La Universidad Politécnica Estatal del Carchi (UPEC) inauguró el pasado 1 de junio del 2020, el nuevo periodo académico junio- octubre 2020. Este ciclo se desarrollará bajo la modalidad no presencial, debido a la emergencia sanitaria. En la inauguración virtual, el rector Jorge Mina expresó que este semestre estará marcado por nuevas oportunidades, esperanzas y expectativas.
Aseguró que la calidad en la enseñanza será el aspecto primordial y distintivo de la institución y los estudiantes, su razón de ser. La nueva administración -que reemplaza a la anterior que era dirigida por Hugo Ruiz- presentó un imagotipo, que refleja los tres pilares fundamentales que identificarán la gestión. Estos son la academia, talento humano y sustentabilidad.
Según Mina, el tiempo que lleva al frente de la UPEC le ha permitido demostrar la capacidad del equipo de trabajo para reaccionar y afrontar los retos inmediatos que implica esta crisis sanitaria. Entre ellos la capacidad de adaptarse a modalidades de estudio en línea y a distancia, con entornos virtuales, guías didácticas y recursos de comunicación.
Igualmente, Teresa Sánchez, vicerrectora del plantel, dio la bienvenida a los estudiantes. Explicó que la universidad ha realizado diferentes esfuerzos para cambiar el paradigma de clases presenciales por una educación virtual.
Dentro de esa dinámica, la implementación de guías didácticas y el sistema e-learning permitirán que los estudiantes tengan acceso a bibliotecas virtuales, contenidos, actividades y procesos de evaluación asegurando su conocimiento.
Miguel Erazo, representante de los estudiantes, agradeció el voto de confianza depositado por la comunidad universitaria. Manifestó sus ganas de colaborar con las autoridades para luchar por una educación inclusiva de calidad.
Durante el acto virtual de inauguración se presentó el vídeo Educamos para transformar el mundo, que reseña la nueva marca institucional de la UPEC. El imagotipo cuenta con símbolos entre los que están un libro que representa la sabiduría, el intelecto, la responsabilidad, la educación y la cultura. También hay personas que simbolizan a quienes conforman la universidad y el arduo esfuerzo desde sus diferentes roles para aportar con la misión institucional.
Las autoridades de la Universidad Politécnica Estatal del Carchi inauguraron el semestre de manera virtual. Cortesía
El grupo de investigación Transdisciplinariedad, Educación y Sociedad (Trends) de la Universidad Nacional de Educación (UNAE) y RecetasTIC (Perú) organizaron el proyecto educativo #EDUvsCOVID19. Lo hicieron junto con un equipo de académicos, profesionales, especialistas e investigadores en educación y tecnología educativa de siete países de América y Europa.
Son expertos de Perú, Colombia, Venezuela, España, Chile, México y Ecuador. El objetivo es que los docentes de educación inicial, básica regular (media) y superior se capaciten en los procesos y herramientas que brinda la educación en línea.
De acuerdo con información de la Universidad Nacional del Educación, “esta iniciativa ha tenido gran acogida por parte de los y las docentes en los ámbitos nacional e internacional”.
En su primera y segunda temporada, que se cumplieron el pasado 20 de marzo y el 6 de abril, respectivamente, se lograron alcanzar en redes sociales más de 12 199 interacciones y 100 827 reproducciones de los webinar. Las temporadas son consideradas como una serie de ponencias, que se efectúan durante un período.
Además, se alcanzó a 212 623 personas, pero sobre todo llegó a más de 2 000 personas, que siguieron las transmisiones en vivo mediante Facebook y YouTube.
En este contexto fue indispensable crear estrategias innovadoras abiertas que permitan acercarse a docentes y estudiantes que se vieron enfrentados a una nueva realidad, dijo la UNAE.
Con el apoyo de ponentes ecuatorianos, peruanos, colombianos, chilenos, venezolanos, españoles y mexicanos se desarrollaron 19 webinars que aportaron con orientaciones necesarias para lograr un aprendizaje efectivo y colaborativo en beneficio de la comunidad educativa.
