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  • Las plantas, la base de sus cosméticos

    Redacción Quito

    (F)  
    Contenido intercultural

    Los productos típicos de la tierra como cacao, coco, sábila y otros son parte de los ingredientes de Intiyuyo cosmética medicinal y natural, un emprendimiento que nació hace dos años.

    Su dueña Laura Carrión empezó este negocio de la mano de una de sus amigas que vino desde Venezuela hacia Ecuador. Lo hizo para ofrecer talleres sobre la importancia de utilizar cosméticos naturales y propios de la raíces ecuatorianas para las mujeres. La idea le encantó y empezó a especializarse en su producción.

    Lo primero que hizo fueron las cremas con productos típicos de la Sierra, como la sábila. Luego siguieron los desodorantes, que son completamente libres de químicos. “Los productos químicos son demasiado fuertes para la piel y la intoxican, por lo que no son recomendables porque dañan”.

    Su oferta, dice, son naturales y ayudan a humectar la piel. Ella utiliza estos productos y asegura que su piel se recuperó. También la utilizan sus pequeños hijos, en especial su niña, quien suele ponerse el labial de cacao.

    Una de las razones que le impulsó para emprender un negocio es la maternidad. Es madre de cuatro niños y pasa todo el tiempo con ellos. Sin embargo, pensó en generar más para ellos como una ayuda para toda la familia.

    La producción de cosméticos la hace de forma artesanal. Por ejemplo, para producir champú utiliza una alga y unos aceites naturales. Disuelve todo a ‘baño María’ y se convierte en una solución que es ideal para recuperar el cabello de enfermedades como la caspa, la falta de brillo y más.

    Este producto utilizó Mariana Mera, una joven que apoya a los emprendedores que realizan productos naturales. Hace cuatro meses compró este producto y le gustó. “Es un producto de calidad y no afectó su cabello”.

    Ahora planea comprar el desodorante y la crema para su familia, amigas y para ella. La menta, la lavanda y demás productos que se utilizan en los cosméticos también se obtienen de forma natural y son libres de químicos. Carrión planta las hierbas aromáticas y medicinales que usa para su producción.

    “Me gusta que todo mi productos sea natural y con materiales que sean típicos del país”.
    El nombre de este emprendimiento proviene del quichua y significa capuyo de sol o una flor. Es un nombre ideal para que las mujeres se apeguen a lo natural y se rescate la interculturalidad.

    Carrión considera que el uso de las plantas típicas de Ecuador es un ‘plus’ en su negocio porque es necesario que se apueste a lo natural y sobre todo algo que es nuestro. La salud de la piel mejora notablemente y se rescatan saberes que elaboraban nuestros ancestros, destacó esta mujer.

    La inversión inicial que realizó esta emprendedora supera los USD 200. Y su facturación alcanza los USD 100 mensuales. Cuando trabaja en ferias, la situación cambia porque sus ingresos son de USD 80 semanales. La cifra no es baja porque la oferta es nueva.

    Mariela Torres tiene 35 años y durante 15 años utilizó maquillajes clásicos. Pero desde que supo que podía acceder a productos libres de químicos apostó por comprarlos de forma inmediata.

    “Lo que más me gustó es que son elaborados por una emprendedora que apuesta a mejorar la salud de la piel y rescatar los saberes ancestrales con la utilización de plantas que son buenas para la persona”, señala la mujer, quien además es madre de una adolescente de 17 años.

    Torres aseguró que piensa comprar nuevamente estos cosméticos para su hija, ya que tiene un poco de problemas en su piel.

    La meta de esta emprendedora, que vive a una cuadra de la avenida América, en el norte de Quito, es que su negocio crezca.

    Para esto último Carrión, comenzará una campaña de difusión en redes sociales. Ofrecerá sus cosméticos en tiendas naturistas para que llegue a más personas. Finalmente, buscará apoyo para llegar a grandes cadenas comerciales para tener una producción más sostenida. “Es un producto que mejora la calidad de vida”.

    Más datos

    Empresa. En Intiyuyo se explica la importancia de utilización de cosméticos naturales para la salud de las personas.

    Cacao. Este es un producto orgánico que lo trae de Mindo. Es mezclado con miel. Hay sabores de menta y mandarina.

    Canastas. Son el envase de los desodorantes y están elaborados por productores de Cuenca. Son empaques artesanales y biodegradables.

    La concha de nácar
    . Es otro producto esencial para humectar la piel.

    Laura Carrión produce desodorantes, cremas, pasta de dientes, champú y más con productos naturales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Laura Carrión produce desodorantes, cremas, pasta de dientes, champú y más con productos naturales. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • 72 mujeres emprenden con cabuya y lana

    Cristina Marquez

    (F – Contenido Intercultural)

    Las artesanías que elaboran las mujeres de la Asociación Pulinguí Razcuñan son coloridas y tienen aceptación entre los turistas y los amantes de la moda de estilo étnico. Ellas manufacturan bolsos y carteras con fibras de cabuya, y elegantes chalinas, bufandas, gorros y guantes con lana de alpaca y borrego.

    Sus creaciones cuestan entre USD 5 y 35, y se ofertan en ferias artesanales de Riobamba, en la sala de exhibiciones del centro comunitario de Pulinguí y, esporádicamente, también acuden a ferias de Quito, Ambato y Cuenca.

    La meta es mejorar la calidad de sus productos y enviar sus prendas al extranjero, donde la lana de alpaca es apetecida por su textura suave y sus cualidades térmicas. Para lograr ese objetivo ellas se capacitan una vez a la semana en su centro comunitario.

    “Soñamos con ser grandes empresarias. Actualmente ganamos poco con la venta de las prendas, pero estamos ahorrando y mejorando nuestro trabajo para encontrar nuevos mercados en el extranjero”, cuenta la presidenta, Escolástica Guzmán.

    La agrupación se inició en la manufactura de prendas de vestir en el 2014, cuando sus integrantes notaron la acogida que los productos de otras comunidades tenían entre los turistas. Sin embargo, la asociación surgió en 1996.

    Hasta ese año, las 72 integrantes se dedicaban únicamente a la agricultura, a la crianza de los animales domésticos y al cuidado de la casa. “Decidimos asociarnos porque vimos que las organizaciones tenían más respaldo de las ONG y de las instituciones gubernamentales”, dice Guzmán.

    El primer año, las mujeres emprendieron una microempresa de abonos orgánicos. Ellas construyeron en sus casas camas de lombricultura para obtener humus, un tipo abono rico en nutrientes orgánicos. Sus primeros clientes fueron administradores de estadios y parques de Riobamba. Con los recursos que obtuvieron, unos USD 4 000, construyeron un centro comunitario y adquirieron un espacio para mejorar la producción del abono.

    Sin embargo, la organización atravesó problemas de comunicación y algunas socias desertaron. “Fue difícil al principio, porque estábamos aprendiendo a ser líderes. Antes las mujeres no teníamos participación en los asuntos de la comunidad”, cuenta Manuela Guzmán, expresidenta de la agrupación.

    Las mujeres también incursionaron en la siembra de quinua orgánica, que se vende a la empresa Sumak Life. Ellas se unieron para sembrar al menos 14 hectáreas de este cereal, lo limpian y lo venden listo para el consumo. En el futuro incluso aspiran comercializar productos procesados y derivados de la quinua.

    Hoy la prioridad es impulsar la producción artesanal. Las socias de la agrupación recibieron apoyo de Trias, una organización no gubernamental que les dotó de equipamiento de oficina, materia prima para las artesanías, dos máquinas de coser y mostradores para sus mercancías.

    Esos enseres fortalecieron la organización y les motivaron a mejorar la calidad de los acabados de sus tejidos e incluso a incrementar su producción. Hoy tienen telares para la elaboración de ponchos y shigras, que pronto se incluirán en su menú de productos.

    “La asociatividad se volvió nuestra estrategia más efectiva para progresar. El objetivo del proyecto es mejorar las condiciones de vida de las mujeres y sus familias, involucrar a los jóvenes y nuevas generaciones en este trabajo y fortalecer nuestra identidad cultural”, dice Olmedo Cayambe, técnico de Trias y dirigente comunitario.

    Las mujeres también forman parte de la Corporación de Turismo Comunitario de Chimborazo, (Cordtuch). Ellas ofrecen servicio de alimentación, actividades de convivencia con la comunidad y una visita a la sala de artesanías, donde los visitantes pueden verlas trabajar.

    Otros detalles

    Las socias reciben invitaciones para compartir su experiencia. Dos representantes próximamente viajarán a dos encuentros en Perú y Cuenca.

    La organización les entrega todos los materiales necesarios para fabricar las prendas. Ellas ganan entre USD 1 y 5, por cada una. Los fondos se reinvierten en otros proyectos .

    Escolástica Guzmán, Manuela Guzmán y María Juana Pacheco son de la directiva. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Escolástica Guzmán, Manuela Guzmán y María Juana Pacheco son de la directiva. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • Esta joven abogada tiene alas para volar y ayudar

    Valeria Heredia

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Una mujer con los pies sobre la tierra, pero con una enorme pasión por volar. Así es Carolina Ortiz. Mujer, madre, esposa, abogada, socia y luchadora por la igualdad de género. A sus 29 años, la joven lidera el área de Aviación Civil de la firma de abogados Paz Horowitz.

    Esta responsabilidad empezó luego de una pasantía hace cinco años, cuando golpeó la puerta de esta firma para trabajar. Jorge Paz, socio y fundador, la acogió y le enseñó a manejar esta área, que en su mayoría es liderada por hombres.

    Actualmente, Ortiz está vinculada a la toma de decisiones en materia de aviación. Sus tareas son revisar contratos, convenios, analizar el ingreso de nuevas aerolíneas, entre otras.
    Uno de sus retos es romper con la línea que divide a la aviación y a la mujer. Ella es la muestra de que con constancia y dedicación se cosechan grandes frutos.

    Ortiz estudió dos carreras en la Universidad San Francisco de Quito: Derecho y Relaciones Internacionales. Su tiempo estaba copado todo el día; acudía a clases a las 07:00 y terminaba a las 21:00. Además, se daba espacio para trabajar en la firma de abogados y capacitarse. Esta rutina intensa duró siete años.

    Este esfuerzo triple valió la pena porque los conocimientos impartidos en las aulas le sirvieron para su trabajo. Al principio se quedaba hasta altas horas de la noche en la firma para entender el manejo aéreo. “Quería demostrarme a mí misma que podía lograr algo”.

    ¿Cómo lo hizo? La organización fue su pilar para estudiar dos carreras y trabajar. Ortiz cuenta que siempre mantuvo un ritmo intenso (practicaba deportes como karate y básquet). No dejó de lado su vida personal y “sobrevivió”, dice entre risas esta joven madre.

    David Miño es su amigo y confidente desde que tenía 14 años. Ambos estudiaron en el colegio y su relación de amistad fue creciendo hasta que se convirtieron en socios. Juntos levantaron una cafetería especializada en café.

    Miño define a Ortiz como una mujer confiable, que nunca ha parado de trabajar o de estudiar para lograr lo que desea. “Hemos estado en las buenas y malas”.

    El tiempo en la vida de abogada de aviación es vital, por lo que no lo malgasta. Ella cuenta, por ejemplo, que no mira televisión. “No desperdicio mi tiempo”. Para mantenerse informada prefiere las redes sociales: Twitter es una de las que más utiliza.

    Ortiz es quiteña pero vivió sus primeros años en Guayaquil, por el trabajo de su padre, quien es militar. En ese entonces, su madre pasaba en la casa junto a sus hijos. Esta unión creó lazos fuertes entre ambas. “Mi madre y yo somos mejores amigas. Siempre fuimos muy cercanas”. La misma relación tiene con su hermanos Ángeles y Juan Pablo.

    Uno de los aspectos que marcó su vida fue la maternidad, pese que no lo planificó. Ahora su hija Luciana tiene 3 años y le brinda un tiempo de calidad. “Nunca me pierdo nada de su escuela”.

    Su esposo es uno de sus pilares. Él la ayuda con frecuencia con las responsabilidades del hogar.

    Cuando fue madre no descuidó su trabajo. “En esa fase hay muchas mujeres que no logran regresar a sus trabajos”. Nunca pasó eso por su cabeza. Al contrario, siguió pendiente de su equipo de trabajo.

    Según su jefe y mentor, Jorge Paz, esta mujer tiene una habilidad para organizar grupos y ganarse el respeto de sus allegados. “Es querida, respetada y los clientes le consideran como la salvadora de los problemas”.

    Mila Grandes es su compañera de trabajo. Ella es parte de una agencia de marketing, con la que ambas fusionan sus grupos de trabajo desde el 2013. Al hablar de ­Ortiz la describe como una persona que cumple sus metas.

    Grandes destaca la solidaridad como parte esencial de esta quiteña. El pasado 16 de abril, día del terremoto que azotó a Manabí y Esmeraldas, Ortiz emprendió una jornada retadora: lideró el embarque y desembarque de la ayuda humanitaria de las aerolíneas. Obtuvo los permisos para que los aviones agilizaran el envío de los productos.

    Coordinó a los 300 voluntarios, que ella consiguió, para que ayudaran a empacar, cargar y enviar la ayuda a la zona del terremoto. Ella encabezó toda la acción con fuerza y destreza.

    Entre los expertos en aviación, Ortiz también es reconocida. Nicolás Larenas, analista del sector, la conoció a inicios de este año en un encuentro de temas de aviación. La lee con frecuencia en Twitter, en donde habla sobre el liderazgo de las mujeres en la aviación. “Me parece que es una mujer con muchas ganas de quitar esa idea de que la aviación es solo de hombres. Está muy comprometida con este tema y eso es bueno”.

    Hoja de vida

    Nació en Quito, el 22 de febrero de 1987. Estudió Leyes y Derecho Internacional.

    Tiene una maestría avanzada en Derecho Aéreo y Derecho Espacial y un diplomado en Derecho Aéreo Internacional.

    Es Embajadora Honoraria de la Ciudad de Quito, reconocimiento otorgado por Quito Turismo; Arbitro del Concurso Nacional de Arbitraje…

    Una firma que empodera a la mujer

    Redacción Quito

    Paz Horowitz es considerada como una firma líder en servicios legales en Ecuador. Fue fundada en 1991 por Jorge Paz Durini y Bruce Horowitz Rossen. Desde hace cinco años, Carolina Ortiz colabora en este estudio jurídico, en el aérea de aviación civil, y se relaciona con los clientes de las aerolíneas.

    La firma se convirtió en la tercera empresa ecuatoriana en suscribir los principios para el empoderamiento de las mujeres, que promueve ONU Mujeres. Lo que implica que la firma legal realice una serie de esfuerzos para potenciar el papel de la mujer.

    La suscripción ofrece siete caminos para promover la igualdad. Es decir, se busca promover la igualdad de género; tratar a hombres y mujeres en igualdad; velar por la salud y educación de todos; potenciar las prácticas de desarrollo empresarial; y otros.

    El pasado 26 de enero de este año, Paz Horowitz organizó la Primer Encuentro de Mujeres Líderes en la Aviación junto al International Aviation Womens Association IAWA.

    El encuentro contó con la participación de cerca de 80 mujeres líderes en la aviación. En ese espacio, se abordaron temas como el rol protagónico de la mujer en la industria aeronáutica nacional como internacional.

    Carolina Ortiz presentó la ponencia denominada la ‘Perspectiva Global de la Industria Aeronáutica y el Caso de Ecuador’. Además se dictaron las conferencias ‘Rol de la Mujer en la Aviación a nivel mundial’ y ‘Mujeres, derechos y empoderamiento económico: retos y desafíos para Ecuador y América Latina’.

    Carolina Ortiz. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Carolina Ortiz. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Zapatos cómodos en la oficina

    Redacción Líderes

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    Los tacones altos no son la única opción para la oficina. Hay diseños ecuatorianos que se adaptan a las necesidades, gustos y ocupación de cada persona.

    Simplicity es la última colección de Makiatto, creada pensando en las mujeres que desempeñan varios roles, que tienen largas jornadas, pero que no quieren renunciar al estilo. Así lo explica la diseñadora y fundadora de esta empresa, Paulina Anda. Son zapatos de taco bajo y ancho y otros con taco magnolia.

    Makiatto tiene tiendas en Quito, Ibarra y Loja. Las direcciones se pueden consultar en su sitio www.makiatto.com.

    La línea de calzado Toddel, de la marca Bo Em Atelier, se especializa en el ‘wing tip’ y en los oxfords. De acuerdo con la ropa que se use, los zapatos pueden funcionar para una reunión o un evento formal.

    Junto a un artesano de Tungurahua se desarrolló esta colección totalmente a mano. La firma abrirá el siguiente mes su tienda en la República de El Salvador. Ahora atiende previa cita o a través de www.boem.com.ec.

    La diseñadora Valeria Bazante trabaja de forma personalizada. Sus recomendaciones para la oficina no se limitan al calzado clásico, pues la creativa también toma en cuenta el tipo de pie, la personalidad y la profesión.

    Por ejemplo, si se trata de un trabajo en un banco o de azafata, el zapato será más formal. Pero si se trata de un trabajo en áreas creativas, el diseño es abierto. La tienda de Bazante es en Cumbayá (García Moreno y E. Alfaro).

    Foto: Julio Estrella y Diego Pallero / LÍDERES
    Foto: Julio Estrella y Diego Pallero / LÍDERES
  • Un convenio a favor de la igualdad de género

    Redacción Quito

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    Pazhorowitz Abogados se convirtió en la tercera firma ecuatoriana en suscribir los principios para el empoderamiento de las mujeres. Esto implica que trabajará para realizar una serie de esfuerzos para potenciar el papel de la mujer dentro y fuera de sus oficinas.

    La firma se convirtió en el primer estudio jurídico en suscribir este convenio con ONU Mujeres y el Pacto Global de las Naciones Unidas. La suscripción implica, entre otras cosas, examinar las políticas empresariales con la finalidad de mejorarlas o fortalecerlas. Así lo explicó Moni Pizani, directora regional de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, en el evento que se llevó a cabo la semana pasada.

    En su intervención Pizani destacó el cumplimiento de los denominados objetivos del milenio, que se constituyeron en las líneas base de trabajo de la organización. “Se buscaba impulsar la igualdad entre mujeres y hombres y crear nuevos tejidos sociales”.

    Pizani además indicó que ONU Mujeres se planteó un reto: un mundo 50-50 hasta 2030; es decir, en igualdad de condiciones entre ambos géneros. “Las mujeres deberían participar en aspectos domésticos, laborales… en igualdad de condiciones”.

    La desigualdad entre hombres y mujeres se visibiliza en el diario vivir. Pizani indicó que una mujer gana 33% menos que un hombre. Por ejemplo, si un hombre recibe un salario de USD 100; la mujer percibe USD 77. “Necesitamos un cambio todavía”, dijo porque el problema se constituye en desigualdad y se coloca a las mujeres en condición de vulnerabilidad.

    La suscripción ofrece siete caminos para promover la igualdad. Es decir, se busca promover la igualdad de género; tratar a hombres y mujeres en igualdad; velar por la salud y educación de todos; potenciar las prácticas de desarrollo empresarial; y otros.

    En el evento también participó Jorge Paz Durini, presidente de la firma de abogados. Él destacó la adhesión de estos principios. “Requiere de un compromiso y un empuje entre las personas que conformamos la empresa”.

    Paz Durini se comprometió a garantizar un trato profesional en igualdad de condiciones. “Somos los abogados quienes estamos encargados de mantener un equilibrio en los trabajos”.
    Finalmente, Durini señaló que hace una invitación a los profesionales y empresas a que se unan a este tipo de iniciativas para generar equidad.

    Andrea Ojeda, coordinadora general del Pacto Global, Red Ecuador, destacó la firma de este convenio como un hito en materia de igualdad de género e invitó a que se conviertan en líderes de estos principios a escala nacional.

    Otra de las intervenciones estuvo a cargo de Carolina Ortiz, quien lidera el área de práctica de Aviación Civil de la firma. “Este es un primer paso para cambiar un problema: la inequidad entre mujeres y hombres. Estamos en capacidad de enfrentarlo”.

    Ortiz, además, destacó la importancia de fortalecer la igualdad entre mujeres y hombres. “Debemos idear más iniciativas para incrementar políticas en pro de la equidad de género”.
    En el evento, que se realizó en el Hotel Hilton Colón, se destacó el tema de los roles entre hombres y mujeres tanto en la parte laboral como en sus hogares.

    Foto: Vicente Costales / LÍDERES Moni Pizani, directora regional de ONU Mujeres, destacó la importancia de vivir en un mundo con igualdad de condiciones entre hombres y mujeres.
    Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Moni Pizani, directora regional de ONU Mujeres, destacó la importancia de vivir en un mundo con igualdad de condiciones entre hombres y mujeres.
  • La agricultura urbana como alternativa para emprender

    Redacción Líderes

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    La agricultura como fuente de ingreso urbana también ha ido adquiriendo importancia. Así nació, hace ocho años, Mujeres Emprendedoras.

    Erika Veintimilla, quien es parte del emprendimiento, comenta que su proyecto está divido en dos partes. Lo primero es la agricultura urbana y la venta de snacks con productos naturales.
    Esta se basa en los trabajos de produccion en un huerto y un invernadero que tienen en el barrio Hierba Buena, en el sur de Quito.

    Como parte de este proceso se desarrollan las “camas calientes”, que significa colocar abono orgánico con estiércol de animales como cuyes, pollos, etc.

    Delia Mafla, integrante de Mujeres Emprendedoras, indica que luego de un mes la tierra está lista para poder sembrar. Existen dos tipos de sembríos: el directo de la semilla como con el caso del rábano y remolacha y aquel en plántula como el del brócoli, la lechuga, la col y la coliflor.

    En el invernadero, cuentan con plantas de tomate de riñón que luego de ser cosechadas se utilizan para preparar salsa para spaghetti. Además, producen granola y mermelada de distintos sabores.

    La otra parte del proyecto de Mujeres Emprendedoras es la elaboración de snacks en base a granos y otros alimentos.

    Soya, garbanzo, maní de sal y de dulce, papas fritas, yucas, camote zanahoria y verde son los productos que ofrecen las trabajadoras.

    Veintimilla comenta que todo inició cuando asistían a los subcentros de salud y recibían clases de cocinas y manualidades. En estos mismos lugares realizaron sus primeras ventas. Actualmente, su producto se exhibe en ferias.

    Los días miércoles asisten a las conferencias de ConQuito, los viernes a la Administración Zonal de Quitumbe , los sábados a Carapungo y los domingos al Parque de las Cuadras. Las integrantes coinciden que en cada feria llegan a vender unas 100 fundas de snacks de distintos alimentos, a un valor de USD 0,50 cada una.

    El producto tiene un mes para ser consumidor. Los ingredientes son comprados semanalmente en el mercado Mayorista de Quito.

    Mafla señala que uno de los problemas más grandes que han tenido a lo largo del emprendimiento es la adquisición de utensillos para cocinar.

    Todo el capital invertido ha sido producto de sus ventas. “Todo es elaborado artesanalmente, no tenemos los insumos suficientes para tener una producción industrial”, explica.

    Cocinar en pequeñas ollas y sartenes demora la producción de alimentos, pero con el pasar de los años se han logrado acomodar. Veintimilla cuenta que poco a poco se ha ido reduciendo el personal de Mujeres Emprendedoras.

    Actualmente son tres cocineras, incluidas Mary Tandazo es su tercera integrante.

    Las tres integrantes, quienes se conocieron en los cursos, coinciden que su meta a largo plazo agrandar su comercialización. “Nos gustaría que nuestro producto pueda ser vendido a nivel provincial y nacional”, asegura Veintimilla. Incluso, llegar a vender a nivel internacional para que las personas de otros países puedan conocer más sobre la gastronomía ecuatoriana.

    Delia Mafla y Erika Veintimilla producen snacks propios del país. Para ello utilizan ingredientes que se obtienen de la agricultura urbana. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Delia Mafla y Erika Veintimilla producen snacks propios del país. Para ello utilizan ingredientes que se obtienen de la agricultura urbana. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Crédito de USD 55 millones para mujeres empresarias

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    La Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo Banco Mundial, entregó un crédito por USD 55 millones a Banco Pichincha. El objetivo de estos recursos es reforzar el apoyo a pequeñas y medianas empresas dirigidas en especial por mujeres.

    El préstamo está conformado por USD 20 millones de IFC y USD 15 millones del Fondo de Deuda para Mujeres Empresarias, un fondo de inversión privada gestionado por IFC Asset Management Company. El fondo es parte del Mecanismo de Oportunidades para Mujeres Empresarias de la iniciativa 10 000 Mujeres de Goldman Sachs e IFC, una alianza dedicada a ampliar el acceso de las mujeres empresarias al financiamiento.

    Según un comunicado, este mecanismo puesto en marcha en 2014 tiene dos objetivos: ayudar a reducir una brecha de crédito a nivel mundial estimada en USD 285 000 millones que sufren las pymes que pertenecen a mujeres; y permitir que 100 000 mujeres empresarias hagan crecer sus negocios. Los USD 20 millones restantes fueron aportados por Finance in Motion, una empresa de inversiones de Alemania.

    Banco Pichincha utilizará el nuevo financiamiento para aumentar en alrededor de un 50% sus préstamos a pymes de Ecuador en un momento en que el país se recupera del terremoto sufrido en abril. El banco tiene previsto ampliar su alcance en los próximos tres años y llegar a unas 2 500 pymes de mujeres con los nuevos recursos.

    “Banco Pichincha ha podido comprobar que invertir en pymes de mujeres conduce al crecimiento económico y la creación de empleo en Ecuador”, dijo María Belén Sánchez, gerente de productos de la entidad. “Al asociarnos con IFC, estamos haciendo frente al obstáculo con el que se encuentran cuando necesitan obtener financiamiento”.

    De acuerdo con estudios realizados por la base de datos de IFC y McKinsey sobre el déficit de financiamiento empresarial, casi un 37 % de las pymes formales pertenece a mujeres; de ese grupo, el 71 % son empresas subatendidas o desatendidas. Se estima que la deficiencia de crédito en las pymes formales de propiedad de mujeres en Ecuador asciende a USD 3000 millones por año.

    Paula Castillo, de Galería Ecuador, cuenta que para comenzar su negocio familiar accedió con facilidad a un crédito en la banca, hace siete años. Pero ahora por la situación económica del país prefiere no contraer un nuevo crédito. De todas maneras señala que este tipo de fondos como el de IFC siempre son buenas noticias para las pymes.

    “En el caso de Galería Ecuador estos créditos pueden funcionar para algunas de nuestras proveedores”, dice Castillo. Galería Ecuador trabaja con cerca de 300 proveedores y de esa cifra cerca de la mitad son pequeñas empresarias.

    Paula Castillo es la socia y administradora de Galería Ecuador, que concentra a productores de todo el país. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Paula Castillo es la socia y administradora de Galería Ecuador, que concentra a productores de todo el país. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • Un mercado comunitario toma fuerza

    Marcel Bonilla (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Dieciocho mujeres emprendedoras llevan adelante un proyecto de venta de productos orgánicos cultivados en sus fincas. Lo hacen desde hace ocho meses en Esmeraldas.

    Con esta iniciativa apuntan al crecimiento del mercado comunitario La Hormiga. El espacio surgió como parte de una propuesta para el fortalecimiento de las iniciativas productivas con comunidades como Majua, Timbre, La Mina, Camarones y Zapallo, del cantón Esmeraldas.
     
    Son diez puestos en los que venden desde naranjas, arasá, chocolate, mermeladas de mate, habas, aguacate, limón, guayabas, flores silvestres, vainitas… Los cultivos tradicionales como la chiyangua, el orégano y chirarán, utilizada en el tradicional tapa’o esmeraldeño, también se ofertan.

    Yolanda Montaño es una de las clientes del mercado comunitario. Ella compra yuca, choclos, queso y huevos criollos, que son vendidos a bajo costo. “Son productos frescos y baratos porque no hay intermediarios”.

    Uno de los propósitos de las emprendedoras fue terminar la relación con los intermediarios que pagaban bajos costos por su producción de plátano. Por eso se organizaron para montar el mercado comunitario y vender directamente al consumidor final.

    Mariana Alvarado, de la comunidad Zapallo, lleva huevos criollos de su granja avícola y queso elaborado por ella. “A las personas que desean ingresar se les hace una entrevista para ver si son realmente productoras”.

    Las mujeres se han preparado en mejorar las técnicas de atención al cliente y garantizar la calidad del producto con el manejo de empaques al vacío, que se aplica con el pescado, huevos y frutas seleccionadas como la guayaba.

    En el mercado las mujeres se vuelven amigas de los clientes para recibir sugerencias.
    Luz Elena Delgado, vocera de las emprendedoras, se dedica a la producción de flores tropicales que son vendidas en el mercado comunitario La Hormiga; también motiva a sus compañeras y las capacita en técnicas de ventas.

    Todas manejan información sobre atención al cliente, mejoramiento de la presentación de los productos y la imagen que deben mostrar con emprendedoras.

    En el local las identifica una camiseta y gorra de color blanco, y un delantal café; atuendo que usan para sus ventas y presentaciones cuando son invitadas a ferias para mostrar sus productos orgánicos.

    La mantelería y las mesas que usan para exhibir sus productos han sido financiadas con un fondo de ahorro que mantienen las productoras, al que fortalecen todas semanas con el aporte de 1 USD por cada una de ellas.

    A través de dos universidades de Esmeradas, Luis Vargas Torres y Universidad Católica, se impulsa a las iniciativas de negocios, de la que aspiran ser parte de la agrupación La Hormiga.
    El vicerrector Académico de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres, Félix Preciado, dice que buscarán acercamiento para ayudarles en asesoramiento y ampliación del mercado a las pequeñas productoras.

    La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la citada universidad aspira a organizar un plan de capacitaciones para el fortalecimiento de las buenas prácticas de cultivos e incrementar la producción y competir en el mercado.

    Por ahora estas mujeres están superando los altos costos de trasladar su mercadería con la ayuda de cooperativas de transporte. Ellas aseguran que la movilización de productos se convierte en un limitante para avanzar.

    El mercado funciona los fines de semana en los bajos del Fondo Populorum Progressio (FEPP), en el centro de la ciudad, que a más del espacio les ofrece ayudas técnicas para mejorar sus cultivos.

    Xavier Quiñónez, técnico del FEPP, explica que el trabajo del fondo que representa implica asesoría y capacitación. Además se encargan de ayudar con los ciclos de siembra y corte para optimizar la productividad de los emprendimientos.

    Las productoras de cinco comunidades se agruparon y ahora ofertan sus cosecha en el mercado La Hormiga, en el centro de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Las productoras de cinco comunidades se agruparon y ahora ofertan sus cosecha en el mercado La Hormiga, en el centro de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Antiguas vendedoras ambulantes de Nicaragua se convierten en emprendedoras

    Agencia EFE

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    Más de un centenar de adolescentes, que antes eran vendedoras ambulantes, presentaron hoy 80 nuevos emprendimientos como parte de un proyecto para mejorar su calidad de vida y reducir la violencia, en Nicaragua

    «Ellas presentaron sus ideas e iniciativas de negocios y hoy están culminando su proceso mediante una feria de comercialización», explicó a periodistas el gerente de unidad de programa de la ONG Plan Internacional en el municipio de San Rafael del Sur, Mario Álvarez.

    En el proyecto denominado «Exitosa y protegida en mi comunidad» participan 150 adolescentes, entre los 14 y 18 años de edad, que antes vendían sus productos en las calles de San Rafael del Sur, departamento de Managua, expuestas a cualquier tipo de abusos.

    De acuerdo con Álvarez, son 80 negocios individuales o grupales los que se realizan dentro del proyecto, cuyo objetivo se basa en el empoderamiento de mujeres adolescentes y la reducción de la vulnerabilidad ante la violencia basada en género.

    Los negocios consisten en panaderías, salones de belleza, heladerías, granjas avícolas, tiendas de ropa, entre otras, que se están administrando, en su mayoría, desde el hogar, de acuerdo con la información.

    El costo total de proyecto, financiado con fondos de Plan Internacional de Japón, fue de 200 000 dólares, de los cuales se otorgaron a cada beneficiada 166 dólares para emprender su negocio.

    Una vez el proyecto termine se le dará seguimiento técnico y empresarial para que las iniciativas sean autosustentables.

