“Para hacer cosas importantes, se necesita un plan y no mucho tiempo”. Anónimo. La Ley de Parkinson, enunciada por C. N. Parkinson en 1957, dice: “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”. En términos prácticos esto significa que si has decidido terminar un trabajo en una semana, lo terminarás en ese plazo; y si hubieras decidido terminarlo en tres días, habrías demorado tres días.
Las otras dos leyes -de las tres fundamentales- enuncian: “los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos” y “el tiempo dedicado a cualquier tema de agenda es inversamente proporcional a su importancia” (también denominada “ley de la trivialidad”). En el primer caso, esto significa que, al recibir un aumento de salario, rápidamente incrementas los gastos en el mismo nivel para estar en la misma situación en la que estabas antes del incremento. En el segundo caso, que cuanto menos importante es un tema, más tiempo de tu agenda ocupa.
¿Cómo puedes utilizar estas tres leyes hoy, transformándolas a tu favor para elevar tu productividad?
Francisco Miranda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao, detalla las estrategias y prácticas que ha empleado el sector para mantener un crecimiento sostenido. Además, ratifica la necesidad de fortalecer el trabajo público y privado.
Las exportaciones cacaoteras registran un crecimiento paulatino en los primeros semestres de los dos últimos años, ¿a qué se debe?
Principalmente, a que las plantas se han mantenido saludables. Los agricultores han dedicado más tiempo y más cuidado. Eso sumado al crecimiento concreto del sector cacaotero exportador por las siembras nuevas, sobre todo, en el norte de Manabí, sur de Esmeraldas y el Oriente. Estas zonas que ,tradicionalmente, han sido de cultivos de palma se han volcado a la siembra de cacao. Por esta razón, el crecimiento ha sido más visible en los últimos años y sobre todo en el 2020.
¿Cuál ha sido la estrategia que ha empleado el sector? La implementación de técnicas básicas agronómicas para el cuidado del cacao como la poda, la reproducción de plantas, metodologías de cosechas cíclicas, fertilización y poscosecha han hecho que los cultivos se modernicen. Los buenos índices de productividad en varias haciendas se están replicando hacia debajo de la cadena, es decir a los productores más pequeños. Se levanta una cultura cacaotera en donde la capacitación y la conservación de la flora y fauna son el pilar.
¿La estrategia para producir más y mejor fue una iniciativa pública o privada? Es compartida. Hay muy buenos ejemplos que trabajan de la mano del sector público y les va bien. El Ministerio de Agricultura ha hecho un gran trabajo en el desarrollo de genética, a la cual varios agricultores han accedido. Sin embargo, existe mucha traba burocrática y eso no permite que sean tan eficientes. Esto hace que los cacaoteros opten por invertir solos y dejen de depender del apoyo o de productos estatales.
¿Estas prácticas o estrategias han acuñado de experiencias de países vecinos? Es al revés. Tenemos visitas anuales de gente de Perú, Costa Rica y Colombia, que vienen a Ecuador a aprender las prácticas cacaoteras que tenemos y que como resultado permiten tener un rendimiento alto. Los modelos novedosos de manejo de cacao industrializado son desarrollados por mentes ecuatorianas e inversionistas del país, que tomaron estas genéticas mal vistas y las transformaron en las más productivas.
¿Cuál es el aporte de estas nuevas prácticas en la agenda inmediata del sector, para aumentar sus exportaciones? Aporta, pero aún se debe trabajar para que toda la cadena las aplique. En el mercado cacaotero hay una disociación entre el productor y el consumidor. El cliente no compra una funda de cacao, adquiere un producto que pasa por uno o dos procesos antes del resultado final. Muchas veces cuando va a comprar una barra de chocolate no sabe de dónde vino o qué sucedió en el proceso, eso da un distanciamiento entre la producción y el consumidor. Eso hace que se generalice la forma de producir y se piense que Ecuador también trabaja de forma injusta como en Asia, por ejemplo. Ecuador tiene ventajas operativas importantes por encima de ellos porque somos un producto autocompatible con la flora y fauna ecuatoriana.
Con estas iniciativas, ¿es factible incrementar las exportaciones en el corto plazo? Definitivamente. Ecuador tiene una posición privilegiada y eso se nota durante la pandemia. La demanda del grano de cacao continuó y, en algunos casos, aumentó. Los principales compradores adquirieron producto para almacenarlo. Esto nos da un aire muy saludable para el sector porque vemos que existe una demanda diferenciada de los mercados.
En ese sentido, ¿qué tan rentable es hacer el cambio de un cultivo hacia el cacao? El cacao tiene dos ventajas que son bastante ciertas para los agricultores. La primera es que todo el grano producido tiene un comprador dentro o fuera del país. La segunda ventaja es que existe una cadena de compra privilegiada y competitiva. Además, podemos sumarle que hay estabilidad de precios comparada con otros cultivos de ciclos cortos. Esto le da la certeza al agricultor de cuánto va a recibir por su producto.
¿Cómo se proyecta el sector para mejorar sus ingresos en lo que queda del 2020? Con el fortalecimiento de buenas prácticas agrícolas y el posicionamiento en mercados establecidos. El cacao ecuatoriano al ser un producto muy demandado casi no tiene ningún mercado con barreras arancelarias. El producto entra a mercados de Europa, EE.UU. y Asia, casi sin pagar tributos. Estos beneficios los tiene desde hace años. Ecuador tiene una ventaja y es que sus elaborados de cacao son cada vez más aclamados. Esto faculta al país a pelear por espacios y posicionarse por un grano y chocolate de calidad.
¿Cuáles son esos mercados en los que se podría incrementar las exportaciones? En el caso del cacao, a los países asiáticos como Indonesia y Malasia. En chocolate, en cambio, está la Unión Europea y los Estados Unidos y es en donde se podría explotar aún más la oferta exportable, sobre todo, en chocolatería cara. Asimismo a los vecinos Perú, Colombia y Chile por la demanda de chocolatería más básica.
¿Cuál es el plan que ejecutan o que están próximos a ejecutar desde el sector? Apuntamos a mejorar temas de almacenamiento y comercialización. El valor agregado que debe ganar el grano por poscosecha no se lo aprovecha por completo en Ecuador y hay desorden en la cadena de comercialización que afecta en cierta medida al sector. En este punto, trabajamos de la mano con las autoridades para que se ejecute un control.
En el contexto de la pandemia y paralización de actividades, ¿cómo trabaja el sector para continuar con la promoción de las exportaciones? Estamos armando junto a ProEcuador, el sector chocolatero y agrícola una feria virtual que se llamará Aromas del Ecuador en el mes de noviembre. El objetivo es traer a compradores internacionales a un conversatorio con los diferentes actores de la cadena y hacer mesas de negocios.
¿Qué acuerdo comercial se debería concretar para que el cacao ecuatoriano ingrese con preferencias? Más allá de un nuevo acuerdo, primero se deben respetar y fortalecer los envíos a los países con los que tenemos preferencias. Se debe trazar una política comercial de inversión pública para comunicar la diferenciación que tiene el país en la producción cacaotera. Debemos apostar por la promoción del cacao y chocolate a escala mundial. Tenemos la herramienta principal que es el mejor cacao del mundo, pero necesitamos la inversión estatal correcta.
¿Qué hace falta? El agricultor hizo su parte, sembró, crecieron los cultivos y hay cacao para rato. Nos toca, a las partes que nos encargamos del comercio, encontrar los espacios para este producto y garantizar el flujo comercial.
Hoja de vida Su formación. Francisco Miranda es Ingeniero Comercial graduado en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) de Guayaquil.
Su experiencia. Se desempeña, actualmente, como Presidente de la Asociación de Exportadores de Cacao del Ecuador (Anecacao), Asumió en el 2018. Presidente del Comité Norma INEN Cacao desde el 2017. Es el gerente general de la Agrícola Guangala.
Otras participaciones. Ha sido representante de Sostenibilidad para Ecuador ante el CEN ISO Cocoa. Fue conferencista en la Cumbre Mundial del Cacao que se desarrolló en el 2016.
Francisco Miranda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
En un mundo laboral cada vez más competitivo, las empresas apuestan por optimizar los procesos, reducir o evitar pérdidas, y obtener los mejores resultados. La capacitación y formación es clave para lograr esos objetivos. Y la meta es potenciar las habilidades del equipo para adelantarse a la competencia.
Las organizaciones que invierten en esta materia obtienen múltiples beneficios. Producen actitudes más positivas entre sus colaboradores, aumentan su rentabilidad, crean una mejor imagen institucional, facilitan que el personal se identifique con la firma, mejora la relación jefe-subordinados, describe Paúl Murillo, líder nacional de Permanent Placement y Consultoría de Adecco Ecuador.
