Etiqueta: talento humano

  • De compañero a jefe, camino de retos

    Arturo Castillo

    (O) para Líderes

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    “Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder”. Con esta frase, Abraham Lincoln se refirió en su momento al hecho esencial de la actitud del ser humano frente al poder. Sus consecuencias se manifiestan en todos los ámbitos de la sociedad.

    De hecho, la familia, y primeramente la pareja, se asienta en relaciones de poder. No es exagerado, entonces, afirmar que donde hay más de un individuo, alguien quiere imponerse.

    La psicología del poder radica en aulas, en talleres y oficinas, en el ejercicio político, en templos y capillas; en clubes y asociaciones. No existe, en definitiva, un solo escenario donde los seres humanos no se miren con recelo, donde algún sujeto no esté persuadido de que su misión es ejercer autoridad sobre los demás.

    La convicción de que solo un puñado de individuos poseen el ‘gen del liderazgo’ (lo cual recuerda a Cyril Levicki), mientras la gran masa necesita ser gobernada, anima al ejercicio de liderazgos de la peor especie.

    Resulta interesante poner frente a frente a Bertrand Russell, con ‘El poder en los hombres y en los pueblos’, y a Nicolás Maquiavelo, con ‘El príncipe’, para entender medianamente las complejidades del poder.

    La experiencia cotidiana deja al descubierto la existencia de personalidades proclives al poder autoritario, que buscan compensar su inseguridad de ser, que conciben su relación con el mundo como algo que entraña imposición y fuerza.

    En el ámbito laboral, el declive de líderes puede convertirse en un espectáculo penoso. El empleado esforzado, laborioso y obediente, que se maneja con equilibrio en la delgada línea de los intereses empresariales y los de sus colegas, que da signos de liderazgo, tiene buenas probabilidades de ser elevado a la categoría de jefe.

    Las ‘bases’ se congratularán; por fin tendrán un vocero, alguien que podría reivindicar sus modestas aspiraciones. Pero entonces ocurre la metamorfosis, el vértigo del poder, el ensimismamiento de ese nuevo ‘líder del equipo’.

    Algo pasa en la cabeza del flamante jefe; ya no logra ver con claridad. En ocasiones, se vuelve evasivo y distante, autoritario y quisquilloso. Puede incluso llegar a colocarse a favor de los jefes.

    Sin duda, no todos los sujetos son capaces de manejar las presiones del poder. Un ascenso no es solo una formalidad burocrática; ello implica cambios de diferente naturaleza. Según sugieren algunos estudios, cambios inclusive a nivel cerebral.

    Si la persona siente que su estatus ha cambiado, que tiene que estar ‘a la altura’, probablemente su vuelva selectivo con la gente y los lugares que frecuenta. Es probable que trate de distanciarse de su pasado inmediato.

    En muchos casos, sus excompañeros sentirán que el fulano ya no es el mismo, que se le han subido los humos a la cabeza. El recelo mutuo, la confrontación, el antagonismo, pueden minar la eficacia de la jefatura.

    A menos que la persona deponga sus ocultas ínfulas autoritarias, que entienda que solo los vínculos humanos, la empatía, la sencillez, la cooperación, sustentan liderazgos genuinos y duraderos, la pugna de poder echará por tierra los esfuerzos empresariales por refrescar las líneas de mando.

    Pero también puede acontecer que el jefe en ciernes tenga que lidiar con la envidia, la descalificación y el sabotaje de sus excompañeros. Entonces su carácter se pondrá a prueba. Y de esa manera, pronto sabrá si tiene o no el gen del liderazgo.

    Puede pasar que el jefe en ciernes tenga que lidiar con la envidia y el sabotaje de sus excompañeros.
    Puede pasar que el jefe en ciernes tenga que lidiar con la envidia y el sabotaje de sus excompañeros. Foto: Ingimage
  • El ‘big data’ ayuda a reclutar profesionales

    Redacción Quito

    Cualquier información que una persona publique en sus redes sociales puede llegar a ojos y oídos de reclutadores de talento humano. ¿De qué forma? Vía ‘big data’ de gestión de personal.

    Se trata de una herramienta que acumula datos a partir de búsquedas de los usuarios en línea, comentarios, publicaciones, actividad en redes sociales, compras electrónicas, visitas a portales, plataformas públicas, estudios de clima laboral, estadísticas, etc.

    Con el ‘big data’ de gestión de personal se puede conocer el rendimiento y la productividad, datos demográficos, gustos, ideología, habilidades duras y blandas, entre otros aspectos. Todo eso pesa a la hora de contratar, más aún cuando, según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), las empresas demandan más que conocimientos de las personas.

    La entidad explica que entre los factores tecnológicos de cambio en el mundo del trabajo se encuentra, precisamente, esta herramienta. Jorge Jaramillo, gerente de handytec, consultora de estrategia empresarial, explica que bajo ‘big data’ se busca conocer comportamientos que no vienen atados a una hoja de vida.

    “Se prioriza la marca digital. La persona, dependiendo qué tan activa sea en Internet, registra en diferentes áreas aspectos que dibujan cómo es. Muchas empresas validan qué ha hecho.

    Actualmente, en Ecuador no estoy seguro que ya se esté haciendo esto”, explica el directivo.
    Hay pequeñas empresas, dice, en las que si bien no se aplican grandes proyectos de reclutamiento de ‘big data’, sí revisan el perfil de los postulantes a cargos en plataformas como Facebook, LinkedIn, Twitter, entre otras.

    Cristian Guerra, quien ha trabajado en áreas de recursos humanos y contratación en diferentes organizaciones, explica que, actualmente ni las empresas públicas ni las privadas cuentan con una norma jurídica o una metodología que determine la revisión de Internet para saber quién es su postulante. Pero en la práctica está plenamente vigente.

    “No hay políticas porque podría considerarse que se está discriminando. Pero, los profesionales de recursos humanos sí usan estos procesos. Lo usual es ver LinkedIn para constatar datos y ver comentarios. Hay ocasiones, por ejemplo, que en las hojas de vida ponen que ocuparon un cargo en un período determinado. Sin embargo, en la red social profesional está otra cosa”, dice Guerra.

    Cuando los reclutadores buscan analizar habilidades blandas como comunicación, nivel de compromiso o cumplimiento pueden acceder a redes como Facebook. “Se compara lo que dice en la entrevista con lo que está en sus redes. Por ejemplo, si el candidato dice que es una persona casera y en su perfil aparece con frecuencia en fiestas”.

    En ese caso no se ve coherencia y eso puede dar a entender al contratante que está mintiendo.

    Sin embargo, no es información concluyente. En eso coincide Jaramillo; él asegura que el revisar perfiles de manera informal o aplicar programas de ‘big data’ especializados trae cosas positivas porque se abren más canales para conocer sobre los candidatos y permite a las empresas pequeñas tener la posibilidad de competir con otras más grandes.

    Hay la posibilidad de ver perfiles de gente que no está buscando empleo directamente sino que sus hojas de vida y datos están en la red de forma pasiva.

    Pablo Maigua es un empleado privado y cuenta que una reclutadora monitoreó sus perfiles en redes sociales antes de una entrevista de trabajo a fines del año pasado. La misma contratante le comentó y le indicó que conocían de sus trabajos y otras aptitudes.

    Para el Gerente de handytec no se puede decir que el ‘big data’ ya es una tendencia, sino que cada empresa analiza cómo son sus procesos de reclutamiento. Él considera que sería simplista decir que usar esta herramienta para saber cómo es un postulante es una invasión
    a la privacidad. Jaramillo cree que cada individuo es responsable de lo que pone en Internet, en donde la mayoría de la información es pública.

    El ‘big data’ para gestión de personal no solo sirve para selección de trabajadores, sino para conocer aspectos que permita incrementar la generación de resultados. También contribuye a lograr satisfacción laboral en la compañía. Expertos recomiendan no temer a los cambios que llegan con los avances tecnológicos y hacer un buen uso de los mismos. El respeto a los derechos de las personas es fundamental en todo proceso de contratación.

    Ilustración: Ingimage
    Ilustración: Ingimage
  • Algoritmos para gestionar personas

    Cristina Simón (I)
    Profesora del IE Business School

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    Los algoritmos están de moda. Los podemos definir como un programa informático que permite hacer predicciones aplicando un conjunto de leyes de probabilidad a una gran base de datos. Están presentes en nuestra vida cotidiana, como cuando seguimos la ruta de tráfico sugerida por Google Maps, escuchamos música de Spotify o salimos de compras por Amazon, y muchas veces nos parece que nos conocen mejor que nosotros mismos.

    La tecnología, con su poder de fascinación, nos genera la ilusión de que un sistema informático puede tomar decisiones más eficientemente que un humano.

    Tengo mis dudas de que esto llegue a ser así algún día, pero desde luego no ocurrirá en un futuro inmediato. Por tanto, debemos evitar la tentación de lanzarnos a incorporar algoritmos a nuestros procesos de gestión, dado que ya hay un mercado desarrollado para diferentes áreas empresariales y por lo tanto es fácil caer en ella.

    Esto puede ser especialmente peligroso en el mundo de la gestión de personas, puesto que las consecuencias de una decisión sesgada o simplemente de mala calidad pueden ser de gran relevancia para terceros implicados.

    Los algoritmos ya se usan en la selección o en el seguimiento del rendimiento de algunos trabajos, como los ‘call centers’.

    También estiman qué trabajadores son los más propensos a dejar la compañía, o cuáles son los mejores candidatos a puestos de promoción.

    Los partidarios de esta tecnología señalan los sesgos que tienen habitualmente los mánagers a la hora de evaluar a otras personas, ya sean candidatos en un proceso de selección o miembros de sus equipos que optan a un variable por desempeño.

    Efectivamente, los humanos estamos muy sesgados por nuestra personalidad, experiencias vividas o presiones sociales. Ahora bien, no debemos pensar que la tecnología es completamente objetiva. Al fin y al cabo, el algoritmo está programado por un humano; trabaja sobre las reglas y la información de que dispone, que nunca es lo suficientemente completa como para tener en cuenta todas las alternativas posibles.

    Y como, lamentablemente, podemos comprobar cuando nos conectamos a una red social o a un sitio web, pueden estar programados con intenciones claras. No son inocentes ni neutrales.

    Ya se han reportado casos de decisiones tomadas por algoritmos que favorecían a determinados grupos sociales sobre otros; hace poco se publicaba el caso de uno que evaluaba peor el rendimiento en un ‘call center’ de empleados con acento (aunque nativos en el idioma) porque el sistema cometía más errores de comprensión de sus conversaciones.

