Etiqueta: vida

  • Adriana Márquez: ‘La vida puede cambiarle totalmente a una mujer con un viaje’

    Redacción Quito

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    Demostrar a las mujeres que viajar solas es una experiencia que transformará sus vidas es parte del día a día de la comunicadora Adriana Márquez.

    A través del periodismo de viajes ha mostrado diferentes destinos. Su formación se amplió gracias a un diplomado en artes visuales e industria creativa y cursos de fotografía documental que realizó en Australia.

    Entre el 2016 y el 2019 viajó sola por el mundo; cada vez que regresaba por corto tiempo a Ecuador halló mujeres quienes le preguntaban cómo lo hizo y cómo encontrar sus historias, pero no contaba con una página electrónica.

    Es así como desarrolló un blog en el que puso toda la información sobre sus viajes. Esta idea creció y se convirtió en una plataforma colaborativa de mujeres, denominada Plumaword.com, en la que cada una también podía contar sus experiencias por el mundo.

    Próximamente, Adriana busca abrir en su sitio de Internet una venta de asesoría para que las viajeras encuentren todo lo que requieren. Su idea es impulsar el empoderamiento femenino.
    Vida

    “Un viaje te puede cambiar completamente la vida. Mis ganas de viajar tanto tiempo sola se dieron tras la muerte de mi hermanito menor. Muchas mujeres pasamos por golpes duros de la vida de los cuales no encontramos una escapatoria; se cae en una especie de depresión, de problemas de carácter existencial.

    Apartarse de lo conocido, del statu quo, ayuda a descubrir cosas y a fortalecerse espiritualmente. Mejora la autoestima y la parte física. Uno puede reevaluar los problemas cuando hay tanta belleza y, a la vez, cosas shockeantes que existen alrededor”.

    Mujeres y viaje

    “Lo que necesitamos las mujeres para recorrer lugares es información. Es lindo llegar a un lugar y sorprenderse al descubrir nuevas cosas. Pero es básico llegar sabiendo mucho de esa cultura.

    Cuando me fui a Tanzania, lo único que quería era ir a la isla Zanzibar. Cuando yo llegué pasó algo que me shockeó un montón: es un país extremadamente musulmán. Incluso en la playa, las mujeres estaban cubiertas.

    Ante esto uno debe tener el conocimiento de la cultura porque no puedes llegar a imponer. No es el espacio donde uno creció y se debe ser respetuoso.

    Mientras las mujeres estemos informadas no pasa nada. Es una prioridad, además, un seguro de viaje. También debemos saber dónde nos vamos a hospedar.

    En mi plataforma existen los testimonios de mujeres en distintos países. Se encuentran ‘tips’ para no correr peligro alguno.

    Un problema que tenemos las mujeres para viajar es que poseemos mucho miedo de la parte que nos puede shockear de otras culturas, del machismo, etc. Hay un montón de factores que evitan que se pierda este temor”.

    Cultura y machismo

    “En el sudeste asiático no existe miedo porque en la religión y la cultura no predomina el machismo, en Latinoamérica sí. En la cultura musulmana hay ciertos puntos que pueden llegar a asustar.

    En Ecuador las mujeres viajan más que los hombres, pero más por trabajo o estudios. Al recorrer el mundo la cabeza se abre.

    Cuando yo recién iba a viajar sola, traté de encontrar foros sobre mujeres que habían viajado de esa forma desde Ecuador y no lo hallé. No ha sido parte de nuestra cultura que las mujeres viajen solas.

    Cuando yo recién me iba a ir me dijeron que estaba loca y me metieron muchos miedos.
    Luego regresé y les conté a mis amigos que hice un trekking cinco días sola alrededor de los Himalayas, igual me dijeron que estaba loca. Conforme fue pasando el tiempo, la gente empezó a sorprenderse sin juzgar sino a admirar, lo que me alentó a seguir.

    Conozco mujeres que se quedaron sin trabajo, luego de muchos años, y ahora quieren viajar solas. Otras lo hacen por migración; tengo un texto en mi plataforma sobre una mujer que salió de Venezuela y atravesó Brasil y Perú para llegar a Ecuador.

    Cuando las mujeres regresan de los viajes traen una seguridad en ellas mismas que se vuelve contagiosa. Miran el mundo con otra perspectiva, son distintas.

    Se trata de viajes por transformación y no por vacaciones o negocios. Es importante compartir las experiencias entre mujeres.

    A través de mi espacio de Pluma se arma una bitácora de todas, escrita por todas y para todas.

    Al leer toda la información es más fácil conectar directamente las personas. Viajar es un espacio personal y uno quisiera que otras mujeres vivan esas experiencias.

    Considera que viajar es una experiencia que le permite a las mujeres romper con el statu quo y mirar al mundo de manera diferente. Dice que hay que viajar informado sobre cada cultura. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
    Considera que viajar es una experiencia que le permite a las mujeres romper con el statu quo y mirar al mundo de manera diferente. Dice que hay que viajar informado sobre cada cultura. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
  • Erika Gallardo: ‘Las crisis nos enseñan a valorar lo fundamental en la vida’

    Mayra Pacheco

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    La crisis que experimentó Erika Gallardo, empresaria, hace 20 años, le demostró que no hay excusas para no salir adelante. Con recursos limitados, sin empleo, y con dos hijos pequeños, empezó junto con su esposo, Claudio Bertogg, un proyecto de trabajo.

    Contrataron un galpón de 6 000 metros cuadrados (m2) en Calderón, para que Bertogg prestara el servicio de logística, y en un espacio menor de 500 m2, para que ella custodiara archivos físicos. Pero esto cambió.

    Ahora, Gallardo de 51 años ocupa la mayor parte de este espacio para guardar de manera ordenada documentación clave de 200 empresas. Y ofrece más servicios.

    Empezar de cero

    “Hace casi 20 años, mi esposo (fallecido en febrero), y yo estuvimos en banca rota. Yo había renunciado a mi trabajo en una petrolera, tenía dos hijos, uno de ellos pequeño. Luego mi esposo perdió su trabajo. Nos quedamos sin casa. Justo en esa época contratamos un galpón grande para hacer una bodega de logística. A mí me dio un área para dar el servicio de archivo de documentos.

    Fue un inicio bastante duro, yo me encargaba de todo, Philip, mi hijo mayor, me ayudaba a cargar las cajas, vendí mi auto para pagar el sueldo a mis colaboradores durante los tres primeros meses. Teníamos menos que nada, pero de ahí salió esta empresa.

    La crisis nos enseña a valorar lo fundamental, la salud, la familia”.

    El trabajo

    “Actualmente, estoy a cargo de tres empresas. Lockers tiene 15 años y contamos con más de 200 clientes en el país. Nuestra tarea es custodiar el archivo físico y organizar la información, según las necesidades de cada firma.

    Digital Solutions surge hace siete años como una respuesta a nuestros clientes, que requerían tener a su alcance sus documentos, que estaban archivados. Mediante este sistema se promueve una cultura de cero papeles.

    Ahora abrimos Sembrana que se dedica a instalar huertos en las casas. Esto era un sueño para mí.

    He logrado esto porque las empresas se manejan por sí solas, debido a que tienen procesos claros y mis colaboradores cumplen con las metas trazadas”.

    Digital versus papel

    “En la región, Ecuador es uno de los pocos países que tiene facturación electrónica. Esto ha abierto la mente de las personas y nos obliga a hacer otras actividades de manera digital. Dejar de usar papeles y hacer todo a través de un dispositivo móvil o una computadora implica un cambio cultural. Las personas deben aprender a no imprimir, y acostumbrarse a no ver papeles sobre su escritorio.

    Esto genera cambios empresariales positivos, porque los colaboradores ya no están ahogados entre tantos documentos, hay orden, control y se cuida el ambiente. Está comprobado que las personas que no tienen papeles acumulados en su escritorio trabajan con menos estrés.

    Sin embargo, hay ciertas empresas en el mundo que custodian archivos y cada vez abren más y más bodegas, porque en ciertas áreas no es legal digitalizar”.

    La familia

    “Cuando tenía 35 años aparte del trabajo, me dediqué al deporte, pero estaba pendiente de mi familia. Para entrenar me levantaba a las 04:00, regresaba a las 06:00 para preparar el desayuno y acompañar a mis hijos Philip y Franco Bertogg. Luego salía a trabajar. Con este ritmo participé en competencias de ciclismo, me di cuatro vueltas a la República y fui a un Panamericano.

    Con mis hijos, que son lo principal, salíamos a la montaña, siempre estaba en sus competencias, no quiero que ellos digan que su mamá trabajaba mucho, sino que recuerden tiempo juntos”.

    La independencia

    “Tras la muerte de mi esposo tengo más responsabilidades. Debo estar pendiente de Philip, quien vive en Canadá, y de Franco, quien se va a estudiar en Suiza.

    Cuando mi hijo mayor se fue lloré 10 días y ahora que se va el menor, prefiero no pensar en la despedida. Será una etapa nueva, sola. Pero estoy meditando, haciendo yoga. Además, les iré a visitar con frecuencia.

    Aunque son circunstancias distintas, recuerdo que mi mamá se quedó sola a cargo sus tres hijas, cuando yo tenía dos años. Ella era bachiller y así nos sacó adelante.

    Mi madre siempre nos decía que no debemos depender de un hombre, que debemos ser independientes. Por eso siempre he seguido su ejemplo. Ahora sí tengo más tareas a mi cargo, pero me apoyo con mi familia y colaboradores”.

    Hojas de Vida

    Estudió Ingeniería Comercial en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe).

    Está cursando una Certificación en Estrategias Gerenciales en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Ha trabajado en cargos gerenciales en empresas como Shell Petroleum Company y Pronaca.

    Ha realizado cursos y seminarios sobre negociación, técnicas de ventas, liderazgo, brand & comunication, en Ecuador y otros países.

    Erika Gallardo. Una adversidad financiera le impulsó a emprender. Ahora, ella está al  frente de tres firmas: Lockers, Digital Solutions y Sembrana. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Erika Gallardo. Una adversidad financiera le impulsó a emprender. Ahora, ella está al frente de tres firmas: Lockers, Digital Solutions y Sembrana. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • El Pase del Niño dio vida a este emprendimiento

    Cristina Marquez

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    La casa de Arcángel Valdiviezo y Yolanda León está llena de colores. Hay artesanías, telas, lentejuelas, caretas, pinturas y otros objetos por todas partes. Allí también funcionan los dos talleres donde se manufacturan las manualidades inspiradas en los Pases del Niño de la empresa familiar Arte Yoly.

    Arcángel pertenece a la cuarta generación de su familia que se dedica a la metal mecánica, sólo que él le dio un giro al negocio.

    Antes de que el plástico llenara las vitrinas y copara los mercados, todas los artículos de uso doméstico eran de lata y se fabricaban en el taller de su papá, Octavio Valdiviezo. Sin embargo, debido al bajo costo de los plásticos, los ingresos del negocio empezaron a reducirse hasta que en el 2010 el taller, finalmente, cerró.

    “Fabricábamos regaderas, juguetes, faroles, candiles y una variedad de objetos de uso cotidiano, pero cuando la modernidad llegó a Riobamba nos quedamos sin mercado”, recuerda Arcángel.

    Lo que sí persistía en Riobamba era la tradición de los Pases del Niño. Una tradición dedicada al Niño Jesús en el que participan seis personajes tradicionales.

    Los diablos de lata son de los favoritos de los espectadores. Llevan un elegante traje bicolor, una careta de lata teñida de rojo y negro y en las manos un objeto que cambia cada año, hasta cumplir los siete años de baile.

    Esa tradición le inspiró a comprar todos los objetos del taller de su papá y a reabrir el negocio en el 2013. Ese año él y su esposa empezaron a manufacturar caretas de lata y otros objetos de la indumentaria de los diablos.

    “Tuvimos una gran acogida. Los años de trayectoria que tenía mi papá le hizo famoso en el barrio Santa Rosa, de donde es originaria la tradición. Eso nos ayudó a posicionarnos rápidamente”, recuerda Arcángel.

    Sólo un año después, Yolanda se preparó para sumar un producto nuevo al negocio. Ella notó que las caretas de cartón que utilizaban otros personajes del Pase, como los perros, sacharunas y payasos se dañaban con facilidad debido al sudor de los bailarines durante los largos trayectos del desfile.

    Así que diseñó su propia versión de máscaras hechas con fibra de vidrio curada, ideal para no dañar el rostro de los bailarines. Estas caretas tienen un aspecto idéntico al de las caretas de cartón, pero son mucho más resistentes.

    Las caretas se manufacturan a mano. Primero se moldean y luego se pintan con tonos brillantes y se decoran, cuestan USD 10.

    Otro producto que Yolanda añadió al menú de la empresa son pequeñas esculturas que representan a los seis personajes tradicionales. Cada una es una réplica en miniatura del original e incluye los detalles de la vestimenta.

    Esas figuras cuestan USD 12 y se han convertido en el producto más solicitado, después de las caretas, que son el artículo estrella. Las pequeñas esculturas son ideales para obsequiar a los priostes y también son apetecidas por los turistas nacionales y extranjeros.

    En el taller de metalmecánica, Arcángel también decidió innovar para ampliar la venta de las artesanías. Él manufactura aretes, llaveros, prendedores y colgantes con forma de diablos de lata.

    A diferencia de las caretas para disfraces, estos pequeños souvenirs se comercializan durante todo el año y no sólo en la temporada de Pases del Niño.

    Cada año la demanda se incrementa y para esta temporada la expectativa es aún más alta. El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural le entregó a la ciudad la una certificación que acredita a la fiesta como patrimonio inmaterial del Ecuador, por lo que se prevé que más turistas llegarán para mirar los más de 200 Pases del Niño que recorren la ciudad entre diciembre y febrero.

    “El señor Valdiviezo conoce mucho de los Pases del Niño. Comprar ahí no sólo implica adquirir el producto, que tiene muy buena calidad, sino también escuchar la historia del origen de la tradición y el significado de cada prenda”, cuenta Juan Paguay, uno de los clientes de la empresa.

    Los productos se exhiben en el pequeño almacén familiar situado en el barrio La Dolorosa y en las ferias de emprendimientos que organiza el Municipio de Riobamba. Cada semana se manufacturan unas 500 figuras.

    Arcángel Valdiviezo y Yolanda León fusionaron sus talentos para desarrollar su línea de productos, todos están inspirados en el Pase del Niño. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Arcángel Valdiviezo y Yolanda León fusionaron sus talentos para desarrollar su línea de productos, todos están inspirados en el Pase del Niño. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Fabricar chocolate conlleva una visión de vida

    Redacción Quito

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    El chocolate no es solo uno de los dulces favoritos de David Olgieser, sino también el producto que marcó su vida. La familia Olgieser, proveniente de Europa, ha estado por cuatro generaciones al mando de la tradicional marca de chocolates Bios.

    Desde sus bisabuelos, los familiares de Olgieser han estado rodeados de una larga tradición chocolatera. Sin embargo, cuando la empresa llegó a manos de este joven empresario, las cosas tuvieron un gran cambio.

    Después del fallecimiento de su padre en el 2012, David Olgieser no pudo evitar entrar de lleno al mundo que había heredado. Como destacan quienes lo conocen, Olgieser es una persona muy apasionada por sus trabajos y por los proyectos que inicia y emprende.

    Su primer encuentro con la producción de chocolate fue en el 2000, cuando entró a trabajar en la fábrica Bios para poder ganar dinero extra, mientras cursaba sus estudios superiores en la Universidad San Francisco de Quito.

    Olgieser comenta que desde un principio se interesó profundamente por cada momento y etapa de la producción. “Este es un negocio lindísimo; en primer lugar, porque se trabaja con chocolate, luego se imagina todo el potencial que se tiene y genera al vivir en el país con la mayor producción de cacao de fino aroma”.

    Así, no contento con el conocimiento que había heredado de su padre y su abuela, David Olgieser decidió profundizar y especializarse lo más posible. Primero, realizó una especialización en chocolate en la Escuela Técnica de la Industria Confitera Alemana (ZDS), en ese país europeo.

    No obstante, pensó que todavía le faltaba conocer sobre los procesos de cultivo y materia prima; por este motivo, decidió complementar sus conocimientos realizando el Chocolate Expert que ofrece la Universidad San Francisco.

    Al finalizar sus estudios, Olgieser decidió que era hora de que Bios se renueve. Por esta razón, se propuso investigar nuevas maneras de hacer chocolate para lanzar productos innovadores que tengan sabores y características claramente diferentes.

    De este proceso de investigación, nació la primera línea de chocolates Bios “sugarfree”.
    Según Olgieser, esta es una de las líneas de chocolate con más potencial de la empresa y en la que más esfuerzo ha invertido para poder ofrecer a los clientes un producto sano y de calidad.

    Sin embargo, la empresa de chocolates Bios no es el único ámbito donde él ha demostrado su pasión y dedicación. El empresario cuenta que desde sus primeros empleos, como el de salvavidas en un parque acuático de los Estados Unidos, donde llegó a convertirse en administrador, siempre ha sido un “workaholic” con las particular de que está dispuesto a renovarse a sí mismo. Además, aparte de su vida empresarial, Olgieser no ha olvidado sus grandes pasiones, el baile y los deportes extremos. Estas actividades lo han llevado a concretar otros proyectos y momentos de su vida.

    Él comenta que durante algunos años fue profesor de baile en diferentes instituciones. De esta actividad, conoció a sus amigos Diego Vega y Jorge Sánchez, con quienes decidió emprender un negocio de comida rápida diferente, Top-Ten.

    Apasionado por la cocina y los sabores, se dedicó a desarrollar las fórmulas y recetas para los productos que ofrece esta propuesta de hamburguesería, que hoy en día cuenta con dos locales en el norte de la ciudad de Quito.

    Olgieser comenta, también, que durante toda su vida estuvo interesado en los deportes extremos y de aventura. Esto le ha llevado a escalar la cima de casi todas las montañas del Ecuador, faltandole únicamente la del volcán El Altar.

    Además, este empresario cuenta que esta actividad ha sido muy importante en su vida, ya que gracias al montañismo conoció a su esposa Gabriela Villagómez. Su esposa y también su hija, Victoria, representan sus verdaderas ganancias y las facetas más importante de éxito.

    Para David Olgieser, encontrar el tiempo y balance para realizar todas su actividades preferidas, más el manejo de dos empresas en proceso de crecimiento no ha sido sencillo. “A las 05:30 ya estoy en la fábrica. Trato de desocuparme en la tarde y, después, si no estoy en una reunión de Top-Ten, estoy cuidando a mi hija, que es lo máximo de mi día. Eso me reconforta”, dice Olgieser.

    Para sus colaboradores, como Miriam Rojas, contadora general de Bios, trabajar con David Olgieser representa un verdadero placer, ya que conoce y participa de cada uno de los procesos de la fábrica. “David es una persona sencilla pero apasionada, que nos motiva y apoya a todos para dar más”, comenta Rojas.


    Su crecimiento incluye la exportación

    Redacción quito (I)

    La tradicional empresa de chocolates Bios se ha mantenido en el mercado ecuatoriano por más de 70 años. Sin embargo, desde que el empresario David Olgieser se convirtió en uno de sus administradores, la compañía ha seguido un proceso de innovación y crecimiento.

    Olgieser se ha dedicado a la producción de una línea de chocolates “sugarfree”; es decir, chocolates que no contengan azúcar. Esto ha sido importante para la empresa, puesto que representa un producto sano que permite a las personas con problemas de salud, como diabetes, disfrutar de estas golosinas.

    Olgieser comenta que su interés por esta línea nació debido a que varios miembros de su familia habían sufrido de diabetes. “Mi padre sufrió trabajando en una fábrica de chocolates sin poder comer uno”.

    Además, la empresa se encuentra elaborando productos y proyectos de exportación. En el 2016, Olgieser viajó a Bolivia para presentar los productos Bios ante la industria de Hoteles, Restaurantes y Cafeterías (Horeca); por esta razón, ha conseguido la exportación de semielaborados como polvos y bloques de chocolate.

    Bios, también, ha hecho importantes acuerdos comerciales con la cadena de hoteles Hard Rock Hotel, para quienes la fábrica está elaborando chocolates en forma de labios que se pueden encontrar en las habitaciones que tiene esta cadena hotelera en Centroamérica.

    En los últimos meses, Bios ha hecho convenios con artesanos sordos para construir proyectos de responsabilidad social. La empresa elabora, en conjunto con estos artesanos, cajas de madera para los chocolates.

    El empresario quiteño, a sus 34 años, está a la cabeza de la empresa chocolatera Bios; también desarrolla otros emprendimientos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    El empresario quiteño, a sus 34 años, está a la cabeza de la empresa chocolatera Bios; también desarrolla otros emprendimientos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Hogwarts cobra vida en Hollywood

    Agencia EFE

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    El castillo de Hogwarts, uno de los escenarios más reconocibles del universo de Harry Potter, ha cobrado vida en Universal Studios Hollywood, un espectáculo de efectos visuales y sonido que ya está disponible para el público.

    La idea de esta atracción veraniega surgió durante la presentación en abril del año pasado de la atracción ‘The Wizarding World of Harry Potter’, centrada en el joven protagonista de la saga literaria creada por J.K. Rowling.

    Por entonces, el parque decidió iluminar el castillo de Hogwarts para la ocasión y celebrar así el final de los cinco años que duró la construcción de la nueva instalación.

    Ahora, aquella idea puntual se convierte en una atracción nocturna permanente, de cinco minutos de duración y denominada ‘The Nighttime Lights at Hogwarts Castle’, con una serie de espectaculares proyecciones sobre el castillo y la villa de Hogsmeade.

    El espectáculo, que contiene elementos icónicos de las casas de la escuela de magia Hogwarts (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin), se emitirá varias veces durante cada noche.

    “Desde el momento de la inauguración, un equipo de diseñadores, directores creativos y técnicos ha trabajado sin parar en diseñar el espectáculo”, explicó Stephen Siercks, director de producción de entretenimiento del parque.

    Además, el espectáculo cuenta con una nueva composición musical de John Williams que fue grabada por la Orquesta Sinfónica de Londres.

    El castillo invita a disfrutar del parque de Universal también durante la noche.
    El castillo invita a disfrutar del parque de Universal también durante la noche.
  • El sabor natural de las plantas dan vida a este licor

    Valeria Heredia

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    Imagine el sabor de la hoja de limón recorriendo su paladar. Perciba el aroma de la hierbaluisa o el cedrón. Si ya lo hizo, ahora sabe de algunos de los sabores y olores que tiene el licor Amaranto Gin.

    Esta ginebra surgió de la curiosidad de una familia quiteña, que levantó hace un año este negocio en Carcelén, en el norte de Quito.

    En este espacio, ellos levantaron una pequeña fábrica con USD 25 000 de inversión. El monto sirvió para adecuar el sitio y comprar la maquinaria e insumos necesarios para el proceso de destilación de este licor de origen europeo.

    Pero hicieron una segunda inversión (USD 120 000), que sirvió para ampliar la planta y mejorar los procesos de producción.

    Y valió la pena, según reconoce Andrés Jaramillo, emprendedor e impulsor del negocio. Él considera que la pequeña empresa está cerca de convertirse en una industria. Cada mes se producen 4 600 botellas de la bebida.

    Amaranto Gin no es una copia de la ginebra europea, que mezcla sabores importados. Este aguardiente ecuatoriano tiene identidad nacional.

    Las hierbas que surgen de los terrenos de los páramos andinos y de otros sitios del país son los ingredientes que están detrás de este aromático licor.

    El cedrón, la hierbaluisa, el ataco (hecho con horchata), la hoja de limón y el llantén son cinco de los 21 ingredientes que tiene este Gin, que cuenta con tres premios internacionales (uno en Bélgica, otro en España y el tercero en Estados Unidos). Los galardones se entregaron por la calidad y el sabor del producto ecuatoriano.

    La mezcla de sabores típicos de las plantas medicinales del país hizo posible que esta familia emprendedora dé trabajo a otros negocios, que comercializan este tipo de productos. Apoyan unas 50 familias, que entregan los productos de este tipo.

    Marcela García es representante de una empresa exportadora de especies. Ellos entregan al año cerca de 50 kilos de cardamomo a Amaranto Gin. “Es interesante que una empresa utilice este tipo de planta para hacer un producto dentro del país”.

    La elaboración de este licor no es fácil. Antes de sacar el producto a la venta se hicieron varias pruebas y Andrés Jaramillo estuvo encargado de este proceso.

    Su hermana y socia, Gabriela Jaramillo recuerda que la pasión por este tipo de licor surgió cuando su hermano salió del país para estudiar una maestría.

    En ese tiempo el joven emprendedor tuvo la idea de fusionar la ginebra inglesa con productos nacionales. “La materia prima nacional es de calidad, por lo que nos incentivamos para desarrollar el producto”, dice la joven.

    El proceso de elaboración de la ginebra duró un año, ya que hicieron varias pruebas para obtener un producto de calidad. Lo lograron porque el licor es desarrollado de forma natural, lo que garantiza su sabor y aroma de las plantas medicinales. “Es un licor muy noble, que hace que los sabores nacionales salgan a la luz”, señala la hermana.

    La familia Jaramillo tiene varios proyectos como la elaboración de los licores espirituosos y bebidas autóctonas del Ecuador como técnicas internacionales. La elaboración de un ron o un whisky nacionales están en de sus planes.

    Este licor puede degustarlo en espacios como La Guarda o, también, en grandes cadenas de supermercados. En estos últimos espacios ingresaron desde abril.

    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Su vida la dedica a crear redes y enseñar negocios

    Sebastián Angulo

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    Consuelo Dueñas esta ejecutiva quiteña cuenta con una destacada trayectoria en el ámbito de las telecomunicaciones, así como en la docencia universitaria.

    Hace unos 40 años, en un aula de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), de los 45 estudiantes que se preparaban para ser ingenieros en electrónica y telecomunicaciones apenas tres eran mujeres. Una de ellas era Consuelo Dueñas.

    A esta quiteña siempre le atrajeron las matemáticas, la física y la electrónica y por esta razón decidió estudiar telecomunicaciones, una carrera marcada entonces por una fuerte presencia masculina.

    Pese a esta situación, Dueñas se ha destacado en este ámbito y se convirtió en una testigo privilegiada del desarrollo de las telecomunicaciones en el país.

    Por ejemplo, cuenta, pudo presenciar el despliegue de la red para Internet en el país, a finales de la década de 1980 y ha trabajado en múltiples proyectos relacionados con la instalación de fibra óptica.

    Ahora, Dueñas es consultora para la firma estadounidense Quanta Services, para proyectos relacionados con el sector eléctrico y energético en general. Además, es docente de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    En esa casa de estudios da clases para ejecutivos en la Escuela de Negocios y es una de las docentes que busca implantar el método de estudio de casos en esa casa de estudios. En años pasados fue catedrática en el IDE Business School.

    El estudio de casos es un método que se utiliza en la economía de empresa y que analiza hechos reales de compañías para que los estudiantes puedan tomar una decisión al respecto y sacar sus conclusiones. “Esto permite que los estudiantes intercambien criterios del problema”, dice Dueñas.

    Por esta razón, hace unas semanas, esta ejecutiva viajó a Boston, (EE.UU.), para estudiar un curso en la Universidad de Harvard sobre esta metodología.

    Dueñas no sabe exactamente cuándo decidió estudiar telecomunicaciones. No obstante, recuerda que su padre le regalaba ilustraciones de cómo funcionan artefactos como la radio. Su otra opción de carrera era economía; siempre buscó una profesión que tuviera que ver con números.

    Carmen Elena de Guzmán, profesional del mundo de las finanzas y actualmente dedicada a la gastronomía, es amiga de Dueñas desde la infancia y compañera en la primaria y secundaria.

    Su amiga asegura que en la etapa estudiantil Dueñas era muy dedicada y competían por tener las mejores notas de su curso. “Éramos tan estudiosas las dos que cuando no nos mandaban deberes, ella me mandaba una lección a mí y yo le mandaba una lección a ella”, cuenta su amiga.

    Además, detalla De Guzmán, Dueñas proviene de un hogar muy católico conformado por cinco hermanas y con un padre muy exigente.

    Luego de concluir la secundaria en el Colegio Los Pinos de Quito -y ser la mejor egresada de su promoción- Dueñas ingresó a la EPN.

    Apenas terminó la universidad, se vinculó a Ietel, en 1983, en Cuenca, y dos años después se integró a la empresa azuaya Etapa.

    Fernando Carrillo, quien en ese entonces ocupaba la Gerencia de Alcatel en Ecuador, la conoce desde esa época. Él asegura que desde entonces demostraba una gran capacidad analítica. “Ha tomado decisiones adecuadas y es una profesional que siempre está capacitándose”, dice Carrillo.

    Luego de una estancia de cinco años en la empresa del austro viajó a Bélgica, junto con su esposo, Hernando Merchán, para estudiar una maestría en fibra óptica en la Universidad de Mons.

    De regreso al país, luego de graduarse se reincorporó a Etapa, en 1992, y estuvo al frente de varios proyectos, como la instalación de telefonía pública inteligente y fibra óptica para la ciudad.

    Dueñas quiso dar un paso más y aprender del mundo de los negocios. En el 2001 ingresó al IDE Business School para cursar un MBA. Esos estudios le abrieron la puerta como ejecutiva y llegó a ocupar el cargo de gerenta en la firma tecnológica Next Data.

    Finalmente, en Quanta Technology fusionó el mundo de las telecomunicaciones y el empresarial. David Elizondo, director de Negocios Internacionales de la firma, desde EE.UU., asegura que Dueñas tiene un equilibrio entre el conocimiento técnico de telecomunicaciones y energía, y también de los negocios, tanto del sector público como el privado.

    “Es un adecuado balance que le permite trabajar a nivel técnico detallado, así como también ejecutivo (…) Eso no todas las personas lo tienen”, dice Elizondo.

    Las telecomunicaciones y la gestión empresarial son solo un lado de su faceta. Dueñas también dedica parte de su tiempo a diferentes actividades en el Club Rotario los fines de semana.

    En la organización participa de salidas a comunidades para participar en proyectos de salud y fomento del emprendimiento.

    A la ejecutiva también le gusta el deporte para mantenerse en equilibrio . En su tiempo libre, Dueñas juega voleibol y practica ciclismo.

    Además, toca la guitarra y gusta de artistas como Julio Iglesias, Leonardo Favio, Joan Manuel Serrat… También le gusta la música clásica , en especial autores como Strauss o Chopin y confiesa que le hubiera gustado tocar el piano.

    Su CV

    2017. Curso de Método de Caso en Harvard Business school.
    2013. Máster en Administración de Empresas en el IDE Business School.
    1992. Posgrado en Antenas y Guías de Onda, Telemática y Tecnologías de Fibra Óptica, en la Universidad de Mons, en Bélgica.
    1982. Ingeniera en Electrónica y Telecomunicaciones por la EPN.

    Esta ejecutiva quiteña cuenta con una destacada trayectoria en el ámbito de las telecomunicaciones, así como en la docencia universitaria. Foto: VIcente Costales / LÍDERES
    Esta ejecutiva quiteña cuenta con una destacada trayectoria en el ámbito de las telecomunicaciones, así como en la docencia universitaria. Foto: VIcente Costales / LÍDERES
  • Las flores dan vida a este negocio desde hace 50 años

    Adriana Bucheli

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    Rosas de todos los colores, crisantemos, astromelias, girasoles y por supuesto orquídeas, son algunas de las variedades de las flores que envuelven cada día la vida Carlos Muzo.

    Este ambiente lo atrapó desde su infancia, cuando visitaba a su padre en el trabajo, en una de las primeras florerías de la capital.

    Hoy, es el dueño de Florería La Orquídea de Quito, que está en el mercado hace 50 años.
    A la edad de 13 años, Muzo viajó a Guayaquil a ayudar a dos de sus hermanos mayores que trabajaban en una de las primeras florerías del Puerto Principal, que también se llama La Orquídea.

    Dos años después, al fallecer su padre, regresó definitivamente a Quito con la ilusión de montar su propio negocio. Cuando cumplió 19 años el emprendedor logró su objetivo y puso su florería, gracias a un préstamo de su madre.

    La inversión inicial para armar su florería fue de 2 000 sucres, con los que compró floreros, plantas, un teléfono y una mesa, para atender en un local de 2 x 2 metros.
    Para continuar invirtió 1 000 sucres más, pues al abrir en el mes de abril debía prepararse para su primer Día de la Madre. La venta de sus primeros 30 arreglos le permitió avanzar con el negocio.

    Desde el inicio trabajó junto con su esposa María Guamán, quien se encargaba de recibir pedidos, mientras él elaboraba los arreglos.

    Para brindar más comodidad a sus clientes se trasladaron a varios locales, hasta que lograron comprar la propiedad donde funciona la matriz del negocio, con la oferta de arreglos florales y complementos como chocolates, peluches, globos, etc., para toda ocasión.

    Uno de sus clientes es la empresa Jarrín Carrera. Alina Jaramillo, asistente de gerencia, comenta que acuden a los servicios de La Orquídea hace unos cinco años. “El servicio es excelente, son eficientes en todo”, afirma. La empresa ha adquirido los arreglos para adornar sus instalaciones, así como para celebrar los cumpleaños de sus trabajadores, incluso de los hombres, para quienes buscan los complementos.

    Muzo recuerda que hace medio siglo no era tan fácil conseguir flores en Ecuador, porque el sector floricultor aún no se desarrollaba a los niveles actuales.

    Por ello se trabajaba principalmente con flores de jardín que se cultivaban en Tumbaco, de las cuales solo se conseguían un par de docenas de flores. Explica que hasta tenía que viajar a Ipiales (Colombia) a traer las flores. “Se trabajaba con cartuchos, hortensias, magnolias, pocas rosas y pocos claveles, que actualmente hay en abundancia”, señala.

    Actualmente, La Orquídea recibe flores de Cayambe, Cuenca y Tabacundo y trabaja con alrededor de 12 500 rosas, unas 2 000 astromelias y por lo menos 500 orquídeas al mes, sin contar con las demás variedades.

    Muzo comenta que el negocio ya no es el mismo que antes, pues ha caído en los últimos 10 años.

    La situación económica del país, y por ejemplo, el hecho de que se ha dejado de festejar los “santos”, son factores de influencia. Antes se vendían arreglos florales por los días de las ‘Marías’, ‘Mercedes’, ‘Rosas’, etc., además de los tradicionales San Valentín y Día de la Madre, cuando las ventas se duplican.

    Por ello, La Orquídea busca dar un servicio que le distinga de la competencia. Uno de ellos es hacer recordatorio s de fechas “clave” a los clientes frecuentes. Además de las llamadas telefónicas a la matriz y a su sucursal ubicada al norte de Quito, utilizan su página de Facebook y el Whatsapp para promocionarse y recibir pedidos, que se procura entregar en máximo dos horas desde su recepción.

    Alejandro Simbaña, diseñador en La Orquídea

    “Yo ya trabajó aquí 10 años, pero para mí eso no es un trabajo, en realidad es una diversión porque me encanta hacer lo que hago. Soy el hombre más feliz del mundo cuando hago mis creaciones con las flores, porque desde niño me enamoré de ellas. Me siento como en familia porque mis jefes son buenas personas, que siempre están inculcándonos buenas normas. Nosotros tratamos de formar una familia. Mi sueño sería algún día tener una florería igual, pero por ahora soy feliz en mi puesto porque el ambiente laboral es espectacular. Además, gracias a este trabajo pude tener mi casa y cuidar bien a mi familia. Espero que podamos avanzar con la empresa sobre todo en la organización de eventos.

    Ya hemos hecho muchos, pero aspiraría a que La Orquídea también se especialice en eventos y no solo nos centremos en el servicio particular y a domicilio. Tenemos la experiencia y nos ha ido bien, por eso es que estoy convencido de se que sí podemos y lo haremos excelente.

    Carlos Muzo, propietario de La Orquídea, explica que inició el negocio en Quito con su esposa en un local de 2x2 metros, con una inversión de 2 000 sucres hace medio siglo. Foto: Patricio Terán  / Líderes
    Carlos Muzo, propietario de La Orquídea, explica que inició el negocio en Quito con su esposa en un local de 2×2 metros, con una inversión de 2 000 sucres hace medio siglo. Foto: Patricio Terán / Líderes
  • Un lugar que da nueva vida a los muebles antiguos

    Adriana Bucheli
    redaccion@revistalideres.ec

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    Restaurar muebles no resulta una tarea habitual para una administradora de empresas turísticas, sin embargo los precios y la falta de disponibilidad de mercadería a su gusto, direccionado a las antigüedades, hizo que Paulina Mantilla incursionara en el negocio y creara su ­Taller Vintage Amalini.

    Con una mezcla de los nombres de sus hijos, Amalia y Nicolás, Mantilla bautizó a este emprendimiento que lleva en el mercado desde finales del 2015.

    Esta mujer recuerda que todo se inició cuando buscaba un librero estilo vintage, pero las opciones del mercado local eran limitadas y costosas, por lo que decidió comprar uno nuevo y ver la manera de adecuarlo.

    El resultado fue satisfactorio y su esposo le recomendó iniciar con el negocio, para lo que empezó a autoeducarse buscando información y videos de técnicas en Internet. Contactó a un carpintero para que le ayudara a preparar los muebles y tapizarlos y se puso en la tarea de buscar enseres para restaurar.

    Recorridos por pueblos pequeños y carpinterías, así como por lugares con telas lo menos comunes posible para la tapicería son la manera usual que tiene Mantilla de conseguir materiales; sin embargo, una opción que brinda la emprendedora es renovar los muebles antiguos. “Las herencias de las abuelitas, las tías, las recibimos y las trabajamos en conjunto con el cliente, para que quede justo como lo espera”, asegura la emprendedora.

    Es el caso de María José Dillon, quien hizo restaurar una silla pequeñita para su hija. Esta silla le había quedado de herencia de un familiar y realmente no consideraba que podría arreglarse por su deterioro. “Yo no daba ni USD 1 por la silla cuando se la entregué a Paulina y ella me la devolvió perfecta”, comenta Dillon, al explicar que el trabajo es muy detallado y siempre queda a gusto del cliente. Además de la silla, Dillon compró una mesa restaurada.

    En relación con los costos, Mantilla cuenta que las mesas para ser trabajadas se pueden encontrar por USD 100 o sillas por USD 50 cada una, pero todo dependerá del estado del mueble.

    La inversión inicial para sacar adelante Amalini fue de alrededor de USD 1 500, monto que al momento ya se ha recuperado. Un punto que hay que tomar en cuenta, explica Mantilla, es el hecho de que el trabajo manual muy pocas veces es valorado en el país, ya que, por ejemplo, elaborar una silla, una mesa o un velador con estilo vintage lleva su tiempo, porque no solamente implica la pintura sino también la búsqueda de los materiales para que cada mueble sea único. Por los detalles y el trabajo manual, el tiempo para tener listo un mueble es de un par de semanas, en promedio.

    En cuanto a su producción, ha entregado unos 15 muebles, sumados a 16 cuadros infantiles, que también elabora.

    Los precios de sus productos son variables, porque cada pieza es única. Lo único que tiene precio fijo son los cuadros, que están en USD 25. El precio de otros productos va de acuerdo con el trabajo que requieren, por ejemplo, se puede restaurar una mesa por unos USD 45 o USD 50, sin embargo hay también veladores que cuestan unos USD 55, mesas de 110, y sillas que llegan a los 350. Pese a ello, sus precios representan cerca de la mitad de lo que se puede encontrar en el mercado y tiene una utilidad de cerca del 30%.
    Sus principales vías de promoción son Facebook y Mercado Libre.

    Paulina Mantilla muestra algunas de las piezas que restaura y crea en su taller. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Paulina Mantilla muestra algunas de las piezas que restaura y crea en su taller. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • El amaranto da vida al negocio familiar

    Redacción Quito

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    De una desgracia también puede surgir una oportunidad para emprender.  Esta lección la aprendió Nelly Moreno en el 2009. En ese año, la ingeniera en alimentos, que trabajaba en una multinacional en el área de alimentos y bebidas, sufrió meningitis. En el diagnóstico se detectó una inflamación en su cerebro y los médicos le ordenaron medicación constante y reposo absoluto durante seis meses.

    No obstante, las ansias por recuperar su vitalidad le motivaron a buscar una “cura natural” para su enfermedad. Y descubrió un elixir que prácticamente le “devolvió la vida”: el amaranto.
    Con este producto nació Gramolino. El negocio vende granos como el amaranto al granel.

    Y desde el año pasado, la firma incursionó en el segmento de bebidas en TetraPak con amaranto, maracuyá y uvilla con la marca Amati. Este último producto es el valor agregado del negocio, detalla Moreno. “Esta bebida no tiene químicos y es elaborada con productos orgánicos y de comercio justo”, dice la gerenta de la firma.

    El grano de amaranto -al igual que la quinua- es considerado un pseudocereal. Sus beneficios son múltiples: posee proteínas, minerales y vitaminas naturales, ácido fólico, calcio, hierro, fósforo.

    Este alimento contiene un aminoácido que produce la serotonina , antidepresivo natural.
    Moreno dice que cuando tenía meningitis, en su casa le preparaban sopas, jugos y hasta ensaladas con el grano. “Consumirlo de manera diaria mejoró mi salud”.

    Por eso, en marzo del 2010, la emprendedora vio una oportunidad de tener un negocio propio con Gramolino, en la que invirtió un capital de USD 30 000.

    En un inicio, la firma procesaba los granos en su planta en Tumbaco, en el suroriente de Quito, para venderlos al granel en empaques que por su color púrpura -similar a las hojas de la planta de amaranto- llamaron la atención a sus primeros clientes individuales.

    Luego asistió a ferias e ingresó a cadenas de supermercados a escala nacional con el amaranto al granel marca Gramolino.

    Juan Carrera es agricultor y trabaja con amaranto y quinua desde su finca ubicada en el cantón Pedro Moncayo, de Pichincha. Desde que se inició Gramolino es su proveedor. Él explica que cada año le entrega entre 15 y 18 quintales de estos pseudocereales.

    En el 2015 y luego de ganar mercado, la firma empezó a trabajar en la bebida Amati, comenta Carla Novoa, hija de Nelly Moreno y encargada del área de Comunicación de la empresa.

    Para elaborar las bebidas la empresa se alió al Grupo Gloria (Leche Andina). Durante todo el 2015 realizaron pruebas del producto y en noviembre del 2016 arrancó la primera producción de esta bebida, que no tiene preservantes ni químicos. La planta se ubica en Sangolquí. Ahí se procesan 8 000 litros diarios de jugo.

    Amati también se vende en tiendas naturales y cadenas de supermercados. A la fecha también tienen 25 clientes corporativos.

    Moreno detalla que este año trabajarán en el rediseño de la marca y buscan concretar exportaciones. Pero también quieren fortalecer la parte de comunicación, con miras a posicionar al producto en el mercado local.

    Nelly Moreno y Carla Novoa, madre e hija, trabajan este año para posicionar su bebida de amaranto, Amati. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES
    Nelly Moreno y Carla Novoa, madre e hija, trabajan este año para posicionar su bebida de amaranto, Amati. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES