Etiqueta: talento humano

  • Modelo híbrido, un reto empresarial

    Priscilla Alvarado  (I)
    Redacción Guayaquil

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    El impacto más fuerte que las firmas locales tuvieron que afrontar de cara a la pandemia fue la adaptación de su plantilla a nuevos modelos de oficina. La forma híbrida que combina el trabajo a distancia (teletrabajo) con el presencial es la “boya salvavidas” de las organizaciones, para continuar operando luego de la reactivación paulatina de actividades en el Ecuador.

    Ana Muñoz es de Guayaquil y trabaja para el sector público. En los 10 años que lleva en la institución, en marzo, fue la primera vez que no asistiría a su oficina a cumplir su jornada habitual. La mujer tomó lo más esencial de su escritorio y lo llevó a su domicilio para insertarse en el teletrabajo.

    Sin embargo, en mayo, cuando el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional permitió un aforo de hasta el 50% en las instituciones públicas, retomó su jornada tradicional pero solo dos días a la semana.

    Para Patricio Benavides, gerente de Selecta, asistir dos días de trabajo presencial por semana es una cifra óptima para lograr un equilibrio entre la vida personal y profesional en la nueva normalidad. La fusión es la muestra clara de un modelo híbrido de oficina.

    Sin embargo, para Benavides, aplicar esta modalidad es un desafío para las empresas si no tienen la madurez adecuada. Por ello, según el experto es preciso tomar en cuenta al menos dos factores para que la forma híbrida sea exitosa dentro de la organización.

    La primera es definir claramente qué parte de la plantilla estará dentro de esta modalidad. Es necesario reconocer en qué cargos se vuelve indispensable realizar el trabajo de forma presencial. Este elemento es importante tenerlo claro, ya que hay empleados que tienen todo su mobiliario de oficina en casa y se vuelve más complicada la movilización.

    El orden es otro punto para considerar. Según Benavides es importante armar un calendario para que de esta manera el monitoreo de actividades sea más fácil.

    El estudio ‘Resetting Normal’ realizado por Adecco a escala mundial demuestra que tres de cada cuatro personas quisieran insertarse en una modalidad de trabajo híbrida, es decir, una que combine el trabajo en casa con el trabajo en la oficina.

    Sebastián Lima, director de calidad y servicio de Adecco Ecuador, señala que, para el próximo año, va a primar la implementación de lo híbrido para dar flexibilidad a las empresas.

    El experto asegura que mudar a esta metodología hace que las compañías estén más orientadas a la consecución de objetivos y resultados, por lo que, definir KPI (Indicadores clave de desempeño, por sus siglas en inglés), con cada miembro del equipo es fundamental.

    “Los espacios de trabajo remoto pueden convertirse en modelos impersonales y es el reto que las empresas deben asumir. Implementar estrategias de atracción, retención talento, motivación a sus empleados y líderes con inteligencia emocional como competencia altamente desarrollada”, destaca el especialista.

    Esta reinvención de la modalidad de trabajo tradicional también supone cambios dentro de los requisitos por parte de los reclutadores, señala la gestora de talento humano, Anna Carrozzini. Los empleadores deben ser claros con los candidatos desde un inicio. Por ejemplo, si entre los elementos a considerar para un nuevo puesto están el nivel de escolaridad del postulante y el salario tentativo también se debe especificar la forma de trabajo que puede ser presencial, híbrida o remota (teletrabajo).

    Y, a este factor, sumar cuál va a ser el soporte que dará la empresa al nuevo empleado, en el caso de que no cuente con los elementos necesarios para trabajar. “Si bien supone un ahorro, las organizaciones deben estar conscientes que no todos los candidatos están en igualdad de condiciones”.

    75% % de la nómina de una empresa estaría dispuesta a trabajar bajo esta modalidad en el mundo

    Organizaciones ponen en marcha los nuevos modelos de oficina que emergieron por la pandemia. La adaptación a estas modalidades les representa un desafío.
    Organizaciones ponen en marcha los nuevos modelos de oficina que emergieron por la pandemia. La adaptación a estas modalidades les representa un desafío.
  • Tres grupos requieren capacitación

    redaccion@revistalideres.ec

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    La mayoría de personas con cargos directivos está segura del impacto de la tecnología en su día a día en el trabajo. Hay una correlación clara entre el optimismo económico y la mejora de la capacitación laboral. Aunque la gente puede sentir miedo hacia el futuro, quiere evolucionar.

    Muchas de las conversaciones en el Foro de Davos, en enero, se centraron en cómo se puede mejorar la capacitación profesional de 1 000 millones de personas en los próximos cinco años. Pero, ¿por qué es necesario hacer esto? Y, ¿cómo puede conseguirse?

    En un mundo de 7 700 millones de personas -de las cuales 3 300 millones están desempleadas, en la actualidad- actualizar sus habilidades es el comienzo de un nuevo viaje. A largo plazo, todo el mundo va a necesitar mejorar sus habilidades de alguna forma.

    En segundo lugar, cuando la gente actualiza sus habilidades, no solo se beneficia la propia persona, sino también los negocios, la economía en la que operan y la sociedad como un todo. El informe de PwC Global CEO Survey revela una clara correlación entre optimismo económico, confianza en futuras ganancias y progreso, en relación con la actualización de habilidades profesionales.

    Cuando se les pregunta por el crecimiento global en los próximos 12 meses, un 34% de personas con cargos directivos que afirmaron estar por delante en cuanto a habilidades laborales dijeron que “mejorarían”, comparado con solo el 15% de personas con cargos altos que apenas están empezando a capacitarse de nuevo.

    Y el 38% de personas primeras ejecutivas que se encuentran más avanzadas en el proceso de capacitación, tienen mucha confianza en sus perspectivas de crecimiento para los posteriores 12 meses, en comparación con el 20% que se sienten más atrasadas en su capacitación laboral. Se ha descubierto que las personas con cargos altos están más confiadas que aquellas que apenas están en el comienzo de su recorrido de ‘recapacitación’ o que apenas acaban de empezar.

    La encuesta también ha hallado que los CEO que han abrazado la necesidad imperativa de la recapacitación profesional se están dando cuenta de las recompensas a través de los impactos como una mayor productividad de la fuerza de trabajo y la innovación.

    En esencia, el significado del trabajo está cambiando. En una encuesta a 22 000 personas adultas en 11 países, el 53% respondió que la automatización cambiaría de manera significativa o haría su trabajo obsoleto en los próximos diez años.

    Pero la mayoría -un 61%- estaba segura del impacto de la tecnología en su día a día en el trabajo y un 77% dijo que podrían aprender nuevas habilidades o reentrenarse por completo, si eso mejorara su empleabilidad en el futuro.

    Hay mucho más allá de las habilidades consideradas ‘duras’ como nuevas herramientas digitales y competencias. Las habilidades ‘blandas’ -liderazgo, adaptabilidad, cómo traducir el feedback en cambio medible– son lo que hacen las formaciones en habilidades a corto plazo más duraderas y transformadoras.

    Muchas de las personas que necesitan recapacitarse son las que menos acceso tienen a este tipo de formación. Para llegar a 1 000 millones de personas -y más, con suerte- para el 2025, hay que concentrarse colectivamente en tres partes de la población: la fuerza laboral, la siguiente generación y los excluidos de la sociedad.

    Hay una gran fuerza de trabajo madura a nivel global, que se hace mayor y se verá afectada por la tecnología y la automatización en la próxima década. Es necesario encontrar la manera de incluir a este sector pues tienen familias, hipotecas y deudas que atender.

    Un muy buen ejemplo de los esfuerzos que se están haciendo a este respecto es el Luxembourg Digital Skills Bridge Project, una iniciativa gubernamental que une a negocios, acuerdos comerciales y formación a proveedores.

    A medida que la población global envejece, la edad media en muchos países es de menos de 20. Entre los países más jóvenes, millones de personas en este rango de edad se unirán a la fuerza laboral en la próxima década y es vital que estén equipadas con las habilidades que necesiten para conseguir empleo, algo que no necesariamente va a asegurar un título universitario.

    PwC lanzará, en colaboración con Unicef, el programa Nuevo Mundo, nuevas habilidades para actualizar las competencias de las personas más jóvenes en el sector digital, sobre todo en las comunidades y regiones donde se necesita de forma más acuciante.

    Por otro lado, es necesario capacitar en nuevas habilidades a las personas que están en riesgo de que se les deje atrás. Esto incluye a las generaciones mayores, que pueden estar ya jubiladas y, sin habilidades adicionales, pueden encontrar problemas a la hora de acceder a servicios o información en el mundo digital.

    También se debe incluir a personas que no tienen acceso a la educación y otros.

    La capacitación en nuevas habilidades, que incluye, principalmente, manejo de temas tecnológicos, es fundamental para los trabajos. Foto: Freepick.es
    La capacitación en nuevas habilidades, que incluye, principalmente, manejo de temas tecnológicos, es fundamental para los trabajos. Foto: Freepick.es
  • El teletrabajo no siempre es perfecto

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Durante los últimos años las empresas han comenzado a aplicar el teletrabajo debido a sus ventajas en cuanto a reducir traslados de un punto a otro, mayores posibilidades para compartir con la familia, planificación del tiempo, etc. Sin embargo, es posible que tenga sus puntos negativos tanto para empresas como para trabajadores, debido a condiciones particulares de cada uno.

    El ser humano, que es social por naturaleza, obtiene diferentes conocimientos al compartir de persona a persona. Con el teletrabajo esta posibilidad se reduce pues la interacción se remite a lo virtual o telefónico y el empleado se distancia del entorno empresarial.

    “La persona puede tener una curva de productividad alta y resultados efectivos. Pero, al estar a control remoto, cada vez se reduce la sensación de pertenencia hacia la organización. Estar en casa aminora los espacios para socializar, para trabajar en equipo”, explica Xavier Verdesoto, CEO de Nexos Talent EFH Ecuador.

    Otro problema es que la persona caiga en la monotonía y lo que inicialmente fue una oportunidad para ser más productivo y eficiente genere el efecto contrario y se afecte a la empresa.

    Ante esto es importante que los departamentos de recursos humanos desarrollen estrategias para definir los perfiles más aptos para teletrabajar. No todos son aptos para laborar bajo dicha metodología por cuestiones de personalidad, cognitivas, etc.

    Las personas apropiadas para desarrollar actividades en casa son aquellas que son más organizadas, capaces de laborar por resultados, que logren una permanente interacción por diferentes canales y con habilidades blandas.

    Asimismo, es importante que, al menos una vez a la semana, la persona asista físicamente a la compañía. Si eso no es posible debe haber espacios de socialización.

    Los empleadores deben dejar por sentado al teletrabajador que laborar bajo dicha metodología no implica una posible exclusión de los procesos empresariales.

    Hay personas que por temor a inconvenientes en el trabajo rechazan la posibilidad de laborar en su casa. “Mi esposo, quien se dedica a actividades de comercio exterior, trabajó desde casa por algunos meses. Sin embargo, comenzaron a hacerse recortes en la empresa y prefirió a volver a la oficina para tener más presencia en el sitio”, cuenta María Peñafiel.

