Etiqueta: moda

  • La ropa urbana ocupa más sitio en el armario

    Ivanna Zauzich

    La moda urbana nace como una necesidad, por el crecimiento acelerado de las ciudades. Es decir, en Ecuador antes del 2000 era común trasladarse entre la oficina, la casa o la universidad para cambiarse de ropa y concurrir a algún evento social o una reunión laboral.

    Esa dinámica ya no ocurre; sobre todo en las urbes grandes, por el aumento del tráfico y las distancias. Ante esa nueva realidad, a partir del 2005 la moda urbana ha tomado más presencia, porque esta permite a la persona asistir a clases, a la oficina o un coctel sin cambiarse, solo añadiendo accesorios a su vestimenta, señala la diseñadora Carolina Méndez.

    Esta tendencia combina colores, texturas, bufandas, boinas, chaquetas, collares, entre otros accesorios. Algo interesante, dice, es que el perfil del consumidor que antes estaba entre 15 y 23 años se ha extendido hasta los 45 por una razón: el cuidado de la salud influye en que las personas se vean más jóvenes y dispuestas a usar un ‘look’ más relajado, como el urbano.

    Uno de los actores en este mercado es David Ossandon quien, desde el 2007, tiene una boutique con su nombre en el norte de Cuenca. Es ropa urbana con una inclinación, que define sus diseños, hacia un estilo romántico. Ese enfoque se evidencia en el uso de pedrería, colores pastel (tonalidades claras) y encajes.

    La oferta de Ossandon incluye zapatos, vestidos, faldas, chaquetas, collares y abrigos. También tiene prendas para hombres, como: jeans, camisetas, corbatines, chalecos y sombreros. Cada prenda promedia los USD 80.

    Otra de las propuestas es la firma Clementina Tienda y Estudio de Moda, que abrió sus puertas en agosto del 2011. Sus socias: Daniela Cárdenas, Carolina Vázquez y Cristina Díaz identificaron una oportunidad de negocio. Esto, porque la ropa urbana apunta a mujeres entre 15 y 30 años, que son quienes más gastan, aseguran. Sin embargo, han visto que las mujeres de 40, también acceden a esta tendencia.

    Las tres socias de esta tienda invirtieron, el año pasado, unos USD 4 500 para el montaje del local.

    Ellas diseñan la ropa, con el objetivo de que sus clientas combinen las prendas, según la necesidad. Es así, como pueden asistir a la universidad con un pantalón holgado y luego añadir una camisa, para atender una reunión formal.

    Otra de las propuestas es la iniciativa Estro, que por ahora se publicita a través de Facebook y atiende pedidos a domicilio, señala una de sus socias, Isabel Borrero.

    El catálogo de Estro está compuesto por seis tipos de camisetas pintadas con serigrafía (un tipo de impresión), pero conforme crezca la empresa, dice que ofertarán pantalones, chaquetas y faldas. “La clienta puede vestir una camiseta con un pantalón en el día y en la noche ponerse una falda, añadir un collar y aretes para asistir a una reunión social”.

    Daniela Coello tiene 30 años y le gusta la ropa urbana, porque cree que marca la diferencia. Las chaquetas, pantalones, faldas de corte clásico son similares. En cambio, en la ropa urbana por los colores y accesorios, el usuario pone su toque.

    Los hombres también aceptan esta tendencia. Pablo Cardona, de 32 años, compra esta ropa en diferentes almacenes en Cuenca. No tiene que decirlo, ya que su ‘look’ respalda su versión. Viste unos zapatos deportivos, pantalón de tela, camiseta, chaleco de lana tejido y una suerte de corbata floja. Reconoce que la oferta para hombres no es tan variada como para la mujer, pero “sí se consiguen prendas”.

    Carolina Méndez explica que esta tendencia es válida porque, según su experiencia, la ropa urbana se importaba. No obstante, desde el 2007 ha identificado que los diseñadores jóvenes -entre 23 y 30 años-, apuestan a este segmento.

