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  • El servicio social es su marca desde hace 65 años

    Cristina Marquez

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    Un barrio y una ciudadela llevan su nombre. Al menos unas 5 600 familias se asociaron a alguna de las 40 cooperativas de vivienda que ayudó a formar, pero él solo siente orgullo por una pequeña habitación que logró construir en la parte posterior de la casa de su hermana.

    Esa descripción corresponde a Modesto Arrieta, un párroco jubilado, de 92 años, que acostumbraba a convertir el altar central de sus capillas en mesas de trabajo al terminar la misa de las 19:00.

    “Tapábamos el Santísimo con un mantel y empezaban las reuniones. Muchos criticaban, pero yo les recordaba que lo que hacíamos no era profanar el templo de Dios, sino practicar el evangelio con obras”, recuerda entre risas.

    Él se convirtió en precursor del cooperativismo por encargo del exobispo Leonidas Proaño, cuando cumplió los 28 años. Arrieta ayudó en la organización de cooperativas de vivienda, formó grupos de obreros y gestionó donaciones extranjeras y capacitación para el desarrollo de la gente.

    Arrieta le tomó la posta en las labores de servicio social a Monseñor Proaño, quien fue su mentor durante los primeros años de su carrera y era reconocido por su ideología liberal, y la difusión de su “Teología de la liberación”, que en sus fundamentos relacionaba el evangelio católico con la equidad y la justicia social.

    Cuando Proaño llegó a Riobamba, Modesto Arrieta se desempeñaba como secretario de la Diócesis. Él quedó tan admirado por el pensamiento diferente y la doctrina con obras que practicaba el nuevo obispo, que decidió seguir sus pasos y aprender de él, por lo que se mudó a su vivienda.

    En 1950 ayudó en la fundación de las Escuelas Radiofónicas Populares para evangelizar y alfabetizar a la población indígena que en ese tiempo era víctima de racismo y explotación laboral. Además, vivía en condiciones de pobreza extrema.

    Pero la crisis económica no solo afectaba al sector rural, en las ciudades también había desigualdad y falta de empleo. Eso lo descubrió al relacionarse con los feligreses de la primera parroquia que le asignaron, San Alfonso.

    “Descubrimos que la principal dificultad de la gente era que la mayoría de familias no tenía una vivienda propia y los arriendos eran sumamente costosos. Ahí fue cuando decidí que había que hacer algo y empezamos a pensar en un plan para ayudar”, recuerda Arrieta.

    La idea de formar una cooperativa de vivienda surgió en Bellavista, un barrio situado en el sur de Riobamba. Allí había terrenos disponibles y los propietarios estaban dispuestos a aprender sobre el cooperativismo, una nueva idea sobre la economía solidaria difundida por Proaño.

    Pero la dificultad era la falta de confianza de la gente, nadie quería entregar su dinero y no creían que fuera posible obtener una casa propia con cuotas bajas. Fue entonces cuando los directivos de la ciudadela que querían formar recurrieron al párroco.

    “Me encomendaron la tarea de aprender sobre las cooperativas de vivienda y de hablar con ellos. Monseñor me dijo que yo tenía talento con la gente y que ellos confiaban en mí”, cuenta Arrieta.

    Así empezó a capacitarse sobre las cooperativas de vivienda, el consejo de administración, el consejo de vigilancia, cómo formar comisiones y otros puntos necesarios en la organización. Él incluso viajó para conocer las experiencias de otras cooperativas que se habían formado en el país.

    La experiencia de Bellavista fue tan exitosa, que decidió replicar el proyecto años después en su nueva parroquia, Santa Rosa. Allí en cambio, la gente no tenía terrenos propios y familias enteras vivían en pequeños cuartos y pensaban que obtener una casa propia sería costoso y que el plan del párroco estaba fuera de sus posibilidades.

    “Esa fue la primera batalla, la gente”, admite Arrieta. Él visitó durante meses a cada familia en sus casas para proponerles la idea de asociarse en una cooperativa.

    Según él la segunda batalla fue conseguir la donación de parte de los terrenos que le pertenecían a la hacienda La Primavera y estaban abandonados. Cuando lo logró, 800 familias se asociaron para formar parte de una nueva cooperativa. La experiencia le incentivó a centenares de personas de toda la ciudad que le buscaron para que asesorara sus proyectos de vivienda. Se convirtió en el consultor de unas 40 cooperativas.
    Milton Zavala, habitante de la ciudadela Modesto Arrieta recuerda al padre por su espíritu alegre y su diligencia. Lo describe como un hombre de acción. “Cuando se propone una idea inmediatamente empieza a trabajar y por eso muchas familias nos organizamos y hoy tenemos un techo”.

    Su trabajo sacerdotal lo inició cuando tenía 25 años. Con el tiempo se fue involucrando en el mundo del cooperativismo y el trabajo comunitario en varios puntos de la Sierra centro ecuatoriana. Foto: Ángel Barona PARA LÍDERES
    Su trabajo sacerdotal lo inició cuando tenía 25 años. Con el tiempo se fue involucrando en el mundo del cooperativismo y el trabajo comunitario en varios puntos de la Sierra centro ecuatoriana. Foto: Ángel Barona PARA LÍDERES
  • Seis equipos con marca ambateña

    Modesto Moreta

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    Boman Sport compite en el campeonato nacional de fútbol con marcas nacionales y extranjeras que visten a los equipos.

    La empresa ambateña impone su firma en las canchas del país donde juegan Fuerza Amarilla, Macará, Olmedo, Técnico Universitario, Liga de Loja y Deportivo Quito. Fabrica la indumentaria deportiva de estos clubes. También, es la piel de elencos que juegan en la segunda categoría en diversas provincias del país. La calidad, el acabado perfecto de las prendas y el cumplimiento son las claves del éxito.

    La idea de producir ropa deportiva se inició en 1999. Santiago Bonilla, gerente comercial de la firma, especializado en cultura física, recuerda que se vinculó por su especialidad a varios equipos de fútbol profesional. Cuando sus amigos compraban ropa deportiva buscaban modelos diferentes, pero no los encontraban. Entonces decidió que el pequeño taller que tenía su padre Segundo Bonilla, donde se fabricaba chompas que se vendían en el país, debía transformarse.

    Ahora la indumentaria deportiva que produce se vende en varios almacenes y centros comerciales del país. Además, abrió ocho almacenes en Ambato, Quito, Latacunga, Santo Domingo, Riobamba, Portoviejo y próximamente en Guayaquil y en Manta.

    En estos sitios de comercialización promociona sus líneas para el motociclismo con chalecos, pantalones. También, desde el 2011 viste a los equipos de fútbol con camisetas, pantalonetas, polines, exteriores. La ropa para arqueros, chompas impermeables y más son otra de sus especialidades en la indumentaria.
    “Nuestros diseños y modelos son únicos, por eso estamos a la vanguardia de otras firmas, porque contamos con equipos de última tecnología. Además, usamos tejidos inteligentes para un mejor rendimiento del deportista e implantamos el Air Vent y el sublimado”, dice Bonilla.

    Los equipos profesionales de fútbol comenzaron a interesarse por la calidad de sus productos. El primero en utilizar su indumentaria deportiva fue el Club Olmedo, de Riobamba. En la actualidad Fuerza Amarilla, Macará, Olmedo, Técnico Universitario, Liga de Loja y Deportivo Quito llevan la marca de esta empresa ambateña.

    Bonilla afirma que Clan Juvenil y Delfín de Manta ascendieron desde segunda categoría a la Serie A vistiendo con Boman Sport. Algo similar sucedió con Fuerza Amarilla que actualmente juega la Copa Sudamericana.

    “Hemos crecido de la mano con los equipos. Tenemos la confianza por los diseños modernos, novedosos elaborados con la misma tecnología que las grandes marcas del país y del mundo. Por eso constantemente renovamos nuestras colecciones, a esto se sumó la capacitación de la mano de obra”, manifiesta Bonilla.

    En Loja, Olimpia Sport trabaja hace cinco años con la marca. Juan Carlos Valdivieso, gerente, explica que por la calidad y la innovación de sus productos, la firma tiene acogida en los equipos barriales, parroquiales y profesionales como la Liga de Loja.

    “La gente está identificándose con la marca y eso es positivo porque usan nuevas tecnologías y están a la vanguardia internacional. Las ventas crecen en el 10% porque ofrecemos una amplia variedad”, dice Valdivieso.

    El camino ha sido intenso. En 1999, la empresa Boman se creó con tres máquinas de coser que utilizaba su padre en la confección de chompas. Realizaron un préstamo de USD 2 000 en una entidad financiera. El dinero lo invirtieron en la compra de la materia prima. En ese año colaboraban cuatro personas.

    En el 2001 a Boman Sport le catapultó trabajar con las firmas nacionales e internacionales a quienes confeccionaba ropa deportiva de marca. Este proceso mejoró la calidad de la confección.

    Tres años después las ventas se incrementaron. Buscaron un préstamo de USD 5 000 para seguir creciendo. Con los fondos compró ocho máquinas de coser y contrató a ocho colaboradores.

    En el 2006, la empresa invirtió USD 40 000, gracias a la venta de una vivienda. Con los recursos importaron una máquina de sublimación (que pigmenta la tela de acuerdo con los diseños y colores que desea el cliente) y compraron una estampadora y una bordadora. Asimismo, integró a su equipo de trabajo otras 12 personas. En la actualidad tiene en la fábrica 15 colaboradores.

    Santiago Bonilla, gerente comercial de la empresa Boman Sport, es el responsable  de vestir a parte de los equipos que intervienen en el campeonato de fútbol. Foto: Willian Tibán para LÍDERES.
    Santiago Bonilla, gerente comercial de la empresa Boman Sport, es el responsable de vestir a parte de los equipos que intervienen en el campeonato de fútbol. Foto: Willian Tibán para LÍDERES.
  • La tecnología marca las profesiones

    Redacción Quito

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    La velocidad con la que cambia el mundo marca la generación de profesiones para el futuro. Pilar Moncayo, presidenta ejecutiva de la Asociación de Gestión Humana Ecuador (Adghe), asegura que los empleos relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), crecerán en un 40% en los próximos años. Asimismo, la demanda de perfiles vinculados con la TIC crecerá en 9,3% hasta el próximo año, según un estudio del diario El Mundo de España.

    Las previsiones macroeconómicas de la Unión Europea señalan que hasta 2020 se crearán unos 900 000 nuevos puestos de trabajo tecnológico.

    Precisamente, Europa es uno de los lugares donde se concentrará el empleo para 2020, junto con Asia, Estados Unidos y Canadá, según el informe “Empleo en IT 2017” de Deloitte (España).

    “La digitalización ha transformado la forma de trabajar y lo hará con mayor intensidad en el futuro”, dice Moncayo, al añadir que se están integrando nuevas tecnologías como la robótica y la inteligencia artificial.

    Según el informe de Deloitte, un factor que caracteriza al sector de tecnologías de la información es que la mayoría de las herramientas que se utilizarán en los próximos años todavía no existe.

    Así, dice Moncayo, entre las competencias que se requerirán a futuro están: liderazgo, trabajo en equipo, gestión de emociones, innovación, adaptabilidad al cambio, cultura colaborativa y toma de decisiones.

    Paulina Donoso, directora de la carrera de Multimedia y Producción Audiovisual de la UDLA, explica que lo que se viene en comunicación es la tecnología en interactividad, aplicaciones web, videojuegos, animaciones en 3D, mezcla de video con animación, etc. La gente está dejando de lado los medios tradicionales como la televisión, y se vuelca a la Internet y las redes sociales. “La formación se enfoca en contenidos para medios digitales”.

    Los más buscados

    Moncayo señala que entre los perfiles más buscados estarán el de IT Project Manager, desarrollador y mantenimiento de programas y apps para móviles, arquitectos en big data y expertos en ciberseguridad.

    La plataforma empresarial Dir&Ge (directivos y gerentes), añade: arqueólogo de basura espacial, especialista en almacenamiento de memoria, experto en estrategias de reconstrucción (movilidad humana y reintroducción de especies extintas), bioingeniería (diseño de partes humanas), comentaristas de cultura digital (análisis de obras de arte digitales y difusión en redes) y creador de datos en Internet de las Cosas, entre otras.

    En la Escuela Politécnica Nacional se enfatiza en los estudios técnicos. Allí los estudiantes se apoyan en las nuevas tecnologías para proyectarse al futuro.Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    En la Escuela Politécnica Nacional se enfatiza en los estudios técnicos. Allí los estudiantes se apoyan en las nuevas tecnologías para proyectarse al futuro.Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Una nueva marca de chocolate llega al país

    Redacción Quito

    To’ak Ecuador es una empresa que se dedica a la fabricación de chocolates de alta calidad. Esta iniciativa surgió con Carl Schweizer (austriaco) y Jerry Toth (estadounidense) en febrero del 2013; en ese mes ambos visitaron Ecuador y quedaron encantados con la variedad de frutos que tiene el país.

    Por eso decidieron crear un chocolate con alto valor agregado, bajo la marca To’ak Chocolate.
    El nombre se deriva de la fusión de las palabras ‘to’ y ‘sirak’, que en quichua, significan tierra y árbol. La marca se presentó la semana pasada en Quito.

    Tras varios experimentos e investigaciones los creadores llegaron a la conclusión de añejar el chocolate en diferentes tipos de madera. La inversión inicial para el desarrollo del proyecto fue alrededor de USD 400 000 que sirvieron para las investigaciones, la comercialización y la producción para un período de cuatro años.

    El proceso de elaboración implicó un estudio en el que se identificaron nueve árboles de la variedad de cacao nacional. Estos árboles se encuentran en Piedra de Plata, Manabí, propiedad de los cofundadores.

    Según Toth, esta especie de árbol se encuentra en peligro de extinción. Por ese motivo los creadores de To’ak desarrollaron un plan para conservarla. “Estamos tratando de injertar este tipo de árboles y estamos sacando semilla para reproducir y generar bancos genéticos de estos árboles puros”, asegura Jerry.

    Una particularidad de este producto es su valor: una barra se vende en los mercados extranjeros por un precio que oscila entre USD 200 y 375 por la materia prima utilizada y los estudios que avalan su calidad.

    To’ak se empezó a comercializar solo en el extranjero, en el 2014, en Alemania, Inglaterra, EE.UU. entre otros 25 países. Hasta el 2016 se vendieron cerca de 1 500 barras .

    Schweizer recalca que la edición más barata fue la del 2014 con un costo de USD 260, por barra; y la más cara es de chocolate añejado por 18 meses en un barril de roble francés: su costo fue USD 345. En Ecuador las barras tienen un descuento de 20% y se promociona en Internet.

    La estrategia para promocionar su producto es invitar a especialistas y medios a degustaciones.

    La presentación de la marca de chocolate To’ak se cumplió la semana pasada en el Hotel Casa Gangotena, en el centro de Quito. Foto: Cortesía de To’ak
    La presentación de la marca de chocolate To’ak se cumplió la semana pasada en el Hotel Casa Gangotena, en el centro de Quito. Foto: Cortesía de To’ak
  • Diseño y colores autóctonos son su marca distintiva

    Redacción Quito

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    Cuando decidieron emprender su negocio tenían claro que debía tener dos puntales: basarse en comercio justo y que su canal de distribución sea las redes sociales.

    Michelle Pérez, graduada de ciencias políticas y relaciones internacionales, y Paúl Dávila, comunicador digital, escogieron las características de los nuevos negocios: que su base sea Internet que permite ahorrar costos y que tenga un impacto social.

    El origen del negocio se remonta a un viaje que los jóvenes realizaron a Montañita (Santa Elena). En la playa se encontraron con un comerciante de botas y zapatos muy coloridos. Wilmer Pérez, un artesano riobambeño, manufactura el calzado junto con su familia y lo distribuía en el balneario.

    Pérez cuenta que el artesano en principio elaboraba carteras y luego probó con calzado. Sus productos tuvieron éxito y poco a poco los fue perfeccionando.

    El artesano creo diferentes líneas de zapatos y botas y sus creaciones se basan en tejidos con diferentes diseños y tonos vivos.

    Los dos jóvenes emprendedores decidieron iniciar su negocio en septiembre del año pasado, con la expectativa de conseguir buenas ventas en la temporada navideña. Para arrancar invirtieron unos USD 3 000 con los que adquirieron 300 pares de zapatos, principalmente botas.
    Las ferias artesanales y de diseño que se realizan en la ciudad también han servido de plataforma de promoción para la naciente marca quiteña.

    Así nació Capivara, una marca que busca reflejar la diversidad del país a través del animal típico de la Amazonía.

    Gracias a las ventas, los jóvenes adquirieron un ‘stock’ de 500 pares de zapatos más para su comercialización, pero en esta ocasión los diseños tienen un concepto más veraniego, pensando en la próxima temporada.

    Por las ventas desde septiembre, Capivara facturó unos USD 5 000. Los precios de los zapatos oscilan entre los USD 28 y 44.

    Los canales de distribución también se han ampliado. Facebook ya no es su única vitrina y también consignan su producto a tiendas turísticas de la Quito.

    Entre los proyectos de Capivara está consolidar la marca y exportar sus productos.
    Michelle Novillo, quien estudia un diplomado sobre migración en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), adquirió un par de botas de Capivara en diciembre del año pasado.

    Ella comenta que actualmente usa las botas, al menos, tres veces por semana debido al invierno y las bajas temperaturas de la Sierra. Novillo destaca su comodidad y sobre todo el estilo del calzado.

    Paúl Dávila y Michelle Pérez, compañeros desde el Colegio Rudolf Steiner,  son los fundadores de Capivara. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Paúl Dávila y Michelle Pérez, compañeros desde el Colegio Rudolf Steiner, son los fundadores de Capivara. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • La marca que lleva 30 años vistiendo niños

    Stives Reyes

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    Establecer su negocio como una marca de ropa infantil nacional, es el objetivo de Cecilia de Calderón, propietaria y directora creativa de Bazar Suizo.

    El emprendimiento tiene más de 30 años vistiendo a niños y niñas aunque sus orígenes son más antiguos y se remontan hasta 1954 cuando Abdón Calderón Muñoz y su esposa Rosita Prieto fundaron el almacén de importación y venta de telas y accesorios europeos.

    El almacén marchaba bien hasta la década de los 80 cuando entró en liquidación. Fue entonces cuando Cecilia de Calderón decidió hacerse cargo del negocio y darle un valor agregado a las telas empezando a diseñar y confeccionar ropa para niños.

    36 años después, la emprendedora dice que fue la mejor decisión que pudo tomar por la satisfacción que le ha dado dedicarse al diseño de ropa y vestidos infantiles. Ahora quiere establecer su marca y abrir tiendas de venta en Guayaquil.

    La mujer cuenta que cuando inició lo hizo con un capital de USD 2 000. “Para la época era mucho dinero”. Tenía dos máquinas de coser y poco a poco fue creciendo. Luego incursionó con un espacio en la Feria de Durán con el cual se dio a conocer el emprendimiento.

    Entonces tuvo que solicitar un préstamo en el Banco Nacional del Fomento (BNF) de USD 5 000 para adquirir maquinaria y cumplir con la demanda de pedidos. Producía más de 50 prendas a la semana y tenía 21 trabajadores. Incluso logró exportar sus diseños hasta Miami (Estados Unidos) pero como la demanda local era mayor y los precios por envío resultaban elevados decidió que era más rentable vender en el país.

    Sin embargo, no todo fue color de rosa. En el 2010 tuvo que cerrarlo porque nadie más quería hacerse cargo del negocio. Hasta tres años después “cuando la historia se repitió” y fue su nuera Gabriela Asan quien le dijo quería seguir con el emprendimiento.

    En el 2013 lanzó de nuevo su marca y abrió dos locales. Uno ubicado en La Puntilla y una isla comercial en el Centro Comercial San Marino, en el norte de Guayaquil. Cecilia dice que sigue manteniendo el diseño y la calidad en su marca. “Pensando siempre en que los niños deben sentirse cómodos y elegantes al vestir”. Ella tiene calificación artesanal puesto que sus diseños son en su mayoría hechos a manos.

    Cuando visitó España, durante seis meses, se “enamoró” del diseño de ropa artesanal para niños y esa modalidad la trajo al país. “Mis diseños son exclusivos”.

    La marca se caracteriza por brindar un servicio personalizado y exclusivo a sus clientes, manteniendo aspectos importantes en la confección y acabados de prendas con materiales fabricados en un 99 % de algodón con telas en su mayoría europeas.

    La marca ha vestido a más de cuatro generaciones en una misma familia. Juanita Vallejo Kleare, cuenta que los diseños de Bazar Suizo los han vestidos desde sus hijas hasta un bisnieto. “Me gusta la excelencia y todo aquí es diez sobre diez. Hay un buen gusto para poder mezclar lo clásico con los estilos modernos”.

    Cecilia cuenta que una de sus mayores experiencias en el negocio es cuando llegan señoras con prendas que ella confeccionó hace 30 años para que los arregle porque las van a utilizar ahora sus hijas. En los locales se venden en su mayoría ropa formal y vestidos y trajes para celebraciones de primera comunión y bautizos.

    También han incursionado en la elaboración de calzado. Ahora planea agregar otros productos como complemento para las habitaciones de los niños Y ropa más sport para el día. “Nuestro plan es crecer este año que viene con nuevas tiendas en los centros comerciales que se están abriendo en Samborondón porque aquí están familias jóvenes que tienen niños”, señala Cecilia.

    Cecilia de Calderón, es la fundadora y directora creativa de Bazar Suizo. Ella se encarga de la confección y diseño de cada una de las prendas. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Cecilia de Calderón, es la fundadora y directora creativa de Bazar Suizo. Ella se encarga de la confección y diseño de cada una de las prendas. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Nike lo escucha para fijar precios en Europa

    Sebastián Angulo

    Definir el mejor precio para los botines de fútbol Mercurial CR7 de Cristiano Ronaldo, o la camiseta del Barça que lleva el 10 y el nombre de Messi en tiendas de Londres, Berlín o Dubái, es la tarea de José Arias, un ecuatoriano que trabaja para Nike.

    Desde octubre del año pasado, este quiteño ocupa el cargo de gerente de Precios de Europa y Oriente Medio de la multinacional norteamericana.

    Arias -junto con un equipo de siete personas en su oficina en Hilversum (Holanda)- se encarga de sugerir los precios de unos 4 000 nuevos ítems que Nike introduce al mercado europeo y Oriente Medio cada tres meses.

    Su labor, cuenta el ejecutivo, es analizar el ‘big data’ proporcionado por las tiendas que la compañía tiene en esa zona. Nike hace negocios con 7 000 ‘retailers’ en Europa, según el ejecutivo. Además, revisa los comentarios que los clientes dejan en las tiendas ‘on-line’ de la marca.

    Con esta información, explica Arias, buscan los mejores costos para sus productos en los diferentes mercados. Además, toman en cuenta la situación económica de cada país o el tipo de cambio para naciones con moneda propia, como Rusia o Turquía, por ejemplo.

    La Zona Europea, cuenta Arias, está conformada por 35 países y reporta para la firma unos USD 7 000 millones al año, es decir, representa cerca del 23% de los ingresos globales de la compañía.

    La historia de este quiteño de 31 años con la marca del ‘swoosh’ (nombre del tradicional logo de Nike) inició hace más de cuatro años, cuando realizó pasantías en la empresa como parte de la maestría en negocios y administración (MBA) que cursó en la Universidad de Tilburg, en Holanda.

    En principio se incorporó como especialista en precios y gracias a su desempeño fue contratado por la empresa. Luego de dos años pasó al área de marketing para Ucrania y Europa Central. Después fue nombrado gerente de precios para esos lugares y finalmente -el año pasado- para toda Europa y Oriente Medio.

    David Whiterod, director de Desarrollo de Mercado de Nike en Estambul (Turquía), fue el primer jefe de Arias en la compañía y da algunos detalles -a través de correo electrónico- del desempeño del quiteño en la multinacional. “José es orientado a la acción y extremadamente talentoso en su enfoque analítico a la solución de problemas. Si no sabe algo, entonces sale y lo aprende, lo cual es un rasgo fantástico”, sostiene Whiterod.

    Esa capacidad analítica que comenta su exjefe fue la que le llevó a estudiar ingeniería industrial, en el 2002, en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México).

    Sin embargo, cuando cursaba la secundaria, en el Colegio Intisana de Quito, pensaba estudiar administración de empresas, pero la beca que le otorgaron en la casa de estudios mexicana le hizo cambiar de parecer.

    Pablo Román, propietario de una empresa de comercio electrónico, fue su compañero en la secundaria y cuenta que Arias fue un alumno distinguido en el programa de bachillerato internacional, con uno de los mejores promedios. “Siempre fue destacado en matemáticas y física”.

    Pero no todo era estudios y buenas notas, sostiene Román. También había tiempo para la diversión entre amigos. “Estaba metido en varios proyectos culturales en el colegio y por eso tenía bastantes amigos”, añade.

    Arias, rememora Román, solía participar en la organización de eventos y conciertos colegiales. “Le gustaba Verde 70, Tomback, esas bandas que juvenilmente nos gustaban”, dice Román.

    Juan Carlos Garcés, quien trabaja en una firma de consultoría financiera, es su amigo desde la infancia y sostiene que el ahora ejecutivo de Nike “siempre fue un chico muy dedicado y muy correcto”. Entre sus pasatiempos, dice Garcés, estaba hacer deporte con los amigos, pese a que no era tan apegado a la actividad física.

    Ahora eso ha cambiado, Arias corre en sus tiempos libres en las calles holandesas o juega tenis con sus compañeros de trabajo, cuando no está en uno de sus viajes en las oficinas centrales de Nike, en EE.UU., o en alguna capital europea. Al año, su trabajo le obliga a realizar entre nueve o diez viajes a diferentes destinos.

    Pese al buen momento que atraviesa en la compañía, a Arias le gustaría en el futuro fundar su propia empresa con su esposa, Paulina García, quien es emprendedora y exporta joyería a China.

    No obstante, por ahora es entusiasta porque será por primera vez padre y, por lo pronto, no piensa dejar la compañía que le ha permitido conocer a dos de sus tenistas favoritas: Serena Williams y María Sharapova.

    Las oficinas de Arias están ubicadas en Hilversum, una ciudad y un municipio de la provincia de Holanda Septentrional en los Países Bajos. En la foto inferior junto a su equipo. Fotos: cortesía José Arias
    Las oficinas de Arias están ubicadas en Hilversum, una ciudad y un municipio de la provincia de Holanda Septentrional en los Países Bajos. En la foto inferior junto a su equipo. Fotos: cortesía José Arias
  • 8 factores para que un programa de fidelización de la marca sea eficaz

    Lucia Vasconez

    Promociones, descuentos, ofertas, regalos y más, son algunas de las estrategias en las que actualmente las empresas invierten para lograr la lealtad de sus clientes. Pero no todos consiguen los resultados esperados, según el estudio Loyalty Trends 2016, realizado por IZO. Se trata de una empresa española especializada en soluciones de medición y gestión de experiencia del cliente.

    Mauro Ávila, director Regional de la Zona Andina de IZO, señaló que para que un programa de fidelización tenga éxito es necesario plantear estrategias pensadas en los clientes. Ellos “quieren vivir experiencias. Que la marca les sorprendan, les emocione”.

    Ávila resalta: “esta es la época del cliente y ellos son los que tienen el poder”. Por esto considera importante que las empresas exploten su creatividad para motivar al consumidor y que estén ligadas a las necesidades del negocio. En esta lógica, Loyalty Trends 2016 plantea ocho factores que lograrán la eficacia en un programa de fidelización de una marca:

    1. Definir claramente los objetivos y el coste del programa.

    2. Diseñar un programa pensando en sus mejores clientes.

    3. Seleccionar el modelo de programa más eficaz para retener y/o atraer a los mejores clientes. Los modelos más comunes son: clubs, programas por puntos, descuentos o privilegios; concursos, juegos, sondeos, etc.

    4. Definir la forma de inscripción de los clientes en el programa, según los objetivos y el ‘target group’ (grupo objetivo) al que se dirige.

    5. Ofrecer un valor único y diferenciado.

    6. Establecer un diálogo inteligente y continuo.

    7. Crear vínculos externos con otras empresas que puedan completar su propuesta de valor, como asociarse con otras empresas y crear alianzas estratégicas. Además podría hacer que su programa cuente con otras fuentes de autofinanciación.

    8. Tomar muy en serio el programa de fidelización. Dedique los recursos necesarios, tanto en personal como en inversión. Recuerde que lo más laborioso no es la parte de la creación, sino el mantenimiento y la continuidad del mismo.

    Loyalty Trends 2016 recopila más de 50 casos de éxito de programas de fidelización. Por ejemplo, se destaca la estrategia de recompensas relevantes de Citibank. Desde agosto del 2013, la entidad financiera mantiene una serie de eventos basados en los intereses de sus clientes norteamericanos. Los eventos incluyen minisesiones de entrenamiento con jugadores profesionales, accesos VIP a conciertos e inauguraciones, programas culinarios, entre otros.

    Los tickets para la participación de estos se los adquiere con los puntos del programa ‘ThankYou’. Lo que ofrece Citibank en este caso son experiencias, “Y es que las experiencias se recuerdan por mucho más tiempo y se los comparte más que los descuentos”, afirmó Mauro Ávila.

    Mauro Ávila es director Regional de la Zona Andina de IZO. Foto: LÍDERES
    Mauro Ávila es director Regional de la Zona Andina de IZO. Foto: LÍDERES
  • Kory Malku, la marca del calzado andino

    José Luis Rosales

    Cuando tenía 15 años, el kichwa otavalo César Flores dejó su ciudad natal y viajó a Europa. Al principio, como varios de sus coterráneos, se dedicó a la venta de artesanías andinas, en varias ciudades de Bélgica y Holanda.

    Al año retornó al país, pero fue por un período corto. Luego, hizo otros viajes y estadías más prolongadas en el Viejo Continente.

    Residió en Verona, Italia, durante 15 años. En esa ciudad trabajó en factorías especializadas en la producción de papel y de calzado. Pero Hace dos años retornó a Otavalo, en donde vive su familia.

    Flores, que viste de pantalón jean y camisa y tiene su cabello largo, recogido en trenza, como se identifica a los indígenas otavaleños, le apostó a la confección de zapatos con un toque andino.

    Así creó la marca Kory Malku (Cóndor de Oro, en español). El nombre proviene de dos vocablos: kory (oro), de la lengua quechua, de Perú, y Malku (cóndor), del aymara, de Bolivia. “Es un recuerdo de amigos de esos países que hice en mis viajes”.

    Antes de arrancar con este emprendimiento, este músico de profesión probó suerte en la confección de aretes, manillas y collares, con mullos y corales.

    Pero por su vocación de innovador buscaba un tipo de negocio que permita plasmar sus conocimientos. Flores explica que le surgió la idea de fabricar zapatos, de forma artesanal. Para ello, decidió experimentar con la técnica tradicional de elaborar las alpargatas, como las hacía su padre, con diseños contemporáneos.

    En esta iniciativa no estuvo solo. Sus hermanos, Luis y Dolores, se sumaron para impulsar el negocio.

    Para equipar el pequeño taller, que instalaron en la comunidad de Peguche, a cinco minutos de Otavalo, invirtieron alrededor de USD 7 000. La mayoría, explica Flores, provino de sus ahorros.

    Con este dinero adquirieron tres máquinas. En una se hacen los cortes de las piezas, la otra es de costura. Mientras que la tercera permite realizar las molduras del calzado.
    En el pequeño taller artesanal

    trabajan dos personas. Cada mes producen unos 100 pares. Pueden triplicar esa producción, pero depende de la cantidad de pedidos que reciben.

    Hasta el momento, Kory Mal­ku ha desarrollado 10 modelos entre botines, botas, baletas, sandalias, mocasines y deportivos, para adultos y niños. De los diseños se encarga César.
    El detalle principal de esta marca es que para el corte emplean telas, de vistosos colores, que son hechas en los telares de la parcialidad de Peguche. Estos tejidos de hilos, que son conocidos como pescaditos, se alternan con piezas de cuero y plantillas de goma y caucho.

    La variedad de modelos, colocados en orden en estanterías, se exhibe en un almacén que abrieron cerca al Mercado Centenario, en Otavalo, más conocida como Plaza de Ponchos.
    En el calzado de damas hay desde la talla 34 hasta la 40. En los modelos para varones, de la 34 a la 43. Mientras que para los niños del número 28 a 32.

    La mayoría de clientes son turistas extranjeros, explica Dolores Flores, que se encarga de la atención del almacén.

    Aunque también comenta que el producto seduce a los vecinos y visitantes nacionales. Telmo Perugachi, de Quito, comenta que le atraen los colores fuertes de las zapatillas.

    Otra de las estrategias para hacer conocer su producto son los comerciantes otavaleños que viajan por el mundo. Por eso, durante la festividad del Pawkar Raymi (Fiesta del Florecimiento), en donde la mayoría de migrantes está de retorno, aprovechan para promocionar sus diseños. Así han llegado a Canadá, México, España, Francia.

    También promoción la marca en redes sociales como Facebook. Allí suben fotografías de los diferentes diseños de zapatos.

    La microempresa familiar apunta al mercado internacional. Buscan más contactos con los viajeros otavaleños.

    El otavaleño César Flores incursionó en la confección de zapatos, de variadas formas pero con toque andino. Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES
    El otavaleño César Flores incursionó en la confección de zapatos, de variadas formas pero con toque andino. Foto: Francisco Espinoza / LÍDERES
  • El cebiche hecho con maní tiene una marca de familia

    Stives Reyes 

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    El casado, casa quiere. El dicho caló muy hondo en Luis Gutiérrez, quien hace 22 años, cuando se casó con su esposa, Lolita Lino, decidió seguir con la tradición culinaria de su familia y abrir una cebichería en su natal Jipijapa.

    Al local lo llamó la cabaña de Pepe 3, siguiendo con los nombres de los negocios de su familia. Cebichería Pepe 1 le pertenece a su padre, José Gutiérrez, quien enseñó a sus hijos a elaborar este plato de una forma original.

    Al tradicional curtido de pescado con limón le agregó una porción líquida de maní y aguacate tradicional. “Mi papá jamás pensó que esa idea, casi cuatro décadas después, se convertiría en un referente de mi tierra”, dice Luis.

    Tanta ha sido la popularidad del plato, que el Municipio de Jipijapa declaró cada 13 de octubre como el Día del Cebiche de Pescado con Maní. Sin embargo, para Luis su negocio ha ido creciendo poco a poco. Cuando se inició, el 16 de diciembre de 1994, lo hizo con una inversión de cien mil sucres.

    En su pequeña cabaña vendía al principio 25 platos al día; luego fue dando a conocer el producto primero a los habitantes del cantón, a quienes les gustó el platillo y fueron estos quienes atrajeron a más comensales de Manabí.

    A Lolita Lino lo que más llamó la atención fue el sabor y que en Manabía es utilizado como el mejor remedio para el chuchaqui.

    Luis dice que las ventas subieron y por este motivo amplió el local: pasó de ser una cabañita a la cebichería Pepe 3.

    En la actualidad, su local, ubicado en el centro de Jipijapa, tiene capacidad para más de 60 personas y al día vende entre 100 y 150 platos. También ha llevado su marca a otras provincias.

    Luis cuenta que la idea de abrir un local en Guayaquil nació de su sobrina Gabriela Lino, quien cuando estudiaba Ingeniería Comercial en la universidad, siempre presentaba como proyectos el cebiche que elaboraba su tío.

    “Ella llevaba el producto allá y a sus amigos que lo probaban les fue gustando tanto, así que le encargaban pedidos”, relata Luis.

    Entonces, su sobrina vio la oportunidad de emprender un negocio y en conversaciones con su novio, César Sensang, decidieron hace cuatro años, abrir un local en la ciudadela La Alborada, en el norte de Guayaquil.

    Los dos emprendedores iniciaron con un local para 14 personas donde vendían 16 platos al día. Pero para vender más, explica César, quien estudiá Administración, tuvieron que poner en práctica lo aprendido en la universidad.

    “Tuvimos que colocar nuestros conocimientos para hacer el negocio grande. Usamos herramientas como estudios de mercado, de marketing, análisis de costo, entre otros”, señala César.

    Todo este trabajo dio sus frutos. Al expandir su local, tuvieron un crecimiento en ventas y en la actualidad venden unos 150 platos al día. Un factor importante para este crecimiento es el haber sido uno de los ganadores de la Feria Gastronómica Internacional Raíces de Guayaquil, que se cumplió en el 2015.

    El año pasado, la cebichería Pepe 3 obtuvo la estrella culinaria de bronce, convirtiéndose en una de las tres mejores huecas del Puerto Principal. Sus propietarios aspiran a seguir creciendo.

    César tiene planeado abrir otros locales en Guayaquil, mientras que Luis tiene como meta expandir su marca y llegar a otras provincias. En los próximos días abrirá un nuevo local en Quito.

    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
    Luis Gutiérrez y Lolita Lino (izquierda) son los dueños de la cebichería Pepe 3, en Guayaquil. Su sobrina Gabriela Lino, y su novio César Sensang abrieron un local en el Puerto Principal. Foto: Wladimir Torres / LÍDERES