Entre otros temas se dictaron Cómo reinventar mi profesión en una era digital, Cómo diseño materiales didácticos para mis clases virtuales, entre otros temas relacionados con la coyuntura.
En el marco de las activadas realizadas dentro de estos encuentros virtuales, también se dieron a conocer los resultados del proyecto denominado Educación y pobreza en Ecuador: factores, retos y propuestas para la transformación educativa y el desarrollo sostenible. Fue presentado a los asesores y a los auditores educativos de la Coordinación Zonal 6 del Ministerio de Educación.
De acuerdo con el comunicado de la Universidad Nacional de Educación, también se compartió la iniciativa #EDUvsCOVID19 aportes para comprender la transición del aula presencial hacia el aula virtual.
El pasado 21 de abril se inició la tercera temporada del proyecto #EDUvsCOVID19 denominado Mentoring. Tuvo el apoyo del Centro de Capacitación de la Universidad Católica de Cuenca.
También contó con la participación de ponentes colombianos, peruanos y ecuatorianos. Entre otros estuvo, Enrique Pozo, rector de la Universidad Católica de Cuenca, Jesús Di Filippe, representante estudiantil de este mismo centro de estudios superiores) y Stefos Efstathios y Diego Apolo, quienes miembros del grupo Trends de la Universidad Nacional de Educación.
En esta ocasión hubo 12 526 reproducciones en Facebook y YouTube. Además, 440 reacciones y 636 comentarios. Finalmente, estas ponencias fueron compartidas en redes sociales por 189 personas.
La tercera temporada de ponencias se cumplió el 21 de abril pasado en las plataformas de Facebook y YouTube. Tuvo más de 12 500 reproducciones. Foto: Cortesía UNAE
Las carreras de Tecnología Superior en Ventas y Logística de Almacenamiento y Distribución funcionarán desde septiembre en la Universidad del Azuay, en Cuenca. El lanzamiento estaba previsto para el 13 de marzo, pero se aplazó por la declaratoria de emergencia sanitaria en el país.
Ambas alternativas se desarrollarán bajo el modelo educativo alemán de formación dual. Es decir, los estudiantes recibirán clases teóricas en este centro de estudios azuayo y harán prácticas en las empresas formadoras.
Estas propuestas académicas cuentan con el aval de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca. En cada una de estas carreras se tiene previsto un mínimo de 25 estudiantes matriculados y un máximo de 30. Además, se estima contar con el respaldo de 35 empresas formadoras, explica el presidente de la Corporación Formados, Andrés Robalino.
Esta organización impulsa esta modalidad de estudios desde el ámbito privado en el país.
El tiempo de duración de los estudios será de dos años y medio, agrega Robalino, quien también es director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca.
La formación se dividirá por semestres. La tercera parte del costo será pagada por el estudiante, el mismo porcentaje será un aporte de la universidad y el valor restante asumirán las empresas.
“Esa una buena alternativa porque el costo para el estudiante se reduce y tiene un alto porcentaje de quedarse trabajando en la empresa formadora”, dice Robalino.
Según él, en la actualidad, se cuenta con más de 14 convenios firmados con empresas azuayas de toda índole. Este tipo de técnicos, explica, son necesarios en cualquier sector ya sea de la construcción, financiero, turístico, manufacturero y comercio. No hay restricción en edades, solo se requiere ser bachiller.
Robalino dice que como Cámara de Industrias, Producción y Empleo lideran la formación dual en el país y siempre están buscando llenar los vacíos laborales que tienen las empresas. El año pasado se realizó una investigación de la demanda de las empresas afiliadas y se determinó que estas dos carreras son necesarias.
“En función a esa respuesta de nuestras empresas afiliadas, nos reunimos con los representantes de la Universidad del Azuay con el objetivo de crear estas carreras”, señaló Robalino.
Posteriormente, se inició un proceso de revisión de las mallas curriculares alemanas en conjunto con los profesores de este centro de estudios superiores y los empresarios interesados y fueron aprobada por el Gobierno.
“Con esta formación nos ha ido bien en Ecuador porque ha podido implementar este sistema de forma total como se realiza en Alemania. Por eso hemos asesorado en otros países cómo hacerlo”, dice Robalino.
El representante de los industriales cuencanos agrega que el desempleo de los estudiantes que siguen una carrera dual oscila entre el 3% y 4%, “muy por debajo de lo que ocurre en otros casos”.
La Universidad del Azuay será la sede de las nuevas carreras. Hay cupo para 30 personas por especialización. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
Las universidades ecuatorianas evolucionan y miran el presente y el futuro con optimismo. Los centros de educación superior van conectándose con las nuevas tendencias educativas y están conscientes de la necesidad de actualizarse, para cumplir con las demandas de los estudiantes, cada vez más conectados y exigentes.
Esta evolución se observa en universidades que ya abordan en sus aulas temas muy actuales, como la industria 4.0, la formación dual o la economía naranja. Allí existen avances, pero también tareas por desarrollar. Los representantes de la academia saben que la investigación de calidad, los equipos docentes altamente calificados y la infraestructura adecuada les permitirá avanzar y ofrecer carreras acordes a los tiempos que corren.
Los alumnos son un punto fundamental en esta evolución. Ellos están cada vez más informados, suman conocimientos dentro y fuera de las aulas y anhelan un futuro profesional exitoso. Por eso el reto de las universidades ecuatorianas es grande.
Las decisiones que se tomen, pensando en el bien del Ecuador, marcarán un antes y después en el quehacer académico.
La realidad de las universidades ecuatorianas está marcada por desafíos y por un proceso de evolución. Incorporar tecnologías en las aulas, ser más inclusivas, conectar con el sector empresarial, estar al tanto de tendencias globales y mejorar la tasa de estudiantes son algunos de los retos.
En Ecuador, hasta el 2018 se contaban 60 universidades y escuelas politécnicas. 33 eran públicas, 19 particulares autofinanciadas y 8 eran particulares cofinanciadas, según datos de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).
La entidad detalla que la tasa de matriculación en educación superior universitaria en el 2018 fue de 20,2%, del total de la población con edades comprendidas entre 18 y 24 años. Además, se ofertaban 1979 carreras hasta finales del 2018.
En medio de este panorama existen avances. Por ejemplo, en las aulas ya se habla de la cuarta revolución industrial, así como de la economía naranja. También se cuenta la formación dual que promueve una educación técnica avanzada en la que los beneficiados son las empresas y los estudiantes universitarios que están por ingresar al mercado laboral.
Los expertos saben que hay un recorrido destacable, pero también están conscientes de que falta cumplir tareas. Juan Manuel García-Samaniego, director del Área Biológica de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), comenta que las universidades sí generan planes y procesos para alcanzar sus funciones de investigación, docencia y vinculación con la sociedad. “Esto exige que se apliquen procesos de innovación social e innovación científica en campos de ciencia aplicada y resolución práctica de problemas sociales en las comunidades y de respuestas a las necesidades empresariales”.
Este investigador considera que la universidad se acerca a la empresa cada vez más. “Ya se apuesta por patentes e incluso asociaciones con la finalidad de apostar a sectores como la robótica, inteligencia artificial, biotecnología, nanotecnología o la Internet de las cosas. Esto obliga a la gran mayoría de instituciones de educación superior a reinventarse”.
García-Samaniego añade que las instituciones de educación superior tienen ‘materia prima’ para generar innovación. “La capacidad actual instalada de la mayoría de las universidades es bastante óptima. La exigencia de formación Doctoral en temas biomédicos, informáticos, sin desestimar los ámbitos de las ciencias sociales y humanas, permiten que el alineamiento hacia procesos innovadores sean una realidad”.
Otra mirada la tiene Nelson Baldeón, vocero del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Ecuador. Él asegura que el país tiene una gran tarea para conectarse con el mundo digital e innovador.
El primer paso es, según Baldeón, formar una generación de niños y adolescentes enfocados en las ciencias STEM ( Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y en Artes. “Esa será una base sólida que permita implementar inteligenciaartificial, big data, etc, que luego se traduce en beneficios para la industria nacional”.
El representante del MIT añade aún faltan más programadores, ingenieros, desarrolladores, “la parte fuerte del mundo digital”.
En el tema específico de la industria 4.0, Baldeón asegura que ya se cuentan iniciativas o talleres, pero no existe una malla curricular sostenida que permita llegar a los llamados ‘Fab lab’ o talleres de fabricación digital en donde se desarrollan soluciones para la sociedad y las empresas. Baldeón también reconoce que si bien las carreras del mundo digital son necesarias, las universidades no las pueden ofertar si es que no existe demanda.
Silvia Aguirre, contralora académica de la Universidad Ecotec, reconoce que la cuarta revolución industrial ya está presente y que las universidades deben estar listas . “El mercado sigue evolucionando hacia un entorno donde prima la tecnología y esto no es ajeno a ninguna carrera, incluso a las llamadas tradicionales”.
Según Aguirre, las universidades tienen que estar en capacidad de identificar estas tendencias y transformaciones que se van dando en la ciencia y en el mercado, para presentar una oferta académica que permita a los estudiantes enfrentar nuevos desafíos.
Datos de la Senescyt indican que en las universidades del país las carreras se centran hoy en día en áreas como la administración de empresas, la educación y la ingeniería. Las carreras enfocadas en tecnologías de la información están rezagadas.
¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de la universidad ecuatoriana? García-Samaniego, de la UTPL detalla: Las fortalezas son el capital humano y el recurso humano capacitado. Los jóvenes mileniales con necesidades de aprendizajes no formales que pueden ser aprovechados son una oportunidad. Además, cree que los recursos financieros y de infraestructura deben optimizarse. Una sugerencia es que las universidades consigan fondos de investigación internacional.
Las instituciones de educación superior trabajan para sumarse al mundo digital y para mantener la calidad de su oferta. Foto: Freepik.com
Al culminar la educación secundaria hay bachilleres que no saben qué carrera escoger para estudiar en el futuro.
En el segundo semestre de este año, más de 200 000 rindieron el examen Ser Bachiller, a escala nacional, para graduarse.
Con el fin que les sea más fácil escoger una profesión y no duden de su decisión, algunos colegios dan acompañamiento a sus alumnos en años previos a tercer curso de bachillerato.
Ximena Aguinaga, consejera universitaria de Liceo Campoverde, comentó que se guía a los jóvenes de la institución con base en sus aptitudes y actitudes desde que están en décimo de básica.
En ese año, los alumnos realizan voluntariado y pasantías con el fin de mejorar su hoja de vida para mejorar su perfil y poder aplicar en un futuro a una beca.
“A partir de primero de bachillerato aplicamos un proceso de orientación vocacional. Los chicos asisten a diferentes ferias de universidades que hacemos en el colegio. Son ocho al año. Cuando los jóvenes llegan al último año de colegio comenzamos a hablar de un país o universidad de su preferencia”, explicó Aguinaga.
En el año escolar que terminó, 168 universidades (internacionales y nacionales) se contactaron con la consejera vocacional para mostrar su oferta académica a los alumnos de Liceo Campoverde.
Alumnos se informan sobre la carrera de ingeniería de software que oferta esta casa de estudios. Foto: Cortesía Udla
Una de ellas es la Universidad de las Américas (UDLA), que en el último año escolar se contactó con 300 instituciones educativas.
Esta institución, al igual que otras de tercer nivel, realizan ferias dentro de los colegios o en sus instalaciones para que conozcan sus laboratorios y sedes.
En estos eventos, los colegiales interactúan con estudiantes de las diferentes carreras y se informan sobre la profesión de su interés.
Paralelamente, la universidad da asesoramiento psicológico para los postulantes. Como parte de este proceso se realiza un test aptitudinal a los estudiantes.
Nicolás Carranza, exalumno del colegio Spellman, comentó que cuando estaba en último año cumplió con esta evaluación.
Representantes de la UDLA fueron “a los cuatro cursos de tercero bachillerato, nos tomaron el examen, llenamos un documento con las carreras que más nos interesaban y dimos nuestros datos personales para recibir información sobre las materias y demás”.
Después de un mes les entregaron los resultados a los chicos.
Además, Carranza recordó que en el transcurso del año escolar fueron tres universidades nacionales para informarle a él y a sus compañeros sobre sus servicios.
