Al año nuevo pídale mejores jefes

ARTURO CASTILLO  (I)
Para LÍDERES

Los seres humanos estamos rodeados de convencionalismos. Los códigos morales, las normas de convivencia social, las leyes y principios jurídicos, se basan en convenciones; de ahí su carácter relativo.

Concretamente, el año nuevo, pese a ser una referencia convencional del tiempo, tiene un impacto decisivo en la conducta individual y colectiva.

Los sujetos se hacen toda clase de expectativas, se prometen a sí mismos (y también a los demás) todo cuanto el desbordamiento emocional les permite. Ocurre una suerte de metamorfosis, lo imposible; todo en virtud de que el tiempo convencional marca un nuevo comienzo.

Los actos rituales orientados a marcar hitos temporales, el fraccionamiento del tiempo, perviven en el inconsciente colectivo. La idea del nuevo comienzo, del eterno retorno; la recuperación del estado primigenio, el renacimiento, forman parte de las culturas tradicionales de todo el planeta.

Se ‘quema’ el tiempo viejo, se usa el poder purificador del fuego, entonces se resurge de las cenizas, como el ave fénix.

Esa nueva condición anímica ayuda a muchas personas a establecer un antes y un después para sí mismas; cuentan con las energías y el entusiasmo necesarios para recomenzar.

Entonces, ¿por qué no proponerse empezar con un nuevo trabajo? ¿Por qué no dejar atrás la seguridad de lo habitual y renacer como el sol de cada mañana?

Pero el pensamiento mágico asociado con la idea del renacimiento puede llevar a algunos sujetos a creer que bastará con lanzar el pedido al universo, con un deseo vehemente, para que la cosa se cumpla.

Ciertamente, el nuevo comienzo del tiempo puede ser usado como una fuerza propulsora; sin embargo, sostener, mantener los ideales, las metas, exige de la fuerza de la voluntad, de carácter, de disciplina, de compromiso.

Un nuevo trabajo, ¡por qué no! ¿Qué hay, entonces, de una buena hoja de presentación profesional? ¿Qué del enfoque de lo que realmente se quiere hacer? ¿Cómo va la lista de empresas de interés? ¿Algún avance en el entrenamiento de cómo manejar las entrevistas de trabajo?

No nada hay peor que volverse esclavo de las promesas. Si usted siente que las promesas laborales para el 2019 están fuera de proporción, o demasiado pobres reescriba lo que piensa pedirle al año nuevo. En ese proceso, conviene que diferencie entre objetividad y pesimismo, entre soñar y divagar; entre osadía y temeridad. Entre prudencia y falta de arrojo.

Existen condiciones internas y externas para la concreción de las metas del año nuevo. Hallar el punto justo entre conocimiento e intuición; entre actividad y reposo, entre trabajo y familia. Autoeducarse, no solo en lo académico, sino en el extenso campo del conocimiento humano. Mantenerse vinculado a círculos profesionales afines.

Cada uno de estos aspectos deben ser considerados antes de la cuenta regresiva. Visualice, entonces, con todo sus fuerzas, cómo quiere a su nueva empresa, a sus nuevos jefes. Ah, y no se olvide del nuevo salario.

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