Etiqueta: emprendimiento

  • Ellos innovaron con los tejidos artesanales

    Cristina Marquez

    (F)
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    Los diez miembros de la familia Congacha Gualán se unieron para rescatar el oficio y la sabiduría de Pedro Congacha. Ellos manufacturan textiles tradicionales en telares artesanales.

    La marca se denomina Arteka y funciona con dos líneas de negocio. La primera oferta vestimenta originaria de la cultura Puruhá que incluye, además del emblemático poncho, bayetas, cintas, fajas y shygras; la segunda es una línea de objetos decorativos para el hogar y accesorios pensados en los amantes del estilo étnico.

    Franklin Congacha es el presidente de la asociación y el líder creativo del emprendimiento. Él tuvo la idea de asociarse con sus hermanos, cuñados y sus padres durante una reunión familiar en diciembre pasado.

    Su padre, Pedro Congacha, es un tejedor experto y se dedicó a la manufactura de ponchos y bayetas desde la infancia. Él utilizaba para sus tejidos un antiguo telar de cintura.

    “Cuando mi papá se enfermó tuvo que dejar el oficio de toda su vida. Me llamó para conversar y me preguntó qué pensaba hacer con todos los objetos de su taller”, recuerda Franklin, de 25 años.

    Esa pregunta le inspiró a diseñar un proyecto de rescate cultural que a su vez generara ingresos para su familia. Los diez integrantes lograron reunir cerca de USD 400 para iniciar el emprendimiento.

    Además la madre, Bertha Gualán, quien es beneficiaria del bono de desarrollo humano, obtuvo un crédito especial en el Ministerio de Inclusión Económica y Social de USD 1100. Con ese dinero la familia adquirió dos telares artesanales, hilos de múltiples colores, una máquina de coser, entre otros implementos para la ampliación del taller. La idea tomaba forma.

    La casa familiar situada en Cacha, una parroquia indígena de Riobamba, se convirtió en una especie de centro de operaciones. Allí funciona el taller y una pequeña oficina de diseño y ventas.

    “Cuando empezamos a decidir sobre los productos que ofertaríamos consideramos que hay un público mestizo que valora y disfruta los textiles indígenas. Así definimos nuestra línea de negocio”, cuenta Franklin.

    Sus estudios universitarios en artes de la imagen se convirtieron en una potencialidad del emprendimiento. Él es el diseñador de juegos de comedor que incluyen cobertores, caminos de mesa, individuales, manteles, entre otras piezas. Se comercializan por USD 45.

    La marca también cuenta con juegos de dormitorio que incluyen almohadas y almohadones, pie de cama y otros accesorios que cuestan desde USD 50. Todos esos adornos se hacen con el misma tela de los ponchos de Cacha, que se caracterizan por sus tonos rojos con chakanas bordadas.

    El producto estrella de la marca es el poncho tradicional. La familia lo fabrica en tres colores: rojo, plomo y azul, y cuesta USD 80.

    El poncho está hecho con una nueva técnica que acelera la producción pero mantiene la calidad.

    Los datos

    La familia manufactura cinco ponchos a la semana usando los telares y una nueva técnica. Antaño Pedro Congacha sólo lograba dos ponchos a la semana.

    La empresa se constituyó oficialmente en marzo pasado. La meta a corto plazo es emplear a más artesanos de la parroquia.

    El taller funciona en un espacio de 200 metros cuadrados. Allí trabajan los 10 miembros de la familia.

    La prendas y objetos decorativos se comercializan en todo el país a través de las redes sociales y en ferias artesanales que se organizan cada mes.

    Franklin Congacha, Bertha Congacha y Ramón Ayol son parte de la Asociación Asoproarteka, de Cacha. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Franklin Congacha, Bertha Congacha y Ramón Ayol son parte de la Asociación Asoproarteka, de Cacha. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • Una aplicación nacional enfocada en el trabajo

    Redacción Líderes

    Dos jóvenes ecuatorianos participan en el programa de emprendimiento TrepCamp, en Estados Unidos, con la aplicación GIG y esperan llegar a la final.

    Se trata de Andrea Jurado y Henry Villavicencio, estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), quienes compiten en este programa de entrenamiento para emprendedores.

    El TrepCamp se realiza en varias ciudades del mundo y durante tres semanas busca desarrollar las habilidades emprendedoras de los participantes a través de simulaciones de emprendimiento.

    Los jóvenes ecuatorianos ingresaron al programa mediante evaluación, proceso en el que obtuvieron una beca parcial para participar en la sede del TrepCamp en Silicon Valley. La EPN ayudó a los estudiantes cubriendo los costos adicionales; además, les brindó apoyo legal y asesoría.

    En el programa, Jurado y Villavicencio, junto con estudiantes de Argentina y México, idearon, diseñaron y desarrollaron una ‘app’ denominada GIG.

    Es una plataforma que busca brindar trabajo a personas sin estudios formales, pero que tienen habilidad y conocimiento para realizar diferentes oficios. “Estas personas no suelen tener trabajo estable y reciben un bajo salario. Les resulta difícil encontrar clientes y publicitar sus servicios”. A ellos se dirige la aplicación y está pensada para operar en países de Latinoamérica, señala Jurado.

    La ‘app’ funciona de manera colaborativa. Los prestadores del servicio se registran en la aplicación, mediante correo electrónico o conectando su cuenta de Facebook o Google. Luego, deben ingresar sus credenciales para verificar la identidad. Finalmente, pueden ofertar sus servicios, que están clasificados por categorías, como plomería, pintura, carpintería, entre otros oficios.

    Los usuarios, a su vez, pueden contratar el servicio deseado, elegir al prestador del servicio y dar una calificación a la persona.

    El equipo se encuentra compitiendo para llegar a la final del TrepCamp y obtener una financiación de USD 10 000 para implementar el proyecto. Actualmente han superado varias etapas, dejando atrás a equipos de otros países.

    El 26 y 27 de septiembre presentarán la primera versión de GIG a inversores, mediante videollamada. El objetivo es quedar entre los cinco mejores equipos, para defender el proyecto en el Congreso 4YFN, en Los Ángeles .

    Jurado, estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones, y Villavicencio, quien estudia Ingeniería en Redes de Información, explican que su aporte al proyecto es en el área técnica, pues los integrantes de Argentina y México estudian carreras relacionadas con la economía y el Marketing. “Trabajar con jóvenes de otras nacionalidades ha sido muy enriquecedor, pues cada uno ha aportado con sus conocimientos, cultura”, comenta Villavicencio.

    Los estudiantes retornaron a Ecuador hace pocas semanas, para terminar su tesis de grado.

    Henry Villavicencio y Andrea Jurado son estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Henry Villavicencio y Andrea Jurado son estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Este restaurante manabita piensa en los viajeros

    María Victoria Espinosa

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    Porto Café es un emprendimiento que nació en Portoviejo, la capital de Manabí, después del terremoto del 16 de abril del 2016. Se especializa en comida manabita como hayacas, bolones, tigrillos, sánduches de chancho, humitas y café pasado, cultivado en los campos de la provincia.

    Este negocio se instaló en la Terminal Terrestre de Portoviejo, en una zona donde estaban ubicadas las conexiones eléctricas. Maiko Rodríguez es el propietario de Porto Café. Él recuerda que después del terremoto, la zona comercial desapareció y los comerciantes empezaron a buscar otras zonas de la ciudad donde instalarse provisionalmente.

    Rodríguez afirma que un día empezó a caminar desde la zona cero de Portoviejo hasta la terminal. Cuando estaba al frente notó el flujo de pasajeros que había en la zona e ideó un proyecto para instalar una cafetería con productos que no vendieran otros comerciantes. “Por lo general, la comida que vendían era con arroz y la gente que viajaba no podía llevársela en el bus”.

    Pero ingresar con un negocio al terminal no era una tarea fácil y menos en el lugar que Rodríguez quería colocarla. Así que debió pedir una cita con el alcalde de Portoviejo Agustín Casanova, quien luego de escuchar el proyecto decidió darle el aval para construir la cafetería.

    Rodríguez tuvo que derrumbar algunas paredes y construir un pequeño local con una cocina y mostradores para sus productos. En la parte de afuera colocó sillas y mesas. La inversión para empezar el negocio fue de aproximadamente USD 20 000.

    Porto Café combina el estilo manabita con el de las cafeterías que hay en Nueva York (EE.UU.). Eso debido a que Rodríguez vivió en esa ciudad y al llegar a Manabí notó que no había cafeterías con ese estilo. Por eso también vende malteadas, sánduches con aderezos como salsa BBQ, pepinillos, aceitunas, jamón de pernil y otros.

    Pero también vende el típico sánduche manabita que contiene chancho, típico en zonas rurales.

    Ángel Zambrano es uno de los clientes de Porto Café. Él vive en Manta, pero al menos una vez a la semana debe hacer trámites en Portoviejo. Una de sus paradas obligatorias es este negocio. Por lo general se toma un café de Jipijapa, que tiene la particularidad de que no es ácido. Lo acompaña con una hayaca, que es un platillo de maíz con pollo, pasas y pasta de maní envuelto en una hoja de plátano. “La comida es fresca y rica. Una de las ventajas es que está dentro de la terminal y abre desde las 06:00”.

    A diario a la cafetería llegan alrededor de 200 clientes desde las 06:30 hasta las 21:00. En feriados esa cifra se duplica.

    Rodríguez señala que la pasión por la gastronomía es una herencia familiar. Sus padres tienen un restaurante en Chone llamado Maikito. Ahí se especializan en la gastronomía de la zona centro norte de Manabí, ubicada en el estuario del río Chone.

    Ahí preparan chame frito, desayunos criollos, mariscos y otros. “Mi madre es una especialista en comida tradicional. Ella conserva las recetas típicas”.

    Porto Café tiene otra sucursal en el centro de Portoviejo. Los locales conservan la misma decoración. El proyecto de Rodríguez es crear una marca que se pueda replicar en otras ciudades del país como su natal Chone.

    El negocio

    Porto Café tiene tres años de creación. Empezó en un pequeño espacio del terminal en Portoviejo con una inversión de USD 20 000.

    Cada año, se renueva el mobiliario para atraer a los 9 000 pasajeros que circulan a diario por la terminal terrestre.

    En este negocio trabajan cuatro personas, quienes se encargan de elaborar los más de 20 platillos que se ofrecen a diario.

    A diario a la cafetería llegan alrededor de 200 clientes.

    Maiko Rodríguez es el propietario del negocio Porto Café, ubicado en la terminal terrestre de Portoviejo. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Maiko Rodríguez es el propietario del negocio Porto Café, ubicado en la terminal terrestre de Portoviejo. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Incentivó el emprendimiento en una comunidad de Riobamba

    Cristina Marquez

    (F)
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    Juan Carlos Caisaguano es considerado un ejemplo de superación personal y un precursor de fuentes de empleo en su comunidad natal: La Esperanza. Se trata de un pequeño poblado agrícola situado cerca a San Luis, en Riobamba.

