Etiqueta: emprendimiento

  • Alpargatas con un toque moderno para las mujeres

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Las nuevas tendencias en la industria de la moda hacen que este sector sea uno de los más rentables al momento de emprender. Para incursionar en este mercado se debe tomar en cuenta que los productos sean atractivos para llamar la atención del cliente.

    Eso fue lo primero que pensaron Wilma Vega y Vanessa Consuegra al crear Fresh Moda, emprendimiento que diseña y fabrica alpargatas y accesorios con diseños novedosos.

    Fresh Moda
    surgió en abril de 2019 y a pesar de estar poco tiempo en el mercado la aceptación fue instantánea, comenta Vega.

    Las emprendedoras bautizaron a su negocio como ‘fresh’ porque la imagen que plasman en cada diseño denota frescura.

    Vega comenta que para iniciar con el negocio ella y su socia invirtieron cerca de USD 20 000. Esos recursos se utilizaron para rentar el local, adquirir insumos y comprar la maquinaria para fabricar los productos.

    Las emprendedoras mencionan que la materia prima que utilizan para elaborar las alpargatas son el yute y telas de polialgodón.

    Los insumos como los forros y las plantillas los adquieren en el centro de Quito y en Ambato.

    El proceso de elaboración de las alpargatas se realiza en la fábrica que se encuentra en el norte de Quito. Allí cuentan con el apoyo de seis personas que se encargan de armar alrededor de 50 pares de alpargatas a la semana.

    Vega y Consuegra mencionan que el mes en el que generaron más producción fue diciembre, por la época de festividades.

    Vega cuenta que su rol en el negocio es en el área administrativa; ella contacta a proveedores y se encarga de la comercialización de las alpargatas.

    En la parte del diseño está Vanessa Consuegra, quien piensa los modelos y se encarga de que las colecciones tengan un toque diferente e innovador.

    Una de las características que las propietarias destacan es que el calzado es fabricado con suela antideslizante, lo que las hace más cómodas para el uso diario.

    Esto fue lo que atrajo a María Belén Ronquillo, cliente frecuente de este emprendimiento.“Las alpargatas son muy cómodas, lo que me gusta de ellas es la calidad. Tienen bonitos diseños; en el mercado hay similares, pero no se igualan a las de Fresh”, manifiesta.

    “Nosotros tratamos de beneficiar a nuestras clientes con promociones en las que uno o varios modelos tienen descuento por fechas especiales”, afirma Vega.

    Estas promociones permiten que los productos lleguen a más ciudades en el Ecuador. Las distancias no son un inconveniente. Por eso las propietarias hacen envíos a ciudades como Cuenca, Riobamba, Ambato, Loja y Guayaquil.

    Guayaquil es la ciudad de la que más reciben pedidos, es por ello que este año planean abrir una tienda en esa ciudad.

    Por lo pronto, las emprendedoras quieren incrementar más productos en el catálogo de la marca; “queremos crear nuevos diseños de alpargatas, más altos y una línea infantil. Además, pensamos incluir camisetas y otros accesorios para complementar la vestimenta de nuestras clientes”.

    El local de Fresh Moda está ubicado en el norte de Quito, donde brindan asesoría a las clientes.

    El calzado de este emprendimiento también se puede adquirir a través de redes sociales. Están como Fresh Moda Ecuador en Facebook e Instagram.

    Datos

    El precio de estos productos es de USD 35.

    Se pueden encontrar desde la talla 34 hasta la 40.

    El local de Fresh Moda está ubicado en Quito, en las calles El Universo y Shyris.

    Conozca el catálogo de alpargatas en las redes sociales de Fresh Moda Ecuador.

    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
    Wilma Vega es una de las propietarias de Fresh Moda. Su tienda está en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
  • Emprendimiento e inclusión

    Memo de la semana

    La migración es un fenómeno global que impacta en todo el mundo. Los negocios y los emprendimientos no son ajenos a esta realidad y por eso existen políticas encaminadas a incorporar a los migrantes y a los refugiados dentro de las economías de los países.

    Esto es parte de lo que se conoce como emprendimientos inclusivos, un concepto que se enfoca en poblaciones en situación de riesgo. En este modelo también participan agricultores, campesinos y pequeños productores, que son parte de la cadena de valor de empresas de distintos tamaños.

    Se trata de un nuevo concepto, en el que el fin es mejorar la calidad de vida de personas que, por distintas razones, han sido excluidas de la economía tradicional.

    En Ecuador existen varios ejemplos de emprendimientos inclusivos, algunos con premios de organismos internacionales. Estos negocios tienen a la sostenibilidad como bandera y están conscientes del valor que ganan sus productos cuando presentan al consumidor un bien o servicio que está marcado por el impacto social. Son ejemplos que se deben tomar en cuenta.

    opinion columnistas editorial
    Ilustración: LÍDERES
  • Una marca de cremas para el cabello afro

    Marcel Bonilla

    (F)
    Contenido intercultural

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    Las mujeres afros ahora cuentan con una línea de cremas de peinar, acondicionador y champú, de la marca Afro Luna, que circula en el mercado desde hace un año.

    Este emprendimiento nació como resultado de encontrar un producto que se ajuste al cabello afro y rizado de las mujeres de Esmeraldas y el país.

    Josseline Samaniego, responsable de la marca, dice que empezó de cero con esa idea. En el camino aprendió a usar emulsionantes y el funcionamiento de las balanzas para tener la fórmula precisa.

    El trabajo lo emprendió después de experimentar en su cabello con alisados, queratina, rayitos, planchados y cepillados, hasta que su pelo no dio más y decidió cortarlo.

    Tras la decisión no sabía nada del proceso de transición y recuperación el cabello maltratado. Entonces empezó con productos que había utilizado antes, sin resultados; su cabello lucía seco.

    Desde ese momento intentó un tratamiento de forma natural con bicarbonato y agua, hasta crear una crema de peinar que se ajuste al cabello de las mujeres afros.

    Todos los intentos, nueve ocasiones, los experimentó con su cabello rizado, el que ahora luce como ejemplo en la portada de su marca Afro Luna.

    Después un año, finalmente pudo elaborar una crema, producto con el que llega a Guayaquil, Quito, Ibarra, Loja y Otavalo, donde tiene distribuidores.

    La crema está enfocada en personas de cabello afro, rizado y en transición. “Es una buena iniciativa para emprender con una temática afro”, señala Mary Quiñónez, representante de las mujeres afros y diversas de Esmeraldas.

    Desde los colectivos de mujeres afros también se impulsan los emprendimientos, que recogen prácticas ancestrales como la elaboración de conservar, artesanías y cocadas de sabores.

    En la actualidad Afro Luna cuenta con el acondicionador y champú para todo tipo de cabellos, con una proyección de posesionarse en el mercado local y nacional, con la ampliación de su laboratorio.

    Su pequeño capital de USD 50, con el que inició hace un año, ahora se ha multiplicado con ventas de USD 500 por semana, valor que varía si aumentan los pedidos de clientes a través de redes sociales.

    El marketing 2.0 ha sido clave para su campaña, en las que ofrecer sus cremas, con pequeños distribuidores en Quito y Guayaquil. Las presentaciones van desde 250ml, 500ml hasta un litro, con precios de 8, 15 y USD 25. En este emprendimiento trabajan cuatro personas de una misma familia.

    La producción en su laboratorio ubicado en la ciudad de Esmeraldas va desde 60 cremas semanales. La emprendedora trabaja con la promoción para doblar la producción semanal.

    “A parte del producto, hemos querido dar imagen a la mujer afro con la crema, sin necesidad de excluir, pues el acondicionador y el champú lo pueden usar cualquiera”, asegura Samaniego.

    Desde hace tres meses trabajan para registrar su marca Afro Luna y está en proceso la notificación sanitaria de Arcsa, que les permita ingresar a competir con otras marcas en el país.

    Antonina Vivas, directora de Turismo del Municipio de Esmeraldas, explica que los emprendimientos que impulsen la cultura e identidad del pueblo, están siendo tomados en cuenta para que se posicionen en el mercado.

    Con sus técnicos trabaja en los planes de negocios. Otras vía de promoción, son las ruedas de negocios que se desarrollan con otros emprendedores del país.

    Datos

    Para la elaboración de los productos cuentan con un pequeño laboratorio en su domicilio, donde elaboran la fórmula.

    El producto ha sido mostrado en las ferias de emprendimiento como La Placita y Soy Esmeraldas, que promociona la Prefectura.

    Una de  las proyecciones es tener una distribuidora del producto en cada provincia del país.

    Josseline Samaniego (derecha) es la creadora del producto que va ganando demanda. En la fotografía lo acompaña Luigi Amaya. Foto: Marcel BonIlla / LÍDERES
    Josseline Samaniego (derecha) es la creadora del producto que va ganando demanda. En la fotografía lo acompaña Luigi Amaya. Foto: Marcel BonIlla / LÍDERES
  • Las bufandas son una opción de negocio

    María Victoria Espinosa

    (F)
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    Las bufandas y cintillos son un nuevo emprendimiento de las mujeres tsáchilas de la comuna Chigüilpe, en Santo Domingo.

    Las aborígenes habían dejado de confeccionar estas prendas debido a que las nuevas generaciones ya no las utilizaban.

    Pero hace cinco años, la actividad turística aumentó en la comuna y los visitantes se interesaron por la vestimenta típica de los tsáchilas. Desde entonces, se retomó la confección de tunán y manpe tsanpa, que son faldas utilizadas por los hombres y mujeres nativos. Se diferencias porque la de los hombres es blanca o azul oscuro o negro y la de las mujeres tiene varios colores.

    Regina Calazacón es una de las pocas mujeres de Chigüilpe, que podía tejer las faldas en los telares (tsita ya en el idioma tsa’fiki).

    Ella recuerda que hace 25 años, el tsáchila ya no utilizaba esas prendas hasta que se formó el Museo Etnográfico Tsáchila y se requería que los guías vistieran la ropa nativa.

    Como solo Calazacón recordaba como tejer, se decidió comprar las prendas en Otavalo (Imbabura). Pero las faldas no eran elaboradas con algodón sino con lana.

    Regina se propuso retomar esa tradición y se encargó de enseñarle a las nuevas generaciones a construir y a utilizar el telar de pambil y caña guadua.

    Aunque, el proceso ya no es el de antes. Eso debido a que la escasez de algodón en las comunas hizo que se empiece a utilizar lana. Además, la confección ya no es un trabajo únicamente de las mujeres. Los hombres de la nacionalidad también aprendieron.

    En el caso de Regina, ella le enseñó a su hijo Emilio Calazacón. Al principio, los hombres pusieron resistencia porque ese oficio eran netamente femenino. Pero cuando ingresaron a la escuela cultural, que es parte del centro cultural Mushily, entendieron que se trataba de rescatar una tradición que estaba desapareciendo.

    En el centro cultural Mushily se adecuó un rincón para exhibir las bufandas y cintillos elaborados por tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

    A la par de las clases, los hombres también empezaron a sembrar plantas de algodón para que en unos años ya no se utilice lana sino que se retome el proceso ancestral de tejido.

    Este iniciaba con una oración para pedirle a la naturaleza que les permitiera cosechar el algodón y las plantas para tinturar.

    Luego debían hilar el algodón hasta formar grandes tiras, a las que les cambiaban el color con tinturas de plantas.

    Para Emilio Calazacón, tejer la ropa nativa es un aporte para evitar que sus raíces se extingan. “Nunca había estado tan orgulloso de ser tsáchila”.

    Eso motivó a que los tejedores empezaran a elaborar nuevas prendas, que usaban los antepasados hace más de 100 años.

    Una de ellas son las bufandas, que son de uso exclusivo de los hombres nativos.

    En el centro cultural Mushily se venden a un precio de entre USD 8 y USD 10, dependiendo del largo, de los colores y de los bordados que se hagan en la prenda.

    La elaboración dura alrededor de dos semanas, si el tejedor trabaja durante dos horas diarias.
    Regina afirma que desde noviembre, los turistas se han interesado más por las bufandas. Por eso, el centro cultural Mushily debió contratar a tres familias más para que provean de esta prenda, cintillos para el cabello y cinturones para las mujeres.

    En enero de este año tuvieron un pedido de 40 bufandas para una hacienda de Santo Domingo. “Los clientes las utilizan como regalos para sus proveedores o trabajadores”.

    Mensualmente, en el centro cultural se venden unas 40 bufandas y en la comuna unas 80 más. Además, también elaboran cintillos para colocarse en el cabello. Regina afirma que esa es una prenda que no es típica, pero si es parecida a las cintas de colores que usaban antes las mujeres.

    Este producto se vende a los estudiantes de colegio y universidad que visitan el centro cultural. La elaboración tarda una semana en el telar y se deben añadir otros materiales como el elástico.

    Al mes se fabrican unos 30 cintillos de colores.

    El negocio

    El centro cultural Mushily está conformado por unas 30 personas entre guías nativos, artesanos, cocineros, músicos, bailarines y otros.

    El proyecto cultural inició como una escuela cultural para rescatar las costumbres de la nacionalidad. Pero de a poco empezaron a interesarse por el turismo comunitario.

    Mushily empezó apostarle a la redes sociales para atraer al turismo nacional. A la par tienen convenios con agencias de viajes del país.

    En el mes reciben alrededor de 1 000 turistas de la Sierra, Costa y extranjeros de los EE.UU. y Europa.

    En el centro cultural Mushily se adecuó un rincón para exhibir las bufandas y cintillos elaborados por tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    En el centro cultural Mushily se adecuó un rincón para exhibir las bufandas y cintillos elaborados por tsáchilas. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • ‘Snacks’ deshidratados para los deportistas

    Redacción Quito

    (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

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    Practicar deporte se ha vuelto una actividad frecuente entre los ciudadanos; llevar una alimentación saludable es esencial para que esta actividad genere buenos resultados en las personas que lo realizan.

    Esto fue un incentivo para las hermanas Liz y María José Jarrín, quienes se arriesgaron a producir artesanalmente ‘snacks’ de frutas y vegetales deshidratados bajo la marca Yachik, palabra que significa sabor en quichua.

    Las emprendedoras vieron una oportunidad para crear un negocio que sea una opción saludable para todo público como deportistas, niños, mujeres embarazadas, personas de la tercera edad, etc.

    Para iniciar con el emprendimiento, en el 2015, las hermanas Jarrín invirtieron alrededor de USD 10 000. Con esta cantidad adquirieron la materia prima, además de realizar el proceso de registro sanitario.

    Cuando crearon estos productos, se pensó en una forma más cómoda de llevar frutas para tener energía: “las frutas pesan y al momento de hacer deporte puede ser incómodo; por eso pensamos que quitándoles el agua iban a ser más fáciles de transportar”, comenta María José Jarrín.

    La elaboración de estos productos es sencilla; las propietarias se encargan de procesar los alimentos para que mantengan todas sus propiedades naturales, sin necesidad de añadirle preservantes.

    El emprendimiento adquiere su materia prima en un micromercado, donde tienen la posibilidad de escoger la fruta para procesarla.

    Por otro lado, la empresa Cepa provee los champiñones que forman parte del mix de vegetales.

    Una de las emprendedoras comenta que aprovecharon el método de la deshidratación para evitar el desperdicio de las frutas, debido a que cuando lucen poco agradables a la vista, la gente suele desecharlas y evita consumirlas.

    Eso es lo que caracteriza a este negocio, buscan darle otra forma de consumo a estos alimentos para que duren por más tiempo.

    Yachik Snacks inició la venta de sus productos con una sola presentación 50 gramos; en la actualidad cuentan con dos presentaciones más de 25 y 100 gramos.

    En cada presentación se incluyen varias frutas como el banano, manzana, frutilla y piña.
    Por otro lado, en el paquete de los vegetales se añaden tomates, zucchini y champiñones.

    Los precios son asequibles para los compradores y van desde USD 1 hasta USD 5. Sin embargo, los clientes pueden realizar pedidos a su gusto, comentan las dos emprendedoras.
    Estos productos han tenido gran acogida por parte de los clientes.

    Sara Mafla, cliente de este emprendimiento, adquirió hace poco los productos y manifiesta que “los productos de Yachik Snacks son una buena opción, mantienen el sabor de la fruta sin añadirle más azúcar y pueden ser consumidos a cualquier hora del día”.

    Además, Mafla afirma que comprar vegetales deshidratados es una alternativa para quienes no les gusta consumir estos alimentos en su estado natural.

    La variedad de los productos de Yachik se ha convertido en una buena alternativa para personas que prefieren los ‘snacks’ salados.

    Este emprendimiento participa durante todo el año en distintas ferias enfocadas en la salud y bienestar personal.

    Jarrín señala que participar en estas ferias le permite posicionarse en el mercado y que más personas conozcan su trabajo.

    El plan a futuro es exportar sus frutas y vegetales deshidratados a varios países de Europa, para destacar la calidad de frutas que tenemos en el Ecuador, dice Jarrín.

    Por el momento, Yachik Snacks distribuye sus productos a través de redes sociales, los puede encontrar en Facebook e Instagram como @YachikSnacks.

    María José Jarrín es la propietaria de Yachik Snacks, emprendimiento que elabora ‘snacks’ saludables. Está ubicado en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
    María José Jarrín es la propietaria de Yachik Snacks, emprendimiento que elabora ‘snacks’ saludables. Está ubicado en el norte de Quito. Foto: LÍDERES
  • Los paisajes de Bolívar, en penco y otros materiales

    Redacción Quito

    (F) 
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    El Ecuador esconde riqueza cultural en cada una de sus provincias. Esto se visibiliza en los emprendimientos que rescatan lo tradicional, plasmándolo en cada producto que ofrecen.

    Paúl Vásconez es un publicista y fotógrafo guarandeño, apasionado por los paisajes y atardeceres de Bolívar. Durante uno de sus recorridos por su provincia conoció un poblado llamado Simiatug, donde encontró la inspiración para crear Shigras del Ecuador.

    Este emprendimiento nació en el 2011. Vásconez ideó un proyecto en el que quiso plasmar la identidad de esta zona rural, al fabricar distintas piezas artesanales.

    Shigras del Ecuador es un negocio que revaloriza el trabajo manual, el talento artesanal y, sobre todo, la identidad cultural de las mujeres de la región de Simiatug. Ellas elaboran los artículos de este local.

    El emprendedor indica que invirtió alrededor de USD 20 000 inicialmente. Se utilizó para consolidar un taller y adquirir la materia prima de los productos.

    El penco es uno de los materiales que utiliza; este pasa por un proceso de secado y tinturado. Luego de ello, las artesanas tejen cada una de las piezas.

    Una vez terminada esta parte, se pasa al área de diseño, donde se arma cada pieza; se agregan broches, accesorios en cuero, micro-fibra, etc. Luego se vende.

    “Trabajamos en diseños únicos e irrepetibles. Además del pastoreo, las artesanas hacen las shigras rodeadas de paisajes del páramo bolivarense”, menciona.

    Los tejidos también se fabrican a base de fibras vegetales como cabuya, paja de páramo y lana.

    Estos diseños representan la historia de cada una de las artesanas, además de las montañas y más atractivos de la naturaleza.

    La aceptación de los productos ha sido favorable, cuenta el dueño.

    En un principio su nicho de mercado estaba enfocado solamente en Guaranda; sin embargo, el boca a boca le permitió llegar a diferentes ciudades del país.

    El dueño de Shigras del Ecuador afirma que la idea le sirvió para contar sobre las potencialidades territoriales, culturales, históricas y patrimoniales de Bolívar.

    A su vez, logró difundir el origen de la shigra, lo cual “ha sido una manera de retribuir el afecto entre las poblaciones, enlazando el campo y la ciudad”, señala.

    Los productos de este emprendimiento se distribuyen en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja y Riobamba.

    El propietario del negocio busca llegar a más mercados internacionales. En la actualidad, los productos llegan a ciudades como París, Londres, Nueva York, Boston, Bruselas, Berlín y México.

    Los artículos que se ofertan son variados. Los clientes pueden encontrar bolsos, agendas, zapatos, sandalias, lámparas, cojines, alfombras y artículos de decoración para el hogar.

    Este emprendimiento participa constantemente en ferias y festivales, que permiten que los artículos lleguen a más público.

    Los más importantes son la Rueda de Negocios Artesanías de Excelencia que organiza Pro Ecuador, el Festival de Artesanías de América del Cidap y Ardis: Semana del Diseño para la Artesanía que se desarrollan en la ciudad de Cuenca.

    Otros Datos

    El emprendimiento llega a facturar cerca de USD 30 000 anuales.

    El costo de los artículos varía, según el diseño. Los precios van desde USD 10 hasta USD 90.

    A la idea 
    se la seleccionó en el proyecto Artesano Artista, que promueve la oferta de excelencia artesanal exportable.

    Para conocer el catálogo de productos, visite la página del emprendimiento en Facebook: Shigras del Ecuador.

    Paúl Vásconez es el propietario de Shigras del Ecuador. Este emprendimiento está ubicado en Guaranda. Foto: cortesía
    Paúl Vásconez es el propietario de Shigras del Ecuador. Este emprendimiento está ubicado en Guaranda. Foto: cortesía
  • Una marca que promueve la identidad

    Redacción Esmeraldas (F)
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    Una palmera y un coco estampados en las prendas de vestir es la imagen de la marca denominada Esmeraldeñísimo, que busca promover la identidad cultural de los ciudadanos esmeraldeños, dentro y fuera del país.

    El diseño de camisetas, lazos, bolsos, carteras, ternos de baño, vestidos casuales y deportivos, son parte del trabajo que realiza la marca desde hace seis meses.

    Uno de los fines es sentirse orgulloso de ser esmeraldeño, con sus costumbres y tradiciones. A través de esta marca se impulsa dichos de la jerga afroesmeraldeña.

    Entre las frases están ‘orgullosamente esmeraldeño’, ‘soy más esmeraldeño que el tapa’o’, ‘más rica que la cocada’, ‘enamorado de una esmeraldeñísima’, ‘más salado que pescador’, etc.

    Jhakira Recalde, dueña del emprendimiento, explica que siempre ha estado enamorada de su tierra, sus playas, paisajes, gastronomía y ese estilo particular de la gente para decir las cosas a su manera. Busca plasmar todo eso con su marca de prendas.

    Al inicio empezó a colocar en camisetas fotografías de paisajes y atardeceres de las costas esmeraldeñas, luego impulsar una línea de ternos de baños y vestidos con su marca y distintivos.

    Sus primeros pasos los dio con un capital propio de USD 500. Ahora tiene una inversión de más de USD 5 000, en telas y máquinas. “El crédito que recibí de BanEcuador, de USD 3 000, permitió capitalizarme y fortalecer mi emprendimiento”, señala Recalde.

    Su tienda está ubicada en el centro de la ciudad, donde exhibe sus modelos con la ayuda de tres colaboradoras que trabajan en la confección y grabado de su sello.

    La marca también se estampa en sombreros, viseras y sandalias. La idea es crear una amplia línea de artículos que hablen de lo que se hace en Esmeraldas con diferentes frases tradicionales.

    La producción varía de acuerdo con la ocasión. Por ahora, la mayor demanda que tiene es de trajes de baño por estar próximos a la temporada de Carnaval.

    Las clientas prefieren colores que hablen de Esmeraldas, por eso se utiliza el blanco y verde.
    Betsy Carriel, una de las clientas, señala que no solo destaca el producto, sino su significado. “Hoy más que nunca Esmeraldas necesita promover su cultura a propósito del decenio del pueblo afrodescendiente”, comenta.

    Según Carriel, dedicada a temas de comunicación visual, se necesita proyectar una imagen de Esmeraldas en otros ámbitos como el diseño de vestidos y trajes de baño con temática afro.

    Los costos de las prendas van desde USD 20 hasta USD 35. Los vestidos se entregan con accesorios para el cabello como lazos de colores; son el valor agregado para atraer a las clientas.

    La mayoría de los pedidos se los hace a través de plataformas digitales como Instagram y Facebook, en las que se ubica a la marca con el nombre esmeraldeñísimo. “Estas son las iniciativas que buscamos que se promuevan en Esmeraldas”, señala la economista Roxana Benites, catedrática de la Escuela de Pymes de la Universidad Católica de Esmeraldas.

    Ella cree que se puede vender la cultura afroesmeraldeña a través de ese tipo de negocios porque entre los saberes no solo están música y danza ancestral. Considera importante “vender las tradiciones por medio de una marca que nos identifique”, comenta.

    Desde la universidad, Luis Vargas Torres trabaja con los estudiantes en tema de emprendimientos, con la finalidad de poner en marcha proyectos relacionados con la cultura, explica el rector, Girard Vernaza.

    En esa institución se promueven iniciativas relacionadas con medicina ancestral y el tema cultural. Además, se impulsan otros emprendimientos en los que se utilizan nombres que representen las culturas en sus negocios, como ocurre en el balneario de Las Palmas donde una heladería lleva el nombre de Andarele, canción tradicional del folclor afro.

    Jhakira Recalde es la dueña del emprendimiento. Cada una de las piezas que ofrece vienen con accesorios. Las frases también se colocan en calzado. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Jhakira Recalde es la dueña del emprendimiento. Cada una de las piezas que ofrece vienen con accesorios. Las frases también se colocan en calzado. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • El té original de Jamaica, la esencia de este refresco

    Redacción Sierra Centro (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El té de Jamaica, una bebida tradicional mexicana, ahora se puede comprar en 240 puntos de venta en el país. La empresa Procesadora Industrial de Bebidas (Proinbe) puso en el mercado este refresco con la marca Aqua Live.

    El producto es natural; no tiene colorantes, preservantes y está endulzado con stevia y fructosa (dulce de la fruta). Se comercializa en Ambato, Riobamba, Latacunga, Quito y Guayaquil, en cadenas de supermercados del país y al momento también se vende en gimnasios de dos ciudades.

    La calidad y los beneficios del producto permitieron que la comercialización de esta bebida elaborada con la flor de jamaica, que la cultivan los agricultores del subtrópico del Ecuador, tenga un crecimiento mensual del 8% en las ventas. El año pasado la firma ambateña facturó USD 37 600.

    La tradición de esta compañía se inició en 1998 cuando el empresario Javier Navarro decidió invertir, a través de un crédito, 290 millones de sucres en el montaje de la planta para la producción de cerveza con la marca Nena.

    Este producto salió al mercado en el 2000, con una gran acogida. Eso motivó a presentar otro producto con el nombre de Dorada. Sin embargo, un litigio con una industria nacional impidió producir a pesar que contaba con todos los permisos y los documentos de la marca registrada. Tuvo que cerrar la fábrica.

    Navarro cuenta que tras una alta inversión y la adquisición de una deuda con una institución bancaria logró incursionar en la producción de licores de sabores como limón, durazno y cereza con la marca Montijo.

    La aceptación del producto fue buena, lo que le permitió mantenerse en el mercado, especialmente con el sabor a durazno. Ahora busca sacar al mercado el sabor a Guaraná.

    Un viaje a México en el 2014 despertó el interés del empresario de elaborar una bebida de jamaica, aplicando el proceso original. Tras retornar al Ecuador logró una alianza estratégica con un grupo de agricultores para que produjeran la flor de jamaica.

    Arrancó con la capacitación de la mano de obra, les entregó la semilla e iniciaron la siembra y la producción. Al momento hay cuatro hectáreas en producción.

    El ingeniero químico Javier Navarro se encarga de controlar los procesos de producción del té de Jamaica que se vende en el mercado.
    El ingeniero químico Javier Navarro se encarga de controlar los procesos de producción del té de Jamaica que se vende en el mercado.

    Los agricultores se encargan de la siembra, el cultivo, la cosecha, el secado y el empacado.
    “La flor es de buena calidad, con similares características a la que se produce en México. Eso nos permite producir una bebida similar”.

    El producto se endulza con hoja de stevia y fructosa. Para iniciar con la producción vendió la maquinaria inicial en USD 95 000 y adquirió una planta o línea de producción automatizada.

    También invirtió en la maquinaria para la fabricación de botellas. Este cambio le obligó a reducir de 18 a seis empleados. “Eso ayudó a bajar los gastos de producción y tener costos competitivos en el mercado”.

    Navarro explica que la industria como estrategia usa la receta original de la bebida que se la puede consumir como energizante, diurético y para bajar los niveles de colesterol en la sangre. También para bajar de peso o estabilizar la presión. Tiene vitamina C.

    Aqua Live comercializa su producto en presentaciones de 500 y 1 000 mililitros (ml).

    Navarro cuenta que como estrategia para incrementar las ventas de la compañía este año será auspiciante de la edición número 69 de la Fiesta de la Fruta y de las Flores, que se desarrollará en Ambato del 21 al 25 de febrero.

    Para este año proyecta ventas por USD 17 000 mensuales.

    Uno de los distribuidores de esta empresa es Jhon Pomboza. Lo hace desde febrero pasado.
    Arrancó la distribución con 20 paquetes, pero en casi un año logró incrementar la comercialización a 120 pacas mensuales. “La bebida es de calidad porque no utiliza químicos, es una infusión natural con la flor de jamaica y la hoja de stevia. No contiene aditivos de tipo artificial”.

    Al momento, el té de jamaica de esta compañía ecuatoriana se promociona en ferias, festivales y visita los barrios donde se realizan las jornadas de rumba terapia con buenos resultados.

    Espera que este año las ventas se dupliquen especialmente en las fiestas del Carnaval, las principales de la Sierra central.

    Insignia

    El control de calidad para un buen producto

    Patricio de la Cruz, encargado del sellado y embotellado

    Comencé a trabajar hace 15 años en el soplado de botellas y luego ascendí a dar el mantenimiento de los equipos y maquinaria. Ahora estoy a cargo del área de etiquetado y de control de calidad de todos los productos que elaboramos en la empresa.

    La idea es revisar que todos los procesos se cumplan y el producto sea óptimo, Nuestros clientes exigen una bebida de alta calidad para el consumidor.

    La capacitación en la labor que cumplimos es importante y en eso no hemos parado, esta es constante. También la nueva tecnología con que contamos ayuda en cada uno de los procesos de elaboración y en el embotellado del producto, por eso estamos creciendo en el mercado a escala nacional.

    El producto que elaboramos es sano, nosotros cumplimos las normas sanitarias establecidas y nuestras bebidas son naturales al 100%. No contienen aditivos, preservantes y tampoco azúcar. Son endulzados con stevia y fructosa. Como empleados y colaboradores cumplimos todos los parámetros de seguridad.

    La planta de producción hace que la bebida que se elabora sea de calidad. Para su desarrollo se realizaron importantes inversiones.  Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    La planta de producción hace que la bebida que se elabora sea de calidad. Para su desarrollo se realizaron importantes inversiones. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Estos diseños infantiles están pensados en crear

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Sofía Silva estudió Animación Tradicional en Argentina. Pero al retornar a su natal Ecuador, hace unos 13 años, las ofertas laborales en su área eran escasas.

    Con el tiempo, empezó a buscar algún oficio rentable, que también le permitiera poner en práctica el ingenio. Comenzó con el diseño de libretas y accesorios personales o para el hogar. Hasta que se sintió motivada a elaborar objetos didácticos para niños.

    En el 2014 Silva diseñó el primer muñeco de tela para pintar. Se trataba de un tapir. Su esposo, Daniel Borja, se sumó al proyecto. En un comienzo se encargaban de todo el proceso: diseñar, la serigrafía, coser, etc. Fue así como nació la marca Colorín.

    Los muñecos vienen con marcadores para que los niños pinten y realicen sus propias creaciones. El peluche se puede lavar y volver a pintar. Cuentan con 11 diseños, de los cuales nueve son animales de Ecuador. También incluye la historia del animal.

    El portafolio de la marca fue creciendo, bajo el mismo concepto. Tiene camisetas, mochilas y un rollo de papel ilustrado, con diferentes diseños para colorear. Además, un muñeco de tela sin ningún diseño, que trae telas y pinturas para que el niño lo culmine. “La idea es también generar un momento divertido en familia”, comenta Sofía.

    Al año de haber arrancado, la marca ingresó a los retails. Actualmente, se mantiene en la cadena Juguetón y en la tienda de SuperPaco del Quicentro Shopping, en el norte de la capital. También ofrece sus productos en una tienda que adaptaron en el garaje de su casa, en Quito, y vía Internet.

    Sofía Silva, cofundadora de Colorín, en la tienda de la marca para niños, ubicada en el norte de la capital. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Foto: Vicente Costales / LÍDERES

    La producción es variable. En temporadas altas, como diciembre, la empresa puede llegar a producir 2 000 unidades al mes, pero en meses bajos está en alrededor de 200 unidades.

    Luego de hacer el diseño y la serigrafía, envían los productos a un taller de costura. Cuentan con alrededor de cinco proveedores, entre ellos de telas y empaques.

    Una de sus clientes frecuentes desde hace varios años es Belén Noroña. “Estaba buscando juguetes diferentes hechos en Ecuador. Desde la primera vez que los vi me gustaron, porque son diseños propios y permite que los niños interactúen y los terminen a su gusto”, comenta esta clienta, quien ha regalado los juguetes a sus hijos, familiares e hijos de amigos.

    Ibeth Guamán, otra clienta, se convirtió en distribuidora de los productos en la ciudad de Ambato, a través de su emprendimiento Kintiri, que se enfoca en juegos para el desarrollo de habilidades cognitivas. “Hay muy buena aceptación, porque son juguetes diferentes. Además, es ecológico y fomenta la creatividad”.

    El peluche y la mochila tienen un costo de USD 10 cada uno. Las camisetas están en 12,50 y el papel ilustrado, en 5. El emprendimiento también cuenta con una línea de cumpleaños, personalizada al gusto del homenajeado, que incluye cojines, mandiles y papel ilustrado para pintar.

    Datos

    La producción mensual de Colorín varía según la temporada. En meses altos puede llegar a 2 000 unidades y en bajos es de unas 200.

    Los juguetes de la marca se venden en las tiendas Juguetón del país y en SuperPaco del Quicentro Shopping. También en un local propio, en el norte de Quito, y por Internet.

    Los precios de los productos están entre USD 5 y 12,50.

    La facturación 
    mensual del emprendimiento Colorín está en promedio en USD 2 500.

    Sofía Silva, cofundadora de Colorín, en la tienda de la marca para niños, ubicada en el norte de la capital. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Sofía Silva, cofundadora de Colorín, en la tienda de la marca para niños, ubicada en el norte de la capital. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Velas artesanales rescatan cultura y tradición

    Redacción Quito

    (F)  
    Contenido Intercultural

    Las velas han sido una parte importante en las tradiciones y festividades del Ecuador. Su existencia data de la época colonial.

    A lo largo del tiempo, la elaboración de estos artículos ha evolucionado. Actualmente, los fabricantes buscan crear diseños diferentes que luzcan innovadores a la vista de los compradores.

    Así surgió Nina Samay “Arte hecho vela”, el emprendimiento de Jenny Gálvez, quien vio una oportunidad para generar nuevos ingresos en el negocio de las velas artesanales hace más de 10 años.

    La emprendedora cuenta que aprendió las técnicas básicas de fabricación gracias a una amiga, con la que elaboró varios tipos de velas tradicionales, con flores y frutos secos, que eran comercializadas en eventos religiosos.

    El nombre ‘Nina Samay’ significa surgir de las cenizas. La dueña le da esta definición porque inició de cero con la fabricación de las velas tradicionales.

    Después de que Gálvez tomara varios cursos para aprender más sobre la elaboración de estos productos, decidió implementar un diseño de velas artesanales con rasgos identitarios.

    Estas velas se hacen a mano y se caracterizan por tener forma antropomorfa, es decir que tienen la apariencia humana.

    Cada diseño busca darle vida a los personajes de las fiestas populares y, sobre todo, que representen la etnia, cultura e identidad de los pueblos indígenas existentes en el Ecuador.

    Gálvez cuenta que cuando inició con el negocio invirtió cerca de USD 100; con esa cantidad adquirió la materia prima y diseñó los primeros modelos de velas con las temáticas indígenas.

    Para elaborar sus productos utiliza planchas de parafina; este material permite moldear fácilmente los diseños y lo obtiene de un proveedor de confianza.

    Jenny Gálvez es la gerente general del emprendimiento Nina Samay, ubicado en Sangolquí. Foto: LÍDERES
    Jenny Gálvez es la gerente general del emprendimiento Nina Samay, ubicado en Sangolquí. Foto: LÍDERES

    El proceso no necesita de mucho tiempo. Cada vela suele estar lista en el lapso de cuatro a seis horas, todo depende del tamaño y del modelo, comenta.

    A los pocos meses de haber iniciado con el emprendimiento vio ganancias. Indica que en el primer año llegó a facturar USD 200 mensuales.

    Además, menciona que lo que diferencia a sus artículos es que se elaboran sin necesidad de moldes; solo utiliza una base en forma de triángulo para el cuerpo.

    Ella misma se encarga de darle la forma a cada elemento de la figura y detalla las características de los diferentes personajes.

    La emprendedora manifiesta que el innovar con los modelos ancestrales hizo que el negocio tenga una gran aceptación. La gente prefiere lo artesanal.

    Su emprendimiento permite que los clientes sugieran los diseños de velas personalizadas. Cada modelo se ajusta al gusto y bolsillo de los consumidores.

    La temporada en la que la propietaria tiene más ventas es el último trimestre del año. La clientela suele hacer más pedidos para obsequiar durante las fiestas.

    Debido a la alta demanda de diseños, Gálvez tuvo que contratar a una persona que le ayude con la fabricación de algunas piezas para los personajes.

    Actualmente, Nina Samay promociona el catálogo de sus productos a través de las diferentes redes sociales.

    El plan que Gálvez tiene para el futuro es abrir un local en el que pueda diseñar sus productos y, a la vez, distribuirlos.

    Detalles

    El emprendimiento forma parte de la feria permanente ‘Quito a Pie’, que se realiza cada domingo en el Centro Histórico.

    Los precios van desde USD 6 a USD 15, pero varían dependiendo del tamaño y del diseño.

    Las ganancias 
    del negocio subieron con relación a las del inicio. Hoy factura cerca USD 800 mensuales.

    Puede encontrar las velas artesanales de Nina Samay en Facebook e Instagram como @ninasamay y en Whatsapp en el 0996734671.

    Nina Samay es un emprendimiento que elabora velas con diseños inspirados en los pueblos indígenas del país. Foto: Facebook Nina Samay
    Nina Samay es un emprendimiento que elabora velas con diseños inspirados en los pueblos indígenas del país. Foto: Facebook Nina Samay