Etiqueta: negocio

  • El aroma es la clave al construir la marca

    Thalíe Ponce / Redacción Guayaquil

    Los aromas provocan sensaciones y evocan recuerdos. Esta propiedad de las fragancias se ha sabido explotar positivamente, aplicándose así en el marketing. En Europa, la tendencia empezó hace unos ocho años, dice Andrés Castillo, gerente comercial de Sensia, una firma que brinda servicios y productos en el área del marketing olfativo. Castillo agrega que en el Ecuador se inició hace unos tres años.

    ¿En qué consiste el marketing olfativo? Se trata de utilizar aromas específicos en un entorno de negocio con el fin de suscitar emociones e influir sobre el consumidor. Así se señala en el sitio web de la firma española Marketing Olfativo. Castillo concuerda con esa descripción, y añade que para lograr que el consumidor viva una experiencia completa, el olor es clave. “Los aromas quedan grabados en la memoria. Con ellos se crea un nivel de asociación, recordación y fidelidad, porque se encuentran ligados a la parte sensorial y emocional”.

    En Ecuador son cada vez más las empresas que suman a sus estrategias esta técnica. Algunas de ellas son Banco Bolivariano, Don Francis, Optimoda, Tinta Café y Sumbawa. Esta última comercializa implementos de surf y ropa playera. En sus locales se usa el aroma del coco combinado con el de bronceador.

    La fragancia se eligió luego de un estudio. Sensia fue la empresa que brindó asesoría y es la proveedora de la fragancia. El estudio consiste en analizar el target de la marca, la oferta, y demás elementos sensoriales que interactúan en las tiendas. Así, se consideran la iluminación, colores, música… Por eso se eligió una fragancia juvenil y fresca que recuerde a la playa.

    En las tiendas de Optimoda, en cambio, se utiliza una fragancia femenina. Esta va de acuerdo con el target de la marca.

    Otra empresa que utiliza este método es Vanilla Spa. Al ingresar en sus instalaciones se percibe allí un olor a vainilla. Según Ericka Guerra, administradora del spa, se busca que el cliente se identifique con la marca. “Que se sienta relajado, en confianza… como en su casa”.

    Ella menciona que los clientes se sienten parte de un ambiente agradable y que los motiva a quedarse. El olor es parte importante. “Es un plus para el negocio”.

    El avance de la tecnología ha permitido que el marketing olfativo se desarrolle. Antes se utilizaban rociadores; hoy existen equipos que van conectados directamente a los acondicionadores de aire. Se logra así que el olor se distribuya en todo el espacio deseado con intensidad controlable, dice Castillo.

    El mercado

    • El estudio. Los análisis para elegir un aroma tardan entre tres y cinco días.
    • Los aromas. Hay aromas frutales, herbales, cítricos, florales, maderables, mentolados y otros. También existen combinaciones personalizadas y olores especiales como chicle, cuero nuevo, pizza, chocolate, jengibre, etc.
  • Grandes y pequeños ganan con el negocio inclusivo

    Pedro Maldonado / Redacción Quito

    Trabajar con recicladores de chatarra fue un reto para Novacero. Los recolectores de desechos metálicos eran desconfiados, no conocían acerca de normas ambientales, ni sobre temas tributarios.

    No obstante, la firma que desarrolla soluciones de acero para la construcción se embarcó, en el 2008, en el programa Negocios Inclusivos: Ganamos Todos, impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y la organización no gubernamental SNV.

    Jimmy Baque, vocero de Novacero en temas de responsabilidad social, explicó en la clausura del programa, efectuada hace tres semanas, que con el programa la empresa ofreció capacitación técnica y capital de trabajo a recicladores de chatarra interesados. Ellos se convirtieron en una suerte de abastecedores de materia prima para los procesos productivos de la firma.

    En el 2008, Novacero contó con la colaboración de siete microempresarios y este año fueron 27. “Ellos son -según Baque- la base de nuestras operaciones. Hoy son 2 000 recicladores con los que trabajamos. Y cada uno recibe no menos de USD 260 por tonelada de chatarra”.

