Los países de la Comunidad Andina (CAN) aprobaron la norma que establece los requisitos y procedimientos que deben cumplir los productos cosméticos originarios de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, así como de terceros países, para comercializarse en la subregión.
“La Decisión 833, denominada “Armonización de legislaciones en materia de productos cosméticos”, aprobada durante la reunión de la Comisión de la CAN del pasado 26 de noviembre del 2018, tiene como fin lograr un elevado nivel de protección de la salud o seguridad humana, por medio de la Notificación Sanitaria Obligatoria (NSO) y el control y vigilancia de los productos cosméticos en el mercado comunitario”, dijo la entidad.
La norma regula la producción, almacenamiento, importación y comercialización de los productos cosméticos en los cuatro países. Establece que los productos no deberán perjudicar la salud humana.
Asimismo, la nueva Decisión, señala que no se considerarán productos cosméticos aquellas sustancias o formulaciones destinadas a la prevención, tratamiento o diagnóstico de enfermedades.
En esta norma se incluye, además, la eliminación del Certificado Libre Venta para productos importados, a partir de la entrada en vigencia de la Decisión.
La reunión de la Comisión de la CAN, desarrollada por videoconferencia, contó con la participación de la viceministra de Comercio Exterior de Colombia, Laura Valdivieso; el director general de Integración y Cooperación Económica del viceministerio de Comercio Exterior e integración de Bolivia, Horacio Usquiano; la coordinadora de Relaciones Comerciales Extra Regionales del ministerio de Comercio Exterior e Inversiones del Ecuador, Andrea Cáceres; el director general de Negociaciones Comerciales Internacionales del Perú, Eduardo Brandes y la Secretaría General de la Comunidad Andina.
La CAN cuenta con una nueva regulación sobre cosméticos. Foto: Archivo / LÍDERES
La expansión de las nuevastecnologías y la amenaza que puede conllevar para la seguridad y la privacidad de los usuarios generaron una intensa discusión en la vigésima edición de la Futurecom, el mayor evento del sector de Latinoamérica que se cumplió la semana pasada en Brasil.
Los riesgos y retos de las nuevas tecnologías fueron debatidos por expertos de la IEEE, la mayor organización profesional dedicada al avance de la tecnología para la humanidad.
Entre los principales desafíos, según el ingeniero de la IEEE AndréGradvohl, está la “concienciación del usuario” delante de la creciente exposición de datos de manera virtual, lo que puede convertirse en un riesgo en diversos niveles. “Algunas aplicaciones ofrecen beneficios a cambio de datos, pero el usuario tiene que reflexionar si vale la pena liberar los datos para esa aplicación y qué es lo que esa aplicación hace con ellos. ¿Se los pasará a terceros? ¿Será para uso interno?”, cuestionó Gradvohl.
Uno de los principales riesgos, según el ingeniero, es “tener un perfil trazado por varias empresas” capaces de dirigir a los usuarios hacia determinadas acciones gracias al conocimiento adquirido con la compilación de datos.
En ese sentido, RaúlColcher, otros de los miembros del IEEE y quien participó junto a Gradvohl en una conferencia sobre el asunto en la Futurecom, precisó que la regulación de protección de datos, aprobada en la Unión Europea y otros países como Brasil, ha contribuido en la concienciación de los usuarios.
En medio del avance sin freno de la tecnología, lainteligencia artificial, capaz de imitar el comportamiento humano, presenta escenarios “prometedores”, pero también un “desafío social enorme”, según los expertos del IEEE.
“En el caso de la inteligencia artificial, a medida que se avanza en los dispositivos, hay un componente de riesgo sistemático. A medida que conversamos estamos dando datos de manera inadvertida, los datos pueden ser usados de manera que no sospechamos”, alertó Colcher.
En ese sentido, Gradvohl precisó que el “mimetismo” entre las máquinas equipadas con inteligenciaartificial y los usuarios facilita que las personas “se sientan cómodas a la hora de compartir algunos datos”, comprometiendo la seguridad.
Con el fin de garantizar la transmisión segura de datos a través del Internet de las Cosas (IoT, por su sigla en inglés), la IEEE propone la implementación de mecanismos de control de acceso, como biometría, firma digital o mecanismoscriptográficos que garanticen que los mensajes intercambiados entre dispositivos no sean descifrados en caso de ser interceptados por terceros.
Un total de 300 conferenciantes estuvieron hasta el 18 de octubre en la Futurecom, encuentro en el que participan las principales operadoras del país y que está dedicado a las demostraciones de IoT en varios sectores.
Negocios En la feria también hubo espacio para nuevos negocios. Neoenergía, empresa eléctrica brasileña controlada por la española Iberdrola, y la compañía de telecomunicaciones Nokia anunciaron hoy un acuerdo inédito en Latinoamérica que tiene como objetivo “revolucionar” la distribución de energía en Brasil.
Elektro, una de las distribuidoras de energía de Neoenergía, y la compañía finlandesa pondrán en marcha este año un “proyecto de red inteligente” en diversas ciudades del estado de SaoPaulo, entre ellas Atibaia, que servirá como plano piloto.
Las empresas implantarán por primera vez en Brasil una red de banda ancha inalámbrica LTE con la que se prevé aumentar un 50% la fiabilidad y reducir un 80% las pérdidascomerciales, según explicaron hoy sus ejecutivos en una rueda de prensa en SaoPaulo.
La red conectará los medidoresinteligentes de 75 000 clientes y otros equipos para gestionar el uso de energía y permitir un consumo más eficiente y limpio con la integración de la generación distribuida. La primera fase del proyecto, que se realizará entre 2018 y 2020, tendrá una inversión de 110 millones de reales (unos USD 28,8 millones).
André Gradvohl y Raúl Colcher, ingenieros del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, en Futurecom. Foto: EFE
América Latina avanza lentamente en materia de legislación para regular las nuevas formas de trabajo. Este es el balance que hicieron representantes de empleadores y trabajadores de la región que asistieron a las XIX reunión regional de la Organización Internacional del Trabajo(OIT).
El trabajo independiente y a través de plataformas virtuales comienza a ganar terreno a escala mundial. Por ahora, la OIT no cuenta con estadísticas sobre el número de personas que se encuentran en esta condición.
Sin embargo, la gente que desarrolla estas actividades enfrenta condiciones diversas como más horas de trabajo con menos paga, ingresos no estables, falta de acceso a la jubilación y seguridadsocial, condiciones poco seguras, etc. La falta de leyes abona a ello.
En Colombia, por ejemplo, el debate laboral sigue atado a temas que poco tienen que ver con las nuevas realidades, como la libertad sindical. La ley laboral de ese país se remonta a la década de 1940; con el paso de los años se han hecho reformas por partes, similar lo que ha sucedido en Ecuador .
Según Luis Alberto Pedraza, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Colombia, ahora no hay normas para proteger a las personas que, por ejemplo, se encargan de trabajos bajo pedido. “Se vive condiciones de informalidad. Están en lo que se denomina ‘paga diario’. Comienzan sus actividades a las 08:00, dan el servicio y cuando acaban, que puede ser luego de todo un día, cobran poco. No tienen prestaciones sociales”.
De los 22 millones de trabajadores que hay en Colombia, indica Pedraza, el 65% está en condiciones de informalidad o incapacidad de acceder a derechos o protección social por motivos como la falta de legislación.
Ante estas realidades, los sindicatos colombianos están trabajando en un proyecto de reforma laboral que establezca normas y derechos acordes a la época, que incluya a trabajadores independientes y aquellos que laboran bajo nuevas formas contractuales.
Los empleadores colombianos también esperan nuevas reglas. Alberto Echavarría, representante de los empleadores de América Latina ante la OIT y vicepresidente de asuntos jurídicos de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, cree que en medio de las transformaciones es necesario que, al menos, las personas tengan acceso a beneficios sociales como la salud y para eso son clave los gobiernos.
Esta colaboración se ha dado en países como Ecuador y Paraguay en los que se ha logrado la regulación del teletrabajo o del empleo a tiempo parcial. Esta última permite al trabajador desarrollar actividades en un mismo o varios sitios por tiempo menor a la jornada completa.
Cristina Rulo, representante de la Federación de Industria y Comercio de Paraguay, asegura que estas normativas ayudan a reducir la informalidad y, aunque la paga es menor, generan más oportunidades a la gente para obtener ingresos. “Trabajos que se desarrollan entre 16 y 32 horas a la semana. Dan beneficios laborales y sociales. Esto ayuda a quienes quieren ganar más trabajando en dos o más sitios, o a los jóvenes quienes tienen poco tiempo para laborar porque deben estudiar”.
Para los sindicatos, sin embargo, esto es un retroceso en derechos. Con los avances en políticas sociales y las nuevas tecnologías se esperaba que la gente tuviera que trabajar menos tiempo, pero cada vez se labora más horas, en más sitios y con peores condiciones.
En Brasil una ley laboral que entró en vigencia en octubre del año pasado, explicaron los sindicalistas, permite a las personas trabajar hasta 60 horas a la semana y creó contratos intermitentes (la empresa solo llama al empleado cuando lo necesita, por el tiempo que requiera, sin poder hacer contratos con nadie más y sin acceso a la seguridad social). No reguló las nuevas formas de trabajo.
“Se han precarizado las relaciones laborales”, dijo Antonio Lisboa, secretario de relaciones internacionales de la CUT de Brasil.
En donde sí ha habido avances es en Uruguay. Allí se conformó un sindicato de choferes de aplicaciones, que en otros países laboran sin prestaciones ni derechos, a través del cual se protegen. “Acceden lo que cualquier empleado independiente, formalización frente al instituto de previsión social. Debemos ver cómo se apoya a nuevas actividades que surgen con la modernidad y la tecnología”, dice Fernado Gambera, secretario de relaciones internacionales de la Central Sindical de Uruguay.
Con las nuevas tecnologías han aparecido nuevas formas de contratación. Solo Uruguay tiene una legislación acorde a los nuevos tiempos. Foto: Ingimage
Una revolución digital en la industria nacional fue la que pusieron en marcha Chris Lubensky y Vinicio Jaramillo, a fines de la década de 1970.
En sociedad, ambos fundaron GMS, una compañía vinculada al sector informático. De su mano lograron el cambio de sistemas manuales a digitales para la administración de datos.
En 1978, los emprendedores apuntaron a la venta de microcomputadores, con un precio de USD 20 000 (al cambio de moneda de ese entonces). El producto que se ofertaba incluía hardware, software y asesoría.
“Decidimos que ese era el momento preciso de hacer uso de los microcomputadores para la automatización del área contable en empresas pequeñas y medianas”explica Chris Lubensky, fundador y presidente del Directorio.
¿Por qué hablar de una revolución? Porque a inicios de la década de 1980 casi nadie utilizaba estos equipos y sistemas, mientras que una década más tarde GMS tenía 400 clientes en diferentes áreas productivas.
Además, antes de la era de las computadoras en red la compañía automatizó la parte administrativa contable de una casa de salud que tenía un ordenador central y 100 terminales.
Esteban Lubensky y Chris Lubensky, presidente y fundador de GMS respectivamente. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
En los años 90, el número de personas y empresas que contaban con una computadora de escritorio creció exponencialmente en el país y el mundo. La venta de computadores ya no fue negocio para GMS, porque los precios cayeron. Si al inicio vendía un equipo en USD 20 000 y ganaba unos 10 000, luego comercializaba a 1 000 y únicamente ganaba USD 50.
Por eso la compañía se concentró en la automatización de las grandes industrias en Ecuador en sectores económicos como el farmacéutico, maderero, de fabricación de productos de consumo masivo, etc. Eran sistemas muy sofisticados.
“Ya no se trataba de contabilidad, sino de administrar efectivamente los recursos de la empresa para ser más eficientes y productivos. El concepto había cambiado”, manifiesta el presidente del Directorio.
La innovación es una de las características de esta compañía, que al inicio de este siglo comenzó a dar a las empresas el servicio de seguridad informática. En el 2003 tomó la representación de Astaro (alemana, adquirida por el grupo británico Sophos), en el 2006 de Kaspersky (Rusia) y en el 2008 de Qualys (EE.UU).
Daniela Álvarez de Lugo, gerenta de la Región Andina de Kaspersky, comenta que la empresa lleva más de 12 años trabajando con GMS. “Más allá de los excelentes resultados de ventas a lo largo de estos años, GMS siempre se ha caracterizado por contar con un equipo de profesionales de muy alto nivel, con una gran experiencia comercial y conocimiento técnico”.
Eso, dice la ejecutiva, permite a Kaspersky no solo proteger a sus clientes contra ciberamenazas, “sino que también hemos podido desarrollar negocios innovadores”.
Uno de los clientes de GMS desde el 2012 es Banco Pichincha. Juan Beltrán, gerente de Riesgo Operativo de la entidad, dice que entre las soluciones de seguridad que les ofrece GMS está la protección de sus clientes contra fraude, la detección de ataques avanzados al interior de su red, etc.
Poco a poco, los servicios de seguridad informática tomaron el control de GMS y para el 2014 se concentró en protección de la información corporativa. La decisión le permitió a la empresa continuar a la vanguardia.
En 2015, Esteban Lubensky asumió la presidencia de la firma. Él comenta que cuando esta se concentró en el tema de seguridad vio que el nivel de sofisticación era cada vez mayor.
Actualmente, GMS brinda a las empresas servicios vinculados al tema de protección más especializados. Entre ellos se encuentra el análisis de madurez que tienen las empresas (entender qué controles de seguridad poseen y cuáles necesitan, según su perfil de riesgo); la aplicación del Security Operation Center (SOC, por sus siglas en inglés), que es un conjunto de personas, tecnologías y procesos que permiten visualizar qué ocurre en la red del cliente, gestión de las herramientas de seguridad, protección y reacción.
GMS también trabaja en la gestión de la ingeniería social. Sus técnicos simulan ataques para que un cliente caiga pero aprenda del error, en un ambiente controlado. Con eso se evitan robos y desvíos de dinero. Presidente Esteban Lubensky La empresa para nosotros ha sido la forma bajo la cual podemos aportar al país. Mi papá y yo compartimos ese sentimiento de logro. El aporte lo hemos hecho en la productividad de nuestros clientes y en el bienestar del equipo de trabajo. El negocio de GMS ha crecido al observar qué requieren las empresas en el país, qué podemos hacer para que sean más productivas, para que crezcan, para que contraten más personal y que Ecuador pueda salir adelante. Eso realmente ha sido un motor para nosotros como compañía.
Las Cifras
40 000 dólares fue el capital inicial de la empresa.
50 compañías grandes, nacionales y multinacionales fueron automatizadas por la firma.
15 marcas de seguridad informática, aproximadamente, representa GMS en Ecuador.
20 reconocimientos ha recibido. Entre ellos está el de Emprendimiento del año.
2011 fue el año de internacionalización. Tiene sucursales en Colombia y Perú.
Una imagen del área de desarrollo de la empresa, ubicada en el norte Quito. Los propietarios dicen que el capital humano es altamente valioso y por eso han invertido en su formación. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
La combinación de investigación, desarrollo e innovación es la clave de la suela de seguridad industrial o casual y urbano que produce la empresa Rubbershoes, en Ambato.
La organización se constituyó en el 2015 y está integrada por las marcas de calzado Vecachi y la productora de suelas Ecuarubber, que ya tenían trayectoria en el negocio del calzado.El trabajo permite a la empresa posicionase en la industria nacional. El ejemplo más reciente es el desarrollo de una planta que absorbe la energía estática del calzado de una persona.
Los productos de esta firma ambateña dan confort, seguridad y durabilidad en todas sus líneas, diseños y modelos. Esa es la carta de presentación de esta marca que cumple con las normas y las especificaciones nacionales e internacionales.
José Peñaloza, gerente administrativo de Ecuarubber, cuenta que en el 2009 adquirieron la fábrica de suelas a un grupo de emprendedores colombianos. La inversión en ese momento fue de USD 500 000; los recursos los consiguieron a través de un crédito de una entidad financiera. Así se compraron prensas vulcanizadoras de caucho, moldes, matricería, un equipo para suelas y el galpón donde actualmente funciona la fábrica.
El ejecutivo dice que durante un año efectuaron estudios y pruebas de laboratorio con técnicos especialistas de México y de Brasil sobre nuevas formulaciones para la fabricación de suelas de caucho de seguridad.
También lograron estar a la vanguardia de la nueva tendencia en la moda y diseño para zapato casual y urbano. Eso ayudó a que la empresa tuviera éxito en el mercado nacional y atendiera la demanda inicialmente de 25 empresas fabricantes de calzado entre grandes, medianas y pequeñas. En la actualidad trabaja con 100.
En la firma se sigue innovando. Como ejemplo está la fabricación de suelas para altas y bajas temperaturas, así como obtener caucho nitrilo vulcanizado para el sector petrolero. Además, están por concluir los estudios para la fabricación de suelas que repelen la estática, es decir, para personas que trabajan ensamblando computadoras y celulares.
“La idea es que las personas no concentren estática y así eviten problemas de salud. Esto porque la suela y el zapato se encargan de concentrar toda la energía o poder estático”, explica el ejecutivo. Él añade que el desarrollo de este nuevo producto empezó a mediados del 2017.
En sus inicios, la empresa tuvo 15 colaboradores y ahora tiene 23. Para Peñaloza el repunte fue en el 2012; actualmente se fabrican cada día 2 000 pares de suelas de caucho para calzado de seguridad y 1 500 pares a inyección para zapatos casuales y urbanos.
Los principales mercados a los que atiende la empresa son Ambato, Quito, Guayaquil y Cuenca.
Ahora Rubbershoes planifica incursionar en una nueva investigación para producir suela bidensidad o bicomponente, es decir, liviana, cómoda y confortable para el usuario.
En el 2013 la firma invirtió USD 200 000 para comprar una máquina que fabrique suelas termoplásticas. Además, instaló un centro mecanizado donde elabora moldes para suela. Este servicio de matricería adicional es para los empresarios dedicados a la confección de calzado. Allí, con alta tecnología en matricería, se plasma los diseños de las suela con el nombre de la fábrica que lo solicita.
Desde hace 15 años, la fábrica de calzado Andy de Quito se abastece con Ecuarubber. Elsa Luzuriaga, gerente de la firma, cuenta que las suelas que compra son de buena calidad y resistentes a todo tipo de trabajo. Eso ayudó para que las ventas se incrementen en un 20% anual. Además, destaca el cumplimiento en la entrega. “La materia prima con que producen es de primera calidad y eso satisface al productor del calzado y al cliente, porque vendemos un buen producto”.
Esta empresa quiteña, que lleva 28 años en el mercado, produce 130 pares diarios de botas para seguridad industrial, zapato casual y formal para hombre y la línea escolar. El rendimiento de las suelas en botas de seguridad le permitió ingresar a las cadenas comerciales.
La inversión de Ecuarubber continúa. El año pasado, por ejemplo, destinó USD 141 000 en la adquisición de una inyectora bicolor para fabricar suelas de dos colores. Esto permitió que la oferta de sus productos crezca un 20% en relación con años pasados.
Las suelas que fabrica Ecuarubber cumplen con las normas de calidad nacionales e internacionales. Sus productos van a cuatro provincias.
Fotos: Glenda Giacometti/LÍDERES
En América Latina más de la mitad de los trabajadores no cotizan a un sistema de seguridad social para enfrentar riesgos sociales como la enfermedad, el desempleo y aquellos asociados a la vejez, de acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El texto destaca la necesidad de acciones contundentes para cerrar las brechas de cobertura existentes en la actualidad y del futuro.
El documento, denominado Panorama Laboral Temático de OIT, Presente y futuro de la protección social en América Latina y el Caribe, dice que “los sistemas existentes en la región están en una encrucijada marcada por la necesidad de responder a necesidades de cobertura (cantidad de población alcanzada), de suficiencia (nivel de las prestaciones) y de sostenibilidad (capacidad de garantizar coberturas y prestaciones)”.
El análisis de la OIT abarca un análisis de las pensiones para adultos mayores, seguros de desempleo, cobertura de salud o transferencias para garantizar ingresos a familias con hijos. El informe menciona que hubo más gente pagando por su seguridad social entre el 2005 y el 2015. La cobertura contributiva a la protección social en materia de pensiones aumentó de 36,6% a 44,6%. Se considera que esta fue una evolución positiva, aunque el dato pone en evidencia que 55% de la población ocupada aún no cotiza.
“Hablamos de unos 145 millones de trabajadores que no cotizan en una región donde la población está envejeciendo, lo cual puede impactar su futuro y el de sus familias”, expresó el Director Regional de OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar-Xirinachs, quien presentó el informe en la Ciudad de México esta semana.
Salazar planteó que la protección social es un componente fundamental del desarrollo económico y social.
Los que más aportan a la seguridad social en la región son empleados públicos, con un 80%; privados, con 62,5%; trabajadores por cuenta propia 15% y el trabajo doméstico de 26,6%.
Asimismo, es notoriamente más alta en la región del Cono Sur (incluyendo Brasil), donde llega a 58,6%, en comparación con los países Andinos donde llegó a 31,4% o de Centroamérica y México, donde alcanzó a 31,2%. Sólo seis de 16 países incluidos en la muestra tienen cobertura contributiva por encima de 50% de los ocupados.
“Estos datos nos recuerdan que vivimos en una región con alta informalidad, lo cual impacta de forma directa la participación en sistemas de protección social tradicionales pues la mayor parte de esos trabajadores no realizan cotizaciones. Casi la mitad de los ocupados en América Latina y el Caribe están en condiciones de informalidad”, comentó José Manuel Salazar. De acuerdo con el informe, de 2005 a 2015 mejoró más la cobertura contributiva de las mujeres que la de los hombres.
Por otra parte, el informe también recalca que “siendo una región con una desigualdad exacerbada, América Latina traslada las importantes desigualdades de sus mercados laborales a la seguridad social”.
En Ecuador existen 3,1 millones de afiliados a la seguridad social. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Brindar seguridad,de diferentes maneras, es una tarea que Santiago Rodríguez asumió desde que era muy joven. Aunque al inicio lo hacía para entretenerse.
En la selección de fútbol del Colegio Militar Eloy Alfaro de Quito, donde estudió la secundaria, su rol era proteger el área aledaña al arco de los otros competidores.
Rodríguez jugaba en la posición de defensa. Para perfeccionar su técnica cada tarde, luego de clases, iba a los entrenamientos. La constancia permitió que se destaque como deportista, recuerda su amigo Mauricio de la Torre.
Esta actividad duró solo hasta que se acabó el colegio, en 1 993. Después se planteó nuevos objetivos relacionados también con la seguridad, pero esta vez del país.
Al concluir sus estudios secundarios, su propósito superaba la dimensión de una cancha deportiva. Tenía en la mente proteger el territorio ecuatoriano. Rodríguez, quien en diciembre cumplirá 42 años, se preparó durante cuatro años en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro (Esmil).
La disciplina, el respeto a la patria, la lealtad, la formación militar y otros valores impartidos en la secundaria lo motivaron a convertirse en oficial del Ejército. Con ello puso fin al anhelo de su padre, Manuel Rodríguez, de verlo convertido en un médico.
Mientras estuvo en las Fuerzas Armadas fue parte del grupo de caballería blindada, lo que despertó un interés particular por los caballos. Ahora en su oficina conserva figuras de corceles como elementos decorativos.
Una vez que se graduó, y luego de cuatro años de servicio como subteniente en Loja, en Riobamba y de conformar la escolta presidencial de Gustavo Noboa, se dio cuenta que gracias a la experiencia adquirida como militar se podía involucrar en otras áreas para brindar seguridad. Por esto decidió dejar el uniforme verde oliva.
Por referencia de sus compañeros empezó a colaborar con ArmorGroup, empresa encargada de brindar seguridad a zonas petroleras en Ecuador. Su primer trabajo fue como field security supervisor, pero su afán por seguirse preparando le permitió ascender.
Para mantener una comunicación fluida con sus jefes o compañeros extranjeros estudió inglés y, más adelante, complementó su formación con otras carreras afines a la seguridad. Llegó a ocupar el cargo más alto que era field security manager.
En 2008 ArmorGroup se fusionó con G4S. Durante el cambio administrativo Rodríguez fue considerado, por su perfil, para trabajar como gerente corporativo de Seguridad en Transporte de Valores, lo que le permitió vincularse con la seguridad bancaria. En esta empresa trabajó tres años.
Después, en el 2011, se relacionó con Produbanco. Y, aunque el campo de aplicación de sus conocimientos era diferente, Rodríguez considera que lo aprendido le ha permitido implementar acciones para precautelar la integridad de las entidades financieras y sus clientes. En esta institución trabajó alrededor de cinco años.
Rafael Roca, presidente de Operaciones de Produbanco, recuerda que Rodríguez era constante y disciplinado. “Se preocupaba por cumplir con sus objetivos”.
Actualmente es parte del equipo de Banco Pichincha. También es presidente del Comité de Seguridad de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca) y de la Federación Latinoamericana de Bancos Privados (Felaban).
En esta etapa ha participado en capacitaciones con expertos en seguridad de talla mundial como Antonio Ramos, especialista en ciberespionaje; o Dimitry Bestuzhev, director del Equipo Global de Investigación y Análisis de Kaspersky Lab en América Latina. Pero también se planteó metas. Estas se han cumplido debido a su persistencia que caracteriza a Rodríguez, refiere Bestuzhev.
Entre los objetivos alcanzados están el desarrollo de las Jornadas de Seguridad Bancaria en Ecuador, desde el 2013. En estos encuentros participan expositores internacionales que están a la vanguardia en el tema.
Este evento se lo hace cada año con el objetivo de a las personas relacionadas con el sector bancario en temas de seguridad. Pero en este 2017 hubo una excepción, porque se efectuó un evento de mayor trascendencia: el Congreso Latinoamericano Seguridad Bancaria (Celaes). Fue la primera vez que la Celaes tuvo como sede Ecuador. Además, participaron unas 400 personas de distintos países.
Ahora este ejecutivo, quien dice no dejar nada al azar en ningún ámbito, tiene nuevos objetivos para seguir mitigando posibles riesgos. Para esto, él considera que la clave es planificar. “Así las personas están preparadas para afrontar cualquier escenario”.
Santiago Rodríguez durante una pasantía en Chile (izq.). Su participación en la Celaes 2017 (der.). Su graduación como subteniente junto a Rosalía Arteaga y sus padres, en 1997 (abajo). Foto: Patricio Terán / LÍDERES
Los zapatos de seguridad industrial que se confeccionan a mano en los talleres de Calzado Hidalgo trabajan en las condiciones más extremas y exigentes.
La calidad del cuero, las suelas y el terminado artesanal dan confort, seguridad y durabilidad en todas sus líneas y modelos. Esa es la carta de presentación de esta marca ambateña que cumple con las normas ASTMF2412-05 y las especificaciones C/75, I/75 para calzado de seguridad industrial.
La constante innovación y novedosos diseños permitieron el crecimiento de esta empresa familiar. El año pasado, facturó USD 160 000 y fabricó 3 500 pares de zapatos en todas sus líneas. Los principales mercados son Quito, Esmeraldas, parte de la Amazonía, Ambato y otras ciudades.
La historia de Calzado Hidalgo se inició en 1963. Los esposos Jaime Hidalgo y Gladys Guerra fundaron la empresa familiar. Hidalgo trabajaba como maestro zapatero con Luis Carrasco. Su calzado lo usaban las autoridades y personalidades de la ciudad.
Una vez que contrajeron nupcias matrimoniales abrieron su propio taller. La inversión inicial fue de 3 000 sucres. Con los recursos compraron herramientas y la materia prima.
Los diseños novedosos tuvieron aceptación y las ventas comenzaron a incrementarse. Luego contrató a seis oficiales. La producción subió a 80 pares semanales que la adquiría Oswaldo Ruiz propietario de un almacén de calzado en la ciudad de Portoviejo. “Todos los zapatos que fabricábamos se vendían en Manabí que fue el principal mercado del negocio”.
En 1970 Hidalgo viajó a una feria exposición en los Estados Unidos, pero un grupo de empresarios estadounidenses lo contrató para que diseñara nuevos modelos. Su esposa en Ecuador asumió el mando con 31 operarios.
Pero seis años más tarde Hidalgo retornó para asumir nuevamente la dirección de su emprendimiento. “No hemos cambiado, seguimos confeccionando calzado de seguridad industrial hecho a mano”, explicó Guerra.
Uno de sus principales clientes por más de 20 años fue la Empresa Eléctrica Quito a quien comercializaba calzado de protección di-eléctrica hasta 21 000 voltios.
Tras la muerte de Hidalgo en el 2011, sus hijos Mónica, Jorge, Carlos y Silvia asumieron la dirección de la empresa. Jorge Hidalgo está a cargo del departamento de investigación y desarrollo de nuevos materiales. Contó que a más del calzado industrial di-eléctrico y de protección mecánica produce la línea casual con botas, botines, calzado para la Policía Nacional, agentes motorizados de tránsito, ejecutivos. También, desarrolló calzado para los bomberos que resisten 300 grados de temperatura.
La Empresa Coheco dedicada la instalación, mantenimiento de ascensores y gradas eléctricas trabaja hace 10 años con Calzado Hidalgo. Jaime Benalcázar, jefe de la Unidad de Seguridad, dijo que cumplen con las normas de seguridad que otras fabricas no la tienen en el país.
“Cumplen con lo que les hemos solicitado, han pasado diferentes pruebas y han pasado esas exigencias”.
El calzado es elaborado con hormas a medida de los pies de los ecuatorianos, no importaron del extranjero. “Eso permite que el pie tenga comodidad. Son 55 años que trabajamos de esta forma”, aseguró Hidalgo.
Asimismo, invirtieron es estudios e innovación de materiales puesto que el calzado está diseñado para usos extremos. Estos son elaborados bajo pedido con el propósito de cumplir con las normas de seguridad industrial que cada empresa requiere”.
Jorge Hidalgo continúa con la tradición familiar de fabricar calzado; las hormas, dice, son elaboradas en el país de acuerdo con las necesidades de los clientes. Foto: Glenda Giacometti/LÌDERES
A finales de la década de los 90, los equipos de seguridad industrial aún eran percibidos como un gasto por buena parte de las empresas del Ecuador, a excepción de las multinacionales, que debían cumplir con estos requisitos por políticas internas.
En un mercado que aún no daba la importancia necesaria al tema de seguridad industrial y en medio de un país que estaba por entrar a la dolarización, surgió en diciembre de 1999 la empresa Prunex, dedicada hoy día a la producción y comercialización de equipos de seguridad industrial.
La empresa nació como un emprendimiento de Andrés Rojas, ingeniero comercial, y su madre Mariana Loza, experta contable y actual gerenta de producción y comercial de la compañía. La idea inicial fue la creación de una planta de mascarillas. Pero tras evaluar el mercado se dieron cuenta que resultaba más rentable importar el producto y comercializarlo en el país. La demanda de los clientes llevó a la diversificación del portafolio hacia otros accesorios de seguridad, como botas, guantes, gafas, cascos, tapones auditivos… Productos que eran importados o comprados localmente.
Fue así como el negocio se especializó en la comercialización de Equipos de Protección Personal (EPP), accesorios diseñados para evitar que los empleados tengan contacto directo con factores de riesgo, que puedan ser causantes de lesiones o enfermedades.
Prunex ofertaba sus productos en función de la demanda de sus clientes, que hasta hoy están en los sectores automotriz, energético, transporte terrestre y aéreo, logística, entre otros. En 2006 incursionó en la confección de ropa de trabajo y uniformes, con una nueva compañía, de nombre Horeb, y la instalación de una planta en el piso más bajo de una casa de cuatro pisos, donde se ubican las oficinas de Prunex.
El pasado jueves, mujeres de diferentes edades –entre 18 y 60 años– estaban sentadas concentradas frente a máquinas de coser en la producción de unas chompas tono amarillo fluorescente para la empresa de transporte aéreo Swissport.
En una parte de la planta, se ubicaba la máquina para cortar telas junto a los cortes de jean y bolsillo de pantalones para los uniformes de Swissport; mientras que en otro punto, un hombre colocaba los broches a las chompas con una máquina especializada.
Las telas son importadas desde Estados Unidos, Asia y Sudamérica. Desde 2012, no solo importan las telas, también las comercializan. Para este nuevo giro de negocio registraron la empresa Textiles Los Andes.
También trabajan con 30 proveedores locales. Uno de ellos es la empresa de telas Sintofil, desde hace seis años. “Prunex es una empresa seria y responsable. Tenemos muy buena relación”, subraya Gabriela Rosales, gerenta comercial de Sintofil.
Al mes, la firma de seguridad industrial produce entre 8 000 y 10 000 prendas de ropa, entre camisas, pantalones, overoles, capuchas, gorras, rodilleras, chompas, chalecos… En equipos de protección personal, comercializa 3 000 unidades al mes.
La facturación de Prunex en 2016, fue de USD 700 000, lo que representó una caída importante para la empresa que en los dos años anteriores había facturado alrededor de USD 1,8 millones.
Andrés Rojas, gerente general, lo atribuye a la situación económica del país, que afectó a sus clientes y en consecuencia a Prunex como proveedor.
“El sector petrolero disminuyó mucho su participación. También, los sectores automotriz y de la construcción. Todo el mundo tuvo que aguantar la recesión”.
Para este año la meta es la recuperación. Rojas señala que posiblemente para el primer semestre alcancen a vender lo que facturaron en todo 2016.
A la fecha, la compañía suma más de 100 clientes. A la empresa de servicios petroleros Tuscany la proveen de overoles para sus trabajadores desde hace tres años. Óscar Garcés, comprador, señala que el servicio de Prunex es muy bueno en estándares de calidad y puntualidad en la entrega.
Con Dygoil, otra firma de servicios petroleros, la relación es de 17 años. La entrega es de cuatro a seis pedidos mensuales en ropa de trabajo y equipos de seguridad industrial. “Los productos son muy buenos y el servicio es excelente”, indica Juan Carlos Cordobés, del área de adquisiciones.
La empresa produce de 8 000 a 10 000 prendas de ropa de trabajo al mes y comercializa cerca de 3000 unidades de equipos de protección para trabajadores. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
Lograr cambios en la cultura de la conducción para volverla responsable, es el objetivo del programa Volante Seguro de Unacem.
Si bien la empresa se enfoca en el sector de la construcción, uno de sus intereses es cuidar las buenas prácticas del personal encargado de la provisión de transporte.
El programa, que cuenta con un promedio de inversión anual de USD 85 000, inició en 2010 y partió, entre otras causas, del interés en generar una responsabilidad social en todas las operaciones de la empresa. En este caso, aportando con la reducción de accidentes en carretera, por la interacción de los camiones con la sociedad.
José Pozo, gerente de Logística y Transporte de Unacem, explica que el programa tiene cinco pilares básicos: el transportista, el conductor, el camión, la carga y la gestión del viaje.
Pozo señala que es importante diferenciar entre el transportista y el conductor. El primero tiene un contrato con la empresa para prestar el servicio de transporte y el segundo es su empleado.
Con los transportistas se trabaja verificando que sean proveedores alineados a las políticas de Unacem, con la firma de contratos fijos, no al trabajo infantil, etc.
Los conductores son el pilar más fuerte de acciones, con entrenamientos de cómo desempeñarse en el área industrial, servicio al cliente, manejo adecuado, etc.
“La parte difícil del programa es cambiar la cultura de los conductores”, señala Pozo, al recalcar que se han logrado avances positivos.
En el caso de los camiones, estos deben cumplir con normas de antigüedad y seguridad, así como tener controles programados con tres revisiones obligatorias al año, entre otros requisitos.
En cuanto a la carga, esta se alinea a las normas legales como la capacidad vigente, su manera de sujeción y protección, etc.
A la hora del viaje, el proceso cumple con varios controles, como el tiempo de descanso, con la obligatoriedad de que el vehículo no opere entre las 23:00 y las 04:00 para el descanso del conductor. Aquí entra el GPS que se instala en cada camión para poder monitorear las 24 horas de los 365 días del año las acciones del conductor, controlando las velocidades máximas en el camino y especialmente en las curvas.
“Nos enfocamos en apoyar a los conductores para que sean más responsables, que se cuiden a sí mismos, a la sociedad que interactúa con ellos y el capital de los transportistas”, dice Pozo.
Todos los meses se tiene un reporte para dar una retroalimentación al conductor y al transportista sobre lo que se debe corregir.
Así se obtienen datos anuales y los conductores con mejor desempeño son premiados. Es el caso de Sixto Haro, que pasó de conductor a también ser transportista. Como reconocimiento a su responsabilidad fue favorecido con un cupo de transporte, que implica las facilidades para adquirir su vehículo propio. “Con el programa aprendemos a ser más disciplinados”, dice Haro y señala que ahora se le da más importancia a la seguridad.
José Pozo, gerente de Logística y Transporte de Unacem, en el centro donde se monitorea los vehículos. Foto: Adriana Bucheli / LÍDERES