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  • Pablo Campana: ‘El país necesita nuevas inversiones’

    Carolina Enriquez

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    Pablo Campana, Ministro de Comercio Exterior, habla sobre los resultados de las giras, por 15 países, que ha realizado en los primeros 10 meses de su gestión. Asegura que hay interés de empresas y consorcios internacionales por los proyectos ecuatorianos. 

    ¿Cuáles son los resultados concretos de las giras para buscar inversiones que ha realizado durante los 10 meses de su gestión?

    Toda la gira que hicimos fue debidamente planificada y liderada por el presidente Lenín Moreno. Visitamos 15 países, hicimos una presentación de un catálogo de inversiones de alrededor de 29 proyectos. Hemos tomado contacto con alrededor de 440 compañías, entre reuniones bilaterales y diferentes presentaciones.

    ¿Qué ofrecieron a los posibles inversionistas?

    En lo que se refiere a inversiones hicimos presentaciones sustentadas con factibilidades, modelos de gestión, etc., y tomamos la decisión que todos los proyectos pasen por un proceso de licitación para no hacer adjudicación directa. Se trata de inversión extranjera directa, no de endeudamiento.

    ¿Qué respuesta recibieron de los inversionistas?

    Luego de las visitas que realizamos recibimos una serie de cartas de interés de distintas empresas, por distintos proyectos. Luego de eso lo que se hará será un ‘show-room’, como el que se hizo con la Refinería de Manabí, en el que se invita a todos los interesados, se presenta el proyecto y sale la data de los aspectos técnicos, legales, comerciales y financieros. Después se abre la licitación.

    ¿Cuál es el cronograma que se manejará para todo esto?

    En el caso de la Refinería de Manabí, la idea es adjudicarla el 24 de mayo. Los otros proyectos, hasta el 24 de junio. El ‘showroom’ de estos será los últimos días de marzo. No estamos casados con un país, estamos abriendo el abanico para empresas, fondos, bancos y todo el mundo que venga a invertir.


    En total, ¿cuántos proyectos esperan adjudicar en el período antes mencionado?

    Más que el número de proyectos, el objetivo de este año es que adjudiquemos USD 15 000 millones -casi la mitad del portafolio de inversión nacional- para que ingresen al país en cinco años. La idea es adjudicar contratos de concesión con las privadas para que construyan las obras y que el dinero entre en ese período.

    ¿Cuáles son los proyectos que tienen más opciones para ser adjudicados?

    La Refinería de Manabí, la hidroeléctrica Río Santiago, la planta de aluminio, la hidroeléctrica Cardenillo, la refinería de cobre y otros de energías renovables. También proyectos que están en el sector minero y de hidrocarburos.

    ¿Quiénes son los interesados en la Refinería?

    Vinieron 26 empresas y vemos que se están formando tres consorcios fuertes para la Refinería de Manabí. Uno es chino; otro es una combinación de Rusia y otras empresas de Asia; y el tercer caso es de Petrofac, de Reino Unido, con el financiamiento de Blackston, que es el fondo más grande del mundo. Tengo entendido que están en conversaciones con empresas coreanas y me parece que una japonesa. Son consorcios en firme que se están moviendo. También hay otras empresas que están interesadas, han pedido información y están en análisis.

    Pero, ¿nada es concreto?

    La Refinería de Manabí va a ser una realidad. Hay mucho interés. La clave fue encontrar un modelo atractivo para el inversionista.

    ¿Cuál?

    Flexibilidad en la capacidad. Si baja el volumen de producción de diésel y fuel oil y sube el de petroquímica se vuelve mucho más atractivo, más rentable, por ejemplo. Otro aspecto que planteamos es que está solo Ecuador, ya no tenemos socios; además, presentamos un modelo comercial de concesión o pago por una tarifa fija más reembolso de operativos y administrativos. El riesgo comercial lo puede tomar Petroecuador, proveyendo el crudo y comercializando los derivados.

    ¿Cómo impacta en la llegada de nuevas inversiones el hecho de que todavía no estén operativos los convenios bilaterales de inversión (CBI)?

    Cancillería lideró el proceso de los CBI y el proyecto de convenio fue entregado a las 16 embajadas (de los países a los que se denunció sus Tratados Bilaterales de Inversión). Pero hay otras que, actualmente, han mostrado su interés, como Japón y Qatar.

    ¿Espera una respuesta favorable de las embajadas ?

    Me caracterizo por tomar la vía pragmática, por el camino seguro por el país, proteger al país, perohay que buscar formatos que hayan sido aprobados internacionalmente. Un formato nuevo, hasta ser estudiado, comprendido, debatido y negociado puede tomar tiempo y eso es algo que Ecuador no tiene (…) lo que me preocupa es el tiempo. El país necesita nuevas inversiones y estas van a venir cuando exista seguridad jurídica y en eso estamos trabajando, no solo con los nuevos CBI.

    ¿Con qué más?

    Acabamos de presentar un proyecto de Ley para la Atracción de Inversiones y Generación de Fuentes de Empleo muy importante para el país. Lo que hemos hecho no ha sido inventar el agua tibia, sino evaluar qué es lo que ha hecho Chile, Costa Rica, Perú, Colombia e, incluso, países centroamericanos, en donde están entrando más inversiones que en Ecuador. Hemos trabajado sobre un total de 168 artículos.

    ¿Qué incluye el proyecto?

    Estamos recomendando la reforma de 13 leyes.

    ¿Cuándo se entregará a la Asamblea Nacional?

    Entiendo que el proyecto estaría listo casi a la par que el plan económico, que está por lanzarse a fines de mes. El proyecto de Ley de Inversiones iría como económico urgente en la Asamblea Nacional.

    ¿Qué incluye?

    Propuestas para una revisión integral para reactivar el mercado de valores, exoneración de ciertos impuestos en el sector turístico por 10 años, eliminación del ‘windfall tax en el sector de minería; el tema del impuesto a la transferencia de acciones del 30% al 35%, cero. Tampoco puede ser que para una inversión extranjera se necesite conocer el nombre del último beneficiario, es una forma de decirle no venga al inversionista.

    Hoja de vida

    Formación
    Ministro de Comercio Exterior. Empresario quiteño graduado de ingeniero comercial con mención en Negocios Internacionales y Marketing de la Universidad del Pacífico y de máster en Administración de Empresas por el Instituto de Desarrollo Gerencial (IDE).

    Experiencia
    CEO Campana & Partners Organization; CEO Pronobis en la Dirección Inmobiliaria del Consorcio Nobis; gerente de Duncan, Equilisa, Braslav, Pro Espacios (Nobis Consorcio Noboa); director del Comité Financiero Nobis Consorcio Noboa; gerente de proyectos de Pronobis; Dirección Inmobiliaria del Consorcio Nobis y presidente de Nobis Enterprises New York-Miami. Además, ha dirigido Ecuadorian Bottling Company EBC y la Azucarera Valdez.

    Canmpana ha viajado por 15 países en sus 10 meses de gestión. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Canmpana ha viajado por 15 países en sus 10 meses de gestión. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Alfonso Blanco: ‘En energía el camino es transversal’

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES

    Alfonso Blanco, secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), habla sobre tendencias globales en temas energéticos. También explica la importancia del trabajo público-privado y de la nueva visión que deben tener hoy en día las empresas.

    Cada vez hay más investigación y desarrollo en temas energéticos en el planeta. ¿Qué está ocurriendo en América Latina al respecto?

    América Latina y el Caribe están acompañando la tendencia global. Estamos en un proceso de transición energética, con la incorporación de nuevas tecnologías, con nuevas fuentes de energía, con base en las energías renovables. Además, el rol de los consumidores pasa a ser mucho más relevante. Todos estos temas ya se discuten en la región. Estamos hablando de movilidad eléctrica o redes inteligentes, así como de aspectos más tradicionales, como la incorporación del gas natural como recurso. Todos son grandes desafíos.

    ¿Cuánto tiempo puede tomar esa transición?

    Si hablamos de penetración y desarrollo creo que Latinoamérica no está demasiado atrás. No olvidemos que somos la región más verde del planeta: la generación eléctrica a partir de fuentes renovables representa el 25% de toda la energía eléctrica de la región, cuando en otras geografías está por debajo del 10%.

    ¿Por qué ocurre eso?

    Porque la penetración de la hidroelectricidad en la región es muy elevada, está por encima de la media global. En materia de renovación de energía estamos en un lugar destacado, muy comparable con casos notorios en Europa. En la región se destacan países como Costa Rica o Uruguay. Son buenos ejemplos y todo eso depende de la disponibilidad de recursos de cada país. No estamos diciendo que el modelo de un país se pueda aplicar en los demás, porque cada país tiene recursos distintos.

    Usted habla de movilidad eléctrica y redes inteligentes. ¿Esas tendencias ya se han incorporado en la región?

    De forma gradual. Son procesos de cambio que llevan cierto tiempo, pero ya se discuten entre los tomadores de decisiones en políticas públicas. Es un asunto de incorporar nuevas variables en el sector de energía. Pero ya estamos transitando ese sendero y la movilidad eléctrica, por ejemplo, puede tener mayor penetración en ciertos países, todo dependerá de la dotación de recursos detrás del sector eléctrico. Todos son cambios que ya se van dando en mercados abiertos, donde el sector privado tiene mayor participación. Estos cambios requieren interacción entre lo público y lo privado y ese es un gran desafío para la región, por ser un sector que -tradicionalmente- se ha basado en la inversión pública.

    Precisamente eso ha pasado en Ecuador en los últimos años…

    En Ecuador se observa un esfuerzo en cuanto a la inversión pública y en la nueva fase, que implica establecer mercados más dinámicos, la intervención del sector privado tiene que ser más intensiva. Tendríamos que pensar en esquemas de ese estilo, para un desarrollo posterior.

    ¿Hay ejemplos que se ­puedan dar con este modelo que usted menciona?

    Muchos países han logrado una dinámica en el sector, en el que en primera instancia se requiere un gran empuje del sector público, ya sea en desarrollo de políticas o incentivos fiscales, y luego el mercado por sí mismo genera una dinámica de negocio. En el 2005, en Uruguay, hubo desabastecimiento de energía eléctrica; el país tenía energía hidráulica y térmica, con combustibles fósiles. Era necesario repensar al sector energético y en ese marco se estructuró un nuevo esquema, basado en la diversificación de fuentes de generación. A partir de eso, con políticas públicas orientadas e inversión en infraestructura, se generó un marco en el que la inversión privada fue fundamental para la nueva generación de energía en ese país.

    ¿Qué tan complicado fue lograr eso?

    Había una idea general de lo que se quería y tuvimos muchos procesos en los que se adaptaron mecanismos, según el mercado y según la experiencia de ciertos pasos previos que se habían dado. Fue complejo porque primero hubo que convencer a todos los actores involucrados que el camino era el que se planteaba. Fue necesario un consenso para validar acciones.

    ¿Hubo oposición?

    Al inicio. Pero luego se logró un acuerdo político sobre las bases de una política de Estado. Al final hubo buenos resultados. Eso es lo que tratamos de impulsar desde Olade, con una metodología y con el concepto de generar políticas de Estado y no de gobierno, que trascienda y sea un modelo de desarrollo para un país.

    ¿Qué se puede esperar de parte de las empresas ante las nuevas tendencias en el sector de la energía? Esto porque hay ciertos modelos de negocios anclados al pasado.

    Esto lo discutimos en alto nivel y soy un convencido de este proceso de transformación en las empresas. Aquellas compañías que sepan interpretar de manera efectiva estas señales de mercado y que entiendan que el mercado de energía es más amplio y que requiere una identificación de oportunidades de negocio, van a permanecer. Aquellas que no innoven y que no tengan la capacidad de identificar oportunidades y amenazas van a verse seriamente afectadas. Por eso se empiezan a ver empresas grandes que dejan de ser petroleras, por ejemplo, para apostar por las energías renovables.

    ¿Tendrán que anticiparse?

    Lo que se necesita es apostar a la innovación. Estamos ante un sector bastante estático y empezamos a ver que las firmas que prosperan son las innovadoras. Hoy se requiere pensar en un sector energético con flujos transversales, en el que el sector eléctrico se vincula con ‘oil and gas’ y con energías renovables.

    Y el consumidor, ¿qué papel juega?

    El europeo tiene más incorporados los temas ambientales, algo que no está tan desarrollado en la región. De todos modos, entiendo que por claras señales del mercado los consumidores, gradualmente, van a empezar a participar de manera más activa colocando paneles solares o aprovechando excesos de energía.

    Hoja de Vida

    Formación. Cursó sus estudios de grado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, donde obtuvo el título de Ingeniero Industrial Mecánico. Es MBA de la Universidad ORT Uruguay y posee estudios de posgrado en Economía.

    Experiencia. Especialista del sector Energía y Medioambiente en Latinoamérica y el Caribe liderando proyectos, equipos y brindando asesoría a gobiernos en temas regulatorios, política energética, formulación y evaluación de proyectos y modelos de financiamiento para proyectos energéticos.

    Cargo. En la actualidad es Secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía, período 2017-2019.

    Alfonso Blanco es el secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade). Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Alfonso Blanco es el secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade). Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Carlo Ruiz: ‘Toda asociación puede dar el salto’

    Redacción Quito

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    Carlo Ruiz, responsable del área de Desarrollo Económico Inclusivo y Riesgos del PNUD, da a conocer el trabajo de apoyo que se realiza en favor de pequeños productores y asociaciones. Comparte el trabajo realizado tras el terremoto del  16 de abril del 2016 y cómo se “exportaron” experiencias.

    ¿Qué diagnóstico tiene el PNUD sobre las asociaciones y pequeños productores ecuatorianos que tratan de salir adelante?

    Uno de los valores agregados que tenemos es el aprendizaje a escala local e internacional. Dentro de eso hemos visto factores comunes que determinan el éxito o el fracaso de proyectos. Uno de eso factores es trabajar en el enfoque de la demanda. Muchas veces surgen proyectos para generar oferta, mejorar su producto, incrementar el volumen. Pero una vez que ha terminado el apoyo, se suponía que quedaban listos, pero se caía el proyecto porque no se pensaba en la demanda. Entonces una de las lecciones aprendidas es pensar en la oferta; puede ser difícil y por eso la clave es empatar oferta con la demanda.

    ¿Cómo se puede lograr eso?

    En el PNUD una de las prioridades, a escala global, es la erradicación de la pobreza. Dentro de eso la clave es la resiliencia, la capacidad de las personas de adaptarse a una situación cambiante. Con estos elementos tratamos de enganchar la demanda para que las asociaciones productivas del país puedan entrar a circuitos económicos de manera más justa y equitativa y sostenible.

    ¿Cómo se logra esto?

    Con una serie de herramientas, a nivel global que las traemos al país, o desarrollando metodologías propias en Ecuador según las necesidades.

    ¿En el caso de las herramientas que llegan desde afuera, qué ejemplos hay?

    El el desarrollo inclusivo trabajamos con tres metodologías: el Programa de Desarrollo de Proveedores (PDP); el programa En marcha y Creciendo con su negocio. El primero surgió en México con el objetivo de trabajar con empresas anclas grandes para mejorar de lado y lado: a la empresa y a sus proveedores. La idea es que estos últimos pueden desarrollar productos y diversificar clientes. Los programas que operan en períodos cortos no siempre dejan listas a las personas o asociaciones. Muchas veces no están listas para quedarse solas y por eso queremos dar acompañamiento más largo para fortalecer a las instituciones públicas que son parte de estos procesos. Estos nos ha dado resultados.

    Sabemos que a raíz del terremoto de abril de 2016 se aplicaron estos programas. ¿Qué resultados se lograron?

    Tras el terremoto necesitábamos soluciones rápidas para ayudar a las asociaciones productivas afectadas en Manabí. Adaptamos el PDP, con una versión más ligera. Había asociaciones afectadas, con cosechas perdidas. Los mercados también estaban destruidos y allí nació la metodología Creciendo con su negocio. Empezamos un proceso de ocho meses en el que participó un consultor del PNUD que identificó problemas; se levantó un plan de mejoras y se empezó a trabajar en temas como finanzas, logística, insumos… Con los resultados el consultor buscaba demanda o mercado para una asociación determinada.

    Entonces el terremoto ‘permitió’ que surja este programa. Ahora, ¿qué tan complicado es cumplir este ciclo?