    Aun en el caso de que contásemos con algoritmos que superasen en objetividad a los mánagers, hay un punto fundamental que inclina definitivamente la balanza hacia el humano: la empatía.

    Un algoritmo no considera que alguien tenga un familiar en un hospital y eso haga que su rendimiento baje durante unos días, o que el comportamiento de dos miembros del equipo se explique por un conflicto entre ellos.

    De todas formas, dado que la implantación de esta tecnología parece imparable, y que por otra parte los algoritmos incorporan elementos de análisis que pueden ser muy útiles, por el momento conviene ir a un maridaje humano-máquina en el que la persona se nutra de un análisis previo para tomar sus decisiones.

    Existe un punto fundamental que inclina definitivamente la balanza hacia el humano: la empatía
    Imagen referencial. Existe un punto fundamental que inclina definitivamente la balanza hacia el humano: la empatía. Foto: Pixabay
  • La trayectoria no basta para tener liderazgo

    Diana Serrano

    Redactora (I)

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    Ser un buen profesional no es siempre una garantía que, tras un ascenso, esa persona pueda llegar a ser un buen líder.

    El estudio ‘El estado del mánager’, publicado en 2017 por la consultora estadounidense Gallup, señala que solo el 18% de los directivos actuales tiene talento para el rol que desempeñan, mientras que el 82% no lo tiene y se siente “miserable”.

    El informe profundiza en las características que debe tener un buen líder. Además analiza la relación entre el talento, el nivel de compromiso y algunos resultados vitales de negocio, como la rentabilidad y la productividad.

    Según la investigación, los grandes líderes poseen una “rara combinación” de cinco talentos: motivan a sus empleados, tienen capacidad de superar obstáculos, propician una cultura de rendición de cuentas, construyen relaciones de confianza y toman decisiones informadas e imparciales por el bien del equipo de trabajo.

    Como resultado se obtuvo que esta combinación de cualidades solo existe en uno de cada 10 líderes y apenas dos tienen alguna de esas características y “pueden llegar a ser gerentes exitosos con el entrenamiento adecuado”.

    Es importante que los líderes, cambien su visión cuando asumen un nuevo cargo. “Hay que dejar de mirar como una parte del todo y tener una visión panorámica”, sugiere José Luis Naranjo, socio de la consultora en recursos humanos Newlead Ecuador.

    Hay habilidades gerenciales que todo director, incluso los de mando medio, debería dominar. “Se produce una brecha cuando el líder que se tiene no cumple con los parámetros y objetivos del líder que desea la organización”, afirma Naranjo.

    Lo que sucede en estos casos es que las cualidades que se necesitan para manejar a un grupo de personas a menudo son muy diferentes a cuando el profesional solo tiene que responder por su trabajo, dice la escritora estadounidense y creadora de la columna de consejos laborales ‘Pregúntale a un gerente’, Alison Green.

    La experta considera que muchos profesionales son promovidos a puestos de jefe porque son buenos en otras actividades, pero no tienen habilidades de manejo de equipos de trabajo y liderazgo.

    Cuando no existe un buen jefe frente al grupo, los colaboradores se sienten desmotivados, poco comprometidos y tienen bajo desempeño laboral.

    La investigación de Gallup demuestra que los directivos son responsables de hasta el 70% de la diferencia entre las puntuaciones de compromiso de los empleados. Si hay una actitud indiferente de los colaboradores se pone en riesgo algunos factores económicos vitales de la empresa como el crecimiento y la innovación.

    Las empresas utilizan nociones de sucesión obsoletas para colocar a las personas en estos roles.

    En algunos casos, las decisiones de contratación y promoción se basan en la experiencia pasada, el tiempo en el que los profesionales laboran en la empresa o les dan el trabajo del gerente como una “recompensa” por su desempeño en un rol completamente separado, afirma el estudio.

    Las organizaciones muchas veces dejan de lado el talento y, cuando lo hacen gastan tiempo y energía innecesarios tratando de encajar al jefe en un puesto para el que no es apto.

    Esta es una estrategia defectuosa con graves consecuencias para el compromiso de una organización, el rendimiento financiero y la sostenibilidad a largo plazo.

    Gallup estima que estos gerentes, por ejemplo, cuestan a la economía de los EE.UU. al menos USD 319 000 millones al año.

    Para contratar y desarrollar buenos líderes, las empresas deben crear una estrategia de capital humano basada en el talento.

    “Este elemento es el predictor más fuerte de desempeño en cualquier rol”, señala el estudio.

    Naranjo recomienda también trabajar en programas de identificación de altos potenciales. “Es una estrategia contingente, mediante la cual se capacita a las personas en habilidades gerenciales, antes de ser promovidas”, con lo cual se garantiza que cumplan con el perfil de líder.

    Si hay jefes que no han pasado por procesos de capacitación, nunca es tarde para hacerlo.
    Las empresas deben destinar recursos para capacitar a las personas para que aprendan una habilidad nueva y complicada, sobre todo para dirigir a un equipo de personas.

    Se debe tener en cuenta que el proceso de formación es a largo plazo y está sujeto a las innovaciones del mercado laboral.

    Imagen referencial. El 18% de los directivos tiene talento para el rol que desempeñan, según Gallup. Las firmas deben cambiar su modelo de selección de líderes. Foto: Pixabay
    Imagen referencial. El 18% de los directivos tiene talento para el rol que desempeñan, según Gallup. Las firmas deben cambiar su modelo de selección de líderes. Foto: Pixabay
  • ¿Por qué Japón pide trabajar menos los lunes?

    FORO ECONÓMICO MUNDIAL Y BBC MUNDO  (I)

    El gobierno de Japón quiere que los trabajadores tengan una vez al mes un “lunes resplandeciente”. Es decir, que se tomen la mañana libre y no vayan a su trabajo.

    Así es como el Ministerio de Economía espera recortar la cantidad de horas extra que trabajan los japoneses y motivarlos a llevar una vida más equilibrada entre lo personal y lo laboral.

    Esta iniciativa se suma a la del “viernes premium”, ideada el año pasado por el gobierno para fomentar el consumo. Esta consiste en incentivar a las empresas para que dejen que sus empleados acaben su jornada a las tres de la tarde el último viernes del mes, el día en que la mayoría recibe su salario. De esta forma pueden dedicar ese tiempo -y dinero- a viajar y hacer compras.

    El Ministerio defiende la eficacia del lunes resplandeciente con un experimento que condujo el pasado 27 de julio, cuando permitió al 30% de su plantilla tomarse la mañana libre.

    Animado por los resultados, la institución ahora esboza planes para presentárselos al sector privado japonés. Pero, al igual que el viernes premium, el lunes resplandeciente será voluntario para las compañías.

    En su primer año, la iniciativa del viernes premium fue recibida con timidez, según el propio Ministerio. Pese a que los negocios y restaurantes ofrecieron descuentos y ofertas especiales para atraer clientes, solo el 11% de los empleados participó.

    ¿Por qué? El último viernes del mes es un día crucial para las empresas, ya que tienen que cerrar cuentas y entregar proyectos.

    En cambio, el lunes resplandeciente permitiría al personal no trabajar la mañana del día laborable siguiente a este.

    Las autoridades japonesas están decididas a recortar las horas de trabajo porque esto se ha convertido en una cuestión de salud pública.

    En 2016, una encuesta del gobierno en la que participaron 10 000 empleados reveló que más del 20% decía estar trabajando al menos 80 horas extras al mes.

    Ya en 1960, se registraron en el país casos de ‘karoshi’ o muerte por exceso de trabajo, provocados principalmente por enfermedades cerebrales y cardíacas relacionadas con jornadas laborales largas. El gobierno reconoció 236 muertes por -karoshi’ durante el año fiscal de 2017.

    A esto se sumaron 208 suicidios reconocidos oficialmente como ‘karojisatsu’, cuando un empleado se quita la vida debido a problemas de salud mental que se originaron en el centro de trabajo.

    Morir joven

    Pero los expertos dicen que estas estadísticas son solo la punta del iceberg. Cerca de 2 000 familias exigen cada año compensaciones por casos que, según ellas, son similares.

    Un estudio del Instituto Nacional Japonés de Seguridad y Salud Laboral descubrió en un estudio de 2017 que los suicidios estaban creciendo sobre todo entre los trabajadores que tienen entre 20 y 29 años.

    Un caso muy sonado fue el de Matsuri Takahashi, una empleada de la firma de publicidad Dentsu que, en 2015 y con 24 años, se suicidó tras haber trabajado más de 100 horas extra en los meses anteriores a su muerte.

    Las autoridades japonesas descubrieron que la excesiva carga de trabajo de Takahashi la llevaron a quitarse la vida.

    En octubre, la compañía recibió una multa de USD 4 500 por haber excedido el límite de las horas extra permitidas al personal.

    El año pasado, el canal de televisión NHK admitió que su reportera Miwa Sado, que había muerto en 2013 debido a un fallo cardíaco, había sido clasificada como un caso de karoshi. Sado tenía 31 años y había trabajado más de 150 horas en solo un mes.

    El pasado mes de febrero, una compañía acordó pagar USD 700 000 a la familia de Kota Watanabe, un joven de 24 años que murió en un accidente de tráfico cuando volvía a casa exhausto tras una noche de trabajo.

    Este caso fue considerado “una advertencia” para el sector empresarial japonés y puso la atención sobre un fenómeno menos conocido: el ‘karo-jikoshi’ o “muerte por accidentes ocasionados por el exceso de trabajo”.

    “Estas revelaciones sugieren la importancia de incentivar el apoyo en materia de salud mental para los empleados, así como de incrementar la concientización sobre las condiciones laborales entre los estudiantes”, concluía el informe elaborado por el Ministerio de Economía de la potencia asiática.

    Un empleado de una imprenta revisa un  calendario. El gobierno japonés estableció medidas para que los trabajadores disminuyan sus horas extras.  Foto: Kazuhiro Nogi / AFP
    Un empleado de una imprenta revisa un calendario. El gobierno japonés estableció medidas para que los trabajadores disminuyan sus horas extras. Foto: Kazuhiro Nogi / AFP
  • La tecnología facilita los procesos de selección

    redaccion@revistalideres.ec

    Las hojas de vida impresas han perdido vigencia frente a la innovación. Los currículos digitales, registros en redes sociales profesionales y herramientas tecnológicas son los recursos preferidos tanto por candidatos como por reclutadores, en la actualidad.

    Un estudio de Manpower Group, efectuado este año entre jóvenes mileniales peruanos, señala que el 74% prefiere usar aplicaciones móviles desde su celular para la búsqueda de empleo.

    En Ecuador no hay cifras al respecto, pero según un estudio de la consultora Adecco, el 65% de los usuarios de Internet recurre a portales digitales para postular a una vacante o, en el caso de las empresas, para revisar perfiles profesionales.

    José Luis Naranjo, socio de la consultora en recursos humanos New Lead, denomina a esta modalidad reclutamiento 2.0.

    En este caso, el personal de selección, además de las capacidades y aptitudes del aspirante, evalúa su conocimiento tecnológico, un factor altamente valorado por las empresas en la actualidad.

    Por ejemplo, ahora un candidato puede tener más opciones de ser contratado si se verifica que usa activamente herramientas digitales. Una entrevista a través de Skype o Google Hangout sería una manera de corroborarlo.

    La red más popular para la aplicación y reclutamiento es Linked­In, donde los usuarios comparten información profesional y crean redes de contactos.

    La tecnología permite que los profesionales estén en la mira de empresas a escala internacional, lo cual ha convertido al proceso de selección en un mecanismo de globalización, asegura Naranjo.

    En la actualidad, el proceso de aplicación ya no se realiza solo a través de portales especializados. Algunas empresas ya cuentan con opciones para facilitar estos procesos, como formularios en línea para cargar información.

    La tecnología es una herramienta muy útil para los compañías, que ahora utilizan inteligencia artificial, software de análisis de candidatos y big data para acceder a innumerables hojas de vida.

    Existen programas que permiten analizar videos de candidatos para detectar rasgos, coherencia y transparencia en las respuestas, aptitudes, etc. Según Roberto Estrada, socio de Deloitte Consulting, “estas herramientas tienen la ventaja de no poseer sesgos propios del ser humano y se convierten en poderosos mecanismos de filtración de los mejores postulantes” para un puesto.

    Otras empresas emplean tecnologías de ‘gaming’ para analizar a los candidatos. A través de juegos, se evalúan las “habilidades analíticas, creativas y de pensamiento racional”, señala Estrada.

    Pese a los recursos tecnológicos que una empresa aplique para reclutar personal, Naranjo considera importante primero trabajar en la marca empleadora.

    Esto ayudará a resaltar la imagen que tiene una compañía, no solo hacia sus clientes sino también hacia sus propios empleados. Para los posibles candidatos, contribuirá a que se vuelva un lugar de trabajo aspiracional.

    El sitio de recursos humanos Portafolio hace una serie de recomendaciones para que los aspirantes a una vacante laboral tengan éxito en el momento de armar una hoja de vida digital.
    El primer consejo es agregar enlaces que muestren la experiencia profesional. Por ejemplo, en el caso de un diseñador, se puede enlazar con un portafolio virtual o una cuenta de video.

    Para que el acceso sea más directo a estos medios, puede usar un código QR, que puede estar al inicio de su hoja de vida.

    Segundo, es importante mencionar las redes sociales como LinkedIn, Twitter y otro enlace social que considere relevante.

    Para ello, debe tener en cuenta que deben estar actualizadas y tener interacciones frecuentes. Caso contrario, solo servirán como un adorno.

    El estudio ‘Consumo Digital 2017’, de IAB Ecuador y otras consultoras, destaca el crecimiento de la red LinkedIn en el país.

    Por eso, resulta necesario sincronizar la hoja de vida con esta red para que los reclutadores puedan acceder a la información online y offline del perfil profesional.

    Naranjo considera que hoy en día la tecnología para aplicar a un trabajo es más amigable, por lo cual puede ser utilizada por personas de cualquier edad.

    De todas formas, las consultoras de recursos humanos ahora también brindan asesoría para que los candidatos armen su perfil profesional digital. El trabajo va desde la fotografía hasta la difusión de la hoja de vida totalmente armada.

    65 % de cibernautas recurre a portales digitales para buscar empleo o reclutar candidatos. Foto: Pexels.com
    65 % de cibernautas recurre a portales digitales para buscar empleo o reclutar candidatos. Foto: Pexels.com
  • Los trabajadores ya no aprecian solo el dinero

    Redacción Quito

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    El dinero es uno de los factores que genera mayor entusiasmo entre los empleados, pero no es el único elemento que puede ayudar a mantener un equipo motivado, eficaz y comprometido.

    Según un artículo de EAE Bussines School, existen incentivos no económicos que, si se proveen de forma adecuada, ayudan a mejorar el ambiente y la productividad en el entorno laboral.

    La experta en Recursos Humanos, María Elena González, denomina a los incentivos como el “salario emocional” y destaca su importancia dentro del mundo laboral, por procurar el bienestar de los colaboradores.

    Entre los beneficios que el texto universitario detalla, está la opción de dar espacios a los empleados para equilibrar su vida familiar con el trabajo.

    Dentro del programa Calidad de Vida que lleva acabo la firma farmacéutica Bagó, cada año, los hijos o padres de los colaboradores realizan recorridos en la empresa para conocer el trabajo que realizan sus familiares. Según María Isabel González, gerenta de Recursos Humanos, estos tours permiten fusionar valores familiares y empresariales, como el compañerismo, trabajo en equipo, entre otros.

    Permitir a los empleados que hagan viajes, en vez de que vaya el jefe, es otro buen incentivo. También se pueden ofrecer capacitaciones fuera de la ciudad donde se ubica la empresa.
    Esos momentos de salir de la rutina, permiten a los colaboradores relajarse y recargar energía para continuar con sus obligaciones, dice González.

    Si el problema es la falta de dinero para implementar beneficios como viajes, se puede pensar en opciones menos costosas.

    Una de ellas es dar tiempo libre extra a los empleados. Un día adicional sumado a las vacaciones cuesta muy poco dinero y a ellos les sentará muy bien.

    Otras opciones baratas, pero efectivas son los momentos de esparcimiento dentro de la oficina.
    Desde hace un año, Produbanco ha implementado un gimnasio institucional; por un pago simbólico, los trabajadores pueden usarlo en su tiempo libre.

    También, para las madres trabajadoras cuenta con una sala de lactancia. Según Eduardo Lafebre, vicepresidente de Gente, estas iniciativas han aumentado la motivación de los colaboradores.

    La Navidad es ideal para ofrecer algún presente al equipo de trabajo.
    Elegir el regalo correcto puede ser un poco difícil, por lo cual algunas organizaciones usan catálogos de recompensas en línea. Según expertos en recursos humanos, el empleado gana puntos por tareas específicas, los que luego puede “canjear” para comprar lo que le guste.
    Valorar las ideas y opiniones de los trabajadores es fundamental. La empresa de vehículos Casabaca tiene un programa llamado Círculos de calidad, en el cual aportan con ideas para mejorar procesos laborales.

    Según Sylvia Zavala, gerenta de Áreas de Apoyo, este año se recibieron 1 000 aportes, y algunos ya se están implementando. A esto se suman incentivos para el desarrollo profesional.

    Las empresas también pueden costear la totalidad o una parte de un curso, taller o hasta maestrías.

    Más allá del tipo de beneficios que se ofrezcan, María Elena González señala que lo más importante es el mensaje que se transmite a los trabajadores: “Eres importante para la empresa y queremos que estés bien y feliz”.

    Los incentivos laborales generan mayor rentabilidad e incrementan la productividad de los trabajadores, quienes harán su mejor esfuerzo para ser eficientes y permanecer en la organización.

    Según el blog de RR.HH. Edenred, la implementación de un programa de incentivos, puede mejorar en un 44% la productividad de los empleados. También, son el motivo por el cual los mejores miembros de la organización deciden permanecer en ella. Si una empresa fomenta el bienestar de sus colaboradores, esto es apreciado por aspirantes y fortalece la reputación de la organización.

    Además, puede reducir el favoritismo real o percibido, al recompensar por igual a los empleados por sus acciones o su antigüedad.

    Un “gracias” o “buen trabajo” por parte de un superior puede hacer que una persona se sienta segura y orgullosa de lo que hace.

    Para la implementación de un paquete de incentivos, lo primero es la decisión y convicción de la empresa, dice González.

    Posterior a ello, se deben definir políticas y planes de acción, que sean sostenibles en el tiempo.

    Los incentivos no económicos o salario emocional son muy valorados por los colaboradores. Su implementación no requiere de gran inversión. Foto:  Ingimage
    Los incentivos no económicos o salario emocional son muy valorados por los colaboradores. Su implementación no requiere de gran inversión. Foto: Ingimage
  • Las tareas ingratas afectan a las mujeres

    Redacción Quito

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    Ayudar con el servicio de catering, antes de una presentación de negocios, fue una de las actividades que Valeria Negrete, asesora de una firma jurídica, realizó por pedido de su jefe, sin querer hacerlo en realidad.

    Este hecho parecería no tener importancia, ni influir en el desarrollo laboral de la joven profesional; sin embargo, un reciente estudio de la Asociación Americana de Economía, titulado “Diferencias de género en la aceptación y petición de tareas de baja posibilidad de promoción”, afirma que las mujeres tienden a asumir ciertas tareas ingratas, que muchos hombres rechazan, y eso les suele perjudicar profesionalmente.

    Negrete reconoció que muchas veces, por prestar su ayuda, tuvo que dedicar horas extras para terminar sus obligaciones.

    Esta realidad se evidencia en el estudio, cuando al asignar un trabajo que todo el mundo prefiere que haga otra persona, como escribir un informe o coordinar algo que no es su responsabilidad, se descubrió que las mujeres se ofrecieron voluntariamente más veces que los hombres.

    La consecuencia es que si las trabajadoras pierden más tiempo en realizar estas tareas, también dedican menos jornada laboral a proyectos que les ayuden a ascender y a brillar profesionalmente. Esta podría ser una explicación de las brechas existentes entre mujeres y hombres, al hablar de puestos jerárquicos y salarios.

    Pero, ¿esta actitud colaborativa se debe a un sentimiento altruista propio de las mujeres?
    El estudio estuvo a cargo de profesoras universitarias, que diseñaron varias versiones de un mismo experimento. A grupos de tres personas, que no se conocían previamente, les plantearon el siguiente dilema: uno de ustedes tiene que apretar un botón rojo. El que lo haga ganará USD 1,25, mientras que los dos restantes recibirán 2 cada uno. Si no llegan a un acuerdo, los tres recibirán USD 1. El incentivo sería esperar a que alguien se ofreciera de voluntario y todos ganarían; aunque el que aplaste el botón es el que menos gana. Pero, incluso quien fuera voluntario estaría mejor (gana USD 1,25 frente a 1, si nadie levanta la mano).

    El resultado del experimento, después de varias rondas y cambios de grupos, fue que en el 84% de los casos alguien apretó el botón y resultó que las mujeres eran un 50% más propensas a ofrecerse voluntarias que los hombres. El típico argumento de que “a ellas se les da mejor esta tarea” no tiene cabida en esta configuración. Todo el mundo sabe por igual apretar un botón.

    Se realizó el mismo experimento con otras personas, pero esta vez separados hombres de mujeres. Si las mujeres son más altruistas o conformistas se debían ver mayores niveles de acuerdo en los grupos femeninos, que en los masculinos. No ocurrió eso. Los hombres llegaron a un acuerdo en el 80% de las veces y las mujeres en un 81%. Es decir, la voluntad de las personas a la hora de apretar el botón no es algo fijo, sino que depende de la composición de género del grupo. Y lo que pesan no son las preferencias, sino la creencia de que las mujeres son más propensas a levantar la mano.

    En el campo laboral ecuatoriano a diario se evidencia esta “actitud colaborativa” por parte de mujeres, según consultados. 

    Estos rasgos de sumisión y obediencia son producto de la reproducción de estereotipos y de comportamientos machistas, con los cuales las mujeres conviven desde la niñez, señala Cristina Cachaguay, presidenta nacional de Mujeres por el Cambio.

    Desde esta organización se han llevado a cabo investigaciones sobre el género al momento de elegir una carrera. Hasta julio de 2016, se identificó que entre las primeras opciones de estudio de las universitarias ecuatorianas están las carreras sociales, administrativas o de salud.

    Cachaguay considera que la elección de carreras técnicas o científicas aún está asociada en su mayoría a los hombres, debido a las limitaciones, conscientes o inconscientes, que las mismas mujeres se ponen. La imagen de la mujer servicial se concibe tanto por hombres y mujeres. Por ejemplo, en el experimento también se pidió a alguien que eligiera a un voluntario. En la mayoría de los casos, las mujeres eran más veces escogidas que los hombres porque existía la creencia de que ellas dirían más veces que sí.

    El estudio recomienda que si se quiere lograr igualdad en el trabajo, estas dinámicas tienen que cambiar y corregir desde arriba, desde los jefes.

    Los problemas relacionados con el comportamiento organizacional juegan un papel fundamental a la hora de retener el talento humano en las empresas. Ilustración: Ingimage
    Los problemas relacionados con el comportamiento organizacional juegan un papel fundamental a la hora de retener el talento humano en las empresas. Ilustración: Ingimage
  • Ser feliz es el nuevo reto dentro de las empresas

    Redacción Quito

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    Salir más temprano los viernes, tener el día libre en el cumpleaños, contar con seguros médicos privados, tener descuentos en tiendas o flexibilidad de horarios son algunas de las estrategias que han implementado empresas grandes como Seguros Equinoccial y Pymes como Kiwa Life, para contribuir a la felicidad y bienestar de sus empleados.

    Desde 2014, Seguros Equinoccial implementó el Proyecto Happiness en la empresa, para recompensar la labor que ejecutan sus 363 colaboradores y se sientan felices en sus puestos de trabajo.

    El proceso fue paulatino y hasta la fecha se mantiene. En este tiempo se han logrado cambios significativos en infraestructura, con la adecuación de áreas de innovación, relajación y una sala de lactancia. Los colores pasaron de ser neutros a llamativos. Ahora existen frases positivas y motivantes en las instalaciones.

    Asimismo, la productividad de los empleados ha mejorado, al fomentar espacios de interacción y esparcimiento, dar flexibilidad de horarios y vestimenta, implementar modalidades de trabajo en casa y otros beneficios. Con esto no se ha dejado de lado la responsabilidad ni el profesionalismo, recalca Héctor Castillo, gerente de Recursos Humanos de la empresa de seguros.

    Por su parte, Kiwa Life una pyme del sector de alimentos con casi 10 años de existencia, siempre tuvo en cuenta el valor del capital humano. Hoy en día, tiene 37 empleados, que además de recibir los beneficios de ley, tienen un día libre por el cumpleaños, seguro médico privado, agasajos y capacitaciones continuas.

    Tamara Ruiz, del departamento de Recursos Humanos de Kiwa, considera que una comunicación abierta con los empleados también contribuye a su felicidad, al escuchar sus opiniones y aplicarlas en beneficio de todos.

    La felicidad laboral se determina según la cultura organizacional de cada empresa. Entre más sólida y comprometida esté con los trabajadores, mejor será el nivel de satisfacción de cada uno. María Elena González, especialista en recursos humanos, considera que un trabajador satisfecho y feliz contribuye mejor con la productividad.

    Sin embargo, la ciencia de la felicidad en la cual se sustentan los programas de The Edge Group, firma que trabaja en temas de liderazgo, felicidad y bienestar laboral en América Latina, afirma que solo el 10% de la felicidad de los trabajadores depende de condiciones externas como la empresa o el empleador; mientras que, el 90% depende de factores internos, es decir, de uno mismo.

    Al respecto, José Luis Naranjo, socio de la consultora Newlead, señala que es importante generar hábitos en los empleados, para que cumplan con sus labores, pero a la vez tengan tiempo de distracción y esparcimiento.

    Por ejemplo, a media mañana, el empleado puede hacer una pausa activa para relajarse, caminar un rato, comer un bocadillo o, simplemente tener un tiempo para sí mismo. Las limitaciones y restricciones generan que los trabajadores se sientan desmotivados y frustrados con su labor.

    González añade que los empleados jóvenes ahora priorizan el salario emocional, es decir, recibir una retribución que aporte al desarrollo profesional y personal, con participación activa en la toma de decisiones, flexibilidad de horarios, capacitaciones y beneficios laborales extras. Esto permite que los empleados se sienten felices en sus puestos de trabajo y respondan mejor a sus responsabilidades.

    Los consultados dicen que, contrario a lo que se cree, implementar estrategias que procuren la felicidad de los trabajadores no es costoso. Las empresas no deben invertir en lo material, sino en generar experiencias, puntualiza Naranjo. Es cuestión de creatividad y de mostrar verdadero interés por las personas, como obsequiar pequeños presentes a los empleados por su cumpleaños, el nacimiento de un hijo, la recuperación de un familiar enfermo, etc.

    Este año, Ecuador subió siete puestos en el Reporte Mundial de Felicidad, elaborado por la ONU, y se ubicó en el número 44, un lugar favorable considerando que se evaluaron a 145 países. Uno de los aspectos que analiza este reporte es el ámbito laboral.

    El estudio evidencia que los empleados que están bien remunerados son más felices y están más satisfechos con sus vidas y sus trabajos. Sin embargo, aunque algunas personas no perciban sueldos altos, valoran el equilibrio trabajo-vida como un fuerte indicador de la felicidad laboral.

    Seguros Equinoccial implementó el Proyecto Happiness en el 2014 para recompensar la labor que ejecutan sus colaboradores. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Seguros Equinoccial implementó el Proyecto Happiness en el 2014 para recompensar la labor que ejecutan sus colaboradores. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Universidades de EE.UU. y Reino Unido son las ‘top’

    Agencia EFE

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    Las universidades de EE.UU. y el Reino Unido, entre ellas Stanford y Oxford, son las mejores del mundo en las categorías de Ciencias Sociales, Derecho, Educación y Economía, según un ranking publicado la semana pasada por el diario The Times.

    El índice, conocido como “Times Higher Education” (THE), detalla las 100 mejores instituciones académicas en Ciencias Sociales, Derecho, Educación y Economía y Negocios, entre las que figuran algunas de España y América Latina.

    Esta es la primera vez que se tienen en cuenta carreras de Derecho y Educación en este ranking, mientras que el índice sobre Ciencias Sociales y Economía y Negocios se ha ampliado.

    En Ciencias Sociales, la Universidad de Oxford ocupa el primer lugar, seguida por las estadounidenses de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, mientras que Stanford está en el cuarto puesto, antes de la también estadounidense de Princeton.

    En sexto puesto está la inglesa de Cambridge, seguida de las universidades estadounidenses de Chicago, Yale y Michigan. En este apartado, la Universidad Autónoma de Barcelona ocupa el puesto 126, seguida de Pompeu Fabra (151), la Autónoma de Madrid (201), y la Politécnica de Valencia (251). Entre las latinoamericanas, para Ciencias Sociales, están la brasileñas de San Pablo (201) y de Campinas (201), la Federal de Pernambuco (301) y la Católica Pontificia de Chile (301).

    El director editorial del THE, Phil Baty, dijo que es la primera vez en los ocho años de este ranking que una institución del Reino Unido -Oxford- figura como primera en Ciencias Sociales, dejando en segundo lugar a la Universidad de Stanford. En cuanto a Derecho, la Universidad estadounidense Duke es la primera, seguida de Stanford, Yale y Chicago, en tanto que la inglesa de Cambridge aparece en quinto lugar, seguida de Oxford.

    En cuanto a carreras de Educación, los dos primeros puestos los ocupan las universidades de Stanford y Harvard, mientras que la inglesa de Oxford está en tercer lugar, seguida de la de Hong Kong. En el quinto esta la Universidad de California Berkley, seguida de Wisconsin-Madison (EE.UU.), la de California (Los Ángeles) y la de Michigan (EE.UU.), mientras que no figuran universidades españolas o latinoamericanas.

    En las carreras relativas a Economía y Negocios, la Universidad de Stanford ocupa el primer puesto, seguida del Instituto de Tecnología de Massachusetts y la inglesa de Oxford. En cuarto lugar se sitúa la London Business School y en quinto puesto la de Cambridge, mientras que Harvard ocupa el sexto lugar seguida de la de Chicago y la de Northwestern (EE.UU.).

    De España, la Universidad Pompeu Fabra se coloca en el puesto 40; la Autónoma de Barcelona en el 92; y la de Navarra se sitúa en el 101; de las latinoamericanas figura el Instituto de Tecnología de Monterrey, en el puesto 176.

    La Escuela de Negocios de Harvard está entre las mejores de su categoría, según la medición. Foto: Archivo
    La Escuela de Negocios de Harvard está entre las mejores de su categoría, según la medición. Foto: Archivo