    La aseveración de Méndez tiene sentido, ya que los creadores entrevistados por LÍDERES no superan los 30 años. Además, estos profesionales lanzan colecciones cada tres meses, debido a que el consumidor demanda rotación del producto. “Es una moda que impulsa a la renovación permanente del clóset”, acota Méndez.

  • En su emprendimiento captura a la moda

    Redacción Guayaquil

    A Constantino Endara le han apasionado la moda y la fotografía desde que era niño. Una de sus amigas es modelo y juntos armaban producciones fotográficas como un pasatiempo.

    Hoy, este estudiante de Publicidad de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), ha participado como fotógrafo en eventos nacionales de moda como el Designer Book (2011) y la Pasarela Rosa de Avon (2012). También realiza producciones fotográficas.

    La idea de realizar fotografía ‘profesionalmente’ inició en el 2010, cuando ingresó como estudiante en el Centro de Imagen de la Alianza Francesa (CIAF). Tomó los niveles básico y avanzado. Posteriormente, siguió con otros tres talleres especializados en fotografía de bodegones, desnudos y panorámicas.

    “Primero entré en el nivel básico, en el que no requería de una cámara profesional. Me enamoré tanto del tema, que decidí que quería hacer de esto algo más que un pasatiempo”, comenta.

    Así, en el 2011, invirtió USD 1 300 en la compra de una cámara profesional. Sus trabajos los compartía en Facebook bajo la marca Constantino Endara Photography; de esa manera, y gracias al boca a boca, se dio a conocer y surgieron los clientes.

    María Susana Rivadeneira es una de las organizadoras del Designer Book. La empresaria comenta que a pesar de su edad, Endara se desenvuelve profesionalmente. Agrega que el joven trabajó tras bastidores en el evento y que los resultados de sus fotografías fueron los esperados. “Lo recomendaría para cualquier otro evento de alta moda”, afirma.

    En este tipo de eventos, Endara gana entre USD 100 y 150. Sin embargo, dice, lo que verdaderamente le gusta son las producciones. Estas las realiza, mayormente, en su domicilio, ubicado en la ciudadela Santa Cecilia (norte de Guayaquil). Otras, las efectúa en tres distintos estudios fotográficos, que alquila según la sesión que vaya a realizar. Además, subcontrata el servicio de una maquilladora y una estilista. Los valores de las producciones oscilan entre los USD 300 y 400.

    Miguel Ángel Valdivieso es docente de la UEES. Él afirma que Endara fue su alumno en las materias de Fundamentos de publicidad y Marketing de Servicios. Define al emprendedor como una persona callada, pero pendiente de lo que ocurre alrededor. “Demostró ser creativo y original en el desarrollo de los proyectos académicos. Tiene una personalidad divertida que se refleja en lo que hace”.

  • El ciclista opta por seguridad y moda en los accesorios

    Xavier Montero / Redacción Quito

    Estefanía Hidalgo destinó unos USD 350 para la compra de una bicicleta, a inicios de mayo. Ella cuenta que invirtió este rubro, para “desahogarse” del estrés cotidiano mientras pedalea. “Necesito equiparme urgentemente. En el ciclismo, la seguridad es indispensable”, dice la oficinista de una entidad financiera y continúa su recorrido por la ciclovía del parque La Carolina, en el norte de Quito.

    La venta de accesorios para ciclismo es, según los consultados, un rubro que ha tomado importancia en el mercado en la última década. En el 2011, según cifras del Banco Central, las importaciones de artículos para la bici alcanzaron los USD 2,05 millones. Solo el monto correspondiente a elementos para alumbrado y señalética visual reflectiva alcanzó los USD 56 400 en promedio, en aquel período.

    Luis Celi, supervisor del almacén KAO Outdoor & Cycling, ubicado en el norte de la urbe, considera que desde hace una década los ‘bicicleteros’ se han especializado en las diferentes ramas de este deporte: ruta, montaña, downhill…

    De allí, explica Celi, que las tiendas deportivas traten de estar a la vanguardia, debido a las exigencias del cliente. La seguridad y la moda son aspectos fundamentales a la hora de escoger un artículo. En este local, por ejemplo, se comercializan más de 30 modelos de guantes, con precios que van desde los USD 16.

    Pablo Lozada, gerente de BKR Bicycles, comenta que los clientes son principalmente hombres, entre 16 y 30 años. Indica que al local ingresan en promedio tres mujeres, por cada siete hombres.

    La firma ensambladora de bicicletas también comercializa hasta 20 portabicicletas al mes. “La gente quiere compartir el deporte en familia o busca transportar su bicicleta hasta los parques por las mañanas y ejercitarse”, dice Lozada y añade que la venta de implementos como llantas, asientos, bombas de aire, herramientas… equivale a unos USD 4 000, un 10% de las ventas totales del local, al mes.

    Jorge Cueva lleva dos años practicando ciclismo en Quito. Él cuenta que ha destinado unos USD 700 en prendas, como chalecos reflectivos, bufandas, equipos de seguridad, iluminación y repuestos, que podría necesitar en el caso de alguna emergencia. “Un ciclista debe aprender a reparar su transporte. Buscamos herramientas multiusos, que ocupen poco espacio y que sean ligeras”, dice Cueva.

    Matías Carreño, subgerente de la tienda Tatoo Adventure Gear Granados, añade que las prendas y artículos se importan principalmente desde Europa y EE.UU. Tras iniciar a practicar el deporte, los ciclistas adquieren sistemas de hidratación para realizar viajes, mejoran su vestimenta e invierten en el mantenimiento de los componentes de la bicicleta.

    En esta tienda del norte, por ejemplo, se ofertan cuatro marcas de cascos, cuyos precios van desde los USD 54 a 280. “Los niveles de seguridad son los mismos. El peso es determinante”, agrega.

    Otro sitio es la tienda Delta Sport (av. 10 de Agosto y 18 de septiembre). Jaime Cachago, su administrador, explica que la tecnología -en cuanto a la vestimenta del ciclista- incide en su desgaste físico.

    En este local se confeccionan camisetas y mallas para ciclismo. Una chompa impermeable cuesta desde los USD 20. “La gente demanda prendas únicas”, añade.

  • La publicidad se pone a la moda con estas pulseras

    Redacción Quito

    Saúl Falconí y Vanessa Ormaza crearon, hace dos años, el negocio de Pulseras Ecuador, en Quito.

    Con USD 1 000, provenientes de la liquidación del empleo anterior de Ormaza, realizaron una investigación de mercado y probaron la calidad de las pulseras en ‘tyvek’ y vinil. Además de comprobar la factibilidad de hacerlas en el país.

    Actualmente, manejan cuatro grupos de productos: pulseras de seguridad con adhesivo; de publicidad (silicón y tela); hospitalarias y de seguridad con broche.

    Su estrategia de publicidad está completamente en Internet. Aprovechando la experiencia y conocimientos de Falconí en diseño multimedia, Seo (optimización y posicionamiento de páginas en los buscadores), marketing digital y redes sociales, el negocio se ubicó en el mercado con www.pulserasecuador.com.

    “Internet es mi herramienta. Desarrollo, me informo, aprendo y vendo a través de la Red”, añade Falconí sobre su trabajo.

    Por su parte, Ormaza se encarga del manejo financiero, administrativo, ventas y producción. Ella comenta que el 50% de clientes está en Quito; el 30% en las provincias de la Costa y el 20% en la Amazonía. Clínicas, discotecas, agencias de publicidad, hoteles… figuran entre las 40 empresas que demandan sus productos.

    Para Henry Salazar, propietario de Glow Club, en Quito, las pulseras son “muy buenas”. Él conoció a Pulseras Ecuador a través de un buscador, hace dos años, y desde entonces adquiere entre 6 000 y 10 000 pulseras cada tres meses.

    Una situación similar es la de David Astudillo, quien compra 30 000 pulseras ‘tyvek’ al año. Estas se usan en la discoteca Nidia (Centro Histórico de Cuenca).

    En ambos casos, los representantes de esos negocios enviaron a los emprendedores sus diseños para la creación del producto. Eso, aunque el negocio también cuenta con diseñadores para crear, junto al cliente, el bosquejo de la manilla.

    Los materiales preferidos por sus clientes son el ‘tyvek’ y tela. Estos representan tres pedidos diarios del primero y dos del segundo, eso permite que la facturación al mes oscile entre USD 8 000 y 9 000.

    Según sus propietarios, el crecimiento de Pulseras Ecuador, en la que trabajan ocho personas, se debe al cumplimiento en los pedidos, la calidad y la innovación de los productos. Por eso, dicen, han mejorado los procesos de producción y han incursionado con nuevos artículos promocionales, como las pulseras de tela con impresión y los cordones con diseños bordados para las identificaciones, con mayor durabilidad.

    Sobre el tiempo de entrega Ormaza comenta que “antes eran de ocho a 15 días, hoy se redujo a 48 horas”. Mientras que en las pulseras de tela bordada y hospitalaria requieren más trabajo y una cantidad mínima de unidades producidas (3 000).

    Otras marcas

    Dejabu. La agencia de publicidad multimedia es otro negocio de Falconí y Ormaza. En este se crean sitios web y se realiza el posicionamiento de las empresas en la Red.
    Blue ink. En dos meses también entrará al mercado un negocio destinado al arte digital y la impresión de productos, como gigantografías y otros productos.

  • La moda alternativa ahora está al alcance de los más pequeños

    Redacción Quito

    A Sara Reinoso, una de las ocho propietarias de la marca Tribu, le motivó el nacimiento de su hijo (2009) para diseñar y manufacturar ropa infantil.

    Además, la sugerencia de varios clientes fue el impulso para lanzar al mercado, hace tres años, una línea de ropa exclusiva para niños de esta marca, que tiene cerca de 13 años en el mercado nacional.

    Entre las prendas que elabora Tribu están camisetas, pantalones, bermudas, camisas, faldas, vestidos y buzos. Todos con diseños coloridos y poco convencionales, similares a los diseños para adultos.

    Josué Reinoso, administrador del local ubicado en el Mercado Artesanal (La Mariscal) y también uno de los ocho hermanos propietarios, comenta que la materia prima fue el mayor gasto que se realizó para lanzar sus nuevos productos. La inversión fue de USD 14 000.

    En principio, Tribu nació para manufacturar y comercializar artículos de cuero: billeteras, carteras, bolsos y calzado. Sin embargo, desde hace dos años la firma decidió explorar con nuevas líneas de productos, como ropa en algodón para hombres y mujeres. La última que implementaron fue su línea infantil.

    Sara Reinoso comenta que este tipo de prendas han tenido aceptación, por esta razón abrieron un local exclusivo para su comercialización, también en el Mercado Artesanal, en el norte de Quito.

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    Por la venta de estos productos facturan anualmente cerca de USD 50 000. Mientras que en el 2011, por toda su líneas de ropa obtuvieron ingresos de unos USD 300 000. Hasta lo que va del año han alcanzado ventas por 160 000.

    Al momento, Tribu espera posicionar sus nuevos productos en el país y luego buscar otros mercados externos. Hoy, sus artículos se venden en Italia y Francia; esperan llegar en este año a EE.UU.

    Ahora, el negocio cuenta con ocho locales en Quito. También tiene distribuidores en las provincias de Tungurahua, Azuay, Imbabura y Galápagos.

    Rebeca Dávila, propietaria de Kalipso Boutique, en Atuntaqui (Imbabura), adquiere su mercadería en Tribu, para venderla en su tienda. Ella comenta que la nueva ropa ha tenido aceptación entre sus compradores. Dice que al mes factura cerca de USD 500, solo con esta marca.

    Tribu actualmente trabaja en la elaboración de artículos de cuero más formales, como carteras, billeteras y accesorios para ejecutivos y oficinistas. Para la manufacturación de todos sus productos cuentan con 25 operarios.

    Josué Reinoso asegura que la línea de mujer fue la primera que implementaron. Además, sostiene que sus clientes tradicionales fueron los primeros que compraron la ropa para sus hijos o familiares.

  • En los negocios apuntó a la moda y la comida

    Redacción Quito

    A sus 25 años, Juan Pablo Corral está bien ubicado en el mundo de los negocios. Este estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad de las Américas (UDLA) suma experiencia en los negocios de la moda y de la comida.

    Corral es uno de los socios de la tienda de ropa para mujer Byco, que está ubicada en el norte de Quito. Esa idea arrancó a finales del año pasado junto a Byron Torres, estudiante de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Corral comenta que decidió crear sus propios negocios luego de un viaje a Londres, Inglaterra (2007), para aprender inglés. En ese país trabajó como cajero en la franquicia de sánduches Subway. Ahí conoció el proceso de abrir una franquicia y decidió traer esa marca a Ecuador.

    Cuando regresó al Ecuador, en el 2009, comenzó a planificar la adquisición de los derechos de la franquicia. Con sus ahorros, ayuda de su familia y créditos bancarios consiguió el monto necesario.

    Ahora tiene dos locales de la franquicia Subway, en el norte de Quito. Espera abrir un tercero el próximo mes.

    Carlos Valladares, coordinador de Finanzas de la UDLA, fue profesor de Corral y asegura que fue un buen alumno, uno de los cinco primeros de su clase. Además, señala que en el 2011, Corral fue uno de los fundadores del Club de Emprendimiento de la universidad.

    “Hace un año ofreció una conferencia en la universidad. Terminaba de abrir su primer local de Subway y estaba muy nervioso. Ahora ya tiene tres locales y es un caso de éxito”, dice Valladares.

    En el caso de la tienda Byco la ropa que vende en el país se confecciona en Corea del Sur y en Estados Unidos. También distribuyen prendas de las marcas Guess y Unn Taylor. Su proyecto es confeccionar los productos en el país y posicionar la marca Byco en el mercado nacional.

    Ana Cristina Castellanos es una de sus clientas y fue compañera de Corral en el Club de Emprendedores en la universidad. Ella asegura que una de las características más importantes de Byco es la diversidad de la línea de productos y su bajo costo. Recuerda a Corral como un buen estudiante, responsable y cumplido con las tareas de la universidad.

    Samia Sauton, diseñadora de modas, es clienta de la tienda Byco. Ella destaca la variedad de productos que tienen y el servicio al cliente que brindan. “Tienen una moda juvenil, para toda ocasión y es de muy buena calidad; aquí compramos la ropa mis hijas y yo”, dice.

    La tienda Byco

    La facturación. Actualmente, al mes la tienda factura aproximadamente USD 20 000.
    Los diseños. Los modelos de ropa lo compran a estudiantes ecuatorianos de diseño de modas. También a estudiantes de universidades en EE.UU.
    La ropa. Lo importan desde Los Ángeles, EE.UU., de la distribuidora de moda Ceres. También lo hacen desde Corea del Sur.

  • 3 jóvenes ponen a las alpargatas de moda

    Redacción Quito Redaccion@revistalideres.ec

    Cuando Juan Miguel Cornejo paseaba por Buenos Aires (Argentina), en el 2010, observó que en ese país estaba de moda un calzado cómodo, fresco y liviano. Le llamaron la atención esos zapatos, que eran una especie de pantuflas o alpargatas. Cornejo pensó que un producto similar tendría éxito en Ecuador y desde esa época nació la inquietud de comercializarlos en el país.

    Pero no fue hasta agosto del año pasado que este ingeniero en Administración de Empresas decidió iniciar su emprendimiento. En principio, con materias primas que conseguía en el centro de Quito y con la ayuda de un zapatero que vivía cerca de su casa, en la Floresta (centro-norte), comenzó a manufacturar las alpargatas.

    Luego, Cornejo aprendió cómo hacerlas y decidió montar un taller en su hogar y manufacturarlas él mismo. Con una inversión inicial de USD 200, su lugar de trabajo se llenó de lona, hilo y plantillas y fabricó su primera producción de 32 pares de alpargatas. Su hermana, María Isabel, quien en ese entonces era profesora de arte en una escuela, decidió unirse al proyecto.

    Buscaron un nombre para su empresa y se decidieron por su apellido pero con una pequeña variación, así nació Cornejas, como el nombre de un ave que vive en el oeste y sur de Europa; este también serviría como el logo de su marca.

    Comenzaron a promocionar sus productos por Facebook. De a poco, las Cornejas ganaron popularidad y tiendas como Messklan y Zoe Accesorios comenzaron a distribuir sus productos.

    Hasta diciembre del año pasado su producción mensual llegaba a 40 pares, pero debido a la creciente demanda tuvieron que intermediar la manufacturación a artesanos del sur de Quito.

    El aumento en la producción también significó una reinversión de capital. Por ello, desde enero, Camila Larrea, estudiante de Cine, se asoció a los hermanos Cornejo y juntos invirtieron USD 1 000 para subir el volumen de producción y encontrar nuevos mercados. Hoy, su facturación mensual es de USD 700; su meta es llegar a 3 000 al final de este año.

    Lourdes Endara, antropóloga, comenta que adquirió dos pares de Cornejas en el 2012. Asegura que comprará un par más debido a su comodidad. “Este calzado es ideal para caminar; muy suave para usarlo en cualquier momento”.

    Mientras que Víctor Sánchez señala que las alpargatas quedan muy bien en verano. Este estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA) adquirió seis pares en octubre del año pasado.

    300 pares mensuales produce en promedio esta microempresa.

  • Una moda que está en alza y se pinta a mano

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Similar a un lienzo, algunos diseñadores toman prendas terminadas como camisetas, pantalones y carteras, y con aerosoles o pinceles delinean paisajes, mezclan colores y dan personalidad a la ropa que exhiben y comercializan.

    Esta tendencia de prendas pintadas a mano tomó fuerza en la década del 90 en Barcelona (España). Desde el 2010 es más evidente en Ecuador, donde ha despuntado, porque el consumidor es menos convencional que hace unos años, y más atrevido para vestir, explica la diseñadora de Moda, Amelia Crespo.

    Es común usar una chaqueta formal con una camiseta con un dragón pintado a mano. También es viable vestir camisa y zapatos elegantes con un jean, en donde las rosas dibujadas con barniz den el toque moderno. Zapatos, pañoletas, pantalones, camisetas y carteras son las prendas más comunes para plasmar la creatividad de los diseñadores.

    En esta tendencia también se generan alianzas estratégicas. Por ejemplo, los diseñadores se alían con pintores para que dibujen en las prendas. También pactan con poetas para transcribir fragmentos de sus textos en camisetas, dice Miguel Sánchez, diseñador de objetos.

    En Cu Gallery Fashion Art (centro de Cuenca), los diseños pintados a mano se evidencian en las perchas, estanterías y paredes. Bolsos con retazos de tela dibujados con mariposas, paisajes… decoran el almacén. Para la vendedora de este local, Daniela Miranda, esta es una moda que ha crecido en Cuenca, por la llegada de los estadounidenses y canadienses que viven en la capital azuaya y valoran el trabajo artesanal en las prendas.

    Asimismo, los jóvenes son más atrevidos y buscan exclusividad en sus prendas. Esta tendencia, continúa Miranda, le da al consumidor la tranquilidad de que adquiere un objeto único, ya que cada prenda se pinta y no se repite ese diseño.

    Susana Muñoz, de 23 años, adquirió una cartera y pañoleta pintadas con el mismo paisaje, “que hacen juego”. Ambos productos costaron USD 40.

    El perfil del consumidor son mujeres ecuatorianas entre 14 y 25 años y extranjeros entre 30 y 60, asegura Miranda.

    Otro local que oferta ropa, prendas y accesorios pintados a mano es Manly (Centro). Uno de sus propietarios, Topher Guzmán, comercializa material de arte, pero desde el 2011 identificó la oportunidad de diversificar la oferta y diseñar camisetas, mochilas… En una vitrina están estos productos que “han tenido acogida del público cuencano”.

    Igualmente, Guzmán pinta parches para que sus clientes adhieran en la ropa o accesorios. “Así, dan un valor agregado a su vestimenta”. Para él, el consumidor es más exigente y demande productos de mejor calidad. En este local, él conversa con los clientes sobre sus gustos, pero en cada dibujo imprime su estilo.

    El mercado

    Los costos.  Según el trabajo y materiales utilizados varía el precio. Estas prendas se encuentran, en promedio, en USD 30.

    La oferta.  En las boutiques galería o encuentros artesanales se pueden encontrar estas prendas. También hay marcas europeas que comercializan esta ropa.

  • Manillas: una mezcla de moda y marketing

    Fernando Mendoza / LÍDERES

    Las pulseras o manillas elaboradas con telas de colores ahora son más sofisticadas. Ya no solo son hechas por artesanos y vendidas en las calles o ferias artesanales.

    Ahora, hay empresas que se dedican a elaborarlas y en ellas colocan mensajes sociales, promocionales o lemas de otras firmas o asociaciones que desean ingresar con un producto al mercado. Estos accesorios también son utilizados como estrategia de promoción o posicionamiento de marcas o productos.

    Viviana Gaibor es gerenta general de Equitex, negocio especializado en elaboración de etiquetas. El fuerte de la empresa, hace dos años, era precisamente esa línea de negocio; pero desde el 2010 cambió. Hoy, la elaboración de pulseras abarca el 50% de su producción.

    Gaibor explica que la elaboración de pulseras nació en el 2009 y nadie lo tomaba en cuenta. Pero en estos dos últimos años la utilización de estos accesorios se ha incrementado. Según ella, los pedidos van de 1 000 a un millón de pulseras mensuales. Eso porque los accesorios sirven como una estrategia BTL.

    Andrés Menéndez, experto en marketing, da la razón a Gaibor. “La mayoría de esos accesorios son de bajo costo y alta trascendencia. Son utilizados para promocionar campañas con toque social y dependiendo de los mensajes son utilizados por jóvenes y adultos”.

    Precisamente, en ese aspecto tienen otro punto a favor. Menéndez explica que esos accesorios (manillas) son multitarget; es decir, pueden ser utilizados por hombres, mujeres y niños de todas las edades y no pasa nada”. Para él, es una apuesta marketera ganadora.

    Miguel Aguirre, coordinador de comunicación de Fundación Telefónica Movistar, explica que utilizaron la distribución de manillas porque la Fundación ejecuta programas propios de desarrollo social, entre ellos Proniño. Este programa tiene como objetivo prevenir y erradicar el trabajo infantil y se ejecuta en el Ecuador desde hace 14 años.

    “En este sentido, con motivo del 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, vimos la oportunidad de entregar a la comunidad un material (las pulseras) que sensibilice y recuerde a las personas el compromiso de combatir esta problemática social que afecta al país”.

    Según Aguirre, las manillas se convirtieron en un elemento importante para que las personas se sensibilicen ante una problemática social, puesto que tiene una recordación directa al ser utilizada en la muñeca. En las manillas de Fundación Telefónica estaba escrito el mensaje: “Juntos contra el trabajo infantil”.

    Francisco Guerra es estudiante de cuarto nivel de Mecánica Automotriz, en la Universidad Tecnológica Equinoccial. Él, en sus muñecas, lleva más de ocho manillas verdes, amarillas, negras, rojas y azules. “Son chéveres, están a la moda. Además cada una tiene un mensaje. No me pongo las que promocionan marca o producto, prefiero ponerme las que encajan más con mi forma de pensar, por ejemplo, la del Yasuní-ITT. Es un proyecto que apoyo y por eso utilizo la pulsera en mi muñeca”.

    Las manillas también son utilizadas dentro de las empresas con un mensaje de empoderamiento de los espacios de la firma o como una forma de hacer campaña o tener buenas prácticas dentro de las firmas. Un ejemplo es Edesa, empresa que produce sanitarios y griferías de baño.

    Bertha Bustos, gerenta de Marketing de la empresa, explica que utilizaron una manilla porque buscaban algo sencillo, llamativo y atractivo para cualquier edad y que les permita recordar la necesidad del cuidado del planeta. Además, que sea interesante para sus colaboradores.

    Para Bustos, la acogida de las manillas fue muy buena. Ella explica que el 100% del personal se acercaba a ella para obtener una manilla. Se convirtió en una representación de marca que resultó muy efectiva para aprovechar y comunicar el mensaje que quería al interior de la empresa. Además, todos los colaboradores portaban la manilla con orgullo.

    Las pulseras

    • Uso. Son colocadas en las muñecas o en los tobillos. Se las hace de diferentes colores y se ajustan a la necesidad de los clientes empresariales.
    • Punto de venta. Como parte de la estrategia, algunas pulseras son obsequiadas en los puntos de venta. Así se asegura el uso de las mismas.
    • El impacto. Las manillas con mensajes sociales o promoción de marcas son las más utilizadas hoy en día.

  • Los zapatos los convierte en obras de arte

    Redacción Cuenca

    El muro que tiene en la red social Facebook la firma beCo (zapatos pintados a mano) es una muestra de color y creatividad. Allí están las fotografías de los zapatos deportivos que pinta la cuencana Belén Cordero, en donde plasma libélulas, mariposas, flores, arco iris, corazones, búhos, estrellas, jirafas, vehículos, entre otros objetos.

    Ella cursa el octavo ciclo de la carrera de Diseño Textil y Modas en la Universidad del Azuay (UDA). Desde el 2010 empezó a comercializar estos zapatos para amigos y familiares. Al inicio sus ventas bordeaban los USD 70 al mes, en la actualidad promedian los 230.

    Una de sus clientas es Lía Cevallos, quien comercializa los zapatos en su tienda llamada Anacleta Coqueta Atelier, en el sur de Cuenca. Para ella, la línea beCo es creativa y alegre y por eso gusta a sus clientas. Los zapatos más vendidos son los de motivos animados y los que tienen mezcla de materiales y texturas. En cuanto al perfil del consumidor, dice Cevallos, es femenino entre 15 y 23 años.

    Cordero es dinámica y evidencia su pasión por el diseño. Observa flores, árboles, objetos y cómo visten las jóvenes, para identificar tendencias de moda para crear nuevos modelos y captar más consumidoras. Con esa capacidad de expectación dibuja sirenas, signos de paz, bailarinas, ‘cupcakes’ y estampados de cebra y leopardo, tipo animal ‘print’, que están de moda.

    Su oferta abarca más de 60 diseños y también recibe comentarios de sus clientas, para diseñar el calzado al gusto de ellas.

    Para la subdecana de la Facultad de Diseño de la UDA, Genoveva Malo, esta alumna se destaca por su creatividad, dedicación e innovación en cada uno de los proyectos que emprende.

    Esta estudiante, de 21 años, invirtió, el año pasado, USD 60 en pinceles y pintura textil, para mejorar su producción. También, abrió un muro de Facebook, que hasta el 25 de febrero tenía 643 ‘Me gusta’, que se asemeja a los seguidores. Mediante esta web, Cordero promociona sus productos y recibe pedidos. Es común leer comentarios de admiración y agradecimiento de sus consumidoras.

    Esta emprendedora también ha apuntado a ofertar calzado para los niños. Desde la talla 27, sus zapatos tienen dibujos de hadas, dragones, carros, osos, perros y cualquier diseño que desee el menor de edad. Para Adriana Castro, una de sus clientas, la habilidad y personalización de la iniciativa beCo es clave para llegar a más consumidores y atender, con éxito, a menores y adultos.

    Cordero no produce los zapatos sino que los compra a proveedores de la capital azuaya. Escoge calzado de tonalidades blancas, azules y grises para plasmar su creatividad. Los más comercializados son los que tienen fondo blanco con estampados de colores vivos como amarillo, verde, violeta, rojo, etc.

    UNIVERSIDAD DEL AZUAY USD 18 cuesta cada par de zapatos del emprendimiento beCo.