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  • Un lojano que brilla en las aulas de Harvard

    Carolina Enriquez

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    De su infancia su principal recuerdo son los juegos con los niños de la calle. Eso marcó, en gran parte, la historia personal de Juan Pablo Chauvín, un lojano que, actualmente, es candidato a un PhD de políticas públicas en la Universidad de Harvard, Boston.

    En 1977, antes de que naciera, sus padres abrieron la fundación Cisol, que impulsa el desarrollo para ese grupo vulnerable. Sus vivencias con aquellos pequeños le llevaron a plantearse interrogantes como el porqué de la pobreza en el mundo y cómo superarla.

    Al crecer, estas preguntas no desaparecieron y provocaron su viaje a Quito para estudiar sociología en la Universidad San Francisco (USFQ). Mientras cursaba su carrera tuvo que tomar la materia de economía y allí se dio cuenta de su importancia para el mejoramiento de las condiciones de vida de la sociedad y no solo su vínculo con las empresas.

    Empezó como una clase, pero se convirtió en una carrera paralela. Sacrificó, incluso, los veranos y en el 2000 Chauvín se graduó de sociólogo y economista.

    Como la tierra llama y las oportunidades también, regresó a Loja, donde trabajó por dos años en el ingenio azucarero Monterrey, aplicando sus conocimientos económicos sobre producción, calidad, manejo de personal, etc.

    Sin embargo, él quería ampliar sus conocimientos. En el 2002 dejó su trabajo y volvió a Quito para iniciar una maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) sobre políticas públicas en desarrollo local.

    Fue uno de los primeros retos académicos y económicos que superó ya que sus estudios los hizo tras ganar una beca del Fondo de Solidaridad. “Nada fácil”, dice.

    De su paso por Flacso queda su libro ‘Conflicto y Gobierno Local – el caso del transporte urbano en Quito’. El texto, que originalmente fue su tesis de grado, detalla los conflictos generados por los transportistas y las acciones desarrolladas por las administraciones municipales para superarlos.

    Para ese entonces ya le había picado el ‘bichito’ por conocer más sobre el desarrollo y la economía de las ciudades. Eso solo se profundizó durante su trabajo con la cooperación alemana en Ecuador.

    Los conocimientos que obtuvo en su empleo, su preparación académica y notas, así como la redacción de su libro le permitieron dar el salto al exterior. Postuló para una maestría en, al menos, 10 universidades y accedió a cuatro. Una de ellas fue Harvard.

    En el 2008 comenzó a estudiar la maestría en administración pública, con énfasis en desarrollo internacional gracias, también, a financiamiento. Es, a su decir, la más difícil del mundo en su área.

    Alcanzar esta meta no sorprendió a amigos como Carlos Granda, a quien conoce desde los ocho años. Como buenos lojanos, vinculados al arte, quisieron de niños escribir el guion de una película y ya de adultos mantienen su gusto por la música y la guitarra.

    De Chauvín asegura que ha “redefinido el concepto de excelencia”, citando a Ricardo Hausmman. Este economista venezolano fue profesor del académico en Harvard y la persona que más ha influido en su formación.

    Junto a él, Chauvín trabajó en el Centro de Desarrollo Internacional de la famosa universidad. En la institución, el académico lojano ha conocido personalidades de la economía entre los que está Dani Rodrik, Larry Summers, el premio Nobel Amartya Sen -a quien casi atropella una vez con su bicicleta- y a otro de sus mentores, Edward Glaeser, el más famoso economista urbano del mundo.

    Al centro llegó luego de una invitación para trabajar, una vez que terminó su maestría. Si bien los primeros años en Boston fueron complejos por las diferencias en la cultura y el nivel de estudios entre los norteamericanos o europeos y los alumnos de América Latina, se dio cuenta de las inmensas oportunidades que tenía al estar en “el Disney de los intelectuales”.

    Todo ello le llevó a postular por el PhD. Durante los años de estudio profundizó en los temas que más le han apasionado en su vida: pobreza y ciudades.

    De hecho, durante esta etapa escribió un artículo sobre las diferencias de la urbanización en ciudades ricas y pobres en Brasil, China, India y EE.UU. El texto se publicó en el Journal of Urban Economics (publicación líder en el área de economía urbana hoy en día), y es uno de los tres artículos que la gente más ha bajado durante los últimos tres meses.

    Tiene el récord de premios por calidad de enseñanza por su labor como asistente de cátedra, según la administración de la escuela de gobierno JFK. “Es impresionante cómo dicta las clases en inglés. Explica la teoría con claridad”, dice Andrés Hidalgo, ecuatoriano y compañero en Harvard de ‘JP’.

    Más datos

    Formación. Es economista y sociólogo de la USFQ. Tiene una maestría en Harvard y aspira a concretar su doctorado. Su tesis de grado final se enfoca en género y ciudades.

    Familia. Está casado con una mujer de Bosnia y tiene dos hijos. Este ecuatoriano busca dedicarse más a la academia ya que “le encanta” investigar. Ha sido consultor para el Banco Mundial, OCDE, GIZ, entre otros.

    Chauvín hizo una maestría sobre políticas públicas en desarrollo local. Foto: Cortesía Juan Pablo Chauvín
    Chauvín hizo una maestría sobre políticas públicas en desarrollo local. Foto: Cortesía Juan Pablo Chauvín
  • Tres empresas son laboratorios para una investigación

    Giovany Astudillo

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    La primera fase del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje arrancó en septiembre pasado, en tres empresas del Grupo Ortiz. Esta es una iniciativa multidisciplinaria que impulsa la Universidad de Cuenca.

    El proyecto ganó, en el 2017, un concurso interno de este centro de estudios superiores para recibir financiamiento y ejecutarlo. En mayo del 2017, la propuesta fue planteada a los directivos del Grupo Ortiz, que dieron la aceptación para iniciar con el diagnóstico (primera fase) en tres empresas, que se dedican al ensamblaje de bicicletas, motocicletas, televisores y tarjetas electrónicas.

    “Los empresarios están abiertos a la aplicación, porque quieren acceder a la capacidad cognitiva de la universidad”, señala el director del proyecto, Villie Morocho, quien tiene un doctorado en Ingeniería de Software. Este trabajo también está liderado por Lorena Sigüenza, quien tiene un doctorado en Optimización de Procesos, y el profesor de ciencias económicas, Rodrigo Arcentales.

    Según Morocho, pese a que estas fábricas tienen experiencia y conocimientos en sus especialidades, “no necesariamente pueden estar haciendo las cosas de la manera más óptima”.

    Al Grupo Ortiz -agrega Sigüenza- le interesa contar con un diagnóstico que le permitirá conocer en qué puede mejorar. La intención es que posteriormente se puede cumplir una segunda fase para impulsar ese mejoramiento. El equipo de la universidad tiene previsto estar en estas empresas hasta agosto próximo.

    En la propuesta inicial solo estuvieron involucrados cinco profesores, por lo que hubo la necesidad de incorporar a más personas a través de la participación de estudiantes y otros profesionales. Arcentales realiza su tesis de doctorado con este modelo de gestión. Además, se efectúan dos tesis de maestría en Ingeniería de Sistemas y Administración de Empresas y ocho de pregrado en Administración de Empresas y Ciencias Químicas.

    Con ello, dice Sigüenza, no solo hay una interrelación con investigadores de diferentes disciplinas sino también la posibilidad de generar temas de tesis que forman parte y aportan a este proyecto. Con ello, lograron tener un equipo multidisciplinario de más de 20 profesionales y estudiantes de Sistemas, Ciencias Económicas y Ciencias Químicas.

    En la actualidad, los estudiantes de pregrado toman los tiempos de los procesos productivos de las tres plantas ensambladoras y en sus líneas de producción.

    Morocho asegura que con esta toma de información se puede determinar cómo optimizar los costos dependiendo de la mano de obra, materiales, tiempo, entre otros factores. Además, se elaborará el mapa de procesos de una industria de ensamblaje.

    Morocho dice que este proyecto forma parte de una relación que mantienen con la empresa privada, que se inició en el 2004 a través de investigaciones que financiaban con fondos externos o con las donaciones del Impuesto a la Renta por parte de las compañías.

    Entre otros se destaca un trabajo con la Unión Cementera Nacional, en la planta de Guapán (Azogues). Según Morocho, esa industria cofinanció directamente la investigación en el 2015.
    En este caso, se generó un modelado matemático del funcionamiento del horno. Es decir, se pudo simular cómo se producen los efectos químicos y mejorar la calidad y optimización del producto, sin necesidad de desperdiciar material. “Se hizo un simulador para jugar con las variables y predecir los resultados”.

    Morocho cuenta que, posteriormente, se buscó una relación con la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca. Hubo una presentación e interés por parte de los empresarios, “pero la situación económica del 2016 frenó cualquier ejecución”.

    En el caso del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje se requerían recursos para financiar un diagnóstico, pero el industrial, dice Morocho, no invierte en investigación si no sabe cómo le sirve o cómo podrá optimizar los costos. Para hacer esas predicciones, hay que hacer un estudio previo que requiere de financiamiento, que se obtuvo con el concurso de la Universidad de Cuenca, agrega el investigador.

    Otros detalles
    El financiamiento.  
    El concurso interno de la Universidad de Cuenca otorgó un premio de cerca de USD 45 000 para la ejecución del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje.

    Otro aporte. 
    A más del financiamiento, este centro de estudios superiores aporta con las horas de clases de docentes e investigadores. Ese rubro se estimó en unos USD 53 000.

    Los estudiantes que participan en el proyecto recopilan información de los procesos en las fábricas del Grupo Ortiz. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Los estudiantes que participan en el proyecto recopilan información de los procesos en las fábricas del Grupo Ortiz. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Un espacio pensado en el empleo de los más jóvenes

    Redacción Quito

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    El desempleo es una preocupación nacional. Hasta diciembre del 2017este indicador fue del 4,6%, una cifra menor a la del mismo mes del año 2016, cuando estuvo en 5,2%.

    Para buscar soluciones a esta problemática social dos entidades establecieron un convenio de cooperación. El Centro de Emprendimiento de la Universidad SEK y CoWork inn firmaron, hace dos semanas, un acuerdo para promover el emprendimiento y, al mismo tiempo, tratar de generar nuevos empleos, en especial entre los jóvenes de Quito.

    La iniciativa surgió hace dos meses. Gary Flor, coordinador del Centro de Emprendimiento de la Universidad SEK, explica que el acercamiento surgió mediante un contacto con la Asociación de Empresarios del Norte, que opera en Quito. Este gremio le comentó a Flor sobre CoWork inn. “Nos pareció interesante, en especial para que lo utilicen alumnos y profesores de la Universidad”.

    Las dos entidades iniciaron un diálogo que derivó en la firma de un acuerdo. El objetivo es desarrollar actividades de investigación vinculada con emprendimiento, según detalla Flor.

    En la Universidad SEK, los cerca de 2 000 estudiantes deben aprobar la materia de Emprendimiento y Gestión, sin importar la carrera que cursen. Para aprobar el curso los estudiantes deben presentar un plan de negocios. Allí es donde interviene CoWork inn, que se encargará de la evaluación de esos planes.

    El fundador de este centro es Marco Núñez, un empresario con más de 30 años de experiencia y trayectoria en el mundo textil y del comercio. Él cuenta que está entusiasmado con el convenio firmado con la Universidad. “El convenio nos alienta mucho. Es una posibilidad para practicar la economía colaborativa”.

    Núñez también es parte de la Mesa de concertación de Fundación Esquel. Él explica que el desempleo y subempleo juvenil es una inquietud de la Fundación. “Vimos que la población millenial tiene mucho potencial y pensamos en un espacio de coworking para agruparlos y darles facilidades para que emprendan”.

    El local tiene 385 metros cuadrados de construcción y cuenta con un aforo para cerca de 80 personas. La idea es que los jóvenes vayan al sitio para que se conecten con otros emprendedores y así compartan conocimientos y experiencias.

    La clave de este y otros espacios de coworking está en intercambiar conocimientos, formar redes de trabajo y posicionar servicios.

    Flor y Núñez coinciden en la necesidad de acercar a estudiantes con empresarios. El coordinador del Centro de Emprendimiento de la Universidad SEK sostiene que decidieron tomar la iniciativa como academia y acercarse a gremios empresariales. “Este convenio es parte de ese trabajo”.

    Según explica Flor los estudiantes del centro de estudios pueden apostar a proyectos de tipo comercial o de servicios. “Tenemos alumnos que desarrollan aplicaciones en su plan de negocios y ese tipo de proyectos tienen más potencial en CoWork inn”.

    Núñez añade que el lugar tiene dos objetivos: lograr utilidad social, con el apoyo a los estudiantes, y que sea autosustentable.

    Detalles

    En la implementación de CoWork inn se invirtieron USD 470 000, incluido el inmueble en donde funciona.

    Para el futuro se piensa abrir un banco de conexiones para transferir conocimientos entre profesionales.

    Los estudiantes deberán pagar un valor, por definirse, por el uso de las instalaciones. Para cada proyecto se firmará un convenio específico.

    Las instalaciones de CoWork inn se encuentran ubicadas en el norte de Quito. El sitio funciona desde el 2017.Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Las instalaciones de CoWork inn se encuentran ubicadas en el norte de Quito. El sitio funciona desde el 2017.Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Universidad nacional destaca en un ranking

    Redacción Quito

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    La Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) se ubicó en el puesto 24 del ranking de instituciones que ofrecen MBA en línea. Es la primera vez que una institución universitaria ecuatoriana aparece en el listado.

    El ranking está liderado por el Tecnológico de Monterrey de México, seguido por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la OBS Business School por tercer año consecutivo.

    En esta edición, la participación aumentó un 10% respecto al año anterior, reuniendo a más de 120 instituciones educativas de España, Latinoamérica y EE.UU.

    Según Sebastián Fernández, responsable de este estudio en Hamilton Global Intelligence, “cada año son más numerosas las instituciones que ofrecen maestrías impartidas casi 100% online y que cumplen con el mínimo de ediciones necesarias, principal barrera para la participación en el ranking en las ediciones anteriores”. También, afirma que “no solo ha aumentado la participación en el ranking, sino que los estándares de calidad de los MBA que medimos son cada vez mejores, lo que implica que la formación superior online se adapta cada vez mejor a las necesidades actuales”.

    El ranking está compuesto por 120 indicadores que miden aspectos que combinan las métricas tradicionales con la incorporación del mundo online, y se divide en tres grandes subrankings: instituciones, actores y formación.

    Según los datos recogidos entre las universidades que han participado, el 93% de los estudiantes consigue un empleo con un 20% más de salario de media.

    El ranking lleva tres años sirviendo como guía para estudiantes y profesionales del ámbito empresarial a la hora de decidir dónde cursar un MBA en línea.

    La Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) tiene su sede en Guayaquil; se ubicó en el puesto 25 de un ranking. Foto: Archivo / LÍDERES
    La Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) tiene su sede en Guayaquil; se ubicó en el puesto 25 de un ranking. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Félix Moya: Vínculo universidad-empresa crece

    Richard Cortez

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    Este investigador y consultor español es parte del grupo internacional que presentó el ranking de universidades e instituciones de investigación en el mundo. En esta lista constan seis universidades ecuatorianas. El experto habla de las potencialidades que esto tiene.

    Desde el  2009, SCImago viene realizando el ranking de universidades e instituciones de investigación en el mundo. ¿Qué parámetros se toman en cuenta para esta inclusión y cuál es su aporte en la calificación general?

    Desde el año 2009 SCImago Research Group desarrolla el Scimago Institution Ranking (SIR), cuyo objetivo principal es ofrecer una serie de indicadores que permitan conocer el desempeño de diferentes instituciones a escala mundial en materia de investigación, a esto se añaden el factor innovación y el factor de impacto social, con el propósito de contribuir en sus procesos de evaluación y mejoramiento continuo. La inclusión de estas dos dimensiones adicionales ha sido posible gracias a la generación de un indicador compuesto, donde los indicadores relativos al desarrollo de la actividad investigadora continúan siendo los protagonistas, pero logrando evidenciar un impacto más allá de la comunidad científica a través de los indicadores relacionados con patentes (innovación) y visibilidad web (impacto social).

    En el caso de Ecuador hay seis universidades, ¿a qué se debió esta selección tomando en cuenta que antes esta cifra no se ha repetido?

    La producción científica ecuatoriana ha venido creciendo en los últimos años de manera significativa. Algunas de las políticas públicas de ciencia en Ecuador han producido un efecto dinamizador de la actividad científica en particular en las universidades. Este factor, unido a las políticas institucionales impulsadas de las instituciones de educación superior, está en el origen de que el país haya multiplicado por 10 su producción en los últimos 15 años. En el caso específico de las seis universidades ecuatorianas que este año aparecen en el SIR se trata de instituciones que han conseguido publicar mas de 100 trabajos de investigación a nivel internacional. Estas son: Universidad San Francisco de Quito, Politécnica Nacional, Universidad de las Fuerzas Armadas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Universidad Técnica Particular de Loja y Politécnica Salesiana

    ¿Cómo pudieran aprovechar las autoridades nacionales, este reconocimiento?

    En primer lugar, debe destacarse que Ecuador, a pesar de ser un país con poca inversión en ciencia, su crecimiento en los últimos años pone de manifiesto que es posible hacer ciencia de nivel internacional especialmente gracias al impulso de las universidades alentadas por la política pública y con el crecimiento incipiente aún de los recursos destinados a la investigación. Entiendo que las evidencias obtenidas a través de los registros internacionales de este crecimiento deben suponer un acicate para incrementar aún más el apoyo a la investigación y para seguir impulsando la transformación de la cultura académica a fin de que aumente la proporción de académicos que sean al mismo tiempo docentes e investigadores. Por otra parte, el reconocimiento reputacional que el ranqueo representa para las instituciones que lo consiguen debe ser no solo un aliciente para los equipos de gobierno de las universidades, sino que debe ser reconocido también en los procesos de acreditación como un logro ligado a las mejores prácticas de gestión universitaria en el país.

    La inclusión en este tipo de selección o ranking debería motivar al resto de universidades, en el caso de Ecuador, a trabajar y organizarse en función de mejorar su perfil profesional y académico. ¿Qué acciones deben tomar en cuenta para este proceso?

    Lo primero que se debe resaltar es que las restantes universidades tienen ahora referentes diversos en el país que demuestran que es posible aún en condiciones de partida no precisamente favorables. En segundo lugar, creo que es importante señalar que las políticas orientadas al reclutamiento de talento con capacidades investigativas dan sus frutos de forma rápida. En tercer lugar, es necesario que se incentive adecuadamente a aquellos académicos que demuestren competencias en los procesos de generación de conocimiento de nivel internacional. En cuarto lugar, será necesario dotar con equipamientos e infraestructuras para el desarrollo de la investigación en aquellas universidades que no los tengan. Por último, todo ello debe venir complementado por procesos de socialización de buenas prácticas que propicien cambios en la cultura académica a fin de mejorar la calidad de la actividad académica en diferentes frentes. Como se puede ver, no basta con allegar recursos si estos no encuentran en las diferentes comunidades académicas el caldo de cultivo necesario para hacer fructificar los recursos de diverso origen que puedan estar disponibles en un momento dado.

    En países como Ecuador, por años se ha registrado un divorcio entre las universidades y los sectores productivos, principales generadores de trabajo. ¿Qué beneficio pudiera traer, en esta relación, el hecho de que universidades ecuatorianas sean parte de un ranking internacional?

    Uno de los aspectos que consideramos en la elaboración del Ranking es lo relativo a la innovación con origen en las universidades. En nuestro Ranking los procesos innovadores que repercuten directamente en el sector productivo pesan un 30% del total de nuestro indicador compuesto. La realidad es que las universidades en Ecuador aún hacen una aportación exigua en este terreno, aunque observamos también en este rubro un crecimiento significativo.

    En esta relación, ¿qué papel juega el desarrollo de la investigación?

    El conocimiento científico en el mundo es la fuente principal de relación entre sistema productivo y mundo académico. Las empresas encuentran en las universidades una fuente inagotable de conocimiento apropiable con fines de negocio. Esta tendencia puede y debe dar lugar a través del mutuo conocimiento a beneficios por ambas partes.

    El problema esencial es que no en todos los sistemas productivos existen empresas con capacidad de apropiación como para aprovechar el potencial que existe en las universidades.

    En el caso de Ecuador la evolución, como queda dicho, en los últimos años ha sido positiva.

    Las universidades e institutos de investigación, en muchos casos, reflejan o muestran una realidad de los países en los que se encuentran, con su experiencia, ¿hacia dónde deben caminar estas entidades en función del desarrollo del país?

    Extender los procesos de generación de conocimiento al conjunto de las universidades haciendo que los académicos sean en Ecuador docentes e investigadores. Reducir la dependencia científica del exterior que tiene en la actualidad el país (80%) aumentando al mismo tiempo su tasa de liderazgo científico (11%).

    Se debe diversificar la producción científica nacional, hoy muy concentrada en ingeniería, agricultura y ciencias biológicas y medicina. Incrementar la inversión pública en investigación, desarrollo e innovación para situarse en tasas de esfuerzo similares a las de países con mayor nivel de desarrollo científico en la región. Mejorar la relación entre mundo académico y sector productivo para aumentar la pertinencia de la actividad académica en general y de la investigativa en particular. Apoyar las publicaciones científicas nacionales que puedan alcanzar estándares internacionales de edición científica.

    También, mantener el rigor en los procesos de acreditación tanto institucionales como de programas a fin de contribuir a mejorar la calidad del servicio público de la educación superior. Es necesario mejorar la visibilidad de la actividad académica mediante los medios tecnológicos hoy disponibles a través de las redes públicas evitando que los “sites” institucionales sean solo herramientas orientadas al mercadeo de productos académicos.

    Foto: Tomado de Internet
    Foto: Tomado de Internet
  • Una alianza por la investigación minera

    Redacción Quito

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    El Ministerio de Minería y la Facultad de Ingeniería en Geología, Minas, Petróleo y Ambiente (Figempa) de la Universidad Central del Ecuador (UCE) acordaron una alianza. El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales mineros.

    Rebeca Illescas, ministra de Minería subrogante, destacó que la industria minera se ha convertido en un gran mercado laboral pues se estima que gracias a la producción de proyectos emblemáticos como Fruta del Norte y Mirador, en Zamora Chinchipe; Río Blanco y Loma Larga, en Azuay; y San Carlos Panantza en Morona Santiago, se generen 25 000 empleos hasta el 2021.

    La funcionaria consideró fundamental el trabajo conjunto de las instituciones públicas y académicas para mejorar el aprovechamiento ya no solo de los recursos naturales, sino también de los tecnológicos que se derivan de la actividad minera.

    Illescas añadió que el Estado trabaja en la gobernanza de los recursos naturales para avanzar en el camino de la equidad, sostenibilidad y protección del ambiente, que están establecidos en la agenda del gobierno.

    Francisco Viteri, decano de la Facultad, recordó que desde 1962 se ha entregado a la comunidad nacional e internacional profesionales especialistas de calidad, cuya labor tiene gran incidencia en el manejo racional y responsable de los recursos naturales. “Este es un motivo de regocijo y alegría que nos motiva hacer de la Figempa una unidad de educación superior de calidad”.

    En 1962 nació la Escuela de Geología y Minas para encargarse de la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales del país. En 1984 se convirtió en la Facultad de Ingeniería en Geología, Minas, Petróleo y Ambiente.

    Universidad Central El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales. Foto: Cortesía
    Universidad Central El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales. Foto: Cortesía
  • La conciencia ambiental es el gran objetivo

    Marcel Bonilla

    Unos 500 estudiantes de tres facultades de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres trabajan en vinculación con la comunidad en temas de reforestación, iniciativas productivas y mejoramiento de parques infantiles en la zona rural del cantón Esmeraldas.

    Son alumnos de la Facultad de Ingeniería Mecánica, Estudios Sociales y Ciencias Agropecuarias y Ambientales, quienes imparten charlas, siembran plantas y reparan juegos infantiles con la ayuda de la comunidad.

    Kevin Santos, estudiante de la carrera de Hotelería y Turismo, es uno de los líderes de un proyecto de ornamentación de espacios públicos, con plantas cultivadas por estudiantes.
    Santos y 20 compañeros más son responsables del proyecto denominado ‘El Futuro de la Naturaleza’, que busca el cuidado del ambiente con una mayor participación de la comunidad, mediante el uso de especies de plantas como la palma.

    La ornamentación empezó en la Escuela de Turismo de la universidad, pero ahora se proyectan hacer un trabajo mayor con los habitantes de alrededor de la Ciudadela Universitaria de Nuevos Horizontes.

    Alcibíades Ruano, habitante del barrio Las Orquídeas, es uno de los dispuestos a sembrar con los jóvenes universitarios. Él motiva a sus vecinos para proteger las laderas plantando guayacán.

    Los barrios de alrededor de la universidad están en terrenos arcillosos-deslizables, por eso la propuesta de ayudar a reforestar las partes altas de la ciudad con apoyo de la misma universidad, que desde hace tres años impulsa la vinculación.

    Quienes han avanzado mayormente en reforestación, son los estudiantes de la carrera de Ingeniería Forestal, que realizan trabajos, hasta por dos meses, en las poblaciones rurales.

    El decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Ambientales, Roberto Cervantes, explica que a través de la cátedra de vinculación, contribuyen con la comunidad. En los últimos dos años han mantenido convenios con la Asociación de Juntas Parroquiales de Esmeraldas, para contribuir en las áreas deforestadas; se estima que unas 20 hectáreas han sido intervenidas.

    Los estudiantes que participan pertenecen a los últimos ciclos académicos y contribuyen con sus conocimientos. Ellos han aportado en la recuperación de las cuencas hídricas de los ríos Teaone y Esmeraldas, con apoyo de la comunidad.

    Verónica Arias, estudiante de Ingeniería Forestal, cree que a través del intercambio de experiencia con los habitantes de las comunidades, pueden pensar en proyectos de tesis sobre procesos de reforestación.

    Ella y 12 compañeros más trabajaron en la reforestación con guayacán en la parroquia Tachina. Los estudiantes de Agronomía de la misma Facultad, por su parte, apoyan al desarrollo agrícola de poblaciones de Atacames, en donde se produce cacao.

    Los estudiantes de la Universidad de Esmeraldas fomentan la reforestación en las comunidades. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los estudiantes de la Universidad de Esmeraldas fomentan la reforestación en las comunidades. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La universidad es un canal de apoyo en las pasantías

    Redacción Quito

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    Para los jóvenes combinar sus pasantías con el estudio universitario es un reto porque tienen que equilibrar su tiempo. En este camino reciben apoyo de sus empleadores y sus universidades.

    Pese a todas las barreras, hacer pasantías es clave para contar con experiencia profesional. Por eso, los expertos recomiendan iniciar las prácticas aun cuando no fueran obligatorias, lo que también enseñará a los estudiantes a ajustar el tiempo de sus actividades.

    María Belén Jácome, directora de vinculación con la sociedad de las Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), explica que los alumnos realizan sus prácticas pre profesionales a partir del sexto semestre y que como una ayuda para que cumplan sus pasantías la institución organiza sus horarios de clase de 15:00 a 21:30.

    Las prácticas, señala Jácome, deben durar mínimo cuatro horas diarias. “Entonces sí les apoyamos para que no se les crucen los horarios”, dice la vocera de la UTE.

    Unas de las estudiantes que se ha beneficiado es Íngrid Gómez, estudiante de octavo semestre de administración hotelera y gestión ambiental de la UTE. Ella realiza sus prácticas desde febrero en el Hotel Marriott como asistente de recursos humanos.

    La universidad también les facilita a los estudiantes el acceso a las pasantías gracias a los convenios institucionales con los que cuenta. La Facultad de Ciencias de la Ingeniería e Industrias de la UTE tiene, por ejemplo, 60 convenios en empresas públicas y privadas.

    En instituciones de educación superior como la Universidad de las Américas (UDLA) el diseño curricular ha permitido que en los niveles destinados para que los estudiantes hagan pasantías, desde el quinto o séptimo semestre de acuerdo a la carrera (excepto gastronomía, en la que inician en segundo), se dé una menor carga de materias. La idea es que cumplan las cuatro horas de práctica.

    Soledad Londoño, directora de bienestar estudiantil de la UDLA, indica que los estudiantes tienen que ser bastante organizados para cumplir con las horas de clase, de pasantías y de trabajo autónomo para hacer tareas y estudiar.

    La institución tiene mecanismos para facilitar el acceso a pasantías para sus alumnos. Uno de ellos es la bolsa de trabajo, en la que se registran al mes unas 60 ofertas de prácticas; asimismo cuenta con 215 convenios.

    Daniela Monge, ingeniera en administración de empresas hoteleras y turísticas de la UDLA, explica que decidió iniciar sus pasantías en segundo semestre en agencias, el Gobierno de Pichincha, entre otras. Ella asegura que fue complicado organizarse debido a los horarios en los primeros semestres, pero luego, con menos materias, tuvo mayores facilidades e, incluso, realizó sus prácticas durante las vacaciones.

    Por su parte, en la Universidad San Francisco, Gloria Gangotena de Montúfar, directora del Área de Contacto Empresarial, explica que cada estudiante tiene diferentes agendas para realizar sus prácticas. “Ellos acceden a sus pasantías de acuerdo con las empresas y la flexibilidad de ambos”.

    La USFQ facilita la lista de empresas con convenios para que los jóvenes puedan buscar. Pueden hacer sus prácticas en verano para no impactar en sus notas.

    Jéssica Paucar, estudiante de la Universidad Técnica Equinoccial,  realiza sus pasantías en el Hotel JW Marriott. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Jéssica Paucar, estudiante de la Universidad Técnica Equinoccial, realiza sus pasantías en el Hotel JW Marriott. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Un convenio de colaboración con el Estado

    Stives Reyes

    Con el objetivo de fomentar los emprendimientos y el impulso de prácticas preprofesionales de los estudiantes, el Ministerio de Comercio Exterior firmó el lunes pasado, un convenio con la Universidad de Guayaquil.

    El acuerdo fue suscrito por el ministro de Comercio Exterior, Juan Carlos Cassinelli y el rector de la Universidad, Galo Salcedo. El acto se realizó en el auditorio de la Facultad de Educación Física, con la presencia de decenas de alumnos de la carrera de Ciencias Administrativas.

    En el documento firmado por las dos autoridades se formaliza la colaboración conjunta en varios aspectos como el promover los proyectos de investigación de los jóvenes e impulsar las pasantías en los organismos del Ministerio.

    Además del intercambio de información y experiencias y la organización de seminarios y encuentros académicos para aumentar el nivel de preparación de los futuros profesionales.
    Durante la inauguración del evento, Cassinelli manifestó que la academia no puede estar distante de las iniciativas públicas, ni de los requerimientos del sector privado, sino que más bien, debe ser un punto de apoyo permanente a través del conocimiento.

    También, indicó que la suscripción del convenio evidencia que desde el Ministerio se quiere entregar toda la experiencia para que la academia la pueda potenciar, “queremos entregar todo lo que sabemos para que se pueda receptar, potencializar a través de pasantías y luego con acuerdos interinstitucionales emprender”.

    Mientras que el rector de la Universidad destacó la importancia de la firma del acuerdo. Dijo que este permitirá a los alumnos contar con otros escenarios de aprendizaje y contribuir al desarrollo poniendo en práctica lo que estudian en las aulas de clases.

    Para José Calle, decano de la Facultad de Ciencias Administrativas, se potenciará el ingenio de los emprendedores. “Tenemos algunos proyectos que son llevado a cabo por nuestras carreras a través de actividades de vinculación con la comunidad, los cuales con esta cooperación de seguro se verán favorecidos a futuro”.

    Los estudiantes de esta facultad que asistieron al evento mostraron su satisfacción ante el acuerdo. Sebastián Rodríguez dijo que le interesaba participar en el área profesional “y conocer un poco más acerca de lo que vamos a ver en el mundo exterior”.

    Mientras que María José Rodríguez sostuvo que es importante que les permitan desarrollar sus aptitudes a través de la práctica “porque así nos hacemos conocer no tanto personalmente sino también a la Universidad de Guayaquil dejarla en primer lugar”.

    Silvana Vallejo, directora ejecutiva de ProEcuador, quien también asistió al acto, dio a conocer que este tipo de convenios se van a realizar con otras universidades. A fin de que el comercio exterior se convierta en un tema de mayor atractivo para los estudiantes.

    Según Vallejo, ProECuador registra visita de muchos emprendedores jóvenes que buscan cómo exportar sus productos. “Los atendemos en el balcón del servicio donde exploramos y les decimos en que punto se encuentra para seguir con la ruta exportadora, es decir cuando pueden iniciar con la exportación”.

    Al evento también asistieron profesores de la Universidad de Guayaquil y funcionarios del MInisterio.

    El ministro de Comercio Exterior, Juan Carlos Cassinelli (der.) presidió el acto en uno de los auditorios de la Universidad. Foto: cortesía Ministerio de Comercio Exterior
    El ministro de Comercio Exterior, Juan Carlos Cassinelli (der.) presidió el acto en uno de los auditorios de la Universidad. Foto: cortesía Ministerio de Comercio Exterior
  • Dos propuestas se destacaron en la India

    Redacción Cuenca

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    Dos grupos de estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Cuenca ocuparon el cuatro y el undécimo lugares en un concurso de regeneración urbana, que se realizó en la India. El Municipio de la ciudad de Gwailor solicitó propuestas para renovar su principal espacio ferial.

    En noviembre pasado, estos estudiantes de séptimo y octavo ciclos presentaron sus propuestas y a mediados de este mes fueron notificados con los resultados.

    El grupo integrado por los alumnos Diego Morocho, Pablo Astudillo, Xavier Pesántez, Karla Núñez, Andrés Toledo, Juan Nugra y Marcelo Bernal ocuparon el cuarto lugar entre más de 140 propuestas, que fueron presentadas en el ámbito internacional.

    Según Morocho, las autoridades de Gwailor señalaron en el concurso “que el espacio donde se realiza esta feria artesanal y comercial está visualmente y arquitectónicamente desgastada”.

    Esta feria se realiza en agosto de cada año durante un mes, pero el resto del tiempo no se ocupa la infraestructura, por ello la idea era repotenciar la zona.

    Uno de los requisitos del concurso fue que la propuesta sea sustentable y que incluya elementos desmontables. Los alumnos de la Universidad Católica de Cuenca recibieron los planos de los espacios a ser intervenidos y de los módulos de mampostería fija, que son ocupados en la feria.

    Morocho cuenta que hicieron las traducciones del inglés al español y plantearon sus ideas en una matriz FODA (Fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas). Con el apoyo de su maestro de Proyectos, Paúl Cordero, armaron su proyecto, que tuvo cuatro cambios antes de ser presentado.

    “Fue complejo porque no conocíamos el lugar y tratamos de hacerlo a través de Internet. Eso fue una limitante”, cuenta Morocho. Según él, también recurrieron a habitantes de la India que viven en la capital azuaya. De ellos recibieron referencias y aprendieron que esa población busca sitios para el culto religioso.

    La propuesta tiene dos partes. La primera se centra para la feria; allí los estudiantes identificaron que un problema resultaban los comerciantes ambulantes, que desgastan visualmente el lugar. Se enfocaron en ellos para lograr ventas de forma más ordenada.
    Su proyecto consiste en 56 módulos de bambú desmontables para que cada uno sea ocupado por seis comerciantes.

    La segunda parte de la propuesta se enfocó en el tiempo en que no se realiza la feria. Como los módulos de bambú son desmontables, se planteó que el espacio que queda libre sirva para el culto y crear ciclovías porque es un sitio estratégico al estar cerca de una universidad.

    El segundo grupo de estudiantes de la Universidad Católica de Cuenca está integrado por los estudiantes Andrés Bravo, André Orellana, Pablo Toral, Henry León y Mery Bonet. Ellos quedaron en el undécimo lugar en la categoría general. Además, fueron los más votados en Facebook.

    Según Bravo, su proyecto consistió en módulos de bambú y una tela que se puede moldear. Es un material que surgió en un proyecto de la Universidad Nacional Autónoma de México y que tiene similitudes con el cemento, “pero se puede moldear”. Por esa idea, este grupo de estudiantes fue escogido como revelación.

    Diego Morocho (izq.) y sus compañeros lograron el cuarto puesto en el concurso realizado en Gwailor. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Diego Morocho (izq.) y sus compañeros lograron el cuarto puesto en el concurso realizado en Gwailor. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES