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  • La mashua, tubérculo que mueve a mujeres de varias comunidades

    Cristina Marquez

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    El yogurt que elaboran las 16 socias de la organización Mushuk Kawsay tiene un sabor exquisito y cualidades medicinales. El ingrediente principal es la mashua, un tubérculo andino similar a la oca que estuvo cerca de desaparecer por el poco valor que tenía en el mercado.

    “Este producto nos representa. No solo nos está ayudando en nuestro progreso económico, sino que también tiene parte de la herencia de nuestros abuelos”, cuenta orgullosa María Cutiupala, presidenta de la organización.

    Dice que la mashua dejó de cultivarse hace casi una década y que las semillas se estaban perdiendo. En el mercado era un producto menospreciado y a veces hasta lo dejaban saquillos llenos del tubérculo abandonados en las esquinas para no traerlo de regreso a casa después de una mala venta.

    La organización que agrupa a mujeres de varias comunidades de San Juan, una parroquia situada a 30 minutos de Riobamba. Ellas se asociaron en el 2010 para emprender en otra área: la producción de papas y la crianza de cuyes. Cuando la agrupación se fundó tenía 40 socias, pero muchas se retiraron en el inicio.

    El primer éxito que alcanzaron juntas fue la compra de una infraestructura propia donde cuentan con un espacio para la fabricación del yogurt, sala de reuniones y una pequeña bodega. Por el buen mantenimiento de la fábrica y las prácticas higiénicas adecuadas, ellas obtuvieron el registro sanitario para su producto.

    La idea de preparar un yogurt de mashua surgió tras un acercamiento de la organización con la Unidad de Emprendimientos del Gobierno Provincial de Chimborazo. Un grupo de técnicos de esa entidad realizó un estudio de las potencialidades del producto y diseñó una estrategia para introducirlo en el mercado.

    “Al principio fue muy difícil, sobre todo al momento de convencer a las compañeras de invertir en un nuevo emprendimiento. Pensábamos que, si nadie quería las mashuas en los mercados, menos las iban a querer como yogurt”, recuerda Cutiupala.

    Sin embargo, las emprendedoras decidieron apostar por el producto y en el 2015 empezaron a capacitarse. Ellas aprendieron sobre el manejo adecuado de la leche y cómo convertirla en yogurt. Además, prácticas de higiene.

    La primera semana elaboraron de manera artesanal los primeros cinco litros de yogurt. El sabor agradable y diferente cautivó de inmediato al público, y pronto la cantidad se volvió insuficiente.

    El año pasado, las mujeres recibieron una donación del Gobierno Provincial para mecanizar el proceso de elaboración. Ellas recibieron ollas pasteurizadoras, recipientes y mesas de acero inoxidable, entre otros enseres para equipar su planta de producción.

    Hoy la producción se incrementó a 80 litros semanales, que se envasan en recipientes de tres presentaciones. Ofrecen desde envases pequeños para consumo personal, hasta envases de 2.5 litros, y cuestan entre USD 0,50 y 3,50. “Esos equipos marcaron un avance importante.

    María Cuyupala, Mercedes Borja, Melisa  Álvarez son parte de Mushuk Causai. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    María Cuyupala, Mercedes Borja, Melisa Álvarez son parte de Mushuk Causai. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Las mujeres de Atucucho saben liderar y emprender

    Redacción Líderes

    La mejor forma de iniciar y desarrollar un programa de emprendimiento es enseñar aquello que mejor se sabe hacer. Sobre esta base Moderna Alimentos, con asistencia técnica de Plan Internacional, ejecutó el proyecto Rincón del Sol (Rinsol). Lo hizo en uno de los sectores más populares de Quito: Atucucho, en el noroccidente.

    Es un programa desarrollado con 25 mujeres dedicadas a la panadería y pastelería, que brinda servicio de catering con almuerzos y refrigerios en guarderías infantiles. Este proyecto, cuenta con el apoyo de Plan Internacional para asistencia técnica.

    Tras dos años de ejecución, el Proyecto Rinsol finalizó. En una evaluación que se hizo se concluyó que los objetivos y propuestas planteados desde el inicio, se cumplieron, principalmente el empoderamiento de mujeres, la estructuración de un proyecto de vida y la conformación de un grupo con vocación y habilidades para emprender negocios.

    El evento de clausura se realizó el pasado 4 de agosto en el Centro Infantil Semillitas de Dios, ubicado en Atucucho.

    Como eje transversal de este proyecto, se transmitieron capacitaciones relacionadas con mejorar su autoestima, igualdad de género, elaboración de planes de vida, creación de un negocio propio, asesoría en crédito y manejo de servicios financieros.

    También, recibieron información que les permitió mejorar sus capacidades de empoderamiento y, por ende, incrementar el aporte económico para sus hogares. Moderna aportó con el diseño y ejecución del proyecto. Adicionalmente, brindó apoyo en la mejora y adecuación de infraestructura, instalaciones, equipos y artículos de cocina. Además, participó con el voluntariado corporativo y más de 100 horas de capacitación en temas de pastelería y repostería.

    Tatiana Pauta, una de las beneficiarias del programa, contó que el programa le aportó conocimientos en lo personal y profesional.

    “Aprendí sobre equidad de género y ahora lo pongo en práctica con las personas que trabajo, converso con mi esposo de los temas que aprendo y vamos creciendo juntos. Mi compromiso es seguir participando y aprender sobre la elaboración de panes y pasteles. Gracias al apoyo de Moderna Alimentos y al programa Rinsol construimos nuestro propio negocio. A buena hora tenemos grandes resultados, logrando bienestar, tranquilidad y un grupo con un objetivo en común”, dijo.

    También se evidenció la necesidad de tener una caja de ahorro autogestionada. Al momento han ahorrado USD 280, capital que está a disposición de las socias, con el fin de contar con recursos propios para el desarrollo de emprendimientos o solventar necesidades individuales o colectivas.

    Este mes terminó el programa Cosiendo sueños, dirigido a las esposas de los trabajadores de la planta que Moderna Alimentos tiene en Manta. De igual forma, durante dos años, aportó con capacitaciones permanentes sobre corte y confección.

    Las asistentes aprendieron técnicas necesarias para desempeñarse en esta rama y obtener su título como Artesanas en la Federación de Artesanos de Manta.

    Las participantes, moradoras del sector de Atucucho, recibieron un certificado que valida la capacitación que ellas recibieron en este tiempo. Foto: Cortesía Moderna Alimentos
    Las participantes, moradoras del sector de Atucucho, recibieron un certificado que valida la capacitación que ellas recibieron en este tiempo. Foto: Cortesía Moderna Alimentos
  • Su estrategia mezcla sabor y superación

    Redacción Quito

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    Cansadas de que las tareas del hogar sean sus únicas actividades diarias, 16 mujeres decidieron reunirse para conversar, salir de la cotidianidad y aprender a hacer manualidades juntas.

    Sin embargo, debido a la difícil situación económica en la que varias de estas mujeres se encontraban al separarse de sus maridos, decidieron organizarse para emprender en el mundo de los negocios. Así nació, en el 2015, el Grupo de Mujeres Emprendedoras La Rumiñahui.
    María Inés Ayala, coordinadora de esta organización, comenta que el primer obstáculo con el que se enfrentó el grupo, fue la creación de un producto innovador que cause impacto en el mercado.

    No obstante, gracias a la ayuda de la Agencia de Promoción Económica del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (ConQuito), el grupo obtuvo la capacitación necesaria y decidió incursionar en el mundo de la pastelería y galletería.

    El Grupo de Mujeres Emprendedoras La Rumiñahui decidió mantener, desde un inicio, un sistema de caja comunal donde todos sus ingresos permanecían guardados. Gracias a esto, ellas lograron acumular la inversión inicial de USD 900 que serviría, en octubre del 2016, para la creación de su empresa Divinos pasteles y galletas.

    Después de 4 meses de pruebas e investigación, estas emprendedoras lograron desarrollar recetas únicas con productos ancestrales como: chocho, quinua, zapallo, amaranto, camote, entre otros; que al mezclarse con frutas y otros ingredientes naturales, dan paso a la creación de pasteles y galletas sin azúcar y que, además, tienen un alto valor nutricional.

    Ayala cuenta que lo más difícil para las emprendedoras ha sido el riguroso proceso de capacitación que fue necesario para dar inicio a la empresa. Además, encontrar el tiempo, dentro de sus actividades diarias, para asistir a las exposiciones que impulsan los productos. Esto ha sido complicado.

    “No es fácil capacitarse cuando nosotras somos madres, amas de casa y estamos solas; es difícil, pero nunca imposible”, comenta María Inés.

    En la actualidad en día, Divinos pasteles y galletas produce una amplia gama de estas golosinas que están especialmente dirigidos a personas que por problemas de salud, como los adultos mayores, han tenido que dejar de consumir sus postres preferidos.

    Esta pastelería ofrece productos naturales que son consumibles para todas las edades y que buscan ser accesibles para el mercado quiteño. La porción de pastel de chocho con durazno, por ejemplo, tiene un costo de USD 2; el pastel completo , de 12 porciones aproximadamente, USD 25.

    Según la coordinadora de esta organización de mujeres, la solidaridad y la colaboración grupal son la base en la que se fundamenta su emprendimiento. Por este motivo, las mujeres se encargan de que toda la materia prima que se utiliza en la elaboración de sus productos venga siempre de lugares afines al llamado ‘fair trade’ o comercio justo.

    Estas emprendedoras buscan constantemente exhibir sus productos en ferias y exposiciones para poder crecer cada día más. Así, fruto de este alcance, la empresa logra facturar mensualmente la cantidad de USD 1 000.

    Para las mujeres de la agrupación, estos ingresos económicos representan una gran ayuda para sustentar a sus familias, pues en su mayoría son divorciadas o madres solteras. Sin embargo, las integrantes se encargan de seguir aportando a la caja comunal para dar más recursos a la empresa.

    Para María Inés Ayala, lo más importante y trascendente que le brinda su emprendimiento es un mundo nuevo de posibilidades y oportunidades para salir adelante y espera que, en un futuro, su empresa esté totalmente consolidada y pueda vivir de ella.

    María Inés Ayala, coordinadora del Grupo de Mujeres Emprendedoras de Rumiñahui y su empresa Divinos. Foto: Diego Pallero /LÍDERES
    María Inés Ayala, coordinadora del Grupo de Mujeres Emprendedoras de Rumiñahui y su empresa Divinos. Foto: Diego Pallero /LÍDERES
  • Aquí forman a las mujeres para que trabajen en casa

    Mayra Pacheco

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    Las mujeres se sienten en casa cuando acuden al taller del Proyecto Esther. En este lugar, adecuado en el departamento de Ginger Pazmiño, las personas desarrollan nuevas habilidades para generar recursos económicos extras para sus familias.

    Amas de casa y profesionales acuden a este sitio para aprender a confeccionar carteras, sábanas, cubrecamas, cojines, manteles, individuales, cortinas, tarjetas, muñecos, entre otras manualidades. Los costos de los cursos oscilan entre los USD 10 y 140, incluidos los materiales. Su duración depende de cada persona.

    La capacitación en algunos casos empieza desde cero. Pero eso no es relevante. No importa si las interesadas tienen experiencia, tampoco cuenta la disponibilidad de tiempo. Lo único que se requiere es que las mujeres tengan ganas de salir adelante, enfatiza Ginger Pazmiño, promotora de Proyecto Esther, desde hace nueve años.

    Para que las mujeres, sobre todo quienes son jefas de hogar, puedan combinar la responsabilidad de cuidar de su familia con el trabajo, Pazmiño implementa una modalidad flexible.

    Las alumnas de Proyecto Esther asisten a las capacitaciones en sus tiempos libres. Generalmente, es en la mañana, luego de que los niños se van a la escuela o el colegio.
    En el taller, ellas aprenden a manejar las tijeras, agujas y hasta la máquina de coser. Cuando ya dominan la técnica se llevan el trabajo para terminarlo en sus casas.

    Así las madres pueden cuidar a sus hijos y trabajar al mismo tiempo, como lo hace Pazmiño, desde que renunció a la abogacía.

    Tras quedar desempleada en el 2006, Pazmiño cuenta que no dudó en sacrificar el área de la sala y del comedor de su casa para montar ahí un taller de manualidades y estar cerca de sus tres hijos: Michael, Ginger y Karly. “No importa en qué situación nos encontremos, lo importante es dar el primer paso para progresar”.

    Una vez que notó que esta idea funcionaba, junto con sus compañeras Rocío Izquierdo y Lucía León, crearon el Proyecto Esther para que más mujeres se sumen.

    Desde que empezó esta iniciativa se han capacitado a más de 400 personas de manera presencial. Para quienes no pueden asistir a los talleres se cuenta también con otros recursos.

    El proyecto tiene la revista Ginelly que circula en Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Panamá y también Colombia. Esta publicación tiene el apoyo de la marca Brother. Otra opción es el canal de YouTube Ginelly La Revista y una ‘fan page’ en Facebook.

    Esta capacitación ha permitido que las mujeres emprendan sus proyectos propios o colaboren en pedidos grandes.

    Los productos se han entregado en Supermaxi, en el Comité Femenino Inclusivo del Ministerio de Finanzas, librerías cristianas, en El Coral. Además, se reciben pedidos en el condominio esquinero de las calles Versalles y Marchena, departamento 103, en Quito.

    La calidad de los productos es lo que más destaca Soraya Arévalo, presidenta del Comité Femenino Inclusivo del Ministerio de Finanzas. Por esto, esta organización solicita a Proyecto Esther adornos, maletas y otros para fechas especiales. Para esto se destina unos USD 1 500, según el pedido.

    Proyecto Esther factura alrededor de USD 25 000 al año. Las materias primas se importan desde Colombia y tiendas del país.

    Madelaine Orna, propietaria de Gafetes y Corchetes, comenta que entrega telas de algodón, entretelas para acolchar, sesgos, botones. Los pedidos se hacen cada tres meses y bordean los USD 200. “Para apoyar esta causa vendemos a un precio especial”.

    En el taller de Proyecto Esther ubicado en Quito, Ginger Pazmiño (de pie) junto a sus compañeras elaboran un juego completo de lencería para el comedor usando la técnica de patchwork. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
    En el taller de Proyecto Esther ubicado en Quito, Ginger Pazmiño (de pie) junto a sus compañeras elaboran un juego completo de lencería para el comedor usando la técnica de patchwork. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Su meta es incluir a mujeres en la alta gerencia

    Redacción Quito

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    ‘Mamá, ¿eres feminista?’ Marcia Yazbek confiesa que le tomó dos años responder esa pregunta.

    Un día, comenta, repentinamente decidió llamar a su hijo por teléfono que estudia medicina en Buenos Aires (Argentina) para contestarle: “sí, soy feminista”.

    El cuestionamiento de Rashid Benítez Yazbek, su hijo, surgió debido a que comenzó a involucrarse con esa causa y que le llevó a ser directora de Mujeres por Ecuador, una organización que busca la inclusión de mujeres en la alta dirección empresarial y el liderazgo, a través de capacitación, asesorías y otros eventos.

    La iniciativa fue fundada a finales del año pasado por 20 mujeres ejecutivas que cursaron el curso de Gobierno Corporativo para Mujeres del IDE Business School, junto a la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

    Esta lojana -experta en marketing estratégico y operacional- ha ocupado cargos gerenciales en firmas como Pronaca, Nestlé, Hotel Alameda, entre otras firmas. Fue vicepresidenta de la CCQ, entre el 2013 y 2015, y actualmente forma parte de su directorio.
    Patricio Alarcón, presidente de la CCQ, comenta que conoce a Yazbek desde hace unos cinco años y cuenta que ella fue una de las artífices para la creación de Mujeres por Ecuador.

    Alarcón comenta que la ejecutiva es muy activa en las reuniones de directorio. “Es una empresaria activa (…) una persona que tiene liderazgo y su fortaleza está en los temas técnicos”, añade.

    Yazbek reflexiona y cree que se demoró en responder ese cuestionamiento de su hijo debido a que es una alta ejecutiva con una trayectoria de más de 30 años -un mundo comandando por hombres- y, en principio, le dio temor encasillarse bajo ese término que puede ser transgresor en el ámbito de los negocios y que, en su criterio, ha sido estigmatizado.

    “Para mí, ser feminista es darse cuenta de la igualdad entre hombres y mujeres, a pesar de las diferencias biológicas”, dice la ejecutiva. Y por ello, trabaja para que esa brecha se reduzca en el país.

    Su activismo lo combina actualmente con dos proyectos que decidió emprender desde hace tres años: Marketing Buró y Unique Hotel Management, dos firmas que se dedican a proyectos turísticos e inmobiliarios.

    Yazbek volvió a vincularse nuevamente con el turismo, su profesión, después de más de 20 años de estar al frente de empresas del sector de alimentos.

    La inclinación por el turismo nació entre el aroma de café de su natal Alamor, una localidad del cantón Puyango de la provincia de Loja, lugar donde se cultiva café arábigo de altura.

    Por los negocios de sus padres, toda su familia se mudó a Quito y en la capital ingresó a la carrera de Hotelería y turismo en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) y concluyó la carrera en la Universidad Rey Juan Carlos, en España, en 1986. Trabajó durante 10 años en diferentes hoteles.

    Silvia Córdova conoció a Yazbek cuando ella trabajaba en el Hotel Alameda. Córdova cuenta que debido a su trabajo en el Banco Central del Ecuador debía contratar los servicios que ofrecía el hotel para eventos y por esta razón la conoció.

    “Trabajar con ella era muy grato porque era una persona muy organizada”, dice Córdova. La relación laboral se convirtió en amistad debido a que las dos comparten los mismos valores.

    A la ejecutiva lojana, dice su amiga, le gusta cocinar. “Si ella le dice un día ‘te espero para almorzar en mi casa’, una se encuentra con una comida espectacular, como si hubiera preparado para algo superespecial”, cuenta.

    Mientras que su apego al mundo de los negocios, lo atribuye a su origen libanés. “Creo que tenemos en la sangre esas ganas de emprendimiento y comercio. Es innato, creo yo”, dice Yazbek.

    Al sector de alimentos llegó en 1993. En ese año, se vinculó con Nestlé, en donde trabajó casi siete años en cargos como Gerente de Marketing de Consumo o principal de la división de servicio al consumidor. Gabriel Hidalgo, actual gerente General de Nestlé, fue su compañero durante esos años. “En esa época, teníamos que trabajar con mucha presión y nos quedábamos trabajando largo (…) Era un tema de poner el hombro y sacar el proyecto adelante, cueste lo que cueste”, cuenta Hidalgo.

    Yazbek comparte el rol de ejecutiva con el de madre de dos hijos profesionales. En sus tiempos libres le gusta caminar y puede escuchar desde música clásica de Vivaldi hasta ‘pop-rock’. El camino de aprendizaje de Yazbek no se ha detenido. Actualmente estudia Leyes en la Universidad Técnica Particular de Loja.

    17% de firmas del país tienen gerentas

    Marcia Yazbek avala su causa en estudios y estadísticas. Por ello suscribió un acuerdo con la firma consultora Deloitte.

    Actualmente esta alianza busca difundir el estudio de mujeres ejecutivas realizado anualmente por la consultora, que tiene como finalidad obtener una medición entre las principales empresas del país del impacto de las mujeres ejecutivas en el mercado laboral ecuatoriano.

    En el estudio participaron 100 empresas nacionales y multinacionales de varias industrias. De la muestra analizada, un 50% de los participantes afirma que tienen de 0 a 50 mujeres en su empresa; un 18% de 50 a 100 son mujeres; un 15% de 100 a 200 mujeres, un 5% de 200 a 300 mujeres, por último un 12% opina que más de 300 personas son mujeres.

    Únicamente un 5% de mujeres ocupa la posición de presidente, al compararlo con el año pasado este porcentaje se mantiene sin variación (5%).

    Mientras que en vicepresidencia, el porcentaje disminuye a un 6%; el año pasado fue 8%. Por otro lado, en gerencia general se registra un aumento al 17% (frente a 12% del 2016).

    Las mujeres accionistas de las empresas subieron a un 27% (frente al 22%). A excepción de la vicepresidencia, todas las posiciones indican una mayor participación de mujeres. Por otro lado, un 45% de las mujeres ocupan otro tipo de posiciones en las empresas frente al 53% del año anterior.

    Del porcentaje de mujeres en las organizaciones, un 68% de los encuestados opina que tienen hasta 10 ejecutivas en puestos estratégicos.

    Marcia Yazbek Esta ejecutiva con una trayectoria de 30 años en la industria hotelera y alimenticia busca que la mujer tenga más participación en altos mandos.
    Marcia Yazbek Esta ejecutiva con una trayectoria de 30 años en la industria hotelera y alimenticia busca que la mujer tenga más participación en altos mandos.
  • Siete mujeres preparan dulces y platos andinos

    Redacción Quito

    Sazón, organización y empeño fueron las claves de siete mujeres para emprender su negocio. Su nombre es Mermeladas Caliche y tiene su base en Tumbaco, parroquia rural de Quito.

    La historia de este emprendimiento comienza en Caliche, un recinto de Imbabura y tierra natal de Narcisa Jácome, quien siempre lleva una sonrisa en su rostro.

    Su abuela preparaba unos dulces duros con frutas típicas de esas localidad imbabureña; ella aprendió a prepararlos pero con una variante: hizo mermeladas.

    Jácome es madre de familia y abuela. Ella buscaba un negocio que le permita estar cerca de sus seres queridos y ganar un dinero extra. Así nació Mermeladas Caliche, con el apoyo de una de sus amigas y vecina, Janeth Andaluz. Entre las dos levantaron este emprendimiento.

    Andaluz no lo dudó y emprendieron este camino juntas, que trajo consigo nuevas oportunidades para las siete emprendedoras.

    Los nuevos ingresos significaron un alivio para ellas y sus familias, relata Andaluz, quien es oriunda de Tumbaco.

    Las mermeladas se preparan con frutas y hortalizas orgánicas. Uno de sus sabores preferidos es el de ají, que lo cultivan en sus casas. Además utilizan uva, mora, frutilla, leche y más, es decir, son más de 13 sabores que tienen dentro de su negocio.

    El objetivo de estas mujeres es rescatar los sabores típicos y naturales de las localidades de la sierra ecuatoriana; por eso,el emprendimiento lleva el nombre de Caliche, como el lugar de nacimiento de Jácome de 60 años.

    Levantar un negocio no es fácil, por lo que cada uno invirtió USD 30 para lograrlo, es decir, en total se destinó USD 210 aproximadamente. El monto fue destinado a la compra de los ingredientes y de las botellas de vidrio, que es uno de los rubros más costosos.

    Las mermeladas se preparan en su casa y sacan una producción, cada 15 días, de 400 envases que se comercializan en los diferentes puntos de la ciudad y en ferias. En estos espacios obtienen cerca de USD 700 por mes. Las ganancias se reparten equitativamente.

    Verónica Noboa
    es madre de una niña a la que cuida desde que tenía siete meses. Ella no sabía nada de cocina pero aprendió las delicias que le enseñó Jácome, quien es su suegra.

    Ella es una de las más jóvenes de este grupo y colabora, además, en la elaboración de una página en Facebook para promocionar su producto y a las mujeres.

    El emprendimiento, que nació a mediados del año anterior, tiene otros productos típicos de esta zona rural como el cariucho, las habas con mellocos y demás delicias andinas, explican las mujeres, quienes viven cerca a la vía al Ilaló.

    Durante este tiempo de negocio, las emprendedoras han participado en una serie de actividades para promocionar su negocio.

    En Pifo, otra parroquia rural del Distrito Metropolitano de Quito, mostraron sus mermeladas en una feria de sabores. En Quito recibieron un reconocimiento por presentar una colada morada diferente con el pan que se prepara en Caliche. Esto les llenó de orgullo, al igual que sus clientes, quienes destacan el sabor y el esfuerzo de estas mujeres por rescatar lo típico y lo nuestro.

    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
  • El género es un tema de análisis en la aviación

    Redacción Quito

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    Los retos de las mujeres en la industria de la aviación, así como los desafío profesionales y personales fueron parte de la agenda en el Encuentro de Mujeres Líderes en Aviación.

    Esta fue la segunda edición y se desarrolló en Quito, el martes pasado. Este año participaron 200 mujeres, por lo que aumentó el número de asistentes a esta cita en comparación con el 2015.

    El encuentro contó con conferencias de primer nivel. Hubo cinco paneles de tres o cuatro personas. Mientras que el año anterior solo fue un panel de tres conferencistas, quienes abordaron temas como el mercado de aerolíneas con la participación de representantes de aerolíneas.

    Este año, además, se apostó por la formación profesional. “Lo importante es que se llevan conocimientos, ya que la parte profesional es esencial”, señaló Carolina Ortiz, quien es líder del departamento de Aviación de la firma de abogados Paz Horowitz y una de las organizadoras del evento, que se realizó en las instalaciones del Hotel Hilton Colón.

    Otros temas abordaron la infraestructura, la navegación aérea, el empoderamiento de la mujer y más. Para Ortiz, uno de los paneles estrella fue la apertura tecnológica, en el que se contó con la presencia de voceros de Google y Iron. La primera empresa presentó su proyecto de globos aerostáticos para llevar Internet a los hogares. Iron, que maneja temas satelitales, se enfocó en cómo evitar que los aviones se pierdan en el espacio. “Es una iniciativa personal grandiosa, que superó fronteras de Latinoamérica y el Caribe”, resumió la organizadora del encuentro.

    Según Ortiz, hay una sinnúmero de fortalezas que tienen las mujeres en la industria. Sin embargo, una de las debilidades es la naturaleza de ser mujer y madre. “Un reto es tener familia y, también, destacar profesionalmente. Hay organizaciones que dan la apertura y se comprende la naturaleza de ser madre; otros que no”.

    En esto coincide Raquel Sviercovich, comandante de un avión de Tame. Ella empezó su carrera en 1986 en un taxi aéreo y ahora suma cerca de 15 000 horas de vuelo. Reconoce que fue una época difícil pero se ha dado una apertura al trabajo de las mujeres.

    “Aún hay machismo y falta que se acepte como somos, es decir, con nuestros hijos y lo que trae consigo. Eso no se avanza todavía. Nos dicen que somos mamás y que tendremos problemas. Eso hay que superar”.

    En el Encuentro de Mujeres estuvo presente Alina Nassar, quien es presidenta electa de la Asociación Internacional de Mujeres en la Aviación. Ella destacó que la lucha por posicionar a la mujer dentro de la industria se mantiene en pie y sigue como uno de los grandes retos. “Este foro regional es una de las acciones que apoyamos para mejorar la situación”.

    Otras actividades se enfocan en conocer la participación de la mujer en las empresas y su lucha por alcanzar puestos en un espacio desarrollado por hombres.

    En la región y el mundo se darán nuevos eventos en el marco de empoderar a la mujer en la industria. En marzo EE.UU. será el anfitrión de un encuentro similar. Y Alemania organizará otro en noviembre de este año.

    En el evento que se cumplió en Quito se delinearon los retos de las mujeres en la industria. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    En el evento que se cumplió en Quito se delinearon los retos de las mujeres en la industria. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Un convenio para mujeres innovadoras

    Redacción Quito

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    Las mujeres ecuatorianas innovadoras recibieron la semana pasada un nuevo respaldo a su trabajo. ONU Mujeres y el Centro de Competitividad e Innovación firmaron un acuerdo para promover el emprendimiento y la innovación del género femenino.

    El objetivo del convenio es apoyar el proyecto Mujeres Innovadoras que ejecutará el Centro de Competitividad e Innovación, que tiene oficinas en Quito y Guayaquil. La alianza permitirá compartir información sobre la participación de mujeres en actividades productivas incorporar el enfoque de género en las actividades productivas, apoyar y promover reuniones y talleres, entre otras metas. Además, ONU Mujeres brindará asistencia técnica.

    Esta iniciativa ya genera interés en organismos nacionales e internacionales. El Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Cámara de Industrias de Guayaquil, la Cámara de Comercio de Quito, la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación, entre otros, manifestaron su apoyo a este convenio. Representantes de estos y otros organismos asistieron a la firma del acuerdo, que se cumplió en las oficinas de la ONU, en el norte de Quito.

    Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres, destacó la firma del convenio porque permite generar alianzas y redes en favor del empoderamiento económico femenino. “Al respecto hay avances, pero hay que seguir alertas porque falta camino por recorrer, en la igualdad de géneros”.

    La funcionaria reconoce avances en los últimos 20 años en reducción de brecha salarial, aunque sigue siendo persistente en América Latina. También hay más vinculación de mujeres en carreras vinculadas con la ciencia, la tecnología y la economía, aunque dista de ser equitativa y de estar en un porcentaje similar a la de la participación de los hombres.

    Aído mencionó algunos datos. Dijo, citando cifras del INEC, que las mujeres aún trabajan 17 horas más a la semana que los hombres y que las remuneraciones son un 23% menor que los hombres.

    A escala global, según Aído, el 75% de las mujeres se ubica en trabajos informales. Todo esto deja ver que las mujeres aún tienen retos por delante y que convenios como el firmado sirven para equilibrar los indicadores. “Confiamos en que esta sea la primera de muchas iniciativas para promover los derechos de las mujeres ecuatorianas”.

    Nathalie Cely explicó que el Centro de Competitividad e Innovación surge por el trabajo de líderes empresariales, académicos, emprendedores sociales y expertos en políticas públicas.
    La representante del organismo enfatizó en el tema de innovación social, como una herramienta de crecimiento. “Las soluciones más eficientes pueden venir de la innovación social”.

    Con este convenio, agregó Cely, el objetivo es apoyar a que las mujeres crezcan, que sean potentes en distintos ámbitos. “Queremos dotarles de capacidad para la innovación, para usar la tecnología y que sus emprendimientos y negocios sean exitosos”.

    El programa Mujeres Innovadoras tiene cuatro componentes: el primero es el premio nacional a la innovación femenina, que se lanzará en marzo. Luego está la generación de capacidades gerenciales, tecnológicas y de innovación. El tercer componente es el diseño de instrumentos financieros con enfoque de género. Y el último es la mentoría.

    A la firma asistieron representantes de organismos internacionales, entidades públicas y firmas privadas. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES
    A la firma asistieron representantes de organismos internacionales, entidades públicas y firmas privadas. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES
  • Mujeres kichwas dinamizan Cotacachi

    José Luis Rosales

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    Una feria de productos orgánicos, la elaboración de artesanías, la guía de turistas, el servicio de alimentación.

    Esas son algunas de las alternativas económicas que impulsa el Comité Central de Mujeres de la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac), en Imbabura.
    La entidad tiene dos décadas de trayectoria y aglutina a 30 organizaciones. Son 400 mujeres, la mayoría kichwas, que están organizadas, explica Magdalena Fueres, vicepresidenta del Comité.

    La preparación de alimentos es el principal rubro de ingresos económicos de esta organización comunitaria.

    Las emprendedoras son las responsables, por ejemplo, de proveer la comida para 140 niños de los Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV) de las comunas Tunibamba, Calera y Santa Bárbara.

    El servicio permite mantener ocho plazas de trabajo, por lo que las socias se turnan para ocuparlas. Las damas se encargan de la preparación y distribución de desayuno, refrigerio y almuerzo.

    Por este servicio tienen un contrato de USD 5 000 al mes, explica Fueres. La mayor parte se va en la compra de víveres y transporte. Y una parte va para las trabajadoras.

    La anterior semana, Rosa Cachiguango, vecina de la parcialidad de Italqui, estuvo de turno en la cocina, que funciona en una casa ubicada en el barrio La Banda.

    En el inmueble, conocido como Jambi Mascaric (Buscando la salud), también funciona un comedor, de lunes a viernes.

    El miércoles pasado se ofrecía como menú sopa de quinua y un platillo de llapingachos, carne y ensalada y jugo de mora. Cada almuerzo lo venden en USD 2,25.

    Los domingos, en este mismo sitio, funciona la feria la Pachamama nos Alimenta, que aglutina a 260 campesinas.

    La mayoría llega con productos que cultivan en sus huertas, explica Carmen Farinango, una de las responsables de esta vitrina.

    Los consumidores pueden adquirir, entre las 05:30 y 10:00, alverja, choclo, fréjol, una variedad de hortalizas y legumbres. También, frutas como mora, uvilla, tomate de árbol, claudia, durazno.

    En uno de los puestos de venta, Carmen Taya ofrecía acelga, col, rábano, remolacha, lechuga y culantro, que trajo desde la comunidad de Tunibamba.

    La mujer, que viste un anaco de color negro y una blusa blanca con rosas bordadas, comenta que es más conveniente vender su cosecha directamente a los consumidores. Calcula que cada semana gana entre USD 40 y 50.

    “El objetivo de la feria es que las compañeras aporten a la economía familiar”, explica Fueres.
    Otra de las líneas en la que ha incursionado la organización es el turismo. El Jardín Etnobotánico, situado en la comuna de Turuco, es uno de los principales atractivos. Ahí se producen plantas nativas, agrícolas y medicinales.

    En este vergel, que es parte de la Ruta del Conocimiento, también se difunden rituales andinos de purificación y demostración del parto vertical, según la promoción que realiza la operadora turística Runa Tupari.

    El Comité Central de Mujeres de la Unorcac también maneja una caja de ahorro, que funciona entre las socias.

    La idea es entregar créditos emergentes, de USD 200 a 300, para alentar pequeñas iniciativas o destinadas a salud y educación.

    Quizá uno de los proyectos más ambiciosos de las emprendedoras es industrializar la chicha de jora.

    Esta bebida, que se la elabora con cinco variedades de maíz, se ofrece en celebraciones colectivas como el Inti Raymi (Fiesta del Sol) o fiestas familiares.

    “Ha sido un proceso difícil”, reconoce Fueres. Por lo pronto, ya cuentan con la primera línea de producción. Esta incluye la recepción de la materia prima, la molienda de los granos germinados de maíz. Para ello se ha hecho un análisis sobre la bebida.

    Lo que hace falta es implementar la fase de elaboración y envasado del néctar. El limitante, por el momento, es la falta de maquinaria. Trabajan en ello.

    La organización

    Servicios.  A las socias también ofrece asesoramiento en economía familiar, acceso a crédito y pago de deudas.

    Crecimiento. La Feria la Pachamama nos Alimenta tiene planes de ampliación. Adecúan un nuevo espacio físico.

    Gastronomía. Las mujeres preservan la variedad de preparación de productos de maíz, mashua, camote, amaranto.

    Turismo. La atención de grupos, de 10 a 15 visitantes, al Jardín Etnobotánico de la Unorcac tiene un costo de USD 60.

    Semillas.  Las mujeres son las encargadas de conservar las semillas para las siembras.