    La experiencia de Novacero muestra el concepto de negocios inclusivos. La definición del BID y del Fomin sostiene que “son iniciativas empresariales responsables y rentables, porque incluyen a poblaciones pobres y vulnerables como socios comerciales en la cadena de valor”.

    El programa Negocios Inclusivos: Ganamos Todos arrancó en Ecuador en el 2008. Participaron nueve empresas: Floralp, Pronaca, Novacero, Industria Lojana de Especerías, Colineal, Epacem, Palmar del Río, La Favorita y Farmaenlace.

    Según los responsables, la inversión alcanzó los USD 2,5 millones. De esa cifra, 1,5 millones vinieron del Fomin y el resto de las empresas participantes. Estos recursos permitieron que las empresas brinden capacitación y asesoramiento. “Los pequeños productores ganaron capacitación, mejoraron su productividad y obtuvieron mejores precios. Es una estrategia ganar-ganar”, asegura Jamie Jenkins, representante de SNV en Ecuador.

    Jenkins aclara que no es asistencialismo, sino una estrategia de negocio que genera beneficios sociales.

    En el caso de Pronaca, el objetivo fue garantizar el abastecimiento de maíz que la empresa utiliza en sus granjas. Julio Valenzuela, representante de la firma, explicó que el programa se cumplió en poblaciones como Ventanas (Los Ríos), El Empalme y Balzar (Guayas), entre otras.

    Valenzuela indicó cifras: “En el 2009 teníamos 190 agricultores y para el 2012 fueron 496. Las toneladas métricas de maíz obtenidas crecieron de 6 064 en el 2009 a 12 063 este año”. Además, según los responsables, los productores de maíz aumentaron en 40% sus ganancias y duplicaron el rendimiento de sus cultivos.

    El proyecto terminó en noviembre, sin embargo el trabajo entre empresas y proveedores continúa. “Dejamos armada una estructura. No es una intervención temporal, se trata de un compromiso permanente”, aclara Roberto Garcés, coordinador del programa.

  • Sus códigos ‘QR’ capturan al empresario

    Redacción Guayaquil

    Una publicidad en códigos QR de la marca Calvin Klein, ubicada en una calle de Nueva York (EE.UU.), llamó la atención de Carlos Marques y sus socios a inicios del 2010.

    Un año antes, los emprendedores iniciaron una agencia publicitaria para el Instituto Tecnológico EuroAmericano (centro de Guayaquil), y que fue fundado por los padres de Marques. Con la inquietud planteada sobre el desarrollo publicitario en aquella plataforma, que permite acceder a diverso tipo de contenido web en portales institucionales. Esto, mediante el escaneo del código QR (Respuesta Rápida, en inglés), arrancó el negocio.

    Con una inversión de USD 5 000, que se destinaron principalmente a la compra de equipos informáticos, surgió EuroNetworks. La firma guayaquileña, que empezó sus operaciones en marzo del 2010, ha desarrollado el contenido y las plataformas para la operación de 300 códigos QR. La firma cuenta con una cartera de 80 clientes. Entre ellos Colgate, el Honorable Cuerpo Consular de Guayaquil, Rioko, El Palacio de los Secos, Bankard, Grand Hotel Guayaquil, Mabe, Zhumir, Hunter, entre otros.

    Carla Lima, gerenta de marca Shell y Penzzoil, de la Corporación Azende, manifiesta que identificaron varios beneficios para este tipo de publicidad. De allí que elaboraron una campaña de activación para sus marcas, desde marzo pasado y que se iniciará en el 2013.

    “Mediante el escaneo de un código QR, los usuarios de nuestros aditivos pueden acceder a recordatorios para el cambio de aceites, promociones e información sobre su uso”, indica Lima.

    El QR se diferencia de los tradicionales códigos de barra, según explica Marques, en que pueden almacenar información tanto de números como de letras.

    Existen varias aplicaciones gratuitas para descargar en los ‘smartphones’ y así acceder a la información. El usuario apunta con la cámara hacia el ‘cuadrado’ e inmediatamente se abre el navegador hacia un sitio web con contenido específico.