    Al comienzo fue complicado. Partimos de la adaptación de un programa y aprendimos con la implementación. Hubo que aplicar. Ahora todo esto ya está sistematizado y automatizado en programas informáticos. Y esto permite llevar herramientas a otros países.

    ¿Se ha llevado al extranjero programas hechos en el país?

    Sí. El programa En Marcha salió de Ecuador. Este empezó en Quito asesorando a comerciantes locales. Esta metodología se aplicó en El Caribe tras los huracanes del año pasado. En Haití también se utiliza en zonas afectadas, así como en México, tras el último terremoto. Esto es gracias al trabajo en red del PNUD; esto permite un intercambio.

    ¿Que tipo de retroalimentación se ha dado en el país luego de aplicar estas metodologías en los sitios del terremoto y en otras experiencias?

    Los aprendizajes son en tiempos de paz y en tiempos de crisis. Hemos visto con agrado que los cambios que se dan tras un proceso de ayuda más largo es muy notorio y genera más apropiación de parte de las asociaciones. Nuestra asesoría no es en lo agronómico, sino en lo empresarial y por eso queremos que las asociaciones trabajen más como un emprendimiento o como una empresa, que cambien el chip y den un salto.

    ¿Cuántas asociaciones se han beneficiado?

    Tenemos 25 en Esmeraldas, 26 en Manabí y 8 en Carchi. Lo que también nos importa es lograr equilibrio en género dentro de estas unidades productivas. El empoderamiento económico de las mujeres genera cambios estructurales muy importantes y contribuye a reducir violencia contra la mujer. Esto permite conseguir otros resultados que no están ligados al desarrollo empresarial, pero que son efectos positivos.

    ¿A todo este apoyo se da seguimiento?

    Hacemos mediciones de monitoreo, esto mide indicadores específicos que nos permiten ver cambios en el tiempo. Cuando termina el proyecto hacemos unas dos o tres visitas para ver si se mantiene el apoyo. Hemos encontrado que en un tipo de negocios funciona mejor que en otros. Uno de los factores de éxito es que se identifica cómo el comprador necesita que le llegue el producto, en qué cantidad, frecuencia, etc. Esto se informa a la asociación y se da una relación directa, justa y sostenible en el tiempo.

    ¿Hay sectores que tengan más potencial que otros? ¿Agrícola, ganadería…?

    Hemos trabajado con pescadores artesanales, asociaciones de cacao, arroz, café. En lo lácteo hemos trabajado más en el Programa de Desarrollo de Proveedores con una empresa privada. También tuvimos un proyecto con una empresa textilera. El trabajo siempre se cumple en coordinación con instituciones públicas, con gobiernos provinciales o con el Ministerio de Industrias. Esto permite saber con certeza la potencialidad de un determinado producto en el mercado.

    Hoja de vida

    Estudios. Abogado ecuatoriano. Estudió Administración y Políticas Públicas en la Universidad de Massachussets. También estudió en la Flacso una maestría en Gobernanza Energética.

    Experiencia. Ha trabajado en temas de gestión y derecho ambiental en un proyecto del Banco Mundial. También estuvo en la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas, la Vicepresidencia de la República, la Cooperación Alemana.

    Cargo. En la actualidad es responsable del área de Desarrollo Económico Inclusivo y Riesgos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la oficina de Ecuador. Trabaja en temas de desarrollo productivo y sector privado.

    En la actualidad es Responsable del área de Desarrollo Económico Inclusivo y Riesgos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la oficina de Ecuador. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    En la actualidad es Responsable del área de Desarrollo Económico Inclusivo y Riesgos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la oficina de Ecuador. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Valeria Llerena: ‘Aún faltan políticas de microfinanzas’

    REDACCIÓN QUITO. (I)
    Editor del Semanario LÍDERES

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    Valeria Llerena, directora Ejecutiva de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), habla sobre el desempeño del microcrédito en el país. También analiza el actual momento de la economía ecuatoriana y el panorama que se espera para este año.

    ¿Cómo se encuentra este momento el sector de microempresas en el país?

    Es un sector bastante amplio. En la actualidad hay 4,2 millones de microempresarios en el país. Eso significa la mitad de la población económicamente activa. Pero también hay personas que se quedan de lado y que también requieren apoyo de las instituciones financieras. Este año queremos integrar a más personas, que generen empleo, que incursionen de manera formal en el sector financiero y crear impacto social.

    Los recursos económicos son claves en este proceso de inclusión. ¿Qué ha pasado con el microcrédito en el país en el último año?

    Ha crecido. Los datos de los 47 integrantes de la Red señalan que el 2017 fue un año bueno. La cartera de microcrédito creció de USD 2 300 millones a USD 2 800 millones, entre diciembre del 2016 y el mismo mes del año pasado.

    ¿Qué lectura se puede dar a ese crecimiento?

    Es por la recuperación de la economía y la estabilidad luego de las elecciones presidenciales. Hubo inyección de recursos, pasamos los rezagos de la crisis económica que arrancó en el 2014; hubo más captaciones y el sistema bancario mejoró. La cartera en general se vio mejor de un año al otro. Esto se vio reflejado en la microempresa, pero eso no implica que todo lo que es microcrédito esté mejorando. Vemos que el microcrédito está yendo para los mismos sectores, no se involucra a sectores más pobres.

    ¿Quiénes son los que reciben esos créditos?

    Hay muy poco crédito para los estratos más bajos de la población. Esto ocurre por diferentes factores: temas regulatorios, costos de las entidades financieras, temas de eficiencia, falta de metodologías. Pero todo esto hace que cada vez sea más difícil colocar en lugares más pequeños porque el crédito es más riesgoso, es de difícil acceso, porque no se puede llegar a ciertas poblaciones. Hay un crédito pequeñito que no se llega a dar. Por ejemplo, antes los bancos que atendían el sector colocaban préstamos de 80 o 150 dólares para emprendimientos muy pequeños; hoy los créditos más pequeños son de 700 u 800 dólares. Tenemos un sector de la población que está desatendido.

    ¿Entonces son los mismos beneficiados o se está ampliando el número de microempresarios que tienen acceso a créditos?

    Tratamos de que existan más beneficiarios. Es difícil hacer una medición con claridad de la inclusión financiera. No hay datos reales y claros al respecto; por ejemplo, la CAF señala, en un estudio del 2014, que solo dos de cada 10 ecuatorianos tenían acceso a crédito. Y solo el 41% de la población contaba con cuentas en el banco. No hay estudios más actualizados, ni siquiera los organismos formales tienen datos exactos. Cuando crecen las cuentas bancarias no se sabe si es porque tenemos nuevos actores o si es una misma persona que tiene dos o más cuentas.

    Entonces resulta complicado determinar quién está y quién no está incluido…

    Hoy por hoy es complicado determinar eso. Existen datos de género, de áreas rurales o urbanas, por regiones, por montos de crédito. Pero hablar de inclusión financiera es mucho más que eso, es incluir a las personas que no están entre los 4,2 millones de microempresarios y hacerles que salgan de una situación de desempleo pese a que están en capacidad de producir. El tema es mucho más amplio.

    Con este panorama, ¿qué plantea la Red?

    Nosotros agrupamos bancos, cooperativas, ONG y queremos impulsar una política nacional de inclusión financiera. Esto implica agrupar esfuerzos públicos y privados, crear fondos de financiamiento adecuados, bajar los costos de los recursos que muchas veces llegan desde el exterior.

    ¿Esos recursos del exterior llegan de manera regular?

    Se mantiene el fondeo, en especial para las ONG y los bancos de microcrédito. Estos fondos vienen de Luxemburgo, Holanda, Alemania, Estados Unidos. La regulación, en ciertos casos, afecta a esos recursos. Por ejemplo, si vienen de paraísos fiscales tienen que pagar más impuestos, al menos hasta que el Consejo de Política Tributaria establezca excepciones. Esos impuestos a los fondos generan un costo excesivo para las entidades de microcrédito.

    ¿Cómo se mira en la Red a la evolución de la economía?

    Tratamos de hacer un trabajo muy técnico en políticas de microfinanzas. Creemos que el punto de partida para la recuperación económica del país es la generación de empleo y esto se dará con el crecimiento de las microfinanzas. Por eso estamos preocupados por impulsar a este segmento.

