Etiqueta: negocio

  • ‘Quito es una plaza importante para crecer’

    Redacción Guayaquil

    La firma organizadora de eventos empresariales Expoplaza, que opera en Guayaquil desde hace dos décadas, inicia su estrategia de expansión hacia Quito. En una primera instancia se piensan realizar seis eventos valorados en USD 400 000 cada uno.

    ¿Cuáles son los primeros pasos que darán para ingresar a Quito?

    Nosotros hemos tenido una relación bastante estrecha con los empresarios de Quito. Lo que no habíamos resuelto es ir a organizar ferias en la capital. Este es un proyecto que hemos venido manejando desde hace cinco o seis años y que esperamos concretar a finales de este. El mercado de Quito es muy importante; existe una cultura de ferias sectoriales muy arraigadas, hay la infraestructura y tenemos muchas expectativas sobre el proyecto del nuevo Centro de Convenciones que se edificará en el antiguo aeropuerto.

    ¿Qué tipo de negocios desarrollarán en el mercado quiteño?

    Los eventos corporativos que nosotros organizamos se dividen en tres categorías. Las ferias sectoriales, las que hemos desarrollado para terceros como Expoplaza Producciones y las ferias ‘in house’ de firmas que hacen eventos exclusivos para sus clientes. Lo último se está desarrollando bastante en Guayaquil y creemos que podemos desarrollar estos conceptos en Quito.

    ¿Cuál es el potencial que han identificado en la capital?

    Para tomar como referencia nuestra actividad en Guayaquil, son entre las 200 000 a 250 000 personas las que asistieron a nuestros ciclos de ferias en el 2012. Tenemos unas 12 ferias al año.

    ¿Las instituciones estatales son potenciales clientes en la capital?

    El sector público es uno de los mayores creyentes en las ferias, porque son una manera de demostrar sus resultados. Hemos dado soporte en eventos de ProEcuador, Biess, Mipro… El sector privado significa más del 60% del total de nuestros contratos. Al haber estado en Guayaquil -tal vez- estuvimos un poco alejados de esas tomas de decisiones del sector público y ahora en Quito estaremos más cercanos.

    ¿Han tenido conversaciones con la Alcaldía de Quito para mostrarles su interés sobre operar el Centro de Convenciones de Quito?

    Las bases van a salir en las próximas semanas y estaremos a la expectativa de participar en el concurso. Inicialmente conocemos que la concesión se hará a 30 años. Queremos llevar nuestra experiencia a Quito, sea en el nuevo Centro de Convenciones -que aparentemente- va a tardar unos tres años en operar- o en otros sitios, el lugar no es un condicionante. Temas como circulación vehicular y parqueos son complicados, pero hay que trabajar con base en las realidades de cada ciudad. El potencial ante el turista empresarial es que se trata de la capital de la República.

    ¿Cuánto esperan crecer como firma con esta radicación en Quito?

    Creemos que Quito puede ser igual o más grande que Guayaquil. Esperamos que en un mediano plazo podamos duplicar el tamaño de nuestra empresa que factura más de USD 1 millón al año. El 2012 trabajamos con más de 700 empresas en Guayaquil. El primer evento en Quito será en octubre.

  • Un sueño de palmicultores que se convirtió en industria

    REDACCIÓN SANTO DOMINGO

    La palma aceitera es la materia prima de la empresa Epacem. Con esta materia se elabora productos oleaginosos como el aceite, la margarina, la manteca y productos de limpieza como el jabón. Eso no es todo: con los desperdicios se genera energía limpia para abastecer al 60% de la planta, que está ubicada en Santo Domingo de los Tsáchilas.

    Además, hace un año creó una planta de compostaje (abono orgánico) para que los 500 medianos y grandes proveedores fortalezcan sus cultivos con nutrientes como el potasio y el sodio.

    Wandenber Velasteguí es un pequeño palmicultor del sector de Las Golondrinas (La Concordia). Cada mes abastece a Epacem con 25 toneladas, desde hace tres años. «Los técnicos me ayudaron a mejorar mis cultivos y mis ingresos».

    Cada tonelada de palma se compra en USD 140. Para determinar el rendimiento de la fruta se hacen estudios de extracción en uno de los laboratorios en la planta, en Santo Domingo. «De esta forma el agricultor conoce la realidad del cultivo y puede mejorarlo con abonos orgánicos como el de la planta de compostaje que nosotros realizamos», explica Alfonso Castro, jefe de la planta de extracción de Epacem.

    Al centro de acopio de Santo Domingo ingresan 100 toneladas de fruta a diario, en camiones y camionetas. Los racimos de la palma se colocan en un recipiente y un técnico controla la calidad. Luego se trasladan a la planta industrial para el desgranaje, esterilización, extracción y refinamiento de aceite.