Previo a esto, cuando cursaba primero de bachillerato, asistió a una feria que la unidad educativa realizó. Al evento asistieron universidades de Quito, internacionales, institutos, cursos para estudiar idiomas en el extranjero y preuniversitarios.
La opción que el joven de 18 años escogió fue estudiar inglés en Londres por seis meses, ya que él no está seguro de la carrera que quiere seguir y prefiere pensar bien antes de tomar una decisión.
La gestión la realizó con una agencia de idiomas internacional que conoció en la feria.
La Universidad UTE es otra de las instituciones que participa en ferias como invitada y que realiza tours en sus campus.
Adicionalmente, trabaja en conjunto con orientación vocacional de los colegios para ayudar a los estudiantes en su formación y a tomar una decisión para el futuro.
Alumnos de colegio asistieron a una feria y también a las instalaciones de la UDLA para informarse sobre la carrera de ingeniería de software que oferta esta casa de estudios.Foto:Cortesía Udla
La cuarta revolución industrial ha impactado en todas las áreas de la sociedad, incluida la educación superior.
En ese marco, las universidades han tenido que ajustar sus procesos para adaptarse a esta ola de cambios. Entre las nuevas tendencias de formación en este sentido se encuentra el uso de métodos diversos para enseñar, el valorar las calificaciones internacionales, la aplicación de la responsabilidad social, el emprendimiento, el aprender en la experiencia, etc.
Giuseppe Marzano, decano de la Facultad de Posgrados de la Universidad de Las Américas (UDLA), explica que la principal preocupación de una universidad es encontrar métodos que permitan demostrar que a través de la formación, de pregrado o posgrado, el estudiante haya aprendido.
Una forma de conocer si eso pasó es a través de los procesos de acreditación. “Estas se encuentran en la frontera del desarrollo de la educación superior. A través de métodos directos e indirectos, prácticas universitarias, entrevistas con estudiantes y graduados, etc., las acreditadoras logran cruzar lo que las instituciones dicen y lo que los alumnos conocen”.
Otra tendencia actual está en los posgecuarados: la reducción del tiempo de los mismos. Es común, internacionalmente, que solo duren 12 meses, con ciertas excepciones que se extiendan a unos 18.
En Ecuador ya se está dando. En la UDLA, por ejemplo, todas sus maestrías, salvo el MBA, se dictan en un año. En ese período los alumnos aprenden todo lo que requieren; no se ha quitado información al ajustar los tiempos.
Esta y otras nuevas tendencias de educación también se están aplicando en las universidades públicas del mundo. Un estudio de la consultora Deloitte, denominado El futuro de la educación superior pública, hace un análisis sobre los cinco modelos para esta formación en el siglo XXI.
Estos están vinculados con la universidad en la que se comparte más entre los estudiantes y la parte administrativa; se desarrolla el emprendimiento; se impulsan experiencias de trabajo al vincular a los alumnos y las empresas privadas; el aprendizaje universitario desde el colegio, a través del acceso a cursos y seminarios y, finalmente, el manejo de presupuestos tanto del Estado como de entidades privadas para dar su apoyo a las instituciones.
Con relación a las universidades emprendedoras, el estudio señala que buscan incentivar la innovación por facultad en campos individuales con mucha más coordinación a través del Estado y el sistema. Los programas de grado y los currículos son influenciados, centralmente, mediante la definición de metas claras por el estado, el sistema, y las instituciones.
El portal Universia Colombia considera que la tecnología es parte fundamental dentro de las nuevas tendencias universitarias.
La enseñanza masiva, a sectores de la sociedad que no tienen acceso a programas de pregrado y posgrado, se logra a través de las universidades con cursos en línea. Se trata de los llamado MOOGS.
Asimismo, Marzano, de la UDLA, considera que para la enseñanza no solo hay que centrarse en el libro, sino que deben usarse diferentes tipos de tecnologías. A la par, explica que la tendencia actual no solo es aprender teoría sino que haya siempre práctica.
Otro aspecto que está presente en el mundo de hoy en las universidades es la adopción de prácticas de responsabilidad social. “Esto como parte de su estrategia y cada vez más estos desarrollos están siendo vinculados y entrelazados con los procesos de internacionalización de las instituciones (…) A través de ello están educando a los estudiantes a convertirse en actores socialmente responsables después de su graduación”, dice el portal Universia Colombia.
Las clases
El portal Universia Colombia explica que durante este año existen nuevas formas de aprender, como la clase invertida.
“En esta se cambian las tareas realizadas en el aula. Con esta metodología, es el alumno el que debe preparar la clase en su tiempo libre de estudio, a través de los diversos y variados recursos facilitados. El aula es el lugar para poner en común lo trabajado en casa, resolver dudas, generar debates y centrarse en la aplicación práctica de la materia, con la idea de consolidar los conceptos”.
Asimismo, otra alternativa es el aprendizaje basado en proyectos. Este “supone que los estudiantes aprendan trabajando en equipo, compartiendo información y creando un espacio educativo colaborativo. En este sentido, las clases funcionan como laboratorios y espacios de creación, donde los estudiantes investigan sobre las posibles soluciones a los proyectos que se les plantean”.
La presencia de laboratorios, de diferentes áreas, es fundamental para que los estudiantes absorban más conocimiento en la práctica. Esto se complementa con las pasantías o el aprender haciendo.
Carreras
La revolución industrial obliga a las universidades a diseñar carreras acorde con las exigencias del mercado. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que, incluso, hay demanda de trabajos tan descabellados como sicólogos de plantas.
Sin embargo, también hay otros vinculados con el control de drones o la economía del cuidado.
En ese marco es que los centros de estudio tienen la obligación de ofrecer a los alumnos posibilidades para responder a los requerimientos profesionales de las firmas. Se trata de los denominados empleos del futuro.
Por cada empleo que se pierda durante la cuarta revolución industrial otros tres se crearán. Aquellos que sean parte de la fuerza laboral, sin embargo, deberán enfrentar y ajustarse a condiciones laborales diferentes. Las profesiones tradicionales no desaparecerán, pero será necesario que se conecten con la tecnología.
Detallles OIT. El organismo hace un llamado a las universidades para que desarrollen nuevos programas de estudio con el objetivo que las personas obtengan conocimientos que vayan de la mano con las nuevas profesiones que aparecen.
Formación. Durante la digitalización, capacitarse se vuelve, entonces, un imperativo tanto para estudiantes como profesionales. Aquellos que no se acoplen a los nuevos requerimientos laborales tienen mayores probabilidades de ser despedidos y reemplazados con los que tienen las competencias requeridas.
Una tendencia en los posgrados es que las maestrías duren un año. En la UDLA ya ofrecen estos programas. Foto: Cortesía UDLA
Iniciar un grado o un máster en Madrid, seguirlo en París y terminarlo en Berlín empezará a convertirse en realidad para los alumnos de las 11 universidades españolas integradas en las alianzas entre campus del proyecto “Universidades Europeas” de la Comisión Europea (CE).
Se trata de un proyecto pionero -en el que participan 11 centros españoles-, que podría multiplicar por 10 la movilidad en el ámbito universitario: “Se busca llegar al 50% de los alumnos en movilidad”, explica Elena Floristán, vicerrectora de Coordinación Estratégica de la Universidad Católica de Valencia que, en la actualidad, cuenta con un 4% de estudiantes en el programa Erasmus.
“Universidad tiene que ver con universo” y el objetivo de todo centro universitario y de estas alianzas es “tender a lo internacional y a compartir el conocimiento”, destaca el vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid, Dámaso López.
Estas alianzas suponen “europeizar de forma transversal la actividad universitaria” y “modernizar y flexibilizar la educación superior”, señala la vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Granada, Dorothy Kelly.
Pero, ¿cuándo empezó a idearse esta red de campus? ¿Qué permitirá a alumnos, profesores, investigadores y personal de administración? ¿Qué universidades españolas participan? ¿Con qué financiación?
A estas y otras preguntas han respondido representantes de varias de las universidades españolas seleccionadas para estas alianzas.
Origen de las alianzas
La idea de una “universidad transnacional” es una propuesta lanzada por el presidente francés, Enmanuel Macron, en la Universidad de la Sorbona en 2017. En octubre de 2018 la CE lanzó el proyecto piloto que comienza este año y funcionará plenamente en 2025 para integrar y mejorar el nivel de la enseñanza superior en la UE.
Está previsto que entre septiembre y noviembre de 2019 las alianzas de las universidades europeas empiecen a cooperar y que a principios de 2021 haya un despliegue completo.
El objetivo final de los campus europeos, coinciden algunos de los coordinadores de las alianzas, es aspirar a una integración completa en cuanto a reconocimiento inmediato de créditos, procedimientos administrativos y metodología docente, que implicará de forma transversal a todos los actores de la universidad europea.
“La idea fundamental es que un estudiante que va marcando su itinerario y sus intereses tenga un acompañamiento de todos los servicios académicos” para que, de este modo, “pueda estudiar en las tres, cuatro o cinco universidades del consorcio una parte de su carrera”, explica el delegado del rector para las universidades europeas en la Universidad de Cádiz, José Antonio Muñoz-Cueto.
“El punto final es la emisión de un título firmado por la denominada ‘Universidad Europea’ y el resto de participantes en el consorcio”, añade.
Además, los consorcios buscarán potenciar y consolidar las relaciones con las empresas de diferentes áreas socioeconómicas para favorecer la capacitación de un alumno que “debe estar en contacto con el sector productivo”, explica Muñoz-Cueto.
La idea es que haya práctica y teoría a la par.
Detalles España. Forma parte de la alianza con 11 universidades en 11 de las 17 alianzas: la Universidad Complutense de Madrid (1Europe); Universidad de Granada (Arqus); Universidad de Barcelona (Charmeu); Universidad Autónoma de Madrid (Civis); la Fundación Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (Conexus). También la Universidad Autónoma de Barcelona (ECIUn); Universidad Pompeu Fabra (Eutopia); Universidad de Valencia (Forthem); Universidad de Cádiz (SEA-EU); entre otras.
Está previsto que entre septiembre y noviembre de 2019 las alianzas de las universidades europeas empiecen a cooperar y que a primeros de 2021 haya un despliegue completo. Foto: EFE
A través de una feria de ciencia y tecnología, los estudiantes de Química y Biología de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas mostraron cómo trabajan en el cuidado de plantas medicinales, usadas por los ancestros. El proyecto Rescatando las plantas medicinales en Esmeraldas busca incentivar el cultivo de estas especies entre quienes habitan cerca de la ciudadela Nuevos Horizontes, donde está la Universidad.
Los estudiantes de estas especialidades se encargan de la producción de plantas como el boldo, utilizada para calmar el dolor y bajar los niveles de colesterol. También siembran chiyangua, una especie que generalmente es usada para condimentar los alimentos, aunque también muchos comuneros afros dicen que es útil para cicatrizar heridas. En la exposición, que se realizó el pasado lunes, se habló de las bondades de muchas especies que son parte de este proyecto como la altamisa, que se usa para aliviar los cólicos menstruales.
Algunos vecinos de la Luis Vargas Torres ya son parte de esta iniciativa con pequeños cultivos de citronela o limoncillo, cuya raíz es utilizada para bajar los problemas de presión arterial o también para aliviar el estrés o la ansiedad. Orfelina Mercado siembra plantas medicinales desde hace 20 años y ha aportado con sus conocimientos ancestrales en el cuidado de especies como el llantén, conocido por sus ‘bondades’ desinflamatorias.
Mercado también produce la planta doncella en la parte más húmeda de su patio. Según la creencia popular, a esta planta la buscan más las parteras para calmar las dolencias de las madres, luego de dar a luz.
Los habitantes de Las Orquídeas también siembran escancel, del cual se extrae el zumo y se toma como purgante durante nueve noches. Esta especie de ritual era muy común entre los primeros pobladoresafros.
El rector de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres, Girard Vernaza, explicó que esta institución está interesada en rescatar las tradiciones del pueblo afroesmeraldeño, como las creencias relacionadas con la medicina tradicional.
A través del programa de Vinculación con la Comunidad se trabaja en una propuesta más amplia para que se aproveche los terrenos fértiles de la zona y se siembren plantas medicinales como ya ocurre en la zona norte de la provincia.
El rector de la U. Luis Vargas Torres, Girard Vernaza (verde), participó en la feria. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
Alrededor de tres millones de ecuatorianos emprendieron un negocio el año pasado (2017). Así lo registra el Monitor de Emprendimiento Global 2017 (GEM, por sus siglas en inglés).
El estudio recopila la opinión de 2 060 adultos. De ese total, el 52% manifestó su intención de emprender. Pero el miedo al fracaso es un obstáculo para el 31%.
Para fomentar el espíritu emprendedor, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) de Guayaquil, organizó la semana de la innovación. Durante seis días, estudiantes, docentes, graduados e investigadores se conectaron con actores del sector productivo.
Esta primera edición fue una especie de entrenamiento, dirigido por el Centro de Emprendimiento e Innovación i3lab, y se enmarcó en la semana global del emprendimiento. “Esta es una vitrina que muestra las diferentes aristas sobre cómo hacer innovación y cómo esta impacta en el desarrollo del país, integrando a los jóvenes talentos, la industria, la academia y la sociedad”, aseguró Guido Caicedo, director del centro.
En el radar ecuatoriano se destacan dos tipos de emprendimientos: los tradicionales (de crecimiento lineal) y de alto impacto (de crecimiento exponencial).
Estos últimos generan mayor valor, según David Chang, coordinador de transferencia tecnológica del i3lab. Sin embargo, los primeros son los más frecuentes y algunos mueren dentro de cinco o diez años, de acuerdo con datos de GEM. “Esto es normal -aclara-. El tema es convertir esa energía de capacidad emprendedora en emprendimientos de alto impacto”.
Pero existen cuatro brechas en las que i3lab está trabajando. Una de ellas se relaciona con mejorar la calidad de las ‘start ups’ o negocios en la era digital. Otra apunta a la transferencia tecnológica ligada a la comercialización de la investigación científica; es decir, crear capacidades en las universidades para generar innovación atractiva para las empresas.
La educación es otro punto y se vincula con el fortalecimiento de la cultura de emprendimiento en los estudiantes y docentes, que los impulse a crear nuevas empresas.
Finalmente está el juego de cambio, por el lado de la innovación empresarial. Esta se refiere a que las empresas grandes y pequeñas se involucren con el ecosistema de innovación y absorban investigación para ser competitivas.
“El ecosistema de innovación necesita cerrar estas brechas para empezar a exportar conocimiento, emprendimientos, competitividad”, asegura Chang.
Según el GEM, el país fue el segundo de la región con menor nivel de internacionalización.
El pasado martes fue el Tech Transfer Camp. En este taller intensivo se habló sobre propiedad intelectual, modelos de negocios basados en ciencia y acuerdos interinstitucionales.
Marianela Ortiz es parte de i3lab y dio pautas de búsqueda en línea de ideas previas para verificar qué tan innovador es un emprendimiento. “Hay que revisar las patentes para darnos cuenta qué está haciendo el mundo, según diferentes temas de investigación”.
El ingenio es la clave para patentar inventos, explicó el abogado Flavio Arosemena. Dijo que 90 de cada 100 patentes son extranjeras y que en los últimos años hay un aumento de las locales.
La innovación también fue el eje de Empower Girls in charge 2018, una iniciativa de Girls inTech que reunió a 800 estudiantes de universidades y colegios en Guayaquil. Ellas se entrenaron en economía digital y colaborativa, inversión, emprendimiento digital e igualdad de género.
Girls in Tech busca cerrar la brecha que hay entre las mujeres y las tecnologías. En países como EE.UU., el 2% de los emprendimientos es liderado por mujeres.
Donna Harris, una de las mujeres más influyentes de Estados Unidos y cofundadora de 1776, participó en el encuentro de la Espol. Ella puntualizó que las emprendedoras tienen múltiples oportunidades en el manejo de la tecnología: ser empresarias, inversionistas o constructoras de un ecosistema de negocio
Estudiantes, docentes, graduados e investigadores participaron de la semana de la innovación, en la Espol. Foto: Mario Faustos / LÍDERES