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  • 40 años dedicados a fabricar dulces tradicionales

    Redacción Esmeraldas (F)
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    Cuando en Esmeraldas se habla de dulces tradicionales a base de coco, de inmediato se sabe que se refieren a ‘De los buenos’, una marca que durante 40 años ha endulzado el paladar de miles de esmeraldeños.

    El nombre de la empresa surgió del apellido Bueno, una familia del centro de la ciudad que ha mantenido una tradición. Las hermanas Irene y Nancy Bueno están ahora a cargo del negocio.

    La receta para elaborar los productos se obtuvo de los abuelos de los propietarios, quienes empezaron a hacer manjar y cocadas en pailas pequeñas de bronce, para luego venderlas en las calles y mercados de la ciudad.

    Uno de los testigos narra que en los inicios de la firma se preparaba la materia prima en pequeños fogones a base de leña y una vez que estaba lista la cocada se ponía a enfriar en una mesa de madera.

    Actualmente, se lo hace en cocinas industriales. Los dueños del negocio utilizan pailas grandes y enfrían en mesas metálicas, con todas las normas sanitarias exigidas para quienes trabajan en este tipo de emprendimientos.

    De acuerdo con Irene Bueno, una de las nietas de los fundadores del emprendimiento, al comienzo la inversión se hizo en sucres, pero ahora en su pequeña fábrica se ha colocado capital que supera los USD 7 000 en equipos.

    En ese sitio se procesa coco proveniente de la zona norte de la provincia para hacer los llamados coquitos, que consisten en pequeños trozos de coco con azúcar, canela y anís. Después de dos horas de cocción están listos para ponerlos en recipientes plásticos.

    Los dos productos estrellas de la empresa son la cocada húmeda y el manjar de coco y leche, hechos con una receta ancestral que ha pasado de generación en generación. “Ajustamos los dulces para que gusten y no empalaguen, así como nos enseñaron nuestros abuelos”, señala Irene Bueno.

    Para ampliar las ventas, los dueños disponen de una cuenta en la plataforma digital de Facebook, con el nombre de ‘De los buenos’, en la que interactúan con sus clientes, dentro y fuera de la urbe.

    Robert Valencia, uno de los clientes de los productos de ‘De los buenos’, dice que por más de 10 años ha consumido el manjar y los coquitos. “Probarlos me trae recuerdos de casa, cuando las familias lo hacían para brindar a las visitas; ahora los comparto con amigos”, señala.

    El trabajo que realizan las emprendedoras es estrictamente artesanal, para ello han montado su pequeña empresa de dulces donde trabajan 10 personas que se encargan de la elaboración de coquitos, cocadas y manjar.

    La producción varía de acuerdo con la demanda y puede estar en un promedio de entre 800 a 1 000 unidades al mes, con presentaciones cuyos precios van desde USD 1,50 hasta USD 3,50.

    Gabriela Zambrano, coordinadora del Ministerio de la Producción, señala que el Gobierno está apoyando a este y otros negocios en temas de imagen corporativa, mejoramiento de la marca y en el proceso de legalización.

    Con ‘De los buenos’ se revisa el empaque de sus productos para que, una vez que cuenten con registro sanitario, avancen con la apertura de mercados fuera de Esmeraldas. Desde hace dos meses la firma está en el proceso de obtención del documento; también busca patentar su marca, la cual aún no se ha legalizado.

    Detalles

    Alimento. El coco es una de las frutas base en la gastronomía de Esmeraldas, especialmente en los encocados de mariscos.

    Negocios. Existen unos 100 emprendimientos artesanales de Esmeraldas que buscan legalizar su situación para abrirse campo fuera del país.

    Dulces. En Esmeraldas existen productoras de cocadas que fusionan el sabor de coco con otras frutas, para darle valor agregado. También elaboran otro tipo de dulces. Para ello utilizan recetas que han transmitido los ancestros.

    Irene y Nancy Bueno son las hermanas que están  a cargo de la empresa de dulces, que tiene cuatro décadas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Irene y Nancy Bueno son las hermanas que están a cargo de la empresa de dulces, que tiene cuatro décadas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • ‘Bioplatos’, una iniciativa verde que gana clientes

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Las grandes cantidades de plástico que son producidas a escala mundial desde hace más de 60 años y el esfuerzo que se realiza para eliminarlo fueron el motivo principal para que Soledad Jaramillo decidiera crear Leaf Packs. Se trata de un emprendimiento ambateño que elabora platos biodegradables, que pueden reemplazar a los desechables.

    En el 2017, con el apoyo de su madre, quien tiene las bases del tratamiento de fibras naturales, Jaramillo encontró una forma de aportar al cuidado ambiental; la idea fue elaborar vajillas ecológicas con fibras naturales que le permitieran al consumidor tener una alternativa amigable y que no genere más desechos plásticos.

    Luego de buscar por distintas zonas del país, encontró en la Costa una fibra que cumplía las características para la producción de sus platos.

    La emprendedora creó vínculos con comunidades del sector, que prefiere mantener en reserva, convirtiéndolos en socios estratégicos para la recolección de la materia prima. En el proceso se utilizan criterios de comercio justo.

    También creó una alianza con la Cooperación Técnica Alemana. Esta entidad la puso en contacto con empresas europeas que se encargan de comercializar maquinaria especializada en la elaboración de este tipo de productos.

    Estas máquinas le permitieron a Leaf Packs dar tratamiento a las fibras, de modo que mantengan su composición inicial; la fase de prensado y calor es un proceso rápido, con el que logran producir alrededor de 70 000 platos por mes. Jaramillo destaca que no es necesario añadir ningún otro elemento, esto garantiza que su producto sea 100% biodegradable.

    El emprendimiento Leaf Packs elabora platos biodegradables.
    El emprendimiento Leaf Packs elabora platos biodegradables.

    El emprendimiento ha sido parte de diversas ferias y en el 2018 participó en la categoría de Desechos Sólidos del Reto de Emprendimiento Urbano organizado por Impaqto. Ganó el primer lugar y obtuvo un capital semilla de USD 10 000, presupuesto que invirtió en puntos de venta.

    Ese mismo año recibió el distintivo ‘Punto Verde’ por parte del Ministerio del Ambiente; esta es una certificación que se otorga a empresas que manejan procesos de producción ecoamigables.

    Tania Coronel, representante de la Flota Petrolera Ecuatoriana EP (Flopec), ubicada en Esmeraldas, comenta que la empresa se unió en octubre pasado al objetivo que tiene Leaf Packs, incentivando a su personal y a ciudadanos de la zona a utilizar vajilla biodegradable.

    Jaramillo decidió trasladar su planta de producción de Ambato a un punto de la Costa, para generar plazas de trabajo e integrar dentro de la producción a sus socios; además busca aliarse con más empresas que apuesten a ganarle la batalla al plástico creando responsabilidad social.

    Los detalles

    Los platos tienen distintas presentaciones. Pueden ser utilizados hasta por cinco ocasiones.

    Las fibras utilizadas permiten que el producto sea resistente a la refrigeración y al calor.

    Leaf Packs busca tener varios puntos de producción en el país. En el momento están en Ambato y la región litoral.

    Pueden ser adquiridos en las tiendas como SuperFoods y en Mi Comisariato.

    Soledad Jaramillo innova en el mercado nacional con los ‘bioplatos’ que se producen en Ambato. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
    Soledad Jaramillo innova en el mercado nacional con los ‘bioplatos’ que se producen en Ambato. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
  • Los premios, una señal de trabajo y creatividad

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Una videoconferencia con un cliente se cumple a las 11:00 del pasado 11 de diciembre del 2019 en una sala adornada con lápices gigantes. A pocos metros, en el tercer piso, los creativos bromean mientras desarrollan y pulen ideas. La mañana es soleada y el buen ánimo se siente en las oficina de BBA, agencia de publicidad fundada por Bryan Recalde y Francisca Frisch en el 2011.

    Lo que antes fue una casa familiar hoy es el espacio en donde surgen ideas y campañas publicitarias para firmas de telecomunicaciones, empresas farmacéuticas y compañías del sector automotor. Entre los clientes también están empresas de retail, papelerías, etc.

    Con un equipo de 35 personas, BBA ha recibido decenas de premios internacionales, en festivales como el Wina en Los Ángeles, y El Caribe en Panamá. También fue considerada la Agencia Revelación de Iberoamérica en el Fice de Colombia. Además suma más de 28 premios locales en los Lux, Awards, los Effie y el Cóndor de Oro, entre otros.

    Estos reconocimientos son una muestra de su trabajo dedicado y esmerado. Recalde y Frisch se conocieron en una agencia de publicidad en el 2005. El primero era el director creativo y ella la gerenta de Cuentas. Ambos sentían la necesidad de emprender y fue así que dejaron sus empleos y fundaron su propia agencia.

    “Nos arriesgamos y emprendimos”, cuenta Frisch. La clave en este tiempo está en tres ejes: el primero es la cercanía con el cliente, entendiendo su negocio y acompañándolo; también cuenta ser una agencia 360: BBA trabaja la estrategia, la creatividad, la producción y todos los detalles que implica una campaña; el tercer eje de trabajo es tener un equipo feliz y comprometido en lograr grandes resultados y satisfacer al cliente, dicen los fundadores de BBA.

    La independencia y la formación de nuevos publicistas son dos de los valores que tiene esta agencia. Recalde explica: “En el mundo de las agencias de publicidad hay mucha rotación, pero nosotros cuidamos al equipo para mantener la calidad. Cada vez que se va un creativo hay que empezar desde cero” y eso puede impactar en el trabajo.

    Recalde añade que a BBA han llegado grandes mentes de agencias multinacionales, pero no han funcionado. “Ellos piensan que mimamos mucho a los clientes, pero esa es la estrategia y ha funcionado. Este es un emprendimiento y lo cuidamos mucho porque es nuestro”.

    En la actualidad, BBA tiene 12 clientes fijos (la mayoría lleva con ellos más de tres años) y otro grupo con los que se trabaja en proyectos ocasionales. Ahora, la agencia planea abrir oficinas en Estados Unidos y Perú en el 2020.

    Mientras tanto, las reuniones y las ideas no se detienen en las oficinas en el norte de Quito.

    El mercado

    Hasta octubre el mercado publicitario del país movió USD 250 millones. Esto es una caída del 5,7% frente el mismo período del 2018, según datos de Infomedia usados por BBA.

    La publicidad digital crece, según los voceros de la BBA. La clave es reinventarse y elaborar campañas integrales.