    Para mayo del 2011, al identificar que los negocios locales carecían de un conocimiento sobre el uso de esta herramienta de mercadeo, lanzaron QR Magazine, de distribución gratuita y que contó con tres ediciones y 25 000 ejemplares. “La gente leía una entrevista a un famoso. Luego podía acceder mediante un QR a visualizar el tras cámaras o contenido que no se publicó en el impreso”, dice Marques.

    La herramienta se potencializa si el usuario accede a promociones o servicios exclusivos al escanear el QR. Así lo considera Fabio Ycaza, director comercial de la firma EuroNetworks, cuya facturación bordea los USD 10 000 al mes.

    El propietario de Santería, Hugo Auhing, coincide con Ycaza. Su negocio, un lounge bar ubicado en el norte de la urbe, lleva un año desarrollando publicidad mediante códigos QR con EuroNetworks. “He identificado a nuevos clientes que vienen referidos al escanear los códigos”, señala Auhing, quien destina unos USD 300 mensuales para la actualización semanal de las promociones en comidas y bebidas que ofrece en su local.

    Un video de YouTube, en el que una italiana recorre un muelle con su teléfono inteligente en mano y apunta a varias señaléticas con códigos QR, les motivó para desarrollar la Guía Turística Móvil de Guayaquil: Guayaquilmóvil. Para este proyecto, en el que invirtieron unos USD 6 000, se elaboraron 150 000 tarjetas con códigos que se entregarán en embajadas ecuatorianas y en eventos turísticos. Además de artículos personalizados como ‘souvenirs’ y señalética ubicada en el Aeropuerto José Joaquín de Olmedo.

    La Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil les encargó el desarrollo de códigos QR, para las credenciales de sus colaboradores. “Basta con que una persona escanee el código para que los datos personales del portador de la credencial se registren en la memoria del teléfono inteligente”, indica Marques.

    Los códigos

    • Nació en Japón. Este código de barras bidimensional fue creado por la compañía japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota, en 1994.
    • Su equipo. EuroNetworks cuenta con 11 colaboradores. 

  • El bolón se convirtió en la marca de un negocio redondo

    Redacción Guayaquil

    La jornada en la cocina de la cafetería Cristóbal Bolón, ubicada en el centro oeste de Guayaquil, inicia en la madrugada. A esa hora se hace el majado de los plátanos verdes cocidos; esta técnica combina fuerza y tino para desmenuzar el fruto que, luego de ser amasado en forma esférica, se fríe.

    Al igual que en esta cafetería, los 165 negocios formales que ofertan desayunos en la urbe porteña -según datos de la Dirección de Turismo de la Alcaldía de Guayaquil- tienen como protagonista al bolón de verde. Los comensales acuden a los locales desde las primeras horas de la mañana para saborearlo.

    César Ochoa, propietario de Cristóbal Bolón, explica que la demanda del plato tradicional se está especializando. En su carta se ofertan 10 variedades de bolones como el Cuatro quesos, el Americano con guacamole o el Cristóbal que incluye carne guisada, huevo frito y queso. “Es una tradición guayaquileña desayunar bolones el fin de semana”, indica Ochoa quien invirtió USD 60 000 en el negocio que elabora 1 800 bolones cada semana.

    Yolanda Barco, propietaria de El Boloncito, ubicado en Boyacá y Olmedo, lleva nueve años dedicada a este negocio. Junto a sus ocho colaboradores preparan unos 300 bolones diarios. Sus clientes son principalmente oficinistas que inician su jornada laboral en el sector. “La frase ‘vamos al boloncito’ es común entre amigos. Por eso nuestro nombre”.

    En Café Junior, ubicado en el norte de Guayaquil, el reto es que un comensal acabe con un bolón. Su especialidad es el de chicharrón y queso. Este tiene 15 centímetros de diámetro y se acompaña con café o jugos de frutas. Unos 150 diarios se despachan entre las 06:00 y las 13:00.

    Para Vicenta Castro, propietaria de Café Junior, los clientes para desayunos rotan de local en local buscando la receta que logre satisfacer su paladar. “Mi estrategia es el marketing boca a boca. Un cliente siempre recomienda a otros más”.

    Víctor Marmolejo, quien se dedica a conducir un vehículo de transporte público, señala que su lugar predilecto es Boloncentro 2000, en el sur de Guayaquil. “Aquí como unos tres bolones cada semana. Cada mes destino unos USD 30”, dice al degustar uno de chicharrón.

    Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), los 2 125 comercios especializados en la venta al por menor de alimentos, en Guayaquil, movieron USD 133 millones en el 2010.

    Bolones y negocios

    • La oferta. Según datos del INEC, en el cantón Guayaquil se registraron más de 2 125 casos de comercios especializados en la venta al por menor de alimentos.
    • La inversión. Mediante su herramienta, SiEmprende establece que para iniciar un local de este tipo se requieren unos USD 9 500.

  • El negocio de los bienes raíces se fortalece con la universidad

    Redacción Cuenca

    La Universidad del Azuay (UDA) y la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Azuay (Asocobira), firmaron un convenio para dictar cursos de corredores inmobiliarios.

    Esta formación incluye derecho notarial, régimen municipal, administración de negocios inmobiliarios, legislación tributaria, avalúos y catastro, marketing y ventas inmobiliarias, y ética en la administración de bienes. En este ciclo, que se inició en octubre pasado y culmina en enero del 2013, se inscribieron 40 estudiantes.

    Para el director de Educación Continua de la UDA, Xavier Ortega, esta capacitación permite formalizar el mercado de los corredores de inmuebles y mejorar el servicio. Esto, porque quienes cursan esta capacitación entienden cómo el efecto migratorio que vive la provincia influye en los precios de terrenos y casas; conocen el entorno del negocio y las zonas de expansión y valorización. “Con estos conocimientos asesoran mejor a sus clientes”, dice Ortega.

    Para uno de los miembros de Asocobira e impulsor de este curso, Álvaro Álvarez, esta formación profesionaliza al sector y beneficia al cliente que tendrá una asesoría concreta, no solo en la compra o alquiler de un inmueble, sino en el momento de realizar los trámites del pago predial o el traspaso de un bien.

    El mercado de los bienes inmuebles está creciendo en el país, ya que el sector de la construcción se ha beneficiado por los créditos otorgados por el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) y otros actores privados. Esa misma realidad se evidencia en Cuenca, en donde el metro cuadrado construido bordea los USD 700.

    Para el analista de mercados Miguel Serrano, la oferta de la UDA y de Asocobira genera confianza, que es clave para dinamizar este mercado.

    Deysi Vargas, una de las estudiantes, indica que está satisfecha con los módulos que ha estudiado hasta ahora. Esta cuencana es contadora pública y con esta formación en la UDA espera ampliar sus horizontes laborales para incursionar en la comercialización de casas, terrenos…

    “La venta de bienes inmuebles permite disponer de tiempo para atender a la familia y generar ingresos según la capacidad de cada uno”, dice Vargas.

    Para el presidente de Asocobira, Marco Rodríguez, esta formación es completa, para obtener la licencia y ejercer esta profesión. “No es solo vender propiedades, cada transacción tiene un componente ético para negociar y eso es lo que se inculca en este curso”.

    Los requisitos para inscribirse es tener el título de secundaria, como mínimo, dice Ortega. Si el interesado tiene título universitario y maestría es mejor, porque se enriquece el curso. En este espacio hay administradores, abogados… que identificaron en la compra y venta de inmuebles una forma de generar sus ingresos.

    Asocobira tiene previsto realizar estos cursos una vez al año, según la demanda de estos profesionales.

  • Las flores ayudan a germinar este negocio

    Redacción Quito

    Dejar su Ambato natal fue lo que más le costó a César Augusto Ochoa, luego de terminar sus estudios superiores en la Universidad Técnica de Ambato.

    Este ingeniero agrónomo tuvo que viajar en 1985 a El Quinche (nororiente de Quito), para cumplir con sus prácticas profesionales en una plantación de verduras. Ochoa se dio cuenta que en este poblado hacía falta un centro veterinario y de distribución de insumos agrícolas.