    A sus 29 años, él es el dueño de cultivos de mora e invernaderos de pimiento y tomate de árbol, y es uno de los emprendedores beneficiados de los créditos productivos que entregó BanEcuador, la semana pasada, en Chimborazo.

    Usualmente viste su ropa de trabajo: unos pantalones gruesos, una chompa de manga larga para minimizar los cortes en las manos y una gorra para protegerse del sol del mediodía. Su rutina diaria se inicia a las 05:00 y dedica la mayor parte de su tiempo al cuidado de sus moras de castilla.

    “Hay que podarlas y cuidarlas bien. Cosechamos moras tres veces a la semana y es el producto que nos da el sustento diario, porque los otros cultivos son de ciclo más largo, mientras que las moras las vendemos cada semana”, cuenta mientras camina por los surcos de la plantación de 3 500 metros cuadrados.

    Durante la cosecha, le ayudan su esposa y otras seis familias, quienes también dependen del éxito de las plantaciones para subsistir. La meta de Juan Carlos es mejorar la calidad de sus cultivos y ampliarlos para llegar con sus moras a más mercados del país.

    Actualmente todo el producto se vende en el mercado mayorista de Riobamba. Cada semana se comercializan en promedio 300 cajas de moras y el valor varía de acuerdo a la temporada, cuando hay una producción alta cuesta USD 4 la caja y, en noviembre, se comercializa hasta en USD 9.

    Según Juan Carlos, la mora siempre es rentable, pero la temporada que genera los mejores ingresos es la primera semana de noviembre, cuando todas las familias la buscan para preparar la tradicional colada morada.

    El éxito que ha logrado con sus moras le motivó a conseguir un crédito para ampliar la producción y adquirir un nuevo espacio.

    BanEcuador le entregó la semana pasada un cheque por USD 20 000. El crédito es parte de una campaña de incentivos productivos que lanzó esa institución.

    “Este tipo de emprendimientos, que generan empleo y le ayudan a las familias a crecer, son nuestra prioridad”, dijo Carlos Luis Tamayo, gerente general de BanEcuador. 18 emprendimientos de Chimborazo recibieron en conjunto USD 70 000 en créditos.

    El dinero le permitirá a Juan Carlos incrementar al menos 1 000 plantas de mora, que al momento es su producto estrella. Él también tiene un invernadero de 1000 metros con pimientos verdes y otro de 800 metros con plantas de tomate de árbol.

    “Nadie me enseñó a trabajar la mora. Tuve que conseguir empleos y miraba cómo los técnicos cuidaban los cultivos, así fui aprendiendo para tener mi propio negocio”, cuenta el emprendedor.

    Él trabaja en campos agrícolas desde su infancia. Sus padres también son agricultores. Ellos le mostraron cómo trabajar la tierra y siempre le motivaron a tener un ingreso propio.

    A los 14 años trabajaba como jornalero en invernaderos de otros productores y fue en esa época cuando empezó a memorizar cada sugerencia de los técnicos para tener cultivos prósperos y rentables. Sólo un año después había reunido dinero suficiente para hacer su primera inversión: una casa propia y terrenos.

    “Desde pequeñito vimos que era diferente. Siempre ahorraba su dinero y en lugar de gastarlo en golosinas como otros niños, él se compraba ropa y cosas para la casa”, dice orgulloso su padre.

    Con una casa construida y un emprendimiento agrícola siendo aún adolescente, Juan Carlos se convirtió en el ejemplo a seguir de los vecinos de la comunidad.

    A los 18 años, contrajo matrimonio con Mónica Tiuquinga. Juntos tienen tres niños pequeños.
    “Yo sólo pude terminar la escuela. Quiero que mis hijos lleguen a la universidad, por ellos trabajo”, dice Juan Carlos, quien tiene como meta seguir creciendo.

    Los datos

    San Luis es una parroquia rural de Riobamba donde predomina el emprendimiento agrícola. La mayoría de habitantes depende de sus salarios como jornaleros en invernaderos de tomate riñón.

    La familia Caisaguano obtuvo un crédito productivo con beneficios como interés reducido y un tiempo de gracia.

    BanEcuador entregó los incentivos crediticios a asociaciones comunitarias y emprendedores jóvenes de la provincia de Chimborazo.

    La mora es uno de los cultivos de moda en Chimborazo, debido a su buen rendimiento y rentabilidad.

    Juan Carlos y su esposa trabajan todos los días en su plantación de moras. Dan empleo a otras seis familias. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Juan Carlos y su esposa trabajan todos los días en su plantación de moras. Dan empleo a otras seis familias. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Ellos cuidan de la higiene con insumos naturales

    Redacción Quito

    Productos para el cuidado personal y del hogar que no dañan el medioambiente forman parte de la oferta de Intiaromë. Para la compañía, el uso de insumos naturales es un eje fundamental.

    Sebastián Troya, gerente de la firma, comenta que su bagaje en la industria del cuidado personal influyó en la creación de la empresa. “Trabajo en este sector hace más de nueve años. Yo manejaba una de las marcas más importante en el mercado ecuatoriano; la desarrollé y luego la vendí. Gané el conocimiento y la experiencia para continuar con este negocio”.

    El empresario sabe que la gente está cada vez más consciente del tema ambiental y el impacto de los productos que se utilizan a diario. Él mismo estuvo en la búsqueda de artículos de cuidado personal hechos con insumos naturales.

    Comenzó a investigar y logró desarrollar el primer producto de la marca, es decir un desodorante libre de aluminio. En países como EE.UU., estos productos existen y su oferta es amplia.

    Fue así como surgió la compañía, que puso en marcha junto a su esposa Claudia Tobar. Su suegro, el ingeniero químico José Tobar, es quien se encargó de la investigación y desarrollo.
    Un total de USD 100 000 iniciales se usaron para comprar maquinaria, material para embalaje, registro de marca, entre otros. La planta de producción se encuentra en el Complejo Industrial de Itulcachi, en el oriente de Quito, cerca de la Panamericana Norte.

    La idea de esta empresa no solo es fabricar productos de buena calidad, sino que tenga un enfoque hacia el cuidado del cuerpo, mente y medioambiente. La compañía surgió en junio del 2018 y comenzó a comercializar sus productos desde este año.

    La marca comercial es Lulë, que significa flor en idioma albanés. En su línea de desodorantes, la empresa ofrece dos con aroma, que son unisex; otro para público masculino y otro sin fragancia; se pueden usar desde los 8 años, pues tienen una fórmula suave. Esta oferta se comercializa en 94 puntos de venta del país, uno de ellos Collage Cosmetics.

    “Destacamos la forma de hacer sus productos. Su presentación, además, es muy vistosa. La fórmula no tiene componentes controversiales. Responde a nuestro requerimiento, es decir tener una cosmética más consciente. Hay buenos comentarios de los consumidores”, explica Alejandro Jaramillo, gerente de marca de la boutique de cuidado personal.

    El último mes, en sus puntos de venta de Quito y Guayaquil, ha vendido unas 100 unidades.
    Intiaromë cuenta con una línea de hogar: aromatizantes para casa bidifusores y para auto.

    La presentación de estos productos es particular, pues los primeros vienen en un frasco que contiene el producto en dos densidades y, junto a este, unas pajillas para insertar y permitir que se consuma el aroma; los segundos se comercializan en una circunferencia de vidrio y madera que debe estar colgada para que el olor se disemine en el vehículo.

    En esta línea, Intiaromë cuenta con tres fragancias. “Son iniciales, queremos expandirlas a más. En el caso del aromatizante automotriz se puede controlar el olor de la fragancia y es posible usar el producto en clósets o casilleros”. Se venden en 73 puntos.

    Uno de estos últimos es Corporación Favorita. Esta explica que comenzó a vender la marca el 22 de marzo de este año; actualmente, se comercializan las dos líneas de productos. Destaca la idea de Intiaromë de aportar al cuidado del medioambiente y, al mismo tiempo, cuidar al ser humano.

    Troya explica que su oferta ha tenido una amplia acogida en el mercado debido al uso de ingredientes naturales entre los que están verbena, aceite de coco, té verde, ‘shea butter’, romero, esencias francesas, entre otros.

    Troya explica que entre sus proveedores se encuentran empresas ecuatorianas. Además, asegura que sus envases de desodorantes, cilíndricos y de polipropileno, sirven para reciclarse al 100%; un objetivo de la firma es poder dar al público la posibilidad de rellenar.

    Entre las metas que tiene la empresa a futuro está desarrollar más productos y exportar. También tiene un contrato para maquilar jabón líquido; eso sí, siempre bajo los estándares ambientales que maneja la compañía.

    Una empleada de la fábrica se encarga del proceso de etiquetado de los desodorantes de la firma. Estos productos tienen cuatro tipos de aromas. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
    Una empleada de la fábrica se encarga del proceso de etiquetado de los desodorantes de la firma. Estos productos tienen cuatro tipos de aromas. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
  • La tradición del sombrero perdura en Quito

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Humacatama significa cabeza cubierta. Luis López fundó esta sombrerería con el objetivo de rescatar una antigua tradición familiar que viene desde sus padres y abuelos.

    López, de 63 años, es analista de sistemas. Aunque aprendió desde los 10 años el oficio de elaborar sombreros, se mantuvo alejado de dicha actividad hasta el 2007, cuando fundó su negocio.

    La razón para dedicarse a la actividad artesanal fue su interés y habilidad para trabajar diferentes materias con sus manos. “Dejé mi profesión porque me di cuenta que no era lo mío. Siempre he tenido un lado artístico, una gran habilidad con las manos” comenta.

    El negocio se ubica en el centro histórico de Quito. Nació como parte de un proyecto de restauración de la calle La Ronda, impulsado por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

    Esta tradición viene de familia. El abuelo de López se dedicaba a ello en Ambato, en la década de los 20 y su padre también. “Este último, Luis Gerardo López se trasladó a Quito, junto a mi madre, alrededor de 1940. Vivieron en la Flores, cerca de la Plaza del Teatro, donde elaboraron sombreros hasta la década del 60. Desde entonces la gente dejó de utilizar estas prendas de vestir”.

    Los sombreros se elaboran artesanalmente y se inspiran en distintas épocas históricas de la ciudad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
    Los sombreros se elaboran artesanalmente y se inspiran en distintas épocas históricas de la ciudad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

    El negocio no solo elabora y vende sombreros. Su intención es brindar un servicio. “Nos caracterizamos por el trato al cliente y la calidad en la elaboración de nuestros productos, hechos de manera artesanal. Queremos no solo ofrecer un buen producto, sino también experiencias”.

    Humacatama funcionó en la tradicional Casa de Los Geranios hasta el 2018. Desde febrero de este año se encuentra en la casa 625, en el segundo piso.

    En el negocio se invirtieron USD 20 000 para la adecuación del local, adquirir muebles y herramientas necesarias. Parte de los implementos son herencia del padre de López.

    El artesano cuenta con distintas líneas de diseño de sombreros. La más reciente es la Facinator, inspirada en diseños europeos. También se ha implementado una línea con detalles de pelo artificial, dirigida al ámbito oncológico, sin dejar de lado la moda.

    El cliente puede acceder a una amplia variedad de sombreros; para dama, caballero y niño. Pueden ser modelos modernos o de anteriores épocas, como la de los 20’s o la edad media.

    Los sombreros se elaboran en tela, fieltro o paja toquilla, usando moldes y maquinarias artesanales. “Optamos por la elaboración artesanal porque es algo que nos diferencia de la competencia. Al elaborar pocas unidades, ofrecemos un producto único y selecto”, señala López.

    La meta a futuro para Humacatama es asegurar el legado familiar. “A mi edad me he dado cuenta de que no podré continuar para siempre trabajando solo. Aunque estoy cerca de jubilarme, deseo seguir dedicándome a esta actividad hasta que mi fuerza aguante, pero espero que mis hijas continúen con la tradición”.

    La hija mayor, Alejandra López, dirige desde hace tres años una sucursal de Humacatama, que también se encuentra en el Centro de Quito. La menor, Cristina López, está aprendiendo el oficio de mano de su padre.

    Datos

    Se invirtió USD 20 000 para adecuar el local donde funciona el negocio y ambientarlo como en los años 30.
    Los ingresos mensuales bordean los USD 5 000.
    El precio promedio de un sombrero es de USD 40.
    El sombrero tejano es un modelo de origen ecuatoriano.
    La venta se realiza en los locales de Humacatama. No se realizan ventas al por mayor a otras tiendas.
    Los clientes europeos representan un 70% del total.

    Luis López elabora sombreros artesanales de fieltro, tela y paja toquilla. También fabrica pedidos especiales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Luis López elabora sombreros artesanales de fieltro, tela y paja toquilla. También fabrica pedidos especiales. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Francisco Solsona: ‘Hay que internacionalizarse pronto’

    Pedro Maldonado O. 
    Editor del Semanario LÍDERES (I)

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    Las aceleradoras son un protagonista clave del ecosistema emprendedor en América Latina y Ecuador es parte de esta tendencia que se expande por la región. LÍDERES conversó con Francisco Solsona, un experto en la materia, que despejó algunas dudas, pero también planteó desafíos para los emprendedores ecuatorianos.

    En el ecosistema emprendedor se oye con fuerza la aparición de aceleradoras. ¿Qué concepto está detrás de este nombre?

    Es un concepto muy simple. La idea de las aceleradoras es darle al emprendedor todo lo que necesita para llegar al siguiente nivel.

    ¿Ese ‘todo lo que necesita’ qué implica?

    Típicamente a veces es capital, pero también conocimiento a través de talleres, mentoría uno a uno, conectarles con expertos que le ayuden a entender los retos que tienen, las herramientas que pueden usar y encaminarlos. Hay programas por semanas o meses con contenidos muy precisos: negocios, estrategias de producto, experiencia de usuario, marketing digital… Estos son los temas que normalmente abordan las aceleradoras.

    En su experiencia ¿Qué necesidades o dudas tienen los emprendedores que llegan a una aceleradora?

    Suena chistoso, pero usualmente el principal problema es que no saben todo lo que no saben. Por ejemplo, creen que están resolviendo un problema porque ellos lo sufren. Ese es lo típico. Dicen que en el trayecto de su casa a su oficina hay un problema y piensan en una solución de transporte ecológico, de impacto, etc. O dicen que los medios de pago son ineficientes y piensan en crear una ‘fintech’. Eso no está mal, pero el problema es que en la práctica las cosas son distintas. Los emprendedores deben tener claro que ellos no son los usuarios. Tal vez sí hay un problema, pero el primer trabajo importante en un programa de aceleración es hacerles entender quién es el cliente, conocerlo. Eso les ayuda mucho porque de lo contrario terminan trabajando seis meses hasta tener un piloto de producto o servicio y cuando lo sacan al mercado se dan cuenta de que eso no es lo que la gente quiere. La clave es entender bien quién es el cliente para hacer un negocio sustentable, que tenga impacto, que resuelva un problema. Hay un recorrido desde la necesidad de resolver un problema hasta que la gente prueba el producto.

    La aceleradora acompaña todo este proceso…

    Así es. Hay distintos programas, que pueden durar seis meses, aunque no existe un estándar. Hay acompañamientos de tres meses o de un año. El tiempo varía, según los contenidos, los mentores, los formatos y la perspectiva. Para empresas muy jóvenes, de dos personas con una idea, es decir nivel semilla, los programas de aceleramiento no van más allá de seis meses. Pero para otras empresas, con uno o dos años y tracción, los programas son más largos.

    ¿Cuál es la diferencia entre incubadora y aceleradora?

    La aceleradora, literalmente, acelera una idea a un siguiente nivel. Las incubadoras están más en centros como universidades y trabajan con estudiantes que buscan resolver problemas. La incubadora forma el equipo, explica procesos y construye un producto. La aceleradora es un paso posterior a una incubadora.

    ¿Las aceleradores son socios de un emprendimiento?

    La mayoría lo hacen y toman un porcentaje. La cifra ha ido mejorando, aunque no existe un estándar. El promedio en la actualidad es entre el 5% y el 10% del emprendimiento.

