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  • La bicicleta sin pedal toma pista en Cuenca

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Las bicicletas sin pedales se utilizan para que los niños, entre 1 y 5 años, se familiaricen con esta actividad física y adquieran el equilibrio, para posteriormente montar en las bicicletas con pedales.

    Esta tendencia se inició en Alemania, en 2005, con bicicletas de madera y luego las firmas dedicadas al ciclismo las elaboraron en fibra de carbono, aluminio inyectado y otros componentes, para hacerlas más resistentes y livianas, dice el consultor de mercados Daniel Jiménez.

    Álvaro Vintimilla, gerente del almacén Bicicletas Cube (sur de Cuenca), explica que la tendencia nació en Alemania porque esa sociedad se moviliza en bicicleta para ir al parque, al trabajo, a divertirse, etc. En ese entorno, la industria de bicicletas identificó una oportunidad de negocio, para que los más pequeños se familiaricen con esa cultura de movilización.

    Desde el año pasado, Cube importa desde ese país estas bicicletas con la marca Cubie, sin pedales, y ha comercializado cerca de 70. Las características, continúa Vintimilla, es que son de aluminio, su peso es de 8 libras, resisten hasta 44 libras de peso y su precio es de USD 160.

    Para Vintimilla, lo positivo es que el niño que usa esta bicicleta, cuando pasa a la de pedales no necesita ruedas laterales, porque tiene sentido del equilibrio y coordinación. Además, desarrolla afinidad por la práctica del ciclismo.

    El local de Specialized (en el sur de Cuenca) también comercializa estos vehículos desde el 2009, indica una de las colaboradoras del local, Yolanda Terán. La acogida ha sido buena, porque al mes vende unas ocho unidades (cada una cuesta USD 190). “Los clientes son los fanáticos del ciclismo, que quieren que sus hijos se involucren en el deporte”.

    Miguel Heredia compró una bicicleta en diciembre pasado, para su hijo Nicolás, de 2 años. Está impresionado por la habilidad que ha adquirido con el juguete y por lo activo que lo mantiene.

    Heredia confiesa que buscaba un triciclo, pero los que encontraba tenían componentes plásticos que parecían poco durables. Exploró en almacenes de bicicletas, encontró esta alternativa y la compró. “No me arrepiento, porque sé que Nicolás está desarrollando la coordinación y el equilibrio mientras se divierte”.

    El pediatra Patricio Vásquez indica que cualquier juguete que incentive al movimiento de los niños es recomendable para mejorar la actividad física y el desarrollo motriz del menor.

    Para Vintimilla, otra ventaja es que los usuarios forjan cariño por la cultura ciclística y siguen fieles a este deporte. Como en las ciudades se apuntan a movilizarse por este medio de transporte, “se incentiva a las nuevas generaciones a sumarse a este proyecto de movilidad”.

    Según Jiménez, los ecuatorianos están cada vez más inclinados por incluir en su rutina la práctica de un deporte. El ciclismo toma fuerza, por sus beneficios cardiovasculares y porque se realiza en familia. Estas bicicletas sin pedales, concluye Jiménez, son una modalidad para lograr ese objetivo de ejercitarse en familia y fortalecer esa cultura de deporte en el país.

  • El mármol cobra vida con sus artesanías

    Redacción Cuenca

    En un taller de 70 m² en la parroquia de Sinincay, Homero Gordillo, transforma bloques de mármol en tortugas, águilas, toros, caballos y cualquier figura que sus clientes soliciten.

    En esa parroquia (norte de Cuenca), desde 1978, funciona Marmolería El Progreso, que elabora artesanías con ese material. A partir del 2005, a través de socios comerciales, envía sus productos hacia EE.UU. y factura USD 6 000 al mes.

    Gordillo empezó en el oficio como aprendiz de otro artesano en Sinincay. En 1978, cuando conoció los secretos para moldear el mármol, instaló su taller con una inversión inicial de 14 500 sucres (unos USD 500 al cambio de ese año). Con ese dinero adquirió tres esmeriles industriales, que sirven para limar y moldear la piedra y el mármol.

    Al inicio, recuerda Gordillo, solo trabajaba él y facturaba unos 10 000 sucres al mes (unos USD 380 al cambio de la época). Este cuencano vendía el producto en almacenes y a comerciantes interesados en llevar las artesanías a la Amazonía y Galápagos, para los turistas.

    Desde 1988, Ramiro Piedrahíta adquiere los productos de Gordillo. Resalta la calidad y buen gusto del artesano para combinar los colores del mármol. También destaca su habilidad para moldear detalles en los animales, como caparazones, alas, plumas, cuernos, picos…

    Además, agrega Piedrahíta, los precios de Gordillo son asequibles. Vende figuras desde los cinco centímetros en USD 0,45 hasta los 40 centímetros en USD 35, que son apetecidas por los turistas en las provincias de Galápagos, Napo y Orellana.

    Cristina Sierra adquirió 10 tortugas por USD 25, en mayo pasado, en la Isla Santa Cruz (Galápagos), para obsequiar a sus familiares y quedó satisfecha.

    Aunque sus creaciones ya eran apetecidas por extranjeros que llegaban al país, Gordillo no sabía cómo enviar su producto hacia otros mercados.

    En el 2005 se contactó con comerciantes que viajan y comercializan artesanías en Miami y Nueva York (EE.UU.). Desde entonces envía sus productos.

    La acogida es buena, ya que el 30% de su facturación proviene de las ventas al extranjero. Daniel Carrera compra tortugas de Marmolería El Progreso y las lleva a Nueva York, desde donde las vende. Este quiteño señala que los productos de Gordillo tienen acogida y es un negocio rentable, porque una tortuga que en Ecuador cuesta USD 1, en EE.UU. vale 15.

    Este cuencano continúa trabajando en el mismo taller, pero hoy lo acompaña su hijo Fabián, quien aprendió las técnicas para transformar el mármol en artesanías. Ambos han adquirido, con el tiempo, seis esmeriles industriales adicionales y una escuadradora para cortar el mármol.

    En el almacén Recuerdos y Curiosidades, en el sur de la capital azuaya, se venden los productos de Gordillo. Para su gerenta, Clara Maldonado, los artículos de Marmolería El Progreso reflejan la identidad del país. En uno de los estantes de Recuerdos y Curiosidades se exhiben delfines, ballenas, piqueros de patas azules, llamas, toros, caballos…

    Para Gordillo, es gratificante que las creaciones que salen de su taller sean apreciadas en Cuenca, Galápagos, Napo, Orellana y EE.UU. “Me gusta mi trabajo y que valoren la artesanía ecuatoriana”.

    El negocio en breve

    • El tiempo de elaboración. Según el tamaño del objeto. Los de 5 centímetros tardan 30 minutos.
    • La materia prima. Utiliza el mármol común oscuro y Ónix (blanco) para combinar los colores.

  • El cacao manabita se hace bombón en Cuenca

    Redacción Cuenca

    Un local de 30 m² alberga una oferta de 100 tipos de chocolate, en el centro de la capital azuaya. Caramelo, maracuyá, amareto, naranja, manjar, crema, menta… son algunos de los rellenos de los bombones que comercializa la iniciativa Chocolatino.

    Además del local céntrico, este emprendimiento abrió -el año pasado- un segundo punto de venta en el Mall del Río. Su facturación promedio mensual bordea los USD 4 000 y elabora unos 30 000 chocolates cada semana.

    El negocio se inició en el 2007 como un pasatiempo para Juan David Vintimilla, quien es su gerente. Su hermano Cornelio le enseñó a preparar los bombones para consumo personal y empezó a receptar pedidos de amigos y familiares. Con esa acogida identificó una oportunidad de negocio e invirtió USD 2 000 en moldes y pailas para preparar los chocolates.

    Al inicio, las ventas bordeaban los USD 800 al mes y tenía un empleado. Conforme crecieron los pedidos, Vintimilla invirtió otros USD 8 000 para arrendar el local en el centro y realizar adecuaciones. Un año después, destinó una cantidad similar y arrendó otro local en el Mall del Río (sur). Hoy tiene nueve empleados.

    Carolina Crespo es una de las clientas de Chocolatino. Esta cuencana rescata la variedad y frescura de los bombones. Dice que acude una vez a la semana y cada vez encuentra nuevas opciones.

    Eso no es casualidad, ya que Vintimilla señala que invierte cerca de USD 2 000 al año en la creación de nuevos sabores y moldes de diferentes formas, como corazones, flores, mariposas, pirámides…

    La selección del cacao es un proceso clave para la calidad del chocolate. Por eso, cada seis meses Vintimilla viaja a la provincia de Manabí para adquirir el producto. Joselito Mendoza cultiva este grano y vende, desde el 2009, a Chocolatino. “Es cumplido con los pagos y busca comprar a diferentes agricultores, para promover un comercio justo, sin monopolizar”.

    Además de chocolates, este negocio oferta helados con frutas y salsas de chocolate blanco o negro. Esta diversificación es para atraer a un segmento del consumidor diferente, dice Vintimilla.

    Uno de los productos estrella de esta iniciativa es el chocolate de taza, que es un bombón adherido a una cuchara de palo de 15 cm. Este chocolate se introduce en un pocillo de leche a 32 grados centígrados y se bate por un minuto. El resultado es la bebida caliente de cacao.

    Cecilia Andrade compra unas 10 unidades al mes del chocolate de taza, para preparar cuando recibe visita. Le gusta por la simplicidad, el sabor y porque “queda el recuerdo de la cuchara de palo”.

    Esta consumidora dice que gasta unos USD 6 al mes en adquirir este producto.

  • Una moda que está en alza y se pinta a mano

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Similar a un lienzo, algunos diseñadores toman prendas terminadas como camisetas, pantalones y carteras, y con aerosoles o pinceles delinean paisajes, mezclan colores y dan personalidad a la ropa que exhiben y comercializan.

    Esta tendencia de prendas pintadas a mano tomó fuerza en la década del 90 en Barcelona (España). Desde el 2010 es más evidente en Ecuador, donde ha despuntado, porque el consumidor es menos convencional que hace unos años, y más atrevido para vestir, explica la diseñadora de Moda, Amelia Crespo.

    Es común usar una chaqueta formal con una camiseta con un dragón pintado a mano. También es viable vestir camisa y zapatos elegantes con un jean, en donde las rosas dibujadas con barniz den el toque moderno. Zapatos, pañoletas, pantalones, camisetas y carteras son las prendas más comunes para plasmar la creatividad de los diseñadores.

    En esta tendencia también se generan alianzas estratégicas. Por ejemplo, los diseñadores se alían con pintores para que dibujen en las prendas. También pactan con poetas para transcribir fragmentos de sus textos en camisetas, dice Miguel Sánchez, diseñador de objetos.

    En Cu Gallery Fashion Art (centro de Cuenca), los diseños pintados a mano se evidencian en las perchas, estanterías y paredes. Bolsos con retazos de tela dibujados con mariposas, paisajes… decoran el almacén. Para la vendedora de este local, Daniela Miranda, esta es una moda que ha crecido en Cuenca, por la llegada de los estadounidenses y canadienses que viven en la capital azuaya y valoran el trabajo artesanal en las prendas.

    Asimismo, los jóvenes son más atrevidos y buscan exclusividad en sus prendas. Esta tendencia, continúa Miranda, le da al consumidor la tranquilidad de que adquiere un objeto único, ya que cada prenda se pinta y no se repite ese diseño.

    Susana Muñoz, de 23 años, adquirió una cartera y pañoleta pintadas con el mismo paisaje, “que hacen juego”. Ambos productos costaron USD 40.

    El perfil del consumidor son mujeres ecuatorianas entre 14 y 25 años y extranjeros entre 30 y 60, asegura Miranda.

    Otro local que oferta ropa, prendas y accesorios pintados a mano es Manly (Centro). Uno de sus propietarios, Topher Guzmán, comercializa material de arte, pero desde el 2011 identificó la oportunidad de diversificar la oferta y diseñar camisetas, mochilas… En una vitrina están estos productos que “han tenido acogida del público cuencano”.

    Igualmente, Guzmán pinta parches para que sus clientes adhieran en la ropa o accesorios. “Así, dan un valor agregado a su vestimenta”. Para él, el consumidor es más exigente y demande productos de mejor calidad. En este local, él conversa con los clientes sobre sus gustos, pero en cada dibujo imprime su estilo.

    El mercado

    Los costos.  Según el trabajo y materiales utilizados varía el precio. Estas prendas se encuentran, en promedio, en USD 30.

    La oferta.  En las boutiques galería o encuentros artesanales se pueden encontrar estas prendas. También hay marcas europeas que comercializan esta ropa.

  • El sector cooperativo trató sobre su desempeño en el país

    Entre el 8 y 9 de noviembre, en Cuenca se realizó la III Convención Financiera Cooperativa, en la que especialistas financieros nacionales y extranjeros expusieron sus visiones.

    El motivo del evento fue explicar el potencial del sistema cooperativo, que pasa por una etapa especial en el país, por la vigencia de la nueva Ley de Economía Popular y Solidaria. Con base en esta norma se regulará a estas entidades financieras, para impulsar el desarrollo de sus 3,2 millones de socios a escala nacional, explicó el superintendente de Economía Popular y Solidaria, Hugo Jácome.

    Marín Bautista, gerenta General de Financoop -que agremia 110 cooperativas del país con USD 4 500 millones en activos-, indicó que la importancia del sector radica en que se trata de un mecanismo de inclusión financiera que juega un papel clave en el desarrollo del área rural.

    Uno de los expositores fue Eduardo Yunda, gerente General de la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito, con sede en Ciudad de Panamá. Para él, Ecuador ha evidenciado un crecimiento importante en las cooperativas de ahorro y crédito. La razón es que la crisis bancaria de 1999 fortaleció a este sector que respondió ante sus socios. “La confianza es el motor de cualquier entidad financiera”.

    Matthias Arzbach, director del Proyecto Regional para América Latina y el Caribe de la Confederación Alemana de Cooperativas, dijo que las perspectivas del sector son positivas y la estrategia será ofrecer servicios financieros, en donde las entidades financieras tradicionales no llegan, para impulsar allí el desarrollo.

    Jácome agregó que los cinco bancos más grandes del país concentran el 70% de los activos de ese sector, mientras que en las cooperativas no se ve esa concentración del poder del mercado.

  • Cristian Zamora orienta la gestión de las empresas

    Ivanna Zauzich Redacción Cuenca / LÍDERES Izauzich@revistalideres.ec

    El sueño de la infancia de Cristian Zamora (31 años), era ser aviador. Aunque no cumplió esa meta, hoy ‘vuela alto’ como consultor empresarial, en Monterrey (México).

    El año pasado obtuvo su doctorado en Ciencias Administrativas con especialización en Estrategia Organizacional y Emprendimiento en el Instituto Tecnológico de Monterrey, en el país azteca. Actualmente, desde la Egade Business School (escuela de negocios del Tecnológico de Monterrey), trabaja en proyectos para incrementar la productividad empresarial, involucrando a tres actores: las grandes empresas y pymes, el sector público y la academia.

    Puntualmente, como académico asesora a la multinacional Gruma, que produce harina de maíz, para que esta capacite a sus clientes (pymes que elaboran las tortillas de maíz), en finanzas, marketing, nuevos mercados y estrategias. De esta forma, si las pymes crecen, comprarán más a la empresa.

    En este proyecto, explica, también se involucra al sector público para que participe en este proceso, ya que con el progreso de las grandes empresas y pymes se generan más puestos de trabajo, por el desarrollo de sus iniciativas.

    Para Zamora, el fin de una empresa es impulsar su recurso humano, para que la sociedad se desarrolle. Cuando los colaboradores están motivados con su trabajo, crecen; la firma también avanza y eso se evidencia en su producción, ganancias, expansión, exportaciones… Este cuencano estudió, entre el 2000 y el 2005, la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Cuenca. Su profesor de Álgebra Lineal, Alejandro Torres, lo recuerda como un alumno sobresaliente, responsable y un líder nato. “Se ganó la confianza de los profesores y ha abierto puertas. Sería un logro tenerlo como catedrático en el país”.

    La cátedra apasiona a Zamora, quien desde que estudiaba la secundaria en el Colegio Rafael Borja, explicaba a sus compañeros los temas que ellos no entendían. Así lo recuerda Andrés Serrano, quien agrega que era buen alumno, amigable y con una capacidad asombrosa para hablar en público.

    Algo similar señala su compañero de universidad, Sebastián Vázquez, quien asegura que (Cristian) es buen amigo y por eso aún mantienen la amistad, a pesar de la distancia.

    La época universitaria fue el trampolín para que este cuencano apasionado por la música clásica y otros ritmos se diera a conocer. La subdecana de la Facultad de Ciencias Químicas, Ruth Álvarez, recuerda que este alumno era un entusiasta y que motivaba a los demás para lograr objetivos. Un ejemplo, fue en el 2004, cuando fue presidente de la Facultad y organizó en la universidad un congreso para estudiantes de Ingeniería Industrial, al que asistieron unas 500 personas. “Cristian gestionó la participación de gremios empresariales, cámaras, instituciones públicas, entre otros actores. Es evidente su capacidad de liderazgo y organización”.

    Después de graduarse y trabajar por dos años, Zamora apostó por una nueva formación académica en el exterior. Aplicó al Tecnológico de Monterrey en México, en donde por sus méritos académicos, presentación de pruebas y ensayos, recibió una beca del 90% para estudiar su maestría en Sistemas de Calidad y Productividad.

    Su compañero de aula, José Antonio Menéndez, lo recuerda por su compromiso y dedicación a los estudios, que se evidenciaba en sus calificaciones. Además, su capacidad comunicativa es admirable, ya que expone con seguridad ante un auditorio lleno de personas, con la mayor claridad e interactuando sin titubear ante las preguntas.

    No es casualidad, comenta Menéndez, que al culminar los estudios de la maestría, la universidad propuso a Zamora estudiar un doctorado con una beca del 100%, más USD 1 200 mensuales para sus gastos. “Esta no es una oportunidad que se da a muchos estudiantes y Zamora fue uno de los seleccionados por su trayectoria impecable”.

    Este PhD se desarrolla en dos países por un convenio interinstitucional: Monterrey y Lausanne, Suiza, en École Polytechnique Féderale donde consiguió buenos amigos. Uno de ellos es Alan Cabello, quien también cursó el doctorado. Este mexicano recuerda que trabajaron juntos en proyectos y gracias a los aportes de Zamora tenían altas calificaciones. Además, lo considera “íntegro, recto, trabajador y capaz de relacionarse con todas las personas en todos los niveles”.

    La tesis de Zamora se enfocó a que las empresas perciban y capitalicen oportunidades potenciando el recurso humano a través de la capacitación. Para este proyecto tomó como referencia la gestión de unas 100 empresas ecuatorianas y la misma cantidad de firmas mexicanas, con el fin de analizar sus procesos.

    Los resultados fueron que las organizaciones que creen en sus empleados e invierten en la formación para ellos, reciben una recompensa, ya que mejoran, crecen, diversifican, exportan… Los recuerdos de Suiza son más que de aprendizaje. Con sus compañeros de grupo trabajaron en un proyecto sobre qué tipo de negocios son factibles en economías emergentes.

    École Polytechnique Féderale de Lausanne los envió a exponer este trabajo en el Instituto Tecnológico de Madras en Chennai (India). Esa experiencia le dio a Zamora herramientas para ampliar su perspectiva del mundo empresarial, ya que India -con más de 1 200 millones de habitantes- tiene una realidad diferente a la occidental. No obstante, sus empresas entienden los procesos de globalización y son competitivas en el mercado internacional, incluso algunas están posicionadas en América Latina.

    Inglés, francés y mandarín son los idiomas que habla este consultor, que tiene previsto regresar a Cuenca a finales de este año. Quiere retribuir lo que el país le ha dado y aplicar sus conocimientos a la realidad empresarial ecuatoriana. También, entre sus planes, está la cátedra para compartir sus conocimientos.

    El mundo actual democratiza el conocimiento, por lo que Zamora comparte consejos sobre innovación empresarial, emprendimiento, estrategias organizacionales y solución de problemas, a través de su cuenta de Twitter @czamoramatute donde también brinda asesoría gratuita a los profesionales ecuatorianos que deseen estudiar en el Tec de Monterrey.

    Para él esta es una forma de agradecer a la vida lo afortunado que ha sido.

    LA EXPERIENCIA

    En el 2003. Participó en el Congreso Latinoamericano de Ingeniería Industrial en Panamá y representó a la U. de Cuenca.

    En el 2010. La agencia nacional de innovación suiza (Lausanne), lo seleccionó para ser entrenado en innovación.

  • La bicicleta de montaña se ensambla en Cuenca

    Redacción Cuenca

    Cima, Cumbre, Matorral, Chaquiñán y Pajonal son algunos de los modelos de las bicicletas de montaña de la marca cuencana Santa Ana. Su propietario Marcelo Solís importa desde el 2010, las piezas, piñones, aros, asientos…, desde China, Taiwán y EE.UU. y ensambla en su taller (sur de Cuenca).

    En su local, comercializa estas bicicletas especializadas y su facturación bordea unos USD 12 000 al mes. Solís también comercializa otras marcas y accesorios, pero su orgullo es Santa Ana.

    La idea surgió porque este cuencano, quien vendía bicicletas de otras marcas, identificó un mercado en sus clientes que se especializaban en ciclismo de montaña. Pagaban hasta USD 12 000 por una bicicleta. Solís pensó que importando piezas de calidad y ensamblando en el país el costo disminuiría.

    Averiguó proveedores y creó la marca inspirándose en Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca, el nombre de la ciudad. También, fue creando modelos como Cumbre, Quebrada, Pampa… no quiso bautizarlas con nombres del exterior.

    En el 2010, nueve empleados acompañaban esta iniciativa y sus ventas bordeaban los USD 9 000 al mes. Para Solís, la acogida fue inmediata y se ha sostenido, porque los ciclistas se conocen y la publicidad que funciona es el ‘boca en boca’.

    Esa percepción tiene sentido, cuando uno de sus clientes en Ibarra, Carlos Revelo, comenta que apenas se enteró que un ecuatoriano ensamblaba bicicletas de montaña averiguó sobre el producto. Se convenció, por la experiencia de Solís, y adquirió una bicicleta Santa Ana.

    “Es de primera calidad y es el precio más económico en el país por una bicicleta con doble suspensión y otras características profesionales”.

    Actualmente, Santa Ana cuenta con 11 empleados que ensamblan, comercializan, dan servicio técnico… Y esa es precisamente una de las fortalezas que resalta Fabián Luzuriaga, otro cliente, quien adquirió una bicicleta hace un año.

    Él destaca el servicio, asesoría en la compra, respaldo técnico… Además, de la calidad de la bicicleta que “no tiene nada que envidiar a una extranjera”.

    Otra estrategia que Solís aplica es patrocinar a ciclistas de montaña que compiten en certámenes nacionales para exponer su marca. Para Daniel Crespo, publicista, es una forma efectiva de que se conozca el producto, porque espectadores y competidores se identifican con la marca, ya que la ven en acción. “Santa Ana ha tenido un crecimiento importante por su calidad. Manejar nombres locales -en marca y modelos- ayuda, porque el consumidor se identifica”.

    En marzo próximo, Solís lanzará la colección 2013. Este licenciado en Cultura Física explora todos los días páginas web para conocer las tendencias del mercado en el extranjero y ver cómo puede mejorar sus modelos.

    También es detallista con los colores que escoge para pintar cada bicicleta, para que se ajusten al gusto de los consumidores. Según cada modelo utiliza negro, dorado, blanco, rojo, azul…

    El mercado

    • El monto.  Desde USD 1 600 hasta 6 000 cuestan estas bicicletas que son especializadas para terrenos difíciles.
    • Los clientes.  El perfil del consumidor está entre los 20 y 50 años que practica ciclismo de forma amateur o profesional.
  • La artesanía ‘chic’ se luce en más espacios

    Ivanna Zauzich

    La artesanía ‘chic’ es aquella que además del trabajo manual tiene un componente de diseño y utiliza técnicas especiales, como repujado en metales, fundición en vidrio, tejidos en fibras naturales…

    El producto final se traduce en espejos, vitrales, murales, biombos, jarrones, adornos, entre otros artículos, que son demandados para decorar espacios en hogares, oficinas y locales comerciales, explica Daniela Alvarado, gerenta del Centro Artesanal Nueva Era en Quito.

    La artesanía ha experimentado una evolución desde el 2005. Antes de ese año estaba desvalorizada en el país, aunque los artesanos hacen un trabajo manual de calidad, dice Alvarado. Sin embargo, las piezas eran comercializadas a bajo precio, porque el ritmo de vida de los artesanos era nómada, viajando entre ciudades y vendiendo sus creaciones para subsistir

    ¿Qué ocurrió? Surgió una nueva generación de artesanos y diseñadores, quienes identificaron una oportunidad de negocio con su trabajo. Se capacitaron, asistieron a ferias y cursos, en otros países.

    Asimismo, estos profesionales se asentaron en sus ciudades, invirtieron en la instalación de locales llamativos decorados con repisas atractivas para atraer a los clientes. Esa estrategia funcionó, porque decorar espacios con artesanía es una tendencia que suma adeptos.

    La capacitación de los artesanos, la fusión de materiales e innovación en el diseño transformó el concepto de artesanía común a ‘chic’, explica Alvarado.

    Cuenca es un ejemplo del posicionamiento del trabajo artesanal. En La Esquina de las Artes, hay ocho locales que ofertan lámparas, biombos, bandejas, portavasos… con técnicas artesanales.

    Uno de ellos es la galería Artes de la Tierra, en donde se encuentran productos de Eduardo Vega, María Augusta Crespo, Juan Guillermo Vega y Ernesto Jaramillo. Esos artistas trabajan en cerámica o madera, para crear cuadros, jarrones, maceteros, espejos, etc. El precio de estos productos bordea los USD 30, explica la colaboradora del local, Diana Vintimilla.

    Este sitio de 60 m², tiene 30 repisas en madera y vidrio, en donde se exhiben las creaciones de los artistas. Los compradores son hombres y mujeres, por igual, casados y de 30 a 60 años.

    Otro local es el de Ivonne Artes de Fuego que oferta lámparas, portavasos, entre otras creaciones en vitrofusión. En esta técnica se funde el vidrio a 800 grados centígrados y se tiñe de diferentes tonalidades, dice su propietaria, Ivonne Pérez.

    Los clientes que decoran con el estilo de artesanía ‘chic’ combinan las técnicas que oferta el mercado. Diana Salamea vive en un edificio ubicado en una zona exclusiva de Cuenca. Su departamento de 100 m² está en el cuarto piso.

    En sus ventanas hay vitrales y sus lámparas son de cerámica pintada a mano. También, tiene un centro de mesa elaborado en paja toquilla. En decoración ha gastado unos USD 1 000. “Me gusta este estilo, por la originalidad de la piezas y porque se impulsa al sector artesanal”.

    El aluminio también es un elemento clave en la artesanía ‘chic’. Este material se moldea y tiñe de colores. Sirve de marcos de espejos, móviles, cuadros…, explica Silvia Di Rosa, gerenta de Di Rosa.

    Estas piezas de aluminio se exhiben en el clúster Rikhuna, que está ubicado en el aeropuerto Mariscal La Mar y en el Mall del Río. Los precios de estos productos bordean los USD 15.

    La artesanía ‘chic’ gana espacio en los hogares ecuatorianos, porque la clase media del país se fortalece y busca productos de calidad y con diseño. La competencia del sector artesanal son los productos que importan desde China, por su precio, comenta el analista de mercados, Miguel Cáceres. No obstante, esta nueva clase media disfruta tener piezas exclusivas y con materiales y trabajo de calidad, por lo que la artesanía ‘chic’ se fortalece.

    En Quito y Cuenca se está formando una generación de artesanos que defienden su trabajo y lo exponen en ferias en diferentes puntos de la ciudad.

    También, viajan a ferias internacionales para comercializar sus piezas y de esta forma se revaloriza este arte, señala Alvarado. “La artesanía ‘chic’ está creciendo e impulsa una forma de decoración”.

    Sobre la tendencia

    • Los extranjeros. En Cuenca viven unos 4 000 jubilados provenientes de EE.UU. y Canadá. Ellos también demandan la artesanía chic para decorar sus hogares
    • Los precios. Según el material y complejidad de la pieza. Se encuentran desde USD 5 hasta 150
  • Catalina Gómez empuja al artista en Ecuador y Nueva York

    Ivanna Zauzich

    La parte más difícil de emigrar es abandonar las costumbres, amigos y cotidianidad del país de origen. Sin embargo, esa experiencia puede brindar otras oportunidades de crecimiento.

    Así lo asumió Catalina Gómez (agosto de 1975) quien partió con sus padres y cinco hermanos a Nueva York (EE.UU.) cuando tenía 18 años. En esa ciudad estudió Contabilidad y Finanzas con una Licenciatura en Ciencias de la Computación en The City University of New York (Cuny).

    Después de trabajar en empresas privadas, el año pasado emprendió un proyecto para dar un espacio a los pintores, cineastas, diseñadores y escritores ecuatorianos para que presenten sus creaciones y den a conocer sus tendencias. Esto lo hace a través del magazine L’escalier (www.lescaliermag.com), cuya edición impresa se reparte sin costo en boutiques, librerías, galerías de arte y centros artesanales en Ecuador.

    En esta publicación, los artistas promocionan sin costo su trabajo. También busca que estos profesionales se agremien, desarrollen estrategias, expongan y muestren su creatividad al mundo.

    En la oficina de Nueva York, esta cuencana coordina la publicación, que también trata temas de concienciación ambiental, reflexiones políticas, entre otros aspectos. Esta cuencana evidencia en sus actos ser una perfeccionista, asume el control cuando va a ser fotografiada y no deja al azar ningún detalle durante una entrevista.

    Ese carácter fuerte es una de las cosas que recuerda su amiga de la juventud, Diana Carchipulla. Además resalta que Gómez es perseverante, confiable, y aunque parece seria, tiene sentido del humor. «Con todas estas cualidades fue una guía y ejemplo para sus cinco hermanos menores».

    Desde que era niña, esta profesional demostró ser dinámica y con visión sobre el futuro, recuerda otra amiga, Inés Luzuriaga. Desde esos años era optimista y se proyectaba como una persona de mente abierta, con ganas de cambiar el mundo. En el colegio, recuerda Luzuriaga, era participativa, colaboradora y querida entre sus compañeros.

    Esta percepción no dista mucho de lo que se ve en el muro de Facebook de esta cuencana. Allí comparte mensajes para el cuidado del medioambiente, críticas al maltrato animal, apoyo a la liberación femenina y la conquista de los derechos, así como fotos escalando montañas y recorriendo paisajes naturales como playas, selvas, nevados… Una de las cosas que más valora Gómez es la riqueza natural que existe en Ecuador, donde se encuentran diferentes climas a menos de 100 kilómetros distancia.

    Sin embargo, esta emprendedora no se queja de su cotidianidad en Nueva York. Desde su oficina, en un segundo piso, se conecta a Skype para comunicarse con las 12 personas que trabajan en L’escalier, en Cuenca.

    Esa dinámica entre trabajo y oficina no es nueva, ya que por más de 15 años trabajó en el sector financiero estadounidense. Angel Solís, gerente general de Austro Financial Services en Nueva York, conoce la trayectoria de esta azuaya y destaca su capacidad, colaboración y espíritu de superación. Agrega que en lo personal es amable, honesta y con ganas de aportar a la sociedad.

    Léscalier es el legado de esta mujer pujante que, aunque se desarrolló en el mundo financiero en firmas como WJB Capital Group, en su interior lleva una artista. Ahora quiere colaborar mediante este espacio para que poetas, pintores, cineastas y más artistas den a conocer su trabajo y se proyecten en el mercado, explica el diseñador de modas Daniel Crespo.

    La inversión para L’escalier bordeó los USD 40 000, y fue una apuesta de Gómez. Ella dejó su trabajo en el mundo financiero porque identificó que después de la crisis que experimentó EE.UU. en el 2008, ese sector decreció. Esa coyuntura le dio la fuerza que necesitaba para iniciar este proyecto que busca impulsar una cultura artística en Ecuador.

    Con 1,60 de estatura, sus perspectivas son altas. Espera que esta iniciativa estimule a los artistas de todas las áreas a superarse y seguir trabajando en lo suyo. Cuando ella especifica quiénes están en este ámbito, no duda en mencionar a magos, escapistas, chefs, modelos, payasos y cualquiera que demuestre una habilidad.

    Para la diseñadora gráfica Carolina Jaramillo, L’escalier es un espacio positivo para Ecuador. En otros países como Argentina, Brasil y Uruguay hay proyectos similares para construir una cultura que impulse la creatividad. «Es lo que faltaba en el país».

    Diana Carchipulla recuerda que esta emprendedora era selectiva con sus amistades. Hoy mantiene esa política, ya que en Facebook tiene 72 contactos, con algunos ha mantenido el contacto por 20 años. Sus gustos por la gastronomía cuencana también están intactos, al igual que sus amistades. Disfruta con el mismo gusto el cuy, el mote sucio, el choclo con queso, las cascaritas (cuero de cerdo horneado) y otros platos típicos del sur del Ecuador. «Soy 100% cuencana y me siento orgullosa de mis raíces».

    La fotografía es otra de sus aficiones. Cada vez que mira una imagen que impacta, la captura y la sube a su muro para compartirla. Las fotos más recurrentes son paisajes y estructuras arquitectónicas como edificios, túneles y puentes.

    Ella no ha recibido cursos, pero se describe como inquieta, y cuando algo le interesa, aprende al respecto. También busca el lado positivo de cada cosa que sucede en su vida. Por ejemplo, de emigrar rescata las oportunidades educativas y los buenos amigos que ha hecho en EE.UU.

    Empuja al artista en Ecuador y Estados Unidos

    La primaria. Estudió en la Escuela 3 de Noviembre.

    La secundaria.  Cursó en el Colegió Asunción, donde se graduó con especialidad en física matemática, en 1994.

    Autodidacta.  Es inquieta y aprende sobre lo que le interesa, como fotografía, arte y literatura.

    www.lescaliermag.com

  • El emprendimiento fue premiado en Cuenca

    Redacción Cuenca

    El emprendimiento fue premiado el jueves pasado en la capital azuaya. En el concurso denominado Citi se entregaron premios en siete categorías.

    Entre otras están el emprendedor del año, la institución financiera y los emprendedores urbano, rural y cultural.

    Citi es una iniciativa impulsada por la incubadora Innpulsar, Citi Foundation, la empresa de desarrollo económico Edec y la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur).

    Hubo propuestas de estudiantes universitarios de Cuenca, Quito,Guayaquil, Galápagos, entre otros. El proyecto que triunfó en la categoría de emprendimiento cultural fue el relacionado con la elaboración de títeres personalizados.

    Es una propuesta de Santiago Cordero, quien es estudiante de Diseño de la Universidad del Azuay (UDA). Toma fotografías de una persona y de acuerdo con su imagen elabora un títere en tres dimensiones.

    Cordero usará los USD 1 000 que ganó para la compra de materiales como esponja y espumaflex. Con eso iniciará la producción. Su idea a futuro es realizar un programa de televisión para brindar mensajes positivos a los menores de edad del país.

    Según el director de Innpulsar, Juan Francisco Cordero, este concurso se realizó con el objetivo de identificar el talento de los emprendedores que existen en el país. “Fue interesante conocer el potencial que mostraron los jóvenes”. Hubo 140 inscritos y 12 instituciones microfinancieras participantes.

    Una de las condiciones del concurso, que se convocó el pasado 3 de octubre, fue que los premios económicos sean invertidos en el mejoramiento del negocio.

    Para el gerente de Ucacsur, Juan Pablo Guerra, esta iniciativa es una oportunidad para que las cooperativas analicen su cartera de productos, y si en realidad apoyan al microemprendimiento.

    Otro de los proyectos ganadores fue el de Andrea Loyola, quien realiza pasteles con dibujos personalizados en diferentes sabores, como vainilla, chocolate, limón, entre muchos más. Ella ganó en la categoría de Emprendimiento Urbano. La emprendedora tiene estudios en Administración de Empresas.

    Los USD 2 000 que recibió los invertirá en infraestructura y utensilios de cocina industrial y así ampliar su negocio, que tiene dos años en el mercado.

    El jurado estuvo integrado por Nelly Rubio, Silvia Peña y Elizabeth Manrique, quienes representan a instituciones como el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares, Royal Economic y la Agencia Cuencana de Desarrollo Integración Regional (Acudir).

    USD 24 000  se destinaron para premiar a los emprendedores.