    Por ello, se decidió a iniciar su negocio junto a su esposa, Carmen Guevara, denominado Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba. Ochoa calcula que en esa época invirtió USD 100 000 para empezar el emprendimiento. Este monto se destinó a la compra de los productos, adquirir un local y adecuarlo.

    Luego de cinco años, este matrimonio comprobó que sus cálculos y previsiones fueron acertadas; el negocio comenzó a ser rentable y fue el momento oportuno para abrir otro local en la parroquia de Guayllabamba (norte de Quito). Los agricultores de esta zona, gracias a las referencias de otros compradores, comenzaron a sumarse a su cartera de clientes.

    Al mismo tiempo que se desarrolló la industria floricultora en esa zona, el negocio ganó popularidad entre las empresas de ese sector. Por esta razón, solicitaron la representación de marcas importantes para distribuir productos de firmas como Bayer, Basf, Pfoficol, Yara, SQM, Everflor, entre otros.

    Ochoa comenta que la época inicial de su negocio coincidió con el ‘boom’ florícola en el país, con el desarrollo de plantaciones en Tabacundo, Lasso, Cayambe y Guayllabamba. Por ello, decidió especializar su negocio en atender este ámbito, en el 2005.

    Agroveterinario El Quinche-Guayllabamba abrió una nueva línea denominada Crait, que se especializa en la comercialización de insumos para floricultoras, como fungicidas, nematicidas (tipo de pesticida químico), equipos de fumigación, etc.

    Actualmente, Crait distribuye sus productos al 45% de las florícolas de la zona norte del país y cuenta con una facturación anual aproximada de USD 3 millones. La nómina asciende a 15 personas, que se distribuyen entre ventas y empleados administrativos. Además, al negocio también se unieron sus hijos Santigo, Álex y Teresa Carolina, en las diferentes líneas de la empresa familiar.

    Andrés Moreano, gerente de Eternal Flower, firma que siembra gypsophilia, comenta que trabaja con Crait desde que nació la empresa, hace 14 años. Añade que esta firma ha sido su socia estratégica para el desarrollo de la compañía; al mes, Eternal Flower compra a Crait cerca de USD 60 000 en insumos. «Crait se ha convertido en un actor importante en la industria florícola, no solo por ser proveedor, sino también por la capacitación en temas de seguridad industrial que brindan a los empleados».

    «El papel de los insumos en la industria floricultora es fundamental; de él depende que la producción sea buena, juegan un papel importante», señala Álex Albuja, gerente de ExpoFlor, una empresa ubicada en el sector de Puembo (nororiente de Quito).

    ExpoFlor realiza compras a Crait por aproximadamente USD 30 000 al mes. Albuja coincide con Moreano y explica que la capacitación «es un valor agregado» de la empresa.

    LA CIFRA
    USD 3 millones en ventas, al año

  • La medicina natural da vitalidad a Renase

    Redacción Quito

    Desde niño, Jaime Bolívar Rodríguez aprendió de su padre el uso medicinal de las plantas de la Amazonía ecuatoriana. Esas lecciones lo acompañaron toda su vida y, en 1986, a la edad de 50 años, fundó Renase Cía. Ltda., una pyme que produce y comercializa productos naturales de uso medicinal, alimenticio y cosmético.

    Renase comenzó con una inversión de 1 500 sucres, dinero que se invirtió en la compra de envases, etiquetas y materia prima. En ese año, un dólar se cotizaba en 95 sucres, según información del archivo del Banco Central del Ecuador.

    Para entonces, el negocio contaba con cinco productos; entre ellos, la sangre de drago y la hoja de guayusa que traían desde la actual provincia de Orellana.

    Rodríguez recuerda que entregaba sus productos a consignación, en cuanta tienda naturista encontrara. “No había muchas, pero hubo excelentes resultados y a los 15 días ya nos hacían más pedidos. Facturábamos hasta 200 sucres al mes”.

    Apenas tres años después, en 1989, este negocio aumentó su línea de producción y comenzó a distribuir propóleo. Se trata de un remedio natural usado para curar las afecciones de garganta, como la faringitis o la laringitis y aliviar resfriados.

    La innovación siempre fue un factor que destacó a este empresario, que no se limitó a distribuir la esencia pura del propóleo o la sangre de drago sino que convirtió esas esencias en polvo concentrado para poder encapsularlas y venderlas. Para 1996, contaba también con concentrados encapsulados de plantas medicinales como la uña de gato y la chancapiedra.

    “Los cambios no se hicieron de un día para otro, fue un trabajo que tomó su tiempo y esfuerzo”, comenta Alicia Apunte, esposa de Rodríguez.

    Adaptándose a los nuevos tiempos, en el 2002 decidieron invertir en tecnología. Compraron mezcladoras, una tapadora de frascos, balanzas de precisión, utensilios de control de calidad… Resultado de esta innovación comenzaron a producir champú y jarabes como el de zarzaparrilla, que no tiene un sabor amargo sino que sabe a miel.

    Renase facturó en el 2010 cerca de USD 181 000. Un año después, esta cifra alcanzó los USD 226 000 y, según Isabel, gerenta general de Renase e hija de Rodríguez, aspiran cerrar este años con una facturación de USD 250 000.

    Esta es una pyme familiar. “Mi esposa y yo comenzamos esta empresa cuando nuestra primer hija, Wendy, era muy pequeña. Isabel también era una niña, pero con el tiempo todas mis hijas se fueron incorporando”, comenta Rodríguez. “Ahora tenemos un equipo consolidado. Yo prácticamente me he retirado, ellas se encargan de todo y cuando me necesitan estoy para darles el soporte”.

    El trabajo en familia es agradable y productivo, pero para lograrlo “hemos aprendido a diferenciar los temas de la casa de los de la empresa”, asegura Angélica Rodríguez, la menor de las hermanas.

    Actualmente, Renase cuenta con una línea de 45 productos entre jarabes, suplementos nutricionales, cápsulas, champú, jabones. Antes de comercializarlos, cada producto debe pasar por los respectivos exámenes de toxicología y farmacología que realizan en laboratorios de Cuba.

    En el exterior se abrieron mercado desde el 2002, año en el que estrenaron su página web y llevaron su producto a los Estados Unidos, Canadá, Rusia, Italia Bélgica, España, México y Colombia.

    El aceite de hunguragua, utilizado para la detener la caída del cabello, es su producto estrella en el extranjero, asegura Isabel Rodríguez. También lo es la sangre de drago que ofertan en jabón, crema, champú y extracto en polvo.

    Magdalena Ramón, dueña de la cadena de tiendas naturistas ‘Natura’, distribuye los productos de este negocio desde sus inicio y lo recomienda. “La sangre de dragon es lo que más se vende en mis locales, su producto es excelente”.

    Para abastecer sus pedidos requieren de varios proveedores, entre ellos la empresa Ingeme, a la que compran unos 40 000 envases al año. Elizabeth Carranza, asistente de gerencia, destaca la puntualidad de Renase para sus obligaciones de pago.

    Medicina natural

    • En las perchas. Cada producto demora un promedio de un año en salir a la venta. En ese tiempo se hacen los exámenes farmacológicos.
    • Los productos. Todos los productos de esta empresa cuentan con registro sanitario. Renase cuenta con una línea de 45 productos de uso medicinal, alimenticio y cosmético.

  • EL JUGO DE FRUTAS TRAE FRESCURA AL CLIENTE

    FLOR LAYEDRA Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Con las altas temperaturas de Guayaquil, que en esta temporada invernal van desde los 23 grados y superan los 32, hidratarse y refrescarse es una necesidad. Por eso se puede de decir que casi en cada cuadra de la zona comercial de la ciudad funciona un negocio de jugos naturales. Y sin importar la hora, estos siempre están llenos.

    Cada día, a las 04:00, Teodoro Calderón, propietario de «El Manabita», junto a su personal de trabajo, comienza a picar las frutas para elaborar jugos. Para este emprendedor este negocio no es fácil. «Hay que ganarse la confianza del cliente, que sepa que el producto que se le ofrece es de calidad».

    Calderón empezó su negocio en 1993, cuando salió del cuartel militar. Comenzó con una carretilla en Hurtado y Avenida del Ejército (centro de Guayaquil). Poco a poco fue reconocido en la ciudad como ‘El Manabita’. Su primer local lo obtuvo luego de cinco años; lo alquilaba porque las normas municipales le impedían trabajar en la calle. Desde hace 6 años tiene un segundo local y atiende a más de 100 personas, al día.

    Mickey Díaz Uribe, profesor de Marketing de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, señala que el consumo per cápita de jugos, en el país, se sitúa en alrededor de 2,1 litros al año y muestra un crecimiento de hasta el 50% en los últimos cinco años. «Esto ha abierto una oportunidad a los negocios de preparación de jugos naturales y Guayaquil tiene mayor potencial para este mercado por sus altas temperaturas».

    María Fernanda Hanna es propietaria de la firma Mambo Juice que está en los centros comerciales San Marino, Ceibos, City Mall y Village Plaza. Para la empresaria lo que más ayuda en este negocio es el clima. Otro factor es que las personas están cuidando sus cuerpos, por que en sus locales ha observado que suelen pedir las bebidas sin azúcar, dice Hanna.

    «Aunque en un centro comercial no se siente el calor, las personas ya están cambiando sus gustos». Hace 10 años la firma tenía un promedio de ventas por local de USD 100 al mes, ahora es 400.

    Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el Censo Económico realizado en el 2010 se determinó que estos establecimientos facturaban una media de USD 8 270, al año.

    Uno de los sabores característicos e estas bebidas es el de caña. En la esquina de la avenida Nueve de Octubre y Chile (centro), Nelson Macías trabaja exprimiendo esta planta y sirviéndola con un sánduche de chancho o de pavo. «Los adultos son los que más consumen».

    A una cuadra del local de Macías se encuentra otro establecimiento: «Las 3 Canastas». Esta iniciativa comenzó a operar en 1998 y actualmente tiene cuatro sucursales, todas en el centro del Puerto Principal. Isabel Durán es supervisora de este negocio y señala que a pesar que en los alrededores existen varios centros que expenden los mismos productos, esto no perjudica el comercio.

    De naranja, caña…

    La oferta.  Los jugos que más se venden son de naranja, sandía, toronja y mezclas de frutas tropicales. Cuando no hay cosecha de naranja, los comerciantes importan de Colombia.

    Con caña.  Nelson Macías oferta en su local jugo con caña de la Amazonía y Machala. Cada día exprime unas 30 cañas. El horario de más demanda en este negocio es al mediodía.

  • En Italia descubrió que su negocio era el chocolate

    Redacción Guayaquil

    Chocolates artesanales rellenos de nueces, almendras, galletas, dulce de leche; con coberturas variadas y formas desde pirámides hasta cucharas, son la oferta de Il Cioccolato.

    La microempresa, que funciona en Guayaquil desde junio, fue ideada por Noelia Zavala. Ella estudió chocolatería en la escuela Al Cioccolato, en Conegliano (Italia) en diciembre del año pasado. Fue en esa ciudad europea que “descubrió su pasión y talento” y decidió emprender un negocio.

    Así, al retornar al país, en mayo de este año, invirtió unos USD 200 en la compra de implementos como ollas, cortadores, termómetros y espátulas. Otra parte del equipo, como moldes, lo había adquirido durante su estadía en Italia.

    De esa manera, el emprendimiento arrancó en junio. Ese mes, Zavala viajó a Argentina para profundizar sus conocimientos, y realizó un segundo curso intensivo de chocolates; esta vez en la escuela Ingrid Cuk.

    A su regreso, empezó a atender pedidos de chocolates para matrimonios, bautizos, cumpleaños, entre otros. La oferta consiste en unidades de chocolates y paquetes de 15, 20 ó 50 bombones.

    Los ingredientes que utiliza en estos alimentos son variados. El sabor del chocolate, blanco u oscuro, se mezcla con cerezas, coco, frutos secos, mantequilla de maní, dulce de leche… También hay chocolates con rellenos de licor.

    Esta combinación de sabores es lo que más le gusta a Edita Vasiliauskaite, clienta de Il Cioccolato. Ella realizó un pedido de 130 chocolates para la fiesta de cumpleaños de su hijo, hace dos meses. Para Vasiliauskaite, Zavala “ofrece recetas novedosas”. Añade que se preocupa por los detalles de cada chocolate.

    Por otro lado, Il Cioccolato también oferta piqueos de sal como copa mexicana, paté, torta de salmón ahumado y bolitas de queso. El sistema de ventas es a través de pedidos. El cliente retira su solicitud en el domicilio de Zavala, ubicado en la ciudadela Los Olivos I, en el norte de Guayaquil. Por las ventas de los bocaditos de dulce y sal, el negocio factura entre USD 700 y 2 000 mensuales.

    Una clave para el desarrollo del negocio ha sido la participación en ferias artesanales y bazares como El Mercadito y Artsenal, según Zavala. Por ejemplo, Titi Gutiérrez conoció los dulces de Il Cioccolato en El Mercadito realizado en septiembre en el Parque Histórico de Guayaquil.

    Gutiérrez afirma que le parecieron “postres deliciosos con excelente presentación” y que desde entonces los compra para cualquier evento social. Menciona que su favorito es el relleno de menta.

    Zavala participará también en el Mercado a realizarse en la parroquia Santa Teresita (vía a Samborondón) los próximos 26, 27 y 28 de octubre.

  • La rentabilidad llega a bordo de dos ruedas

    Redacción Quito

    La velocidad y la aventura son sus pasiones desde la adolescencia. Andrés Quinteros, estudiante de séptimo semestre de Negocios Internacionales de la UDLA, decidió que su pasatiempo también sería su negocio.

    Este quiteño de 22 años es experto en piñones, catalinas, frenos y demás piezas de motocicletas y bicicletas. Por ello, con su hermano Sergio invirtieron USD 15 000 para implementar su tienda de artículos para ciclismo y motociclismo.

    Así, SQ Bikes inició sus operaciones en marzo del 2011. El monto inicial lo consiguieron de un crédito que solicitaron a sus padres; con esta cifra, alquilaron y adecuaron un local, y compraron los productos (bicicletas y accesorios).

    Quinteros indica que conseguir proveedores para su tienda fue complicado en el medio. Su búsqueda se demoró seis meses; tras este tiempo, encontraron distribuidores en Cuenca, para comercializar las marcas Norco y Santa Ana.

    El estudiante comenta que planificar sus actividades es clave para compaginar sus estudios con su negocio. La mayor parte del tiempo trata de ir a la tienda, excepto lunes y miércoles, cuando tiene clases, y se encarga del local su hermano.

    Actualmente, SQ Bikes tiene una facturación mensual de USD 4 000. Para promocionarse, la tienda usa las redes sociales y organiza ciclopaseos nocturnos para sus clientes y las personas que deseen unirse.

    Por el crecimiento de su microempresa, Quinteros fue invitado a dar una charla en la Semana del Emprendimiento en su universidad, en diciembre pasado.

    Patricio Grijalva gerencia una empresa de transporte aéreo. Él es cliente de SQ Bikes desde septiembre del 2011 y adquirió unos zapatos, indumentaria y accesorios para la práctica del ciclismo.

    Él destaca el buen asesoramiento que ofrece la tienda a la hora de comprar repuestos o de realizar el mantenimiento de su bicicleta.

    Michell Román, compañera de clase en la UDLA, comenta que Quinteros es uno de los alumnos más brillantes; sus participaciones en clases y sus notas así lo demuestran, señala. “Andrés sabe compaginar bien sus estudios y su negocio, no descuida ninguna de las dos partes. Por eso, en ocasiones le toca sacrificar sus horas de almuerzo para atender a clientes o proveedores”.

    Negocio en marcha

    • Las bicicletas. Actualmente, distribuyen bicicletas de la marca estadounidense Norco y Santa Ana, que son ensambladas en Cuenca.
    • Los paseos. Cada mes, este negocio realiza recorridos nocturnos junto a sus clientes, en diferentes parajes de la provincia de Pichincha.