    Antes era mayor el porcentaje…

    Así es. Antes pedían hasta 50% del emprendimiento al que acompañaban y asesoraban.

    ¿Quiénes están detrás de las aceleradoras?

    Hay de todo. Desde organizaciones que quieren apoyar al ecosistema. También hay fondos de inversión asociados a aceleradoras, así como todas las combinaciones que nos podamos imaginar. Los inversionistas ángeles, por lo general, son independientes y casi nunca se involucran con la operación de una aceleradora, pero pueden ser parte de los mentores. Un valor muy importante es acercar la inversión y conectar a emprendedores con empresarios, inversionistas. La aceleración es un trabajo injusto y casi ingrato. La mayoría de cosas que aprenden los emprendedores las aprenden una vez y no las necesitan más. Entonces ya no volverán a una aceleradora porque ya saben en qué enfocarse, cómo trabajar, las metodologías y las técnicas. Por eso las aceleradoras siempre deben buscar jóvenes, talento nuevo. Y entre más sofisticados sean los emprendedores, menos irán a la aceleradora. Por eso éstas deben reinventarse, estar a la vanguardia, muy bien conectadas.

    ¿Quienes integran una aceleradora?

    Gente muy comprometida con el ecosistema emprendedor en una ciudad o país.

    ¿Qué está ocurriendo en la región? ¿Qué países llevan la delantera en este tema?

    Es muy parejo, pero su tiempo de vida es volátil. Algunas crecen y luego desaparecen por lo dicho antes. Otras aceleradoras de carácter internacional se enfocan en toda una región y su fuerte es la inversión y participación en emprendimientos. Brasil es el mercado con mayor fuerza, es muy atractivo para inversionistas y fondos, es un mercado enorme y las empresas pueden crecer solo enfocadas en Brasil. México es el segundo mercado más atractivo, allá han crecido mucho las ‘fintech’ con 120 millones de habitantes y solo 30% de la población bancarizada.

    ¿Qué se sabe de Ecuador?

    Ecuador es un país estable, pero es un mercado relativamente pequeño con una población de 17 millones. El reto para los emprendedores ecuatorianos es entender que tienen que ser internacionales lo más pronto posible. Tener una idea en Ecuador y una siguiente versión para salir a la región.

    ¿Algo más que deben plantearse los emprendedores ecuatorianos?

    Lo demás son cosas técnicas fáciles de hacer, pero lleva tiempo. Invertir mucho en tecnología, invertir en entender al cliente, así como la responsabilidad social y la riqueza cultural de la región.

    ¿Qué deben hacer los emprendedores ante la llegada de posibles socios o inversionistas?

    Hay un cliché que dice: las ideas no valen mucho. Ya pasamos la época en donde la gran idea era poderosa. Hoy si no se tiene la capacidad técnica de ejecutarla y convertirla en un producto o servicio no sirve de nada porque alguien más va a hacerlo. Usualmente las ‘start ups’ tienen otras barreras como, por ejemplo ,la velocidad de ejecución de una idea, que puede tenerla otro emprendedor. Dejarse ayudar por fondos o aceleradoras.

    Hoja de vida

    Cargo. Google Developers Regional & Accelerator Lead. Es parte del equipo Google Developers Ecosytem. Trabaja de cerca con la comunidad emprendedoras en América Latina.
    Experiencia. Trabajó en la Universidad Nacional Autónoma de México como catedrático, investigador y coordinador del servicios de cómputo. Ha dirigido proyectos.
    Formación. Tiene estudios en Ciencias de la Computación en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad de Texas en Austin.
    En Quito.  Participó en un taller organizado por Impaqto.

    Francisco Solsona,miembro del equipo de Google Developers Ecosystem, explica los beneficios que traen las aceleradoras de negocios. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Francisco Solsona,miembro del equipo de Google Developers Ecosystem, explica los beneficios que traen las aceleradoras de negocios. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • La agroecología le permite emprender

    José Luis Rosales

    (F) Contenido intercultural

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    El Rey del ‘Ovo’, una tienda de productos agroecológicos y restaurante, es una de las nuevas propuestas que impulsa Zulay Hernández.

    Tiene 32 años y desde hace siete incursionó con su familia en la agricultura libre de químicos.

    Está vinculado a varios colectivos. Ella asegura que es una de las 600 mujeres de Imbabura que se dedican a esta actividad.

    Recuerda que cuando participó en un encuentro nacional agroecológico, que se hizo en Loja, sugirió que a más de las charlas había que incluir actividades en la que los campesinos puedan compartir sus saberes.

    En aquella ocasión improvisó un taller para elaborar pasta dental en base a hierbas con propiedades medicinales.

    Varios de esos conocimientos los adquirió cuando cursaba el bachillerato técnico agropecuario agroindustrial en el colegio Eloy Alfaro, de Ibarra. Inició la carrera de agroindustrias en la Universidad Técnica del Norte, pero la abandonó por falta de dinero.

    Su espíritu emprendedor le ha impulsado a asumir varios retos. Participa en cuatro ferias de productores en Ibarra y Quito. El producto estrella del negocio de Hernández es el ovo.

    La mujer recuerda que luego de un año de haber ingresado al primer mercado alternativo, que se desarrolla en los patios del Ministerio de Agricultura, le pidieron que regrese a vivir en el campo.

    Su familia posee una propiedad en la parroquia de Ambuquí, en el norte de Ibarra. Ahí surgió la Finca Rey del ‘Ovo’.

    El nombre lo puso Alfonso Hernández, abuelo paterno, en honor al Niño Jesús a quien le ha atribuía las abundantes cosechas del ovo.

    En una hectárea de terreno hay 150 matas de este fruto anaranjado que asegura tienen un sabor dulzón que le atribuyen al uso de abono orgánico. Aunque brotan durante todo el año, la producción plena se da en septiembre.

    También hay 11 variedades de guandul, un fréjol de zona cálida, plantas forrajeras, pastos y, al menos, 150 plantas medicinales. Antes producían en monocultivo la caña de azúcar.

    Cada uno de los ocho integrantes de esta familia tiene su rol. Zulay es la encargada de asistir a los cursos de agroecología y de replicar los conocimientos a los demás. Varias mujeres kichwas de la zona le han compartido saberes.

    También incursionó en la elaboración de artículos de aseo. Silvia Chávez, una especialista cuencana, le enseñó a fabricar jabón, champú, desodorante y detergente líquido para ropa.

    Zulay fue ensayando con sus fórmulas para obtener un jabón con textura dura, que conserve el color y que no se fermente.

    Los recursos de la venta de estos artículos se destinan al pago de la mano de obra de los parientes que trabajan en la finca.

    Otra fuente de ingresos es la visita de turistas a la finca en Ambuquí. La idea es que los visitantes conozcan sobre este tipo de agricultura y también saboreen platillos con el caldo de gallina.

    Participó en representación del Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador en un Encuentro de Mujeres Latinoamericana y del Caribe, en Panamá. Eso le permitió organizar un taller de desarrollo personal con las mujeres campesinas.

    Por lo pronto, tiene como objetivo tramitar el registro sanitario para el jabón. Hay de varios ingredientes, uno de ellos es el de achiote con ralladura de naranja.

    En la tienda Rey del Ovo también se comercializan productos de otro 12 emprendedores. Las jícamas, zanahorias blancas, aguacates, gallinas criollas, miel y café son de la Finca Mira, ubicada en el cantón de mismo nombre.

    Levi Tapia, cliente de la tienda, destaca la calidad de productos, como verduras y frutas.

    En la línea de restaurante ofrecen menús con productos tradicionales. El lunes anterior, por ejemplo, fue una sopa de arroz de cebada y un plato fuerte con arroz, pastel de camote y pollo estofado.

    En la decoración del local invirtieron USD 1000. Algunos de los elementos han sido reciclados.

    En Ibarra, Zulay Hernández abrió una tienda en el que expende productos de su finca y de otros compañeros
    En Ibarra, Zulay Hernández abrió una tienda en el que expende productos de su finca y de otros compañeros. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
  • Este ‘delivery’ llega a ciudades pequeñas

    Patricia González

    Redactora (I)

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    En moto o bicicleta, los repartidores de pedidos a domicilio se han vuelto parte del paisaje urbano en las grandes ciudades del país, como Quito y Guayaquil, con la llegada al Ecuador de aplicaciones de ‘delivery’ internacionales.

    Carlos Zabala y Stalin Hernández, oriundos de El Coca, en el oriente del país, se dieron cuenta de que las pequeñas urbes no tenían el mismo acceso a este tipo de servicios basados en las nuevas tecnologías móviles.

    Los dos jóvenes venían emprendiendo, por separado, en diferentes áreas: diseño de marcas, producción audiovisual, gastronomía, producción musical. Hace un par de años, trabajaron juntos por primera vez, en la realización de videos musicales, en Quito.

    Fue durante ese proyecto que Carlos le propuso a Stalin asociarse para desarrollar una ‘app’ de reparto a domicilio, enfocada en las pequeñas ciudades. Hernández, quien buscaba trabajar en algún proyecto tecnológico, aceptó.

    Stalin estuvo al frente del desarrollo tecnológico de la primera versión de la aplicación, para la cual solicitaron un crédito de USD 10 000, en una cooperativa. En noviembre del 2017, lanzaron ‘Parallevar’ en El Coca.

    La ‘app’ ofrece seis categorías a los usuarios: comida, licores, supermercados, regalos y tecnología, farmacia y mandados. Una vez hecha la solicitud del pedido, el aliado recibe la orden y automáticamente la aplicación asigna al ‘correcamino’ (repartidor) más cercano. El usuario tiene la opción de rastrear por GPS al repartidor. El promedio de tiempo de entrega es de 30 a 40 minutos.

    Parallevar trabaja con 90 aliados. Por cada venta que se concreta por la aplicación, cobra el 15%.

    Gracias a que obtuvieron otro crédito por USD 50 000, en noviembre del pasado año abrieron operaciones en Manta (Manabí). Y hace unos meses en Portoviejo.

    Panadonuts, un local de venta de donas y otros productos de panadería y pastelería, es uno de sus aliados en Manta, desde junio pasado. En dos meses, el local ha entregado 60 pedidos por la ‘app’.

    “Para mí fue algo novedoso e interesante porque se amplía el mercado sin necesidad de tener más locales”, comenta Henry Roldás, propietario del negocio. A través de Parallevar, Panadonuts ofrece un combo especial de 12 donas, con el que el envío no tiene ningún costo.

    Leonor Soledispa utiliza la ‘app’ desde hace un año, en El Coca, para hacer pedidos de comida, productos en farmacias o incluso para entregas de documentos (mandados). “Es excelente. Los pedidos siempre llegan a tiempo”, comenta esta usuaria.

    Las entregas están a cargo de 27 ‘correcaminos’ entre las tres ciudades. Por usar la aplicación cancelan USD 40 de inscripción y un dólar por día. Sus ganancias son el costo de las carreras por envío. La firma analiza contratar a un equipo de repartidores en un futuro.

    El grupo empresarial Marco Raúl, con amplia experiencia en retail, invirtió USD 200 000 en Parallevar, en junio pasado, lo que les permitirá consolidarse y expandirse en otras ciudades e invertir en un proyecto de supermercados ‘delivery’, que llevará el mismo nombre de la aplicación.

    Carlos Zabala y Stalin Hernández son los creadores de la aplicación Parallevar, lanzada en noviembre del 2017.
    Carlos Zabala y Stalin Hernández son los creadores de la aplicación Parallevar, lanzada en noviembre del 2017. Foto: Cortesía Parallevar
  • Andrea Macías: ‘Emprender es un camino en el que no hay que desanimarse’

    Carolina Enriquez

    Redactora (I)

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    «No se desanimen». Esa es la frase con la que Andrea Macías incentiva a las mujeres, principalmente emprendedoras, para que cumplan sus metas.

    Ella es comunicadora y se ha desempeñado en diferentes campos dentro de su profesión, tanto en el sector público como en el privado. Además, cuenta con un diplomado en asesoría de imagen.

    Hace dos años, luego que tuvo su tercer hijo, dejó su trabajo bajo relación de dependencia y emprendió. Hoy da asesorías personales, que incluyen la elaboración de un FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas).

    Asimismo, brinda talleres propios y dentro del Instituto de Artes Visuales de Quito sobre cómo potenciarse para triunfar y emprender. “Una de las cosas que se muestra es que lo que le sirve a uno no le sirve a todos. Cada persona debe ver lo que funciona de acuerdo con su giro de negocio”.

    Mujer y emprendimiento

    “Estoy en un proceso para certificarme con el objetivo de contar con herramientas y técnicas para poder enseñar a las mujeres sobre cómo empoderarse. Es necesario que exista un despertar.

    Hay un estudio de la Universidad de Harvard que dice que las mujeres somos dadoras, es decir ‘siempre pensamos en los otros’ como los esposos, hijos, padres…

    Cuando tenemos un tiempo para nosotras nos sentimos culpables, creemos que estamos robando el tiempo de otros para nosotras. Pero debemos pensar que cuando estamos bien vamos a potenciar nuestras habilidades.

    A las mujeres emprendedoras, porque yo lo he vivido, les digo que no se desanimen. Cuando uno quiere impulsar un negocio encuentra muchos obstáculos, situaciones complejas para uno.

    Desde mi punto de vista hay que mantener la fe. Eso me ayudó a salir adelante cuando enfrenté un grave problema de salud con mi tercer hijo luego de que nació.

    Salí adelante de esa experiencia y he logrado desarrollar mi emprendimiento. Uno debe ser generoso y ayudar a otros que también están en ese camino.

    A las emprendedoras les digo que si necesitan un sueldo fijo y quieren tener un negocio desarrollen las dos cosas paralelamente. No dejen de emprender por miedo a desequilibrar la economía familiar; cuando despega la iniciativa todo vale la pena”.

    Roles

    “El 80% de probabilidades de que una persona tenga éxito en un negocio o en la vida profesional está en la comunicación no verbal. Por eso es que es importante que las mujeres encuentren un aliado en su imagen personal; en siete segundos pueden generar en una persona una idea de lo que uno es.

    Las mujeres tenemos mucho potencial. Podemos hacer varias cosas al mismo tiempo; hay que hacer lo mejor posible con el mayor amor en todas las áreas.

    Recomiendo a las mujeres ser siempre muy analíticas. Hay que ver si las cosas dan resultados, si no es así se debe pensar siempre qué es lo que puedo mejorar. Eso se aplica en todos los ámbitos”.

    Sociedad

    “Muchas veces ha habido preferencias para los hombres. Esa es una costumbre que se ha transmitido en el tiempo.

    Sin embargo, todo evoluciona. La mujer ahora debe tener un papel fundamental, importante, en todos los segmentos de la vida.

    Debe haber un equilibrio de derechos y deberes para hombres y mujeres. No es cuestión de quién es más o quién es menos; no estamos en una competencia.

    Hombres y mujeres deben ser un complemento el uno del otro. Eso se transmite dentro del hogar.

    Antes era la madre la que se encargaba de todo el cuidado de la casa. Ahora existe una conciencia en los hombres que todo es compartido; no se trata de machismo o feminismo, sino de la posibilidad que tienen los padres de involucrarse en la crianza.

    A pesar de todo esto, yo sigo creyendo que la mujer es ese eje fundamental alrededor del que gira todo en la familia. Si bien podemos ser buenas profesionales y ayudar económicamente, también tenemos el don de brindar amor, ser resilientes, entre otros”.

    Guía

    “Cuando las mujeres, principalmente las emprendedoras, sienten que algo no salió bien en su día deben pensar que todo tiene una razón. Por sobre todas las cosas hay que ser positivas, no importa qué tan mala sea la situación.

    Toda emprendedora debe ser perseverante, organizada y disciplinada. Permitirá complementar la vida familiar con un negocio.

    Recomiendo siempre tener una lista de actividades

    A través de talleres apoya a quienes buscan desarrollar sus ideas de negocios. Maneja temas de imagen desde el interior del ser.
    A través de talleres, Andrea Macías apoya a quienes buscan desarrollar sus ideas de negocios. Maneja temas de imagen desde el interior del ser. Foto: Patricio Terán / LÍDERES