Además, agrega Murillo, apostar por la preparación del talento humano proporciona información sobre necesidades futuras de personal a todo nivel y facilita la promoción de los empleados. Todo ello abona favorablemente en la operatividad de los negocios.
Los efectos en los trabajadores van desde subir la moral, mejorar el conocimiento de los diferentes puestos y, por tanto, el desempeño. Así mismo incrementa la productividad y calidad del trabajo, y ayuda a solucionar problemas, anota el experto.
“Sin recursos humanos con habilidades actualizadas y sin capacidades institucionales sólidas y efectivas para actualizar esas habilidades, el tránsito hacia una economía de alta productividad con empleo productivo y trabajo decente para todos es imposible”, recoge un informe sobre formación profesional en América Latina, publicado en el 2017 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el país existen 466 empresas calificadas como operadores de capacitación y, además, hay 546 personas profesionales autorizadas como capacitadores independientes, según registros de la Secretaría Técnica del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales (Setec).
Hasta noviembre del 2019 más de 87 000 personas fueron capacitadas. La mayoría pertenecen a Pichincha, Guayas, Cotopaxi y Chimborazo.
Los cursos de capacitación con mayor demanda son: prevención de riesgos laborales, trabajo en altura, fundamentos de seguridad y salud en el trabajo, cajeros, gastronomía, entre otros.
“Los beneficios de la formación continua son contar con personal altamente cualificado, mejorar la productividad, actualiza conocimientos, permite adaptarse a la transformación digital y fortalece al talento humano”, destaca la Setec.
Dos de las organizaciones de formación más activas, según la Secretaría, son el Instituto Técnico del Petróleo (ITP) y Solari Centro de Capacitación. Las áreas temáticas más demandadas en estos establecimientos son la prevención de riesgos y la de cajeros bancarios.
“El objetivo de nuestras capacitaciones es la prevención de riesgos del personal que trabaja en las empresas de las áreas industriales, así como también el cuidado de los ríos, lagos, árboles, lagos, montañas, entre otros”, refiere Golda Rodríguez, directora del Instituto del Petróleo.
Mauricio Vásquez, gerente de Solari, agrega que la malla curricular de la formación continua debe responder a las necesidades operativas que demandan de las empresas y que no son plenamente satisfechas por la instrucción académica de las universidades.
Desde el sector público, el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap) cuenta con 457 cursos, los más solicitados tienen que ver con servicios socioculturales, administración y legislación, alimentación, gastronomía y turismo, y electricidad.
El 2019, 36 715 personas fueron preparadas por el Secap. “Las capacitaciones son diseñadas bajo el enfoque de competencias laborales. Es decir, el participante adquiere conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para llevar a cabo exitosamente una determinada actividad productiva. Dichas habilidades pueden ser administrativas o técnicas”, explica la entidad.
La legislación ecuatoriana en materia tributaria contempla incentivos para las empresas que brindan capacitaciones, para las firmas que invierten en la preparación de su personal y para las personas que reciben estipendios para su educación.
Por ejemplo, las instituciones capacitadoras sin fines de lucro, y los ciudadanos que gozan de estupendios están exentos del pago del impuesto a la renta, anota el experto tributario John Arias, gerente de Census Consultores.
Así mismo, son deducibles para los empleadores las contribuciones a favor de los trabajadores para fines de capacitación, entrenamiento profesional y de mano de obra. Las micro, pequeñas y medianas empresas,tienen derecho a deducirse el 100% adicional en los gastos por capacitación.
El Secap es uno de los centros más grandes del país. En el 2019 más de 36 000 personas fueron capacitadas. El Servicio posee 457 cursos. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
Robert Pozen cuenta que aprendió a ser productivo porque no tenía otra alternativa. “Vengo de una familia de bajos ingresos. Cuando estaba en la escuela secundaria tenía dos trabajos, practicaba deportes y hacía las cosas que hacen todos los jóvenes a esa edad como divertirse, ir a fiestas”, relata el financiero.
“Aprendí a ser productivo porque tenía que conseguir suficiente dinero para financiar mi educación”, explica.
Con poco tiempo disponible, Pozen se propuso administrar de la mejor manera posible las horas del día. Y lo consiguió.
Profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT y autor del libro “Productividad extrema: mejora tus resultados, reduce tus horas”, desarrolló una extensa carrera en el mundo financiero, público y académico.
Ha sido presidente de Fidelity Investments (uno de los mayores fondos de inversión del mundo), presidente ejecutivo de MFS Investment Management y presidente del Comité Consultivo sobre Informes Financieros de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC, en inglés).
Considerado en el mundo empresarial como una especie de “gurú de la productividad”, Pozen dice que no hay por qué sentirse orgulloso de trabajar todos los días hasta las 10 de la noche, o dormir menos de siete horas.
Al final lo que cuenta, “son los resultados”. “En Nueva York, por ejemplo, se ve todo el tiempo. Yo les digo que se vayan a la casa. No hay una emergencia cada noche, no hay una razón para estar constantemente hasta tarde”.
Elabore un ranking Cuando tenga definidos sus objetivos, cree un ranking para la semana y otro para el año. Pocos lo hacen y es muy importante.
Divida sus objetivos en términos de oferta y demanda.
En el lado de la oferta, hágase las siguientes preguntas: ¿reflejan sus objetivos lo que le gusta y en lo que realmente es bueno?, ¿cuál es el propósito que hay detrás de cada objetivo y de las actividades que realiza para lograrlo?
En el lado de la demanda: ¿en qué medida sus metas incluyen lo que su empresa necesita? Mida los resultados
No mire la cantidad de horas que ha trabajado, porque eso no quiere decir que ha sido más productivo (es decir, que creó más valor para su empresa en relación al tiempo que invirtió).
Ahora, aunque hay empresas que funcionan con esta lógica, el problema es que muchas compañías siguen valorando la presencia física de los trabajadores.
El desafío está en cómo convencer a su jefe de que lo que realmente importa son los resultados.
Para eso, lo mejor es que quede claramente establecido desde el principio qué se espera de usted, en cuánto tiempo y cómo se van a medir los resultados.
No preste atención a las cosas pequeñas
Hay demasiadas cosas que nos sobrepasan y no son importantes. Por ejemplo, la avalancha de correos electrónicos que llegan.
Muchas personas revisan el correo cada cinco minutos, pero lo mejor es revisarlo cada hora o dos.
Empiece por el final
No espere hasta el final de un proyecto para escribir las conclusiones. Mejor haga una investigación preliminar rápida y formule conclusiones tentativas. Avance, verifique que sean correctas y escriba los textos finales.
Mucha gente se demora siete semanas en reunir toda la información que necesita y solo al final, intenta llegar a las respuestas.
Eso es una forma ineficiente de enfrentar un proyecto, porque después de juntar demasiada información, verá que una gran parte no es útil para su objetivo.
Tiempo para pensar
Deje un momento del día para pensar. En vez de tener demasiadas reuniones, deje un espacio abierto para analizar las cosas.
No tema ser aburrido
No pierda el tiempo en cosas que no son relevantes. Por ejemplo, el expresidente Barack Obama, usaba trajes de color azul.
Eso le ayudaba a no tener que pensar en cómo vestirse. Entonces, una de las claves de la productividad es eliminar todas las variables de su vida diaria que te hagan perder tiempo.
¿Qué comer al desayuno? Escoja lo que más le gusta comer al desayuno y repítalo todos los días. ¿Aburrido?, no importa.
La idea es transformar muchas decisiones en cosas predecibles, de modo que se quede con más tiempo disponible para lo demás.
Vaya a casa
En muy pocas ocasiones hay una razón suficiente para quedarse en el trabajo y no llegar a casa a la hora de cenar. Vaya al hogar a una hora razonable y cene con su familia o con las personas que son importantes en su vida.
Un gurú en el tema de las finanzas explica la importancia de hacer su trabajo en las horas establecidas eliminando las distracciones. Foto: Freepik.es
En la rutina laboral hay trabajadores que postergan o retrasan voluntariamente la ejecución de tareas asignadas. A ese acto se lo conoce como procrastinar. En otras palabras, es dejar las cosas para el último minuto.
Revisar redes sociales, conversar con los compañeros de oficina, tomar un café o pasar un momento desconectado de Internet pueden considerarse procrastinación. Hay criteriosencontrados que destacan efectos negativos y positivos para las organizaciones.
En lo negativo se advierte que cuando es una práctica frecuente, puede resultar perjudicial para la productividad, ya que podría comprometer el cumplimiento de las metas, así como la calidad de los bienes o servicios que presta.
Como positivo se observa que se da la oportunidad de disminuir el estrés del trabajador, le permite oxigenarse, le ayuda en su creatividad y mejora las relaciones interpersonales.
El psicólogo Juan Francisco Gortaire explica que la procrastinación no es lo mismo que el ocio, porque en lo último hay factores de diversión, mientras que en lo primero hay la intención de aplazar una responsabilidad.
“La comunicación ineficiente entre los equipos de trabajo podría ser un factor de procrastinación. También influye no tener orden ni prioridad de las tareas con una metodología base. Esto hace que el trabajador procrastine aquello que puede ser urgente e importante porque su trabajo lo demanda”, describe Gortaire.
Factores socioculturales externos a la empresa, como las relaciones familiares, con amigos y más también influyen en el desempeño de una persona. “Cuando un trabajador se enfrenta a algún tipo de estrés, que está por fuera de lo laboral, puede afectar a su rendimiento”, agrega el psicólogo.
Pablo Villacís, especialista en recursos humanos y administración de empresas, en un blog publicado por la firma Evaluar (con presencia en varios países, incluido Ecuador), expone tres características que distinguen a los procrastinadores. Son personas que buscan distracciones activamente, prefieren no tomar responsabilidades muy pesadas, y complican las cosas sencillas.
Frente a ello, Villacís da cinco recomendaciones de lo que pueden hacer los departamentos de recursos humanos: asignar proyectos con trabajo subdividido, fijar fechas de entrega detalladas de las subdivisiones, crear ambientes especializados, incentivar los momentos de recarga (distracción), y la retroalimentación a través de evaluaciones de desempeño del personal.
Una estructuraadecuada de las tareas -con responsabilidades, tiempos y objetivos definidos-, más una efectiva comunicación y supervisión del cumplimiento de metas son claves para que la procrastinación no resulte nociva, añade Anna María Carrozzini, experta en talento humano.
“Cada persona tiene identificados cuáles son sus momentos para hacer o tomar decisiones. Hay quienes son muy activas y quieren hacer todo ese mismo rato; y hay otras que se toman más tiempo porque son más analíticas o menos impulsivas. Lo que no podemos hacer es perder oportunidades por no tomar decisiones a tiempo”, reflexiona Carrozzini.
Los expertos coinciden en que “no todo es trabajo” y que la productividad del personal también requiere de momentos de esparcimiento, más allá de las pausas activas. Eso sí, hay que prevenir que no se comentan excesos.
“Procrastinar puede no ser tan malo”, sostiene una publicación de Linkedin de septiembre pasado, basada en un artículo de la revista Fast Company. Anisa Horton, autora del texto, argumenta que muchas recomendaciones para evitar la procrastinación no tienen fundamento.
Linkedin cita tres de las cinco “mentiras” desmitificadas por Horton. La primera tiene que ver con que esta práctica “es un mal hábito del que tenemos que deshacernos cuanto antes”.
La autora refuta que estos momentos pueden ser beneficiosos y conducir a mejores decisiones, ya que el tiempo permite juntar más información y procesarla.
La segunda consiste en que es un problema de gestión de tiempo. El truco para ganar la partida está en explorar lo sentimientos que hacen que las personas quieran postergar una tarea y suavizar las asociaciones negativas.
Y la tercera mentira desmitificada por Horton es que la procrasticación “disminuye el rendimiento”. Según la autora, cuando se tienen que encontrar soluciones creativas es bueno realizar descansos y darle tiempo al cerebro para procesar y hacer nuevas conexiones.
Dejar las tareas asignadas para el último minuto es una práctica que puede resultar tanto positiva como negativa. Foto: Freepik.es
El sector productivo de Quito enfrenta desde la semana pasada un reto. Los trabajos de repavimentación de las calles en distintos puntos del norte y sur de la ciudad, que se extenderán por ocho meses, obligan a las empresas que trabajan en la ciudad y sus alrededores a desarrollar estrategias para mantener su operación, sin perjudicar a sus clientes y trabajadores.
Si bien algunos gremios han anunciado impactos económicos cuantificados por la medida, hay que resaltar que existen empresarios que han puesto de su parte para hallar soluciones. Ellos están haciendo un esfuerzo extra para mantener la productividad y la operación de sus negocios.
También vale resaltar iniciativas ciudadanas particulares para enfrentar esta coyuntura, y que pueden ser un ejemplo para otros actores de la sociedad.
Todos sabemos que el crecimiento de una ciudad implica sacrificios que son necesarios para su evolución y proyección hacia el futuro. En ese proceso, las empresas y los sectores productivos son parte clave y deben dar el ejemplo.
Hace poco más de tres años, un grupo de empresas ecuatorianas decidieron apoyar a la reactivación económica de Manabí y Esmeraldas, después del devastador terremoto de 2016.
Luego de asistir a más de 4 000 emprendimientos, hoy el proyecto ha evolucionado para formar y fortalecer encadenamientos productivos incluyentes que potencien aún más la economía de estas provincias, generando empleo y aumentando los ingresos de pequeñosproductores.
En el2016, el Programa Re-Emprende, con los aportes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Corporación Favorita, General Motors, Danec, Grupo Difare, GPF y Arca Continental Coca-Cola, dio inicio a su primera fase de implementación. En ella, se atendió a 2 801 emprendimientos unipersonales, haciendo frente a la emergencia nacional que conmocionó a los ecuatorianos, particularmente a los habitantes manabitas y esmeraldeños.
En esta etapa, los emprendedores recibieron los beneficios de contar con asistencia técnica y financiamiento enfocados a la mejora de su negocio, así como a la generación de habilidades blandas, por ejemplo, en servicio al cliente. Esto, con el fin de reactivar los emprendimientos que habían sufrido algún tipo de daño por el sismo.
Fue durante esta fase que pequeños emprendedores, como Luisa Ponce y Gilo Moya, esmeraldeños con un pequeño negocio de frutos secos, especias y aceites comestibles, lograron reactivar su economía familiar. Antes del terremoto, la pareja contaba con un establecimiento de gel y ultrasonido que no logró sostenerse, debido a la catástrofe.
Gracias al Programa Re-Emprende, de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI), volvieron a empezar, crearon su negocio y ahora generan ingresos económicos. Además, Luisa y Gilo fueron galardonados como reemprendedores del año durante los premios Ei 2018, organizados por la AEI.
De la misma manera, los reemprendedores de esta etapa lograron acceder a 2 956 créditos, que representaron USD 3,4 millones en 21 cantones de Manabí y Esmeraldas, monto invertido en los negocios de dichas provincias.
Durante su segunda fase, que se inició en 2018, Re-Emprende desarrolló un esquema de asistencia técnica y financiamiento enfocados a la formación y fortalecimiento de encadenamientos productivos, que contribuyen al crecimiento económico inclusivo en la región. En ese año, impartió asistencia a 1 100 emprendimientos de 109 asociaciones, cuyas actividades productivas van desde la pesca, cultivo de cacao y café, hasta la confección de textiles.
En 2019, el programa continúa con un enfoque de cadenas productivas con una diferencia de diseño. Este año, Re-Emprende busca empresas que formen parte de cadenas productivas, las cuales deseen fortalecer a los eslabones más débiles dentro de las mismas y mejorar los ingresos de los pequeños productores en las cadenas con esquema de financiamiento, asistencia técnica o ambos. Para ello, requiere que las compañías interesadas se acerquen al programa, con la intención de encontrar puntos de colaboración y alianza entre Re-Emprende y las empresas líderes de estas cadenas productivas.
Algunos de los criterios de selección de las cadenas a las que se apoyará a través del programa son: relevancia para el grupo destinatario (idealmente productores), potencial de cambio para la pobreza y el empleo en la región, potencial para estimular y fortalecer el desarrollo de las cadenas de valor y viabilidad. Las postulaciones se pueden hacer al correo re-emprende@aei.ec
El programa fue reconocido en 2018 por el Gobierno ecuatoriano como parte de los esfuerzos de la sociedad civil y el sector privado para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los emprendimientos que se impulsaron están vinculados a diversas áreas. A la izquierda se observa a artesanos de la paja toquilla y a la derecha a las dueñas de una cafetería. Foto: Cortesía AEI
Entrevista a Christian Estay, gerente de Estay Consulting. Habla sobre cómo impactan en los resultados de la empresa los espacios abiertos y las áreas lúdicas.
¿Están apostando las empresas en cuanto a espacios físicos y áreas lúdicas para los trabajadores? Luego de haber hecho análisis en empresas de siete países de Hispanoamérica llegamos a la conclusión de que no todas están optando por los denominados espacios abiertos. Algunas están apostando por formatos más tradicionales, porque necesitan concentración y poco ruido, de acuerdo con su giro de negocio.
¿Qué se debe pensar antes de remodelar un espacio físico para los trabajadores? Lo primero que debe pensar una empresa es tener una cultura de innovación antes de un espacio para ello.
¿Es posible que el diseño de espacios de trabajo abiertos, con zonas lúdicas y diseños novedosos, permita mayor creatividad y producción dentro de una empresa?
El diseño de este tipo de espacios no es reciente; data de hace unos 25 años. Los primeros intentos de nuevos espacios de trabajo se dieron cuando se eliminaron las paredes de las oficinas. Luego, se comenzó a ver que muchos necesitaban capacidad de concentración, privacidad y silencio.
¿Cómo se solucionó eso? Hubo empresas que comenzaron a tener ciertos equipos de trabajo en zonasaisladas de los espacios abiertos. Pero al desarrollarse con fuerza el tema de la innovación, volvió con el mismo ímpetu lo de las oficinasabiertas para todo el personal.
¿Por qué razón? Se tiene la sana e ingenua creencia de que si se pone gente a conversar van a salir más ideas. Pero eso no está demostrado. Para llegar a una conversación entre colaboradores es necesario tener espacios de confianza y para ello no se necesita botar oficinas.
¿Qué resultados han generado en las empresas los espacios innovadores? Un estudio de la consultora Capgemini, del 2015, muestra que el 90% de los laboratorios de innovación ha fracasado. En nuestra medición, por otro lado, hemos detectado que se generan estos centros sin estrategias. Los empresarios dicen vamos a pintar de colores, poner ‘post it’, áreas lúdicas para crear. Pero sin una planificación, esto no funciona.
¿Hay otros aspectos? Que no todo colaborador puede trabajar en estas áreas. Para definir quién puede ir se debe buscar la diversidad: en edad, en conocimientos, en información sobre la empresa, etc. Pero se cae en un error principal: siempre se permite trabajar en estos espacios a gente joven que no conoce la actividadcorporativa; se ponen a crear mil cosas y luego los gerentes les dicen ‘oye, esto no se puede hacer’. También ocurre otro problema: se pone gente con mucha experiencia, pero no alcanzan a ser creativos porque están dominados por lo que hace la empresa.
¿Hay más elementos? Hay que tener una metodología de trabajo. Determinar qué se va a conseguir con oficinasabiertas y espacioslúdicos. Un cuarto elemento, además, es que se deben tener métricas inteligentes; los cambios deben tener resultados. ¿Qué se saca cambiando la parte física si se sigue laborando como siempre, si no hay resultados financieros, si no se incrementa la productividad, etc.? El quinto aspecto está vinculado a reconocer que la creatividad no es de pocos, sino de todos y, finalmente, el sexto es saber que no se debe confundir innovación con creatividad.
¿Cuál es la mentalidad del empresario latinoamericano respecto de la innovación? Depende la madurez organizacional y del país. En Chile, donde ya se lleva muchos años trabajando en todo esto, se identifica un plan de trabajo, se cuenta con métricas y se tienen definidas las metas que se quiere lograr. Con eso se determina qué acciones van a desarrollar para obtener resultados. Entre estas últimas pueden estar la construcción de espacios abiertos, áreas lúdicas, estrategias de comunicación entre colaboradores, etc.
¿Qué pasa en Ecuador? Hay un mix. Existen empresas que primero hacen diseños bonitos y luego se dan cuenta que no están obteniendo resultados; también hay compañías que han partido de una base estratégica para saber qué pasos deben dar.
«Un trabajador no necesariamente se siente comprometido por tener áreas lúdicas. Busca recompensas para producir más”. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
Las oficinas son espacios en los que el empleado permanecerá por lo general ocho horas al día.
Según expertos, al menos tres factores claves del ambiente físico de trabajo influyen en el desempeño y productividad de los trabajadores. Estos son la iluminación, el color y la disposición o distribución del espacio.
Sobre la distribución del espacio, Raquel Jácome, gerenta constructora Castelo Jácome, que se especializa en ambientes de oficinas, explica que las tendencias están cambiando debido a que la mayor parte de la fuerza laboral, incluidas las personas en cargos altos, actualmente pertenece a la generación milenial.
Uno de los cambios más notorios en la distribución del espacio en las oficinas con personal joven es la eliminación de los cubículos, o divisiones que impiden que los trabajadores se comuniquen con facilidad entre sí.
“La forma de trabajo se ajusta a nuevas generaciones que buscan espacios recreativos, poder comunicarse unos con otros y facilitar el trabajo colaborativo”, menciona Jácome.
José Antonio Rivas, arquitecto especializado en interiorismo, añade que la eliminación de los cubículos también contribuye en la productividad de los empleados porque al sentirse encerrados y rodeados de paredes pueden tender a aburrirse, desconcentrarse y gastar el tiempo en redessociales, por ejemplo.
En la distribución de espacios otra tendencia en las empresas es destinar áreas de recreación y descanso para sus empleados. Las oficinas del gigante tecnológico Google son referentes a nivel mundial en esta tendencia.
Ricardo Díaz, representante de la empresa de tecnología Handytec, implementó el año pasado un espacio de recreación para sus 17 trabajadores. En sus oficinas ubicadas en el norte de Quito, el espacio de dispersión tiene cojines, sofás estilo puf,césped artificial, una cafetería y videojuegos. “Trabajar con tecnología suele implicar estar es un cuarto cerrado, estar frente a la computadora por varias horas, por eso pensamos en que era necesario darles un área de este tipo”, señala.
El segundo factor importante es el color. Estos pueden influir en el estado anímico y desempeño de la persona. A la hora de seleccionar los colores también se debe tener en cuenta la identidad corporativa de la empresa, dice Jácome.
La clave está en jugar con los tonos que identifican a la marca y al negocio, con los colores con los que se quiere lograr un determinado efecto en el personal.
Rivas explica que, por ejemplo, en espacios donde trabaja la fuerza de ventas es ideal coloresfuertes que den energía a la persona, como el rojo. “En los ‘call centers’, por ejemplo, las personas tienden a un desgaste, reciben muchos rechazos, entonces necesitan estar con energía extra”.
El color azul es aconsejable cuando se quiere crear una sensación de tranquilidad. El color blanco en mobiliario como mesas y tableros de trabajo además ayuda a tener más concentración.
En la iluminación del lugar se conjugan dos elementos: las ventanas y la luz. Es importante colocar suficientes ventanas y luz eléctrica en una tonalidad e intensidad apropiada para evitar espacios demasiado oscuros que produzcan cansancio o luz demasiado cálida.
En las instalaciones de Zuhause y Studioknox, en Quito, predomina un diseño moderno con buena iluminación. Foto: Diego Pallero / Líderes
¿Tiene esa costumbre de retrasar el despertador hasta el infinito? Pues es una trampa mortal para la productividad y para tu salud. Cada vez que golpeas a ese pequeño subalterno del demonio procrastinador, cada vez que piensas en esa dulce batalla que ganas al quedarte un puñado de minutos más en la cama, estás haciendo más y más difícil el proceso de despertarte, y hundes a tu cerebro en el inicio del siguiente ciclo de sueño, que es exactamente el peor momento para despertarte.
Cuanto más tiempo permanezcamos en ese punto, mayor será la sensación de cansancio y de haber tenido unas malas horas de sueño, aunque no haya sido así.
Según la Universidad de Cambridge junto al organismo de investigación Rand Europe, tras realizar un estudio con más de 21 000 trabajadoresbritánicos se concluyó que la correlación entre las horas de sueño que alcanzamos por la noche y nuestro rendimiento en el trabajo es mayor de lo que se podría pensar.
Los empleados que duermen menos de seis horas cada noche son significativamente menos productivos que aquellos que consiguen de siete a ocho horas de descanso.
Pero el estudio descubrió que hay actividades o factores que, aunque en un principio asociábamos a la baja productividad, en realidad no influyen en absoluto en el rendimiento laboral. Ni estar gordo, ni fumar o beber alcohol va a interponerse en tu camino para convertirte en empleado del mes.
Cuando dormimos poco nos volvemos propensos a tener problemas metabólicos y endocrinos, inmunológicos y de muchos otros tipos. Exponiéndonos a la obesidad, a trastornos del de sistema inmune y a una mayor propensión a ciertos tipos de cáncer.
Así que recuerda: para dormir bien hay que consagrarse al 10-3-2-1-0 (10 horas antes de ir a la cama: nada de cafeína; 3 horas antes de ir a la cama: nada de comida o alcohol; 2 horas antes de ir a la cama: nada de trabajo; 1 horas antes de ir a la cama: nada de pantallas; 0: el número de veces que tienes que aplazar la alarma de tu despertador). Descansar al menos ocho horas, espabilar rápido por las mañanas y pedirle a tu jefe que te deje entrar a trabajar más tarde. Es la ciencia la que habla.
Imagen referencial. Los empleados que duermen menos de seis horas cada noche rinden menos que los que duermen más. Foto: Pixabay