    Julio Borneo, jefe administrativo y logístico de la planta industrial de Epacem, cuenta que la tecnología con la que procesan alrededor de 90 toneladas diarias de aceite no se compara con la de hace 40 años, cuando se creó la industria. «La empresa inició como un sueño de los cinco palmicultores que formaron una la sociedad anónima. Pero en 10 años se fueron sumando más accionistas».

    Por ello en 1985, la directiva de la empresa empezó a procesar la materia prima y se creó la planta de refinamiento en Santo Domingo para la producción y venta de productos terminados. Castro asegura que la ubicación de la planta es estratégica porque ayuda a que la recepción sean más rápida. Esto debido que los proveedores son agricultores del Guayas, Los Ríos, Pichincha, Esmeraldas y Santo Domingo.

    Sin embargo, en verano la recepción de palma baja a 60 toneladas diarias, por el clima. Para prevenir el desabastecimiento se almacenan en tanques alrededor de 300 toneladas del Oriente. Además, en el 2012 Epacem adquirió la empresa Palmar del Río, en el Coca (Orellana). En un área de 11 000 hectáreas se cultivan 4 000 toneladas adicionales para suplir necesidades de verano.

    En esta empresa tienen un área de investigación de 250 hectáreas. Allí se cultivan semillas certificadas; también se experimentó con una palma híbrida, que es más resistente a las plagas. Esta es distribuida a los palmicultores que proveen a la empresa.

    Hasta hace cuatro años la exportación era el eje del negocios. El aceite, la manteca y la margarina industrial han llegado a 12 países entre los que sobresalen Venezuela, Holanda y México. Ahora también se vende en el mercado ecuatoriano. Castro asegura que para llegar al mercado local se modifican algunas líneas de producción. Por ejemplo, la manteca que se elabora para la Sierra es suave y la de la Costa es más compacta.

    La empresa tiene cerca de 700 clientes entre distribuidores, mayoristas, tiendas, panaderías, restaurantes, hoteles, agricultores y ganaderos. Carmen Vera, por ejemplo, tiene una panadería en Santo Domingo. Con la manteca y la margarina elabora panes, tortas y galletas. «Los productos son económicos y el sabor no es concentrado».

    EL INSIGNIA

    ‘Con orgullo la labor social’

    En este mes cumplo 22 años en la empresa. Pertenecer a esta industria me ha permitido crecer profesionalmente. Inicié como operador de báscula en la planta industrial de Santo Domingo. En este cargo aprendí sobre la recepción y el pesaje de la palma. Luego me ascendieron a auxiliar de bodega. En este cargo estuve unos 10 años y ahora soy jefe de la bodega de repuestos.

    Trabajar en esta empresa me ha permitido encontrar buenos compañeros, pero sobre todo amigos. Una de las cosas más interesantes de la empresa es la labor social que tiene. Por ejemplo, en el programa educativo le brindan becas de estudio y material didáctico a las personas más necesitadas.

    «Compartir más de ocho horas con los compañeros  permite que los veamos como parte de la familia».

  • Servifreno, el mundo automotor es el eje de su negocio

    Leonardo Gómez. Redacción Quito / LÍDERES

    El mantenimiento de los sistemas de frenos de vehículos es la especialidad de Punto Car. Este taller funciona desde el 2005 en Quito y es parte de la empresa Servifreno. Por los dos talleres que funcionan en la capital pasan, en promedio, 800 vehículos cada mes.

    La historia de Servifreno se remonta a la década de 1940, cuando Jorge Castro y su esposa Fanny Jaramillo viajaban con frecuencia entre Ambato y Quito para comprar vehículos de la marca Dodge.

    Castro era un apasionado del automovilismo. Incluso obtuvo una marca como corredor de rally en 1950, por el mejor tiempo en la ruta Quito-Tulcán-Quito. Pero con el inicio de la Segunda Guerra Mundial la importación de automóviles de los Estados Unidos se frenó y la oferta de autos era limitada en el mercado local.

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    Castro nunca dejó el automovilismo, pero en 1941 su ruta dio un pequeño giro cuando durante uno de los viajes a Quito, sin encontrar vehículos de venta, recibió una propuesta para trabajar como jefe de talleres de la distribuidora de autos Dodge. Allí pudo ampliar sus conocimientos sobre repuestos automotrices y, sobretodo, sobre el sistema de frenos.

    Su afición y experiencia lo motivó a fundar en 1960 la empresa Servifreno, dedicada a la importación de repuestos para frenos automotrices de modelos livianos y pesados. «Comenzamos con un préstamo de 40 000 sucres (más de USD 2 200 al cambio de la época) y viajamos a los Estados Unidos para buscar proveedores», recuerda su esposa, hoy de 93 años.

    Para entonces Servifreno contaba con ocho empleados. «No había mucha competencia en el mercado en lo que se refería a la distribución de repuestos para carros. Eso facilitó el crecimiento de la empresa, a pesar de que tampoco existían muchos carros».

    Jaramillo recuerda que tanto ella como su esposo viajaban casi a diario llevando los pedidos a Guayas, Cotopaxi, Tungurahua, Esmeraldas… «La idea de Jorge siempre fue la de ganar terreno en el mercado, brindando atención en todo el país. Cuando comenzamos con la empresa él mismo llevaba los pedidos».

    Alfredo Hurtado es el gerente de la distribuidora UtilFreno y cliente de Servifreno desde hace 32 años. Él recuerda que en la década de 1970, Castro era su principal proveedor de repuestos y recuerda de manera especial a Castro. «En más de 30 años de ser cliente nunca he presentado un reclamo. Los productos que distribuyen son de confianza y de excelente calidad», asegura.

    Con el crecimiento de Servifreno, los cuatros hijos de Castro y Jaramillo asumieron cargos en el empresa. Sonia, la segunda de la hijas, se hizo cargo desde 1968 del Departamento de Logística.

    Su otras hijas, Yolanda y Susana, son responsables de la gerencia de las sucursales en el sur y norte de Quito, respectivamente, mientras que Marcelo, el cuarto de los hermanos, asumió la gerencia General en 1990.

    La nueva administración trajo cambios. El primero fue la digitalización del sistema administrativo. «Cambiamos los archivadores de fichas de cartulina por computadoras y capacitamos a todo el personal», cuenta el gerente.

    El segundo cambio, fue buscar una opción para incursionar en la línea de servicios. Así, en el 2005, con una inversión de USD 150 000, se instaló el primer taller de Punto Car.

    Allí se utilizan todos los repuestos que importan con la empresa Servifreno y se ofertan cambios de aceite, diagnóstico y reparación de suspensiones, alineación y balanceo, venta de llantas y aros, ABC de motor… siendo su especialidad la reparación, mantenimiento y revisión del sistema de frenos de vehículos livianos.

    Por esa razón Eduardo Camacho, presidente de la floricultora Rosel, es cliente de Punto Car desde su fundación. «El cuidado de los frenos de un vehículo no es algo con lo que un pueda descuidar o deba escatimar en gastos. Por eso confío en Punto Car, allí se utilizan repuestos de buena calidad».

    Sobre el negocio

    Punto Car. Cuenta con dos talleres en Quito, en los que trabajan 20 personas. Solo en el 2012, Punto Car facturó cerca de USD 400 000.

    Servifreno. Esta empresa cuenta con un crecimiento anual del 14%. Cada producto que presenta al mercado ecuatoriano pasa primero por un periodo de prueba de un año antes de su distribución.

  • La natación es el negocio de esta familia

    Redacción Cuenca

    Además de ser deportistas de alto rendimiento, los hermanos Enderica coinciden en que su apellido es una marca. Estos cuencanos se iniciaron en el mundo de la natación desde pequeños; primero lo hicieron los mayores, Juan Fernando y Xavier, quienes hoy tienen 34 y 32 años, respectivamente.

    Luego se apuntaron Santiago, de 25 años, y Esteban, de 22. En su trayectoria se les reconoce participaciones en Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales, nacionales, así como ser entrenadores de equipos de alta competencia.

    Además de destacarse a escala deportiva, estos azuayos tienen la Escuela de Natación Hermanos Enderica, donde enseñan a nadar a unos 400 alumnos, en promedio, cada mes. Su estrategia es atender a todos los segmentos: desde bebés hasta adultos mayores. Además de las clases de natación, también comercializan indumentaria deportiva, vestidos de baño y bicicletas con su marca.

    Para Xavier, el apellido sí es una fortaleza que implicó un trabajo intenso.

    Desde 1996 empezaron a dictar clases de natación en piscinas que arrendaban en diferentes lugares de Cuenca. Sin embargo, después de arrendar no les renovaban el contrato y, como el curso había tenido éxito, los dueños de las instalaciones ofrecían clases de natación.

    Por ese motivo, en el 2006 solicitaron un préstamo a una entidad financiera pública por unos USD 250 000. Con ese dinero construyeron una piscina semiolímpica, de 25 metros de largo, por 6 metros de ancho.

    También construyeron una piscina pequeña para dictar clases de estimulación temprana para los menores. La Escuela de Natación Hermanos Enderica emplea a 30 personas de forma directa.