    Imagen Referencial. En el proyecto "Exitosa y protegida en mi comunidad" participan 150 adolescentes que antes vendían productos en las calles. Foto: LÍDERES
    Imagen Referencial. En el proyecto «Exitosa y protegida en mi comunidad» participan 150 adolescentes que antes vendían productos en las calles. Foto: LÍDERES
  • 18 mujeres emprenden con buena sazón

    Cristina Márquez  (F)
    F-Contenido intercultural

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    La música de Julio Jaramillo suena en la cocina de la Asociación Sumak Micuykuna Karanakuy cada vez que se inicia una nueva jornada de trabajo. Las risas, las bromas y los secretos culinarios heredados por las abuelas también son parte del ambiente.

    Las socias de esa agrupación son 18 amas de casa de Riobamba, Chambo, San Juan y Gatazo. A ellas las unió la necesidad de aportar económicamente a su hogar después de que perdieran sus empleos en diversas instituciones educativas, centros de cuidado infantil y fundaciones, en el 2012.

    “Pensábamos que por nuestra edad nadie nos iba a contratar. Estábamos muy tristes”, recuerda Gloria Bonifaz, administradora de la microempresa.

    Las mujeres, de entre 42 y 58 años, se conocieron en una capacitación dictada por el Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS). El objetivo del taller era analizar las capacidades y potencialidades de cada una para promover la integración de emprendimientos comunitarios.

    Fue entonces cuando descubrieron que la asociatividad y la buena sazón eran una oportunidad para emprender. Los conocimientos que adquirieron en la capacitación sobre manejo administrativo de empresas, higiene alimentaria, salud y nutrición, se convirtieron en su primer capital.

    Cuando el emprendimiento se oficializó en febrero del 2014, ninguna estaba en posibilidades de aportar un capital monetario. Por eso contribuyeron con las hortalizas y legumbres de sus huertos familiares, las ollas y otros utensilios de sus propias cocinas, entre otros materiales, para iniciar un servicio de bufé.

    De hecho, esa iniciativa inspiró el nombre de la agrupación. Sumak Micuykuna Karanakuy es un término kichwa que significa, buena comida y buena alimentación, y está relacionado con la idea de ofertar comida sana y deliciosa para eventos institucionales, refrigerios para niños, talleres.

    Toda la comida del menú está pensada en la nutrición y en el uso de los productos ancestrales como la quinua, la oca, el chocho y los cereales andinos, que “mantenían fuertes a los abuelos para las tareas del campo”, pero con un toque gourmet para atraer a las nuevas generaciones.
    Los productos estrella son los que se recogen en las huertas orgánicas de sus comunidades, y se complementan con frutas y verduras frescas que adquieren de otros agricultores. Los desayunos, almuerzos y refrigerios nutritivos son su especialidad.

    “No teníamos capital cuando empezamos a ofrecer nuestros servicios. Cada una tuvo que aportar con sus ahorros y sacar pequeños préstamos cuando tuvimos nuestro primer pedido”, cuenta Bonifaz.

    Los 40 niños de un centro infantil fueron los primeros clientes. El desafío para las amas de casa fue convertir un listado de vegetales en platos atractivos a la vista y de excelente sabor para agradar a los pequeños.

    Las recetas de cocina que probaron tuvieron tanto éxito que después de unos meses, recibieron pedidos de más centros educativos. Hoy, ellas proveen cuatro comidas diarias a 200 niños de Riobamba y Chambo.

    Las mujeres se organizaron en comisiones para realizar las compras, planificar el menú diario y para las diversas tareas de cocina. Todas colaboran por turnos en varias funciones.

    Narciza Manzano, de 51 años, es la encargada de la nutrición. “Nunca nos imaginamos que después de estar desempleadas, nos convertiríamos en nuestras propias jefas. Es como un sueño hecho realidad”.

    Para las emprendedoras, equipar mejor su cocina para incrementar el menú de servicios es la principal prioridad. Por eso, ahorran la mayor parte de sus ingresos para reinvertir en menaje de cocina, como ollas, vajilla, cuchillos y otros implementos. Otro objetivo es capacitarse en alta cocina para ampliar y ofrecer banquetes.

    Más información
    Las emprendedoras
    Reciben el salario básico cada mes. El resto de sus ingresos se reservan en una cuenta de ahorros.
    Los insumos
    Los productos que utilizan para sus comidas son orgánicos y se cosechan en los páramos de la provincia.
    Los precios
    El servicio de catering cuesta entre USD 2,50 y 5, por persona. Se ofrece desde cafetería, bocaditos y refrigerios ligeros hasta almuerzos y platos fuertes.
    Planes
    Piensan en una empresa grande y crear fuentes de empleo para más personas.

    Laurita Ichiglema, Gloria Bonifaz, Elsa Narváez, Juana Huebla y Narciza Manzano pertenecen a la Asociación. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Laurita Ichiglema, Gloria Bonifaz, Elsa Narváez, Juana Huebla y Narciza Manzano pertenecen a la Asociación. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES