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  • La diversión se prende sobre los ejes de un autobús

    Redacción Quito

    Bajo el lema de seguridad, lujo y diversión, Gonzalo Mora y Gianni Suasnavas organizan fiestas y eventos sociales, literalmente, sobre ruedas.

    Su microempresa Ghenua Party Bus fue creada en el 2011 como un servicio de buses discoteca que tienen una decoración de lujo. Este servicio permite a los usuarios disfrutar de un ambiente distinto para cumpleaños, graduaciones, despedidas de soltero, matrimonios, etc.

    En la foto, el Ghenua Party Bus que realizó un recorrido por La Mariscal, en el Centro Norte de Quito. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO
    En la foto, el Ghenua Party Bus que realizó un recorrido por La Mariscal, en el Centro Norte de Quito. Foto: María Isabel Valarezo / EL COMERCIO

    Gonzalo Mora indica que la idea nació hace cuatro años, cuando vivía en Colorado, EE.UU. Cuenta que en ese estado los buses de lujo eran muy comunes y quiso traer esa idea a Quito.

    Junto con su socio, Gianni Suasnavas y su padre Gonzalo Mora Miño, realizaron un inversión inicial de USD 85 000 para comprar y adecuar un bus Volvo. Con la ayuda de un arquitecto decoraron el interior del vehículo con detalles en madera, para una clientela más exclusiva.

    Dos años después, refrescaron la imagen para brindar un ambiente más moderno y así atraer un público más juvenil.

    Dentro de los servicios que esta microempresa oferta están: luces LED, DJ, máquina de humo, decoración, aire acondicionado, licor, dos plasmas, una sala lounge y un vidrio panorámico de 3 x 6 metros, para poder observar el paisaje urbano. «El vidrio solamente permite ver de adentro hacia afuera, lo que facilita mantener la privacidad sin perder la vista», señala.

    Andrés Gómez solicitó los servicios de Ghenua Party Bus, para recibir a una amiga de Canadá. Comenta que en el bus «pasaron increíble, es muy limpio, la música es buena y los tragos los brindan de manera controlada para que no haya excesos».

    El paquete básico tiene un valor de USD 400 y la microempresa realiza hasta ocho eventos, en promedio, a la semana. Dependiendo de la temporada su facturación mensual va desde los USD 3 000 hasta los 12 000.

    Ghenua Party Bus brinda sus servicios en Quito y en periferias como Cumbayá y Carcelén. Así también, ha organizado fiestas en ciudades como Ambato, Riobamba, Cuenca, Otavalo e Ibarra.

    Este negocio trabaja con auspiciantes de licores y también con bares de la ciudad, como Love, Kong, Pa’ Cortarse las Venas, Fresa Cereza, entre otros.

    Eric Jaramillo, cliente de la empresa, indica que lo que le gustó de este autobús fue la calidad de la atención, la originalidad del servicio y la exclusividad. «Durante mi cumpleaños, mis amigos y yo nos sentimos a gusto».

    Un par de datos

    Rutas. Los buses brindan un servicio de puerta a puerta. El cliente también puede coordinar otros puntos de encuentro.

    Capacidad. La altura máxima es de 1,90 m y el bus puede albergar hasta un máximo de 40 personas.

  • En un local con un toque retro se prepara té de alta calidad

    Redacción Quito

    El té no se reduce a una preparación simple, compuesta de agua caliente y plantas. Es más que eso. Ese fue el descubrimiento de Guillermo Jarrín, cuando visitó a su hermana en Santiago de Chile, en el 2008.

    La cultura del té comprende un sinnúmero de saberes. Por ejemplo, para obtener uno de alta calidad, este debe ser cosechado a mano y se debe consumir las hojas enteras y no picado, como generalmente se acostumbra en el país. «Al no triturarlo, la planta no pierde todas sus propiedades», cuenta Jarrín.

    Asimismo, la temperatura del agua y el tiempo de infusión son claves para obtener las diferentes variedades de té.

    Todos estos conocimientos, Jarrín los quería transmitir en un local. Su búsqueda le llevó a encontrarse con el Club del Té, en el 2011, una empresa argentina que lidera el mercado en la región.

    Esta firma también se especializa en bestudios sobre esta planta y ofrece diversos cursos. Fue ahí donde este ingeniero comercial graduado de la Universidad de las Américas (UDLA), obtuvo las certificaciones de ‘sommelier’ y ‘blender’ de té; es decir, especialista en catar la bebida.

    Durante el 2012, realizó un estudio de mercado y se dedicó a la creación de una marca. Así, asociado con su madre Silvana Mora, dieron vida a Tippytea Blends, una lugar especializado para los amantes del té. Para concretar su proyecto invirtió unos USD 75 000. En agosto del año pasado consiguió un local en Mall El Jardín y su adecuación le llevó cerca de un mes. El lugar busca recoger el estilo clásico europeo, con toques retro.

    Tippytea Blends abrió sus puertas en septiembre del 2013 y ahora cuenta con 40 variedades de té, más mezclas. El cliente puede adquirir las hojas de las plantas al peso o también degustar de la bebida preparada, además de postres.

    Los visitantes también pueden encontrar accesorios para almacenar las hojas de té, como, latas, cofres, frascos de cristal, infusiones, teteras y más.

    Actualmente, Tippytea Blends vende en promedio al mes, 35 000 gramos de té; cada gramo cuesta 18 centavos.

    Entre los proyectos está convertir a la tienda en una franquicia; al momento, Jarrín finaliza el manual de procedimientos para ejecutar esta iniciativa.

    Gladys Herrera, consultora en estudios sociales, es una de sus clientas. «El té es excelente y lo compro al peso; acudo cada semana», comenta. En ello coincide Gabriela Ortiz, quien destaca su sabor y beneficios para la salud.

    Los productos Las opciones. Ofrece 40 variedades de té más frutas deshidratadas, flores, esencias y especias.

    Los proveedores. Cuenta con tres proveedores y los productos provienen de Kenya, Japón, Siria, Sri Lanka; también hay té ecuatoriano.

    USD 6 300 en ventas solo de té, al mes.

  • Con los muffines se desarrolló este grupo microempresarial

    Redacción Quito

    La empresa Muffines se forjó en 1990 en la Hacienda La María, ubicada en Cayambe. Así lo recuerda Hernán Rojas, quien hoy gerencia esta iniciativa que produce panes precocidos que se comercializan con el nombre de la firma.

    Hernán y su hermana, Mirian Rojas, le dieron impulso a su producto hasta ese momento conocido solo en EE.UU.

    La firma y el producto fueron iniciativa de la ecuatoriana María Cárdenas. Este tipo de pan precocido era su plato preferido en el país del norte y pensó que el producto podía tener acogida en Ecuador, buscó recetas y comenzó a preparar los primeros panes. «Era un pan muy casero. Empezamos con ventas para amigos y vecinos a domicilio», recuerda.

    Por motivos personales, Cárdenas decidió vender su participación a sus socios, los hermanos Rojas, quienes asumieron el reto de masificar el producto en el país.

    «Han sabido sobrepasar todo reto. Ellos han sabido luchar para mantener la empresa», comenta la exsocia.

    Hernán recuerda que en 1990 la crisis financiera en el Ecuador lo llevó a pensar en migrar fuera del país. Pero optó por quedarse, porque Muffines le daba la oportunidad de hacer realidad su sueño de convertirse en empresario, una meta que se propuso al cumplir 16 años cuando ayudaba a su madre en una pequeña tienda de abarrotes.

    Oriundo de Bolívar, Hernán siempre ha estado dispuesto a arriesgar e innovar. Desde hace cuatro años invirtió poco más de USD 85 000 para levantar una planta propia, adquirir maquinaria, hacer adecuaciones para certificar las Buenas Prácticas de Manufactura (que está al 50%) y adquirir un vehículo de distribución, para no romper la cadena de frío.

    La firma arrancó con ventas a Supermaxi. Hoy entre sus clientes también están Burger King, Hotel Marriott, etc.

    Además de muffines, la firma tiene dos líneas complementarias de negocio. La primera es Bestrans, con la cual presta servicios de transporte de productos para otras pequeñas y medianas empresas. La segunda es Bestmarketing, un segmento de mercadeo también dirigido a pymes, que analiza la rotación del producto en un local o supermercado.

    Paola Echeverría, propietaria de Quick Dog, compra desde hace dos años muffines para el sánduche de desayuno que oferta este restaurante. «Me gusta, porque se pueden congelar y al prepararlos quedan como pan recién hecho y son deliciosos», dice Echeverría, quien compra dos docenas de muffines al mes.

    Más datos

    Ventas. En el 2003 las ventas eran de USD 3 000 al mes. Actualmente, estas suman 10 000 al mes.

    Alianza. Bestrans llegó a una alianza con la Compañía de Transporte Cofreí, para dar el servicio de transporte en el ámbito nacional.

    20 trabajadores fijos tiene este emprendimiento quiteño.

  • Un negocio que se concibió en plena crisis económica familiar

    Redacción Quito

    Marlet García acababa de dar a luz a su tercer hijo cuando la estabilidad económica familiar se vino al suelo. Hace dos años, su esposo, Mauricio Vásconez, se había quedado sin trabajo, al quebrar la empresa donde laboraba. Angustiados, ambos buscaron alguna idea para sostener su hogar, que tenía, además, otros dos hijos.

    Marlet navegaba por horas en Internet tratando de encontrar algo. Hasta que leyó sobre una novedosa idea de ropa para madres que están en lactancia. Allí vio una gran oportunidad, porque en su recorrido por ginecólogos, pediatras y médicos nunca encontró ese producto. Y en el mercado tampoco había oferta.

    Ambos se pusieron manos a la obra. Sin haber aprendido en su vida ni siquiera a pegar un botón, García se lanzó al vacío. Fue donde su costurera y le explicó cómo quería las prendas. Durante seis meses realizaron pruebas, hasta que las prendas quedaron tal como ella quería. Y las bautizó como Mamisetas.

    Pero había que superar un obstáculo adicional: ¿cómo iniciar cuando no se tiene dinero para empezar? Fe. Enfocada en el éxito del emprendimiento, convenció a su esposo. Su suegro les ofreció que si vendían su auto les daría una comisión. Así obtuvieron los USD 600 para arrancar con la idea.

    Abrieron una cuenta en Facebook para promocionar los productos. Repartían volantes y las dejaban en los consultorios de ginecólogos y pediatras. Poco a poco, los clientes empezaron a llegar. Camisetas, vestidos, pijamas, multiusos (pijama y calentador), etc. se vendían uno por uno. Los pedidos se entregan a domicilio para que las madres en lactancia no se incomoden.

    «Nuestras prendas están elaboradas con tela ecuatoriana de alta calidad, con nuestros dos sistemas de fácil abertura, una debajo del pecho para poder levantar y la abertura cruzada también para un acceso rápido», asegura esta mamá emprendedora.

    Hace unos meses, Vásconez consiguió un empleo. Sin embargo, los números de Mamisetas van tan bien, que la opción de dedicarse totalmente al emprendimiento es una realidad cada vez más cercana.

    Entre los clientes hay satisfacción. Por ejemplo, Marcelo Herrera señala que las Mamisetas «están superchéveres». Hizo su pedido para llevarse las prendas a Galápagos, donde vivirá con su pareja próximamente. Más datos

    El negocio. Entre 300 y 400 mamisetas mensuales se comercializan. Las prendas cuestan desde los USD 22.

    El mercado. Están en Quito. Abrirán en Guayaquil, Riobamba y Ambato.

    USD 6 600 mensuales puede facturar como mínimo esta microempresa quiteña.

  • Ya se puede realizar la revisión vehicular sin salir de casa

    Redacción Quito

    Llegó el día de la revisión vehicular y automáticamente una sensación de angustia le cobija. Como si estuviera grabado en su subconciente la imagen de largas colas y cansancio le asaltan. Y, aunque ahora los trámites se han acelerado, aún guarda ese ‘switch’ de pánico que se enciende cuando llego el día…

    Y ese comportamiento lo detectó Daniel Sánchez hace un año y se le ocurrió la idea de montar un negocio que le evite esos padecimientos a las personas.

    Profesor de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), de las carreras de Ingeniería Automotriz y de Emprendimiento, Sánchez fusionó dos ideas en una. Por un lado, vio crear fuentes de empleo para sus estudiantes de Ingeniería; y por otro, realizó estudios de neuromarketing para encontrar aquellos focos donde la gente necesita servicio.

    Y así nació Corpayuda, una empresa que ofrece a sus clientes hacer por ellos la revisión vehicular. Los miembros del equipo de la firma van al domicilio a retirar el vehículo, le hacen una revisión mecánica previa y lo llevan a la revisión. Y si el cliente prefiere puede ir añadiendo más servicios: matriculación, lavado, cambio de aceite y hasta algunos otros servicios de índole mecánica.

    De esta manera, los seis colaboradores de la empresa, que cuando existe más trabajo llegan a ocho, ofrecen su contingente para que las personas dejen en sus manos todos estos trámites.

    «La barrera más grande que hemos tenido que vencer ha sido crear confianza en la gente. No es fácil que una persona entregue así porque sí su auto. Pero poco a poco nos hemos ganado espacio. Actualmente atendemos entre 150 y 200 trámites. Ya tenemos en nuestra cartera clientes corporativos. Y estamos expandiéndonos a dar el servicio a motocicletas y camiones», dice Sánchez.

    Sobre el servicio proporcionado, Sebastián León dice ser un «cliente 100% satisfecho. Excelente servicio y atención». Como él, el pedido de información y del trabajo aumentan cada semana. Por ello, Corpayuda abrió hace ocho meses su nuevo centro de atención, donde ya opera directamente la mecánica y la lavadora de autos.

    A la vez, se han diseñado varios planes de servicio para que las personas se incomoden lo menos posible. «También podemos ofrecer capacitación mecánica para las mujeres, por ejemplo. Nuestro objetivo es siempre facilitar la cita a nuestros clientes».

    Los precios

    Combo 1. USD 48 por retiro del auto del domicilio, prechequeo, revisión técnica y devolución del vehículo.

    Combo 4. USD 88 por retiro del auto del domicilio, prechequeo, revisión técnica, cambio de aceite y devolución.

  • Entre hermanos afinan una receta de cerveza artesanal

    Redacción Quito

    La cerveza artesanal está de moda y en Quito aparecen nuevas marcas con frecuencia. Para diferenciarse de la competencia existen estrategias y Santana Brewing Company tiene algunas propuestas con las que gana mercado.

    Este emprendimiento de carácter familiar salió a la luz hace tres años cuando los hermanos Sebastián y Pedro Navarro invirtieron cerca de USD 4 000 y empezaron a elaborar el producto de forma casera. Ellos usaban ollas y barriles para elaborar 40 litros semanales. Sus primeros clientes fueron amigos y familiares que probaban la cerveza en reuniones.

    «El inicio fue una etapa de experimentos. Probamos algunas mezclas y estandarizamos las recetas para que el producto sea identificable», cuentan.

    Luego, hace un año y medio, los hermanos Navarro compraron maquinaria de un negocio que cerró sus puertas. Invirtieron USD 100 000 en una planta artesanal y la instalaron en un taller de 80 metros cuadrados, ubicado en la Mitad del Mundo. «Es una planta muy bien equipada, le hicimos algunas mejoras y así arrancamos una nueva etapa de este emprendimiento».

    Sebastián y Pedro están al frente del negocio. Ellos se encargan de ajustar las recetas, de manejar la planta y hasta de embotellar manualmente las cervezas. Hoy ofrecen cinco variedades (irish red, amber, morena, stout y pale ale) que se venden en 10 puntos en Quito y Cumbayá.

    Esta microempresa puede elaborar 250 litros a la semana. Uno de los negocios que ofrece la marca Santa Brewing Company es Jurgen Café, con dos locales en Quito y Cumbayá. Cristian Endara, uno de los socios, explica que la cerveza de los hermanos Navarro se vende desde que Jurgen Café abrió sus puertas, en marzo del 2013. «Es un producto distinto y tiene bastante demanda. La prefieren hombres y mujeres de 25 años en adelante».

    Otra estrategia que utilizan es el alquiler de dispensadores de cerveza artesanal para eventos sociales. Cada semana tienen un cliente. Los hermanos Navarro explican el funcionamiento del dispensador y el cliente solo se encarga de servir la cerveza a sus invitados. «Cada semana tenemos pedidos», dice Sebastián.

    Otro de los locales en los que se vende la marca es en el Café Bar Cats, en La Floresta. Su propietario, Álvaro Hernández, asegura que es un buen producto con demanda, en especial por turistas europeos y estadounidenses que llegan a Quito y que buscan sabores diferentes.

    LA MATERIA PRIMA

    Del extranjero. La malta es de Bélgica y Alemania, los lúpulos (la flor que sazona la cerveza) llega de EE.UU. Y las levaduras, de Francia.

    Los envases. Las botellas de vidrio las compran a Owens Illinois Ecuador, con base en Guayaquil.

    Facturación. USD 5 000 es la facturación mensual promedio

  • Prendas originales con enfoque ancestral

    Redacción Quito

    El amor por el diseño es lo que motivó a Santiago Sánchez y Stephany Meza a crear la firma Nahual; una microempresa que se especializa en la fabricación de prendas de vestir con un enfoque medioambiental.

    La diseñadora de modas y el diseñador gráfico decidieron en el 2012 desarrollar una iniciativa textil independiente con estilos modernos. Con una inversión inicial de USD 6 000, ellos compraron máquinas de coser, materia prima y una impresora digital de tela que importaron desde China, con las que fabrican una gran variedad de prendas.

    Entre los productos que elaboran están: camisetas, blusas, sacos y chompas, cada uno con un diseño particular. Sus clientes pueden encontrar las prendas en tallas small, medium y large, y están direccionados a niños y adultos.

    Así también sus diseños contienen elementos de culturas de Centroamérica y figuras geométricas del mandala (imágenes simbólicas espirituales), de la filosofía budista.

    Daniel Romero, cliente de la marca desde hace ocho meses, indica que la originalidad y la calidad de la ropa es lo que lo motivó a comprar su línea. «Los detalles de los puños y las etiquetas son de excelente calidad», indica.

    El 70% de las ventas se realiza a través de su página en Facebook. Su facturación varía entre USD 300 y 1 000, al mes, dependiendo de la temporada y las entregas las hace Sánchez en su bicicleta.

    Así también, Nahual creó la Feria Karishina para mostrar sus prendas y también obras de otros microempresarios. Camila Rueda indica que la mezcla entre lo cultural y lo actual es lo que la motivó a comprar sus productos.

    Negocio por dentro

    Los productos. Otros de los artículos que se derivan de la marca Nahual son muebles, llaveros y velas aromáticas.

    La materia prima. Los emprendedores solamente utilizan telas de algodón o de materiales suaves. La técnica de estampado que manejan es la serigrafía.

  • La inclusión e innovación financiera son los retos

    Redacción Guayaquil

    Generar oportunidades para microempresarios de zonas rurales, brindarles cobertura e innovar los servicios fueron los retos que propuso la VIII Cumbre Internacional de Asesores de Microfinanzas, realizada el 10 de julio en Guayaquil. Al encuentro, organizado por la Fundación Alternativa, acudieron 180 delegados de 64 instituciones de microcrédito, provenientes de ciudades como Santa Elena, Ibarra, Tulcán, Ambato, Latacunga, Cuenca, etc.

    Durante el encuentro, los asistentes analizaron la importancia de la capacitación a los asesores de crédito, que actúan como nexo entre el cliente y la asociación financiera. Los temas, que incluyen las políticas públicas, el financiamiento, la inclusión económica y la innovación, sirvieron como herramientas para los asesores, que a su vez guiarán al emprendedor en el momento de iniciar una operación.

    Para Freddy Albarracín, director ejecutivo de Fundación, la inclusión financiera busca eliminar la brecha que hay en Ecuador y en Latinoamérica, en cuanto al esquema de atención de microcréditos dirigidos al sector rural. Actualmente, hay 300 operadores de microfinanzas legalmente reconocidos en el país. Hace 20 años solo existía una organización enfocada a otorgar microcréditos.

  • Las sábanas de Lulu Linens, un negocio donde reina el blanco

    Redacción Quito

    La fascinación por los detalles la llevó a dejar el negocio de las ventas y a apostarle al diseño para, literalmente, «vestir a los dormitorios». Así fue como Lourdes de Eastman contrató costureras y empezó con la confección de sábanas, pijamas y otros productos.

    Ella recuerda que todo empezó luego de un viaje a la India en el 2005, donde descubrió el mundo de las telas y el algodón. A su retorno al país, decidió empezar a hacer sábanas. Arrancó hace cuatro años con pequeñas ventas bajo pedido para un almacén y para amigos.

    «Ahí descubrí que ir a un almacén de telas era lo mejor del mundo para mí. Me encanta vestir una cama», dice.

    Victoria Eastman, su hija y socia, consideró que el negocio podía tener mayor potencial. También dejó su trabajo y decidió montar un taller. Así nació Lulu Linens. «Cuando empezamos no sabíamos qué máquinas debíamos comprar para elaborar sábanas, fui a la feria Colombia Moda y así empecé a investigar».

    Conseguir a los proveedores de las telas fue el mayor reto, recuerda Victoria. «Sábanas se pueden hacer de cualquier tela, pero yo buscaba el mejor algodón», relata esta microempresaria.

    El primer contrato fijo fue para elaborar pijamas para Fybeca. Esos primeros ingresos ayudaron a abrir el taller.

    Luego llegó otro pedido de un pequeño hotel de Quito que buscaba insumos de alta gama. El contrato, que contempló la entrega de sábanas, ‘cover duvet’, fundas de almohadas, entre otros, permitió al negocio abrir un nicho de mercado en el sector hotelero. Actualmente, tiene 10 clientes en este segmento.

    Uno de ellos es el Hotel San Agustín de Callo (Cotopaxi). Mignon Plaza, propietaria de este establecimiento, comenta que Lulu Linens es un proveedor cumplido. «Son serios y sus productos son de primera calidad. Tiene buen terminado y las telas son de gran calidad», dice.

    Madre e hija nunca dejaron de soñar con, además de la venta al por mayor, abrir una tienda. «Yo quería vender sábanas de un excelente algodón, con detalles, con excelente acabado, de lujo», dice Victoria.

    La acogida que tuvieron en la feria de emprendedores Grand Bazaar en el 2011 las animó a consolidar este proyecto.

    Así, en mayo del 2013 abrieron su primer local, ubicado al norte de Quito, donde reina el color blanco y los detalles.

    El emprendimiento hoy trabaja en abrir el mercado en Guayaquil. La firma ofrece también ítems personalizados.

    Las ventas

    Los productos. Además de pijamas y sábanas, oferta toallas de mano de lino, pantuflas, servilletas, bolsitas de lavanda y otros.

    Ingresos. En el 2011, los ingresos fueron de USD 2 000 al mes. Hoy, oscilan entre 5 000 y 6 000 al mes.

  • Los accesorios de este negocio salvan a las mujeres de apuros

    Redacción Quito

    ¿Le ha tocado alguna vez tener que grapar la basta de su pantalón porque se deshilachó? La microempresa Oops, chao apuros tiene la solución.

    Este emprendimiento nació como idea hace dos años. Las hermanas Betty y Alexandra Sandoval buscaban productos para salvar aquellos apuros que les toca vivir a las mujeres en la vida diaria.

    Su primer paso fue investigar el mercado y contactarse con proveedores. Las ocupaciones diarias les impedían desarrollar la idea hasta que este año, al quedarse sin trabajo, ambas decidieron que era el momento de operativizar todo.

    «Decidimos pisar el acelerador al proceso y salimos a finales de mayo. Empezamos a desarrollar nuestra marca», dice Alexandra. En los siete meses de funcionamiento han invertido USD 90 000.

    Este negocio tiene en su portafolio cuatro productos. El primero es el fashion tape, una cinta doble faz, hipoalergénica, que permite, justamente, dejar en su lugar a las bastas de pantalón cuando se han deshilachado o en el caso de querer doblarlas sin coser. «Esto ayuda a evitar acciones como grapar los pantalones (…). Las cintas también permiten unir una blusa cuando al abotonarse queda abierto», añade Betty. Además, ayudan a fijar las blusas o vestidos ‘strapples’, permiten ocultar tirantes, etc.

    Otro de los productos son los clips para brasieres, diseñados para cruzar las tiras de estas prendas y así utilizarlas con las blusas sin mangas. También dan realce al busto.

    Oops, chao apuros también ofrece parches para cubrir los pezones en el caso de que la persona no utilice brasieres o use uno transparente. Asimismo, protege del roce con la tela cuando la persona hace ejercicios. Son de tela, lavables y reusables hasta 15 veces. Su último artículo es la esponja para limpiar el desodorante de las prendas.

    Estos productos se importan desde EE.UU. y Taiwán. Sin embargo, el objetivo del negocio es desarrollar productos locales y el 2015 aspiran a lanzar un bálsamo para pies de fabricación nacional. «Por esta tema de las importaciones hemos decidido hacerlo. Estamos buscando proveedores», comenta Alexandra.

    La microempresa no tiene un local para vender sus productos, sino que los distribuye, según los pedidos que recibe. Al inicio solo entregaban productos a Fybeca, pero ahora son 11 clientes.

    La clienta Estefanía Paredes opina que estos productos son muy útiles, especialmente «cuando se tienen emergencias con ciertas prendas».

    La oferta al público

    Precios. El cubrepezón y los fash ion tapes cuestan USD 10. El clip, USD 6,35 y la esponja USD 5,25.

    La venta. Los productos de Oops, chao apuros han participado en ferias en el Distrito Metropolitano.

    Cifras. 90 000 dólares han invertido hasta ahora las dueñas del negocio