La industria del lujo toma posiciones a paso rápido en Cuba con la apertura oficial de tiendas de marcas exclusivas como Versace, Armani, Montblanc y L’Occitane en Provence, todas ubicadas en la primera planta del Manzana Kempinski, el primer hotel cinco estrellas plus que será inaugurado en la isla.
La inédita galería comercial, ubicada en la planta baja de la instalación gestionada por la cadena suiza Kempinski, será un reclamo para el turismo de alta gama que quiere atraer el país caribeño, que ha experimentado un ‘boom’ de visitantes en coincidencia con el deshielo en las relaciones con EE.UU.
“Cuba se ha convertido en el paraíso de la moda, por eso quise venir aquí”, dijo el empresario italiano Giorgio Gucci, que abrió este sábado la filial multimarca “Giorgio G. VIP” en el Hotel Manzana, con artículos de Versace y Armani, “grandes amigos” de este representante de la tercera generación de la dinastía Gucci. Aclaró que es una “empresa personal” que emprendió después que la familia vendiera la famosa marca que fundó su abuelo y con la que lleva trabajando varios años en la isla.
En la misma ubicación de La Habana Vieja, quien se lo permita podrá comprar productos de Montblanc, Lacoste, Longiness, L’Occitane en Provence. Gucci calificó de “positivo” y conveniente para el cliente encontrar en un mismo espacio varias firmas “con lo mejor del mercado de lujo europeo”, que hasta ahora eran muy difíciles de encontrar, excepto en algunas tiendas dispersas por hoteles de La Habana o Varadero.
Tras el proceso de acercamiento con EE.UU., iniciado en diciembre de 2014, Cuba ha vivido momentos clave que han demostrado su gradual apertura al mundo, entre ellos el desfile de la casa de modas francesa Chanel, que escogió en mayo de 2016 al emblemático Paseo del Prado para su primer espectáculo en Latinoamérica.
En enero pasado la firma francesa Guerlain regresó a La Habana y abrió una tienda donde ofrece lujosas fragancias.
Varias personas visitan una de las nuevas tiendas de lujo inauguradas el pasado 22 de abril en La Habana. Foto: EFE
El ruido es casi ensordecedor. A las 10:00 del pasado 10 de abril, la planta del Grupo Delltex, que opera desde 1992 en el sector de Cumbayá, está en plena producción en las tres líneas de productos: hilos, telas y cobijas.
En la sección de corte y mezcla el proceso parece casi automático; es poca la intervención humana. Allí se convierte el poliéster acrílico y poliéster lana en fibras de diferentes tipos. El hilo en su estado crudo pasa luego por la sección de tintorería, donde obtiene la coloración deseada y, finalmente, se ensambla en conos para su entrega final al cliente.
El hilo fue el primer producto de fabricación del Grupo Delltex, que en 1963 nació como Hilatura Delltex, cuando la oferta y la demanda de este material eran escasas en el país. Actualmente, laboran en la empresa 208 personas.
La compañía textilera fue fundada por Alberto Deller, quien emigró desde Alemania junto con sus padres, huyendo de la guerra en Europa. Además de Delltex –su primera gran inversión–, la familia Deller es propietaria de empresas en el sector comercial, el sector aeroportuario y la industria de la construcción.
En 1973, la producción del Grupo Delltex se expandió a las telas, en poliéster acrílico y poliéster lana. Y para 1998, incursionó en la fabricación de cobijas de microfibras, con diferentes diseños.
La capacidad instalada de la planta, que ocupa una extensión de tres hectáreas, es de una producción semanal de 193 500 kilos de hilos, 85 metros de telas y 32 000 cobijas. Sin embargo, actualmente trabaja al 80% de su capacidad. Santiago Andrade, coordinador de marketing de la firma, explica que esto responde a la demanda del mercado.
A escala nacional, Delltex está posicionada como proveedor de cobijas en cadenas de supermercados, hogar y ropa. Entre sus clientes están Supermaxi, Megamaxi, Mi Comisariato, Sukasa, De Prati, Bebemundo y la empresa de textiles Finatex. Colombia, país al que se destina 48% de su producción, es el principal mercado extranjero para Delltex. Pero también ha exportado sus productos hacia Perú, Bolivia, Brasil, Chile y Estados Unidos.
A finales de 2015, Delltex sufrió cambios a nivel gerencial. Andrade explica que uno de los objetivos fundamentales de la nueva gerencia es apuntar con más fuerza hacia mercados internacionales.
Los objetivos se están cumpliendo. En el país de Norteamérica están calificando para proveer a cadenas de supermercados como Wallmart y Target. Y para el segundo semestre comenzarán a exportar cobijas como proveedores de Walt Disney Company.
“En 2016 exportamos USD 1,5 millones entre cobijas, hilos y telas. Este año el plan es incrementar las exportaciones en 20%”, indica David Dueñas, gerente comercial. En unidades, la empresa exportó alrededor de 40 500 cobijas, 215 000 kilogramos de hilos y 4 800 metros de telas.
La facturación de la empresa en 2016 fue de USD 12 millones, lo que representó una caída de 15% en relación a las ventas del 2015.
Los voceros de la compañía explican que el decrecimiento de las ventas es producto de varios factores. “La subida del precio del acrílico (materia prima de sus productos), la crisis económica que está sufriendo el país y el bajo control a las importaciones ilegales”, señala Andrade.
La recuperación es prioridad. Para este año, indica el gerente comercial, el objetivo es facturar más de USD 13 millones y para 2020 volver a niveles de años atrás y llegar a los USD 20 millones.
El coordinador de marketing resalta que a lo largo del tiempo la fidelidad de los clientes ha sido alta. Finatex, empresa que produce y comercializa productos textiles para el hogar, es cliente del Grupo desde hace 20 años, específicamente en la línea de cobijas. Paúl Bastidas, gerente comercial de Finatex, subraya que Grupo Delltex destaca por su buen servicio y la calidad de sus productos.
“Nuestra cartera siempre debe ser de buena calidad y de medidas completas, y los productos de Delltex se alinean a esas condiciones, por eso siempre hemos trabajado con ellos”, señala Bastidas.
En 2016, la empresa invirtió más de USD 1,5 millones en las maquinarias de la planta, con el objetivo de reducir el impacto ambiental que se produce en el área de calderos y estampado. “Para 2017, proyectamos hacer una inversión similar en la planta”, subraya el gerente comercial.
La capacidad instalada de la planta de Grupo Delltex es de una producción semanal de 193 500 kilos de hilos, 85 metros de telas y 32 000 unidades de cobijas. Fotos: Vicente Costales/LÍDERES
En 1970 Carlos Ribadeneira Armendáriz inició el negocio de refrigeración de carnes en la capital. Esta empresa, en un inicio, se dedicaba al equipamiento de cuartos fríos en los mercados de Quito.
Con el pasar del tiempo, en 1980, su hijo Carlos Ribadeneira Godoy fue expandiendo el negocio. De la refrigeración evolucionó a la fabricación de cocinas y hornos. Así surgió Codehotel que en la actualidad equipa a cocinas y lavandería de hoteles, restaurantes y hospitales. En estos 37 años, la compañía desarrolló un proceso de implementación de equipos para el buen manejo, cocción y presentación de alimentos.
Carlos Ribadeneira Godoy cuenta que inició su taller pidiendo dinero para comprar una soldadora y una dobladora. La inversión total entre el equipamiento del taller y la compra de materiales y accesorio llegó a unos USD 10 000, al cambio de moneda, a inicios de la década de 1980.
Desde sus inicios, la empresa maneja una planta de producción en Conocoto, al sureste de Quito. Allí trabajan 23 personas entre operarios y personal administrativo. La planta ocupa cerca de 1 800 metros cuadrados.
Allí se utilizan láminas de acero, cortadoras, soldadoras, inyectoras, pulidoras y equipos como motores, quemadores, válvulas… Estos materiales sirven para el ensamblaje de los equipos.
Para la comercialización Codehotel tiene dos almacenes: uno en el norte de Quito y una sucursal en Guayaquil, este último con el nombre de Kellage. Las láminas utilizadas son recomendadas por la norma americana NSF para ser utilizadas en equipos que tiene contacto con alimentos.
A los productos que se fabrican en la planta se suman equipos importados de España, Alemania y Estados Unidos. La oferta incluye marmitas, mesas de trabajo, autoservicios, hornos de pan, hornos para pastelería, fregaderos, entre otros productos.
Uno de los proveedores de Codehotel es IPAC. Esta empresa le provee de láminas de acero inoxidables, tuberías y ángulos. “Nosotros vendemos el acero de mejor calidad para Codehotel y uno de los más costosos”, afirma Rocío Sigüenza, asesora comercial de la empresa IPAC.
María Teresa Recalde trabaja en el área de producción de Codehotel. Para ella los equipos y tecnología que ofrecen tienen la misma calidad que los productos importados. “Antes había temor en hacer innovaciones y esperábamos que venga todo del exterior, ahora ya no”.
Una de las innovaciones de la empresa quiteña es la sartén basculante, hecha en Ecuador. Este instrumento de cocina se caracteriza por tener una plancha de cocción que distribuye uniformemente el calor por todo el espacio. Es ideal para las cocciones homogéneas y una de sus ventajas es el ahorro de energía.
Este instrumento cumple la misma función que las marmitas u ollas industriales importadas. Parte del sistema de funcionamiento de la sartén basculante es importado y la estructura es responsabilidad de Codehotel.
En la actualidad, la compañía se encuentra calificada para concursar dentro del Servicio Nacional de Contratación Pública. La firma ofrece equipos a instituciones públicas y privadas.
Dos de sus clientes son los restaurantes La Gloria y Theatrum, en Quito. Santiago Jarrín, gerente de los dos negocios, comenta que los insumos de Codehotel son mejores que algunos equipos importados. “Los equipos nos ayudan a cocinar más rápido y a ser más eficientes en la producción”.
Otros clientes son el Hotel Quito y el Hilton Colón. En el sector público Codehotel trabaja con entidades como los hospitales Baca Ortiz, Eugenio Espejo y Carlos Andrade Marín. Además, ha apoyado a proyectos del Gobierno como la Misión Manuel Espejo. El jefe de Mantenimiento de Codehotel, Galo Fabara, reconoce que el fuerte de la empresa es el equipamiento y planificación del área de lavandería, cocina y conservación de alimentos.
El acabado y la calidad de los materiales que se utiliza en la producción de equipamiento han sido la estrategia que esta empresa ha optado para darse a conocer en varias provincias del país, según explica Ribadeneira.
Además de la fabricación de equipamiento, la empresa brinda servicio de mantenimiento e instalación. Con este trabajo las ventas de esta compañía se mantienen estables.
Codehotel cuenta con 19 operadores y su planta está en Conocoto. Cuando existen contratos más grandes la empresa emplea temporalmente a más trabajadores. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
Caterina Costa, presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG) habla sobre sus planes al frente de los industriales, la actual situación económica del país y las oportunidades para el sector durante este año. Además, opina sobre el liderazgo de las mujeres.
¿Qué planes tiene al frente de la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG)? Los planes son los mismos en esta institución que cumplió 80 años en el 2016. Estos se relacionan principalmente a la generación de plazas de trabajo y fuentes de empleo, a lograr que se mantengan siempre las reglas claras y velar por la seguridad jurídica para de esta manera defender los intereses de nuestros socios y lograr su crecimiento, pero todo como un ente técnico y propositivo.
¿ Qué espera la CIG del nuevo gobierno que se posesionará en mayo de este año? Esperamos que el nuevo gobierno gire su mirada hacia el sector productivo. Nosotros decimos que el mejor programa social es aquel que genera empleo productivo por lo que necesitamos recuperar las ciento de miles de plazas de trabajo que se han perdido. Es importante generar confianza y competitividad, esto va a requerir dejar de pensar en un modelo netamente extractivista y voltear hacia a nuestro sector.
¿El nuevo gobierno deberá cambiar el modelo actual? Estamos seguros de que toda vez que el precio del petróleo finalmente se estabilice y tras la época de bonanza, el nuevo gobierno tendrá que mirar hacia el sector productivo porque de lo contrario esta economía no da para más. Además se tendrá que dejar ciertas cargas ideológicas que han caracterizado al Gobierno actual para tomar decisiones.
¿Cómo califica la situación económica de los industriales durante en la última década? Durante este tiempo vimos cuatro políticas industriales que salieron de ministerios y ninguna se implementó. Lamentablemente fueron políticas que se hicieron sin considerarnos y quedaron en papel. No se llevaron a cabo porque no puede una persona decidir por intuición, sino que se necesita al empresario para ver cuáles son los proyectos viables y cuáles son los que tienen posibilidades.
¿Califica como negativa la situación en estos 10 años? Pienso que hubiésemos podido potenciar la situación, no solo en el sector industrial, sino también en el exportador; ambos tuvieron dificultades. Se ha dicho que el país ha crecido y puede ser que sea un crecimiento grande, pero si nos comparamos con el resto del mundo tal vez no fue tan grande.
Entonces, ¿sería ineficiente? No. Pienso que se concentraron en temas que, dada la bonanza del petróleo, no eran tan importantes como sí lo eran la generación de empleo y el fortalecimiento del sector productivo. Tenemos estadísticas terribles que señalan haber perdido cerca de 250 000 plazas de empleo adecuado. Estamos regresando a las cifras del 2007, antes de la bonanza. ¿Cuáles fueron las dificultades y qué estrategias se aplicaron para sortearlas? Con el presidente Rafael Correa se pidieron algunas reuniones. Una fue el 2 de agosto de 2012 donde se logró reiniciar las negaciones para el acuerdo con la Unión Europea (UE); después hubo otra reunión el 2 de marzo de 2015 en la que se hicieron 37 propuestas de las cuales se implementaron una o dos. Estoy segura que la situación del país sería distinta si las propuestas se hubiesen llevado a cabo cuando se las propuso.
¿Qué estrategias utilizaron para cumplir sus propuestas?
El diálogo se ha mantenido allí, pero no es de doble vía. Entonces lamentablemente creo que en este período hubo una carga ideológica que no permitió implementar los cambios que se requerían.
¿Cómo ve la CIG la actual situación económica del país? Nuestro sector muestra una caída del 2,2% en crecimiento y la situación no cambia. Estamos trabajando en propuestas para el nuevo gobierno y esperamos que sean escuchadas, recuperar la confianza y la competitividad que tanto necesitamos.
¿El país está mejor, igual o peor que hace un año atrás?
Según los indicadores hay muchos sectores contraídos. La recaudación tributaria se ha afectado, la liquidez que había en el sector privado ha pasado al sector público y la confianza de la inversión extranjera directa es menor. Si nos comparamos con nuestros vecinos, la situación es preocupante porque ellos han avanzado en temas como los acuerdos con la UE y con los Estados Unidos.
¿Las salvaguardias y las últimas reformas laborales los han afectado? Definitivamente. Las salvaguardias y la carga tributaria han hecho de Ecuador un país caro. Si uno ve como se ha acumulado la inflación en Ecuador respecto de EE. UU., que tiene la misma moneda, vemos que en 10 años nos hemos encarecido 30 puntos más en inflación. Las reformas laborales afectaron los indicadores de empleo. Está bien que se den beneficios, pero tenemos que pensar en quienes no tienen trabajo. ¿Cuáles son las oportunidades para el sector industrial durante este 2017? Las oportunidades están en la medida en que el país genere confianza y competitividad. El acuerdo con la UE es un espacio para trabajar. Allí hay muchas formas de hacer alianzas. Nos tocará hacer alianzas con industrias de la región o países vecinos, porque allí hay como acumular origen.
¿En qué sectores cree que hay oportunidades? En todos los sectores, partiendo por los que están importando desde la UE. Nosotros sabemos que en Colombia, cuando se firmó el acuerdo con la UE, lo primero que creció en exportaciones fueron los vegetales y las frutas frescas y en seguida artículos de plástico y textil. Entonces, tenemos que buscar esos espacios para crecer.
El acuerdo con la UE genera expectativa, ¿qué faltaría para perfeccionar el convenio? Necesitamos que las autoridades generen confianza a través de la estabilidad jurídica. Necesitamos reglas claras y no un cambio constante de esas reglas. ¿Se considera una líder? Soy parte de una cadena, me siento un eslabón más y hay ciertas cosas que no las pienso sino que las hago con cariño y convicción. Creo que soy una persona normal como cualquier otra, tan ordinaria o extraordinaria como puede ser un ser humano. ¿Qué hace falta para que más mujeres sean líderes? La mujer tiene que entender que su participación profesional es necesaria para el crecimiento del país y que en ese espacio ella no pierde su esencia, sino más bien aporta con sus diferencias. En todos los espacios de la vida se requiere de esa diversidad.
Hace 13 años el sueño de la microbióloga Karla Garcés se hizo realidad. Rompió los moldes y se lanzó a la aplicación de sus conocimientos en el área agrícola y no en la médica.
Así nació Agrodiagnostic, una empresa que se dedica al desarrollo de productos biológicos -en base a microorganismos- para el control de plagas y enfermedades de las plantas, así como la nutrición de las mismas y de los suelos.
“Son seres vivos benéficos. Es un área completamente diferente a la que se aprende en la universidad. Nosotros nos centramos en la innovación”, indica la científica.
El primer producto que desarrolló fue uno en base al hongo Tricorderma, para el control de enfermedades. Posteriormente, generaron otros para tratamiento de ácaros, coleópteros, etc.
En total, cuentan ahora con 13 productos para el área agrícola y uno para las plantaciones avícolas, que ayuda a descomponer más rápido la ‘cama’ donde crecen las aves. La empresa produce presentaciones líquidas y en polvo.
Cuando la compañía empezó su trabajo se centró en el aislamiento de los suelos para la obtención de los microorganismos, luego inició pruebas de laboratorio para determinar su funcionalidad y, posteriormente, la fabricación de los bioinsumos agrícolas.
Los primeros clientes de Garcés fueron floricultoras. Ofrecía productos exclusivos para cada una “que los hacíamos en base a una investigación que sacábamos del propio suelo de ellos. Ahora tenemos productos comerciales que los desarrollamos en base a cepas (de microorganismos) nativas, para aplicar en cualquier zona”.
Una inversión inicial de USD 10 000 le permitió a esta firma arrancar con su producción. Ahora, las inversiones alcanzan USD 600 000, la mayoría en equipos de fabricación e investigación.
A esta empresa no le tocó fácil. Garcés explica que hasta el 2014 había muy poco desarrollo del tema biológico en Ecuador.
A partir de ese año cree que hubo más exigencias internacionales para los cultivos, principalmente por el tema de exportación, por lo que se requirió más las soluciones biológicas amigables con el ambiente. Asimismo, la resistencia de las enfermedades de los cultivos a los químicos, llevó a un cambio en la cura de las mismas.
Jéssica Hurtado, de la hacienda La Paz, en el cantón El Triunfo, en Guayas, cuenta que desde hace dos años utilizan el Tricoderma para la eliminación de la monilla para el cacao destinado a la exportación. “Se había tornado bastante complejo el control de esta enfermedad y nos llevó a pérdidas económicas. Hicimos los ensayos y el producto fue eficaz”.
Esta plantación está en el proceso para obtener la certificación orgánica, por lo que trabajar con el producto de Agrodiagnostic le ha ayudado. Ahora, además, están en fase de ensayos de otro producto para cultivos de banano.
La compañía de Garcés no solo apoya a los exportadores de materias primas, sino también envía su oferta. En estos días destinará cuatro toneladas de sus productos para Guatemala.
El acceso a este mercado lo logró gracias a uno de sus clientes locales, que tiene allí plantaciones de banano. Él buscaba un producto similar en Centroamérica pero no lo encontró, de ahí que vio en el de Garcés una alternativa.
Para abril, Agrodiagnostic prevé exportar un contenedor a Perú y, asimismo, espera enviar muestras al mercado boliviano.
Actualmente, a escala nacional, la empresa ofrece servicios para propietarios de cultivos de cacao, banano y mango en la Costa y de hortalizas en la Sierra. Se enfoca, particularmente en los cultivos de productos comestibles, aunque sí trabaja con floricultoras.
Garcés busca que sus clientes, tanto locales como internacionales, sepan que su producción es hecha en Ecuador. Por eso es que a través de Pro Ecuador la firma consiguió la Marca País y ha podido acceder a ruedas de negocios en el país y la región.
La empresa, ubicada en Pifo, tiene como objetivo cambiarse a un lugar de trabajo más grande para operar. Asimismo, prevé seguir innovando porque esa es su esencia desde su creación.
Eso es lo que destacan clientes como Carlos Zambrano, de la hacienda Cañas,en el cantón Naranjal del Guayas, que tiene cultivos de cacao. Trabaja desde hace dos años con Agrodiagnostic. “Nos ha ido bastante bien con estos productos. Conocí del trabajo de Karla a través de un compañero zamorano que visitó la hacienda”.
Más allá del producto, dice Zambrano, lo más importante es el servicio y la asesoría personalizada que la empresa les brinda.
En los laboratorios de la empresa, ubicados en Pifo, el personal se dedica a la investigación y desarrollo de nuevos bioinsumos. 15 personas laboran en la compañía. Fotos: Julio Estrella / LÍDERES
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca trae un panorama incierto para la industria automotriz, a escala global. El flamante mandatario de EE.UU. es claro y directo: está dispuesto, por ejemplo, a gravar hasta en 35% las importaciones mexicanas. Esta medida supondría un severo golpe para la industria del automóvil y las alarmas ya se encendieron desde México hasta Alemania.
Un antecedente clave es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) que integran EE.UU., Canadá y México, que ya está en la mira de Trump y su equipo. Gracias al Tlcan y sus precios de producción bajos, México se convirtió desde inicios de este siglo en una poderosa base de fabricación de autos para los mercados de EE.UU. y Canadá.
Hay que recordar que GM, Ford y Fiat Chrysler, los tres gigantes estadounidenses del automóvil, abrieron numerosas plantas en México desde los años 2000 para hacer frente a la competencia de la producción asiática, también más barata que la estadounidense. Esto tuvo efectos inesperados en la industria automotriz de EE.UU.: pérdida de competitividad, así como despidos y cierres de plantas ensambladoras que operaban en suelo estadounidense.
Con un discurso nacionalista y proteccionista, Trump podría dar paso a una reconfiguración de la industria automotriz global. Ford, Toyota, BMW, entre otras firmas, están en la lista de amenazas del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
“Me encanta México, me gusta su presidente y toda la gente, pero le diría a BMW que si construye una fábrica en México y quiere vender automóviles en EE.UU. sin pagar el impuesto del 35%, ya lo puede ir olvidando”, dijo Trump, sobre la fábrica que la automotriz planea abrir en 2019.
El primer coletazo de las declaraciones de Trump se sintió en San Luis Potosí, México. En esa población Ford planeaba levantar una ensambladora, con una inversión de USD 1 600 millones. Pero Trump intervino y la firma automotriz canceló sus planes. Ahora la construcción luce abandonada en el desierto (ver página 13).
Las advertencias del presidente estadounidense también llegaron a Alemania. Un reporte de la agencia DPA indica que el mercado estadounidense es el segundo mercado automovilístico del mundo y que las fabricantes alemanas venden allí cerca de 1,3 millones de vehículos. De esa cifra, unos 545 000 automóviles son exportados vía marítima desde Alemania mientras que un 15% proceden de México, según datos facilitados por la Federación de la Industria Automovilística Alemana (VDA).
¿Cuántos automóviles producen las empresas alemanas en EE.UU? El año pasado, las automotrices alemanas fabricaron 850 000 vehículos en ese país. Solo un 41% de estos automóviles se vendió en el mercado del país, mientras que un 25% tuvo como destino Europa y Asia.
Las plantas de las fabricantes alemanas y sus proveedores locales emplean a 110 000 trabajadores. BMW cuenta en Carolina del Sur con su segunda mayor planta de fabricación y es entretanto el mayor exportador de automóviles de EE.UU., según DPA.
Además, las empresas alemanas aprovechan el acuerdo comercial vigente entre México y EE.UU. La planta de Volkswagen-Puebla, donde antes se fabricaba el modelo ‘escarabajo’ y ahora se producen el Golf y el Jetta, es la mayor fábrica de automóviles en México y la segunda mayor del consorcio alemán en todo el mundo.
Además, desde el otoño de 2016 Audi también produce en México su todoterreno Q5. Por su parte, Daimler acaba de construir con Renault-Nissan una planta. Todo esto podría alterarse ahora que Donald Trump está el frente de Estados Unidos.
Las firmas de vehículos continúan con sus planes
Los actores de la industria automotriz mantienen sus planes de largo plazo, más allá de lo que ocurra en Washington con Donald Trump. Algunas anuncian inversiones dentro de EE.UU. y otras continúan con sus proyectos fuera de suelo estadounidense.
General Motors, por ejemplo, anunció un plan de inversiones de USD 1 500 millones en Estados Unidos, luego de que Trump criticara a las empresas del sector automotriz por producir en el exterior en vez de en el país. Se espera que la medida genere o mantenga unos 1 500 puestos de trabajo.
Toyota también lanzó un guiño a Trump y anunció, en el Salón del Automóvil de Detroit, una inversión de USD 10 000 millones para los próximos cinco años en el país, donde emplea a 40 000 personas.
Al otro lado del Atlántico, el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, pidió calma a las automotrices alemanas. “Solo puedo aconsejar ante esta posición no ponerse nerviosos, sino esperar a ver qué pasa”, declaró el socio de la canciller alemana, Ángela Merkel, durante una charla con la edición digital del diario alemán Bild”.
En América Latina y en Ecuador también existe inquietud. Aun así, voceros de firmas del sector se muestran optimistas.
Horacio Oliveira, director de Operaciones de Mercados Importadores de América Latina y el Caribe de Volvo, cuenta que la llegada de Trump no les afectará. “Decidimos invertir en el mercado americano con una nueva fábrica en Carolina del Norte. Esta nueva fábrica iniciará su producción en julio. Creo que la decisión de Volvo fue correcta y acertada”. Al ser consultado por una posible reconfiguración de la industria, Oliveira se muestra cauto. El ejecutivo de Volvo comenta que es muy difícil saber si habrá un cambio marcado en el mapa de la industria. “Tenemos que esperar un poco, existen muchas cosas que aún no están claras en el sector automotriz. Yo creo que las cosas no van a ser tan malas como todos están hablando”. Volvo proyecta este año vender unos 3 800 autos en América Latina y entre 30 y 40 unidades en Ecuador. “Estamos apoyando fuertemente a los importadores”, dijo Oliveira en la inauguración del nuevo concesionario de la firma en Quito, la semana pasada.
Para Diego Galindo, gerente comercial automotriz de Álvarez Barba, que representa en el país a BMW, no se advierten efectos negativos en el mercado local. Además, detalla que los proyectos en EE.UU. se mantienen pese a las amenazas efectuadas por Trump.
Este ejecutivo calcula que EE.UU. representa un mercado importante para BMW, con cerca del 25% del total de ventas de la firma alemana. “BMW es un actor importante de la industria automotriz estadounidense”.
Otra visión es la de Diego Luna, gerente de GermanMotors, importador de Audi. Él explica que la marca alemana inauguró en octubre pasado una planta ensambladora en Puebla (México) para fabricar el modelo Q5. “El proyecto empezó hace cuatro años y ya está en producción; empezará a exportar en los próximos dos meses a mas tardar”.
Según Luna, con Trump puede ocurrir que las plantas ensambladoras afuera de EE.UU. sean afectadas con altos impuestos, lo que ocasionaría pérdida de competitividad y bajones en las ventas. “Entonces las firmas tendrán que exportar su producción a otros mercados que no sea EE.UU.”
El vocero de GermanMotors cree que habrá noticias desde Washington en los primeros meses de la administración Trump, en las que estará implicada la industria automotriz. En EE.UU. se venden entre 15 y 16 millones de vehículos cada año.
Trabajadores en la ensambladora de vehículos que tiene Ford, en la provincia de Hai Duong, en Vietnam. La compañía estadounidense planeaba instalar una planta en México. Foto: Hoang Dinh Nam / AFP
Al sector externo es al que más apuntan los empresarios del sector textil en este año. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), para el tercer trimestre del año pasado la contribución del valor agregado bruto del sector manufacturero, que incluye el textil, al Producto Interno Bruto (PIB) del país fue de 0,04%, mientras que en el mismo período del 2015 fue de -0,02%.
Pese a esta mejoría, el sector considera que los resultados del 2016 no fueron los mejores. Las ventas, sumando internas y externas, bajaron en un 25% frente al 2015, dice Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE).
El empresario considera que durante el primer semestre de este año el mercado interno seguirá contraído debido a que las industrias y talleres estarán expectantes ante las decisiones que tome el nuevo gobierno.
De ahí que para él algunas empresas encontrarán la principal oportunidad en la exportación de telas, hilos y prendas. Los mercados de la región son vitales.
Según AITE, con datos del primer semestre del 2016, el principal comprador de Ecuador es la Comunidad Andina de Naciones (CAN), seguido de países del Asia y de la Unión Europea (UE), aunque también se encuentran ciertas naciones de América Latina.
Ante ello, este año los textileros pueden ver cómo evolucionan las ventas a Bolivia o Chile. Pero, cada firma debe analizar cuáles son sus reales oportunidades de venta.
En Textiservi, fabrica textil ubicada en Conocoto, por ejemplo, el acuerdo comercial con el bloque europeo traerá oportunidades.
“Todos sabemos que en Europa les agrada mucho las fibras naturales. Nosotros tenemos acá dos tesoros escondidos que deben ser debidamente explotados como lo ha hecho Perú: las fibras de la lana de oveja y alpaca. Este momento existe producción y se debe realizar un mejoramiento de la explotación de las mismas”, dice Carlos Ribadeneira, de Textiservi.
Con las mezclas de textiles naturales y sintéticos adecuados, explica, se puede ingresar al mercado europeo. Incluso, para esto pueden aprovechar los bienes de capital que importará de la UE.
Para la primera quincena de febrero el empresario espera dos contenedores que importó con maquinaria de Italia. “Estoy trayendo dos baños de tinturación, un vaporizador, dos hiladoras de 600 usos cada una. Adicionalmente, equipos de lavandería, secado y planchado desde España”.
Asimismo, importará este año algunas fibras acrílicas especiales de Italia, España y Alemania. El acuerdo, según el Ministerio de Comercio Exterior, contempla, para beneficio de la industria textil una serie de desgravaciones de productos desde cero de manera inmediata hasta 10 años, dependiendo del tipo de productos.
Otros sectores como el confeccionista consideran que la tecnificación es clave para en un futuro exportar sus productos.
Milton Altamirano, presidente de la Asociación de Confeccionistas Textiles, considera que el acuerdo comercial con la UE, este año, podría permitirles obtener mayores conocimiento tecnológicos. “En dos o tres años, sin embargo, podríamos tener allí mercado. Ahora debemos tecnificarnos para contar con productos más competitivos”.
Como parte de este proceso un grupo de confeccionistas prevé viajar este año algunas ferias textiles que se realicen en países del bloque europeo como Alemania e Italia. Ellos esperan conocer las maquinarias disponibles, las posibilidades de compra y las técnicas de producción.
En Ecuador, dice Altamirano, el pronóstico es difícil por el contrabando y por el hecho de que los consumidores ecuatorianos compren productos baratos en los mercados vecinos. Las ventas del sector confeccionista cayeron 35% en 2016. El último trimestre, sin embargo, la situación mejoró en algo.
Para enfrentar esto estos profesionales tienen un plan de acción para este año. Incluye mejorar la calidad de los productos, desarrollar campañas de impulso de las marcas, entre otros procesos.
En fábricas como Impactex, ubicada en Ambato, la idea es innovar con telas y modelos nuevos para sus prendas de vestir. Cada tres meses genera nuevas colecciones.
En dicha empresa trabaja, actualmente, una centena de trabajadores, incluido el personal administrativo y de producción. Los años anteriores, sin embargo, tuvieron que terminar los contratos con maquiladoras y, de esa manera, 150 personas salieron.
Según la encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de septiembre de 2016, se contaban 165 000 trabajadores directos en las áreas textil y de confección.
Las empresas de este último sector, según la AITE, apuntan al financiamiento de la banca privada. Pero según Altamirano hay ciertas dificultades para acceder a los créditos de las públicas.
Para los confeccionistas más pequeños como los de la economía popular y solidaria el reto es ofrecer productos nuevos para ofrecer al comprador. Emprendedores en la Agencia de Promoción Económica del Municipio de Quito, por ejemplo, desarrollan prendas de montaña, otras hechas con fibras naturales, etc.
La producción de lanas se realiza en la empresa Textiservi, ubicada en Conocoto. En ese sitio una centena de trabajadores se encarga de los procesos de producción de lanas. Fotos: Julio Estrella y Glenda Giacometti / LÍDERES
La calidad, el liderazgo, la tecnología y la innovación son los cuatro pilares de la empresa Texpac, que se levantó hace casi 40 años en el norte de la capital.
La empresa se dedica a la producción de telas para diferentes segmentos como médicos, militares, deportistas y trabajadores de las industrias, detalla Augusto Luzuriaga, propietario de la firma.
Tras una vida de producción de telas, la empresa ganó un premio a la calidad e innovación. El galardón fue otorgado por Business Initiative Directions (BID), en el marco del concurso BID Internacional Quality Award de este año, en Londres (Inglaterra).
El reconocimiento se recibió en noviembre pasado y es considerado uno de los principales galardones del mundo empresarial; participaron 51 empresas de distintos países.
Para Luzuriaga, la importancia del premio radica en que se reconoció la búsqueda constante de la excelencia, la inteligencia social y empresarial. “Es por el compromiso de la empresa y porque se promueve los ideales de la inteligencia social y empresarial”.
El premio lo recibió su hijo Bruno Luzuriaga, quien se vinculó a la empresa meses atrás. Él asistió a la Convención Internacional a la Calidad de la capital inglesa.
El galardón además se da a aquellas empresas que han logrado optimizar sus recursos para el incremento de las ventas y la optimización de la producción.
La empresa cuenta con 65 trabajadores entre administrativos y operativos. Estos últimos se encargan del control de la maquinaria, importada desde Europa.
Durante sus cuatro décadas, la empresa logró producir cerca de 60 ítems, que se destacan por sus diseños, calidad y resistencia. “Nuestras telas son especiales para los trabajadores petroleros, militares y más. Satisfacemos las necesidades de varios sectores”.
Las telas son, por ejemplo, impermeables, repelentes a fluidos, antibacteriales, retardantes de las llamas. Tienen una serie de características que hacen diferente a la empresa, señala Luzuriaga.
La capacitación es uno de los factores claves. “Al personal hay que formarlo, principalmente, en el tema de la responsabilidad y calidad”.
El apoyo a la comunidad es uno de los factores que resalta en esta empresa. A lo largo de su trayectoria ha apoyado en el desarrollo del deporte en los diferentes sectores de la capital. Uno de los ejemplos de esto es la contribución para la Copa Texpac, que es un campeonato de fútbol barrial en el que participan cerca de 5 500 deportistas de todas las edades.
Se suma el apoyo dado a equipos de talla nacional como El Nacional, Espoli, Aucas y otros. Otro proyecto que apoyan es el trabajo con Fe y Alegría.
La empresa ha conseguido más reconocimientos como el trofeo internacional a la calidad, el Golden Europe Award.
Bruno Luzuriaga, hijo y actual administrador de la compañía, señala que desde pequeño admiró el trabajo de su padre en la fábrica, por lo que considera que es un aporte para la empresa. “Estoy dispuesto a ayudar y he aprendido bastante en este tiempo”.
Otra de las telas que produce esta fábrica es la tela automotriz, que se utiliza para los interiores de los vehículos, repelen líquidos,textura agradables y más.Para el 2017 los retos y desafíos continúan en la empresa.
En la empresa Texpac, ubicada en el norte de la urbe, se producen telas para trajes deportivos, militares y más. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
Reinventarse, pero a su vez mantener su presencia entre sus clientes. Ese reto se planteó la compañía farmacéutica ecuatoriana Rocnarf, que lleva 40 años en el mercado con una oferta de marcas de medicamentos.
Bajo ese pensamiento, la compañía decidió entonces incursionar en el sector de la dermocosmetología. En el 2009, Rocnarf, creada en Guayaquil puso en marcha su idea. Ese año empezó con la representación en el país de un grupo de marcas extranjeras. Con la experiencia en la fabricación de medicamentos antiinflamatorios, antibióticos y para dolencias respiratorias y cardiacas, principalmente, y una logística montada, la firma pasó a la fabricación de sus propios productos dermocosméticos.
Así nació Cresens, que hoy maneja cinco marcas para el cuidado externo y nutrición de la piel. Para Francisco Cordero, gerente general de Rocnarf, la dermocosmética es un área cuyo interés crece en Ecuador. Él considera que la cosmética como se la conocía antes, ha ido evolucionando desde la simple oferta de maquillajes. “Ahora cada vez más los productos para la piel demandan de un mayor desarrollo, con la incorporación de mejores principios activos y muchos estudios clínicos antes de salir al mercado”.
En ese proceso de ampliar su presencia en el mercado nacional, Cresens hizo un convenio con una compañía suiza del sector para el desarrollo en el país de una línea de productos de uso oral para el mejoramiento de las características de la piel. El producto fue bautizado como Dermanutrix, y se lo empezó a exportar a Europa y países de la región. La posterior desvinculación de la firma suiza reorientó elproducto hacia el mercado interno.
Cresens no se quedó allí. Con la infraestructura de Rocnarf en cuanto a laboratorios, en el 2014 la joven firma emprendió en el desarrollo de una nueva línea, que bautizó como Biofemme. Estos son productos dirigidos al cuidado integral del cutis femenino. Su estrategia se basó en crear un artículo que compitiera con marcas internacionales, pero con ingredientes de similares características. Para la nueva propuesta se creó además un envase minimalista, de colores rosa y blanco. Todo ello implicó para la firma una inversión inicial de alrededor de USD 600 000.
En febrero del 2015, la compañía dermocosmética sumó a su equipo a una dermatóloga española. Con ella empezaron a probar nuevos ingredientes que, a decir de Ana Cristina Cordero, creadora de la línea Biofemme, todavía no usaba la industria en Ecuador. “A cada uno de estos productos le incorporamos beneficios extra, como activos reparadores de la piel y vitamina B5”.
La oferta actual de esta línea de la empresa consiste en una crema hidratante, un gel crema hidratante, un gel limpiador, un aceite limpiador y un removedor de maquillaje para el entorno de los ojos. Ana Cristina Cordero, considera que la ventaja de su línea dermocosmética es que los clientes pueden disponer de un producto de calidad en Ecuador, pero a un menor costo. “No necesitan importar, pueden encontrarlos en varios canales de ventas en cualquier momento para su rutina diaria de limpieza”.
La cosmetóloga guayaquileña Andrea Navarrete, propietaria del spa Esteticare, en la vía a Samborondón, comercializa en su local los productos Biofemme. Menciona que sus clientes demandan estos productos por su precio competitivo. “Me enganché con el producto, incluso antes de su lanzamiento oficial, cuando vinieron a darnos a conocer la nueva línea”.
Fernando Cordero adelanta que Biofemme seguirá creciendo en su oferta. Para diciembre próximo Cresens planea incorporar un bloqueador solar para pieles latinas, y para el 2017, un tónico para el cutis.
Gerente Francisco Cordero
En el año 2013 se implementaron medidas en el país que hicieron más difícil la importación de este tipo de productos. Hubo un incremento de aranceles también. Esto nos obligó a suspender temporalmente nuestra división de dermocosmética. Resulta más costoso importar el producto terminado, y además se necesita tener un volumen bastante grande de producción que justifique la importación de toda esa materia prima, y los envases. Las cifras:
-5 líneas de productos dermocosméticos posee la firma actualmente. -2009 empezaron a incursionar en el campo de la dermocosmética, con productos importados. -4 ítems conforman su nueva línea de cuidado de la piel BioFemme, en el mercado desde este año. -600000 dólares fue la inversión inicial en su nueva línea de cosmética para la mujer. -4 000 puntos de ventas posee Cresens en todo el país.
En los laboratorios de la empresa, ubicados en el norte de Guayaquil, se desarrollan los productos de Rocnarf y de su firma hermana, Cresens Dermocosmética. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES
La victoria de Donald Trump tomó por sorpresa a los sectores económicos pero dinamizó un área poco conocida en Estados Unidos: la industria privada de cárceles y centros de detención para inmigrantes.
Al día siguiente de la elección del magnate inmobiliario, las acciones de las dos principales empresas del sector, Corecivic (antes llamada Corrections Corporations of America) y GEO Group, aumentaron respectivamente 43% y 21% después de estar moribundas durante muchos meses.
A mediados de agosto, la administración del presidente saliente Barack Obama anunció que dejaría de recurrir a las prisiones privadas, que representaban la mayor parte de las actividades de esas empresas.
La candidata demócrata Hillary Clinton prometía seguir con esa postura y afirmaba que no debería haber “ motivaciones financieras para llenar las cárceles con jóvenes estadounidenses ” , pese a que los centros de detención privados albergan una ínfima porción (alrededor de 0,5%) de los 2,2 millones de personas encarceladas en Estados Unidos.
La elección del 8 de noviembre cambió el escenario y la percepción de los inversores. Trump conquistó la Casa Blanca con promesas de una política represiva basada en “la ley y el orden” y la expulsión de 11 millones de inmigrantes clandestinos, lo que debería incrementar los encarcelamientos.
En Estados Unidos, los centros de detención para inmigrantes están, en su gran mayoría, gestionados por esas mismas empresas privadas, en particular Corecivic y GEO Group, y bajo el control de la agencia federal de inmigración y aduanas (ICE por su sigla en inglés) .
En consecuencia, la promesa del candidato Trump de expulsar entre dos y tres millones de delincuentes clandestinos en los primeros días de su mandato (la transición de poder es el 20 de enero) debería generar un boom de actividad para el sector.
“Ello se traducirá en un fuerte aumento de la cantidad de inmigrantes detenidos porque no será posible expulsar a esa gente sin pasar por un procedimiento judicial y, por ende, por una detención”, declaró a la AFP , Bethany Carson, de la ONG de lucha contra la encarcelación masiva GrassRoots leadership.
Unos 400 000 inmigrantes son detenidos anualmente en Estados Unidos, según diferentes estimaciones, lo que representa un costo para el contribuyente y un ingreso para las empresas: una cama de adulto en un centro de detención cuesta 123 dólares por día, y 342 si se trata de una unidad familiar, según fuentes oficiales.
Según la consultora IBISWorld, esta industria de la retención de personas en espera a ser expulsadas representa actualmente 21% de un mercado global del encarcelamiento privado estimado en 5.300 millones de dólares en Estados Unidos.
Racionalizar los costos
“Esta cifra debería crecer en los próximos cinco años, en momentos en los que los principales actores del sector (…) amplían sus capacidades de acogida de inmigrantes ilegales”, prevé el informe de IBISWorld publicado justo antes de la victoria de Trump.
Contactados por la AFP , los dos gigantes del sector se muestran precavidos y se contentan simplemente con defender su alianza con el sector público, en nombre de una racionalización de los costos.
“ Estamos listos para continuar con nuestra asociación de larga data con el gobierno federal para proveer servicios correccionales, de detención y de reinserción de alta calidad ” , respondió por mail el vicepresidente del GEO Group, Pablo Paez.
Cualquiera sea la orientación futura de la administración Trump, las empresas del sector podrán en todo caso contar con una suerte de renta de situación ya que las pespectivas son promisorias para ellas.
Desde 2009, el Congreso obliga a la administración a ocupar, diariamente, 34.000 camas en los centros de retención con el objetivo de mantener los esfuerzos en la lucha contra la inmigración clandestina, una medida muy conveniente para el sector privado.
Crítica de la falta de control de las autoridades y de las condiciones de detención de los inmigrantes, la asociación de defensa de los derechos civiles ACLU instó recientemente a las autoridades a “deshacerse de la dependencia” al sector privado.
No es seguro, de todas formas, que el presidente Trump siga esta vía. “Creo que podemos hacer muchas privatizaciones y cárceles privadas. Parece funcionar mucho mejor”, declaraba en marzo.
La victoria de Donald Trump tomó por sorpresa a los sectores económicos. Foto: EFE