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  • Ropa de cama para el sector hotelero es la especialidad

    Sofía Ramirez

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    La confección de ropa de cama, como sábanas, edredones y cojines es una tradición familiar que dio paso a Manttra. Esta empresa lleva cuatro años, tiempo en el cual se ha enfocado en el sector hotelero del país.

    Leonardo Magno, gerente general del emprendimiento, cuenta que su mamá Fanny Altamirano y su hermano Nicolás Magno también están involucrados en el negocio. El equipo se encarga de llevar a otras provincias la calidad de sus productos, cuenta este quiteño de 28 años.

    Los orígenes de Manttra -firma que antes tenía el nombre de Textiles Magno- datan de hace 16 años, cuando Altamirano elaboraba sábanas en su casa para ofrecerlos a clientes particulares.
    El emprendimiento servía para traer ingresos extras al hogar; Leonardo y Nicolás crecieron con este conocimiento al ver a su mamá diseñar y confeccionar estos accesorios del hogar.

    Ambos tuvieron interés en esta labor. No obstante, cuando los hermanos Magno terminaron la universidad; cada uno decidió adquirir experiencia en diferentes sectores.

    Leonardo Magno explica que en su caso le fue difícil conseguir trabajo en el área comercial a fines del 2011. Y cuando obtuvo un trabajo en el siguiente año, también tuvo la visión de tener su propio negocio, uno que se enfoque en la confección de textiles.

    Manttra en la actualidad ofrece dos líneas de negocio: la elaboración de ropa de hogar, en la que se cuentan almohadas, colchas, edredones, cobijas térmicas, sábanas, toallas… La segunda línea elabora colchas, faldón de cama, bajo los estándares de calidad que exigen los hoteles, dice Magno.

    Los hermanos decidieron formalizar el negocio y en junio del 2012 nació Manttra, pero bajo el nombre de Textiles Magno. La planta se instaló en la casa de la familia, en Conocoto, al suroriente de Quito. En el lugar se instalaron áreas para el corte, confección y lavado, por ejemplo. Y la inversión inicial sirvió para comprar la materia prima como telas, hilos, apliques y maquinaria.

    Las primeras producciones y ventas de Manttra fueron las más bajas al iniciar con la empresa, explica Leonardo Magno. Por eso manejaron una estrategia: concentrarse en el sector hotelero. El quiteño cuenta que con producto en mano, visitaron a cada hotel hasta conseguir clientes.

    Édgar Palacios, gerente de Operaciones de Termas de Papallacta, afirma que conocieron a Manttra en septiembre del 2012. Se enteraron del trabajo de la firma por recomendación, por lo que luego de reunirse y verificar la calidad del producto pactaron la negociación. Termas de Papallacta adquiere sábanas de la empresa ecuatoriana cada año, para así renovar la lencería de habitaciones. Palacios dice que la calidad de la confección es excelente.

    El Hotel Dann Carlton, en el norte de Quito, también es cliente de Manttra desde hace cuatro años. Alexandra Allan, jefa de Adquisiciones, dice que lo que más adquieren son sábanas.
    En la actualidad, la capacidad de producción en la planta de Manttra llega a 500 edrededones y 100 sábanas al mes, por citar dos productos. En la confección se utiliza materia prima importada y nacional.

    Para este año, Manttra además de posicionar su nuevo nombre en el mercado ecuatoriano fortalecerán sus redes sociales. La pequeña empresa también tiene la intención de abrir su primer punto de venta directo, en Quito.

    Nicolás Magno, su madre Fanny Altamirano y Leonardo Magno se encargan de Manttra. La  firma confecciona sábanas, edredones, cobijas, entre otros productos. Foto: Diego Pallero/ LÍDERES
    Nicolás Magno, su madre Fanny Altamirano y Leonardo Magno se encargan de Manttra. La firma confecciona sábanas, edredones, cobijas, entre otros productos. Foto: Diego Pallero/ LÍDERES
  • El estudio del diseño es su fortaleza

    Redacción Quito

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    Culturas ancestrales plasmadas en zapatos, bufandas, chales o cinturones. Con colores vivos como el rojo, turquesa o amarillo. Esa es la tendencia que quiere imponer Rukuyaya.
    La marca de ropa ecuatoriana nace desde la visión de rescatar la cultura de Ecuador, explica Vanessa Zúñiga, una lojana que tiene la visión de plasmar sus estampados a nivel local y en el extranjero.

    La mujer de 39 años, nacida en Loja detalla que siempre le llamó la atención el área de diseño.
    Por eso en el 2000 estudió esta carrera en la Universidad del Azuay, en Cuenca.
    Durante sus estudios se enfocó en el rescate de los signos visuales de las culturas ecuatorianas, detalla. Este tema le interesó, pero durante cuatro años lo dejó en pausa hasta adquirir experiencia laboral como diseñadora.

    Zúñiga cuenta que en el 2006 viajó a Argentina para estudiar una maestría en diseño y otra en Administración de Negocios, en la Universidad de Palermo.

    La lojana recuerda que durante sus dos años en ese país nació su pasión por investigar, por lo que se involucró en el trabajo “Aproximación a un vocabulario visual básico andino”. En él descubrió las formas visuales de la cultura ecuatoriana.

    En el 2007, Zúñiga regresó a Ecuador. Y en ese año inició una segunda investigación denominada Crónicas Visuales del Abya Yala. El estudio que concluyó en una primera fase en el 2014 recogió 50 registros antropológicos andinos del país.

    Estos registros visuales son signos de las culturas Cañari, Huancavilca, Valdivia; y representan personajes de la sociedad andina como los chamanes por ejemplo.

    Con esta información, Vanessa Zúñiga decidió darle forma al proyecto escrito y decidió emprender con la marca de ropa Rukuyaya.

    El nombre tiene varios significados según la diseñadora lojana; uno es un talismán protector que aleja de malas energías: “representa a los ancestros que te protegen” .

    La emprendedora lojana empezó con la producción de prueba en zapatos en diciembre del 2014. Y posteriormente comenzó a elaborar chales, túnicas, bufandas, cintillos y cinturones.
    Para esto buscó apoyo en empresas lojanas para la elaboración de sus diseños.

    Édgar Tacuri, gerente general de Icalzalo, firma que elabora calzado, se encarga de fabricar esta línea de Rukuyaya. El empresario cuenta que conoció a Zúñiga durante una feria en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) en el 2014. Después de varias algunas conversaciones se aliaron estratégicamente.

    Icalzalo utiliza técnicas mediante calor y presión para armar los zapatos. En este año, Rukuyaya junto a esta firma produjo 100 pares de zapatos dice Tacuri.

    La firma Stilo Internacional, que confecciona ropa deportiva, también ayuda con el diseño de camisetas y chaquetas de Rukuyaya.

    Wendy Valarezo, administradora de la firma, detalla que 200 prendas se confeccionaron para la marca de Zúñiga. Valarezo afirma que el valor agregado del emprendimiento es que los diseños son exclusivos y no en serie.

    A la fecha trabaja con aproximadamente tres artesanos para elaboración de las prendas de Rukuyaya. En el 2015, ampliaron con otras líneas como corbatines y calzado de taco.
    En producción elabora un ‘stock’ cada seis meses. Y diseñan unas 40 unidades por modelo y línea, dice la lojana.

    En ventas, la marca lojana pese a que todavía no tiene una tienda propia cuenta con un ‘showroom’ y ventas en línea a escala nacional. Además, tiene un espacio en un mercado artesanal de Loja.

    En cuanto a la materia prima, Rukuyaya utiliza telas importadas desde Colombia por ejemplo.
    En el 2016 Zúñiga tenía previsto participar en ferias artesanales para dar a conocer sus prendas en Quito, por ejemplo. Pero le fue imposible, por motivos diferentes.

    Por lo que ahora su meta en el 2017 es retomar contactos en algunas ciudades del país, para un mejor posicionamiento. También se apoyará en su página web y en sus redes sociales.
    La diseñadora de la misma forma trabajará en ubicar sus prendas en el extranjero; por lo que está analizando posibles mercados en la región, así como en Norteamérica y en Europa.

    Vanessa Zúñiga le da forma a las figuras visuales de las culturas Cañari o Valdivia con su marca de ropa. Foto: cortesía Rukuyaya
    Vanessa Zúñiga le da forma a las figuras visuales de las culturas Cañari o Valdivia con su marca de ropa. Foto: cortesía Rukuyaya
  • La marca que lleva 30 años vistiendo niños

    Stives Reyes

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    Establecer su negocio como una marca de ropa infantil nacional, es el objetivo de Cecilia de Calderón, propietaria y directora creativa de Bazar Suizo.

    El emprendimiento tiene más de 30 años vistiendo a niños y niñas aunque sus orígenes son más antiguos y se remontan hasta 1954 cuando Abdón Calderón Muñoz y su esposa Rosita Prieto fundaron el almacén de importación y venta de telas y accesorios europeos.

    El almacén marchaba bien hasta la década de los 80 cuando entró en liquidación. Fue entonces cuando Cecilia de Calderón decidió hacerse cargo del negocio y darle un valor agregado a las telas empezando a diseñar y confeccionar ropa para niños.

    36 años después, la emprendedora dice que fue la mejor decisión que pudo tomar por la satisfacción que le ha dado dedicarse al diseño de ropa y vestidos infantiles. Ahora quiere establecer su marca y abrir tiendas de venta en Guayaquil.

    La mujer cuenta que cuando inició lo hizo con un capital de USD 2 000. “Para la época era mucho dinero”. Tenía dos máquinas de coser y poco a poco fue creciendo. Luego incursionó con un espacio en la Feria de Durán con el cual se dio a conocer el emprendimiento.

    Entonces tuvo que solicitar un préstamo en el Banco Nacional del Fomento (BNF) de USD 5 000 para adquirir maquinaria y cumplir con la demanda de pedidos. Producía más de 50 prendas a la semana y tenía 21 trabajadores. Incluso logró exportar sus diseños hasta Miami (Estados Unidos) pero como la demanda local era mayor y los precios por envío resultaban elevados decidió que era más rentable vender en el país.

    Sin embargo, no todo fue color de rosa. En el 2010 tuvo que cerrarlo porque nadie más quería hacerse cargo del negocio. Hasta tres años después “cuando la historia se repitió” y fue su nuera Gabriela Asan quien le dijo quería seguir con el emprendimiento.

    En el 2013 lanzó de nuevo su marca y abrió dos locales. Uno ubicado en La Puntilla y una isla comercial en el Centro Comercial San Marino, en el norte de Guayaquil. Cecilia dice que sigue manteniendo el diseño y la calidad en su marca. “Pensando siempre en que los niños deben sentirse cómodos y elegantes al vestir”. Ella tiene calificación artesanal puesto que sus diseños son en su mayoría hechos a manos.

    Cuando visitó España, durante seis meses, se “enamoró” del diseño de ropa artesanal para niños y esa modalidad la trajo al país. “Mis diseños son exclusivos”.

    La marca se caracteriza por brindar un servicio personalizado y exclusivo a sus clientes, manteniendo aspectos importantes en la confección y acabados de prendas con materiales fabricados en un 99 % de algodón con telas en su mayoría europeas.

    La marca ha vestido a más de cuatro generaciones en una misma familia. Juanita Vallejo Kleare, cuenta que los diseños de Bazar Suizo los han vestidos desde sus hijas hasta un bisnieto. “Me gusta la excelencia y todo aquí es diez sobre diez. Hay un buen gusto para poder mezclar lo clásico con los estilos modernos”.

    Cecilia cuenta que una de sus mayores experiencias en el negocio es cuando llegan señoras con prendas que ella confeccionó hace 30 años para que los arregle porque las van a utilizar ahora sus hijas. En los locales se venden en su mayoría ropa formal y vestidos y trajes para celebraciones de primera comunión y bautizos.

    También han incursionado en la elaboración de calzado. Ahora planea agregar otros productos como complemento para las habitaciones de los niños Y ropa más sport para el día. “Nuestro plan es crecer este año que viene con nuevas tiendas en los centros comerciales que se están abriendo en Samborondón porque aquí están familias jóvenes que tienen niños”, señala Cecilia.

    Cecilia de Calderón, es la fundadora y directora creativa de Bazar Suizo. Ella se encarga de la confección y diseño de cada una de las prendas. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Cecilia de Calderón, es la fundadora y directora creativa de Bazar Suizo. Ella se encarga de la confección y diseño de cada una de las prendas. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Calidad, moda y diseño son la base de la empresa

    Redacción Quito

    Han pasado 18 años y la alegría se mantiene en los ojos de Elena Izurieta, quien levantó La Esperanza. Esta empresa confecciona ropa para niños.

    Izurieta no lo hizo sola, contó con la ayuda de su familia y de “manos generosas” que apoyaron su nacimiento y crecimiento.

    La Esperanza es una empresa que se edificó en 1998 entre las calles Juncal y Los Eucaliptos, en el norte de Quito. Su historia es un ejemplo de superación y de trabajo constante de sus propietarios y de sus trabajadores, que apuestan por la confección de nuevas prendas de vestir a diario.

    Este negocio comenzó con una inversión de USD 250, que se destinó a la compra de telas y muestras para empezar con los diseños de las piezas. Hoy tiene una variada oferta de ropa.

    Los vestidos, camisetas, pantalones largos y cortos, buzos son parte de las diferentes colecciones que han elaborado durante los años de vida de esta empresa familiar, que cuenta con la colaboración y el trabajo arduo de los hijos y nietos de Izurieta.

    La mujer recuerda que sus inicios no fueron fáciles, porque no tenían el dinero suficiente para la producción y la maquinaria.

    La primera decisión fue contratar mano de obra externa a la empresa para cubrir los pedidos.

    Izurieta recuerda que cada pedido significó un reto para ella, pero lo logró de la mano de la propietaria de una cadena de supermercados que le dio apoyo. “Ella me dijo que haga un proyecto y me dio el dinero por adelantado para poder hacer la ropa”.

    Así empezó su apogeo. Los pedidos llegaban más seguido, por lo que tuvieron que contratar personal fijo. Al principio fueron cuatro empleados. Ahora suman 130 personas, que realizan las diferentes actividades dentro de la fábrica, como cortar, coser, planchar, doblar, empacar y demás.

    “Todos somos una familia, que empujamos este trencito. Luchamos para salir adelante”.
    Para Izurieta, las manos solidarias de personas y de entidades financieras fueron determinantes para su crecimiento, porque confiaron en ella y en el potencial de su empresa, lo que la llena de orgullo y satisfacción.

    La propietaria de la empresa que es dueña de las marcas Bambinos y Chiquitines señaló que la fábrica ha dado pasos gigantes como la implementación de tecnología para optimizar el trabajo.

    Además, destaca la variedad y las últimas tendencias de moda, que están a cargo del equipo de desarrollo de producto. Está conformado por 28 jóvenes creativos.
    “Somos una empresa competitiva y eficiente”, señala Izurieta.

    Una de las satisfacciones de esta emprendedora es que hay familias enteras que usan sus prendas de vestir. “Entran padre, madre y sus hijos y todos salen con una prenda, por lo que les brindamos un producto de calidad”.

    Una de ellas es Pilar López, quien es madre de dos niñas. Ella acostumbra a comprar ropa de esta empresa por su calidad, diseños y variedad de colores.

    Afirma que no sabía que la fábrica es ecuatoriana. Ahora que lo sabe espera adquirir más productos para apoyar a las familias que forman parte de esta empresa familiar de la capital.

    La familia de La Esperanza reunida a las afueras de la fábrica en la que confeccionan prendas de vestir. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES
    La familia de La Esperanza reunida a las afueras de la fábrica en la que confeccionan prendas de vestir. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES
  • Empaques para calzado y ropa se hacen en Ambato

    Modesto Moreta (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    La empresa Empaques Cadali tiene un ganado prestigio en la fabricación de cajas de cartón para la industria del calzado, vestimenta, agroindustria, alimentos… Los diseños novedosos y acorde a la necesidad de los clientes hace de esta industria un importante aporte para el país.

    El valor agregado del negocio es entregar el asesoramiento gratuito, con el equipo de diseñadores, para que el cliente con sus ideas cree sus propios bocetos. La calidad y la resistencia de los materiales son la carta de presentación de este emprendimiento fundado hace 16 años.

    A esto se sumó la capacitación constante de la mano de obra y la aplicación de nuevas tecnologías que le ayudaron a mantenerse en el mercado nacional. El año pasado fabricó 478 061 cajas y facturó USD 301 178.

    Cadali inició su historia en 1 999, en plena crisis ocasionada por el congelamiento de los recursos económicos. María Montenegro, gerenta, recuerda que la inversión inicial fue de USD 80 000. “Pese a la difícil situación económica apostamos en efectuar una inversión. Empezamos con ocho colaboradores y una deuda”, dice.

    Los fondos se invirtieron en la adquisición de una máquina en Offset, prensas, una máquina plastificadora y la materia prima que la adquirían en Guayaquil y Quito. La idea del proyecto surgió debido a que el calzado se vendía en fundas plásticas y no era atractivo para los compradores.

    Entonces pensó que era el momento de cambiar. María dice que no fue nada fácil, porque debían convencer a los fabricantes de zapatos que adoptaran esta nueva envoltura. Las ventas iniciales fueron de 200 y 300 cajas, pero luego creció a 500.

    Efectuaban recorridos por las empresas ofreciendo su producto. En un inicio los empaques estaban confeccionados con cartulinas que no resistían el peso, por eso decidieron implementar el micro corrugado. Con el apoyo de amigos propietarios de las fábricas y talleres de calzado lograron impulsar las ventas.

    A pesar de la competencia, Cadali mantiene el 35% del mercado local. El resto lo distribuye en Quito, Cuenca, Guayaquil, Ibarra y otras ciudades. Sus principales clientes son Etafashion y De Prati. “La atención es al por mayor y menor, esta última con empaques genéricos para los artesanos y pequeños industriales”, dice.

    En el 2004, la firma decidió extender la gama de productos. Realizaron una inversión de USD 250 000 con la idea de presentar una nueva oferta de empaques de cartón microcorrugado y ampliar la fábrica de producción.

    Cadali participa en ferias como la organizada por la Cámara Nacional de Calzado y otras a escala internacional para conocer los avances tecnológicos y los nuevos diseños. Al ser parte de la Asociación de Industriales Gráficos de Pichincha, el personal participa en los congresos y seminarios de capacitación. En el 2014 decidió modificar la marca pasando de Gráficas a Empaques Cadali.

    Hace seis años David Valle, gerente de calzado Kanguro, trabaja con los empaques que elabora Cadali. Él dice que la calidad, la impresión y el cumplimiento en la entrega son importantes para mantener la relación comercial.

    Cuenta que el apoyo de los diseñadores es importante para realizar cambios, desarrollar nuevos productos ayuda a abaratar costos. En la actualidad fabrican cuatro tamaños de cajas.

    Insignia

    La atención al cliente la parte importante

    Vilma Isabuche. Trabaja como ejecutiva ventas

    Hace 11 años soy parte de la empresa Empaques Cadali, en Ambato. Me integré en el área de comercialización, ventas y atención al cliente. Esta es una actividad importante, porque esta es la carta de presentación de nuestro negocio y siempre tratamos de que todo vaya bien. Constantemente nos capacitamos en estas áreas para atender de mejor manera a nuestros compradores. También colaboramos en lo que es el control de calidad con la finalidad de que el producto final cumpla con lo que el cliente desea. Esa es nuestra característica. Con el valor agrado también ayudamos en otras áreas de los procesos de fabricación. En la empresa somos un equipo y nos apoyamos e involucramos. La idea es trabajar en el desarrollo de nuestra compañía. La comunicación en todas las áreas de trabajo permite que la labor se cumpla con calidad. A esto se suma la capacitación en nuevas tecnologías..

    María Montenegro, gerenta de Empaques Cadali, tiene su departamento de diseño que ayuda al cliente en plasmar sus ideas en bocetos de los empaques para el calzado y más productos. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    María Montenegro, gerenta de Empaques Cadali, tiene su departamento de diseño que ayuda al cliente en plasmar sus ideas en bocetos de los empaques para el calzado y más productos. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • La oferta de Pelileo llega a Santo Domingo

    Bolívar Velasco

    Los textileros de Pelileo que venden en Santo Domingo no se desanimaron cuando les pidieron desalojar unos terrenos que son espacios verdes en esta ciudad.

    Luego de tres años de ofertar su producción en un predio de cerca de 1 200 metros cuadrados, ubicado en el baipás Quito-Quinindé, debieron retirarse porque el Municipio dispuso que no podían seguir en ese sitio reservado para la flora y el esparcimiento.

    Eso sucedió hace nueve meses, pero los microempresarios se organizaron para comprar unos terrenos a unos 200 metros de sus antiguos locales.

    Los 250 comerciantes vendían las prendas de vestir mientras la nueva construcción de 3 000 metros cuadrados tomaba forma, frente al complejo Ramia.

    Al momento, el local está avanzado en un 90% y cuenta con espacios mejores organizados y divisiones más estéticas, que incorporan corredores suficientes para los clientes. Además, dispone de un parqueadero y un patio de comidas.

    El presidente de la Asociación de Comerciantes y Productores Ecuatextil Pelileo, Noé Chiriboga, señala que la idea de este proyecto es demostrar que la perseverancia arroja sus frutos tarde o temprano.

    Este dirigente recuerda que también fueron parte de los comerciantes que improvisaban puestos en las calles de esta urbe.

    Hace 15 años realizaron los primeros viajes desde Pelileo a Santo Domingo, con la intención de facilitar su producción a otros comerciantes de la región.

    “Desde esos años anhelábamos contar con un espacio fijo y hoy es una realidad”, asegura Chiriboga.

    El mentalizador de la flamante feria, José Garcés, explica que con esfuerzos se reunieron USD 100 000 para la compra del nuevo terreno. Luego cada socio aportó con USD 1 300 para la construcción y los acabados finales. “Este local es de todos, cada quien es dueño de un poquito, aunque los compañeros en promedio ocupan seis metros cuadrados”.

    La apuesta de Ecuatextil Pelileo también es mantener presencia en el mercado bajo el mismo concepto que en su natal Tungurahua.

    De hecho, los comerciantes que llegan a la provincia Tsáchila son fabricantes directos en Pelileo y por eso el costo de las prendas se entrega “a precio de fabricante para el consumidor final”.

    Por ejemplo, el mismo jean que en Pelileo cuesta USD 15 tiene igual precio en Santo Domingo de los Tsáchilas, agrega Garcés.

    El catálogo de productos es variado, aunque la mayor parte está compuesto por pantalones, pantalonetas, camisetas, interiores…

    Según la Dirección de Mercados y Comercio del Municipio de Santo Domingo, la feria de Pelileo atrae cada semana a 4 000 personas de Esmeraldas, Manabí, Quevedo, Guayas y Pichincha. Son comerciantes que llegan en busca de mercadería al por mayor.

    Enrique Muñoz, dueño de una boutique en Esmeraldas, señala que el establecimiento es estratégico y eso le permite ahorrar tiempo y recursos.

    “Ir a Pelileo me representa un viaje de ocho horas, mientras que a Santo Domingo lo hago en menos de dos horas y media. Al final eso influye en el precio de la prenda de vestir”.
    Una de las estrategias de los comerciantes de Pelileo es abrir sus locales a partir de las 20:00 de cada viernes. La jornada de negocios se extiende sin interrupción hasta las 13:00 del sábado.

    El presidente de la Asociación Ecuatextil Pelileo, Noé Chiriboga, cuenta que eso permite que los comerciantes de otras provincias se organicen y viajen la tarde del viernes hacia Santo Domingo.

    Entonces, en la noche compran y al siguiente día retornan temprano y abren sus negocios con normalidad.

    La logística es otra clave. Los fabricantes de Pelileo arriban con su mercadería a las 18:00 de cada viernes. Lo hacen en tres grandes camiones, cinco buses y unas 100 camionetas.
    El promedio de venta de cada textilero varía conforme al volumen de prendas que se pongan en las perchas y estanterías.

    Chiriboga explica que los ingresos pueden ser de USD 1 000 hasta 20 000 por los dos días de feria.

    Las ventas son directas tanto al por mayor como por menor y los revendedores no tienen lugar en la feria de Pelileo.

    Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES Pantalones, pantalonetas, camisetas e interiores son parte de la oferta de los comerciantes de Pelileo que llegan a Santo Domingo.
    Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Pantalones, pantalonetas, camisetas e interiores son parte de la oferta de los comerciantes de Pelileo que llegan a Santo Domingo.
  • Dubái quiere un lugar en la moda

    Agencia AFP

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    Dubái lanzó la semana pasada la tercera edición del Arab Fashion Week con un objetivo ambicioso: intentar hacerse un lugar en el escenario de la moda internacional con el Ready Couture, un nuevo concepto que combina la alta costura y el prêt-à-porter.

    El punto caliente del acontecimiento fue la presentación de la colección de Lamya Abedin, una joven diseñadora emiratí cuya casa de moda Damas de picas crea atuendos muy variados, entre ellos las ‘abbayas’, largos vestidos tradicionales que suelen llevar las mujeres de los países del Golfo.

    El Arab Fashion Week, en el que participan 20 casas de moda de 10 países árabes, permitió la presentación, por primera vez en un país árabe, de una colección unisex, firmada por el jordano-canadiense Rad Hourani.

    La muestra, dedicada a las colecciones primavera-verano 2017, es presentada por sus organizadores como el único acontecimiento del año totalmente dedicado a la Ready couture, un concepto introducido en 2014 por el Arab Fashion Council (AFC) que incluye a representantes de 22 miembros de la Liga Árabe.

    Innovar

    “En Milán, se celebra la gama alta del prêt-à-porter, en París, la de la alta costura (…) Y en Dubái y en el mundo árabe, queremos innovar” declaró entusiasmado el fundador y presidente del AFC, Jacob Abrian.

    El concepto de “Ready couture” fue lanzado según él tras un profundo estudio de mercado. Los primeros pasos fueron esbozados por creadores como Roberto Cavalli o la casa de moda Dolce & Gabbana, que lanzaron ediciones limitadas de prêts-à-porter modulables según los gustos de los clientes, explica Abrian.

    Dubái fue elegida para el lanzamiento de este concepto por el mercado potencial que representa, por la presencia de los medios internacionales y por la seguridad que reina ahí. “El AFC tiene como objetivo hacer de Emiratos, a través de Dubái, la quinta capital de la moda internacional junto a Nueva York, Londres, París y Milán”, declaró la portavoz de AFC Daline Eluar.

    Dubái es un destino turístico de fuerte crecimiento, atrae inversiones directas y alberga a algunos de los mayores centros comerciales del mundo.

    La Fashion Week quiere mostrar al mundo que Oriente Medio “no es solamente una tierra de guerra” añade Eluar, refiriéndose a los conflictos de Siria, Iraq, Libia, Yemen, aunque esta ciudad-Estado haya quedado al margen de ellos.

    “Queremos presentar un rostro de creatividad, arte y belleza”, añade la portavoz. Para Abrian, el objetivo es lanzar creadores árabes e incitar a las marcas extranjeras a instalarse en la región.

    ‘Made in Arabia’

    En esta muestra que dura cinco días, los atuendos islámicos serán presentados a diario con productos procedentes especialmente de Malasia e Indonesia. “Pensamos que el vestido islámico es muy importante, así como que las marcas internacionales se interesen” en este segmento, según Abrian, quien estima que este mercado sumará USD 500 000 millones de desde ahora hasta 2019.

    Por otro lado, el AFC promoverá la iniciativa de instalar en Jordania el primer taller de confección de vestidos de moda, de conformidad con las normas internacionales, según Abrian. De forma más general el AFC tiene la ambición de establecer una industria de la moda en la región.

    Lo que falta a los diseñadores árabes, según él, es “el proceso de fabricación, de selección de materiales, de estructuras de investigación y de talleres de creación”. “Todo lo que viene de París o de Milán es más apreciado”, afirma Abrian, que espera invertir esta tendencia y promover el “made in Arabia’ para posicionar a Dubái en las pasarelas.

    En esta muestra que dura cinco días, los atuendos islámicos serán presentados a diario con productos procedentes especialmente de Malasia e Indonesia. Foto: AFP
    En esta muestra que dura cinco días, los atuendos islámicos serán presentados a diario con productos procedentes especialmente de Malasia e Indonesia. Foto: AFP
  • Nativa, prendas ecuatorianas con el toque del bordado otavaleño

    Redacción Quito 

    Los colores de los telares otavaleños fascinaron a dos jóvenes guayaquileñas. Esa combinación y contraste de tonos vivos, plasmados en laboriosos bordados inspiró su emprendimiento: Nativa.

    Luego de su viaje por Imbabura, en febrero del año pasado, Soledad Bucaram y Silvana Dejo decidieron incursionar en su negocio de prendas de vestir, inspiradas en los bordados y colores otavaleños.

    “Cuando visitamos la Plaza de los Ponchos y vimos los diferentes productos creímos que era la oportunidad para crear algo nuevo”, comenta Bucaram.

    Las emprendedoras investigaron sobre la simbología de los bordados y la combinación de colores antes de iniciar su negocio.

    Bucaram, quien ocupa el cargo de gerenta de Marketing en el emprendimiento, asegura que buscaban llevar los diseños de los telares, que las comunidades indígenas usan como elementos de decoración, a prendas de vestir.

    “Quisimos hacer algo moderno para que nuestra generación pueda apreciar estas telas”, cuenta la emprendedora. Por ello, iniciaron con la producción de blusas para mujeres. Meses después lanzaron una línea para hombres. Las prendas buscan ajustarse a tendencias actuales, como camisetas de cuello en V o redondo.

    La inversión inicial ascendió a USD 500, el monto se destinó para confeccionar una pequeña producción para ser comercializada en el Mercadito, la feria para microempresarios que se realiza en Guayaquil. Sus productos se agotaron y por ello asistieron a otras ferias de la ciudad.

    En abril del año pasado, Nativa ingresó al mercado a través de tiendas que comercializan sus productos, como Candyland, Vitrina 593 y en el Gift Shop del Hotel Hilton Colón Guayaquil. También están presentes en ­tiendas de otras ciudades, como Quito y Portoviejo.

    Todas las materias primas que utilizan para manufacturar sus productos los adquieren en Guayaquil y Otavalo; los botones de sus prendas son de coco, para acentuar el estilo étnico en sus productos.

    A su portafolio de camisetas y blusas (manga corta y manga larga)incorporaron las líneas de ropa para niños y bebés y zapatillas deportivas.

    Al mes, Nativa tiene una facturación aproximada de USD 4 500. El año pasado vendieron unas 3 000 camisetas y en lo que va del 2016 han vendido 5 000.

    Ahora, uno de los proyectos de la firma es lanzar su sitio web para comercializar sus productos en el exterior. “Queremos hacer camisetas artesanales con diseños de otros países, como Bolivia, Perú, Chile, en donde también hay diseños increíbles”, asegura Bucaram.
    Mientras tanto, la marca se promociona a través de redes sociales, como Facebook o Instagram. Solo en Instagram registraban la semana pasada 4 932 seguidores.

    Gisella Yapur, de 27 años, trabaja en un consultorio médico y encontró a Nativa por medio de Instagram, hace seis meses. Yapur cuenta que ha comprado unas 10 camisetas y asegura que tanto diseño y calidad son excelentes. “Luego de lavarlas por algún tiempo los colores se mantienen vivos”, dice Yapur, quien también ha comprado artículos para obsequiar a sus padres y amigos.

    Guillermo Hidalgo es gerente de una empresa de televisión pagada y trabaja con firmas internacionales. Por ello, las prendas de Nativa se han convertido en un “buen regalo” para clientes de EE.UU., Chile, Argentina y Colombia. “Ya he regalado unas 300 camisetas en los últimos seis meses”, dice Hidalgo.

    María del Carmen Barniol, profesora universitaria de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), también ha enviado camisetas a México y EE.UU.

    La empresa Nativa se encarga de desarrollar ropa moderna con un agregado sumamente interesante de textiles autóctonos. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    La empresa Nativa se encarga de desarrollar ropa moderna con un agregado sumamente interesante de textiles autóctonos. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • En Cuenca los extranjeros prefieren la ropa de Urbano By Tribu

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    Redacción Cuenca

    Los extranjeros que visitan o residen en la capital azuaya son los clientes principales de los emprendedores Juan Carlos Racines y su esposa Rossana. Esta pareja de quiteños se radicó en Cuenca hace seis años y desde hace cinco empezó con la venta de la ropa y de accesorios Urbano By Tribu.

    Ellos optaron por emprender en esta ciudad, por su potencial turístico y comercial, pero fundamentalmente les interesó el grupo de estadounidenses y europeos que llegan por turismo o para vivir. La Cámara de Comercio local calcula que 3 000 parejas de jubilados extranjeros residen en Cuenca.

    La propuesta de esta diseñadora y su esposo, quien tiene una maestría en Dirección Comercial, fue elaborar ropa y accesorios que sean afines a las preferencias de este segmento del mercado. Sus prendas son elaboradas en algodón y tienen colores llamativos, como el azul petróleo, verde oscuro, ladrillo, mostaza, uva… y los convencionales como blanco, negro, azul, gris, entre otros.

    “Las fusiones de los colores clásicos dan nuevas tonalidades que son agradables y para los ecuatorianos pueden ser muy llamativas, pero gustan a los extranjeros porque son novedosos”, dice Racines.

    Al inicio expusieron sus creaciones en las galerías de la ciudad, pero luego optaron por abrir una tienda en la zona de la Calle Larga, en el Centro Histórico. Su objetivo fue que sus productos, que llevan la marca Urbano By Tribu, ganaran presencia y aceptación entre su público objetivo. Además, asistieron a reuniones y eventos de los extranjeros.

    En la actualidad, el 85% de sus clientes son extranjeros y el 15%, cuencanos. Los turistas les encuentran por la ubicación del almacén. Además, los emprendedores realizan contactos con las agencias de turismo, para que les refieran a los visitantes.

    Según Racines, para los extranjeros la calidad está implícita, por eso buscan un producto que satisfaga y se adapte a sus necesidades. Por ello, también ofrecen una suerte de personalización de las prendas, en tallas y ajustes a los diseños. “Se llega a un acuerdo con el cliente, porque toma más tiempo y representa un costo mayor”.

    El estadounidense David Blampied compró dos pantalones y una camisa. Él prefiere esta marca porque tiene la posibilidad de que las prendas se adapten a su cuerpo.

    Este emprendimiento confecciona camisas, blusas, pantalones para hombres y mujeres, chaquetas, capuchas, faldas, vestidos…

    Los accesorios se elaboraron por las recomendaciones de los clientes, que buscan algo que complemente a la ropa, señala Racines. Son artículos diseñados en cuero y que plasman la identidad de Urbano By Tribu, que es fusionar lo moderno con lo autóctono. Sus diseños tienen figuras de flores, mariposas, el sol…

    Los monederos cuestan USD 2, las billeteras de 7 a 8, las carteras 35 y los bolsos y maletines 55. Los pantalones, entre 28 y 32; las camisas, 21 o 22 y las blusas, 19 y 20.

    Según Racines, cada mes vende 50 camisas, 40 blusas, 40 pantalones y la misma cantidad de faldas. Y las ventas mensuales en promedio son por USD 6 000.

    Juan Racines inició hace cinco años su negocio de ropa y accesorios. Está en la Luis Cordero y Calle Larga. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
    Juan Racines inició hace cinco años su negocio de ropa y accesorios. Está en Cuenca, en la Luis Cordero y Calle Larga. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
  • Los diseños artesanales se destacan en la ropa infantil

    Redacción Quito  (F)
    F-Contenido Intercultural

    Un poncho elaborado en alpaca y algodón, con colores como fucsia, lila y tomate para niños, o un overol con tejidos otavaleños es la nueva propuesta de Wuawua. Esta marca diseña y confecciona una línea de ropa infantil, con una característica esencial: destacar las diferentes culturas del Ecuador.

    Denisse Cabrera es la mente ‘maestra’ atrás de estos diseños. Esta socióloga de 31 años, incursiona en el mundo de la moda con otras marcas para hombre y mujer, en su tienda BO EM ubicada en Cumbayá, al nororiente de Quito. Aquí, muestra la línea de zapatos para hombre Toddel.

    Pero, en octubre del año pasado, decidió elaborar las prendas infantiles para edades de seis meses hasta seis años, porque lo vio como una oportunidad para ganar espacio en un mercado que es totalmente nuevo, dice.

    En los diseños de los tejidos artesanales de esta marca, también agregó distintivos de otros países como México, Honduras y Panamá. Para este proyecto, Denisse Cabrera invirtió, junto a Milagros Peralta, quien hace los nexos comerciales con tiendas en Miami (EE.UU.), la cantidad de USD 500.

    Con este dinero adquirieron la tela de algodón, alpaca, fajas otavaleñas para 25 prendas de la primera colección de Wuawua. Con todo el material listo, Daniela Cabrera se puso manos a la obra y empezó a dibujar los bosquejos de cómo debiera ser esta colección infantil. Por ejemplo, para las niñas, los vestidos deben llevar colores llamativos y fuertes, como el turquesa, amarillo, o verde. Estas prendas van acompañadas de tejidos con hilo, o las fajas otavaleñas que se colocan en la cintura de las niñas.

    Para los últimos elementos, Wuawua trabaja con cuatro comunidades de Otavalo, y para los decorados en los vestidos, con artesanos de Pichincha. En total, se crearon cuatro plazas de trabajo con este emprendimiento.

    Esther Delgado es modista y trabaja hace 10 años con Denisse Cabrera. Su taller ubicado en la av. Amazonas, en el norte de Quito, es el centro de operaciones para el corte y confección de algunas piezas de Wuawua.

    Desde noviembre del año pasado, Delgado empezó a pegar los bordados otavaleños sobre los vestidos infantiles. Esta quiteña de 56 años comenta que por semana se demoró entre dos o tres horas para armar los diseños.

    En enero pasado, Wuawua empezó la venta de esta colección infantil. Sus ingresos hasta febrero registran USD 200. De este monto, el 30% se destina para la compra de insumos, especialmente la tela de 100% de algodón, porque sus prendas deben cuidar la piel de los niños, explica Cabrera.

    Asimismo, la diseñadora comenta que los diseños se envían a domicilio vía correo.
    En este año tiene el objetivo de aumentar producción y facturación e invertirá USD 3 000. Con este dinero se elaborará una página web, para el posicionamiento de la marca. A su vez, producirán otra colección en los próximos meses para niños y niñas desde un año hasta ocho años de edad.

    Aquí se concentrarán en tener bordados y tejidos de otras comunidades del país, además de vender la marca en el exterior.

    Denisse Cabrera elabora la línea infantil Wuawua. Estos diseños exhiben tejidos artesanales de comunidades otavaleñas y de Pichincha. Foto: Pavel Calahorrano/LÍDERES
    Denisse Cabrera elabora la línea infantil Wuawua. Estos diseños exhiben tejidos artesanales de comunidades otavaleñas y de Pichincha. Foto: Pavel Calahorrano/LÍDERES