Los abogados en libre ejercicio han encontrado en las plataformas de comunicación vía Internet mecanismos para agilitar la asesoría a sus clientes y para la cátedra.
Gabriel Recalde, jurista y director del Centro de Estudios de la Política Laboral, explica que uno de los aspectos más favorables de las reuniones en línea ha sido la reducción en los tiempos de traslado a oficinas, juzgados, universidad, etc.
Una complicación que ha encontrado es que la administración de justicia no ha avanzado en temas electrónicos.
Otra oportunidad que Recalde ha encontrado con la tecnología es la posibilidad de ampliar sus servicios para ofrecer conferencias a un público grande. Esto se ha dinamizado en esta época, principalmente porque las cuestiones legales en materia laboral están a la orden del día tras la emergencia sanitaria por covid-19.
Zoom, Skype, Microsoft Teams, entre otras están entre las soluciones digitales que más utiliza en sus actividades. Dice que han sido 100% efectivas en su trabajo.
Para Recalde, en las entidades públicas debe existir la posibilidad de realizar más trámites en línea. Destaca el Sistema Único de Trámites del Ministerio de Trabajo, que ya funcionaba previo a la pandemia y es ágil; pero, asegura que el portal del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, por ejemplo, también debe ampliar sus servicios digitales.
Impulsar la parte electrónica, explica Recalde, permitirá, además, reducir la cantidad de papeles que se utilizan en el ejercicio del derecho.
Para otros abogados como el exjuez laboral, Iván Nolivos, la actividad laboral poco ha avanzado debido a la cuarentena. No ha habido necesidad de mayores trámites, dice, porque los tiempos y plazos quedaron suspendidos.
El jurista detalla que se utilizan plataformas de comunicación para varios procesos desde hace ya mucho tiempo.
Nolivos también reconoce la posibilidad de que se cumplan las audiencias en video, de manera remota.
Sin embargo, desde su punto de vista no son ideales estos procesos porque la comunicación vía Internet aún es “defectuosa” en el país. Sin contar que no todas las personas tienen acceso a este servicio a escala nacional. Ese es uno de los retos, según Nolivos.
Los servicios judiciales se frenaron por la pandemia del covid-19 en el país. Diego Pallero / LÍDERES
Hace varios años atrás, la manera usual de adquirir alimentos era al peso. Esta práctica era válida para gran cantidad de productos como granos, harinas, frutas o verduras.
En la actualidad, este tipo de comercio ha tomado fuerza nuevamente, ya sea por ahorro, variedad o incentivar una compra responsable y ecológica.
Un ejemplo de ello es Terra Nostra al Granel, emprendimiento quiteño que mezcla la experiencia del comprador con la preocupación por el medioambiente.
Esther Moreira, propietaria de este espacio, cuenta que la idea surgió en noviembre del 2018.
El objetivo era crear un lugar que cambie la forma comprar y de consumir alimentos.
Cuando la emprendedora inició con su negocio, invirtió alrededor de USD 48 500. Esta cantidad la usó para adquirir el local, varios insumos y adecuarlo para la venta de productos al granel.
La oferta de productos en esta tienda es variada. Se pueden encontrar frutos secos, deshidratados, aceite, granos, harinas, especias y sales, entre otros.
Muchos de los productos son orgánicos, debido a que la tienda tiene relación directa con pequeños productores de diferentes zonas del país.
De esta manera cumplen con uno de los principios de acción.
Para la emprendedora esto es importante, porque el hacer negocios significa tener un equilibrio entre ambas partes.
“En Terra Nostra buscamos acortar la cadena comercial y dar la oportunidad para que el productor pueda hacerse conocer”, detalla Moreira.
Otro de estos principios es la alimentación sana, dado que el esquema de servicio que posee este emprendimiento permite probar una mayor variedad de alimentos en porciones pequeñas.
Esto favorece a los clientes con una oferta más variada de alimentación con productos sin procesar.
Además, este emprendimiento promueve el consumo responsable, otro de sus principios. “El consumo responsable es importante, por esto es el concepto de venta al peso, para que el cliente compre lo necesario sin desperdiciar”, afirma Moreira.
Bajo este esquema, la tienda evita utilizar envases plásticos, dispensa los alimentos en bolsas de papel y anima a los clientes a traer sus propios recipientes.
El ‘slow shop’ es el cuarto principio. Este se enfoca en incentivar a los consumidores a dejar de lado la prisa y disfrutar del momento.
En el local, la propietaria cuenta con el apoyo de tres personas. Ellas se encargan de asesorar al comprador para que tenga conocimiento de lo que va a adquirir.
Betty Loza, clienta de Terra Nostra, considera importante que existan este tipo de espacios.
Loza asiste a esta tienda para adquirir productos que le permitan cuidar su salud. Además, menciona que “la atención es buena, los productos no son caros y comprar ahí es una experiencia diferente.”
En la actualidad, este emprendimiento desarrolla campañas para el cuidado del medioambiente.
Es por ello que tienen un vínculo con Fundación Hermano Miguel, con la cual motivan a la clientela a reciclar y utilizar menos plástico.
Otros Datos
Este negocio se basa en cuatro principios: alimentación sana, consumo responsable, comercio justo y ‘slow shop’.
El emprendimiento obtuvo, hace poco, el Premio OMI, Altas Conciencias, en la categoría Alimentación Natural.
El local se encuentra en la calle Moscú y avenida República de El Salvador, en el norte de Quito.
Conozca más de Terra Nostra, en redes sociales los encuentra como @TerraNostraGranel.
Esther Moreira, gerenta general de Terra Nostra al Granel. El emprendimiento está ubicado en el norte de Quito. Foto: Líderes
Ricardo Bastidas conoció el mundo del mercadeo desde temprana edad. Durante las vacaciones de verano, antes de ingresar al último curso del colegio, trabajó vendiendo seguros de asistencia médica para la firma Humana. El desarrollo de negocios, independientemente del sector, terminó convirtiéndose en una pasión.
Cuando estudiaba en el Colegio Americano, en Quito, los planes iniciales eran estudiar ingeniería industrial o civil, en una universidad en Estados Unidos, en la que incluso fue admitido. Pero la crisis bancaria – que coincidió con su salida del colegio (1999)– , cambió el curso de los planes. Dada la afinidad que tuvo con su primer trabajo, decidió comenzar a estudiar Marketing en la Universidad San Francisco de Quito, con la idea de postularse a un intercambio académico. Al tercer año se fue de intercambio a la Universidad de Michigan, en EE.UU., solicitó el traslado y finalmente egresó de este centro como Licenciado en Marketing, en 2003. Se encontraba en EE.UU. cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre, lo que significó de alguna manera vivir con miedo. “Estaba en una universidad estatal de unas 50 000 personas, un blanco importante para cualquier tipo de atentado, varias veces nos desalojaron de los dormitorios por amenazas”. Luego de graduarse, ingresó a trabajar a una firma de servicios financieros como asesor de créditos hipotecarios. Su nicho como asesor crediticio era el mercado latino. Se enfocaba en ofrecerles créditos o refinanciamientos a mejores condiciones, con distintas entidades bancarias. Fueron solo siete meses, pero que le dejaron aprendizajes: la persistencia en el ámbito comercial y la importancia del relacionamiento personal con el cliente. En las navidades del 2003 vino al país por vacaciones, pero se quedó por una oferta de trabajo de Alegro (hoy CNT) como Supervisor de Ventas de Distribuidores. Luego, asumió la posición de Coordinador de Roaming Internacional, y estuvo a cargo del lanzamiento del servicio. Marcelo Peñaherrera, con quien trabajó en esa época, lo recuerda como una persona dedicada y técnica, con una visión clara de hacia dónde iba el negocio. Tras tres años y medio, renunció a Alegro para iniciar su primer emprendimiento, con otros dos socios: Integra Capital, una firma que se especializaba en brindar asesoramiento a clientes para el acceso a créditos hipotecarios. “Vimos una oportunidad porque no todo el mundo tenía acceso a estos préstamos. Nos aliamos con entidades financieras y proyectos inmobiliarios”, comenta Ricardo. Andrés Burbano, su amigo desde el colegio, fue su socio en ese proyecto, que sostuvieron por dos años. Profesionalmente, lo describe como una persona eficiente y estratégica a la hora de implementar mecanismos de ventas. En lo personal, lo considera una persona honesta y práctica. Felipe Ávila, otro amigo, coincide en esas cualidades. “Afronta los problemas de manera directa, pero sin generar confrontación, sino buscando soluciones”. Con Felipe y otros dos socios, Ricardo mantiene actualmente otro emprendimiento, un bróker de seguros individuales en asistencia médica y otros rubros. Sus conocimientos en el campo asegurador los consolidó en Tecniseguros, firma a la que ingresó a trabajar en septiembre del 2007, como Subgerente comercial de Seguros patrimoniales. Tiempo después, asumió la Gerencia del área. “Fue una gran escuela”. En 2011, retornó al sector telecomunicaciones. Esta vez con Telefónica Movistar, como Gerente Regional Comercial de Empresas, una posición que ocupó por dos años y en la que el reto más importante fue liderar a un equipo de alrededor de 30 personas. Una vez más emigró, esta vez acompañado de su esposa. En 2013 se mudaron a Barcelona (España), donde cursó una maestría en Marketing online y comercio digital. Además, trabajó para Emagister.com, un portal de clasificados en temas educativos, donde tenía a cargo el desarrollo del negocio en Latinoamérica. Retornó a Ecuador en septiembre del 2015, con la representación de la firma para la región andina. Tras cuatro años, liderando la operación regional, renunció para asumir, el pasado abril, la Dirección General de la empresa Navent, en Ecuador, firma que agrupa a los portales de clasificados: Multitrabajos, Vive 1 y Plusvalía. Con 38 años, está casado y es padre de una hija de año y medio. En su tiempo libre práctica pádel, golf y bicicleta de montaña. Además, toca batería y guitarra. Los días jueves acostumbra a juntarse con otros músicos para tocar.
Su oferta busca preservar el ambiente al ofrecer envases, cubiertos y fundas que son biodegradables. La cuencana Andrea Matovelle inició en diciembre pasado el emprendimiento Terra.
Ella buscaba un negocio para desarrollarse y aplicar sus conocimientos en comercio exterior y emprendimiento. Es licenciada en Estudios Internacionales.
Entre otras conversaciones, las propietarias de bares escolares le contaron que existe una disposición del Ministerio de Educación para que paulatinamente se deje de usar el plástico convencional para entregar los alimentos a los alumnos. La intención es preservar el ambiente.
Matovelle vio como una oportunidad y desde entonces ofrece dos líneas. La primera consiste en platos con tapa, tendidos y hondos, vasos, cucharas, tenedores, cuchillos, envases para salsas y mayonesas, entre otros. Son elaborados con almidón de maíz.
Según Matovelle, esta planta tiene un polímero natural para elaborar desechables, que pueden ser degradados en su totalidad en un jardín o en cualquier plantación. “Se eliminará en seis meses como máximo”.
Es un negocio rentable y a la vez necesario para no afectar al ambiente, agrega la emprendedora. “Se ofrece una alternativa para las personas con conciencia ambiental”.
Eso precisamente buscan sus clientes como Leonardo Echeverría, de la agencia de viajes Love to Travel, que ofrece fundas de regalos y empaques para ‘box lunch’. Otro de sus clientes es Jonathan Salamea, de la firma de tecnología Click. Para ellos, usar esos empaques beneficia a la imagen de los negocios porque es un aporte ambiental y responsabilidad social.
La segunda gama de productos son los elaborados con el bagazo de la caña. Se trata de empaques para comida rápida y fundas para llevar ropa, por ejemplo. Son reciclables. Matovelle explica que son más apetecidos por las personas que tienen negocios pequeños y medianos.
En la actualidad, cuenta con cerca de 100 clientes en Cuenca y Azogues. Ellos son propietarios de boutiques, restaurantes y locales de comida rápida. “Mi objetivo no es netamente monetario, sino también es lindo tener esa satisfacción de que se está aportado a la conservación del planeta”.
Ella asegura que existe buena acogida y se cumple su plan de ventas. Su reto es visitar otras ciudades del país y otros establecimientos como panaderías. Irá por rangos de negocios.
La inversión inicial de Terra fue de USD 3 000 en la adquisición de los productos. Los primeros fabricados con almidón de maíz son importados de la marca internacional Ecogreen y los de bagazo de caña en el Ecuador. Todas las ganancias se reinvierten para aumentar el volumen del negocio.
“Mientras más se incremente, más económico saldrá el producto”, dice Matovelle. Esa estrategia se mantendrá durante este año. Tiene un trabajo estable que le permite mantenerse sin usar los ingresos de Terra. En la actualidad, Matovelle busca alianzas estratégicas para ofertar sorbetes y otras opciones biodegradables. Otros detalles
La marca. La emprendedora cuencana Andrea Matovelle decidió usar la marca Terra por se identifica con la conexión y respeto con la tierra y la naturaleza. El diseño del logotipo también se relación con su nombre y elementos del ambiente. La promoción. Los productos que oferta Terra son publicitados mediante las redes sociales como Facebook e Instagram. Durante esta semana, dice Matovelle, también empezará con la promoción en una página web.
Andrea Matovelle muestra sus envases y fundas biodegradables. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Con al menos siete destinos no tradicionales, Ecuador podría concretar acuerdos comerciales para incrementar sus exportaciones. Estos son Canadá, India, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Japón y República Dominicana.
En la mayoría existe acercamientos, estudios de exploración o diálogo entre las partes, pero no en todos hay avances concretos.
Hace dos semanas, el viceministro de la Producción, Yuri Parreño, presentó como parte de la agenda comercial del Gobierno las acciones que se llevan a cabo con cuatro países o bloques.
“Tenemos que sacarle el jugo al acuerdo con la Unión Europea (UE); con el EFTA firmamos un convenio; con la Alianza del Pacífico estamos bien alineados para lograr un acuerdo. Con EE.UU., en julio tenemos otra reunión para avanzar en el TIC. Ese es el primer paso para llegar a un convenio de partes”, dijo el funcionario.
Los sectores productivos destacan la importancia de convenios con estos destinos. Pero consideran que Ecuador debe diversificar mercados con el fin de colocar su oferta exportable. Xavier Rosero, jefe técnico de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), explica que existen destinos que pueden ser atractivos. Canadá, por ejemplo, permitiría consolidar la estrategia comercial en Norteamérica; este demanda productos agrícolas y agroindustriales.
“Canadá es muy importante porque Colombia, principal competidor, ya ha ingresado hace más de cinco años con su acuerdo. Es una oportunidad perdida para el país”, dice. Con Canadá hubo acercamientos, pero tras la denuncia de los Tratados Bilaterales de Inversión el proceso se detuvo.
En Centroamérica, Panamá y Costa Rica son claves y en el Caribe, la República Dominicana. El primer país despierta interés porque Ecuador tiene allí presencia con inversiones en sectores como muebles o retail, porque es deficitario en variedad de productos y porque tiene población flotante con alta capacidad de consumo.
Costa Rica, según David López, jefe técnico de la Cámara de Comercio de Quito, abre posibilidades para las manufacturas de plástico, línea blanca, confites, entre otros. Guatemala tiene una demanda comercial similar.
Mientras que República Dominicana ofrece posibilidades para la exportación de productos gourmet para cadenas hoteleras. Es un nicho altamente atractivo para exportar chocolates, productos frescos y conservas de alta calidad.
Con esos países está próximo a firmarse un memorando de entendimiento entre las autoridades de comercio, dice Rosero. “Con Panamá no ha habido acercamientos para negociaciones, aunque desde la Federación queremos impulsar; con Costa Rica sabemos que ha habido conversaciones y que están abiertos a revisar cuál herramienta comercial podrían aplicar las partes”.
LÍDERES consultó al Ministerio de la Producción sobre los acuerdos que se encuentra negociando, los destinos de interés y el estado de esos procesos, pero no recibió ninguna respuesta.
Destinos de Asia también despiertan interés, según Fedexpor. Japón es un gran proveedor de bienes de capital para Ecuador por lo que no habría impacto pa el país. Sí se podrían exportar productos agrícolas o agroindustriales, principalmente en cuanto a ‘superfoods’, así como pesqueros.
En dicha nación, dice Rosero, no se paga por volumen sino por la calidad de los productos; que sean alimentos nutritivos, que tengan posicionamiento fuerte en materia fitosanitaria, entre otros. El año pasado hubo conversaciones por los 100 años de relación diplomática; ha habido exploraciones de los equipos técnicos, pero todavía no existe una negociación.
En el mismo componente está India, con la que se ha analizado la posibilidad de concretar una negociación de alcance parcial. Las partes terminaron un estudio de factibiliad antes de cualquier proceso comercial.
Con EE.UU. se trabaja en seis temas técnicos
El mejoramiento de la competitividad en toda la cadena exportadora, incluyendo los puertos, permitirá alcanzar más mercados. La apertura comercial es clave, según los empresarios. Foto: Archivo / LÍDERES
Redacción Quito (I) redaccion@revistalideres.ec
Lograr acuerdos comerciales con EE.UU. y la Alianza del Pacífico es la prioridad del sector privado local. Así lo explica Miguel Ángel Puente, presidente de la Federación de Cámaras Binacionales del Ecuador (Fecabe).
Yuri Parreño, viceministro de Industrias, explicó hace dos semanas que para junio está prevista la segunda reunión del Consejo de Comercio e Inversiones. Sin embargo, los empresarios creen que podría demorar un poco más.
Actualmente, las partes están trabajando en seis temas: propiedad intelectual, servicios e inversiones, agrícola, comercio digital, acceso de mercados y laboral.
Los técnicos hacen un diagnóstico de cómo han avanzado las políticas de lado y lado en cada área; también se presentan las preocupaciones en relación con cada tema. Estas pueden ser jurídicas, técnicas, operativas, entre otras.
Estos procesos son previos a la continuación de las reuniones en el marco del Consejo y al inicio de una negociación formal de un acuerdo de tipo comercial.
Con la Alianza del Pacífico se requiere, en primer lugar, concretar un acuerdo comercial con México. “Se debe dar. Hay incertidumbre porque todavía no se sabe qué política de comercio exterior va a adoptar México. Ellos se encuentran este momento más concentrados en temas internos que en integración económica. Están en reflexión”, indica David López, jefe técnico de la Cámara de Comercio de Quito.
Él explica, además, que para concretar acuerdos de ese tipo también son importantes reformas en el país. Por ejemplo, se espera que se desmonten impuestos como el de salida de divisas.
Por otro lado, Ecuador también busca reforzar acuerdos que ya tiene vigentes, como con la Comunidad Andina de Naciones (CAN). De hecho, por los 50 años del Acuerdo de Cartagena, que se cumplirán el 26 de mayo, se hará el relanzamiento del bloque.
Esta decisión parece poner fin a una espera de casi una década. Países como Colombia y Perú han presionado de manera permanente por la reingeniería del ente.
El proceso, según el secretario general de la CAN, Jorge Pedraza, incluirá fortalecimiento de aspectos como el de la ciudadanía andina, comerciales, de interconexión, fitosanitarios, entre otros.
Ecuador también busca reforzar sus exportaciones a países con los que, por ahora, solo mantiene acuerdos de alcance parcial. En esto trabaja la Cámara Ecuatoriana Internacional de Comercio e Integración. Milton Ortega, titular del gremio, explica que a Paraguay se pueden exportar bienes y servicios como software, tecnologías para la construcción, maquinaria industrial, etc. Con Uruguay se puede llegar a alianzas estratégicas con farmacéuticas.
Con Honduras, El Salvador y Costa Rica se puede pensar en acuerdos de cooperación aduanera para desmonopolizar el tránsito por el canal de Panamá. “Empresas del Ecuador podrían llevar capital y productos semiacabados a terminales en países como Honduras y El Salvador y de ese sitio a EE.UU.. Allí se pondría en centros de terminación de productos”, explica.
El analista Luis Luna Osorio cree que con países como China debe pedirse un trato especial.
Detalles Ecuador debe enfocarse en tener la mayor cantidad de acuerdos comerciales porque va a facilitar el intercambio, dice Miguel Ángel Puente, presidente de la Federación de Cámaras Binacionales del Ecuador (Fecabe).
TIC. La siguiente reunión del Consejo se llevará cabo en Quito, según informó el Ministerio de la Producción el pasado 15 de noviembre. Estas citas se reactivaron el año anterior, luego de nueve años de para. Los equipos técnicos revisan los temas.
El mejoramiento de la competitividad en toda la cadena exportadora, incluyendo los puertos, permitirá alcanzar más mercados. La apertura comercial es clave, según los empresarios. Foto: Archivo / LÍDERES
Ropa, camas, collares, champú, juguetes y otros accesorios para el cuidado de perros forman parte de la oferta de la empresa cuencana Betoven Pet Shop. La diversificación es una de sus principales estrategias que le permitió crecer en el mercado.
En 1995, Luis Saldaña abrió en la capital azuaya el local Betoven Pet Shop donde vendía artículos para mascotas y en la parte posterior tenía un par de máquinas para confeccionar collares, ropa y camas para perros.
Este negocio dio un giro a partir del 2009 cuando se constituyó en una empresa por decisión de su hija María José Saldaña, quien asumió la gerencia. Otra apuesta fue registrar la marca Betoven Pet Shop para diferenciarse de la competencia externa y siempre mejorar la calidad tanto en insumos como en telas.
Desde entonces, las ventas crecieron. Durante una década se elaboraban 1 000 unidades mensuales, que se fabricaban bajo pedido. En la actualidad, la producción supera las 5 000 al mes, entre camas, ropa y otros artículos que se comercializan en todo el país.
María José y su esposo Santiago Merchán aplicaron nuevas estrategias para consolidarse en los mercados local y nacional. Entre otras, la ampliación de los puntos de venta, contratación de más vendedores directos y el ingreso a grandes cadenas comerciales como Comisariatos Santa María, Coral Hipermercados y Megatienda del Sur.
Los talleres de Betoven Pet Shop producen 5 000 unidades al mes, entre camas, ropa y otros artículos para mascotas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Además, aprovecharon que en los últimos cinco años existe una mayor preocupación de los dueños para cuidar a sus perros, destaca Merchán. Como parte de su diversificación optaron por abrir peluquerías en la capital azuaya desde el 2014. Tienen el nombre de Perrupequerías y también son puntos de venta directa de sus artículos. Cuentan con tres locales, que atienden a más de 100 perros cada uno, en promedio. Para este año tienen previsto ofrecer franquicias en todo el país.
Saldaña señala que la intención fue conocer más de cerca cuáles eran las necesidades y los gustos de los dueños de los perros y esa información trasladarla a su empresa para elaborar productos que cumplan con los requerimientos.
Además, esas peluquerías aportaban con liquidez para financiar la producción de los productos, que se vendían a crédito, agrega Merchán. Betoven Pet Shop cuenta con 12 modelos de camas para perros desde los más pequeños como los chihuahuas hasta los más grandes como san bernardo.
Son la especialidad de la fábrica y los modelos se renuevan cada tres meses. Lo mismo ocurre con la colección de 12 prendas de vestir. El precio por unidad oscila entre USD 6 y 12. Para gatos solo confeccionan collares y camas.
Saldaña señala que los diseños están inspirados en las tendencias de moda de las personas. Tienen una diversidad de estilos porque los propietarios de las mascotas son niños, adultos y personas de la tercera edad, que tienen diferentes preferencias.
Otra línea es el champú, que fue una iniciativa que empezó con Luis Saldaña, pero fue retomada hace dos años luego que consiguieron el registro sanitario para la comercialización. Es un producto antipulgas, acondicionador y champú a la vez. Se venden 1 000 unidades cada mes.
Para consolidar su empresa, el año pasado invirtieron en el mejoramiento tecnológico en la producción y comercialización y en infraestructura. Los esposos invirtieron más de USD 20 000 en la renovación de maquinaria para la confección, otra para estampados, entre otros rubros.
La facturación mensual del año pasado osciló entre USD 35 000 y 40 000 y en las épocas de mayor demanda sube a USD 55 000. Para el 2019 se prevé el crecimiento del 5% considerando la actual situación económica. Los meses de mayor movimiento son octubre y noviembre porque sus clientes hacen pedidos para la Navidad.
Otras temporadas importantes son las vacaciones escolares porque los dueños, por lo general, pasan más tiempo con sus mascotas y se preocupan más por ellos, señala Merchán.
Leonardo Beltrán, del local Mascotas y Algo Más de Guayaquil, destaca la calidad de los productos que fabrica esta empresa cuencana, por lo que tienen demanda entre sus clientes.
Helen Quiñónez: ‘En este trabajo le tomé cariño a las mascotas’ Administradora de la empresa
Hace cuatro años ingresé a la empresa y todo era más pequeño. En la actualidad, las ventas son mayores y, por ende, hay más trabajo, lo que es bueno para todos quienes laboramos aquí. Me encargo de la administración y doy el soporte a la gerenta, María José Saldaña. Estoy a cargo de todo el personal que labora en la fábrica y colaboro en la coordinación del área de ventas. También estoy pendiente de las cobranzas, pago de comisiones a los vendedores y sueldos a los trabajadores, facturación electrónica y apoyo en la coordinación de la logística para que todos los pedidos sean entregados a tiempo. Es un trabajo muy motivante. Cuando ingresé no me gustaban los animales y aquí cambié mi forma de pensar. Ahora tengo cuatro mascotas en mi casa y me gusta ayudar en obras sociales en beneficios de los animales. Esta empresa también colabora con organizaciones que impulsan el cuidado y el rescate de los animales. En el terremoto del 2016 entregamos zapatos para las mascotas que ayudaban en el rescate.
Santiago Merchán y María José Saldaña son los administradores de este negocio cuencano que calcula crecer un 5% durante este año. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Encontrar ejecutivas entre 40 y 45 años dentro de las empresas es la tendencia en Ecuador, según un estudio de Deloitte que se presentó en marzo de este año. Al respecto María José Pinto, gerenta de Producción de Pinto, de 32 años, expone qué factores inciden en esta realidad. ¿Por qué la presencia de mujeres entre 40 y 45 años es mayoritaria en las empresas del país?
Las mujeres atraviesan por dos circunstancias. Justo cuando nos encontramos en la etapa de ascender profesionalmente estamos a la vez en la época de casarnos y ser madres de familia. Esto obliga a bajar la guardia en uno de estos dos frentes. Y generalmente se lo hace en el ámbito laboral, porque la familia es superimportante.
¿Es difícil mantener la guardia en ambos frentes?
Por la estructura que tiene la mayoría de las empresas se cree que no se puede cumplir con estos dos roles en paralelo: crecer profesional y personalmente. Se cree que estar embarazada, tener tu período de lactancia y estar a cargo de hijos pequeños te quita productividad. ¿Esto a la final qué causa?
Que las ejecutivas en su mayoría tengan entre 40 y 45 años. Para entonces, las mujeres ya no están en la etapa de embarazo, sus hijos están en el colegio, los niños no demandan de tanto tiempo. Por eso se pueden dedicar más al trabajo.
¿Cuál es la otra circunstancia que explica esta realidad?
La falta de oportunidades. Las empresas justamente por el tema de la maternidad, en algunos casos se frenan. Las firmas consideran que invertir en mujeres, en edad de tener hijos, tiene ciertos riesgos, por la ausencia que se genera debido a los permisos correspondientes a la maternidad, lactancia y otros.
Pero a la final no todas las mujeres deciden ser madres
Así es. Además, el ser madre no te hace menos eficiente. Al contrario, la mujer que tiene hijos debe cumplir con dos trabajos ‘full time’.
A propósito de que se encuentra a la espera de su primer bebé, ¿considera que se puede llegar a un equilibrio entre ambos roles?
Sí, estoy justo esperando a mi primer bebé y estoy convencida de que se puede lograr un equilibrio entre el ámbito personal y profesional. Soy parte de la Asociación Mujeres por Ecuador que promueve la participación de mujeres jóvenes en funciones ejecutivas y directivas.
¿Esto es posible?
En Mujeres por Ecuador las mujeres adultas dan un acompañamiento a las jóvenes para decirles que sí hay cómo ser madre y trabajadora a la vez. Yo antes pensaba cómo combinar mi carrera e hijos. Y vemos que existen mujeres que te demuestran que sí hay cómo.
¿Cuál es la clave para esto?
Primero la mujer no debe sentirse culpable de dejar a sus hijos en la casa. Debe tener apoyo en su entorno para organizarse con la crianza de tus niños y tu trabajo. Tiene que establecer los tiempos para estar con sus hijos y ser productiva en la empresa.
María José Pinto, gerente de Producción de Pinto. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Blusas con coloridos bordados, brillos y escotes, son el producto estrella de Suquilandi’s, una empresa dedicada a la manufactura y comercialización de prendas de las culturas Puruhá, Chibuleo y Otavalo.
Los cuatro integrantes de la familia Suquilandi, oriundos de la comunidad San Francisco de Punín, en Riobamba, diseñan los atuendos y participan en el proceso de manufactura. Antes se dedicaban a la pastelería y panadería, pero siempre quisieron administrar un negocio de ropa. Manuel Suquilandi es el gerente y fundador de la empresa; él se decidió a cambiar su panadería por un taller textil en 1995.
“Siempre soñé con fabricar ropa porque cuando era niño mi familia era muy pobre y no teníamos dinero para comprarla”, cuenta Suquilandi, de 55 años.
Él obtuvo un crédito para comprar una máquina bordadora y pidió prestadas tres máquinas de costura para iniciar el negocio. Además se capacitó sobre el diseño y confección de atuendos.
El primer reto de la empresa fue posicionar su producto en el mercado local. En esa época los atuendos tradicionales estaban desapareciendo y quienes aún vestían ropa indígena preferían la ropa de Otavalo.
“La ropa de Chimborazo, la nuestra, estaba pasada de moda. Necesitaba de un retoque juvenil para volverla atractiva”, dice Juana Guamán. Ella es la encargada del diseño de las blusas.
Una de las estrategias que aplicó la familia para difundir la vestimenta, fue fabricar uniformes para los coros indígenas de las iglesias evangélicas. Ellos se convirtieron en los clientes más asiduos de la empresa.
En solo unos meses, Suquilandi’s vestía a más de un centenar de mujeres de varias comunidades de Riobamba. La moda, en un inicio se inspiraba en el colorido de la naturaleza, pero en la actualidad las jóvenes prefieren trajes duocromáticos con brillos, lentejuelas y mullos.
“Nos destacamos por la calidad de nuestra ropa y los diseños originales”, cuenta Evelin Suquilandi, quien se encarga del marketing.
Su hermana Jésica, en cambio, se encarga del diseño computarizado de las blusas. “Mi madre es quien tiene las ideas. Ella escoge los colores y yo me ocupo de convertirlos en moldes de computadora que luego se transfieren a las prendas en las máquinas”.
Ahora la iniciativa también comercializa fajas kawiñas, alpargatas, anacos y todos los accesorios del atuendo tradicional de las mujeres puruhaes. Sus diseños se venden en las comunidades, e incluso en las ciudades donde hay migrantes indígenas.
Para quienes están en la costa, por ejemplo, se elaboran blusas con telas ligeras y escotes, para resistir en calor. Mientras que para las nacionalidades de la Sierra, las blusas tienen telas más gruesas.
A mediano plazo, la familia espera convertirse en exportadores de atuendos típicos. Además, están cerca de presentar su línea masculina, que incluirá camisas.
“La ropa es muy duradera y los precios son accesibles. Además tienen diseños diferentes”, dice María Angélica Gualla, una de las clientes más asiduas.
Las blusas cuestan entre USD 20 y 50, dependiendo de la complejidad del bordado y los accesorios.
“Ahora nuestro sueño es que no solo los indígenas vistan nuestra ropa, sino los extranjeros y mestizos”, dice Suquilandi.
Manuel Suquilandi, su esposa Juana Guamán y sus hijas Evelin y Jesica administran la empresa. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
La primera fase del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje arrancó en septiembre pasado, en tres empresas del Grupo Ortiz. Esta es una iniciativa multidisciplinaria que impulsa la Universidad de Cuenca.
El proyecto ganó, en el 2017, un concurso interno de este centro de estudios superiores para recibir financiamiento y ejecutarlo. En mayo del 2017, la propuesta fue planteada a los directivos del Grupo Ortiz, que dieron la aceptación para iniciar con el diagnóstico (primera fase) en tres empresas, que se dedican al ensamblaje de bicicletas, motocicletas, televisores y tarjetas electrónicas.
“Los empresarios están abiertos a la aplicación, porque quieren acceder a la capacidad cognitiva de la universidad”, señala el director del proyecto, Villie Morocho, quien tiene un doctorado en Ingeniería de Software. Este trabajo también está liderado por Lorena Sigüenza, quien tiene un doctorado en Optimización de Procesos, y el profesor de ciencias económicas, Rodrigo Arcentales.
Según Morocho, pese a que estas fábricas tienen experiencia y conocimientos en sus especialidades, “no necesariamente pueden estar haciendo las cosas de la manera más óptima”.
Al Grupo Ortiz -agrega Sigüenza- le interesa contar con un diagnóstico que le permitirá conocer en qué puede mejorar. La intención es que posteriormente se puede cumplir una segunda fase para impulsar ese mejoramiento. El equipo de la universidad tiene previsto estar en estas empresas hasta agosto próximo.
En la propuesta inicial solo estuvieron involucrados cinco profesores, por lo que hubo la necesidad de incorporar a más personas a través de la participación de estudiantes y otros profesionales. Arcentales realiza su tesis de doctorado con este modelo de gestión. Además, se efectúan dos tesis de maestría en Ingeniería de Sistemas y Administración de Empresas y ocho de pregrado en Administración de Empresas y Ciencias Químicas.
Con ello, dice Sigüenza, no solo hay una interrelación con investigadores de diferentes disciplinas sino también la posibilidad de generar temas de tesis que forman parte y aportan a este proyecto. Con ello, lograron tener un equipo multidisciplinario de más de 20 profesionales y estudiantes de Sistemas, Ciencias Económicas y Ciencias Químicas.
En la actualidad, los estudiantes de pregrado toman los tiempos de los procesos productivos de las tres plantas ensambladoras y en sus líneas de producción.
Morocho asegura que con esta toma de información se puede determinar cómo optimizar los costos dependiendo de la mano de obra, materiales, tiempo, entre otros factores. Además, se elaborará el mapa de procesos de una industria de ensamblaje.
Morocho dice que este proyecto forma parte de una relación que mantienen con la empresa privada, que se inició en el 2004 a través de investigaciones que financiaban con fondos externos o con las donaciones del Impuesto a la Renta por parte de las compañías.
Entre otros se destaca un trabajo con la Unión Cementera Nacional, en la planta de Guapán (Azogues). Según Morocho, esa industria cofinanció directamente la investigación en el 2015. En este caso, se generó un modelado matemático del funcionamiento del horno. Es decir, se pudo simular cómo se producen los efectos químicos y mejorar la calidad y optimización del producto, sin necesidad de desperdiciar material. “Se hizo un simulador para jugar con las variables y predecir los resultados”.
Morocho cuenta que, posteriormente, se buscó una relación con la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca. Hubo una presentación e interés por parte de los empresarios, “pero la situación económica del 2016 frenó cualquier ejecución”.
En el caso del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje se requerían recursos para financiar un diagnóstico, pero el industrial, dice Morocho, no invierte en investigación si no sabe cómo le sirve o cómo podrá optimizar los costos. Para hacer esas predicciones, hay que hacer un estudio previo que requiere de financiamiento, que se obtuvo con el concurso de la Universidad de Cuenca, agrega el investigador.
Otros detalles El financiamiento. El concurso interno de la Universidad de Cuenca otorgó un premio de cerca de USD 45 000 para la ejecución del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje.
Otro aporte. A más del financiamiento, este centro de estudios superiores aporta con las horas de clases de docentes e investigadores. Ese rubro se estimó en unos USD 53 000.
Los estudiantes que participan en el proyecto recopilan información de los procesos en las fábricas del Grupo Ortiz. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Hace dos años, el cuencano Pedro Salgado, quien estudió la carrera de Agrozootecnia, identificó la oportunidad de procesar las diferentes variedades de ají que cultivaba en su finca, ubicada en el valle de Yunguilla, en la zona costanera de Azuay.
No era rentable comercializar la producción directamente porque el precio, por lo general, era bajo y no era rentable, recuerda el emprendedor. Las primeras pruebas las realizó con su progenitora. “Al principio fue una distracción”.
Su idea fue incursionar en el mercado con un sabor diferente, por ello empezó con la variedad de ají con sabor a maracuyá, que es una salsa agridulce y picante. “En ese entonces no había muchas opciones en el mercado”, manifiesta Salgado. Además, quiso que los consumidores valoren la calidad de los ingredientes, que son totalmente naturales.
Al inicio elaboraba una caja o dos como máximo, de 24 unidades, cada semana. Por lo general, las comercializaba en las cafeterías cuencanas que buscaban productos artesanales, o a familiares y amistades.
En la actualidad elabora seis tipos de salsas de ají con sabores de tomate de árbol, maracuyá, ahumado, rocoto rojo o rocoto amarillo y jalapeño. Además, ají en polvo o seco. Todas estas cuentan con registro sanitario.
Salgado produce 40 cajas mensuales, entre todas las variedades. “Cada caja de 24 unidades tiene las seis variedades de salsas. Es decir, cuatro por sabor”.
Estas salsas son comercializadas en presentaciones de 165 gramos y tienen un costo de USD 2,75. En el caso del ají en polvo tiene dos presentaciones, de 30 y 60 gramos. Los precios son USD 2,50 y 3, respectivamente.
Según Salgado, el 30% de la materia prima que utiliza en el proceso productivo proviene de su finca en Yunguilla. El porcentaje restante lo obtiene de otros proveedores de la zona y de El Valle.
En la capital azuaya, Salgado cuenta con un taller para la elaboración de los productos de El Chacarero. Desembolsó USD 5 000 para la adquisición de máquinas para deshidratar, empacadoras al vacío, entre otro tipo de equipamiento. Adicionalmente, invierte en promoción, diseño de etiquetas y otros rubros.
Sus productos, en la actualidad, se comercializan en ocho cafeterías de la capital azuaya. Además, se venden a través del programa Delis del Barrio, que impulsa el Gobierno Provincial de Azuay.
En este último caso son ocho locales, que están ubicados en zonas estratégicas de Cuenca y en las zonas rurales, asegura el emprendedor azuayo.
Otros puntos de venta son Fontana, los supermercados El Gran Sol, la Megatienda del Sur, Patricia y Popular y gasolineras ubicadas en las carreteras de salida de la capital azuaya.
Salgado trabaja con su esposa María Augusta Guillén, quien es ingeniera comercial.
Ella se encarga de la parte financiera y de administración del negocio. En cambio, él está encargado de la producción. Una persona le acompaña en esa labor y le ayuda dos veces por semana.
La marca de El Chacarero, manifiesta Salgado, surgió porque esa palabra está relacionada con la persona que cultiva y ama el campo o la chacra andina. “Es un gusto que lo comparto y es un nombre que es de fácil recordación” para el público consumidor.
El cuencano Pedro Salgado, de 42 años, comercializa sus productos en cafeterías, tiendas y supermercados. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES