Por segunda vez en Guayaquil y por primera vez en Quito se realizará el Social Media Day, un congreso de marketing digital, reconocido a nivel mundial.
Este evento nació en el 2011 en Nueva York, a través del blog: mashable.com, una plataforma influyente en temas de tecnología con más de 30 millones de visitas mensuales. Actualmente, el Social Media Day se realiza en más de 50 países y en más de 100 ciudades a escala mundial.
En caso de Ecuador, Francisco Robles, presidente del mall de servicio.com, es el organizador de este congreso, que se realizará el 22 de agosto en Guayaquil y el 2 de septiembre en Quito. Según Robles, los expositores son líderes de la industria de marketing digital y hablarán sobre: herramientas para negocios, publicidad, estrategias de contenido, estrategias de social media y otros temas.
En total son 18 speakers ecuatorianos los que se presentarán en Guayaquil y uno de ellos es Julio Silva, quien trabaja en la empresa Google, en Estados Unidos. También, estará: Ángel Lechas; director digital de Maruri Grey; Vanessa Barberi , CEO de Digital Marketing; Fernando Yépez, director de nuevos negocios de Black Belt Marketing, entre otros.
Podrán participar del congreso todos los interesados en temas de marketing digital. En especial está dirigido para gerentes de marca, gerentes de publicidad, agencias de publicidad y emprendedores
Según Robles, para este año la capacidad de asistencia será de 400 personas, lo que representa un “importante incremento” ya que el año pasado solo se inscribieron 80. Para el próximo año espera triplificar la cifra.
Francisco Robles, presidente del mall de servicios.com, es el organizador del congreso en Ecuador. Foto: Joffre Flores/ LIDERES
Un descuido hizo a René Freire encontrarse con las propiedades benéficas de la manteca de Karité en un viaje a África; sin embargo, esta mujer emprendedora no sabía que esto le llevaría a arrancar con su propio negocio.
Freire comenta que durante toda su vida había sufrido de alergias y otras afecciones a la piel, por lo que había tenido que gastar grandes sumas de dinero en cremas destinadas a estos cuidados. Así, al olvidarse sus productos en un viaje a África , le recomendaron usar la manteca de Karité, un producto orgánico con propiedades curativas.
La emprendedora había trabajado en España durante 20 años y al regresar al Ecuador, se dio cuenta que no quería laborar para una empresa privada y que la única solución para salir adelante era fundar su propia empresa.
René Freire decidió vender su casa en España para conseguir la inversión inicial de USD 28 000 para empezar con su emprendimiento Fremeé. Una empresa dedicada a la elaboración de cremas y cosméticos orgánicos a base de la manteca de Karité.
Sin embargo, para que la empresa logre tener un mayor empuje, Freire decidió unir a su amiga de toda la vida y ex policía, Ximena Hernádez. Juntas, hace dos años, montaron un laboratorio para empezar a trabajar en las fórmulas y el proceso de investigación.
Después de un año de pruebas e investigación, las dos socias lograron sacar los primeros productos de Fremeé. Sin embargo, las emprendedoras se encontraron con algunos obstáculos, como la falta de aceptación del uso de productos 100% orgánicos.
Por este motivo, y sin renunciar al proyecto, Fremeé decidió aplicar esencias naturales para realizar cosméticos con menos porcentaje de Karité, pero con iguales propiedades benéficas de hidratación y regeneración para la piel.
Según la fundadora del proyecto, René Freire, uno de los pilares más importantes que tiene este emprendimiento es el trabajar con responsabilidad social. Gracias a la ONG española con la que Freire ha laborado desde hace más de 20 años, ella logró hacer contactos para trabajar con asociaciones de mujeres en África, de quienes Fremeé exporta el Karité, materia prima de sus productos.
Hoy en día, Fremeé produce una gran variedad de productos orgánicos con costos que oscilan entre 10 Y 30 dólares. En el catálogo de la empresa se encuentra una línea de productos para mujer, con aromas como mango y pera, y una línea para hombre con aromas como whiskey.
Además, hace algunos meses, la empresa ha logrado comercializar sus productos en la cadena de supermercados Megamaxi. Las socias esperan a futuro, poder realizar convenios con asociaciones de mujeres ecuatorianas para poder utilizar materia prima nacional que beneficie a otras mujeres emprendedoras del pais.
Esta empresa quiteña utiliza la manteca de Karité para elaborar cremas orgánicas para el cuidado de la piel. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
La belleza es el eje de los negocios y de la vida de Luisa Ramos. Con ella, esta migrante ecuatoriana educó a sus hijos, dio empleo a sus compatriotas y triunfó en un país ajeno y lejano a Ecuador.
En 1988, esta oriunda de Azogues viajó a Estados Unidos para comenzar una nueva vida. Su objetivo, al igual que el de muchos ecuatorianos, fue el de conquistar el país norteamericano. El camino no fue fácil y estuvo lleno de obstáculos. El primero fue el viaje a EE.UU., por los riesgos de la emigración irregular. Cruzar la frontera a pie cargada a su primer hijo, Juan Carlos Ramos, que tenía dos años, o pagar a un extraño para que le ayude a pasar la frontera fue parte de las situaciones que vivió Ramos.
El segundo gran desafío fue sostener a su familia y para ello buscó trabajo en lo que le gusta: la estética y la cosmetología.
Su primer trabajo fue en Manhattan, en un gabinete de belleza, donde aprendió más sobre la industria de la cosmética.
En ese espacio, además, se llenó de fuerzas para abrir su primer negocio: una sala de belleza, donde realizaba cortes y tintes de cabello, maquillaje, cuidado de la piel y otras tareas de belleza.
En 1999 abrió su primer local. Fue un espacio sencillo, pero la comunidad de hispanos empezó a crecer y con ello su negocio.
La acogida fue tal que abrió cuatro centros estéticos más en diferentes puntos de Long Island, una isla del estado de Nueva York.
Como buena emprendedora, Ramos no se quedó solo con sus locales; al contrario apostó por una idea más atrevida: la elaboración de una línea de productos con su marca J. Ramos NY y Luisa’s Magic. Estos ayudan al cuidado del cabello, que es la especialidad de esta emprendedora y madre de tres hijos que siguen sus pasos y cuidan su negocio.
Sus hijos Juan Carlos, Richard y Kimberly no solo ayudan a su madre en los gabinetes de belleza, sino que estudiaron profesiones similares a las de su mamá para juntos apoyar al crecimiento de este negocio familiar. Por ejemplo, su tercera hija estudió estética y belleza corporal, relata con entusiasmo Ramos, quien se considera una madre cariñosa.
Emprender en tierra ajena requirió de una dedicación total de Ramos y de una visión de negocios única. Su tarea abrió las puertas a sus compatriotas y a latinoamericanos, que buscan una oportunidad en EE.UU.
Ciudadanos de Ecuador, Guatemala, México, Puerto Rico, Colombia, Perú, Honduras, República Dominicana y estadounidenses han pasado por sus gabinetes. Ellos no solo trabajaron sino que aprendieron más sobre la industria de la belleza.
“Es una alegría poder acoger a compatriotas en los locales y ayudarles a que se levanten”. El hermano de Ana María Caraballo, locutora y directora de una radio de EE.UU., trabajó junto a Ramos y fue una experiencia enriquecedora, explica la presentadora oriunda de Puerto Rico.
Ella conoció a ‘doña Luisa’ -como le dice de cariño- en 1998 en un evento organizado por la radio. Desde ese momento, la considera como parte de su familia, porque es un ícono para la comunidad ecuatoriana y latinoamericana.
“Es una tremenda persona y madre ejemplar. Todos aprendemos de su esfuerzo y ánimo”. Caraballo destaca la atención en cada uno de los locales de Ramos, donde se explica cada uno de los procedimientos estéticos que se realiza a los clientes.
La locutora, además, recuerda con alegría que Ramos apoya en las colectas para los latinoamericanos que necesitan una mano en Estados Unidos.
Luisa Ramos también es un ícono en su país y suma reconocimientos de quienes la conocen. Manuel Caizabanda, alcalde de Pelileo (Tungurahua), destaca el profesionalismo en el trabajo de esta máster en barbería, título que sacó en Nueva York.
Para él, la mujer representa un ícono para los compatriotas que buscan una nueva tierra para emprender. “Luisa es un ejemplo para nosotros porque es una gran empresaria y ser humano”.
Los planes de Ramos aún no acaban. Tiene más proyectos en mente y uno de ellos es exportar sus productos. Además, abrirá más peluquerías en EE.UU., en Ecuador y el resto de Latinoamérica. Ella ya armó su cronograma y se puso estas metas.
Así que en 15 años cuando tenga 67 años espera cumplir estos sueños. No será difícil para una mujer como Ramos, quien saltó fronteras y estampó su marca en la hermosa Long Island.
Para ella, quien es una amante del cebiche ecuatoriano, la clave del éxito es la unión y lo ha comprobado durante sus 30 años de lucha por su sueño americano.
El trabajo social es parte de la vida de Ramos. Foto: Cortesía
Un barrio y una ciudadela llevan su nombre. Al menos unas 5 600 familias se asociaron a alguna de las 40 cooperativas de vivienda que ayudó a formar, pero él solo siente orgullo por una pequeña habitación que logró construir en la parte posterior de la casa de su hermana.
Esa descripción corresponde a Modesto Arrieta, un párroco jubilado, de 92 años, que acostumbraba a convertir el altar central de sus capillas en mesas de trabajo al terminar la misa de las 19:00.
“Tapábamos el Santísimo con un mantel y empezaban las reuniones. Muchos criticaban, pero yo les recordaba que lo que hacíamos no era profanar el templo de Dios, sino practicar el evangelio con obras”, recuerda entre risas.
Él se convirtió en precursor del cooperativismo por encargo del exobispo Leonidas Proaño, cuando cumplió los 28 años. Arrieta ayudó en la organización de cooperativas de vivienda, formó grupos de obreros y gestionó donaciones extranjeras y capacitación para el desarrollo de la gente.
Arrieta le tomó la posta en las labores de servicio social a Monseñor Proaño, quien fue su mentor durante los primeros años de su carrera y era reconocido por su ideología liberal, y la difusión de su “Teología de la liberación”, que en sus fundamentos relacionaba el evangelio católico con la equidad y la justicia social.
Cuando Proaño llegó a Riobamba, Modesto Arrieta se desempeñaba como secretario de la Diócesis. Él quedó tan admirado por el pensamiento diferente y la doctrina con obras que practicaba el nuevo obispo, que decidió seguir sus pasos y aprender de él, por lo que se mudó a su vivienda.
En 1950 ayudó en la fundación de las Escuelas Radiofónicas Populares para evangelizar y alfabetizar a la población indígena que en ese tiempo era víctima de racismo y explotación laboral. Además, vivía en condiciones de pobreza extrema.
Pero la crisis económica no solo afectaba al sector rural, en las ciudades también había desigualdad y falta de empleo. Eso lo descubrió al relacionarse con los feligreses de la primera parroquia que le asignaron, San Alfonso. “Descubrimos que la principal dificultad de la gente era que la mayoría de familias no tenía una vivienda propia y los arriendos eran sumamente costosos. Ahí fue cuando decidí que había que hacer algo y empezamos a pensar en un plan para ayudar”, recuerda Arrieta.
La idea de formar una cooperativa de vivienda surgió en Bellavista, un barrio situado en el sur de Riobamba. Allí había terrenos disponibles y los propietarios estaban dispuestos a aprender sobre el cooperativismo, una nueva idea sobre la economía solidaria difundida por Proaño.
Pero la dificultad era la falta de confianza de la gente, nadie quería entregar su dinero y no creían que fuera posible obtener una casa propia con cuotas bajas. Fue entonces cuando los directivos de la ciudadela que querían formar recurrieron al párroco.
“Me encomendaron la tarea de aprender sobre las cooperativas de vivienda y de hablar con ellos. Monseñor me dijo que yo tenía talento con la gente y que ellos confiaban en mí”, cuenta Arrieta.
Así empezó a capacitarse sobre las cooperativas de vivienda, el consejo de administración, el consejo de vigilancia, cómo formar comisiones y otros puntos necesarios en la organización. Él incluso viajó para conocer las experiencias de otras cooperativas que se habían formado en el país.
La experiencia de Bellavista fue tan exitosa, que decidió replicar el proyecto años después en su nueva parroquia, Santa Rosa. Allí en cambio, la gente no tenía terrenos propios y familias enteras vivían en pequeños cuartos y pensaban que obtener una casa propia sería costoso y que el plan del párroco estaba fuera de sus posibilidades.
“Esa fue la primera batalla, la gente”, admite Arrieta. Él visitó durante meses a cada familia en sus casas para proponerles la idea de asociarse en una cooperativa.
Según él la segunda batalla fue conseguir la donación de parte de los terrenos que le pertenecían a la hacienda La Primavera y estaban abandonados. Cuando lo logró, 800 familias se asociaron para formar parte de una nueva cooperativa. La experiencia le incentivó a centenares de personas de toda la ciudad que le buscaron para que asesorara sus proyectos de vivienda. Se convirtió en el consultor de unas 40 cooperativas. Milton Zavala, habitante de la ciudadela Modesto Arrieta recuerda al padre por su espíritu alegre y su diligencia. Lo describe como un hombre de acción. “Cuando se propone una idea inmediatamente empieza a trabajar y por eso muchas familias nos organizamos y hoy tenemos un techo”.
Su trabajo sacerdotal lo inició cuando tenía 25 años. Con el tiempo se fue involucrando en el mundo del cooperativismo y el trabajo comunitario en varios puntos de la Sierra centro ecuatoriana. Foto: Ángel Barona PARA LÍDERES
Una empresa social y solidaria. Así es como definen sus directivos a Ninakay. Esta es una organización que impulsa el desarrollo de emprendimientos a través de tres principios: la cultura de solidaridad, el desarrollo del ser y la aplicación de conocimientos técnicos.
Ninakay trabaja desde el 2010 y se ha concentrado en las prácticas de la economía popular y solidaria (EPS) y de comercio justo. El trabajo que realiza con los emprendedores incluye las actividades en red, la asociatividad, el rescate de la interculturalidad, entre otros.
Rubén Zapata, presidente de la organización, explica que él y otros integrantes de la misma trabajan por más de 30 años en temas vinculados a emprendimiento, desarrollo comunitario, etc. Actualmente, dice, el ente cuenta con dos programas estrella.
Se trata de Pesi Impulsar, que se ha desarrollado en los dos años anteriores, y de Pesi Crecer. Estos se llevan a cabo en alianza estratégica con la Agencia Metropolitana de Desarrollo Económico (ConQuito) desde hace dos años.
En el primero artesanos, asociaciones comunitarias, empresas familiares, entre otros, desarrollan actividades para mejorar la gestión de sus negocios. En el segundo, los beneficiarios identifican sus necesidades y buscan soluciones para las mismas.
Xavier Albuja, coordinador técnico de ConQuito, indica que en la primera fase de Pesi Impulsar hubo 35 beneficiarios y 71 en la segunda. Ahora están iniciando el segundo programa . Una de las personas que participó en Pesi Impulsar y que participa en Pesi Crecer es Patricia Ruiz, del negocio textil Apogeo.
En un inicio ella fabricaba camisetas pero, con el aprendizaje en el programa, desarrolló una mejor alternativa y ahora produce chompas para personas que hacen senderismo, caminata y montaña. “De la chompa sale un canguro y también se puede hacer una mochila de cuerdas”. Ella destaca las enseñanzas recibidas por los representantes de Ninakay, entre las que está Ruth Bolaños, la gerenta general.
“Pensamos y estamos convencidos de que si no desarrollamos a las personas, si no cambiamos los limitantes, va a ser difícil poder emprender”, dice Bolaños. También trabajan en innovación de productos, con marca, empaque, etc., para que compitan en el mercado. “Les damos a los emprendedores herramientas para vender”.
Otro de los objetivos que tiene la organización es la valoración de los productos propios del país y el impulso de la soberanía alimentaria. Eso lo han observado los directivos en emprendimientos como Zapallito Dulce, que fabrica productos en base a zapallo.
También están negocios como los que hacen pasteles con productos andinos, como amaranto, chochos, quinua, entre otros.
En este marco se conjuga otro elemento de trabajo de Ninakay, que es el acercamiento entre el campo y la ciudad. Para Tapia, las dos áreas pueden trabajar en conjunto y desarrollar redes de labor.
La esencia del comercio, desde la concepción de la organización, es colaborar y no competir. Asimismo, trabaja en la inclusión de grupos sociales vulnerables como las personas de la tercera edad.
Bolaños destaca el accionar de una agrupación de jubilados en la zona de Píntag, que desarrolló un emprendimiento social, a través del cual arma canastas de productos agroecológicos y las distribuye a otras personas de la tercera edad que, por diversas circunstancias, tienen dificultades para salir de sus viviendas.
Asimismo, otro ejemplo es el de la Asociación Comunitaria de Desarrollo Integral que atiende desde hace 18 años a niños cuyas madres trabajan y no tienen quién les cuide, así como personas de la tercera edad solas o vulnerables.
Ninakay no solo trabaja en el Distrito sino que también ha participado con colaboración con Organizaciones no Gubernamentales y Gobiernos Autónomos Municipales de provincias como Tungurahua e Imbabura.
Grace Logroño, de Grey’s Snacks, ha recibido la colaboración de Ninakay y ConQuito.
La responsabilidad social empresarial tiene largo camino por recorrer en el Ecuador. Así lo advierten un informe presentado por la consultora Deloitte y expertos.
El reporte La Responsabilidad Social como modelo de negocio es de los pocos que se presentan sobre esta temática en el país. El documento señala que en el 2016, el 53% de las empresas encuestadas contaban con una estrategia de responsabilidad social. Un año antes, la cifra estaba en el 61%.
Camila Hernández, sénior de Sostenibilidad de Deloitte Ecuador, señala que las cifras no representan un estancamiento, sino una estabilidad en la gestión de responsabilidad social de empresas de los sectores financiero, manufacturero y de servicios. La ejecutiva detalla que en la elaboración del estudio en el 2016 se encuestó en línea a 127 empresas, de las cuales respondieron 97.
El estudio también indica que el 61% de las firmas entrevistadas no tiene un porcentaje anual destinado a proyectos de sostenibilidad y responsabilidad corporativa.
Hernández es optimista y asegura que cada vez hay más empresas que piensan en sostenibilidad, sin importar su tamaño o segmento. “En ese grupo están compañías que dan más de lo que le exige la ley”. Para la representante de Deloitte, el crecimiento de la sostenibilidad va a ser natural en función de las necesidades de cada grupo de interés, de cada empresa y sus impactos en la sociedad.
Según Hernández, uno de los retos más grandes es demostrar que la responsabilidad social no es un gasto, sino una inversión que apoya el modelo de negocios de una empresa. “Cuando se aplican estrategias de responsabilidad social se mitigan riesgos, se genera crecimiento y se gana la confianza de inversionistas, clientes, proveedores y otros grupos vinculados con una compañía”.
Nestlé es una de las empresas que trabajan en el tema. A través de su programa de creación de valor compartido, la firma apoya a agricultores y comunidades. Con el plan cacao, por ejemplo, la firma capacitó a 3 300 agricultores con asistencia técnica y tecnología. El objetivo es mejorar la calidad del cacao, elevar la rentabilidad de las fincas y mejorar las condiciones ambientales de las zonas donde se produce cacao.
En 2016, Nestlé compró a los productores capacitados 15 200 toneladas de cacao; de esa cifra 10 667 toneladas contaban con la certificación en normativa social y ambientalmente responsables.
Otro programa de la empresa es Servicio al Productor de Leche, con el que se promueve sistemas silvopastoriles, piscinas de oxidación, calentadores solares y tanques recolectores de agua lluvia, para una ganadería sostenible. En 2016, se implementaron 21 piscinas de oxidación y 37 calentadores solares.
Para Evangelina Gómez, representante del Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social (Ceres), el tema aún es menor en el país. Esto ocurre, según ella, por desconocimiento del tema. “En el país las empresas con estrategias de responsabilidad social son, principalmente, multinacionales y grandes firmas ecuatorianas. Las primeras operan con estrategias corporativas sobre el tema y las segundas son empresas ecuatorianas que van evolucionando”.
La vocera de Ceres considera que en la mayor parte del tejido empresarial, en el que las mipymes tienen un peso relevante, existe todavía desconocimiento sobre el tema. “Las mipymes, en su mayoría, desconocen los procesos de responsabilidad social. Y esta clase de empresas son las más vulnerables en temas ambientales, de estándares laborales, derechos humanos… Se debe apuntar hacia ellas”.
Por eso Gómez cree que el próximo gobierno tiene una gran oportunidad para promover la responsabilidad social. Ella sugiere mirar lo que pasa en otros países como Chile, por ejemplo, en donde existe un plan nacional con responsabilidades compartidas entre empresas y gobierno.
El buen relacionamiento resulta crucial
En el sector de Tababela, al oriente de Quito, 16 pequeños productores son en la actualidad proveedores de Quiport, la firma que administra el aeropuerto Mariscal Sucre. Ellos son parte de Nuestra Huerta, un programa de responsabilidad social de la firma aeroportuaria.
Estos microempresarios cuentan con cerca de 450 clientes que compran productos como frutilla, pan de quinua, entre otros. El proyecto Nuestra Huerta resultó de un análisis hecho por Quiport en las comunidades circundantes a la terminal aérea. Tras una consultoría realizada en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo se acordó apoyar a los pequeños productores de la zona para desarrollar planes de responsabilidad social. Así arrancó el programa en noviembre del 2015.
El proceso es sencillo. Los compradores reciben cada semana un correo electrónico con la oferta de los pequeños productores. Se hacen los pedidos y, para cerrar la operación, se entregan los productos acordados.
Luis Galárraga, gerente de Comunicación de Quiport, asegura que los pequeños productores obtienen la posibilidad de comercializar sus productos en un mercado cautivo como es el aeropuerto. “Esto genera un incremento de sus ingresos familiares, mientras reciben capacitación en áreas como manejo de productos comestibles y emprendimiento”.
Además, dice el vocero de la empresa, quienes son parte del programa mejoran su autoestima, se sienten capaces de alcanzar estándares adecuados de calidad en sus productos y han perdido el temor a iniciar un emprendimiento.
Otro caso de programas de responsabilidad social es Empodérate, que lo maneja Arca Continental en el Ecuador. La firma del sector de alimentos y bebidas capacita a pequeñas empresarias que manejan tiendas de barrio. Según Guillermo Aponte, director general de la compañía, el 60% de las ventas pasa por tiendas de barrio, que son manejadas por mujeres principalmente.
Con el programa Empodérate, se identifica a mujeres líderes de comunidades y se las capacita para mejorar sus negocios y su relación con los clientes. El programa se implementó entre octubre de 2016 y enero de 2017 y trabajó con 1 000 tenderos, 500 de Quito y 500 de Guayaquil.
Según Arca Continental, el trabajo con tenderas es una manera de satisfacer las necesidades de este grupo social y económico para que superen las barreras a las que ellas han estado expuestas, como: poco acceso a información tecnológica, a herramientas de capacitación y superación, así como un limitado acceso a servicios financieros.
Evangelina Gómez, representante del Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social (Ceres), destaca estas y otras iniciativas de sostenibilidad. Esta experta piensa que en el Ecuador hay más conciencia en temas ambientales, en derechos de trabajadores y de bienestar en general.
“Las empresas no son el cuco. Son conformadas para generar riqueza y eso no está mal. Lo malo está en los métodos que algunas usan para lograr ese objetivo y eso hay que revertirlo con programas de responsabilidad social”.
Para Gómez, las debilidades que tiene el tema son dos: desconocimiento de sus beneficios y pensar que es costosa. Según la vocera de Ceres, una estrategia adecuada de sostenibilidad es beneficiosa por donde se la mire. “Si una compañía desarrolla un buen relacionamiento con sus proveedores, por ejemplo, tendrá mejores productos, entregas a tiempo, clientes satisfechos y eso es un beneficio para la empresa”.
El contexto La responsabilidad social inició como una práctica del segmento industrial, según el reporte de Deloitte. Pero con el tiempo esta práctica se abrió a casi todas las líneas de negocio. Tener una estrategia de sostenibilidad no está reglamentado en el país, sin embargo el término “voluntario” va migrando hacia un deber ser de las empresas.
Dentro de las pautas internacionales que facilitan modelos de responsabilidad social, la de mayor aceptación es la ISO26000.
La Iniciativa de reporte global o Global Reporting Initiative (GRI) creó el primer estándar mundial de lineamientos para la elaboración de memorias de sostenibilidad de las empresas.
Las pymes también se involucran con los temas de sostenibilidad
Las pequeñas y medianas empresas también participan en las prácticas de responsabilidad social. En la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi) ya se cuentan empresas de los sectores de alimentos, textiles y químico que desarrollan programas de sostenibilidad.
Así lo asegura Cristian Cisneros, director ejecutivo de este gremio productivo. Como ejemplo cita el Centro de Producción Más Limpia que opera desde hace siete años. “El cuidado ambiental es uno de los temas que más preocupa a los socios y por eso trabajamos en programas vinculados”.
Cisneros reconoce que no todas las pymes tienen políticas de sostenibilidad, pero las que tienen más experiencia se van convirtiendo en ejemplos para las demás. “Lo primero que promovemos es el cumplimiento de temas legales como tributación o seguridad social, para luego generar empresas sostenibles”.
Camila Hernández, sénior de Sostenibilidad de Deloitte Ecuador, señala que a escala global existen tendencias que promueven el desarrollo local y allí las pymes tienen una participación importante.
La ejecutiva afirma que la sostenibilidad no discrimina por el tamaño empresa. “Por eso micros y pequeñas empresas tratan de dejar de ser un emprendimiento para ser una empresa y en ese camino es importante la sostenibilidad empresarial.
Otra de las preocupaciones de este sector es el presupuesto para responsabilidad social. Al respecto, Hernández asegura que siempre será un tema de análisis. Para las pymes los impactos que tienen en la comunidad son de menor escala, por lo que las iniciativas sostenibles pueden ser más precisas y no implican mayor costo.
La firma Nestlé ejecuta en el país el programa Plan cacao, como parte de su estrategia de valor compartido. Con este programa asesora a agricultores que siembran y cosechan cacao. Foto: cortesía Nestlé
Buen Plan es la idea de tres jóvenes emprendedores. Ricardo Báquer, Martin Obando y Agustín Novoa unieron sus conocimientos para desarrollar una aplicación móvil que es una suerte de agenda de eventos sociales.
Esta ‘app’ ecuatoriana está al aire desde julio de este año. Quito fue el punto de partida de este emprendimiento que da cuenta de fiestas y más eventos sociales que ocurren en la capital y en otras ciudades.
La idea surgió como un buscador de fiestas en octubre del año pasado. Tras una serie de reuniones el equipo fue definiendo el concepto de la aplicación que desde ese día viene creciendo. En el primer mes se registraron 100 descargas, pero ahora han llegado a las 2 000.
Báquer es el director de tecnología; Obando, el director de operaciones y Novoa dirige la parte comercial. Ellos cuentan que han dedicado más de un año en la planificación y en la creación de esta plataforma. La mayor inversión que han hecho es poner su tiempo, creatividad y ganas de crear algo nuevo. En la compra de licencias, dominios y herramientas han invertido hasta el momento cerca de USD 3000.
Novoa explica que la facturación depende del mes y de los eventos que se realicen. Buen Plan recibe ingresos por publicidad, de parte de los organizadores de los eventos y por la venta de tickets online. En noviembre, por ejemplo, este emprendimiento facturó aproximadamente USD 11 000.
Mediante la aplicación, que está disponible para los sistemas iOS y Android, se brinda información de eventos mediante un mapa geolocalizado que sugiere actividades gratuitas y pagadas. Además de brindar información ,también permite comprar entradas en línea mediante tarjetas de crédito y débito.
Hasta el momento la aplicación de Buen Plan suma unos 4 000 usuarios. Martín Obando comenta que para manejar esta aplicación no se necesita saber mucho, “hasta los abuelitos pueden comprar tickets en línea”.
Hasta el momento se han vendido 1 000 entradas para eventos pagados, mediante la ‘app’. Buen Plan también se enfoca en promocionar eventos alternativos y culturales. Entre estos se cuentan conciertos de bandas ecuatorianas como Swing Original Monks, Paola Navarrete , Les Petit Batards, entre otras bandas y músicos del país.
José Luis Toral es productor de eventos y ha promocionado festivales culturales y conciertos musicales. Dice que esta aplicación ayuda a que las personas puedan conocer del evento y al mismo tiempo comprar las entradas. Al inicio, cuenta Toral, en un evento se vendieron 35 boletos, ahora la cifra puede llegar a 90.
Esta aplicación también emite boletos virtuales que se apoyan en los códigos QR. De esta manera al ingresar al evento, el asistente solo tendrá que presentar su dispositivo móvil. Toral considera que esta es una buena iniciativa porque ayuda al medio ambiente ya que no se imprime boletos físicos.
Esta aplicación se basa en el modelo de economía colaborativa, donde tanto los desarrolladores de la aplicación como los usuarios proponen eventos, de esta forma las dos partes se benefician.
Al mirar hacia el futuro, este grupo de jóvenes busca expandir su cobertura de eventos y llegar a los países vecinos.
Para promocionarse, estos ‘millenials’ se apoyan -como no podía ser de otra manera- en las redes sociales. Uno de sus canales es Facebook, en donde cuentan los eventos que son parte de su aplicación móvil.
Ricardo Báquer, Martin Obando y Agustín Novoa son los desarrolladores de la aplicación Buen Plan. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
El cumplimiento, los diseños vanguardistas y la aplicación de las normas de la construcción en cada uno de sus proyectos son la carta de presentación de la Constructora Pladeco Gestión Integrada de Proyectos, en Ambato.
La firma, con 61 años en el mercado, edificó más de 28 planes de vivienda de interés social en Ambato y Riobamba, Latacunga. Además es responsable de construcciones a escala nacional como puentes, complejos judiciales y policiales, edificios, centros educativos y comerciales en Guayaquil, Quito, Cuenca, Ambato y otras ciudades. El año pasado, la firma facturó alrededor de USD 12,9 millones y dio empleo directo a más de 390 personas.
La historia se inició en 1965. Jaime Herdoíza fundó Pladeco luego de graduarse en Brasil. A su retorno a Ambato instaló una oficina para la planificación de proyectos constructivos. Los diseños novedosos atrajeron a más clientes. Eso consolidó a la empresa que tenía en sus comienzos dos empleados.
En todos estos años construyó edificios importantes en Ambato como la Empresa Eléctrica, el Banco Central, Sindicato de Choferes de Tungurahua y otros. A finales de 1980 arrancó con los planes habitacionales de interés social en Ambato.
Eso apuntaló a la constructora en la parte financiera. La mano de obra se incrementó a 94 personas entre obreros, técnicos y administrativos. Pero en el 2008 llegaron nuevos cambios. Su hijo Mauricio asumió la gerencia de la empresa dando un giro al negocio: la firma apuntó a otras ciudades como Latacunga, Guayaquil, Cuenca, Quito y Riobamba para ofrecer sus servicios, con gran acogida. “Queremos ser líderes en estabilidad y en ambiente laboral”, asegura Mauricio.
Asimismo, impulsó una reingeniería de procesos y desarrolló un software que le permite tener el control de compras para cada uno de los proyectos a su cargo. Esto ayudó a que los precios bajen y puedan competir en el mercado nacional. Uno de los logros fue reducir los desperdicios de materiales en un 3%. “Esto nos ayudó a ser competitivos y avanzar en el proceso para la calificación ISO 9001”, recalca Mauricio Herdoíza.
En la actualidad Pladeco es una marca conocida a escala nacional y la visión es seguir creciendo por el cumplimiento de los estándares de calidad en sus proyectos. “La responsabilidad, el cumplimiento y la honradez permitieron que nos ubiquemos en el 2014 en el puesto 22 en el ranking de las empresas más importantes de la Sierra centro según los datos de la Superintendencia de Compañías”.
El Gerente añade que las utilidades anuales de la compañía son reinvertidas en la compra de terrenos, andamios y la implementación de nueva tecnología. No así en equipos para la construcción porque decidieron contratar ese servicio. “Nos gusta trabajar con gente joven y con experiencia, esto hace que la empresa esté en crecimiento constante, nuevos diseños e ideas de construcción y proyectos”.
Una de las empresas proveedoras de Constructora Pladeco es Holcim, en Ambato. Esta firma abastece con el hormigón para ejecutar los diversos proyectos constructivos. Fabián Castro, jefe Regional de Holcim, cuenta que trabajan con Pladeco 15 años. “Es una empresa seria y con gran credibilidad en la provincia y el país. Sus 61 años de experiencia le convierten en una constructora importante a escala nacional”.
Castro asegura que la relación comercial con Pladeco se centra en el hormigón que utilizan en los diferentes proyectos constructivos. “Nos solicitan de 210, 240, 280 y 300 centímetros cuadrados de resistencia. Eso convierte a una edificación en sismorresistente”.
Otra de las empresas que labora con Pladeco es Grupo El Rosado. Vicente Negrete, jefe de Proyectos de esta firma, la describe como una empresa que cumple con los parámetros y estándares de calidad en la construcción. El cumplimiento es otra de sus cualidades.
Herdoíza recuerda que en 1999 la crisis económica que vivió el país no afectó a la empresa debido a que el capital de la constructora se invirtió en diversos proyectos y planes habitacionales. Sin embargo, provocó una iliquidez porque no hubo ventas.
Entre el 2010 y el 2014 se dio un repunte y dinamización del sector inmobiliario. Los departamentos se comercializaron con créditos de la banca y la empresa recuperó el capital.
Gerente Mauricio Herdoíza El Grupo Pladeco diversificó sus negocios. El primer enfoque fue en la obra civil (edificios, puentes, escuelas, colegios…). El segundo es Pladeco Vivienda con conjuntos habitacionales, y urbanizaciones. El último proyecto es el mirador de Santa Rosa con 152 casas de 72 m2. El costo es de USD 46 000. La tercera línea es el negocio inmobiliario. El aporte de gente joven y la constante capacitación ayuda en el cumplimiento de los estándares de calidad.
Cifras
*280 colaboradores trabajan en la actualidad en la Constructora Pladeco. La situación económica hizo que bajara la mano de obra. En el 2015 dio empleo a 390 personas.
*50% del costo de las viviendas de interés social se financia con capital propio, 20% preventas y el 30% por las bancos y cooperativas.
*18 conjuntos habitaciones se construyeron en los últimos 15 años. Eso representa el 70% de los planes que la Constructora Pladeco en su historia.
Jaime Herdoíza y su hijo Mauricio trabajan en el crecimiento de la empresa Pladeco que tiene 61 años de experiencia en obras civiles y proyectos de vivienda. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
ConnectAmericas.com es la red social para pequeñas y medianas empresas que se presentó este 17 de noviembre del 2015, en Quito. Esta plataforma digital fue desarrollada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Unos 200 pequeños y medianos empresarios asistieron a la presentación que se cumplió en el Swissotel de Quito.
Uno de los asistentes fue Deniss Brito, de la empresa Tankay que siembra y exporta uvillas. Este emprendedor participa en ConnectAmericas.com desde hace dos años. «Me ha servido para asistir a ferias en México y Costa Rica donde pude enseñar mi empresa y mi producto».
Morgan Doyle, representante del BID en Ecuador, indicó que la plataforma permite a las pymes conectarse con otras, acceder a información de negocios y buscar financiamiento para crecer. Esta red social es de acceso gratuito, tiene 480 000 usuarios y cuenta 37 000 empresarios de 70 países.
El desarrollo lo coordinó el BID con el apoyo de multinacionales como DHL, Visa, Google y Alibaba.com
Los empresarios podrán encontrar en la red social oportunidades de negocio y financiamiento. Foto: Archivo/ LÍDERES
Unos 60 participantes fueron parte del Startup Weekend que se realizó del 6 al 8 de noviembre en la Cámara de Comercio de Quito. El objetivo de esta segunda edición fue ‘Mejorar Vidas’ con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Impaqto Quito, la Cámara de Industrias y Producción, el gobierno estudiantil de la Universidad San Francisco de Quito, Escribe, y la organización Comercial Víctor H Caicedo.
“Esta es una iniciativa muy enriquecedora en la cual compartimos la energía y creatividad de jóvenes emprendedores con quienes queremos trabajar y buscar soluciones para desafíos de este hermoso país”, comentó Morgan Doyle, representante del BID en Ecuador.
Durante 54 horas los participantes tenían que presentar y desarrollar un emprendimiento rentable, que a su vez tenga un impacto positivo en la sociedad. Ocho equipos presentaron sus ideas, pero fueron tres los escogidos al final del domingo en la tarde.
El primer lugar se lo llevó Tripsters, una plataforma que ofrece servicios turísticos proporcionados por guías locales. Los seis jóvenes fueron acreedores del programa de incubación de 12 semanas ´Salto Social´. Además, tendrá el apoyo del BID y una membresía ilimitada en el co-working de Impaqto.
Esta edición se caracterizó por tener a la participante más joven y los participantes ‘más veteranos’, una pareja de jubilados quiteños. Ariel, a sus 12 años, presentó una plataforma que permitirá a los jóvenes adolescentes aprender sobre educación sexual y embarazo adolescente. Su solución, Entre Panas, ganó el segundo lugar y el compromiso del BID para asesorar su equipo comunicacional.
El tercer lugar se lo llevó una plataforma que conecta la demanda y oferta de trabajos ocasionales llamada La Chaucha.
Además de los ganadores, el jurado presentó una mención de honor al proyecto Una Nueva Oportundiad. Esta propuesta fue liderada por un grupo de niños sordomudos de Santo Domingo de los Tsachilas. La idea es crear un marketplace laboral para personas con discapacidad para que puedan ser encontrados fácilmente por empresas interesadas en suplir la ley de inclusión dentro de su personal.
Esta iniciativa también contó con auspiciantes globales como Google for Entrepreneurs CO, Bill and Melinda Gates Foundation y Eventbrite.
Tres ideas invovadoras fueron los ganadores del Startup Weekend, que contó con el apoyo del BID. Foto: Cortesía