    Los anuncios que están en TV deben ser entendidos solo con audio y los del celular solo con la vista. El consumidor escucha TV y mira el teléfono, explica Francisca Frisch.

    Bryan Recalde y Francisca Frisch son los fundadores de BBA. La agencia  tiene su oficina  en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Bryan Recalde y Francisca Frisch son los fundadores de BBA. La agencia tiene su oficina en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Sabor y aroma nacional en la Mitad del Mundo

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La Mitad del Mundo, un lugar tan icónico de Ecuador, es el escenario en el que Café Guayasamín difunde la cultura ecuatoriana y el café de especialidad.

    Este es un negocio que nació de la mano de Oswaldo Guayasamín y que, actualmente, lo maneja junto con sus hijos Alexis y Martín. Surgió hace tres años con el objetivo de dar a conocer el grano de origen ecuatoriano.

    En la cafetería se ofrecen diferentes tipos de preparaciones con café, incluido un té hecho con la cáscara de esta fruta. Asimismo, se vende el producto empacado.

    Oswaldo explica que el café con el que trabajan proviene de fincas en el noroccidente de Pichincha, Loja y, en ciertas ocasiones, de Imbabura. “Es café arábigo, de altura. Queremos rendir un tributo a todas las familias caficultoras”.

    Actualmente, compran el grano cinco productores nacionales. Una de ellas es Olinka Vélez, de la finca Chorora, en Zozoranga, Loja. “Les vendemos hace un año, un saco cada mes y medio o dos. Es la única cafetería en Ecuador que vende nuestro producto porque lo demás lo exportamos. Alexis conoce nuestra finca. Cuando vende el producto transmite la experiencia desde que nace hasta que se cosecha”.

    En sus inicios, Café Guayasamín operó en el norte de Quito, donde estuvo ocho meses. Llegaban unos 10 clientes al día; Oswaldo vio que no estaba creciendo.

    Un día llegó al local un representante de la Ciudad Mitad del Mundo, a quien le gustó mucho el concepto de la cafetería e invitó a Oswaldo a que el local forme parte del complejo turístico equinoccial. Hoy el negocio se encuentra justo en la plaza central del lugar.

    La cafetería cuenta con decoración de figuras precolombinas, con el fin de resaltar las culturas que ocuparon el territorio nacional. En un ala se encuentra el área para los comensales que se sirven las bebidas, compran el grano o degustan otros productos y en otra está una zona para laboratorio, molienda y cata.

    Este último proceso da una experiencia a los clientes. Se conoce todos los procesos del café desde que se seca la cereza hasta que se tuesta; luego, es posible comparar café común con el de especialidad a través del olor y el sabor.

    El café de especialidad ecuatoriano, comenta Alexis, tiene notas dulces, florales y cítricas. Él, junto a su hermano, ha logrado descubrir estas características gracias a que se convirtieron en baristas luego de una amplia formación, principalmente en Colombia. Han ganado diferentes galardones como Aeropress Ambato 2017, Aeropress Quito 2018, Aeropress Arte Late, entre otros.

    Actualmente, la cafetería recibe a unos 100 clientes al día. Uno de ellos es el artista Gonzalo Balseca. “Vengo a tomar una taza de café casi cada tarde desde que abrió la cafetería. Me he quedado impactado con la calidad y el sabor que tiene el producto que comercializan en este negocio. He conocido sobre la cata y eso me ha parecido muy interesante”.

    Uno de los elementos que hace especial a Café Guayasamín son las variedades de café. Entre ellas están típica, honey, caturra, híbrido 8, etc. Al menos seis se ofrecen para la cata y venta del producto y dos para servir a diario.

    Asimismo, el negocio ofrece jarros con diseños de la cultura Jama Coaque. Esto también con la idea de dar a conocer a los clientes, que en un 90% son extranjeros, los pueblos ancestrales.

    El café de este emprendimiento también se vende en el duty free del Aeropuerto de Quito y en Inti Cari en el Palacio Arzobispal.

    En diciembre, los emprendedores tienen previsto lanzar una crema de café y un ron con café. Otro objetivo es abrir nuevamente un local en Quito y, en algún momento, exportar el producto.

    Café Guayasamín, como parte de su eje de responsabilidad social, trabaja con fincas caficultoras que dan trabajo a mujeres cabezas de familia y realiza dos veces al año la donación de un día de sus ventas a alguna causa infantil.

    Alexis Guayasamín, Oswaldo Guayasamín y Jesús Ramírez muestran los productos de la cafetería, en su local en la Mitad del Mundo. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Alexis Guayasamín, Oswaldo Guayasamín y Jesús Ramírez muestran los productos de la cafetería, en su local en la Mitad del Mundo. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Esta cadena hotelera crece con un modelo colaborativo

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El terremoto de abril del 2016 dio paso a la creación de un modelo de economía colaborativa que empieza a rendir frutos. La tragedia que marcó a Manabí y a Esmeraldas se convirtió en una oportunidad para que surja una cadena hotelera que hoy en día suma 85 establecimientos en 35 ciudades del país.

    Se trata de Zigo Hoteles, un emprendimiento social que vio la luz en enero del 2018. El proyecto surgió tras el sismo de hace ya más de tres años y ahora apunta a mantener el próximo año un crecimiento acelerado.