    Para otros teletrabajadores los inconvenientes llegan del lado técnico debido a que tienen que asumir los gastos de servicios y bienes para laborar en su casa.

    Mabel Ocampo, fundadora de Ikigai -desarrollo humano y organizacional-, explica que para que la metodología funcione adecuadamente se requiere buenas condiciones de conectividad que garanticen la operación remota. Además, “los teletrabajadores deben contar con un espacio adecuado para realizar sus actividades laborales desde casa; definir una rutina de trabajo que incluya pausas habituales de descanso en la jornada; explicar a la familia las rutinas y horarios del día y así evitar interferencias”.

    Para teletrabajadoras eventuales como Andrea Cueva, el mecanismo funciona siempre y cuando los colegas que están en la oficina también colaboren. “Hay veces que llamo y nadie me responde, lo propio con los correos electrónicos. Las tareas se hacen a la perfección cuando logro interactuar con mis colegas que están en la planta de operaciones”.

    En algunos casos, los problemas generados por el teletrabajo pueden ser de origen. Sahira Herrera, docente de la maestría de recursos humanos de la Universidad de Las Américas, explica que esta metodología es una forma natural de trabajar en el mundo digital.

    “Hay muchos nuevos trabajos en los que no se necesita una persona en un centro de producción. Son actividades de generación intelectual y se pueden realizar en cualquier lugar. El teletrabajo no es una moda, pero tampoco es aplicable a todo”, explica.

    Ella cree que para estar comprometidos en el trabajo no es necesario estar presentes. El teletrabajador debe ser una persona con madurez para cumplir sus tareas sin control permanente y tener un desarrollo emocional elevado, que impida afectaciones por aislamiento y falta de interacción.

    Del lado de las organizaciones, no tienen que sentirse obligadas a aplicar la metodología. Las firmas tendrán o no que aplicarla conforme sus necesidades.

    Isabel Jácome, gerente comercial de grupo Lila, asegura que aplicar el teletrabajo en Ecuador implica cambios fuertes para las empresas porque la cultura organizacional es muy presencial. A las compañías y a los trabajadores les genera mucho temor.

    “Hemos encontrado cargos que no dan para teletrabajar, personas que no tienen las habilidades para desarrollarlo, etc. La parte más dura es del propio trabajador debido a la adaptación. Al inicio los resultados no se ven. Estos son a mediano o largo plazo”.

    13 410 teletrabajadores tenía Ecuador hasta diciembre del 2019, según el Ministerio de Trabajo. Hay más en Pichincha y Guayas.

    El aislamiento, la reducción del sentido de pertenencia a la organización, los gastos en bienes y servicios, etc., son algunos de los puntos en contra de este método. Foto: Freepik.es
    El aislamiento, la reducción del sentido de pertenencia a la organización, los gastos en bienes y servicios, etc., son algunos de los puntos en contra de este método. Foto: Freepik.es
  • Lo bueno y lo malo de procrastinar

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@ revistalideres.ec

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    En la rutina laboral hay trabajadores que postergan o retrasan voluntariamente la ejecución de tareas asignadas. A ese acto se lo conoce como procrastinar. En otras palabras, es dejar las cosas para el último minuto.

    Revisar redes sociales, conversar con los compañeros de oficina, tomar un café o pasar un momento desconectado de Internet pueden considerarse procrastinación. Hay criterios encontrados que destacan efectos negativos y positivos para las organizaciones.

    En lo negativo se advierte que cuando es una práctica frecuente, puede resultar perjudicial para la productividad, ya que podría comprometer el cumplimiento de las metas, así como la calidad de los bienes o servicios que presta.

    Como positivo se observa que se da la oportunidad de disminuir el estrés del trabajador, le permite oxigenarse, le ayuda en su creatividad y mejora las relaciones interpersonales.

    El psicólogo Juan Francisco Gortaire explica que la procrastinación no es lo mismo que el ocio, porque en lo último hay factores de diversión, mientras que en lo primero hay la intención de aplazar una responsabilidad.

    “La comunicación ineficiente entre los equipos de trabajo podría ser un factor de procrastinación. También influye no tener orden ni prioridad de las tareas con una metodología base. Esto hace que el trabajador procrastine aquello que puede ser urgente e importante porque su trabajo lo demanda”, describe Gortaire.

    Factores socioculturales externos a la empresa, como las relaciones familiares, con amigos y más también influyen en el desempeño de una persona. “Cuando un trabajador se enfrenta a algún tipo de estrés, que está por fuera de lo laboral, puede afectar a su rendimiento”, agrega el psicólogo.

    Pablo Villacís, especialista en recursos humanos y administración de empresas, en un blog publicado por la firma Evaluar (con presencia en varios países, incluido Ecuador), expone tres características que distinguen a los procrastinadores. Son personas que buscan distracciones activamente, prefieren no tomar responsabilidades muy pesadas, y complican las cosas sencillas.

    Frente a ello, Villacís da cinco recomendaciones de lo que pueden hacer los departamentos de recursos humanos: asignar proyectos con trabajo subdividido, fijar fechas de entrega detalladas de las subdivisiones, crear ambientes especializados, incentivar los momentos de recarga (distracción), y la retroalimentación a través de evaluaciones de desempeño del personal.

    Una estructura adecuada de las tareas -con responsabilidades, tiempos y objetivos definidos-, más una efectiva comunicación y supervisión del cumplimiento de metas son claves para que la procrastinación no resulte nociva, añade Anna María Carrozzini, experta en talento humano.

    “Cada persona tiene identificados cuáles son sus momentos para hacer o tomar decisiones. Hay quienes son muy activas y quieren hacer todo ese mismo rato; y hay otras que se toman más tiempo porque son más analíticas o menos impulsivas. Lo que no podemos hacer es perder oportunidades por no tomar decisiones a tiempo”, reflexiona Carrozzini.

    Los expertos coinciden en que “no todo es trabajo” y que la productividad del personal también requiere de momentos de esparcimiento, más allá de las pausas activas. Eso sí, hay que prevenir que no se comentan excesos.

    “Procrastinar puede no ser tan malo”, sostiene una publicación de Linkedin de septiembre pasado, basada en un artículo de la revista Fast Company. Anisa Horton, autora del texto, argumenta que muchas recomendaciones para evitar la procrastinación no tienen fundamento.

    Linkedin cita tres de las cinco “mentiras” desmitificadas por Horton. La primera tiene que ver con que esta práctica “es un mal hábito del que tenemos que ­deshacernos cuanto antes”.

    La autora refuta que estos momentos pueden ser beneficiosos y conducir a mejores decisiones, ya que el tiempo permite juntar más información y procesarla.

    La segunda consiste en que es un problema de gestión de tiempo. El truco para ganar la partida está en explorar lo sentimientos que hacen que las personas quieran postergar una tarea y suavizar las asociaciones negativas.

    Y la tercera mentira desmitificada por Horton es que la procrasticación “disminuye el rendimiento”. Según la autora, cuando se tienen que encontrar soluciones creativas es bueno realizar descansos y darle tiempo al cerebro para procesar y hacer nuevas conexiones.

    Dejar las tareas asignadas para el último minuto es una práctica que puede resultar tanto positiva como negativa. Foto: Freepik.es
    Dejar las tareas asignadas para el último minuto es una práctica que puede resultar tanto positiva como negativa. Foto: Freepik.es
  • Los expertos en detectar mentiras

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Información que se oculta, imprecisiones, exageraciones, en general mentiras. Los especialistas en talento humano o expertos en investigaciones saben cómo detectarlas durante las entrevistas de trabajo.

    El lenguaje corporal es el principal delator de los candidatos que no están diciendo la verdad, comenta la experta Tatiana Guerrero, consultora y CEO de la empresa ON, dedicada a la comunicación y la imagen pública.

    Esta organización, entre otras cosas, ayuda a las empresas a reconocer irregularidades de los postulantes. “Enviamos una persona especializada como veedora a la entrevista. No interviene en la realización de preguntas directas, pero está presente. Hay casos en los que puede intervenir, aunque a la par del reclutador. Luego levantamos un informe sobre el comportamiento frente a ciertas interrogantes que se hayan hecho”.

    ¿En qué se fijan? Por ejemplo, en el saludo. De la forma en que alguien da la mano se puede saber si es honesto o no. El momento en que se da la mano y no se siente el contacto de palma con palma quiere decir que no lo es.

    Este tipo de práctica es extremadamente útil cuando se trata, por ejemplo, de contratar a una persona a la que se dará un cargo en el área de finanzas, contabilidad, manejo administrativo, etc.

    Cuando se trata de puestos directivos o de liderazgo también hay que estar atentos al saludo. Si la persona aprieta demasiado fuerte quiere decir que es sedienta de poder, pero carente de liderazgo; será un jefe autoritario.

    Aquellas personas que sacuden el brazo del otro al dar la mano o topan alguna parte del mismo como el hombro o el antebrazo son quienes buscan exposición o protagonismo social, no trabajo.

    La contratación de empleados que mintieron en sus entrevistas puede generar graves problemas para las empresas porque coloca en diferentes posiciones a trabajadores que no eran aptos.

    Guerrero explica que la cantidad de personas no adecuadas o colocadas en cargos inadecuadamente sobrepasa el 75% en Ecuador. Los reclutadores se fijan, principalmente, en los registros académicos o de experiencia que constan en la hoja de vida, pero no toman en cuenta otras señales o comportamientos; esto último podría evitar baja productividad o resultados negativos.

    “Muchas de las empresas tienen altos niveles de fracasos en cuanto a la asertividad de colocar a la persona adecuada en el cargo”, dice.

    Eddy Troya, CEO de la consultora de RR.HH. Human Plus, explica que detectar mentiras al 100% no se logra ni con el polígrafo. Sin embargo, es fundamental que la persona que haga la entrevista sea lo más observador posible.

    Entre las cosas que debe observar es la mentira en los ojos. Cuando un hombre miente mira a los ojos porque solo puede concentrarse en una sola cosa, en este caso en sostener su verdad. Sin embargo, pierde el parpadeo; en algunos casos es lento o muy leve.

    Karla Burgos, quien tiene una experiencia de siete años en gestión humana y selección de personal, comparte la visión de Troya con relación a este tema. Sin embargo, cuando realiza entrevistas de trabajo toma en cuenta tres aspectos: coherencia, consistencia y comunicación no verbal.

    Los primeros están relacionados con lo que la persona dice y con el hecho de que el reclutador debe estar atento a lo que sucede en el mercado laboral para poder discernir. “Hay casos de empresas que han sufrido recortes de personal grandes por adquisiciones, fusiones, compra de multinacionales, etc. Si alguien me dice que salió de esta firma A porque otra B la compró y como reclutador no sé cuál es la coyuntura, no podré saber si es real lo que me dice”.

    Otro método para conocer si la persona miente o no es hacer preguntas repetitivas para saber si el candidato responde lo mismo o no. Por ejemplo, si el reclutador le dice ¿por qué saliste de tu último trabajo? y la persona responde por recorte y luego se le consulta lo mismo y dice porque le bajaron las comisiones es porque hay inconsistencias y una mentira.

    La comunicación no verbal también es clave, pero no todos los gestos que pudieran asociarse con deshonestidad se producen porque alguien realmente lo es. Culturalmente se dice que si una persona no mira directamente a los ojos es porque está mintiendo y realmente no siempre es así.

    Sucede que la persona, en ciertas ocasiones, puede estar tan nerviosa en una entrevista de trabajo que evade la mirada. También es posible que sea tímida o que tenga problemas de autoestima.

    Pueden existir subjetividades y por ello es importante hacer un análisis profundo de cada candidato para evitar juzgar mal.

    Javier Verdesoto, CEO de Nexos Talent EFH Ecuador, explica que un apoyo para el entrevistador es el análisis de los rasgos de personalidad de los postulantes. “Hay que aplicar la entrevista con enfoque forense. Permite saber cuestiones de carácter sociopáticas”.

    Otra alternativa son los “test de honestidad o integridad”. Estos arrojan 14 rasgos de personalidad sociopática. Con ello se puede definir qué preguntar.

    Las personas que se encargan de los procesos de selección usan diferentes metodologías para descubrir cuando un postulante hace planteamientos inconsistentes.
    Las personas que se encargan de los procesos de selección usan diferentes metodologías para descubrir cuando un postulante hace planteamientos inconsistentes.
  • ¿Por qué aumenta el presentismo?

    Foro Económico Mundial (I)

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    Si se ha sentido tan mal como para reportarse enfermo, pero ha sentido la presión de presentarse a trabajar, debe saber que no es el único. Trabajar cuando no se está bien física o mentalmente se llama presentismo y se está volviendo cada vez más común.

    El 83% de los empleados dijo que lo habían visto en su lugar de trabajo en los últimos 12 meses, según una encuesta de salud y bienestar laboral realizada por el Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD) del Reino Unido. En el 2010, solo el 24% experimentó el presentismo.

    Al mismo tiempo, la cantidad de empleados en el Reino Unido que toman licencia por enfermedad ha caído a un mínimo histórico de 5,9 días por persona al año. Casi dos tercios de los empleados le dijeron al Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD) que trabajaban durante sus vacaciones o cuando estaban de licencia por enfermedad.

    Un cuarto de los empleados cree que el presentismo está creciendo. El CIPD sostiene que es potencialmente más perjudicial para los individuos y las empresas que la ausencia por enfermedad. Y advierte que los líderes empresariales deben tomar más en serio el bienestar de los empleados.

    Los costos para las empresas están bien documentados. Se estima que el presentismo les cuesta a las empresas estadounidenses USD 226 000 millones al año. En Japón, el costo del rendimiento reducido por trabajar en malas condiciones de salud fue de USD 3 055 por empleado al año. En el Reino Unido, la “eficiencia laboral deficiente” debida a trastornos mentales cuesta USD 790 por persona al año, el doble del costo del ausentismo.

    Pero pocas empresas están haciendo algo al respecto, y menos de un tercio de los encuestados informan haber tomado alguna medida. Solo el 30% de estos intentaron investigar la causa del presentismo.

    Solo un tercio de las personas dijo que sus líderes fomentaban el bienestar mental a través de sus acciones y comportamiento, mientras que más de dos quintos sostuvo que el estilo de gestión era una causa de estrés, en comparación con un tercio en el 2018.

    “Los empleadores pueden introducir un conjunto de políticas de bienestar ejemplares y hacer una inversión seria en la salud de los empleados, pero si su actividad no está arraigada en la forma en que se maneja a las personas, no tendrá un impacto real”, dice el reporte del CIPD.

    Un mal ejemplo

    La investigación realizada por el Instituto de Estudios de Empleo del Reino Unido encontró que la cultura empresarial es una de las principales causas del presentismo. Los empleados que saben que en su ausencia sus compañeros deberán realizar su trabajo, por ejemplo, los maestros y enfermeros, tienen más probabilidades de trabajar cuando están enfermos.

    Los gerentes que dan el mal ejemplo de trabajar cuando están enfermos fomentan comportamientos similares en sus equipos. La inseguridad laboral para el personal con contratos a plazo fijo o en empresas en reestructuración es un factor importante, en especial cuando los jefes consideran la asistencia como una señal de compromiso.

    Las políticas diseñadas para reducir el ausentismo podrían provocar más enfermedades y menor productividad en el lugar de trabajo. La reducción de los beneficios por enfermedad da como resultado que las personas vayan a trabajar cuando antes se habrían reportado enfermas.

    La aseguradora de salud Vitality dice que la pérdida de productividad por problemas de salud le cuesta a la economía del Reino Unido más de USD 100 000 millones (77 000 millones de libras) al año, lo que, según argumenta, podría reducirse significativamente si las empresas invirtieran en programas adecuados de salud y bienestar para sus empleados.

    Acceso a los beneficios

    La encuesta anual sobre lugar de trabajo más saludable de Vitality encontró que el 40% del personal sentía que los problemas de salud habían afectado su trabajo en el último año. Los empleados del Reino Unido perdieron un promedio de 35,6 días de tiempo productivo debido a la mala salud y más del 90% de ese tiempo se debió al presentismo. La pérdida de productividad fue mayor entre los trabajadores de menores ingresos y más jóvenes.

    Si bien las mujeres tienen mejores indicadores de salud que los hombres, por ser menos propensas a la presión arterial alta, la diabetes y el colesterol alto, son quienes más horas de trabajo perdieron por mala salud. La depresión fue casi el doble de prevalente entre las trabajadoras mayores de 60 años que entre los hombres de la misma edad.

    Lograr que los trabajadores utilicen los beneficios de bienestar es un problema para algunos empleadores. Las empresas en la encuesta de Vitality ofrecían un promedio de 20 medidas de salud y bienestar para el personal, como frutas frescas y examen clínico, entre otras. Pero solo un cuarto de los empleados sabía que estos beneficios estaban disponibles.

    Imagen referencial. Casi dos tercios de los empleados dicen que trabajaban durante sus vacaciones o cuando estaban de licencia por enfermedad, según un estudio en Reino Unido. Foto: Pxhere
    Imagen referencial. Casi dos tercios de los empleados dicen que trabajaban durante sus vacaciones o cuando estaban de licencia por enfermedad, según un estudio en Reino Unido. Foto: Pxhere
  • Hablar no es igual que comunicar

    Foro Económico Mundial
    (I)

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    Al terminar la presentación ante su cliente, Carlos sale apresuradamente de la sala de reuniones y se va directamente a su despacho. Por el camino evita hablar con los compañeros con los que se cruza. Una vez más, como cada mes desde que hace un año le nombraran jefe de proyectos, se ha quedado con la sensación de que no ha sabido transmitir con claridad cuáles han sido los avances de su equipo en las últimas semanas. Los nervios le han impedido demostrar el buen trabajo que han hecho.

    Como Carlos, muchos profesionales competentes, con gran conocimiento sobre sus materias, a menudo tienen dificultades para trasladar sus ideas a los demás. Puede ser que utilicen un lenguaje tan técnico que cuesta trabajo entenderlo, que expongan sus mensajes de forma desordenada, que no consigan levantar la cabeza del papel cuando hablan, que se expresen de forma monótona y aburrida o que no sepan sintetizar lo suficiente el contenido. También pueden existir otros motivos que dificulten su comunicación, aunque estos son algunos de los más habituales.

    Artículos académicos e informes empresariales han dejado claro que saber comunicar determina en gran medida el éxito personal y profesional. Todos están de acuerdo con que la comunicación es una habilidad clave para progresar. Lo que no está tan claro es cómo desarrollarla.

    De manera efectiva

    Lo cierto es que todos sabemos hablar, pero no todos hemos aprendido a comunicar adecuadamente. Solemos dar por hecho que cuando hablamos comunicamos y muchas veces no es así, al menos no de manera efectiva.

    Para que exista comunicación, primero debe haber información. Ahora bien, comunicar es mucho más que informar. La persona que comunica elabora un mensaje con el objetivo de que otra persona no solo lo reciba, sino que lo entienda, que provoque en ella algún efecto, alguna respuesta. No le basta con presentar los datos, sino que busca hacerlos creíbles. Para ello necesita filtrar, ordenar y sintetizar esos datos, o lo que es lo mismo, transformarlos en un mensaje válido para su receptor.

    Andrew Stanton, director de ‘Wall-E’ explica el poder de elaborar una buena historia en las charlas TED, grandes eventos de comunicación pública.

    La comunicación efectiva consiste en utilizar correctamente el lenguaje verbal y no verbal para expresar nuestras ideas, de forma que logremos conectar con nuestros interlocutores para que reciban exactamente lo que deseamos transmitirles y actúen en el sentido en el que nosotros queremos que lo hagan. En definitiva, se trata de transmitir de forma eficiente el mensaje apropiado en el momento oportuno.

    Aprender

    Aprender a comunicar en público adecuadamente no es un proceso natural. Nadie lo resuelve durante sus primeros años de vida. La buena noticia es que se trata de una habilidad que se puede aprender y mejorar cuando somos adultos. Como en cualquier otra disciplina que queramos dominar, para aprender a comunicar de manera efectiva tenemos que pasar por cuatro etapas, según el modelo de aprendizaje que se atribuye al estadounidense Abraham Maslow.

    La primera etapa es la de la Incompetencia Inconsciente. Usted no sabe nada sobre lo que implica comunicar ante un público y tampoco es consciente de su falta de conocimiento.

    En la segunda etapa, la de la Incompetencia Consciente, empieza a informarse sobre ello, aprende algunas técnicas, hace algún curso, lee libros y artículos… Esta es la fase en la que más se aprende.

    En la etapa de la Competencia Consciente ya ha aprendido lo que tiene que saber de forma teórica para comunicar en público. Es capaz de ponerlo en práctica, con mejores o peores resultados, aunque para hacerlo necesita prestarle toda su atención.

    Muchos profesionales competentes a menudo tienen dificultades para trasladar sus ideas a los demás. Foto: Ingimage
    Muchos profesionales competentes a menudo tienen dificultades para trasladar sus ideas a los demás. Foto: Ingimage
  • Ser ‘accountable’ es no dar excusas

    Octavia Aguilar (I)
    Consultor y Socio de AFAN

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    Uno de los principales logros que se obtiene cuando se es ‘accountable’ y cuando se crea una cultura personal u organizacional de ‘accountability’ tiene que ver con el hecho de dejar de dar excusas y/o usar argumentos para no hacer lo que dijimos que haríamos.

    Las personas que somos ‘accountable’ comprendemos que está en nuestras manos el dejar atrás todas las excusas para poder alcanzar nuestros objetivos.

    En el camino para alcanzar lo que queremos nos encontraremos con obstáculos, de muchas dimensiones, y es nuestro gusto, amor y pasión por llegar a la cima, a obtener lo que queremos, lo que nos dará fuerzas para superarlos.

    Lograr una cultura de ‘accountability’ en cualquier organización, inclusive en nuestras casas, tiene sus vicisitudes y por ello hay que estar conscientes de ellas y trabajar en las mismas.

    Muchos de los autores que han escrito sobre ‘accountability’, principalmente en EE.UU., hacen referencia a que dentro de las cosas que no nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos hay hechos y argumentos. Esto quiere decir que efectivamente nos vamos a encontrar con hechos que están absolutamente fuera de nuestras manos y que afectarán cualquier planeación que hayamos hecho, pero no por ello nos impiden alcanzar nuestro objetivo.

    Imagínense ustedes que viven en Argentina en este momento. La devaluación del peso es un hecho que te cambia cualquier proceso de planeación, pero este hecho se convierte en excusa cuando lo utilizas para decir que por ello no podrás lograr nuestro objetivo. Una persona ‘accountable’ dirá “hay que ver cómo vamos a compensar este hecho para alcanzar el objetivo planteado”. Así que exportaremos más, reduciremos nuestros costos, y bueno se nos puede venir a la mente una veintena de acciones que tendríamos que llevar a cabo para compensar esta devaluación.

    Siempre habrá hechos internos y externos que nos van a afectar nuestros procesos de planeación y por ello siempre debemos estar atentos, preparados y dispuestos a innovar para siempre tratar de lograr los objetivos de los que somos ‘accountable’.

    Cuando facilito talleres sobre el tema siempre hago un ejercicio para que la gente me diga cuáles son las excusas más utilizadas en sus organizaciones y bueno no me sorprende escuchar: No hay presupuesto, siempre lo hemos hecho así, soy nuevo, no me dijeron cómo hacerlo, no me capacitaron, el sistema es obsoleto o lento, o simplemente falló el sistema, el internet está muy lento, tengo mucho trabajo y no lo pude hacer, y bueno la lista sigue.

    Como se puede ver en la relación de excusas no hay -quizás- ninguna que no escuchen con frecuencia en sus organizaciones. Pues bien, cuando se crea una cultura de ‘accountability’, estas se acaban al 100%.

    En mi experiencia hemos podido erradicar la cultura de las excusas en plazos no mayores a 90 días, porque simplemente las excusas son inaceptables para no hacer lo que nos comprometimos a hacer, a pesar de los hechos.

    “Aquí nos tocó vivir”

    Podemos usar o dar excusas por razones físicas: Soy alto, chaparro, uso lentes, soy flaco, soy gordo, soy pelón, tengo tal discapacidad o cualquiera otra que se le ocurra… Y habrá gente que es ‘accountable’ y al revés, se aprovechará de esta, para ser muy bueno en su campo. Se imaginan cómo pudo ir por la vida haciéndose de víctima Stephen William Hawking quien desde muy joven padeció de esclerosis lateral amiotrófica, y es sin lugar a duda uno de los genios más grandes de la humanidad.

    Así tenemos la historia de Jorge Font, ocho veces campeón mundial de esquí acuático en la categoría de adaptados, Jorge tuvo un accidente a los 19 esquiando y en lugar de alejarse del deporte y convertirse en una víctima, se asumió ‘accountable’ y ahí están los resultados. Por cierto, en esta familia hay cuatro campeones mundiales de esquí. Recientemente, 2 de agosto, Patricio Font se coronó bicampeón mundial sub 17 en España.

    Así pues, está en nuestras manos y solo en nuestras manos tomar la decisión de ser ‘accountables’ o no, podemos seguir viviendo de excusas y no dar resultados.

    No es un tema mexicano el no ser ‘accountable’, es casi humano, pero hay sociedades que están y han hecho mejor trabajo que nosotros a lo largo de los años.

    A nosotros culturalmente nos encanta victimizarnos, “aquí nos tocó vivir”, “así lo quiso Dios”, “somos la raza de bronce”, “es nuestra idiosincrasia”, estas y otras expresiones no nos ha ayudado a sacar lo mejor de nosotros mismos, estamos ante el reto y la posibilidad de hacerlo a partir de hoy.

    Lograr una cultura de ‘accountability’ en cualquier organización, incluso en nuestras casas, tiene sus vicisitudes y por ello hay que estar conscientes de ellas. Foto: Ingimage
    Lograr una cultura de ‘accountability’ en cualquier organización, incluso en nuestras casas, tiene sus vicisitudes y por ello hay que estar conscientes de ellas. Foto: Ingimage
  • El futuro de la gestión de talento humano

    Oswaldo Toscano

    La gestión de talento humano tiene como misión contribuir al logro de los objetivos estratégicos de las organizaciones. Históricamente, desde el enfoque administrativo-laboral de la Primera Revolución Industrial hasta el rol estratégico de hoy, ese objetivo, no ha cambiado.

    En la Cuarta Revolución Industrial la principal fuente de creación de valor es la capacidad creativa y de innovación del colaborador. En un entorno en el que disminuyen los ciclos de vida de productos y servicios aumentan las necesidades de nuevos conocimientos que permitan innovar en un mundo en el que interactúan máquinas y seres humanos de formas radicalmente nuevas.

    En ese escenario, los responsables de talento humano deben considerar la necesidad de reformular la gestión del conocimiento y los procesos de aprendizaje para que se produzcan en tiempo real y en consonancia con los flujos de trabajo. Es decir, tienen que trabajar en la creación de ecosistemas en los que el aprendizaje y el trabajo diario confluyan para mejorar las experiencias creativas y de innovación.

    opinion columnistas editorial
    Ilustración: LÍDERES
  • Hugo Ojeda sabe gestionar el talento humano

    Mayra Pacheco (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Reconocer que el ser humano es clave para el desarrollo de los procesos productivos de las empresas hizo que Hugo Ojeda realizara un giro en su vida profesional.

    Aunque inicialmente tenía previsto enfocarse en el área comercial, hace más de una década se dedicó a potenciar el talento humano de las firmas. Se inclinó por este ámbito, luego de haber obtenido su título como ingeniero comercial, en la Escuela Politécnica de Ejército (Espe) y haber adquirido experiencia en la consultora internacional Pricewaterhouse Coopers (PwC).

    Su primer trabajo en PwC fue en el área de consultoría empresarial. Con apenas 22 años empezó a ejecutar proyectos relacionados con el desarrollo del recurso humano. Esto despertó en este quiteño de 40 años el interés por especializarse en esta rama.

    Para tener más herramientas, ya como subgerente corporativo de Desarrollo Organizacional del Grupo GPF, optó por estudiar una maestría en el ADEN Business School. Esta fue la primera de las tres que registra en su amplia hoja de vida. Pero a la vez empezó a compartir sus conocimientos.

    En esta etapa, a los 27 años, organizaba su tiempo entre la oficina, las clases y la docencia. Aunque tenía un horario ajetreado se sentía a gusto, porque desde pequeño se ha involucrado en varias actividades a la vez.

    Sus compañeros de la Unidad Educativa San José La Salle recuerdan que con apenas 10 años Ojeda fue parte del grupo Águilas Lasallistas, que realizaba actividades de vinculación comunitaria. Por su liderazgo, llegó a ser jefe de patrulla de este colectivo que se mantuvo hasta que cumplieron la mayoría de edad, refiere Víctor Iza, su amigo personal. “Huguito inspiraba seguridad y confianza, incluso en un campamento que derramamos la última sopa que teníamos para comer logró que el grupo mantuviera la calma. Siempre ha sido eficaz”.

    Precisamente, por los resultados obtenidos en su trayectoria profesional durante 14 años y su formación llegó a una de las posiciones más altas en Arca Continental. Se desempeñó como Director de Capital Humano. Para entonces había sumado a su hoja de vida una certificación como Coach Ontológico.

    Recuerda que el cargo que ocupaba le brindaba varios beneficios. Tenía un seguro médico internacional, movilización, un buen ingreso económico, comisiones. Pero decidió dar un paso al costado, porque su espíritu lasallano, orientado al servicio, le impulsaba a compartir lo aprendido. “Creo que trabajar en comunidad es mejor que competir”.

    Convencido de que su decisión era acertada, en el 2016 –justo cuando el país atravesaba por una situación económica difícil– empezó desde cero. Creó su empresa consultora Gmanlo Associates. Al inició tenía un cliente, pero luego tuvo más demanda. Hasta ahora ha interactuado con 20 firmas.

    Gmanlo Associates asesora a las empresas en Talento Humano, Desarrollo Organizacional y ‘Headhunting’, con alianzas estratégicas en Ecuador y Colombia.

    “Una empresa puede tener la mejor infraestructura, mucha capacidad de inversión, pero si no cuenta con un equipo comprometido con la organización, sus resultados no serán sostenibles”, asegura este especialista.

    A la par de esta actividad, desde fines del 2016 está al frente de la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Desde este espacio promueve -con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos- la Academia para Mujeres Emprendedoras.

    Esta iniciativa permite formar a mujeres que tienen un proyecto en firme o una idea de negocio. Así se ha capacitado a más de 200 féminas de varias ciudades.

    Para Patricio Alarcón, presidente de la CCQ, Ojeda es un profesional efectivo y organizado.
    Además, Ojeda continua con sus funciones como docente de maestría en la Universidad Andina San Bolívar y en la Universidad La Rioja de España. Y también se está formando como consultor en Equidad de Género.

    Por esta versatilidad, su colega Jorge Izurieta comenta que Ojeda es un trabajador incansable. Sus jornadas terminan entre las 20:00 o 21:00. “Siempre está buscando la forma de seguir progresando”.

    Pese a esta realidad, este ejecutivo, docente, empresario y estudiante asegura que tiene tiempo para compartir con su familia, sus amigos y su prometida.

    Datos

    Formación. Estudió Ingeniería Comercial en la Escuela Politécnica del Ejercito (ESPE). Además, cuenta con tres maestrías en, Marketing y Administración de Ventas, Administración de Negocios y Gestión de Recursos Humanos.

    Trabajo. Es director ejecutivo de la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Tiene una empresa consultora, y es docente de maestrías.

    Aficiones. Le gusta nadar, caminar, cocinar, reunirse con sus amigos. Tiene 40 años y tiene una novia hace dos, con la que se comprometió. Quiere casarse y formar una familia.

    26 años dedicados a la capacitación

    Redacción Quito (I)

    Desde hace 26 años la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) realiza programas de capacitación y formación abiertos a la comunidad en general y a los socios de este gremio.

    La capacitación que se brinda se enfoca en las áreas comercial, financiera, administrativa, tributaria y otros.

    Los programas de capacitación se ejecutan dentro de las compañías que requieren este servicio y también se hacen proyectos para fortalecer las capacidades de emprendimiento e innovación. Entre estos se encuentra, por ejemplo, la Academia para Mujeres Emprendedoras, que se ejecuta con apoyo de la embajada de los EE.UU.

    Así se instruye a comunidades de féminas para que saquen adelante sus proyectos. Hasta ahora se han formado a mujeres de Ambato, Puyo, Esmeraldas, Ibarra, Manta y Quito. Más adelante se hará la convocatoria en Riobamba y en Santo Domingo de los Tsáchilas.

    La meta es llegar al 2020 con 1 500 personas capacitadas en 40 ciudades. Hasta ahora se han formado a 200. Por su aporte este proyecto obtuvo el 2 de agosto pasado un reconocimiento del Women Economic Forum, en Cartagena, en Colombia.

    Hugo Ojeda ocupó altos cargos en firmas reconocidas. Ahora es docente, coach y consultor. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Hugo Ojeda ocupó altos cargos en firmas reconocidas. Ahora es docente, coach y consultor. Foto: Galo Paguay / LÍDERES