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  • La papelería de bodas exclusiva es su oferta

    Redacción Cuenca (I)
    redacción@revistalideres.ec

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    Su propuesta es innovadora. Los esposos Andrés Abad y Bernarda Martínez abrieron en marzo pasado su local Hola Color en Cuenca, que ofrece papelería de bodas con un nuevo concepto.

    Mientras organizaban su matrimonio hace 10 años encontraron servicios especializados para comida, vestidos, decoración…, menos para las invitaciones. El año pasado, al buscar opciones para invertir en un negocio encontraron que esa necesidad aún no estaba cubierta.

    Según Abad, los locales que ofrecen las tarjetas de invitación no se adaptan a los gustos y preferencias de los novios sino que estos deben escoger entre alternativas ya establecidas.

    La propuesta de Hola Color es personalizar las invitaciones y crear una suerte de marca de cada boda. Para cumplir ese objetivo, Martínez y Abad conversan con las parejas para obtener información de los gustos en diseños y colores, el sitio donde será la fiesta y su estilo (local pequeño, grande o una hacienda familiar), edades, hora, entre otros detalles.

    Con ello, se encuentra lo relevante para los futuros esposos y se elabora una propuesta personalizada, señala Martínez, comunicadora social con experiencia en el ámbito corporativo, que se encarga de la parte creativa. Abad, por su parte, es diseñador especialista en medios impresos y se encarga del área productiva en Hola Color.

    La pareja tiene un catálogo que es una base para mostrar los estilos en los que se podría trabajar, pero no es una camisa de fuerza porque la papelería debe ser exclusiva. En ese mostrario, que están en su sitio web y en el local, se puede apreciar los formatos, tipos de papel y más detalles.

    Esa oferta le interesó a Cristian Rincón para su matrimonio. Según él, el servicio es puntual y de calidad. “Son perfeccionistas en los detalles… Tenía una idea, pero ellos implementaron el resto”.

    La papelería de bodas, que se puede extender a otras celebraciones, incluye las tarjetas de invitación y agradecimiento, menú que sirve para decorar la mesa, “que es una tendencia en los eventos importantes”, dice Martínez.

    También, se acostumbra papelería para que los invitados tengan sus puestos asignados en la recepción y para los accesorios como cajas de tortas y dulces o papeles y recuerdos. Otras opciones son los sellos de caucho y lacre, que es una cera que se pone en el sobre y que era una tradición de la realeza. Tienen un signo o las iniciales de los novios.

    El parte más económico que incluye la invitación, sobre y tarjeta de agradecimiento cuesta USD 2,80 y el más completo hasta 5. Los valores varían según el número de invitaciones, señala Abad.

    Tienen tres eventos por mes, entre bodas, confirmaciones y primeras comunicaciones. Además, más de 100 cotizaciones para eventos hasta diciembre próximo, la mayoría de clientes de Guayaquil, Quito, Cuenca y Machala.

    La inversión inicial en el negocio alcanzó los USD 35 000 en equipos, desarrollo de prototipos, búsqueda de formatos para optimizar el papel, investigación de mercado y otros rubros.

    Un producto web
    La innovación. 

    Este mes lanzarán un nuevo servicio, que consiste en una web para cada una de las bodas, es decir personalizada con su propio dominio y el mismo estilo de la papelería escogida. Será una oferta adicional y opcional.

    Los servicios. En cada web personalizada, los novios podrán enviar invitaciones digitales a familiares y amigos en el extranjero. Además, se podrá subir las fotos de la boda e información complementaria como croquis del local…

    Bernarda Martínez y Andrés Abad abrieron en marzo pasado el local de Hola Color, en la capital azuaya. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
    Bernarda Martínez y Andrés Abad abrieron en marzo pasado el local de Hola Color, en la capital azuaya. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
  • Estas prendas tejidas ganan mercado

    Redacción Cuenca
    (F-Contenido Intercultural)
    redaccion@revistalideres.ec

    El tejido con la técnica del ikat es un legado en su familia, que vive en la comunidad de Bullcay, en el cantón azuayo de Gualaceo. Piedad Ulloa Rodas aprendió este oficio de sus padres Arcadio y Zoila y estos de sus antepasados. Ella siguió la tradición y les enseñó a sus cuatro hijos.

    El ikat es una técnica laboriosa de tejido y su nombre proviene de la lengua malaya; significa anudar o atar. En Gualaceo están los principales de talleres como el de Ulloa, quien abrió hace dos años un local en el Centro Municipal de Artesanías, en el centro de Cuenca. Su objetivo fue mejorar la comercialización de sus prendas.

    Desde hace 35 años, ella elabora la tradicional macana, que es un tipo de chal que es parte del traje típico de la chola cuencana y que, en la actualidad, es demandado por los extranjeros que residen en la capital azuaya o que llegan por turismo, señala Ulloa.

    El 70% de sus clientes es europeo o estadounidense y el resto es azuayo de las zonas urbana y rural. Cada mes ella comercializa más de 80 prendas, de las cuales la mitad es macanas o chales, tanto en su local de Cuenca como en el taller en Bullcay.

    Los meses de mayor demanda van de mayo a septiembre y en diciembre. “Es la época de mayor afluencia de turistas extranjeros en el Austro y en Navidad hay cuencanos que les gusta dar una prenda representativa”.

    A Augusta Cárdenas le fascina lucir las macanas en cualquier compromiso social. A ella le gusta visitar el local de Ulloa para mirar los nuevos modelos. “Son prendas de buena calidad y son elegantes para cualquier ocasión”.

    Desde hace cuatro años, Ulloa diversificó sus productos y elabora cinturones, bolsos, capas, ponchos, bufandas, tapetes, capuchas e, incluso, zapatos de mujer tejidos con la técnica del ikat.

    En calzado tiene cuatro modelos que son los botines, tacos, zapatillas y alpargatas. Tienen suelas convencionales y el recubrimiento superior es tejido. El cliente puede escoger el color y el diseño y se le confecciona a medida considerando el tipo de empeine, añade la artesana.

    Esta apuesta es parte de las sugerencias que recibe de sus clientes y por el asesoramiento de la diseñadora de textiles, Belén Cuenca. Entre otros aportes, Ulloa destaca la renovación constante de modelos y el uso de nuevas tonalidades, según las tendencias de moda.
    Además, está por colocar la marca Tejidos Ikat en sus prendas, que las promociona a través de las redes sociales como Facebook.

    Ulloa dice que este trabajo es laborioso. “Para tener lista una macana se necesitan tres días de trabajo”. Ella detalla los pasos que se necesitan en el proceso.

    El primero es obtener los tintes naturales. Sus padres le ensañaron a utilizar elementos como el nogal. “Las hojas se machacan y son hervidas durante tres horas para obtener el color del nogal”. Con las cáscaras de los tallos se obtiene otra tonalidad y con el fruto conocido como tocte se logra otra coloración.

    Otra opción es el gusano de la cochinilla, que se encuentra en la tuna. Es blanco, pero al aplastarlo se obtiene una tonalidad rosada. También se utilizan plantas como molle, altamisa, ñagcha, chilco… para conseguir otros colores.

    El siguiente paso es teñir el hilo de algodón. Antes se usaba lana de borrego, pero se cambió porque esta producía alergias en la piel. “El algodón es más suave y la prenda tiene un mejor brillo”, señala Ulloa. Después de que se seca el hilo se realiza el urdido, una técnica que consiste en enlazar u ordenar los hilos.

    Se necesitan 800 hebras para obtener un chal y allí se decide el diseño que tendrá. Los siguientes pasos son soguear, teñir otra vez, secar, tejer y anudar. “Pese a ser laborioso, es un trabajo que me gusta porque jugamos con los colores y los diseños. Hay que ser muy creativos”, dice Ulloa.

    Según ella, su objetivo es mantener el precio de sus creaciones para atraer a más clientes y que se difunda esta técnica ancestral de tejido que identifica al Austro.

    Otros detalles

    Una declaración. El pasado 9 de julio de 2015, la técnica del ikat fue declarada como patrimonio cultural inmaterial del Estado por parte del Ministerio de Cultura y Patrimonio. La mayor cantidad de artesanos está en los poblados Bullcay y Buzhún, en el cantón Gualaceo.

    Los precios. Una macana en Tejidos Ikat cuesta USD 35, en cualquier diseño o tonalidad. Un par de zapatos tiene el precio de USD 28, las bufandas en 15, los bolsos en 25 y los cinturones 8,50,

    Las más costosas. Las capas son las prendas que cuestan más porque su tamaño. El precio es de USD 80. Los ponchos se venden en USD 48.

    La azuaya Piedad Ulloa tiene su local comercial en el Centro Municipal de Artesanías, en el centro de Cuenca. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
    La azuaya Piedad Ulloa tiene su local comercial en el Centro Municipal de Artesanías, en el centro de Cuenca. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
  • En Cuenca los extranjeros prefieren la ropa de Urbano By Tribu

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    Redacción Cuenca

    Los extranjeros que visitan o residen en la capital azuaya son los clientes principales de los emprendedores Juan Carlos Racines y su esposa Rossana. Esta pareja de quiteños se radicó en Cuenca hace seis años y desde hace cinco empezó con la venta de la ropa y de accesorios Urbano By Tribu.

    Ellos optaron por emprender en esta ciudad, por su potencial turístico y comercial, pero fundamentalmente les interesó el grupo de estadounidenses y europeos que llegan por turismo o para vivir. La Cámara de Comercio local calcula que 3 000 parejas de jubilados extranjeros residen en Cuenca.

    La propuesta de esta diseñadora y su esposo, quien tiene una maestría en Dirección Comercial, fue elaborar ropa y accesorios que sean afines a las preferencias de este segmento del mercado. Sus prendas son elaboradas en algodón y tienen colores llamativos, como el azul petróleo, verde oscuro, ladrillo, mostaza, uva… y los convencionales como blanco, negro, azul, gris, entre otros.

    “Las fusiones de los colores clásicos dan nuevas tonalidades que son agradables y para los ecuatorianos pueden ser muy llamativas, pero gustan a los extranjeros porque son novedosos”, dice Racines.

    Al inicio expusieron sus creaciones en las galerías de la ciudad, pero luego optaron por abrir una tienda en la zona de la Calle Larga, en el Centro Histórico. Su objetivo fue que sus productos, que llevan la marca Urbano By Tribu, ganaran presencia y aceptación entre su público objetivo. Además, asistieron a reuniones y eventos de los extranjeros.

    En la actualidad, el 85% de sus clientes son extranjeros y el 15%, cuencanos. Los turistas les encuentran por la ubicación del almacén. Además, los emprendedores realizan contactos con las agencias de turismo, para que les refieran a los visitantes.

    Según Racines, para los extranjeros la calidad está implícita, por eso buscan un producto que satisfaga y se adapte a sus necesidades. Por ello, también ofrecen una suerte de personalización de las prendas, en tallas y ajustes a los diseños. “Se llega a un acuerdo con el cliente, porque toma más tiempo y representa un costo mayor”.

    El estadounidense David Blampied compró dos pantalones y una camisa. Él prefiere esta marca porque tiene la posibilidad de que las prendas se adapten a su cuerpo.

    Este emprendimiento confecciona camisas, blusas, pantalones para hombres y mujeres, chaquetas, capuchas, faldas, vestidos…

    Los accesorios se elaboraron por las recomendaciones de los clientes, que buscan algo que complemente a la ropa, señala Racines. Son artículos diseñados en cuero y que plasman la identidad de Urbano By Tribu, que es fusionar lo moderno con lo autóctono. Sus diseños tienen figuras de flores, mariposas, el sol…

    Los monederos cuestan USD 2, las billeteras de 7 a 8, las carteras 35 y los bolsos y maletines 55. Los pantalones, entre 28 y 32; las camisas, 21 o 22 y las blusas, 19 y 20.

    Según Racines, cada mes vende 50 camisas, 40 blusas, 40 pantalones y la misma cantidad de faldas. Y las ventas mensuales en promedio son por USD 6 000.

    Juan Racines inició hace cinco años su negocio de ropa y accesorios. Está en la Luis Cordero y Calle Larga. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
    Juan Racines inició hace cinco años su negocio de ropa y accesorios. Está en Cuenca, en la Luis Cordero y Calle Larga. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
  • La vanguardia, el sello del mobiliario Burgués de Cuenca

    Giovany Astudillo

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    El cumplimiento en la entrega, el diseño de vanguardia y la calidad son las principales estrategias que aplica Burgués, una empresa cuencana que fabrica mobiliario para construcciones.

    En la actualidad, dos edificios de Salinas, en la provincia de Santa Elena, y cinco de Cuenca son amoblados por esta firma. Entre los proyectos de esta última ciudad están los dos más grandes. El primero cuenta con 182 departamentos y el otro tiene 140.

    Allí colocan la totalidad de los trabajos de carpintería. Es decir, clósets, muebles de cocinas, puertas, barreras… Según el gerente del Burgués, Esteban Abad, una de las estrategias fundamentales es el cumplimiento en los tiempos de entrega de las obras, a más de la calidad de los acabados.

    Él señala que para los constructores es fundamental que se cumplan los cronogramas para no incurrir en más gastos. Por eso al satisfacer esa necesidad, los arquitectos e ingenieros los buscan para realizar nuevos contratos.

    Abad dice que de esa forma, el Burgués no necesita de vendedores, publicidad ni almacenes porque estos contratos cubren su producción. En la fábrica solo tienen un showroom, que sirve para mostrar el tipo de acabado.

    La planta está emplazada en el sur de la capital azuaya en un terreno de 4 000 metros cuadrados donde se edificó una nave industrial de 2 200 metros cuadrados. Allí, laboran 100 personas.

    Las ventas anuales de la empresa superan los USD 2.5 millones y ha tenido un crecimiento constante, que bordea el 10% anual.

    Otra estrategia es el diseño. Cada dos años, Abad asiste al Salón Internacional del Mueble de Milán, que es de las principales ferias para observar las nuevas tendencias del mueble y el mobiliario en el mundo. En abril pasado, él estuvo en la última edición y la experiencia que logró es transmita a su equipo de cinco diseñadores.

    Abad cuenta que la tendencia es utilizar acabados de madera y otros materiales como el acero y el vidrio. También, existen nuevas opciones en melamínicos y tecnología en bisagras y accesorios para muebles de cocina.

    Él agrega que la iluminación cobra más relevancia aprovechando la tecnología LED. “Y con esa información propondremos algo más atrevido”.

    Para el ingeniero cuencano Diego León, el mobiliario de Burgués se encuentra bien posicionado en el mercado por la calidad de sus acabados y por sus diseños. “Hemos trabajado con ellos desde hace 10 años y nunca hemos tenido inconvenientes con la entrega”.
    Ahora, Burgués instala puertas, cocinas, clósets, barrederas y marcos en madera para el edificio Atlántida, que construye León. Son 180 departamentos en 7 pisos.

    En los dos últimos años, Burgués no ha realizado incorporaciones o renovaciones en maquinaria por las condiciones del país, señala el empresario. En la última ocasión invirtió USD 150 000 en una enchapadora de canto y otros equipos para la planta.

    Burgués fue creada como empresa hace 10 años, pero 15 años antes se inició el negocio como una actividad artesanal por una necesidad, que al final de convirtió en una oportunidad.
    En ese entonces, la madre de Abad quería renovar su cocina y las cotizaciones eran muy altas, por ello, él tomó el reto debido a que siempre le gustó la carpintería. Compró unos tableros y con la ayuda del carpintero Julio Becerra, quien ahora es jefe de planta del Burgués, hicieron los muebles. A ellos se sumó un ayudante. Luego una amistad le contrató para hacer otro trabajo.

    De esa forma surgió la oportunidad y había un interesante potencial de negocio, dice Abad, quien esa época se graduaba de arquitecto. Como profesional su especialidad es el interiorismo y el mobiliario.

    De forma paulatina, recuerda Abad, logró contratos con bancos y empresas como Tame, Las Fragancias, entre otras. Para estos clientes fabricó counters y muebles para sus locales. Solo en el caso de Las Fragancias amobló 60 almacenes en el país.

    De forma paralela, fabricaba mobiliario para proyectos de construcción como cocinas, clóset, puertas… “Fue gente que quería calidad, diseños personalizados, buenos acabados…”.

    La empresa creció y hubo la necesidad de producir en volumen. La razón social cambió porque tenía más personal, subió la facturación y dejaron la actividad artesanal. Hace 10 años tenía 30 empleados en producción y seis administrativos y diseñadores y 20 indirectos (instaladores) y facturaba unos USD 500 000 al año.

    Para Abad, la dolarización fue importante para el crecimiento de la firma porque hubo facilidades de líneas de crédito y la posibilidad de endeudarse a largo plazo.

    Jorge Morales labora en el área ensamble  de la fábrica de mobiliario Burgués. Esta compañía cuenta con 100 empleados en total. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
    Jorge Morales labora en el área ensamble de la fábrica de mobiliario Burgués. Esta compañía cuenta con 100 empleados en total. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
  • Los sabores del mundo se sienten en sus dulces

    Redacción Cuenca (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Lo que empezó como una prueba que formaba parte de la entrega de refrigerios vegetarianos en oficinas de Cuenca se convirtió en el negocio principal de Gabriel Santiesteban y Taryn Córdova. Estos esposos peruanos están radicados desde hace seis años en esta ciudad tras dejar Venezuela.

    Ellos llegaron de visita a un familiar, pero se quedaron porque les gustó el clima, el carisma de las personas y el movimiento cultural. Santiesteban tiene estudios en ventas y marketing y Córdova en turismo y hotelería y experiencia en alimentación vegetariana.

    Ambos empezaron con el negocio Babacos Catering Biogourmet para ofrecer ensaladas, sánduches vegetarianos, frutas…, que se entregaban en las oficinas. Vendían 100 al día. También, ofrecían postres de chocolate, por lo que Córdova decidió hacer pruebas aprovechando la calidad del cacao ecuatoriano. Empezó a ofertar confitería con las denominadas chocotejas, que es un dulce peruano conocido en el Ecuador.

    La otra opción fue el alfajor tipo argentino de chocolate negro y, posteriormente, el blanco. Hace dos años y medio, estos esposos escogieron la marca ‘Déjame que te cuente’ porque evoca al Perú debido a que esta frase es parte de la canción La flor de la canela, una de las más representativas de ese país. “Además, porque al ser dulces del mundo queremos contarle a qué saben”, dice Córdova.

    Al inicio vendían 250 unidades a la semana a USD 1 cada una. La demanda creció y dejaron de ofertar los refrigerios. Ahora, comercializan 1 000 semanales y el precio unitario subió a USD 1,10 porque aumentó el porcentaje de cacao a un 68% en los dulces.

    En fechas especiales como Día de la Madre, San Valentín, Navidad… la cifra de ventas se duplica. A más de las chocotejas y los alfajores argentinos, ellos ofertan marzipans tipo alemán de sabores como manzana, maracuyá, cherry, frutilla, mora, mango y piña. Las trufas de chocolate con nuez, almendras y avellanas son otra opción de Déjame que te cuente.
    También hay nougats, que es un turrón suave de miel con frutos secos cubiertos de chocolate, y los turrones confitados, frutos secos y chocolate negro o blanco.

    Según Córdova, uno de sus objetivos fue ofrecer un dulce representativo del Ecuador con cacao, pero no lo encontró. Por ello, optó por preparar alfajores de chocolate y coco, “que tiene gran aceptación”. Posteriormente, lanzó los alfajores denominados de alta gama: redberries, fudge y tutti fruti. En las etiquetas existe una breve reseña del origen de cada dulce.

    Estas golosinas son comercializadas de forma individual o en cajas de seis (USD 6,5) y 12 unidades (USD 13). El cliente puede escoger cualquiera de las opciones de dulces.

    Santiesteban dice que los pedidos se realizan a través del muro de Facebook: Déjame que te cuente delicatesen del mundo. Una estrategia de promoción es participar en ferias en Quito, Guayaquil y Cuenca. En la feria de Semana Santa de la empresa municipal EDEC probó estos dulces Alexandra Coronel, quien destaca su calidad y la variedad.

    Taryn Córdova y Gabriel Santiesteban participaron en la feria de Semana Santa de la empresa EDEC (Cuenca). Foto: Giovanni Astudillo/LÍDERES
    Taryn Córdova y Gabriel Santiesteban participaron en la feria de Semana Santa de la empresa EDEC (Cuenca). Foto: Giovanni Astudillo/LÍDERES
  • Sus caramelos son artesanales y personalizados

    Redacción Cuenca (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Sus abuelos elaboraban las tradicionales melcochas, por ello Carolina Guamán se interesó por impulsar un emprendimiento para ofrecer un caramelo artesanal con diseños y sabores diferentes.

    Hace un año, inició la producción de los dulces Maxdolcy, con una inversión de USD 5 000, para el área de producción y la instalación de un local en el Centro Histórico de Cuenca. Sus dulces tienen 14 sabores como sandía, piña, cereza, fresa, limón, mandarina, coco, mango…

    En el centro del caramelo existe un pequeño dibujo de una fruta para identificar el sabor que tiene. Guamán dice que esas imágenes también pueden ser personalizadas, de acuerdo con el gusto del cliente. Por ejemplo, para las fiestas infantiles se puede plasmar la figura de algún personaje.

    Para los eventos corporativos, en cambio, dibuja los logotipos de las empresas y para las fechas especiales como el Día de la Madre, San Valentín y Navidad hace corazones, Papá Noel, entre otros.

    Según Guamán, tiene presentaciones de 60, 80, 160 y 230 gramos. Los envases pequeños tienen caramelos de dos sabores, los de 80 gramos cuatro y a partir de la presentación de 160 llevan 14 sabores. Los costos van de USD 3 hasta los 10, dependiendo del tamaño.

    Una alternativa para que los clientes regalen estos dulces son las decoraciones de las botellas. Allí están dibujadas la Rotonda de Guayaquil, la Catedral de la Inmaculada, la iglesia de San Roque, el Puente Roto de la capital azuaya, entre otras imágenes. Además, se pueden colocar en pequeñas cajas de cartón, que tienen una diversidad de diseños y colores.

    Todo el trabajo es artesanal, dice Guamán. Su materia prima es la azúcar blanca, glucosa y esencias. Según ella, el primer paso es pesar los ingredientes, luego se pone a cocción durante 35 minutos y a 200 grados. Una vez que se cumple ese tiempo se coloca el caramelo en una plancha de mármol con cuadro de aluminio en el centro para que baje la temperatura. Allí, se realiza el pintado de la figura escogida y se da color.

    Después, en una mesa caliente, se realiza el armado de la figura que es un cilindro y, finalmente, se corta. Cada día produce 25 kilos y cuando se acercan fechas especiales como Navidad, San Valentín, fiestas de Cuenca, entre otras, esa cantidad se duplica.

    La mayoría de la producción se comercializa en Cuenca a través de su local o en los supermercados de la ciudad, porque ya tiene registro sanitario para todas las presentaciones. Sus principales clientes son los turistas nacionales y los extranjeros.

    Además, participa en ferias organizadas por el Ministerio de Industrias y Productividad y por la Empresa Municipal de Desarrollo Económico de Cuenca (EDEC). En Quito ofrece sus caramelos en la Galería Ecuador. Su objetivo es cerrar negocio con otras cadenas de supermercados del país.

    En la feria que realizó la EDEC por Semana Santa, la cuencana Enma Molina se interesó por estos caramelos. “A más de tener un buen sabor, tienen una presentación diferente que es atractiva para regalar”, dice la clienta.

    Oferta del negocio

    La marca. La emprendedora Carolina Guamán señala que el nombre Maxdolcy significa más dulces. Sin dar cifras de ventas, ella asegura que la demanda va creciendo por el diseño, por ser un caramelo artesanal y por las promociones realizadas en las ferias.

    Las alternativas. Las tradicionales paletas, rosas de caramelo, bastones navideños, arreglos con rosas de caramelo por San Valentín o Día de la Madre son otras alternativas que oferta en su tienda.

    Carolina Guamán abrió hace un año el emprendimiento Maxdolcy en el Centro Histórico de la capital azuaya. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
    Carolina Guamán abrió hace un año el emprendimiento Maxdolcy en el Centro Histórico de la capital azuaya. Foto: Giovanni Astudillo / LÍDERES
  • Las etnias y el país están bordados en sus tarjetas

    Redacción Cuenca 
    (F-Contenido Intercultural)

    Más de 200 motivos de tarjetas bordadas se elaboran en el Centro de Bordados Cuenca, que funciona en el Parque Industrial de la capital azuaya. Esta agrupación tiene 35 socias de los cantones Paute y Gualaceo, y de las parroquias Chiquintad y Octavio Cordero.

    Son expertas en bordados y en el tejido de suéteres, bufandas y cualquier prenda de vestir, pero las tarjetas son su producto principal. Son diseños relacionados con paisajes ecuatorianos, flora, fauna, fiestas tradicionales y etnias, como los Shuar, Tsáchilas, Cañaris, Saraguros, entre otras.

    De estos modelos, cuatro son los principales porque recibieron el Reconocimiento de Excelencia Unesco para la Artesanía, en octubre del 2014. La Organización especializada de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura destacó la calidad, expresión de la identidad cultural, innovación y originalidad.

    Las tarjetas que fueron premiadas pertenecen a la colección ‘Ecuador ama la vida’ y evocan a los Shuar, los Huaorani en el Yasuní, al último hielero del volcán Chimborazo y al loro amazónico.

    Son tejidos elaborados a mano, que son colocados en una cartulina blanca. Su precio es de USD 25 cada unidad, señala Raquel Lema, representante legal del Centro de Bordados Cuenca. Los otros modelos tienen un precio de USD 8.

    El tiempo de bordado depende de la cantidad de detalles. Las más simples están listas en cuatro horas y las más complejas hasta en 15 horas. Diciembre es la época de mayor demanda y comercializan hasta 2 000 unidades. En los primeros meses, en cambio, las ventas se reducen a 50 o 60 al mes.

    Hay tarjetas con diseños exclusivos que son enviadas al extranjero, concretamente a Austria, asegura Lema. En ese país tienen un contacto que hace de tres a cuatro pedidos al año. En total, se exportan 300 unidades.

    Las artesanas azuayas también son expertas en el tejido con lana de alpaca, oveja, algodón y otras fibras. Según Lema, solo necesitan que los clientes escojan entre los modelos, tipo de lana y color para iniciar la producción. Incluso, pueden elaborar modelos que presenten los interesados. También bordan lencería del hogar como manteles, tapetes, entre otros artículos. Los suéteres de lana de alpaca cuestan USD 70.

    Los pedidos son recibidos en el local del Centro de Bordados y una vez que son cotizados son dirigidos a cualquiera de las 35 socias. Lema dice que las artesanas se dedican a esta actividad en el tiempo que les queda libre, entre atender a su hogar y laborar en actividades agrícolas o crianza de animales. Agrega que según la cantidad de trabajo pueden tener un ingreso semanal de USD 60.

    Ahora, las socias preparan una nueva colección de 10 a 12 tarjetas para presentarlas al Centro Interamericano de Artes y Artesanías Populares y participar en la Feria de la Excelencia Artesanal, que será en noviembre en Cuenca.

    35 artesanas bordan paisajes, flora, fauna y etnias. También exportan a Austria. Foto: Giovanni Astudilo/ LÍDERES.
    35 artesanas bordan paisajes, flora, fauna y etnias. También exportan a Austria. Foto: Giovanni Astudilo/ LÍDERES.
  • 11 firmas de tecnología impulsan su cluster

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

    La Corporación de Tecnología de la Información Cuatro Ríos, que funciona desde julio del 2011, busca mejorar las oportunidades de sus 11 empresas asociadas para desarrollar productos de calidad en el ámbito tecnológico.

    Sus firmas integrantes, que el año pasado facturaron USD 1,7 millones, ofertan 16 productos o software que están vinculados con la gestión de procesos y sectores de la construcción, academia, comercio, salud y pequeñas empresas. También, pagos a través de dispositivos móviles, servicios de calidad, domótica, entre otros.

    Según el directivo de este cluster, Marcelo Delgado, en el 2010 se realizó una difusión del proyecto con los representantes de más de 20 empresas del sector, a través del Colegio de Ingenieros de Sistemas de Cuenca. “Pero no todos estuvieron de acuerdo y ocho aceptaron”.
    Delgado dice que es complicado romper mitos, como pensar que una empresa no se puede reunir con la competencia. “Nosotros tratamos de mostrar que la competencia no estaba en Cuenca sino en el resto del país y en el exterior, y debíamos unirnos”.

    Para iniciar el cluster hubo el apoyo de entidades como Acudir de Cuenca y el Ministerio de Industrias y Productividad. Delgado señala que es complicado abrir nuevos mercados de manera individual y por ello se unieron. En la actualidad, cinco proyectos tienen el potencial de exportación e iniciaron un plan para concretar esas ventas al exterior.

    Los objetivos de la corporación son buscar más oportunidades en acceso a mercados internacionales, mejorar la productividad, acceder a estándares de calidad internacional para la producción de software y lograr una mayor presencia en el resto del país.

    De las ocho empresas iniciales, dos se retiraron y cinco se sumaron posteriormente. Ahora están abiertos a recibir a más, pero deben cumplir requisitos como ser compañías que estén comprometidas con la calidad, que sean innovadoras y que generen productos que beneficien al resto, dice Delgado. “Buscamos empresas vinculadas con las TIC y no solo con el desarrollo de software”.

    Las empresas agrupadas desarrollan proyectos en conjunto, pero tres son los principales. Uno de ellos es la integración, dice Pedro Coellar, presidente (e) del cluster. Según él, la idea es dar soluciones completas y no productos aislados, porque los clientes no quieren buscar muchos proveedores y en caso de fallas no saben a quién de ellos acudir para resolverlos.

    Por ejemplo, se integrará el software de gestión de procesos de la empresa Cobus, con la aplicación de pagos de Payphone. La idea es contar con una funcionalidad adicional para ambos productos.

    El segundo proyecto importante es la conformación de la aldea de tecnología. “Cuando se conformó el cluster, algunas empresas ocuparon un mismo edificio en arrendamiento. Allí, se vio la importancia de estar cerca para compartir conocimientos y experiencias, para tener proyectos más creativos”, señala Delgado.

    Por ello, necesitan tener una infraestructura propia en un ambiente verde, para el desarrollo creativo de sus empleados. El Municipio de Cuenca, a través del proyecto Cuenca Ciudad Digital, apoya el proyecto para construir esta aldea donde se instalen 96 oficinas para las empresas vinculadas con la tecnología y no solo de la corporación Cuatro Ríos.

    Esta aldea contará con áreas de incubación, auditorios, entre otros servicios. Para Rony Araneda, director del proyecto municipal Cuenca Ciudad Digital, la iniciativa tiene una visión social y un interés público-privado. Este año se prevé definir la ubicación y hacer los contactos con organismos internacionales para que apoyen. Según él, la unión de estas empresas es importante para desarrollar la industria del software en la ciudad y dinamizar la economía.

    El tercer proyecto es fortalecer el área comercial. Coellar dice que este ámbito es una debilidad de las empresas del cluster, porque la mayoría del personal es técnico en sistemas y no tiene mucha experiencia en gestión de ventas. Para ello, firmaron un convenio con una empresa quiteña para que se encargue de este ámbito.

    Cuatro asociados arrancarán con esta iniciativa desde el próximo mes. También, desarrollarán otras alianzas con empresas comerciales, para ampliar esta gestión en otras ciudades.

    Además, fortalecerán la marca Cuatro Ríos, a través de publicidad en redes sociales, para llegar a los clientes específicos. Como parte del fortalecimiento, concretaron un convenio con Cuenca Ciudad Digital y la Cámara de Comercio cuencana para dictar 10 charlas de tecnología durante este año, a partir de marzo.

    También, firmaron un convenio con la Universidad de Cuenca para recibir a estudiantes de sistemas en las empresas asociadas para que realicen pasantías.

    Pedro Coellar, Melissa García y Marcelo Delgado son los directivos. Foto: Giovanny Astudillo/ LÍDERES.
    Pedro Coellar, Melissa García y Marcelo Delgado son los directivos. Foto: Giovanny Astudillo/ LÍDERES.
  • Su respuesta a la crisis es invertir en locales

    Giovanni Astudillo (I) Editor redaccion@revistalideres,ec

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    Las últimas adecuaciones se realizan en el local de Ecuamueble, ubicado en las avenidas Eloy Alfaro y 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Es un almacén de 1 000 metros cuadrados, que representó una inversión de USD 1,5 millones para las instalaciones, las adecuaciones y la decoración.

    Es la nueva apuesta de esta empresa cuencana, que se fundó hace 35 años y que fabrica mobiliario metálico para interiores y exteriores. Pero no es la única inversión, en el sur de Cuenca inauguró un local de 400 metros cuadrados.

    Fue abierto para tener una mejor exposición de sus muebles para los jardines, piscinas, patios de comida, clubes, hoteles, playas y balcones. También, oferta desayunadores, salas, comedores, entre otros espacios.

    En la capital azuaya, la inversión fue mínima porque principalmente se centró en la decoración, ya que las instalaciones eran de su propiedad, pero estaban arrendadas a otra empresa.

    Según el gerente de Ecuamueble, Luis Monsalve, en una época de crisis económica para el país, la decisión fue invertir, “porque estamos conscientes de que las crisis son cíclicas. Hay épocas con mejores oportunidades y otras que no, pero tenemos que seguir adelante y generando empleo e innovar para crecer”. Actualmente, en la planta ubicada en el norte de Cuenca y en los locales comerciales la firma tiene 100 empleados.

    Las ventas del año pasado bajaron un 25% en comparación con las registradas en el 2014, porque dejaron de vender al Estado, dice Monsalve. Para este año el objetivo es recuperar los niveles alcanzados en el 2014. Para cumplir esta meta, la empresa hará una mayor gestión de ventas en el país, sumará distribuidores y tiene expectativas con el local de Quito.

    Monsalve también espera un crecimiento de ventas a la Florida, en Estados Unidos. Para ese mercado calcula un crecimiento del 10% al 15%, porque se instalará otro punto de venta.

    Desde hace tres años la firma realiza exportaciones a la Florida y comercializa sus muebles a través de distribuidores. Son entre tres y cuatro contenedores que van al año. En cada uno se envían 20 juegos de muebles para exteriores como piscinas, patios…

    Según Monsalve, tienen demanda en el extranjero porque sus muebles tienen una estructura de aluminio de calidad y todos los accesorios son de acero inoxidable. Además, se usan telas importadas para los parasoles y los cojines, que no son afectadas por los rayos ultravioleta. Es decir, resisten a las variaciones de la intemperie, “por lo que ofrecemos garantía”.

    Ecuamueble también tiene un local en Guayaquil, concretamente en la vía a Samborondón. Para esa ciudad, dice Monsalve, también tienen planes y buscarán un terreno más funcional para instalar un almacén de las mismas características del que están por abrir en la capital de la República.

    Otro de sus planes es trasladar la fábrica, ubicada en el norte de Cuenca, hacia el nuevo parque industrial de la ciudad conocido como Chaullallacu y que está ubicado en la parroquia rural de Tarqui. El objetivo es montar una planta inteligente con robots para mejorar la producción, pero conservando al personal.

    Desde hace tres años Ecuamueble tiene un terreno de 3 000 metros cuadrados en Chaullallacu, que costó USD 300 000. La idea es aumentar el volumen de producción para competir en el mercado externo e ingresar a otros países.

    La actual fábrica, de 2 500 m2, tiene una capacidad para producir 500 sillas al día y entre 200 y 300 mesas diarias. En las nuevas instalaciones se prevé subir entre el 30% y 40% la producción. “Queremos atender contratos grandes. Teníamos pensado iniciar este año, pero se aplazará hasta que se recuperen las condiciones económicas del Ecuador”.

    Monsalve aclara que en la actual situación del país no operan a plena capacidad, porque hay una restricción en la demanda.

    Para el gerente de Proyectos de la Empresa de Desarrollo Económico de Cuenca, Andrés Valdiviezo, la inversión realizada por Ecuamueble en Chaullallacu es importante para generar empleo. “Es un sector bien ubicado, porque está junto a la vía que conduce a Puerto Bolívar (El Oro) y el suelo industrial es más económico que en otros sectores de Cuenca”.

    Jimmy Riera atiende en el nuevo local de Ecuamueble, en el sur de Cuenca. En 400 metros cuadrados se exhiben muebles para diferentes ambientes. Foto: Xavier Caivinagua/ Líderes.
    Jimmy Riera atiende en el nuevo local de Ecuamueble, en el sur de Cuenca. En 400 metros cuadrados se exhiben muebles para diferentes ambientes. Foto: Xavier Caivinagua/ Líderes.
  • Azuay es un nuevo destino para esta firma tradicional

    Redacción Cuenca(I) 
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    El Café de la Vaca, ubicado en Machachi (Pichincha), es una suerte de parada frecuente para los cuencanos que viajan por tierra hacia Quito. Ese posicionamiento de la marca atrajo al quiteño Alejandro García y a los cuencanos Juan Fernando y Juan José Toral, para adquirir la franquicia y abrir un local en la capital azuaya.

    Desde hace dos años pensaban en invertir en un negocio propio y analizaron varias alternativas, y optaron por el Café de la Vaca. Según García, quien tiene estudios en administración de empresas, la intención fue invertir en una marca ecuatoriana, que está posicionada en el mercado.

    El pasado 26 de octubre se abrió el local en Cuenca, que tiene una capacidad para 100 personas a la vez, en el área de restaurante. Está ubicado en el segundo piso de un edificio de tres plantas, en el sur de la ciudad. En la planta baja funciona una panadería, que oferta variedades cuencanas. También, hay una zona de esparcimiento para niños y una sala de espera.

    La inversión en la franquicia, decoración del local y el equipamiento superó los USD 120 000. El edificio es de propiedad de los dueños del Café de la Vaca, señala Juan José Toral, quien tiene estudios en gastronomía.

    Mariasol Guarderas es parte de la familia dueña de la franquicia. Ella señala que hay muchas expectativas por llegar a otra región del país, que comparte una gastronomía similar que el resto de la Sierra. Además, en Cuenca se puede posicionar la estrategia de Teatro-Cena, que se aplica en el local del San Luis Shopping, en Quito. “Cuenca es una ciudad con un potencial de crecimiento interesante”. A futuro quieren llegar a las zonas rurales del Austro.

    García señala que las actividades culturales como los monólogos cómicos y presentaciones musicales se realizarán a partir de esta semana. Otra estrategia que aplicarán son las alianzas empresariales para ofertar los desayunos corporativos…

    Toral agrega que los resultados superaron lo esperado. Han recibido 450 clientes, en promedio, por día. Sus expectativas eran tener 250. “Muchos regresan”.

    Para García, es un restaurante de comida hogareña con recetas tradicionales cuya peculiaridad es la variedad gastronómica. Esa condición, dice, permite tener abierto el negocio desde las 08:00 hasta las 21:00 y los fines de semana hasta las 22:00. Hay más de 100 platos a la carta y opciones de cafetería. “Podemos ofrecer alternativas para el desayuno, media mañana, almuerzo, media tarde y la cena… Sin problema nos adaptamos a los gustos y las necesidades de los clientes”.

    García destaca un elemento que les permitió esta franquicia. Si bien la matriz en Quito genera los manuales en la comida y envía los productos preelaborados para completar los platos, estos emprendedores pueden incorporar opciones que se acoplen con los gustos de los cuencanos.

    García da ejemplos. Crearon el sánduche Tomebamba, que tiene pernil e hicieron una pequeña variante al churrasco original, que en la capital azuaya se sirve con un jugo sobre la carne.

    Juan José Toral y Alejandro García adquirieron la franquicia e inauguraron su primer local en Cuenca
    Juan José Toral y Alejandro García adquirieron la franquicia e inauguraron su primer local en Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua/LÍDERES