    José Javier Jaramillo es el responsable de esta iniciativa. La familia de este emprendedor tiene desde hace 15 años el Hotel Vista al Mar, en Manta.

    Con el terremoto, el hotel de la familia resultó afectado, no en su estructura pero sí como destino y como negocio. Le ocurrió lo mismo que a decenas de hoteles de Manabí: se quedó sin clientes.

    Para ese entonces, Jaramillo estaba radicado fuera del país estudiando. Entonces ideó un modelo innovador que apuntaba a crear sinergias con otros hoteles. “Lo que le pasó al hotel de mi familia le pasaba a otros establecimientos en Manabí: estaban sin clientes luego del terremoto”.

    Jaramillo añade que los hoteles pequeños son emprendimientos que muchas veces quedan atrapados ante las grandes cadenas. El plan era el siguiente: acercarse a hoteles pequeños y medianos y proponerles un modelo de trabajo colaborativo. Zigo Hoteles sirve como marca paraguas y se encarga de las reservas y la promoción de los integrantes de la cadena.

    No se paga una membresía, pero los hoteles cancelan un porcentaje por cada reserva y/o hospedaje generado por Zigo.

    Uno de los primeros negocios en ser parte fue Hotel Ficoa, en Ambato. Su fundador, Darío Cobo, explica que Jaramillo se acercó hace casi dos años a explicarles el modelo. La idea le pareció novedosa y con el tiempo sirvió para consolidar el posicionamiento que tiene este hotel, que opera desde hace cuatro años y que hoy cuenta con 10 habitaciones. “Trabajar con Zigo es un valor agregado para nosotros”, añade Cobo.

    El Hotel Ficoa, ubicado en Ambato, es uno de los integrantes de Zigo Hoteles. Este negocio recibe a clientes corporativos y a turistas. Foto: cortesía
    El Hotel Ficoa, ubicado en Ambato, es uno de los integrantes de Zigo Hoteles. Este negocio recibe a clientes corporativos y a turistas. Foto: cortesía

    El proceso para sumar hoteles incluye una serie de filtros de calidad de los servicios de los hoteles. Además, detalla Jaramillo, la meta es que los establecimientos sean más productivos aprovechando los activos que ya tienen.

    El fundador de Zigo Hoteles añade que en el trabajo existen dos retos: contactar al hotel y llenar las habitaciones. “Al principio tuvimos apertura y hubo mucha empatía al entender la idea que les proponíamos”. Eso sí, advierte Jaramillo, administrar un hotel es como un malabar, porque hay que estar pendiente de muchos factores como la limpieza, los desayunos, las operaciones, el marketing, las ventas, etc.

    Otro establecimiento que forma parte es Hotel Sabet, en el norte de Quito. Su administrador, Diego Carrera, cuenta que el modelo les ha permitido crecer, gracias a la ayuda personalizada del equipo que lidera Jaramillo. Este hotel que abrió sus puertas en el 2016 se sumó a la marca Zigo, en agosto del año pasado.

    A pocos días de cumplir dos años en el mercado Zigo Hoteles sigue creciendo y sumando reconocimientos. A mediados de noviembre fue condecorado por la aceleradora de emprendimientos Endeavor y su programa Scaleup, que junto con Casabaca lo nombraron el mejor emprendimiento del 2019. La cadena recibió USD 60 000. Además, acaba de levantar una “importante inversión” que le permitirá desarrollar nuevos proyectos en el 2020.

    Esos recursos, dice Jaramillo, servirán para mejorar las fachadas, el ‘lobby’, las habitaciones y otros espacios de 25 de los 85 hoteles que ya son parte de la marca.

    ¿Cuál ha sido el principal reto en este tiempo? Jaramillo no duda y responde: el paro de octubre pasado. “El turismo tuvo una afectación brutal y los hoteles padecimos mucho en esos días”.

    Pero el optimismo marca el camino de la firma. Jaramillo menciona que en el país la ocupación de los hoteles bordea el 30%, mientras que en Zigo Hoteles la cifra está sobre el 65%. “No buscamos estabilizarnos sino crecer a un ritmo acelerado. Por eso estamos buscando fondos para replicar la idea en Perú y Colombia”.

    Insignia

    ​Trabajamos y generamos oportunidades

    Sofía Herrera. Jefa de ventas

    Estoy en la empresa desde el inicio de operaciones, empecé como ejecutiva de ventas. Antes yo había trabajado en cadenas grandes y me gustó la idea de unificar hoteles de mediano y pequeño tamaño porque están de algún modo en segundo plano y tienen que competir con grandes marcas y no tienen los mismos recursos. Ser la cara comercial ante empresas grandes me motivó mucho. Además visibilizar pequeños negocios es un trabajo de responsabilidad social.

    Mantener un hotel es costoso y sin apoyo comercial el trabajo se complica. Por eso hemos formado alianzas importantes.

    Ahora estoy encargada también de las ventas en la Costa y me responsabilizo de hacer cumplir lo lineamientos y las políticas de la marca. También desarrollo el plan de acción y ahora estamos creciendo y dando nuevas oportunidades de trabajo.

    Este trabajo me llena a poder mostrar los que hacen otros hoteles. Cuando un hotel pequeño o mediano trabaja grandes empresas o multinacionales sentimos una gran satisfacción.

    José Javier Jaramillo junto con el equipo de operaciones de Zigo Hoteles, en las oficinas que se encuentran en el norte de Quito. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    José Javier Jaramillo junto con el equipo de operaciones de Zigo Hoteles, en las oficinas que se encuentran en el norte de Quito. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Zapatos y accesorios que resaltan lo étnico

    Mayra Pacheco

    (F)
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    Las fibras que se obtienen de los pencos son las protagonistas en los nuevos diseños de calzado que elabora el emprendimiento Verid Alpargatas y Accesorios.

    Estos hilos de color beige se utilizan para dar forma a la capellada y suela de sandalias, alpargatas, tacones y otro tipo de calzado. Pese a la rigidez que tiene este material, el acabado final que se consigue es delicado y moderno.

    Para lograr este terminado se emplean técnicas especiales. Se consigue un zapato suave y confortable, refiere Verónica Díaz, propietaria y diseñadora de Verid Alpargatas y Accesorios.

    Estos zapatos se elaboran junto con artesanos de comunidades de Ibarra, Otavalo, Cotacachi, en la provincia de Imbabura; y de Montecristi, en Manabí. Ellos entregan la materia prima y luego se da forma a las piezas que se emplean en el ensamblaje de los diferentes tipos de calzado.

    La producción, en su mayoría, es artesanal. Esto hace que se cuente con modelos exclusivos de zapatos. “No producimos en serie”, expresa Díaz.

    En cada colección se saca máximo 12 pares del mismo modelo. También se hacen diseños personalizados. El precio de los zapatos oscila entre USD 37 y 65, cada par, dependiendo del modelo y talla.

    Aparte de este producto, Verid Alpargatas y Accesorios ofrece desde hace siete años otros diseños de zapatos elaborados con shigra (fibra similar a la cabuya, pero más gruesa), fajas tejidas, bordados, sublimados, cuero y otros materiales.

    En estos priman figuras étnicas y bordados que se realizan en comunidades de Otavalo, Zuleta, Gualaceo, Guano, Saraguro, Salasaca y otros sitios.

    Para Verónica Cuesta, cliente de Verid Alpargatas y Accesorios, los zapatos de esta marca son modernos, cómodos, tienen un diseño lindo y sobre todo buena calidad.

    Por estas características, en el último año ha adquirido cuatro pares para su uso y ocho más para obsequiar a sus amigas o familiares. “He enviado estos zapatos, incluso, a Estados Unidos. Tienen estilo étnico y les han fascinado”.

    Ximena Sánchez, otra cliente, agrega que adquiere estos zapatos porque se rescata el trabajo de diferentes artesanos del país.

    El calzado se complementa con bolsos y accesorios que también incluyen materiales propios de Ecuador. Para los aretes, por ejemplo, se usa paja toquilla, mullos, tagua y se complementa con herrajes importados, para que el acabado resulte más fino. Con esto se forman colibríes, figuras geométricas, mariquitas y otros.

    También se elaboran blusas, vestidos, ponchos y otros con bordados o motivos tradicionales.

    Aída Guano, propietaria de un taller de costura, comenta que en su local confecciona desde hace cuatro años las prendas en función de los diseños que le entrega Díaz. En promedio, cada mes elabora unas 30 piezas. “Los modelos son muy bonitos y llamativos”, explica la emprendedora.

    Del total de la producción de Verid Alpargatas y Accesorios, el 90% es hecho con materiales nacionales y el resto es importado.

    Con todo este trabajo, Díaz tiene como propósito destacar la materia prima ecuatoriana y el trabajo de los artesanos de este país. En total, en este emprendimiento están involucradas 14 personas.

    Estos productos se ofrecen en el Centro Comercial Villa Cumbayá. También en la tienda Curi de Travel Store del aeropuerto Mariscal Sucre y en redes sociales como Facebook e Instagram. También participa en ferias artesanales.

    Aparte, Verid Alpargatas y Accesorios realiza desde octubre pasado envíos para la galería Enchanted Art, en Nuevo México, en los EE.UU. Esto permite que Verid facture cada mes alrededor de USD 5 000.

    Verónica Díaz, propietario de la tienda Verid, emplea varios tipos de materiales para confeccionar alpargatas, sandalias, bolsos y accesorios. Foto: Mayra  Pacheco / LÍDERES
    Verónica Díaz, propietario de la tienda Verid, emplea varios tipos de materiales para confeccionar alpargatas, sandalias, bolsos y accesorios. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
  • Ropa para la mujer y el hombre salasaka

    Modesto Moreta

    (F)  
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    Las habilidades en el hilado, el tejido y el bordado hicieron que una familia de la comunidad Salasaka, en Tungurahua, funde su emprendimiento.

    Con una inversión de USD 3 000 instalaron ‘Runa Fashion’, una boutique especializada en la confección y la venta de ropa para las mujeres y hombres de esta parroquia indígena.

    Con el dinero adquirieron mesas, perchas, materia prima (lana de ovino) y los maniquíes. También bisutería como aretes y washkas o collares. Este almacén funciona en el centro de este pueblo localizado en la vía Ambato-Baños, en Tungurahua.

    Los diseños estilizados con cierto toque juvenil, sin perder la esencia de su cultura, las impone Soledad Chanco especialista en diseñar estas prendas con novedosos, llamativos y coloridos bordados hechos a mano.

    El emprendimiento familiar cimentó sus bases el año pasado; cuando los cinco integrantes (padres e hijos) decidieron montar el negocio de las prendas. La idea fue porque sus integrantes son expertos en el tejido lishtas, bayetas, anacos o tres varas y media, y fajas para las mujeres, y para los hombres pantalón blanco, camisa blanca y el poncho color negro.

    Todos son hechos a mano en los tres telares de madera que José Chango, padre de Soledad, tiene en su taller localizado en la comunidad Wasalata. Pero también los taitas y mamas tienen su espacio es este local con prendas autóctonas y sin cambios.

    Chango dice que no había un lugar donde se comercialice la vestimenta salasaka. “No se teje porque son prendas difíciles de confeccionar porque es todo un proceso que inicia desde el esquilado de los ovinos, lavado, limpieza de la lana y el hilado”.

    La joven explica que la gente de su comunidad ahora cuenta con un lugar exclusivo donde puede encontrar sus prendas de verter que les identifican. Su hermana Magdalena administra el negocio.

    Las ventas de los anacos, lishtas, bayetas y otras prendas están creciendo por la calidad, los diseños de los bordados con colores llamativos, especialmente por los ejecutivos de las cooperativas de ahorro y crédito que les ayuda a estar elegantes y a la moda. “Antes no existía un sitio donde los indígenas puedan comprar y donde la atención sea en el idioma kichwa”, menciona Chango.

    Además, se diseñan las blusas de color negro adornadas con bordados del pavo real, flor de papa y la naturaleza. “Cada prenda que confeccionamos es única, nuestra producción no es en serie, por eso es una prenda especial”.

    Eso permitió que las ventas crezcan. En lo que va del año las ventas llegaron a USD 10 000. También comercializan sandalias elaboradas con finos tejidos.

    Francisco cuenta que su madre le enseñó a hilar desde pequeña con el wango (madero grueso donde se almacena la lana).

    Chango explica que para confeccionar dos anacos, de tres varas y media cada uno, tarda un año en hilar. “Para tejer la principal prenda de vestir de la mujer se necesitan cuatro ovillos de lana, todo este proceso hace que la prenda pueda costar USD 200. Una lishta USD 150, un poncho USD 400”.

    Hace tres meses realizaron una nueva inversión de USD 3 000 para mejorar el local comercial. Ahí también vende los telares elaborados en madera que son como un recuerdo para los turistas que visitan el local. “En este emprendimiento familiar trabajamos cinco personas”, comenta Chango.

    Luzmila Masaquiza es una de los clientes frecuentes de ‘Runa Fashion’ en el centro de Salasaka. Conoce a la familia Chango hace más de cinco años. Por recomendación de sus amigos y familiares llegué al taller de José en la comuna Wasalata. El trabajo que efectúan es de calidad. “El tejido fino y como una especie de motas pequeñas demuestra que es una prenda especial y fina. Lo importante es que es a bajo precio”.

    Antes no teníamos que buscar a quien comprar la ropa o nosotros mismo tejer, pero ahora tenemos esta boutique que mantiene la identidad del pueblo salasaka.

    Tenga en cuenta

    En el taller de José Chango, en Wasalata, se confeccionan ponchos, lishtas, bayetas, ponchos, blusas con contenido intercultural. El emprendimiento inició con una inversión de USD 3 000.

    Los artesanos permanecen entre 6 y hasta 8 horas diarias en el trabajo para diseñar cada una de sus creaciones, especialmente en los bordados. Están relacionados con la naturaleza.

    Los ríos, los chaquiñanes, la flor de maíz, las frutillas, las montañas, los animales andinos y las aves que son graficadas en las prendas de color blanco que visten con orgullo las niñas y las jóvenes.

    Magdalena y Soledad Chango son la administradoras y la diseñadora de los dibujos en las prendas autóctonas. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
    Magdalena y Soledad Chango son la administradoras y la diseñadora de los dibujos en las prendas autóctonas. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
  • ¿La familia y los amigos son los mejores socios?

    Diana Asimbaya, AEI (I)
    Para LÍDERES

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    Asociarse con amigos o familiares para emprender es una opción que se debe considerar, ya que existe la empatía y confianza que beneficia al proyecto de negocio. Sin embargo, la clave del éxito en un emprendimiento que involucre lazos sentimentales es tener claras las reglas del juego.

    Noam Wasserman, profesor e investigador de Harvard, plantea en su libro ‘Los dilemas del fundador’ que las posibilidades de fracaso de un emprendimiento aumentan a medida que se incorporan conocidos a la empresa. No obstante, reconoce que los equipos de emprendedores más estables suelen estar integrados por excompañeros de trabajo.

    Llevar adelante un proyecto con alguien de confianza y a quien estimamos puede resultar motivador y atractivo. Wasserman propone responder cuatro preguntas: ¿compartimos los mismos valores?, ¿tenemos maneras de trabajo compatibles?, ¿cuáles son nuestras fortalezas y debilidades individuales?, ¿de qué manera resolveremos los conflictos?

    Hay que adelantarse a lo que pueda pasar. Por ello, fuera del trabajo debe ser todo como siempre; y dentro del mismo se debe tratar a todos como cualquier socio.

    Los pros

    ¡El equipo ya está acoplado! Los familiares y amigos que trabajan juntos comparten más tiempo diario, tienen intereses comunes, cuentan con una dinámica propia para entenderse, tomar decisiones y actuar para conseguir objetivos. Es decir, todos están puestos la camiseta porque el sentimiento de propiedad es compartido.

    Hacer negocios con conocidos te permite identificar sus áreas de especialización y aquellas en las que tienen falencias y es prudente buscar a un profesional para que asista al equipo. Parte de separar los negocios de los vínculos emocionales es comprender que no todos son buenos en todo y se debe buscar el bien común.

    Para Natalia Almeida, subdirectora de la Alianza de Emprendimiento e Innovación (AEI), “el tener el mismo nivel de compromiso hace que la resolución de conflictos sea inmediata entre los socios. A su vez, no tener jerarquías hace que la comunicación fluya de manera eficiente”.

    Esto es factible, porque todos son dueños y la cuota de responsabilidad y dedicación son aún mayores.

    Almeida añade que es importante generar cultura de emprendimiento, porque se puede transmitir cómo se realizan operaciones sólidas, manejo eficiente y logro de crecimiento progresivo. Esta cultura de emprendimiento se contagia en el primer círculo de una persona que es la comunidad propia, que luego es replicable en círculos externos.

    Los contras

    Hay puestos dentro del emprendimiento que es mejor delegar a una persona con formación específica y experiencia, de quien el resto del equipo puede aprender. Es recomendable contratar gerentes profesionales y mantener al equipo en el rol de accionistas o propietarios.

    Además, todos los socios del negocio deben ponerse el sombrero de propietarios de su economía personal y evaluar a su empresa como un elemento más dentro de su cartera de inversiones.

    El trabajo y las responsabilidades son específicas. Por eso se sugiere armar un organigrama claro, con responsabilidades asignadas por calificación, horarios de trabajo formales y remuneraciones adecuadas a la tarea, ayudar a poner las cosas en orden para evitar malentendidos y ser un verdadero aporte. Como menciona Almeida: “el rol de cada miembro debe ser acorde a sus habilidades, tiempo y necesidades claves basadas en el ciclo en el que se encuentre el emprendimiento”.

    La caja chica no es un colchón. Utilizar la caja chica o tarjeta corporativa para sustentar temas económicos personales puede poner en peligro la supervivencia de la empresa y, por lo tanto, es extremadamente importante llevar un orden financiero. “Las políticas de gastos y pagos deben ser muy claras, para que no exista confusión. Es recomendable contar con un especialista en finanzas”.

    Llevar adelante un proyecto con alguien de confianza puede resultar motivador. Foto: Pxhere
    Llevar adelante un proyecto con alguien de confianza puede resultar motivador. Foto: Pxhere
  • Con amaranto y chocolate gana mercados

    Redacción Sierra Norte
    (F) Contenido Intercultural

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    El amaranto y el chocolate son los elementos primordiales de Yuri. Este emprendimiento familiar que se creó hace tres años en la comunidad de Gualaví, en Otavalo (Imbabura), apuesta por la producción de alimentos altamente nutritivos.

    Esta iniciativa es impulsada por César Perugachi. Él tiene 29 años y estudió Gastronomía en Quito. En esa ciudad organizó varias ferias de emprendedores.

    Ahí tuvo la idea de empezar un negocio propio. Explica que el fusionar estas semillas doradas y el cacao fino de aroma tiene buena acogida en el mercado, especialmente de la capital.

    Destaca que el amaranto es una fuente de proteínas de alto contenido alimenticio. Este cultivo, que se considera uno de los más antiguos de América, le provee Sumak Maki, una organización campesina de Cotacachi.

    En este cantón se recuperó la semilla milenaria. La idea es cerrar el círculo productivo. “Los campesinos de esta zona generan el grano y nosotros lo procesamos y lo vendemos”.

    Yuri o Nacer a la Vida tiene el taller de producción en Gualaví, una comuna con población mayoritariamente kichwa Kayambi. Para Perugachi es un laboratorio para experimentar.

    Así han surgido los cinco productos que actualmente fabrican. Se trata de Amaranto Natural, un cereal libre de gluten. También ofrecen el denominado Chocopop y Amaranto con Panela. Hay paquetes de 100 gramos. El costo oscila entre USD 2,50 y 3.

    Además tiene barras de chocolates de 50 gramos, con sabores de amaranto, mora y maracuyá. Cada barra vale USD 2,50. La idea es cubrir las necesidades nutricionales de la familia.

    Hasta el momento ha invertido USD 8 000 en equipar el taller, en materia prima y permisos.

    Perugachi creció rodeado por parcelas de trigo, cebada, maíz, papas de la zona andina. Sin embargo, siente una afinidad por el fruto de clima cálido. Eso descubrió cuando cursaba los estudios en el Instituto Chef Center, en Quito.

    El involucrarse en las exposiciones también le ayudó a conocer a productores.

    El cacao fino de aroma proviene de la provincia de Los Ríos. El proceso para la obtención de la pasta de cacao natural es minucioso. Eso le permite obtener chocolates con purezas del 45 al 70%, que son los porcentajes que emplea para sus barras.

    Previamente, el grano de cacao es limpiado, secado y descascarillado para a hacer tostado, molido y refinado. En junio pasado, Perugachi participó en el Salón del Chocolate.

    La firma Yuri, cuyo eslogan es ‘Alimento de los Dioses’, se acogió a la iniciativa de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), que promueve la tramitación de la Notificación Simplificada.

    “Esa campaña permite simplificar la documentación y es una ayuda para que los emprendimientos puedan tener un rumbo seguro”, comenta el emprendedor. Su padre, Ángel Perugachi, quien trabaja en el área de la construcción, ha sido uno de los que más ha impulsado esta iniciativa. En este negocio también labora Diana Farinango, esposa del emprendedor.

    Los alimentos los comercializa en ferias, especialmente en Cumbayá. “Estos espacios han sido una buena alternativa para posicionar la marca, hacer contactos con proveedores y negocios”.

    Los alimentos también se expenden en tiendas orgánicas como El Motilón, ubicada en Quito.

    Otros datos

    Yuri apuesta por una alimentación saludable y el consumo de productos orgánicos.

    El valor de las semillas ancestrales, como el amaranto, es uno de los plus de este emprendimiento familiar.

    Mercados. Los productos de Yuri se comercializan en Quito y en ferias que se organizan en varias ciudades del país.

    César Perugachi tiene 29 años y estudió Gastronomía, en Quito. Con apoyo de su familia levantó el emprendimiento. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    César Perugachi tiene 29 años y estudió Gastronomía, en Quito. Con apoyo de su familia levantó el emprendimiento. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • La apertura de una cafetería es su apuesta

    Redacción Cuenca

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La empresa Dulces de Alicia inauguró la semana pasada una panadería y cafetería en el sector de El Descanso, en el límite provincial entre Azuay y Cañar. Forma parte de la estrategia de innovación de esta firma cuencana, que tiene 20 años en el mercado.

    La intención es mejorar el flujo de caja. Según el gerente de Dulces de Alicia, Rómulo Delgado, si bien es importante estar en las cadenas, también se apunta a mejorar el ingreso de dinero en efectivo para seguir trabajando. Además, quieren llegar de una manera más directa a la ciudadanía.

    Se escogió El Descanso, al norte de Cuenca, porque es una zona estratégica ya que es el paso obligado para viajar a los cantones nororientales de Azuay como Gualaceo, Chordeleg, Sígsig, Paute, entre otros, y Morona Santiago. Además, es una de las dos carreteras para llegar a Cañar.

    La inversión en la apertura y equipamiento de este local bordea los USD 7 000. La expectativa es abrir más locales en los próximos años ya sea de forma directa o mediante franquicias. “Pero primero es necesario aprender sobre la atención al cliente, que junto con un producto de calidad, son los pilares para que funcione este tipo de negocio”.

    Delgado dice que desde la creación de la empresa aprendieron a vender, a hacer negocios, a buscar cómo llegar a las grandes cadenas, incursionar en nuevas líneas de producción, entre otros aspectos.

    En la actualidad, tienen tres líneas de producción, que agrupan a 32 ítems. La primera se centra en la elaboración de la quesadilla, que representa el inicio de este emprendimiento. La madre del gerente Rómulo Delgado empezó elaborando 60 quesadillas diarias de forma artesanal. En la actualidad, hacen 18 000 diarias en su fábrica ubicada en la zona de Capulispamba, al norte de Cuenca.

    La segunda línea de producción son los dulces. Son 10 variedades como los tradicionales de Corpus Christi y otros como los alfajores. Finalmente, la tercera es la de panificación y se desarrolló hace siete años. Arrancaron con variedades como mestizo, cuencano, de huevo, de Carnaval, enrollado, de dulce y otros. Según Delgado, desde hace un año optaron por diversificar esta última línea con el denominado pan industrial, que es el denominado cortado y para hotdogs y hamburguesas. “Pero se mantiene una receta tradicional”.

    Delgado dice que esta incursión sirve mucho a las finanzas de la empresa porque permite reducir la estructura de costos y obtener una mayor penetración de la marca en el mercado.

    “Nos dio muchos réditos porque si bien vendemos en el canal tradicional que son las tiendas, también pudimos ingresar a las grandes cadenas de supermercados”, comenta Delgado. En el caso del pan de molde cortado, se elaboran 1 000 unidades diarias y 5 000 fundas de panes para hotdog y hamburguesa.

    “Quienes hacemos dulces de Alicia tenemos dos guías. La primera es trabajar con amor”. Según él, esta premisa la llevan a la práctica al no emplear a planificadores, confiteros, pasteleros con experiencia sino más bien a acoger a las madres que se quedaron solas, son madres solteras o mujeres huérfanas… y que no tienen ninguna oportunidad laboral.

    “Con paciencia les enseñamos el trabajo y respetamos sus equivocaciones”. Dulces de Alicia tiene 20 empleados, de los cuales el 90% es de mujeres.

    La otra guía es tener productos de calidad y aportar a la conciencia ciudadana, por ello sus productos llevan mensajes en favor de la sociedad.

    Otra estrategia es la ampliación de la fábrica que ha crecido en función de las necesidades. Tiene 250 metros cuadrados de construcción. Los activos de la firma alcanzan los USD 400 000.

    El ingeniero químico Rómulo Delgado dirige esta empresa que tiene activos por USD 400 000. La fábrica está en el norte de la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    El ingeniero químico Rómulo Delgado dirige esta empresa que tiene activos por USD 400 000. La fábrica está en el norte de la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES