Por tercera vez consecutiva, el restaurante peruano Central, del chef Virgilio Martínez, encabezó la lista de los 50 Mejores Restaurantes de América Latina. El reconocimiento, que es otorgado por la revista británica Restaurant, se entregó la semana pasada en la capital mexicana.
El segundo lugar de esta cuarta edición de los galardones a nivel latinoamericano fue para el también peruano Maido, del chef Mitsuharu Tsumura, y el tercero para el brasileño D.O.M., de Alex Atala, un asiduo en los primeros lugares.
En declaraciones tras recibir el premio, Martínez consideró que estos premios demuestran que “Latinoamérica es cada vez un territorio más unido”.
“Somos una potencia y nos lo tenemos que creer”, agregó el chef sobre el buen momento que atraviesa la cocina regional, que tiene dos de sus principales exponentes en Perú, país que acogió la primera y la segunda edición de los galardones (2013 y 2014), y México, sede de la tercera y de la cuarta (2015 y 2016).
Mitsuharu coincidió en que América Latina se encamina a ser “una potencia mundial como continente”, gracias sobre todo a la “camaradería” entre sus cocineros.
“Eso no pasa en otras partes del mundo, porque estamos bien unidos, y la amistad que tenemos realmente no es de boca para afuera, realmente somos muy amigos todos”, relató. Tsumura recordó que la región comparte ingredientes porque “las fronteras vinieron después que las regiones”.
EFE
Virgilio Martínez es el chef y creador de Central.
Picadas de chochos con tostado, arvejas y queso; papas en salsa de maní o de zambo, chicha de maíz o cuy frito son las opciones que ofrece Cactus Runa Bar.
El emprendimiento familiar ubicado en el corazón de la ‘zona rosa’ en el norte de Quito se ambienta en la cultura andina, especialmente de los pueblos indígenas de Imbabura.
Marco Gualopuro, propietario del local, indica que además de ofrecer gastronomía especializada, el lugar es un espacio de encuentro para la comunidad indígena que migró a la capital.
El local abrió hace nueve años, en septiembre del 2007. En ese mes Marco Gualopuro dejó Otavalo para radicarse en Quito. El joven otavaleño siempre tuvo la meta de tener una cafetería, con la meta de ofrecer gastronomía indígena, explica.
Cactus Runa Bar tiene dos pisos; el lugar está ambientado con insignias indígenas como murales del Diablo Huma sobre las paredes o las mesas. Además, la música que suena en el lugar es en quichua y le da ese toque “especial” al establecimiento.
Gualopuro indica que durante los dos primeros años del negocio, también empezaron a elaborar almuerzos. Para esto tuvo el apoyo de su esposa, Anita Morales, quien viene de la comunidad La Compañía, ubicada a orillas del Lago San Pablo, en Otavalo.
Ambos querían darle un servicio ‘plus’ a sus clientes durante las tardes, por lo que luego en la cafetería iniciaron con presentaciones de shows en vivo con música indígenas de algunas provincias del país, expresa Morales.
Cactus Runa Bar, para el emprendedor significa “disfrutar la vida con alegría y tristezas”, indica el otavaleño. Dentro de su menú ofrece más de diez platos y bebidas como coladas de maíz, de haba; fritada, borrego, llapingachos, truchas. En bebidas, además de la chicha, ofrecen el canelazo.
Su principal proveedor de cuy es Antonio Gualopuro, de 56 años y padre de Marco. Él detalla que en su ‘chacra’ (parcela de tierra) ubicada en Otavalo tiene un espacio para la crianza de cuyes. Desde que su hijo inició con el proyecto, le vende a su hijo cuyes cada dos semanas: “así apoyo el negocio de mi hijos”, detalla.
A cargo de la cocina de Cactus Runa Bar están Roberto Carlos y Viviana Gualopuro, hermanos de Marco. Ellos le ponen la sazón andina a los platillos. Para obtener los ingredientes frescos como las papas, el maíz y demás granos acuden a mercados conocidos de Quito como el de Santa Clara y Mayorista, al norte y sur de Quito.
La inversión aproximada, solo para ingredientes por mes, es de USD 700 a 800 en promedio; en los mercados se trata de escoger los productos más frescos, indica Roberto, el chef del negocio.
La capacidad de producción es de 50 platos por día, pero en fin de semana la cifra llega a 60 o 70.
Para la preparación de los cuyes fritos, el chef se demora entre tres o cuatro horas hasta que esté listo; para la cocción de la carne de borrego puede tardar hasta dos horas, indican los hermanos.
En cuanto a los shows musicales en vivo, el establecimiento ha servido de plataforma para que grupos de Imbabura o Azuay, por ejemplo, interpreten sus mejores canciones al son de la flauta dulce y los tambores.
Marco Gualopuro recuerda que en fiestas del Inti Raymi o Pawkar Raymi -dentro del calendario indígena- diferentes representantes de comunidades indígenas se reúnen en el local. La idea es celebrar estas fiestas en comunidad. En esas fechas, fortalecen su menú con algunas bebidas preparadas con la variedad de maíz.
Para finales del 2016 y el 2017, Cactus Runa Bar mantendrá la misma estrategia de ofrecer gastronomía andina. Sin embargo, fortalecerá la oferta de todos los alimentos y bebidas que se puedan derivar del maíz.
Además, pese a que los hermanos Gualopuro no han invertido en publicidad tradicional, su presencia en redes sociales como Facebook y Twitter les ayudó para hacerse conocer. Por lo que seguirán emitiendo contenido a través de estos canales ya sí buscar nuevos clientes.
Asimismo, cada año estos emprendedores renuevan los diseños interculturales del lugar como los murales. Por lo que este año desplegarán más figuras y afiches Diablo Humas sobre los muebles o el primer piso del local. Todo por el amor a su tierra.
Foto: Diego Pallero/ LÍDERES
Marco Gualopuro, Anita Morales y Roberto Carlos Gualopuro presentan la oferta de este negocio.
Con la ayuda de un cuchillo, Freddy Chachapoya le da una forma de flor a una fresa. A este chef, aficionado al diseño gráfico, le agrada esta técnica culinaria de plasmar figuras en alimentos como frutas y verduras.
Lleva la mitad de sus 42 años dedicado a la gastronomía. Aún recuerda su infancia cuando visitaba en Otavalo a su abuela materna.
Le cautivaba las llamas anaranjadas del fogón de leña en que se cocían tortillas de harina de maíz, sobre un tiesto de cerámica.
Este quiteño, radicado hace nueve años en Ibarra, es el director de Fondue’s Escuela de Chefs.
El nombre lo adoptó del plato internacional por ser uno de los más conocidos. Incluso, en una de las paredes de su oficina se ven cuatro coquelones en los que funden quesos y chocolates. Fondue’s Escuela de Chefs es un centro de capacitación ocupacional particular, que fue abierto tras un estudio de mercado. “Nos dimos cuenta de que en Imbabura había una diversa actividad gastronómica. Pero la mano de obra no era calificada”.
El olfato de Chachapoya le permitió entender que Imbabura, gracias a sus atractivos turísticos naturales y culturales, se consolida como una potencia gastronómica y hotelera.
Por eso, desde el inicio la oferta académica de Fondue’s se centró en tres especialidades: cocina internacional, panadería-pastelería y administración de bares y restaurantes. Los cursos tienen una duración de un año calendario.
Este profesional, que trabajó 12 años en el hotel Hilton Colón, en Quito, explica con paciencia a sus discípulos los secretos de la cocina. Cada año, en el centro se forman entre 200 y 300 personas. Por el sistema de estudios hay una rotación constante de alumnos.
Los estudiantes no solo son de Ibarra. También viajan diariamente desde cantones vecinos como Antonio Ante, Cotacachi y Otavalo, en Imbabura.
Incluso, vienen desde Guayllabamba, en Pichincha, Carchi y el sur de Colombia. Irma Anangonó está por concluir sus estudios. Ella decidió estudiar en esta institución para mejorar el servicio que presta en su restaurante, en el que trabaja desde hace aproximadamente ocho años.
El martes último, rendía un examen ante la chef Maggi Chávez, profesora de catering y eventos.
En cuestión de minutos, Anangonó sorprendió con unos bocaditos fríos elaborados a base de camarón salteado.
Según Chávez, un detalle que deben aprender los estudiantes es calcular los costos de los productos elaborados.
Como parte de la formación, Fondue’s Escuela de Chefs ha enfrentado retos como elaborar fritada para 3 000 personas o 5 000 platos fuertes para niños, recuerda Freddy Chachapoya. “El último fue un pedido de la exreina de Ibarra, Andrea Scacco, para agasajar a pequeños de barrios populares, con motivo de la celebración de Navidad.
Los estudiantes, que lucen uniformes blancos y negros, reciben las clases de lunes a viernes. También hay talleres intensivos los sábados, en la mañana y la tarde.
Las instalaciones están dotadas de seis talleres. Son laboratorios equipados con cocinas, hornos, mesones, lavabos… en donde transforman los alimentos aplicando normas de higiene. La próxima meta de la institución es crear un centro de catering y eventos a escala provincial. La idea es abrir un espacio en donde los estudiantes puedan practicar.
El chef quiteño Freddy Chachapoya se radicó en Ibarra hace nueve años e instaló una de las primeras escuelas de cocina. Ahora planea abrir un centro de catering y eventos en Imbabura. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
Perú fue galardonado por cuarto año consecutivo como «mejor destino culinario del mundo» por los World Travel Awards, también llamados los «óscar del turismo» y que cada año premia a lo más destacado del sector de viajes en el mundo.
La final de estos premios, que vienen precedidos de varias ediciones regionales, se celebró en el lujoso hotel Mazagan Beach Resort, en la costa atlántica marroquí.
Los organizadores destacaron que Perú se ha consolidado en la región latinoamericana y en el mundo como una referencia gastronómica, hasta el punto de que existe un turismo que llega al país ante todo para descubrir y gozar de su cocina.
La ministra de Comercio Exterior y Turismo, Magali Silva, envió un mensaje en el que se congratuló del premio y lo calificó como «un reconocimiento para todos los peruanos que amamos y conservamos nuestras costumbres, nuestros saberes, aquellos que se han transmitido de generación a generación».
El premio fue recogido por Bernardo Muñoz, Consejero Económico y Comercial de Perú en Madrid, quien en sus primeras declaraciones quiso dedicar el premio «a todos los miembros de la cadena productiva de la cocina, que se esfuerzan todos los días para hacer posible que la gastronomía peruana esté donde está».
«La cocina peruana es la suma de muchos esfuerzos, y es también la síntesis de muchas culturas, la africana, la española, la china o la japonesa; lo más importante para nosotros es poder compartir esta experiencia culinaria y cultural con el mundo», enfatizó.
Para dar una idea de la pujanza de la cocina peruana, recordó que hay en el país 80 escuelas o institutos del ramo, además de cinco universidades, donde cada año se gradúan 15.000 estudiantes.
Según los datos del propio sector, la cadena gastronómica beneficia directa o indirectamente a 5,5 millones de personas (desde la agricultura y la ganadería hasta los restaurantes, pasando por el transporte).
Aunque sea difícil medir el peso exacto de la gastronomía en el PIB nacional, el gasto global en alimentación supone anualmente algo más de 9 %.
El «boom» de la gastronomía peruana empezó primero en el propio país: si en 2009 un 4 % de peruanos tenía costumbre de salir a comer fuera de casa, cinco años después ese porcentaje llegaba al 36 %; esto ha hecho que 380 000 personas, equivalentes a un 7 % de la población activa, trabaje en el sector de la restauración.
Entre las virtudes de la gastronomía del país andino está la gran biodiversidad, esto es, los cientos de variedades de papas, ajíes, maíces y granos (como la quinua), hortalizas y frutas, que son radicalmente distintos según se den en la costa, la sierra o la selva.
Los World Travel Awards llevan cuatro años distinguiendo a Perú como el mejor destino culinario del mundo, y antes que en Marruecos lo hicieron en las ediciones de Nueva Delhi, Dubai y las islas Bahamas.
Una calle tradicional con puestos de comida en el barrio amazónico de Belén, en Iquitos (Perú). El exótico mercado de Belén, en Iquitos, la ciudad más grande del mundo en plena Amazonía peruana a la que solo se puede llegar en avión o en barco. Foto: EFE
La comida esmeraldeña con sus toques ancestrales busca posicionarse en todo el país, mediante una estrategia conjunta de autoridades de la provincia.
El plan consiste en rescatar y vender la cocina patrimonial esmeraldeña. Y el camino se recorre a través de promociones gastronómicas hechas en Pichincha, Imbabura, Carchi y Sucumbíos.
La meta es elevar el turismo de playa y el número de quienes hacen una parada para comer en las vías. Según la Dirección de Turismo de Esmeraldas, el cantón recibe más de 400 000 turistas al año. La mayoría acude al balneario de Atacames.
Ahora, desde los gobiernos autónomos descentralizados de Esmeraldas se da impulso para convertir a los pequeños negocios en potenciales empresas que ofrezcan un servicio provisto de buena atención. Sonia Quiñónez, de la unidad de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, explica que a las emprendedoras se las capacita en manipulación de alimentos y atención al cliente. Además, en el mejoramiento de sus infraestructuras y señalética.
Según un subregistro de esa unidad, que pertenece a la Prefectura de Esmeraldas, existen unas 700 personas dedicadas a la actividad gastronómica de forma permanente, que preparan y promocionan más de 30 platos distintos.
La bandeja de mariscos, el cangrejo encocado, una lambada de mariscos, los siete sabores del mar, la resaca marinera, el volquetazo, el caldo peligroso y la pasión del mar son parte de la oferta que se encuentra en la provincia del noroeste del Ecuador.
Por eso se creó una ruta gastronómica en la que no solo hay mariscos sino también dulces. Esta empieza desde San Lorenzo y termina en Muisne.
San Lorenzo, por ejemplo, destaca por el cebiche de concha cuyo principal ingrediente se extrae del manglar, y el champú preparado con maíz.
En Eloy Alfaro se puede probar el rico aserrín de raya, encocado de pescado y minchilla (elaborado con camarón de río), tamales mixtos y dulces de leche.
Rioverde encanta a sus visitantes con el plato siete sabores del mar, la pasión de Paufí, ‘cebicangre’ y conservas de banano, cocadas y arroz con leche.
La oferta continúa en Esmeraldas con el ensumaca’o de ¡Oh Mar!, tapa’o de pescado. Mientras que Atacames se destaca con su bandeja de mariscos, bolón de camarón y langostino reventado.
En Muisne se encuentra la tortilla mompinchera, el plato el volquetazo (solo mariscos) y el yogur de cacao. En Quinindé se prueba el rico encoca’o de guaña y la torta de coco. Diego de La Sota, un turista argentino que visita Atacames, dice que ha recorrido la ruta gastronómica y ha probado más de 10 platos diferentes. “La cocina es buena con mariscos frescos”, señala. En cambio Luis Flores, de la ciudad de Ibarra, degusta de la lambada de mariscos en Tonsupa.
La mayor concentración de comensales se registra en Atacames, sur de la provincia, y en Rioverde, en el norte. En estos cantones se han constituido asociaciones gastronómicas para promocionar y vender la oferta culinaria esmeraldeña.
Durante el último concurso gastronómico organizado por la Prefectura, denominado ‘Esmeraldas sorprende tus sentidos’, hubo nuevos platos que ocuparon los primeros lugares. Uno de ellos fue el de Cinthya Angulo, de la comunidad El Porvenir de San Lorenzo, con su encocado de cangrejo azul. Con los USD 1 170 de premio que recibió ahora adecúa la infraestructura de su negocio para atender mejor a sus clientes.
Mariana Quintero de la ciudad de Esmeraldas fue la ganadora del segundo puesto con el plato La Resaca; ella adquirió menajes para su cocina con los USD 900 de premio. Ambas son mujeres afroesmeraldeñas que heredaron de sus ancestros habilidades para cocinar y mantener vigente la rica cocina esmeraldeña. Ahora, empiezan a pensar en nuevos negocios.
La organización Los emprendedoras se han organizado para planificar y ordenar su entorno físico en las playas en las zonas de ríos, como en Atacames y Rioverde, para dar comodidades a los turistas.
La gestión También han realizado autogestión para contar con los servicios básicos (agua, energía, carreteras, comunicaciones, instalaciones sanitarias), como ha sido recomendado por una consultoría realizada por la Prefectura.
La promoción Se han organizado festivales gastronómicos con el apoyo del Ministerio de Turismo, que se han respaldado con la promoción de sus saberes ancestrales.
Rioverde y Atacames tienen negocios con alta concentración de visitantes que saborean su gastronomía. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
El experto belga Bernard Lahousse planteó en Lima que la ciencia debe ponerse al servicio de la gastronomía en la búsqueda de nuevos sabores, durante una conferencia dictada en el marco del festival gastronómico Mistura.
Lahoussse, bioingeniero y empresario que desarrolla experimentos en su país, mostró a los participantes la forma en que a través de un trabajo en laboratorio se hacen diversas mezclas para obtener sabores nuevos, por ejemplo con una combinación de papas fritas con chocolate.
El conferencista hizo un experimento con los presentes: les pidió taparse la nariz y probar azúcar rubia, que los participantes identificaron de inmediato como tal. Sin embargo, al descubrirse la nariz se encontraron con un penetrante olor a canela y cambiaron la sensación respecto al sabor. «La lengua no es la parte más importante, con la nariz podemos sentir miles de variaciones», explicó Lahousse, quien agregó que los niños pueden sentirse atraídos por el brócoli, que habitualmente detestan, si éste tiene olor a chocolate.
«La piña y el queso comparten un componente que mediante un proceso crean un sabor y un aroma especial», dijo Lahousse en otro de los ejemplos. «Gracias a la ciencia se ha creado una dimensión que combina aroma, gusto y textura para crear una nueva receta. La idea consiste en la búsqueda de un balance. No significa colocar todo en la licuadora y ver cómo queda, es necesario realizar pruebas», dijo el fundador de la página www.foodpairing.be.
El Encuentro Gastrononómico Internacional Qaray 2015, en el que participan varias autoridades mundiales y peruanas en el tema de la cocina, es uno de los eventos paralelos a la VIII edición de Mistura, la feria considerada una de las más importantes de su género en América Latina.
Mistura, organizada por la Asociación Peruana de Gastronomía, empezó el viernes 10 de septiembre y terminará el domingo 13.
Mistura, es considerada de las ferias gastrómicas más importantes en América Latina. Foto: EFE
Para Juan Andrés Castro, la gastronomía y su restaurante no son solo un trabajo, ambos se convirtieron en un estilo de vida. El joven emprendedor, de madre peruana y padre ecuatoriano, es propietario de Mar & Luna Restaurant, negocio familiar que se especializa en la comida peruana.
“Mi objetivo principal era, junto con mis padres y hermanas, mostrar a los quiteños los sabores típicos del Perú”, comenta Castro.
Su pasión por la gastronomía comenzó a los 19 años, cuando viajó a Estados Unidos para trabajar en un programa de intercambio. Al regreso, en 2009, tras terminar sus estudios de Marketing, decidió viajar a Chimbote en Perú para trabajar en el restaurante de sus tíos maternos. Por tres años aprendió de cocina y administración y a sus 23 años decidió abrir un restaurante propio en Quito.
“Mis tíos me apoyaban pero me dijeron que yo busque cómo financiar el proyecto”, agrega Castro. Así que aplicó a un préstamo de USD 200 000 en la Corporación Nacional de Fomento (CFN). Los estudios previos de factibilidad le tomaron 11 meses, pero logró obtener la cantidad solicitada y la construcción comenzó.
El local de 482 metros cuadrados se ubica en la esquina de la av. Coruña y Rafael León Larrea, en el norte de Quito. La casa pertenecía a sus padres y tuvo que remodelarla completamente. Fue ahí cuando el dinero se agotó.
“Vimos un gran potencial tanto en el negocio como en mi hijo, así que junto con mi esposo decidimos apoyar el proyecto y pedimos otro préstamo de USD 200 000 a la CFN”, afirma Ana Cruz, madre de Castro, quien se encarga de la contabilidad y los trámites legales del restaurante.
Con una inversión inicial de USD 400 000, Castro inauguró su restaurante en 2012 con la presencia del cuerpo diplomático peruano y casa llena. Pero el primer año fue difícil, la facturación total fue de USD 170 000 y apenas se cubrieron los costos fijos, que se promedian en los USD 25 000. “Aparte tuvimos problemas con el menú.
La comida peruana tiene mucho picante y condimentos, algo que no están acostumbrados los ecuatorianos”, afirma Castro.
El menú fue reestructurado y a través del boca a boca el restaurante empezó a tener más clientela. El segundo año (2014) cerraron con una facturación de USD 260 000. De igual forma lograron afianzar alianzas estratégicas con tarjetas de crédito y bancos locales. Pero uno de los logros más grandes fue la aceptación y apoyo de la comunidad peruana en Ecuador.
“Los platos son muy originales pero los sabores típicos están ahí. El restaurante es un lugar muy frecuentado por la comunidad peruana ya que el ambiente y la comida nos recuerdan a nuestro país”, comenta Estela Gálvez, de la Asociación de peruanos residentes en Pichincha. Para Castro, el éxito del restaurante se debe al esmero que tiene el personal de cocina y el de servicio. “Hemos formado un buen grupo en Mar & Luna desde el dueño hasta la persona que cuida los carros, todos nos sentimos parte del proyecto”; comenta José Cedeño, cocinero.
La última contratación la realizó en enero del 2015, reduciendo la rotación de personal un 80%. En la actualidad el restaurante tiene una capacidad para 130 comensales. Castro planea afianzarse en el mercado quiteño pero ya tiene pensado abrir otro local en Guayaquil.
EL INSIGNIA
‘La atención al cliente es primordial’
Ramón Moya. Mesero. 39 años. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
Empecé a trabar en el restaurante hace dos años. Soy de España y junto con mi esposa, que es ecuatoriana, llegamos al país sin trabajo asegurado. En España laboré como mesero por casi 13 años así que el trabajo se viene natural. Mi experiencia hizo que Juan Andrés Castro me contratara. Adaptarme fue fácil pero me costó un poco acostumbrarme a las jornadas de trabajo que se manejan en Ecuador.
En Mar & Luna, soy el empleado más antiguo pero constantemente busco seguir creciendo y aprendiendo. Nos capacitamos conjuntamente, el personal de servicio con la cocina, porque siempre es necesario aprender sobre todas las áreas de este negocio. Tal es el caso que cuando ingresé tuve que familiarizarme con la gastronomía peruana; fue complejo dominar todos los sabores y platos, pero fue muy rico aprender. El contacto con los comensales es lo que más me gusta de trabajar como mesero. Por lo que brindar la mejor atención al cliente siempre ha sido mi objetivo.
En este restaurante trabaja toda la familia de Juan Andrés Castro. Su madre, Ana Cruz, se encarga de la contabilidad y su padre, Juan Castro Ortiz, es el pianista oficial de Mar & Luna. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES.
Con un total de ocho franquicias peruanas instaladas, Ecuador se ha convertido en el segundo destino de estos modelos de negocio adquiridos de Perú, con especial preferencia en el sector gastronómico, informó el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur).
Indicó que recientemente ingresaron a ese mercado la cevichería Nitos, un concepto de negocio de fast food, y la cocina nikkei Osaka, las mismas que se sumaron a los restaurantes Segundo Muelle, Embarcadero 41,China Wok, Hanzo de comida fusión y El Escondite del Gordo además de la tienda Do It., vinculada a la moda femenina.
Al respecto, la titular del Mincetur, Magali Silva, sostuvo que el proceso de expansión de franquicias peruanas avanza y se diversifica en los mercados extranjeros, con una clara tendencia por la gastronomía.
“De 21 franquicias nuestras establecidas en 17 mercados, 86% están vinculadas a la cocina y han generado alrededor de US$ 67 millones en exportaciones en total hasta el año 2014”, subrayó.
Destacó en ese sentido, el trabajo articulado que realizan Promperú y las Oficinas Comerciales del Perú en el Exterior (OCEX) para lograr la internacionalización de las franquicias peruanas, con énfasis en el mercado Latinoamericano.
Silva enfatizó que los mercados fronterizos de Chile y Ecuador, son considerados atractivos para las franquicias gastronómicas peruanas debido a que los insumos procedentes de nuestro país se comercializan en los centros de expendio ubicados en esas zonas, lo que permite a los restaurantes mantener la variedad y sabor que caracterizan a la comida peruana.
El turismo gastronómico generado hacia el Perú permite posicionarnos cada vez más en los paladares de nuestros países vecinos; además su cercanía facilita la supervisión, la transferencia del conocimiento y el abastecimiento de insumos a la franquicia, que son factores clave para el éxito de la misma.
Ecuador es un mercado con 17 millones de consumidores, tiene un ingreso per cápita de USD 6 600 y en el 2014 su PBI creció 3,8% con posibilidades de mantenerse en el presente año.
La ciudad de Quito, considerada Patrimonio de la Humanidad y las ciudades de Guayaquil y Cuenca con importantes proyectos inmobiliarios, convierten a Ecuador en un país atractivo para la llegada de conceptos de negocio diferenciados, especialmente las franquicias que gozan de experiencia sistematizada.
Restaurante Segundo Muelle, ubicado en el sector de La Floresta, en Quito. Foto: Archivo/El Comercio
Tres días de catas, talleres, conferencias y demostraciones se vivirá en la VII edición del Salón del Chocolate Ecuador 2015. El evento que reunirá a expertos nacionales y extranjeros bajo el lema ‘El encanto del sabor ecuatoriano’, se realizará del 29 al 31 de mayo en el Centro de Exposiciones Quito.
El objetivo principal del encuentro será exponer las riquezas y oportunidades del sector del cacao y del chocolate en el país, según se explicó durante la presentación del encuentro, el martes 19 de mayo en la Alianza Francesa.
El evento está dirigido a profesionales y estudiantes de la rama, así como a los aficionados al chocolate y público en general. Los asistentes al festival, además de participar en las conferencias académicas de reconocidos chefs nacionales e internacionales podrán concursar en las dos competencias propuestas por los organizadores: Escultura en chocolate y Entremet de chocolate.
Las dos competencias están abiertas para estudiantes o egresados de Gastronomía. Los interesados deben inscribirse en la Cámara de Comercio e Industria Franco –Ecuatoriana (Ccifec), la primera tiene un valor de USD 25 y la segunda de USD 15, este costo cubre la entrada al Salón del Chocolate y su participación de durante los tres días del evento.
Escultura en chocolate
En esta modalidad, los participantes podrán inscribirse de forma individual o grupal (hasta tres personas). Las esculturas deberán ser entregadas por los estudiantes el viernes 29 de mayo, antes de la inauguración del evento, para que sean sometidas a la calificación del jurado. Las obras de arte permanecerán expuestas en el Salón del Chocolate durante los tres días del festival.
Entremet de chocolate (Torta de Chocolate)
Los concursantes de esta competencia deberán presentar, el mismo día, dos tortas redondas compuestas del 60% de productos a base de chocolate: una deberá estar decorada y será para la presentación y la otra sin decoración para la degustación. En esta categoría la participación es individual.
Quienes estén interesados en concursar en las competencias pueden solicitar más información al correo electrónico: asesoriacomercial1@ccifec.org, o llamar a (02) 244 5965.
Todos los participantes recibirán un certificado y los ganadores se llevarán condecoraciones, cursos, libros, cenas, chocolates y más. La entrega de premios y certificados se hará el domingo 07 de junio, en el Salón del Chocolate.
La VII edición del Salón del Chocolate está organizado por la Cámara de Comercio e industria Franco –Ecuatoriana, la Academia del Chocolate del Ecuador y cuenta con el auspicio del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversión (ProEcuador), Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales de Ecuador (Congope), Asociación de Chocolateros del Ecuador, Latitud Cero y la Alizanza Francesa.
La séptima edición del Salón del Chocolate Ecuador 2015 se presentó este martes 19 de mayo del 2015, durante una rueda de prensa en la Alianza Francesa. El evento se desarrollará los días 29, 30 y 31 de mayo del 2015, en el Centro de Exposiciones Quito. Este encuentro pretende reunir a productores, empresarios, inversionistas y amantes del chocolate.
El embajador de Francia en Ecuador, François Gauthier, resumió el evento en tres elementos que elogió: “la continuidad, la actualidad y la acción colectiva”. Una de las razones para seguir apoyando esta cita es, “poner en relieve las grandes riquezas agrícolas del Ecuador”. Junto con la Cámara Franco-Ecuatoriana de Comercio e Industrias (CCIFEC), la Embajada de Francia organiza el encuentro.
El Salón de Chocolate se inauguró por primera vez en Francia en 1995. En Ecuador, sus organizadores buscan “dar a conocer, posiblemente, el mejor cacao del mundo”, comentó Miguel Ángel Puente, presidente de la CCIFEC.
El evento es auspiciado por el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ProEcuador) y el Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador (Congope). “Con esta participación los gobiernos provinciales también buscamos ser parte del cambio de la matriz productiva”, explicó Edwin Miño, director ejecutivo del Congope.
Uno de los intereses de ProEcuador, como lo comentó la coordinadora General Técnica, Nelly Vinueza es “detectar nuevos productos y ayudarlos a llegar a otro mercados”. Este “encuentro achocolatado” contará con la participación de más de 40 expositores confirmados, entre los que se encuentra marcas conocidas como, Cyril Boutique, Pacari, Bios, República del Caco, Caoni y Hoja Verde.
El año pasado asistieron 12 000 personas y este año sus organizadores prevén llegar a las 15 000. Por lo que han formulado conferencias, catas, talleres y demostraciones destinadas a todo público.
El chef Cyril Prudhomme, representando a la Academia del Chocolate, hizo hincapié a la nueva sección de conferencias académicas dirigidas a estudiantes y amantes del chocolate. “En eventos pasados no había una sección académica importante. Lo que buscamos ahora es transmitir conocimientos técnicos y prácticos sobre como trabajar el cacao y el chocolate”, anotó.
También se realizarán dos concursos para estudiantes: ‘Esculturas de Chocolate’ y ‘Entremet de Chocolate’.
El embajador de Francia, François Gauthier, interviene en la presentación del ‘Salón del Chocolate 2015″. Foto: María Isabel Valarezo/El Comercio