    Mujeres de 300 organizaciones integran la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi.  Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Mujeres de 300 organizaciones integran la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Latinoamérica vive la ‘tormenta perfecta’ para que mujeres hagan tecnología

    Agencia EFE

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    América Latina está viviendo «una tormenta perfecta» para que más mujeres se involucren en el sector de la tecnología, un mundo por años dominado por los hombres, pues las oportunidades y los esfuerzos público-privados así lo permiten, expresaron hoy a Efe expertos regionales reunidos en el Cisco Live!

    «Ahora hay un esfuerzo por vincular por qué la tecnología no solo es un campo interesantísimo para ellas, sino el porqué va a transformar todo lo que han pensado sobre su carrera», consideró Rebeca de la Vega, gerente regional de Responsabilidad Social de Cisco, durante el evento de la tecnológica en Cancún (México).

    Para De la Vega, quien ha experimentado en carne propia lo que es incursionar en el mundo tecnológico, el porcentaje de mujeres que forma parte de la industria «preocupa mucho», pues según los más recientes estudios no supera el 17 % o 18 % del total de ingenieros o profesionales de tecnología en la región, y en el mundo.

    «En América Latina estamos hablando de ese porcentaje, que es un número preocupante, porque las mujeres ahora somos necesarias en este tipo de empresas», añadió, y defendió que este es un buen momento para «arriesgarse», pues «la mujer provee un punto de vista y una perspectiva distinta que enriquece el trabajo tecnológico».

    Eso se suma, dijo, a la «tormenta perfecta» que vive el sector, debido a la proliferación de oportunidades para los profesionales y las posibilidades de capacitación con las alianzas público-privadas «cada vez más comunes», y puso de ejemplo a la Cisco Networking Academy, que ya ha capacitado 320.000 de latinoamericanos.

    «Estamos viviendo una oportunidad extraordinaria, y es en general para todos, hombres y mujeres. Estamos en la digitalización, en la revolución digital y creo que es un momento extraordinario para las personas que decidan esta profesión», dijo la mexicana.

    Añadió que, en el caso específico de las mujeres, «es también una profesión que puede brindar lo que muchas buscamos, que es el balance. Muchas veces estas profesionales o este campo de la tecnología permite el trabajo a distancia, por ejemplo. Permite que las personas sean medidas por resultados y no tanto por el tiempo».

    Unas ventajas que también compartieron otros expertos. Uno de ellos fue Giovani Pacheco, profesor de la Universidad Tecnológica de la Riviera Maya, participante de un foro de maestros dirigido por De la Vega en el marco del evento tecnológico de Cisco, que se adelanta hasta el próximo 10 de noviembre con más de 5.000 participantes en el balneario mexicano.

    «Quisiéramos ver a muchas más mujeres en toda la región. Ahora vemos unas 6 en por cada salón de 30 alumnos, pero queremos ver más. Han hecho muchas cosas buenas y siempre apostamos a ganar-ganar con una mujer», consideró el también instructor de Networking Academy.

    Pacheco expuso en su conferencia que, aunque esta tendencia está creciendo en las aulas latinoamericanas, aún falta superar esa brecha, que, «en muchas ocasiones, las mismas mujeres se la imponen al siempre fijarse solo en cosas suaves».

    Por su parte, José Manuel Wiechers, gerente de desarrollo de negocios de Educación para Cisco México también reconoció que hay «un déficit» en la región de mujeres que se dediquen a la ingeniería, pero sostuvo que es consiente de que «los hombres y las mujeres tienen las mismas capacidades. Incluso, las de ellas son superiores».

    «He trabajado en grupos de solo hombres y se nota cuando llega una mujer. Se fijan en cosas que nosotros no podemos ver fácilmente. Esa es una buena habilidad para la ingeniería», apuntó.

    Al cierre del conversatorio, en el que participaron periodistas y se divulgaron cifras de crecimiento de la penetración en América Latina del programa de capacitación de Cisco, con Perú (30 %), México (18 %), Brasil (15 %) y Colombia (10 %) a la cabeza, la mexicana De la Vega insistió en que «nunca ha sido en mejor momento» para las mujeres.

    «Se han juntado varias cosas. La necesidad del mercado, el interés de los Gobiernos por crear programas y las ganas y la actitud de todos estudiantes» para que las mujeres ingresen a la industria y, en el corto plazo, terminen por liderar equipos completos de profesionales, como en su propio caso.

    «Lo que estamos tratando de hacer es motivar la participación femenina a través de diferentes iniciativas», concluyó al finalizar su participación en el evento, que forma parte del Cisco Live!, la versión latinoamericana de conferencia de desarrolladores y educación más importante de la compañía de San José (California, EE.UU.).

    El porcentaje de mujeres que forma parte de la industria "preocupa mucho", pues según los más recientes estudios no supera el 17 % o 18 % del total de ingenieros o profesionales de tecnología en la región, y en el mundo.
    El porcentaje de mujeres que forma parte de la industria «preocupa mucho», pues según los más recientes estudios no supera el 17 % o 18 % del total de ingenieros o profesionales de tecnología en la región, y en el mundo.