    ¿Qué efectos tiene la reducción de tasas de interés de hace pocas semanas?

    En cooperativas de ahorro no hay una afectación por la manera en la que se fondean, en especial las del segmento 1. A los bancos especializados sí les afecta directamente porque su metodología es costosa e implica tener fondeo del exterior. Los bancos especializados están preocupados, mal haría yo en decir que la reducción de las tasas no tiene sustento, pero creo que se debe crear un segmento más pequeño para ese sector de la población que, como digo, no está atendido. Creo también que las instituciones financieras debemos ser más eficientes con tecnologías y otros aspectos que pueden reducir costos.

    ¿Tal como hace la banca?

    Hay que buscar de lado y lado. Con la tasa de interés en la Red no buscamos más utilidad. Un 27% de microempresarios no usan los canales formales para financiarse. Por eso se necesita trabajar desde todos los ámbitos para elaborar una política de tasas que permitan mejorar al sector de microfinanzas. Hemos hablado con autoridades y están muy abiertas a trabajar.

    ¿Qué panorama tienen en la Red para este año?

    Es un año complejo, aún hay incertidumbre por ciertos cambios políticos. Vamos a crecer, pero menos que el año pasado. Queremos un marco regulatorio que permita colocar un mejor crédito.

    Hoja de Vida

    Estudios. Economista graduada en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, con maestría en Administración de Empresas (MBA) en el IDE.

    Trayectoria. Se ha desempeñado en el sector financiero nacional dentro de las áreas de finanzas y riesgos. En la Superintendencia de Bancos, ejerció los cargos de Directora de Instituciones Financieras e Intendente Nacional del Sector Financiero Privado.

    Tareas. Ha participado como delegada técnica del organismo de control en la propuesta y discusión de normativa que regula la actividad financiera, en sus distintos segmentos y en la generación de metodologías y herramientas de supervisión a las entidades financieras.

    Valeria Llerena es la directora Ejecutiva de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD). Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Valeria Llerena es la directora Ejecutiva de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD). Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Tomás Ramírez: ‘Las ‘low cost’ crean nuevos mercados’

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES

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    Tomás Ramírez es el director comercial del Grupo Aeroportuario del Pacífico, con sede en México. Estuvo en Quito para participar del encuentro Routes Americas 2018. LÍDERES conversó con él sobre las aerolíneas de bajo costo, su modelo y sus estrategias de expansión.

    El grupo en el que usted trabaja conoce de cerca el mercado de las aerolíneas ‘low cost’. ¿Qué está pasando en la región con estas compañías aéreas?

    Tenemos operaciones en 12 aeropuertos de México y uno de Jamaica. En los aeropuertos de esos países, que tienen gran diversidad de destinos, vemos que las aerolíneas de bajo costo son un instrumento que permite generar un tráfico adicional.

    ¿Hay datos o cifras que confirmen esto?

    Puedo decir que en el 2010, la capacidad de boletos que se podían vender en nuestra red de aeropuertos era de 30 millones de asientos anuales y el 61% correspondía a las aerolíneas tradicionales, que no eran de bajo costo. Conforme se otorgaron licencias o permisos para que las de ‘low cost’ se desarrollaran, fue creciendo la proporción y al final del año pasado pasamos a 50 millones de asientos anuales. Lo interesante es que las aerolíneas tradicionales mantuvieron sus asientos, es decir que la llegada de las ‘low cost’ no solo no canibalizó a los pasajeros, sino que creó un nuevo mercado y una nueva gama de usuarios que antes usaban otro transporte, sea automóvil, bus o simplemente no viajaban. Hoy el 60% de los vuelos en nuestra red corresponde a aerolíneas de bajo costo. Y lo más importante es que las compañías aéreas tradicionales no perdieron asientos, lo que nos deja ver que hay dos mercados diferentes que requieren productos y servicios distintos.

    ¿Cómo se logró no afectar a las compañías aéreas tradicionales?

    Los elementos esenciales son tres. El primero es la consistencia en el tipo de tarifas que pagan unos y otros, es decir tarifas iguales para todos. Normalmente, ciertos aeropuertos estilan o les gusta promover las empresas de bajo costo con tarifas menores. Es importante condiciones de igualdad, de equidad, porque ambos negocios (el tradicional y el de bajo costo) tienen que ser gobernados por la oferta y la demanda, y siempre buscando el beneficio de tener un consumidor que decide. El segundo elemento es que las compañías aéreas de bajo costo deben enfocarse en aquellos mercados que no implican una conexión o que no implican cambio de avión. Las aerolíneas de bajo costo funcionan cuando el viaje es de un punto a otro sin interrupción. Esto permite crear dos mercados diferentes.

    Y el tercer elemento…

    Se trata de hacer más eficiente la cadena de valor, en la cual se venden los boletos, eliminando la mayor cantidad de intermediarios posibles. Esto quiere decir que la aerolínea llegue al cliente de manera directa, tal como ha ocurrido en países del sudeste asiático, en México, en África. Allí ocurre algo muy interesante: los boletos de avión se pueden comprar en tiendas de autoservicios, supermercados, terminales de autobuses y otros lugares disruptivos e interesantes, que permiten ir directamente al consumido.

    Se innova en el canal de venta, se da una nueva alternativa a quien quiere viajar…

    Es correcto. El bajo costo siempre se mueve en canales diferentes y eso permite captar a usuarios que no hubieran llegado a una aerolínea tradicional. Al combinar los tres elementos mencionados es posible que dos mercados convivan de manera armónica y exitosa para ambas partes.

    ¿Cuál ha sido la reacción de las aerolíneas tradicionales ante la competencia del negocio del bajo costo?

    Las aerolíneas tradicionales reaccionan protegiendo sus horarios en los aeropuertos que los tienen de manera histórica y que no van a ceder. Esto es natural, predecible y legal. Una segunda reacción, que se da de manera temporal, es que cuando se coincide en una ruta pueda darse una guerra de precios. Esto no suele durar mucho tiempo porque la estructura de costos de una aerolínea tradicional es muy diferente frente a una de ‘low cost’. Entonces esa guerra es temporal para tratar de desincentivar la entrada de la compañía de bajo costo. Estas últimas deben ser lo suficientemente inteligentes para ser disciplinadas, soportar la competencia y evitar ofertar las mismas rutas. El secreto del desarrollo de vuelos de bajo costo es la creación de nuevos mercados, de punto a punto.

    ¿Esto ocurre en la región?

    En América Latina se han visto esos efectos y por eso el rol de las autoridades de un país es extremadamente relevante. Al final, la decisión de armar una red de rutas de bajo costo resulta de un análisis estadístico, pero también tiene mucho de estrategia. Y en lo estratégico todos los actores deben buscar que los modelos no peleen entre sí. Pueden coincidir en una ruta, pero no en la mayoría. Así se garantiza la viabilidad financiera de ambos modelos.

    En Ecuador hay pocas rutas entre contadas ciudades. ¿Es posible que las aerolíneas de bajo costo tengan oportunidades?

    Cuando se trata de los mismos destinos a nivel doméstico y estos son limitados, lo que se sugiere es operar en horarios distintos. Si hay vuelos tradicionales a Galápagos en la mañana se recomienda ofrecer vuelos en la tarde. Así se crea mercado. La diversificación de horarios es una de las principales recomendaciones.

    Hace dos años en Ecuador operaban cuatro aerolíneas de bajo costo, pero hoy solo hay dos…

    En México, con 130 millones de habitantes, solo se crearon tres aerolíneas de bajo costo en la última década, esto implica que un mercado con una población menor debe entender que no todas las líneas aéreas van a sobrevivir en el largo plazo. Lo importante no es cuántas aerolíneas van quedando, sino cuánto tráfico se genera.

    ¿Cómo formar al usuario de vuelos ‘low cost’?

    Hay un rol muy importante con el pasajero. Se requiere de un mayor involucramiento y una mayor personalización del servicio hacia el pasajero. Allí una labor conjunta es educar e informar al pasajero cómo usar estas aerolíneas. Esto ha pasado en todo el mundo, toma tiempo, pero es exitoso al final y se vuelve algo natural.

    Hoja de vida

    Cargo. Fue nombrado Director Comercial de Grupo Aeroprtuario del Pacífico, en México, en agosto del 2013.

    Experiencia. Anteriormente se desempeñó en las oficinas corporativas del Grupo como Gerente de Desarrollo Comercial por un período de siete años. También formó parte del equipo de análisis de ingresos aeroportuarios y de marketing de la compañía. Inició su carrera dentro del área de consultoría de Deloitte.

    Estudios.  Es Licenciado en Administración y Finanzas por la Universidad Panamericana y tiene una Maestría en Negocios en grado conjunto por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y la escuela de negocios de Thundebird.

    Foto: Cortesía Quiport
    Foto: Cortesía Quiport
  • David Lewis: El TLC se podría negociar en 4 rondas

    Carolina Enriquez

    redaccion@revistalideres.ec

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    David Lewis, experto en comercio exterior y vicepresidente de Manchester Trade, explica que EE.UU. busca un acuerdo comercial sin exclusiones y con total apertura. El no contar con beneficios arancelarios, dice, vuelve menos competitivas a las exportaciones del país

    ¿Cuál ha sido la situación comercial del país frente a los EE.UU. en la última década?

    Lo primero que se debe decir es que, bien o mal, Ecuador pasó de ser un país con el mejor arreglo comercial y de inversiones con EE.UU., fuera de un Tratado de Libre Comercio (TLC), gracias a la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea), a uno sin ello, una vez que terminó el programa (que permitía el ingreso sin aranceles a ese mercado). Ecuador estuvo negociando un TLC con los andinos, pero lamentablemente, junto a Bolivia, por decisión propia, se salió del proceso. Decayó en un mecanismo con menor cobertura, el Sistema General de Preferencias (SGP), que no es particular porque cubre a los países en desarrollo con los que EE.UU. no tiene un acuerdo comercial permanente (este finalizó en diciembre del año pasado).

    ¿En conclusión?

    Ecuador pasó de ser uno de cuatro privilegiados a uno de 122 países. Como decimos en nuestro idioma, uno del montón. Eso, obviamente, le crea presiones al sector exportador porque el programa SGP se tiene que renovar cada dos años; cada vez que se debe ampliar, este instrumento comercial no está garantizado.

    Hasta que se renueve ¿Qué impactos genera en Ecuador la falta de preferencias?

    Mientras eso sucede los exportadores están complicados porque están pagando un costo adicional en el mercado de los EE.UU. Su producto está perdiendo competitividad allí.

    ¿Qué consecuencias podría enfrentar el sector exportador al estar estos meses sin preferencias en EE.UU.?

    Puede impactar duramente a los exportadores. De repente, alguno de los compradores en EE.UU., por pagar hasta 23% de arancel, busque otro proveedor. Ahí el exportador pierde. De ahí el interés del Gobierno y del sector empresarial de retomar el periodo perdido y de contar con preferencias más abarcadoras y permanentes. Ya no puede ser Atpdea, pero sí un acuerdo comercial.

    Pero, antes que eso se concrete ¿Qué se puede esperar?

    El SGP. La información que tenemos es que se va a renovar por tres años y, en ese tiempo, se tendrá un nivel de estabilidad. El problema es que no es permanente, es únicamente un paliativo.

    ¿Por dónde empezar la negociación de un acuerdo comercial con Washington?

    Los EE.UU. tienen un mecanismo previo a la negociación con países que se llama Consejo de Comercio e Inversiones (TIC, por sus siglas en inglés). Con Ecuador este se firmó en 1990 y la última reunión fue en 2009. Ahora, la idea del Gobierno y del sector privado, es reactivar ese Consejo; usarlo para dialogar, para profundizar temas comerciales y de inversión y como apalancamiento para una negociación comercial.

    ¿Cuál es la posición del presidente de EE.UU., Donald Trump, con relación a negociar nuevos acuerdos comerciales en el mundo?

    En estos momentos, lo que la administración Trump está hablando, verdaderamente, es administrar los compromisos de tratados -ya negociados- en los que entiende que puede haber falta de cumplimiento y/o violaciones por parte de los países. Ya los han identificado en varios casos.

    ¿Cuáles?

    En el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), con relación a exportaciones de madera de Perú, en temas de propiedad intelectual con Colombia, etc. Entendemos que en algunas áreas los compromisos en los tratados no se han mantenido y hubo que traerlos a colación.

    De negociar un acuerdo nuevo, ¿Qué busca EE.UU.?

    Lo que ha establecido, a diferencia de las administraciones pasadas, republicana y demócrata, es que no interesan acuerdos multilaterales sino bilaterales, país-país (…) EE.UU. ha saturado su mercado en las Américas, por lo cual solo quedan los tratados bilaterales.

    ¿Qué queda en la región?

    Mercosur, Ecuador y Venezuela. A esta última no le interesa nada con los EE.UU. Otros países ya están. En ese sentido no hay un planteamiento de no negociar un acuerdo. EE.UU. responde al demandante, lo que es Ecuador ahora. El país está diciendo que le gustaría hablar sobre esto; EE.UU. dice bueno no hay problema, pero tiene una serie de condiciones.

    ¿Cuáles?

    No se puede entrar en un diálogo para profundizar relaciones de comercio e inversión con un país que tiene una variedad de irritantes (tasa aduanera, falta de tratados de inversión, entre otros). Eso lo ha planteado el embajador de EE.UU. en Ecuador, Todd Chapman. Entendemos que parte de la agenda de reactivar el TIC es atacar estos irritantes. Si esto se logra resolver, el próximo paso es un compromiso para una negociación de un acuerdo comercial.

    La propuesta de Ecuador es negociar con EE.UU. un acuerdo similar al que tiene con la Unión Europea (UE). ¿Podía hacerse esto?

    No puedo hablar por lo que plantea el Gobierno. En mi experiencia de 30 años trabajando con el gobierno de los EE.UU. puedo decir que ellos negocian TLC recíprocos, completos. La naturaleza de estos es que cubren todos los sectores, sin exclusiones y se ciñen a la relación comercial y de inversiones. No incluyen temas de cooperación para el desarrollo, empleo, entre otros. Los acuerdos de asociación de la UE no son TLC. Están más relacionados en reforzar la relación (…) ningún país que ha intentado algo con EE.UU. que no es un TLC lo ha logrado. La posición es clara.

    ¿Cuánto demoraría negociar? El acuerdo con la UE tomó nueve años en total.

    La negociación de los centroamericanos, por ejemplo, desde que empezaron a negociar y terminaron fue de tres años. Luego vino el periodo alargado para la ratificación en cada una de las partes (…) Ecuador tiene la ventaja de que ya tenía Atpdea y, por lo tanto, tiene una base; estamos construyendo de ahí para arriba. Además hay una relación amplia de comercio e inversión con EE.UU. y una economía dolarizada, vinculada con el mercado estadounidense. Vemos que no va para una negociación de años. Entendemos que un calendario, partiendo de la reunión del jueves (8 de febrero) entre el viceministro de Comercio Exterior, Humberto Jiménez y autoridades de la Oficina de Comercio de los EE.UU., podría dar para unas cuatro rondas, en seis meses.

    ¿Es posible lograrlo?
    Si Ecuador puede con ese ritmo no lo sé, hay mucho que preparar. El sector empresarial lleva una década sin tener el andamiaje para atender negociaciones (con EE.UU.) como lo tenían durante el proceso del TLC andino . Mucho de eso se cayó y el sector privado se avocó a la supervivencia eterna. Los temas en que se centrarán, principalmente, son servicios y propiedad intelectual.

    Hoja de vida

    Formación. Es experto en comercio y negocios internacionales en los sectores público y privado del Caribe y Latinoamérica. Tiene títulos académicos de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, de la Universidad Brandeis y de la Universidad de las Indias Occidentales, Jamaica.

    Experiencia.  Es vicepresidente de Manchester Trade. Representó los intereses de gobiernos y firmas en comercio e inversión en el Caribe y Latinoamérica. Fue director ejecutivo adjunto de Caribbean/Latin American Action, subsecretario de Estado para el Desarrollo del Caribe del gobierno de Puerto Rico, comentarista de CNN en Español…

    David Lewis es experto en comercio exterior y vicepresidente de Manchester Trade. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    David Lewis es experto en comercio exterior y vicepresidente de Manchester Trade. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • René Orozco: ‘Todo ajuste fiscal es de largo plazo’

    Carolina Enriquez

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    René Orozco, el especialista de la unidad de América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), habla sobre los procesos de recortes presupuestarios y el impacto en los diferentes países de la región

    ¿Qué efectividad tiene un programa de reducción presupuestaria para inyectar mayor liquidez a la economía de un país y reducir los egresos de un Estado?

    Es importante tener en cuenta el posible efecto de un multiplicador fiscal, que mide la proporción en que se ven afectados los ingresos de un país ante un aumento o disminución del gasto público. Los multiplicadores fiscales en América Latina varían bastante entre cada economía. Tienden a ser más efectivos cuando se está en recesión o en la parte más baja de un ciclo y menos efectivos cuando se está en la parte alta.

    ¿Por ejemplo?

    En promedio un recorte de un dólar en el gasto público de América Latina supone un aumento estadísticamente significativo de la producción de USD 0,80; mientras que si lo hacemos en un momento de expansión económica sería solo de 0,40. Este efecto es solo en el corto plazo. A largo plazo es mucho más efectivo.

    ¿Cuáles son las cifras?

    En el largo plazo, es decir dos años después, una reducción de un dólar en el gasto público de la región estaría suponiendo un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1,25%; mientras que en un momento de expansión no tendría ningún efecto. Hay que pensar en qué momento estamos en el ciclo antes de hacer una reducción o un incremento del gasto porque puede tener efectos separados. También hay que pensar qué reducción estamos haciendo.

    ¿Por qué?

    No es lo mismo reducir el gasto corriente que el gasto de capital. Si se reduce el segundo tiende a existir un mayor impacto en la economía de una nación.

    En Ecuador, hace dos semanas el Gobierno anunció que a todas las entidades estatales se les dio un mes para que presenten un plan de recorte presupuestario. ¿Sería lo correcto hacer una reducción de gastos en compras u otros egresos similares?

    Primero se debe decir que cuando se hace un plan fiscal se necesita garantizar tres cosas para un país: proteger la inversión, tomar en cuenta la volatilidad macroeconómica y garantizar la estabilidad de las cuentas nacionales. A más de eso, se deben tomar en cuenta otros factores dentro de una economía, como la recaudación fiscal.

    ¿Qué análisis hacen de la recaudación fiscal en Ecuador?

    En la OCDE siempre trabajamos en una publicación que se llama Estadísticas Tributarias de América Latina y el Caribe, y ahí vemos que Ecuador recaudó en el 2015 el 21% de su PIB. En la región, el promedio es 22,8% y en las economías de la OCDE es 34,35%. Cuando hablamos de un plan fiscal no solo debemos pensar en los recortes, sino en cómo cerrar las brechas a través de los impuestos o de una reasignación del gasto. Pasar, por ejemplo, del gasto corriente al de capital, que protege las inversiones a largo plazo.

    ¿Debe un Estado trabajar en un programa de reducción del gasto por entidad gubernamental o en uno de carácter más general?

    El diseño de cada uno de los ajustes debe depender de las necesidades de cada economía. Se debe pensar en ajustes tanto a corto como a mediano plazos.

    En Ecuador se ha planteado que los ajustes presupuestarios de cada entidad sean de entre 5% y 10%. ¿Es positivo ese rango o se debería aplicar uno de tipo estándar?

    No creo que exista un porcentaje específico, todo depende de las necesidades del Estado y de la situación económica de cada entidad gubernamental. No se trata de reducir por reducir el gasto, sino que se debe de planear, hacer ajustes inteligentes.

    En los últimos años, Ecuador ha tenido diferentes ajustes en el Presupuesto General. Cuando se hacen estos procesos, ¿qué acciones deben ir de la mano para obtener mejores resultados?

    Más allá de hablar de la eficiencia o la no eficiencia o con qué se deben acompañar los programas, hay que tomar en cuenta los niveles de deuda y la recaudación. Si comparamos a Ecuador con las economías de la OCDE u otras de América Latina vemos que hay espacio para incrementar más impuestos. Hablamos de un tema a mediano o largo plazos.

    ¿Qué otros elementos debe tomar en cuenta el Estado?

    Es importante tomar en cuenta el efecto que deben tener las medidas en el mediano y el largo plazo y también que Ecuador se encuentra en la trampa del ingreso medio. ¿Qué es eso? Es la ralentización del crecimiento cuando se llega a ese tipo de renta.

    ¿Por qué?

    Cuando un país está en los niveles bajos el crecimiento mejora, sobre todo, a través de la reasignación del trabajo desde actividades de baja productividad a otras de alta. Pero cuando se llega a los niveles de ingresos medios es necesario buscar otros motores de crecimiento económico basados en inversión, industrias, manufacturas y servicios con uso intensivo de capital y mano de obra calificada. Ecuador lleva en la trampa del ingreso medio desde 1960.

    ¿Podrá salir de allí?

    No se espera. Faltan alrededor de unos 50 años antes de poder escapar de allí. Estamos hablando de unos 100 años que Ecuador estará en la trampa del ingreso medio.

    ¿Otros países están allí?

    Hay que hacer una comparación con otras economías. Corea del Sur superó esa etapa en 26 años, Chile en 56 y Uruguay en 61. Estas dos últimas son las únicas que se han logrado escapar en la región.

    ¿Qué se debe hacer para romper la trampa?

    Como dije anteriormente: tener una visión del ajuste fiscal a largo plazo, intentar proteger la inversión e intentar reasignar el gasto del corriente al de capital. Pero hay más. En el Centro de Desarrollo hemos estado trabajando en identificar cuáles serían las políticas principales que se necesitan para salir de la trampa y hemos determinado nueve.

    ¿Cuáles son?

    Estado de derecho; calidad de educación; ingresos fiscales; estabilidad democrática; inversión; capacidades de complejidad económica; educación terciaria; mercado de capital; y crédito que circula dentro de la economía. Se las enumeró desde la más a la menos importante. La aplicación de esas nueve políticas permite diferenciar a aquellas economías que lograron escaparse de la trampa del ingreso medio de las que no.

    En América Latina, ¿unos países cumplen estas políticas y otros no?

    No es que no las cumplan sino que son países en los que la brecha es más grande frente a las economías que salieron de la trampa.

    En América Latina, ¿existen casos exitosos de ajustes en gastos, que han permitido a las economías salir a flote?

    Lo que en realidad se debe reflexionar es que en estos momentos Ecuador no es el único país de la región que enfrenta un déficit fiscal. El éxito de un ajuste depende de la situación del punto de partida. En el caso de Centroamérica, Colombia y Ecuador, donde la recaudación de impuestos es baja, los ajustes deben ir acompañados de reducir espacio de recaudación que podría ser mayor. Chile y México han hecho ya reformas tributarias para cerrar esas brechas y también han realizado ajustes presupuestarios.

    Hoja de vida
    Formación. Máster en Economía de la Universidad Sorbona de París y máster en Economía Teórica y Empírica de la Escuela de Economía de París.

    Experiencia. Economista de la Unidad de América Latina y el Caribe en el Centro de Desarrollo de la OCDE en París. Autor en múltiples publicaciones de la unidad como Perspectivas Económicas de América Latina, Estudios Multidimensional de Panamá y Uruguay, Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe, Taxing Wages en América Latina y el Caribe, etc. Ha realizado investigaciones sobre América Latina, crecimiento económico, política fiscal y productividad.

    René Orozco es especialista de la unidad de América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Foto: Cortesía René Orozco
    René Orozco es especialista de la unidad de América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Foto: Cortesía René Orozco
  • Mario Mongilardi: ‘Ecuador puede abrirse y competir’

    Carolina Enriquez

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    (I)

    Mario Mongilardi es el presidente del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico, capítulo Perú, explica los resultados alcanzados durante los siete años de integración. Para que el país se sume al grupo cree que es necesario que todos los actores estén dispuestos.

    ¿Cuál es la evaluación que usted hace de estos siete años de operatividad de la Alianza del Pacífico?

    Primero debo comentar que la Alianza es un proceso de integración único en el mundo. Digo esto porque tiene ciertas características que lo diferencian de otros.

    ¿Cuáles?

    Se da entre cuatro países entre los cuales ya existía un tratado de libre comercio: Chile, Colombia, Perú y México. Por otro lado, el grupo está liderado por el sector privado, el cual presenta la agenda, la lleva adelante y permite la solución de diferentes temas. Además, el foco principal es eliminar todas las barreras no arancelarias dentro del bloque.

    ¿Por qué es importante eso?

    Dichas barreras entorpecen el flujo de comercio, de inversiones y de movilización de personas.

    ¿Qué pasa con las barreras de tipo arancelarias?

    Los TLC cumplieron su función, se eliminaron las barreras arancelarias. Perú, actualmente, tiene un promedio de apenas 3% de aranceles. Las maquinarias y equipos, por ejemplo, están en cero; las materias primas, igual. Ese es un fenómeno que se ha repetido en muchos países en el mundo. Lo que entorpecía el flujo era lo no arancelario.

    ¿Como qué?

    Permisos previos, licencias, medidas sanitarias y fitosanitarias, etc. Nos concentramos en ir destrabando estas cuestiones.

    ¿Esto ha sido atractivo para otros países que quisieran pertenecer al grupo?

    Hay más de 50 países observadores, muchos de los cuales han manifestado su interés en profundizar su acercamiento a la Alianza. Cuatro países son ya asociados: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur. Ellos tienen tradición comercial y de desarrollo económico muy importante.

    ¿En qué fase del proceso de integración están ellos?

    Con ellos se ha iniciado una negociación, de la Alianza del Pacífico con cada uno. La idea es lograr que avancemos para eliminar las barreras no arancelarias.

    ¿Por qué decidieron los cuatro primeros asociados reunirse para conformar este grupo de integración?

    Esto data de hace 10 años. En América Latina ya había otros bloques políticos y económicos. Sin embargo, los cuatro asociados originales tenían una visión diferente a los grupos que ya existían: economías abiertas, que privilegiaron el bienestar de su población, etc. El beneficiario es el consumidor, porque tiene mayores posibilidades de escoger y hacer negocios fácilmente. Hay mayor competencia y eso siempre va a ayudar al ciudadano.

    ¿Qué pasaba con otros grupos como Mercosur, CAN, Alba…?

    Pensaban en temas políticos o proteccionistas. Nosotros vemos con simpatía el hecho de que, ahora, algunos de estos grupos estén también pensando en la misma línea, de acelerar el flujo comercial. Nuestra integración no es para negociar entre nosotros, sino en conjunto acceder a otros mercados en el mundo, principalmente el asiático. Despierta interés.

    ¿Por qué?

    Queremos profundizar el comercio con esos países. A excepción de México, para el resto de asociados nuestros principales socios son naciones de Asia.

    El presidente ecuatoriano Lenín Moreno declaró, hace pocos días, interés en ingresar a la Alianza. ¿Cómo mira usted esto?

    Vemos eso con mucha simpatía. Ecuador es un aliado estratégico y natural para nosotros. Pero, no basta con que el presidente quiera hacerlo, tiene que haber una convicción de todos los actores. Esto incluye el hecho de que los empresarios locales quieran abrirse para competir y mejorar. La competencia obliga a elevar la productividad, mejorar estándares tecnológicos e incrementar la oferta. Si no hay una comunión de todos los actores no va a funcionar.

    ¿Qué pasos debe seguir el país en el proceso?

    Primero debe ser observador y después solicitar la participación como Estado asociado. Ecuador tiene una ventaja en la medida que con tres de los miembros ya mantiene relaciones comerciales y de integración en el marco de la Comunidad Andina (CAN).

    ¿Qué resultados concretos ha conseguido la Alianza para sus asociados en estos años?

    Se han ido armonizando los marcos regulatorios que afectaban el libre comercio. Por ejemplo, si en cualquiera de los países asociados se emite un registro para productos como cosméticos, medicamentos, suplementos alimenticios, etc., se reconocerá en los otros. Por otro lado, el tema de inversiones ha tenido un avance porque no existen restricciones para la colocación de capitales en cada una de nuestras naciones.

    ¿Y para los ciudadanos comunes?

    Está el tema del reconocimiento de los títulos universitarios.

    ¿Qué resultados se verá próximamente?

    Ya está en la mesa de discusión el cabotaje interno de la Alianza. Esto quiere decir que cualquier nave de los asociados puede hacer servicio de cabotaje entre puertos. Lo que queremos hacer es bajar nuestros costos para ser competitivos con el mundo. Además, hemos avanzado en la acumulación de origen entre todos para exportar a otros destinos.

    ¿Es todo color de rosa?

    Como sector público no se ha avanzado a la misma velocidad. Es esta área la que tiene que implementar los acuerdos a los que hemos llegados los privados. Falta que se incremente la armonización del marco regulatorio. Sé que han avanzado, se reúnen periódicamente, pero no a la misma velocidad que lo hace el sector privado de los países.

    Ecuador es un aliado estratégico. no basta con que el presidente quiera hacerlo, tiene que haber convicción de todos los actores”.
    «Ecuador es un aliado estratégico. no basta con que el presidente quiera hacerlo, tiene que haber convicción de todos los actores”, asegura Mario Mongilardi. Foto: Cortesía Cámara de Comercio de Lima
  • La educación incide en el empleo

    Carolina Enriquez

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    Gabriela Córdova, economista y catedrática de la Universidad de las Américas (UDLA), indica que una pobre educación y la compleja situación económica llevaron a que el subempleo a escala nacional vuelva a los niveles en que se encontraba hace diez años en el país.

    ¿Por qué las cifras de sub-empleo en el país no han tenido variaciones significativas desde el 2016?

    El trabajo en el país se sustenta en empleos de baja calidad. En los sectores que más empleados concentran, entre los que están la agricultura y el comercio, es donde mayoritariamente se aglutinan los empleos de mala calidad.

    La última vez que hubo una cifra a un dígito de subempleo fue en diciembre del 2012. Desde ese momento creció hasta llegar a la cifra actual, casi igual a la de hace 10 años atrás. ¿Qué provocó este aumento de subempleados?

    Hay una relación directa entre empleo y actividad económica. Esta ha bajado, desde 2016 en adelante. La recesión que sufrió el Ecuador afectó también la calidad del trabajo. Pero hay una ventaja, al menos.

    ¿Cuál?

    Que las cifras de desempleo son bajas. Estas no se modifican mucho porque si la gente no tiene trabajo lo que hace es buscar una actividad de baja calidad. Al menos busca ingresos. Por eso nuestros registros son reducidos frente a otros países de la región.

    ¿Las personas en el subempleo desarrollan actividades a las que se conoce como ‘informales’?

    Los subempleados no son solo los informales. En el subempleo está la gente, a todo nivel, que está dispuesta a trabajar más tiempo pero no encuentra ese puesto. Es gente que necesita y quiere trabajar, al menos, la jornada regular.

    ¿Por qué estas personas no pueden encontrar un empleo considerado como ‘formal’?

    En primer lugar hay que analizar qué es un empleo formal. Según el INEC, son los negocios que tienen Registro Único de Contribuyente (RUC) o Régimen Impositivo Simplificado. Cuando se trabaja en un lugar que no tiene RUC se está en la informalidad.

    Más personas se encuentran en el subempleo a escala nacional. ¿Por qué se hallan en esa condición?

    Normalmente, en el subempleo el nivel de educación es menor. Son personas que no han terminado la educación completa.

    Un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales asegura que existe el subempleo entre profesionales. ¿A qué se debe esto?

    Eso obedece a la situación económica que enfrenta el país. Puede haber una reducción del empleo y la gente que no labora busca otra actividad para subsistir hasta hallar un trabajo denominado pleno -ocho horas diarias y con al menos el sueldo básico-.

    En el país hay gente a la que se considera como sobre educada. Algunos de ellos tampoco acceden a empleos plenos ya que las empresas no les pueden pagar lo que buscan. ¿Eso desalienta para que la persona siga estudiando y preparándose mejor?

    En realidad la idea de la preparación es que se reactive la actividad productiva. Creo que el objetivo de la educación es generar emprendedores que traten de abrir sus propias empresas y generen empleo. A veces la concepción que se tiene de la educación es que se lo hace para ser un asalariado, laborar para alguien más.

    Durante la década pasada hubo un ‘boom’ de jóvenes que salieron a estudiar al exterior a buscar títulos de cuarto nivel o más. ¿Esto rendirá frutos al mediano o largo plazos?

    Sobre todo a mediano plazo. Esa es la inversión que se hizo como país: tratar de capacitar a la gente para que luego venga y desarrolle emprendimientos. Las personas que salieron con beca pública tuvieron o tienen que regresar a trabajar en el país. Al volver han buscado empleo, en la parte pública, pero no lo han logrado. No solo es ser trabajador, sino conformar una propia empresa.

    ¿Hay algún sector específico en el que puedan desarrollarse más estos emprendimientos?

    Depende de la especialidad. El tema de servicios tiene amplio dinamismo en Ecuador y el mundo. Se puede prestar servicios y generar producción. Hay que desarrollar valor agregado para el país.

    Si uno revisa las cifras del INEC se observa que la mayor cantidad de personas que están en el subempleo no son jóvenes, sino aquellas entre los 45 y los 64 años. ¿Ese segmento etario ya no tiene la capacidad para hallar un empleo pleno?

    Tienen mayores dificultades para ser contratados. Pueden tener experiencia, pero las empresas prefieren contratar a gente joven. Las personas de 45 a 64 años que buscan tener algún tipo de actividad lo hacen para sobrevivir.

    Las personas en el subempleo, según el INEC, están en esta condición entre 1 y 10 años, lo que implica que a largo plazo no han logrado resolver su situación. ¿Es este un problema estructural?

    El tema del subempleo, más allá de cualquier mejora, siempre se ha encontrado en niveles altos. Las cifras se han mantenido estables. Para aumentar el empleo pleno, además de aplicar políticas económicas, son necesarias otras para fomentar la educación, la planes industriales, entre otros.

    ¿Por qué los jóvenes no ocupan un gran porcentaje en el subempleo?

    Para ellos es más factible insertarse en el empleo pleno. Además, hay que analizar que el grupo etario que más está en el subempleo se halla en una edad en que las familias dependen de ellos. Esa persona no puede decir, como un joven, que va a esperar hasta conseguir un trabajo.

    Los hombres son los que tienen mayor participación en el subempleo.

    No se puede determinar si estas personas son las que tienen mayores dificultades de hallar un empleo pleno. Esto es una cuestión de estructura. Muchas mujeres puede que estén, en realidad, en el empleo no remunerado, puede que se dediquen a tareas del hogar.

    En el país, según se observa en el INEC, hay tres sectores que aglutinan la mayor cantidad de trabajadores: agrícola, comercial y de manufactura. ¿Cómo hacer para que haya una mayor diversificación por sector y, sobre todo, que los empleos no se concentren solo en áreas primarias?

    Como comenté anteriormente, es importante el tema de la educación. Dar oportunidades y tratar de que el proceso agrícola se convierta en industrial. El ejemplo de lo que se ha aplicado con el cacao es bastante positivo. En los últimos años han surgido empresas productoras de chocolate y derivados con cacao fino de aroma que se están posicionando en el mercado nacional e internacional. Esta experiencia debe replicarse en otros productos.

    En el trimestre pasado, a diferencia de otros, el comercio pasó a liderar el área productiva que más concentró empleo. Usualmente es el sector agrícola.

    A veces cualquiera de las tres ramas que mayor empleo concentran en el país pueden variar en orden. Funciona por temas de temporalidad. Las tres aglutinan más del 50% del empleo en el país.

    Hoja de vida

    Formación. Es economista por la Universidad Católica del Ecuador. Tiene un máster en economía, con especialización en macroeconomía y finanzas de la Flacso y un máster en microfinanzas y desarrollo social en la Universidad de Alcalá de Henares (España).

    Experiencia.  Es docente a tiempo completo de la Universidad de las Américas. Ha laborado en cargos ejecutivos en la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria y el Banco Central. Fue consultora del BID.

    Córdova ha laborado en cargos ejecutivos en la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria y el Banco Central. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Córdova ha laborado en cargos ejecutivos en la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria y el Banco Central. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Rafael Cárdenas: ‘Un problema ecológico afecta a toda la industria’

    Redacción Quito

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    Entrevista a Rafael Cárdenas, biólogo, docente e investigador de la PUCE. Habla sobre los objetivos de la ‘ecolonomía’.

    ¿De qué se trata el concepto de ecolonomía?

    Es un concepto que trata de involucrar a dos aspectos: la ecología y la economía y medir el impacto del uno sobre el otro. Por ejemplo: una merluza en Alaska puede ser blanco de depredadores, lo que genera cambios ecológicos negativos y estos, a su vez, tienen un impacto sobre la economía. Este ejemplo permite describir como una actividad económica como la pesca, puede alterar un ecosistema. Esto, a la larga, influencia y daña el ecosistema así como los negocios alrededor de la actividad de la pesca.

    Si se afecta a uno de estos elementos, el efecto lo siente el otro…

    Si hay sobrepesca se origina un problema, porque hay menos peces para pescar.

    ¿Ante esta situación cuál es una posible solución?

    Que la veda, en el caso de la pesca, es importante para mantener un ecosistema y que funcione una economía determinada.

    Esta figura de la veda se puede aplicar a otra situación.

    Sí. El ejemplo permite comprender muy bien el ecosistema del pez con respecto a la parte económica, que es más comprendido. Lo ecológico es más complicado porque existen muchas variable y no siempre hay suficientes estudios. En este caso particular se determina la cascada de eventos al dañar una parte de la cadena. Si se daña una pieza se estropea todo y se interrumpe la cadena trófica, es decir aquella que explica quién come a quién. Es un flujo de energía: el sol, las plantas, el proceso de fotosíntesis, el animal herbívoro que se alimenta de esa planta y el depredador que atrapa al herbívoro. Este proceso es muy complejo, en especial cuando hay más de un depredador para una presa. Si algo de eso se daña se altera el ecosistema y se genera un impacto en la economía.

    ¿Qué tan fácil es que estos efectos sean asimilados y entendidos por las personas involucradas en la parte productiva de un negocio, como la pesca en este caso?

    Hay dos vías. La persona que tiene un negocio se da cuenta de que algo pasa, pierde productividad, pero no sabe qué ocurre. Un biólogo puede explicar el tema demostrando deforestación, presencia de plagas, etc. Es un problema no del producto, sino del un desequilibrio en un ecosistema y sus efectos. La idea es juntar a esas personas (productor y biólogo) para que entiendan qué está pasando en un negocio específico. La clave es tener estudios sobre un tema puntual: camaronera, frutas o lo que sea. Con eso mejoran las prácticas y se entiende la necesidad de evitar ciertas practicas como los monocultivos que pueden afectar una actividad productiva en el campo.

    ¿La ecolonomía se enfoca más en las actividades productivas primarias?

    Todo lo que afecte a la economía primaria afecta a la actividad industrial. Un problema ecológico termina afectando a la industria de un país. Así de sencillo.

    ¿Qué tan difundido está este concepto de la ecolonomía?

    Siento que se comprende cada vez más esto de preservar nuestros ecosistemas para asegurar agua, polinización, descomposición, recreación

    ¿El pequeño producto es uno de los principales objetivos de la ecolonomía?

    Todos estamos conectados, la naturaleza no conoce de monocultivos sino de policultivos. La gente prefiere el monocultivo por costos y facilidades. El productor es un poco más el centro de este nuevo concepto porque da de comer, pero los biólogos debemos tender un puente a los productores con información. Es complicado trabajar con comunidades y al ser productores primarios se fijan en costos. Siempre digo que los peces gordos son los que hacen los cambios gordos. Por eso los Estados y grandes industrias tienen la batuta para cambia el tema.

    Hoja de Vida

    En la academia.Es biólogo, docente e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

    Estudios. Es ecólogo, entomólogo y naturalista interesado en comprender el funcionamiento de los ecosistemas tropicales, en particular el amazónico. Tiene un PhD en ecología y biodiversidad.

    Experiencia. Ha sido asistente de campo en investigaciones de la Universidad de Riverside, la Universidad Central del Ecuador, la Fundación Otonga, entre otros establecimientos.

    Rafael Cárdenas, profesor de la PUCE, explica  que para entender los cambios en los ecosistemas se requieren estudios puntuales. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES
    Rafael Cárdenas, profesor de la PUCE, explica que para entender los cambios en los ecosistemas se requieren estudios puntuales. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES