permitan una operación exportadora de largo plazo, así como apoyarse en gremios exportadores.

    Otra empresa ecuatoriana que exporta es Livekuna que desde le 2015 envía al extranjero semillas de chía y otros superalimentos. Su titular, Carlos Gutiérrez, dice que el proceso para exportar implica contar con canales de venta adecuados en el extranjero; precios competitivos;calidad de primera; inversión inteligente y efectiva en publicidad; así como constante innovación y perseverancia. “Importa mucho la rapidez de cómo se trabaja, se desarrolla y hace que las cosas pasen”.

    Ahora, con una inversión de USD 150 000, Livekuna planea exportar en julio próximo 200 toneladas de harina de quinua y 200 toneladas de harina de banano para abastecer la demanda en Estados Unidos para los supermercados Wal-Mart Stores.

    Para Carlos Ribadeneira, empresario de los sectores textil y metalmecánico, una de las claves es acordar desde el inicio el sistema de pagos con el importador. También, es una obligación tener certificados de origen, cumplir normas de etiquetado, tener el registro sanitario. “Para eso hay que conocer bien las reglas del país al que se exporta”, dice Ribadeneira.

    En el Ecuador existen cerca de 2 500 empresas que exportan, según los registros de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor). De esa cifra el 60% son micro, pequeñas y medianas empresas, asegura su titular, Daniel Legarda. Esto significa que alrededor de
    1 500 Mipymes ecuatorianas exportan en la actualidad.

    Para Legarda las empresas que se internacionalizan tienen varios dilemas. Uno es cumplir el compromiso de entregar los volúmenes acordados.

    Pero lo más importante que señala el vocero de los exportadores es desarrollar relaciones de largo plazo. En este camino, en ocasiones se puede sacrificar el precio, con tal de consolidar la relación. “El precio es importante, pero no lo es todo. Importa más el largo plazo”, asegura Legarda.

    El representante recuerda que la dinámica del comercio exterior hoy en día es mucho más dinámica y rápida que hace 20 o 30 años y si un proveedor queda mal con el importador, lo más probable es que sea reemplazado con otro.

    Un empleado de Intiorganics trabaja en la planta de producción de esta Mipyme ecuatoriana. La empresa exportó el año pasado productos semielaborados de cacao a tres países. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Un empleado de Intiorganics trabaja en la planta de producción de esta Mipyme ecuatoriana. La empresa exportó el año pasado productos semielaborados de cacao a tres países. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Deshidratados de exportación

    Patricia González

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    La deshidratación de frutas es uno de los procesos de conservación más antiguos. Pero, en Ecuador, un país donde hay frutas frescas durante todo el año, esta técnica era poco utilizada hasta hace un par de décadas.

    A Édgar Narváez, ingeniero agrónomo, le llegó la inquietud por conocer sobre este mecanismo a través de su tesis de grado, una investigación sobre el cultivo de la uvilla en el país y la deshidratación de esta fruta.

    Su interés por conocer cómo ocurría este proceso de conservación en el resto de las frutas y la escasa oferta en el mercado de empresas que se dedicaran a ello, a pesar de que si se importaban frutas deshidratas al país, lo motivaron a conformar una compañía que comercializara alimentos deshidratados.

    Fue así como en el año 2000 nació Agroapoyo, empresa que Narváez fundó junto a su hermana María del Carmen, ingeniera comercial.

    En un comienzo, deshidrataban uvilla, frutilla y piña. Para entonces comercializaban sus productos en tiendas pequeñas. Pero trabajar al detalle no funcionó muy bien, porque los productos deshidratados aún eran novedosos en el país y se vendían poco.

    A los pocos años los hermanos decidieron entrar al mercado industrial, vendiendo sus productos a empresas de gran tamaño como Schullo, Corporación Superior y Confiteca. Sus productos deshidratados se convirtieron en ingredientes de barras energéticas, granolas, chocolates, etc.

    “Nuestro lema es ser el ingrediente diferenciador, el que va a distinguir el consumidor final”, comenta María Isabel González, subgerenta de Agroapoyo.

    La empresa provee de uvillas, bananos, frutillas y piñas deshidratados a Cereales Andinos, como complemento de sus cereales. “Son un gran aporte porque en las frutas deshidratadas encontramos azúcares, minerales y vitaminas. Adicionalmente, está el sabor de cada una de estas frutas”, subraya Iván Tapia, gerente general de la compañía.

    Agroapoyo procesa en su planta industrial, ubicada en Puembo, más de 20 productos, entre frutas y vegetales. La materia prima la provee 100 compañías locales.

    Una vez que se recibe la materia prima, se procede al lavado, pesado y selección. La preparación varía en cada producto.

    En el caso de la manzana, el primer paso es el descorazonado. Posteriormente se procede a pelarlas y picarlas en trozos, cubos o rodajas. Se deshidratan en hornos a una temperatura promedio de 60 °C. Luego se dejan enfriar para finalmente ser empacadas.

    Agroapoyo utiliza manzanas pequeñas, que no suelen encontrarse en el mercado. “No importa tanto el aspecto, pero sí la calidad”, aclara la subgerenta.

    La producción de la planta es de 2 500 kilogramos de alimentos deshidratados por mes. El 60% de la producción se exporta a Estados Unidos, República Checa, España, Italia y Suecia.
    González explica que para poder exportar fue muy importante certificar sus productos. Hoy cuentan con la certificación HACCP, que garantiza la inocuidad alimentaria, es decir, que son alimentos aptos para su consumo.

    Los productos también están certificados con BPM (Buenas Prácticas de Manufactura) y Kosher, lo que garantiza que son aptos para personas de la religión judía. Algunos de los productos, como el mango y el banano, cuentan con certificaciones orgánicas.

    Uno de sus clientes locales es la empresa Schullo, compañía a la que provee desde hace al menos cinco años con la corteza de naranja deshidratada, como ingrediente para las granolas. “Somos muy exigentes, trabajamos con productos de muy buena calidad y ellos cumplen con ese requisito”, señala Patricio Guagalongo, responsable de compra de Schullo.

    En 2016, Agroapoyo facturó USD 740 000, lo que representó un crecimiento en relación a 2015, cuando facturó USD 630 000.

    La empresa comenzará este año con la venta directa. Para julio está prevista la inauguración de un local comercial en el Paseo San Francisco, en Cumbayá, donde lanzarán su marca al detal Yumi. La instalación del local requirió una inversión de USD 20 000.

    La tienda de la empresa contará con una línea de productos deshidratados al granel, con snacks de alimentos para niños, productos para repostería y gastronomía, así como salsas y dips a base de frutas y vegetales.

    La producción mensual de la planta es de 2 500 kilogramos de frutas y vegetales deshidratados.  El portafolio está conformado por cerca de 20 productos. Fotos: Diego Pallero /LÍDERES
    La producción mensual de la planta es de 2 500 kilogramos de frutas y vegetales deshidratados. El portafolio está conformado por cerca de 20 productos. Fotos: Diego Pallero /LÍDERES
  • El sector palmicultor va por una certificación

    Bolívar Velasco

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    Los actores de la cadena de producción del aceite rojo de palma africana se trazan nuevos retos para posicionar el excedente de este producto ecuatoriano en los mercados internacionales.

    La meta de este sector es conseguir una certificación internacional que le permita ampliar sus exportaciones, principalmente a Europa que ya anunció que a partir del 2020 solo piensa adquirir aceite certificado.

    El año pasado el país colocó el 10,76% de sus excedentes de este aceite en la Unión Europea, es decir 37 621 toneladas métricas (t), según cifras de la Fundación de Fomento de Exportaciones de Aceite de Palma (Fedapal).

    De esa forma, Europa se constituyó en el tercer mercado más importante para los palmicultores ecuatorianos.

    En primer lugar se ubicó Colombia (188 894 t) seguido de Venezuela (39 209 t).
    Para alcanzar mejores niveles de exportación, Ecuador firmó el 29 de marzo pasado un acta de compromiso que busca conseguir la Certificación Jurisdiccional de la Mesa Redonda para la Producción de Palma Sostenible, RSPO por sus siglas en inglés.
    Se trata de una normativa que tiene un alcance nacional, pero en lo posterior da lugar para obtener la que rige a escala mundial.

    Esta certificación exige a toda la cadena de actores de la palma cumplir estrictamente la normativa legal vigente en el ámbito ambiental, laboral, social, de transparencia de información…

    Los actores involucrados en buscar esta certificación jurisdiccional son los ministerios de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) y de Ambiente.

    Además, la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa), Fedepal, Conservación Internacional, World Wild Fund for Nature – WWF, grupos productores y procesadores privados y organizaciones de la sociedad civil.

    El director Ejecutivo de Fedapal, César Loaiza, participó en la suscripción de este convenio. Él señala que actualmente en el país hay una fuerte convicción para conseguir la Certificación Jurisdiccional RSPO gracias al compromiso del Gobierno Nacional, la sociedad civil y los actores de la cadena productiva.

    Los involucrados mantienen diálogos permanentes con la idea de conformar un comité nacional para, en lo posible, lograr los compromisos que se tendrán que sellar con la firma de un Acuerdo Ministerial,

    La meta es que en el 2020 el 50% de la producción nacional cuente con esta certificación.
    En el 2016, Ecuador exportó

    349 569 toneladas de aceite rojo de palma a 24 mercados extranjeros.

    Eso significó que el 61,91% de la producción se colocó a escala internacional, mientras que el 38,09% restante fue para el consumo interno, asegura Fedapal.

    Según el Magap, la búsqueda de una certificación internacional “constituye una gran motivación para continuar con la transformación de la cadena de palma aceitera, de manera productivamente eficiente, ambientalmente sostenible y socialmente incluyente”

    Carol Chehab, subsecretaria de esta Cartera, recordó que en el 2014 se puso en vigencia el plan de mejora competitiva de la palma aceitera para el desarrollo agroindustrial del sector.

    Una muestra de esto es el compromiso para la búsqueda de la certificación RSPO, agrega.

    En gremios como Ancupa, también se trabaja en el tema. Sus directivos tienen en marcha un plan de mejora competitiva de la palma para duplicar la producción de aceite de palma, triplicar las exportaciones y aumentar plazas de empleo, según las metas de esta organización.

    El cultivo de la palma genera ingresos estables a partir del tercer año de sembrada.  En las fincas con producción se trata de combatir las plagas a partir de prácticas responsables. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    El cultivo de la palma genera ingresos estables a partir del tercer año de sembrada. En las fincas con producción se trata de combatir las plagas a partir de prácticas responsables. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • El café que se disfruta en Asia y EE.UU.

    Redacción Quito

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    La historia de Café Valverde está marcada por la nostalgia, la tradición, el esfuerzo, la persistencia y las ganas de superarse. Pero también por las oportunidades que traen las nuevas tecnologías y el olfato para los negocios.

    Este emprendimiento trabaja con una de las materias primas más valoradas en la región y en mercados extranjeros: el café. Su fundadora es María Fernanda Valverde, una zarumeña que emigró a Quito en 1999.

    A la capital vino por motivos de estudio y trabajo. En la ciudad trabajó en una empresa privada, sin olvidar nunca el aroma a café recién molido de su tierra natal. Ese sentimiento la motivó a empezar un negocio de venta de café, que evolucionó hasta ser una pequeña empresa que hoy hace envíos a mercados como Taiwán, Kuwait y Estados Unidos.

    En este camino Valverde cuenta con el apoyo de su esposo, Fabián Acosta, que antes de ser parte del negocio trabajó en el sector petrolero. La primera inversión de la pareja fue por USD 150 que sirvieron para comprar unas 30 libras de café de Zaruma que lo comercializaban entre amigos y conocidos. Era el 2014.

    La idea inicial fue tener un ingreso extra. Pero los pedidos se incrementaron y los clientes empezaron a crecer. “Hacíamos pruebas y degustaciones en hogares y en empresas en las que tenía contactos”, cuenta esta mujer y madre emprendedora.

    Con la demanda en crecimiento, la pareja decidió probar suerte en ferias. Una de las primeras fue en Riobamba; allí constataron que el café fresco en grano y molido tenía una aceptable demanda. Había que dar un siguiente paso.

    Los creadores de Café Valverde contactaron a más productores de Zaruma, pero también acudieron a caficultores de Loja, del noroccidente de Pichincha, de Imbabura y de Carchi.
    Valverde y Acosta saben que un buen café es valorado y por eso están pendientes de que los productores cumplan los procesos, en los que se incluyen la cosecha, la poscosecha y la fermentación. “Cuidamos la trazabilidad para que los clientes en el extranjero conozcan cada detalle del producto que consumen”.

    Esta pequeña empresa tiene una cartera de unos 50 clientes, entre corporativos y particulares.

    Diana Pareja, supervisora de compras de Quifatex, cuenta que compran a Café Valverde desde hace dos años. “Los empleados están muy contentos con la calidad del producto. En principio lo usamos en el centro de distribución y ahora vamos a comprar para la oficina matriz”, dice Pareja. Quifatex le compra a Café Valverde alrededor de 50 paquetes al mes.

    La Huerta de la Abuela, en Cumbayá, también confía en el café de estos emprendedores. Su administradora, Cynthia Silva, dice que la relación comercial empezó hace un año y asegura que los clientes del negocio están satisfechos. “Los compradores son hombres y mujeres por igual, tienen entre 30 y 60 años y siempre buscan variedad, por eso prefieren a Café Valverde”. La Huerta de la Abuela adquiere hoy en día 12 libras de café cada tres semanas.

    Este negocio procesa dos sacos de 50 kilos por semana y para la comercialización se apoya en su página web. El 50% de las ventas se hace por ese canal (así les contactaron desde Taiwán y Kuwait) y el 50% restante se va para cafeterías, empresas y clientes fieles.

    En la actualidad, Café Valverde factura USD 3 500 al mes, pero la cifra puede crecer, en especial luego de abrir, días atrás, una oficina en EE.UU.

    María Fernanda Valverde es la fundadora y CEO de Café Valverde. El negocio tiene ubicado  su centro de operaciones  en el valle de los Chillos. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES
    María Fernanda Valverde es la fundadora y CEO de Café Valverde. El negocio tiene ubicado su centro de operaciones en el valle de los Chillos. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES
  • La exportación es clave este año

    Carolina Enriquez

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    Al sector externo es al que más apuntan los empresarios del sector textil en este año.
    Según el Banco Central del Ecuador (BCE), para el tercer trimestre del año pasado la contribución del valor agregado bruto del sector manufacturero, que incluye el textil, al Producto Interno Bruto (PIB) del país fue de 0,04%, mientras que en el mismo período del 2015 fue de -0,02%.

    Pese a esta mejoría, el sector considera que los resultados del 2016 no fueron los mejores. Las ventas, sumando internas y externas, bajaron en un 25% frente al 2015, dice Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE).

    El empresario considera que durante el primer semestre de este año el mercado interno seguirá contraído debido a que las industrias y talleres estarán expectantes ante las decisiones que tome el nuevo gobierno.

    De ahí que para él algunas empresas encontrarán la principal oportunidad en la exportación de telas, hilos y prendas. Los mercados de la región son vitales.

    Según AITE, con datos del primer semestre del 2016, el principal comprador de Ecuador es la Comunidad Andina de Naciones (CAN), seguido de países del Asia y de la Unión Europea (UE), aunque también se encuentran ciertas naciones de América Latina.

    Ante ello, este año los textileros pueden ver cómo evolucionan las ventas a Bolivia o Chile. Pero, cada firma debe analizar cuáles son sus reales oportunidades de venta.

    En Textiservi, fabrica textil ubicada en Conocoto, por ejemplo, el acuerdo comercial con el bloque europeo traerá oportunidades.

    “Todos sabemos que en Europa les agrada mucho las fibras naturales. Nosotros tenemos acá dos tesoros escondidos que deben ser debidamente explotados como lo ha hecho Perú: las fibras de la lana de oveja y alpaca. Este momento existe producción y se debe realizar un mejoramiento de la explotación de las mismas”, dice Carlos Ribadeneira, de Textiservi.

    Con las mezclas de textiles naturales y sintéticos adecuados, explica, se puede ingresar al mercado europeo. Incluso, para esto pueden aprovechar los bienes de capital que importará de la UE.

    Para la primera quincena de febrero el empresario espera dos contenedores que importó con maquinaria de Italia. “Estoy trayendo dos baños de tinturación, un vaporizador, dos hiladoras de 600 usos cada una. Adicionalmente, equipos de lavandería, secado y planchado desde España”.

    Asimismo, importará este año algunas fibras acrílicas especiales de Italia, España y Alemania.
    El acuerdo, según el Ministerio de Comercio Exterior, contempla, para beneficio de la industria textil una serie de desgravaciones de productos desde cero de manera inmediata hasta 10 años, dependiendo del tipo de productos.

    Otros sectores como el confeccionista consideran que la tecnificación es clave para en un futuro exportar sus productos.

    Milton Altamirano, presidente de la Asociación de Confeccionistas Textiles, considera que el acuerdo comercial con la UE, este año, podría permitirles obtener mayores conocimiento tecnológicos. “En dos o tres años, sin embargo, podríamos tener allí mercado. Ahora debemos tecnificarnos para contar con productos más competitivos”.

    Como parte de este proceso un grupo de confeccionistas prevé viajar este año algunas ferias textiles que se realicen en países del bloque europeo como Alemania e Italia. Ellos esperan conocer las maquinarias disponibles, las posibilidades de compra y las técnicas de producción.

    En Ecuador, dice Altamirano, el pronóstico es difícil por el contrabando y por el hecho de que los consumidores ecuatorianos compren productos baratos en los mercados vecinos.
    Las ventas del sector confeccionista cayeron 35% en 2016. El último trimestre, sin embargo, la situación mejoró en algo.

    Para enfrentar esto estos profesionales tienen un plan de acción para este año. Incluye mejorar la calidad de los productos, desarrollar campañas de impulso de las marcas, entre otros procesos.

    En fábricas como Impactex, ubicada en Ambato, la idea es innovar con telas y modelos nuevos para sus prendas de vestir. Cada tres meses genera nuevas colecciones.

    En dicha empresa trabaja, actualmente, una centena de trabajadores, incluido el personal administrativo y de producción. Los años anteriores, sin embargo, tuvieron que terminar los contratos con maquiladoras y, de esa manera, 150 personas salieron.

    Según la encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de septiembre de 2016, se contaban 165 000 trabajadores directos en las áreas textil y de confección.

    Las empresas de este último sector, según la AITE, apuntan al financiamiento de la banca privada. Pero según Altamirano hay ciertas dificultades para acceder a los créditos de las públicas.

    Para los confeccionistas más pequeños como los de la economía popular y solidaria el reto es ofrecer productos nuevos para ofrecer al comprador. Emprendedores en la Agencia de Promoción Económica del Municipio de Quito, por ejemplo, desarrollan prendas de montaña, otras hechas con fibras naturales, etc.

    La producción de lanas se realiza en la empresa Textiservi, ubicada en Conocoto. En ese sitio una centena de trabajadores se encarga de los procesos de producción  de lanas. Fotos:  Julio Estrella y Glenda Giacometti / LÍDERES
    La producción de lanas se realiza en la empresa Textiservi, ubicada en Conocoto. En ese sitio una centena de trabajadores se encarga de los procesos de producción de lanas. Fotos: Julio Estrella y Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Las botas que van a cuatro países

    Modesto Moreta

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    Botas de PVC especial con punta de acero para las industrias petrolera, química, agrícola, pesquera, alimenticia, construcción, lechera, camaronera y más. Esta es la oferta de Milboots Compañía Limitada, que se vende bajo la marca 4×4 Berraca.

    Esta firma ambateña se especializa en este tipo de calzado y lo exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Su planta industrial está localizada en el Parque Industrial Ambato (PIA), localizado en el ingreso norte de la ciudad.

    “No había en el sector productivo una bota nacional especializada para seguridad, con punta de acero. Las que se encontraban eran importadas de Colombia y de Perú, por eso decidimos invertir para colocar el producto en el mercado nacional”, explica Víctor Navas, gerente de Milboots.

    La incursión en el mercado arrancó en el 2007. La investigación en sus laboratorios para la elaboración de productos de calidad es el valor agregado para el crecimiento de esta empresa local. “Para cada producto nos entregan la materia prima especial elaborada por Milpolimeros”, comenta Víctor Navas, el gerente general de Milboots.

    La empresa arrancó con un capital de USD 200 000, que se consiguió a través de un crédito en una entidad financiera local. Con los fondos se adquirió la primera maquinaria que la importaron desde de Italia. Asimismo, se adquirió la materia prima para iniciar la producción con 15 000 pares mensuales y el apoyo de ocho trabajadores. “El ingreso en el mercado no tuvo complicaciones, puesto que este tipo de botas se importaba de otros países. Luego comenzamos a promocionarlo en la Costa, Sierra y Amazonía con una gran demanda”, dice Navas.

    En el 2009 la empresa participó en una feria en Colombia y eso le catapultó para iniciar las exportaciones a Colombia, Bolivia y Perú. Con el inicio de los envíos al extranjero la producción mensual pasó de 25 000 pares a 35 000.

    La empresa PIGE de Quito especializada en la fabricación y comercialización de vestimenta de seguridad como gafas, guantes, botas… trabaja hace siete años con Milboots. Darío Pallmay, jefe de Operaciones, explica que entre el 2015 y 2016 las ventas de la bota en PVC se incrementaron en un 50%.

    Pallmay dice que es un producto de calidad y especializado para el uso en las diversas ramas de la producción como floricultoras, palmicultores y sector avícola.

    Según él, existen otras firmas que desean que PIGE distribuya sus marcas, pero los Milboots se caracterizan por la calidad y la garantía. Otra de las ventajas con los zapatos de la empresa ambateña es que la puede entregar los pedidos en una semana, lo que le brinda una ventaja ante los importadores que deben esperar la desaduanización, según dice Navas. “Nuestros productos pasaron las pruebas de resistencia de materiales efectuadas por la Escuela Politécnica Nacional. Ahora estamos trabajando juntos para posicionar la marca y nos va bien en el mercado”, señala con orgullo el vocero de la firma.

    Los datos son una muestra del buen momento: la empresa fabrica cada mes 40 000 pares de botas. Sus principales mercados son Guayas, El Oro, Cotopaxi, Pichincha, Imbabura y Cayambe. El año pasado la empresa facturó USD 2 593 383. El 70% de la producción se comercializa en el país, mientras que el 30% restante se exporta. Además, este zapato cumple con las normas ISO 9001.

    En los últimos tres años invirtieron USD 400 000 en la compra de otras máquinas inyectoras, nueva matricería o moldes.

    El trabajo no se detiene y en octubre pasado lanzó al mercado un nuevo zapato o botín industrial con punta de acero. También oferta botas para niños con elegantes colores y figuras. La inversión es en estas nuevas línea s fue de USD 150 000 y la producción inicial es de 4 000 pares mensuales.

    Esta fábrica produce 40 000 pares de botas mensuales. Allí trabajan 49 colaboradores y parte de su producción se exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
    Esta fábrica produce 40 000 pares de botas mensuales. Allí trabajan 49 colaboradores y parte de su producción se exporta a Bolivia, Uruguay, Perú y Colombia. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
  • El sector alimentos piensa en exportación

    Carolina Enriquez

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    Con una caída de ventas durante un año económicamente complejo, pero con importantes proyecciones para el futuro. Así describen los empresarios la situación del sector productor de alimentos de las micro, pequeñas y medianas empresas.

    Datos de la Cámara de la Pequeña Industria de Pichincha (Capeipi), gremio que agrupa a 205 socios del sector de alimentos, revelan que la comercialización de alimentos procesados cayó en 15% en lo que va del año frente al mismo período del 2015. Esto ha obligado a los dueños de los negocios a adoptar estrategias para vender su mercadería.

    En helados Coqueiros, donde las ventas cayeron 5% entre enero y octubre de este año frente al mismo período del año anterior, les tocó ser “creativos” para seguir comercializando sus productos. Buscaron nuevos clientes y destacan como un acierto el haber colocado sus ‘packs’, desde este año, en supermercados y no solo en tiendas en el país.

    Para esta empresa el terremoto de abril pasado fue un impacto. Tras este suceso las ventas cayeron un 50% en Manabí y Esmeraldas, las provincias de más demanda del producto. A todo esto hay que añadir que a escala nacional, según Xavier Bustos, representante de Coqueiros, hay menos circulante en la economía y la población ha reducido gastos en comida y turismo.

    Datos de inicios de este año, proporcionados por la Asociación de Empresas Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), muestran que el sector de alimentos, en general, representa el 39% del Producto Interno Bruto de la manufactura no petrolera y genera el 35% de las plazas de empleo también del sector no petrolero.

    Entre las actividades que realiza el sector se encuentran las de procesamiento de carnes, de lácteos, de pescados y mariscos, de bebidas, de pastas y panadería, de confites, entre otras.
    Para Anfab, factores como la introducción del etiquetado nutricional tipo semáforo, la aplicación de salvaguardias e impuestos, así como la situación económica han afectado a la industria.

    “El etiquetado frenó el dinamismo y el crecimiento de la industria, afectando a unas categorías más que a otras, como al sector lácteo que descendió el 5,7% en ventas o cereales que disminuyó el 15%. Por otro lado, las salvaguardas han incrementado el costo de varios de los insumos que se traducen en menor utilidad, considerando que ante la situación económica de los consumidores es difícil incrementar los precios”, manifiesta el gremio.

    En medio de todo esto las empresas buscan salidas y oportunidades de crecer. En el sector alimenticio de Capeipi, por ejemplo, se está buscando la asociatividad y para ello se creó un consorcio que les permitirá, entre otras cosas, impulsar la exportación. “En primera instancia con la Unión Europea gracias el acuerdo, que ahora nos está dando facilidades”, indica Édison Romo, presidente del sector.

    Entre los artículos alimenticios que se podrían enviar están cereales andinos, chocolates, mermeladas, chifles, etc. La idea es que sean artículos con alto valor agregado y que cuenten con certificaciones orgánicas.

    Actualmente, el 14% de las empresas del sector de alimentos de la Capeipi exporta. Mientras que a escala general, según la Anfab, la manufactura de alimentos es un sector que exporta alrededor de USD 3 000 millones al año.

    Silvia Terán, dueña de Toltequitos, empresa que fabrica tortillas de maíz, nachos, etc., explica que apunta a la exportación. “Quizá con el acuerdo con la Unión Europea se den más facilidades (…) quisiéramos exportar a la UE; EE.UU. y otros destinos. Tenemos contactos con varios mercados, con algunos países. Es una cuestión de tiempo y paciencia”.

    Aunque no detalla el monto, la emprendedora explica que en este año su producción y ventas han disminuido. Atribuye esta situación la condición económica y a los impactos del terremoto.
    Agrega que la demanda de clientes, dependiendo del caso, se redujo hasta en la mitad. Un caso particular es el de un hotel de Quito que dejó de comprarle sus nachos debido a que tuvo que cerrar su restaurante este año.

    Por esta razón es que la empresa ha desarrollado la estrategia de buscar más clientes para seguir colocando su producto. Hasta fin de año no van a realizar una inversión porque ya lo hicieron antes del terremoto. “Proyectándonos para un crecimiento fuerte, en maquinaria. Más o menos fue de USD 100 000 (…) tenemos como sea que pagar la deuda porque fue un apoyo de Corpei”.

    Otras empresas tuvieron mejor desempeño. En la productora de carnes y embutidos Macafri, en el 2015 frente al 2014 la reducción de las ventas fue de 13% y en 2016 frente al año pasado el incremento es de 10%, pero aun no logran alcanzar los niveles del 2014.

    Esta empresa desarrolló estrategias para seguir colocando su producto. Por ejemplo, abrió dos puntos de venta, uno ubicado en la planta de producción en la zona de Monteserrín y otro en el sector de la Rumiñahui, en el norte.

    Allí dan facilidades a los consumidores como la venta de carnes fileteadas, así como también la entrega a domicilio.

    Algunos detalles
    Consorcio.
    Un total de 11 empresas se encuentran en el consorcio de la Capeipi. Estas se dedican a la producción de cereales de quinua, chocolates, chifles, cárnicos, empaque de productos, maquinaria, entre otros. Para el desarrollo de la misma han recibido el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
    Capeipi.
    El sector alimenticio de este gremio factura al año USD 150 millones. El dato de producción en volumen no existe de forma consolidada porque la fabricación difiere según el tipo de producto.
    Requerimientos.
    Luego de una visita del presidente Rafael Correa al gremio este logró que el Estado entregue USD 40 millones para crédito a las pymes de Capeipi. Los fondos los entregará la Corporación Financiera Nacional (CFN) y, según Romo, ya se están recogiendo las solicitudes para acceder a los préstamos.
    Desarrollo. 
    Romo explicó que con el acuerdo con la UE es necesario que las empresas se vuelvan más competitivas frente a los artículos europeos.

    Tres generaciones levantaron este negocio

    Tres generaciones han impulsado este negocio familiar que nació en el cantón Montalvo, en la provincia de Los Ríos, hace 40 años. Un pequeño molino para descascarar el arroz se convirtió, en el transcurso de esas cuatro décadas, en una empresa que compite en el mercado nacional en la venta de arroz procesado.

    Corporación Santa Ana, cuya planta se ubica en el kilómetro 1,5 de la vía Montalvo-Babahoyo, evolucionó primero desde aquel pequeño molino a una piladora de arroz, una de las primeras que se instalaron en la provincia. La iniciativa provino de la ambateña Ana Álvarez, quien a los 35 años de edad se instaló en la ciudad de Montalvo, en busca de nuevas oportunidades. Lo hizo junto a su esposo, Wilfrido Gaibor.

    La piladora se abastecía de sus propios sembríos y del arroz que ya empezaba a adquirir a los campesinos de la zona. “Resultó de gran ayuda para los arroceros, porque en aquel entonces era complicado para ellos ir a vender directamente a Guayaquil”, menciona Gabriela Vargas, nieta de la fundadora de la empresa y actual gerenta comercial.

    En 1990, la empresa familiar adquirió su primera piladora, con un crédito bancario. Tras el fallecimiento del esposo de la fundadora, las dos hijas del matrimonio, Patricia y Lady Gaibor, ingresaron a formar parte del negocio más ­activamente. “Con el tiempo incrementamos los silos y las piladoras, para servir a más productores de la provincia”, cuenta Patricia Gaibor.
    Paralelamente, la empresa invirtió en la adquisición de más tierras, a medida que la producción del arroz mejoraba en Los Ríos, debido a un incremento de los rendimientos y la tecnificación de las tierras en la zona.

    En el 2002, la empresa dio un pasó adelante y se constituyó en Corporación Santa Ana. El negocio empezó también a diversificarse; en ese proceso se comenzó a incorporar valor agregado al arroz pilado, como por ejemplo el arroz envejecido. Vargas, hija de Patricia, menciona que dentro de ese proceso de ampliación llegaron nuevas inversiones, como la compra de un seleccionador óptico que les permitió determinar el grado de pureza del arroz; y la implementación de equipos para el proceso de envejecimiento rápido de la gramínea.
    La empresa riosense también participó en el 2005 como proveedora en el Programa Mundial de Alimentos.

    En el camino, la firma familiar ha enfrentado dificultades, como el ingreso ilegal de arroz peruano. “La entrada de arroz de contrabando ha significado una competencia desleal, tanto para los productores como para las piladoras”, explica Jorge Garaycoa, dirigente arrocero de la zona de Daule (Guayas).

    Hoy en día, Corporación Santa Ana comercializa arroz en presentaciones de 45 kg y 25 kg. Sus clientes son los comercios mayoristas en cuatro ciudades de la Sierra y en Guayaquil. También vende su arroz pilado como marca blanca para otras compañías, aunque el 85% de su producción sigue comercializándose con su propia marca. Stalin Vargas, gerente de la compañía, dice que las inversiones seguirán el próximo año. “Proyectamos comprar dos silos más en el 2017, con una capacidad de más de 30 000 sacos de arroz cada uno”.
    La compañía posee 1 200 hectáreas de tierras en dos cantones de Los Ríos y en Guayaquil. En ellas producen arroz y maíz.

    Macafri es una empresa productora de cárnicos y embutidos. Este año ha desarrollado estrategias como los puntos de venta. Foto: Patricio Terán  /LÍDERES
    Macafri es una empresa productora de cárnicos y embutidos. Este año ha desarrollado estrategias como los puntos de venta. Foto: Patricio Terán /LÍDERES
  • Deville: ‘China y Japón presentan oportunidades para las flores ecuatorianas’

    Pedro Maldonado

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    Entrevista a Enrique Falcón Deville, director de América del Sur para Air France-KLM-Martinair Cargo.

    ¿Cómo evoluciona el envío de flores ecuatorianas en este año en comparación con años pasados?
    El principal producto de exportación para Air France – KLM – Martinair Cargo desde Ecuador, al igual que Colombia, es la flor fresca cortada. Para nosotros esto representa aproximadamente 90% de la carga movilizada por el Grupo desde ambos países. Sin embargo, en el último año y medio los volúmenes de este producto fino, transportados por vía aérea se han contraído en comparación con años anteriores.

    ¿Se pueden detallar porcentajes del crecimiento o decrecimiento de los envíos?
    En los últimos 12 meses se ha registrado la disminución del transporte de flores desde el mercado ecuatoriano hacia el mundo de un 5%. Esta disminución nos ha afectado a Air – France – KLM en la misma proporción.

    ¿Qué motivos inciden en la evolución de las exportaciones?
    Hay varios factores que han incidido en la evolución que antes detallé. Primero tenemos que decir que la situación económica mundial no ha sido en los últimos años de las mejores. Por darles ciertos ejemplos que afectan directamente a nuestras exportaciones de flores desde Ecuador, pero también desde Colombia, podría mencionar la crisis que ha venido atravesando Rusia o la crisis en Europa en general. Los índices de crecimiento en esta región son muy bajos y evidentemente los gastos en este tipo de producto se ven disminuidos.

    ¿La caída de los precios de ciertas materias primas ha incidido en sus operaciones desde Ecuador?
    El precio del transporte de la rosa por vía aérea depende de ciertos factores como la demanda, de la competencia que existe en el mercado y también del precio del petróleo. Este es uno de los costos más importantes en el transporte por vía aérea así que también es un factor que incide en nuestras operaciones.

    Hablemos de oportunidades. ¿Qué nuevas oportunidades tienen las flores ecuatorianas en los mercados internacionales?
    Yo creo que una de las oportunidades puede venir por parte de una demanda fuerte en los países como la China, Japón y algunos otros. Otras oportunidades vienen de hábitos de compra bastante novedosos. Por ejemplo, en Rusia vemos que la celebración del día del maestro ha generado un pequeño pico de demanda. Esto es muy bueno para nosotros pero todavía esperamos una recuperación más pronunciada proveniente del mercado Ruso. Esta sería la oportunidad más grande para regresar a los niveles que hemos visto en años anteriores. Tengo confianza que esto no va a tardar demasiado en llegar. Por último me gustaría resaltar los esfuerzos importantes provenientes de la industria de la rosa en Ecuador. De un factor de producción sumamente atomizado podemos apreciar hoy cierta consolidación. Esto está empujando hacia arriba la calidad de la rosa y también la calidad del empaque, siendo este último un factor determinante tanto para el respeto de la cadena de frío, así como la optimización en el transporte de la carga aérea.

    ¿Usted siente una recuperación de los mercados en especial de mercados europeos?
    La verdad es que como grupo, no podemos quejarnos. Los vuelos están en estos momentos bastante llenos y nuestros clientes siguen solicitando más capacidades. Yo creo que este fin de año será muy bueno y espero sea solo una antesala de lo que llegará para la temporada de San Valentin.

    Enrique Falcón Deville, director de América del Sur para Air France-KLM-Martinair Cargo.
    Enrique Falcón Deville, director de América del Sur para Air France-KLM-Martinair Cargo.