    Los clientes están satisfechos con este servicio. Karina Jaramillo inscribió a sus dos hijos, de 2 y 7 años, y destaca la metodología de los hermanos Enderica para enseñar. Esta cuencana ha matriculado a sus hijos en otras piscinas, pero la técnica no es la misma.

    Algo similar piensa Sandra Guzmán, quien matriculó a su hija de 6 años y ha visto cómo ha aprendido y con gusto. «La técnica de los hermanos Enderica es buena, porque los niños van con gusto, no se sienten obligados».

    Además de las clases de natación, incluyen servicio de transporte para los niños. Con ese trabajo han posicionado su marca, igual como los dos hermanos menores (Esteban y Santiago), posicionan sus tiempos en los campeonatos mundiales en los que participan.

    LA CIFRA:
    100 niños al mes son becados por esta escuela y reciben este servicio gratis

  • El calor sofocante resulta un aliado en su oferta de servicios

    Redacción Guayaquil

    El clima guayaquileño es determinante para el desarrollo de eventos. El calor, que puede sobrepasar hasta los 34 grados, incide en los presupuestos de los organizadores: más bebidas refrescantes para los invitados, más retoques a los maquillajes de las modelos, más cuidado con los bocaditos del coctel.

    En este tipo de incidencias, Coolbreeze ha encontrado un potencial nicho de mercado. Esta firma que opera desde el 2005 se dedica al alquiler y venta de sistemas de ventilación y rocío de brisas gélidas para refrescar ambientes.

    Hace ocho años, con un presupuesto de USD 3 000, los primos José Andrés Tello y Pedro Pablo Gómez decidieron forjar un emprendimiento. En un inicio pensaron en vender los sistemas de ventilación, pero los costos no se adaptaban fácilmente a los compradores. Entonces optaron por alquilarlos. Hoy, Coolbreeze factura USD 13 000 al mes, en promedio, y tiene seis colaboradores.

    La firma guayaquileña Eventos Glenda es parte del centenar de clientes de Coolbreeze desde hace cinco años. Su propietaria, Glenda Menéndez, usa adjetivos como eficaces y eficientes al referirse a los servicios de Tello y Gómez. «Cuento con sus servicios hasta tres veces por mes. Siempre son los primeros en llegar y los últimos en irse de eventos tan cortos como un coctel (tres a cuatro horas) hasta matrimonios de 10 horas».

    Los equipos de ventilación de Coolbreeze son importados y usan agua y ambientadores que se esparcen a manera de brisa. El trabajo de los emprendedores es determinar la cantidad de líquidos a utilizar para cada uno, las distancias a las que deben colocarse uno de otro para no humedecer más el ambiente, entre otros.

    Otra de sus prestaciones es la instalación de fuentes esparcidoras de brisas frías. Estas se colocan en patios de comida (en la Plaza Olmedo del Malecón 2000 está su primer trabajo realizado hace siete años); eventos políticos como una decena de enlaces sabatinos de la Presidencia de la República, entro otros.

    Son unos proveedores estratégicos. Así los cataloga Jennifer Robles, del área de Organización de eventos de la firma guayaquileña Wong&Wong. Ella indica que contrata los servicios de Coolbreeze desde hace unos cuatro años. Su primer trabajo fue ambientar un coctel dentro de un hangar aeroportuario.

    Coolbreeze brinda sus servicios a escala nacional y sus mercados potenciales son los valles cercanos a Quito, Machala, Manta, Esmeraldas, entre otras urbes.

    La filosofía En lo que creen. Los emprendedores dicen que el factor clave para sacar adelante un negocio es ‘tener estómago’. «Los emprendedores deben estar dispuestos a pasar hambre, soportar deudas y hacer trabajos sin ganancias significativas».

    LA CIFRA:
    USD 3 000 fue la inversión inicial del negocio.

  • Poco vínculo entre empresas y academia

    Redacción Quito

    En el país, las personas que ingresan al mercado laboral llegan con competencias que poco satisfacen las necesidades de las organizaciones. Así lo consideran representes de diferentes firmas de Recursos Humanos.

    Las competencias son el conjunto de habilidades que tiene un individuo en su puesto de trabajo. Existen competencias generales (liderazgo, capacidad de organización y de relación con compañeros, posibilidad de resolución de crisis, operatividad en el cargo…) y competencias especializadas (manejo de otro idioma, uso de tecnologías, conocimientos teóricos de la profesión, entre otros).

    Artículo de:

    Eddy Troya, presidenta de Human Plus, explica que las empresas buscan que el profesional tenga conocimientos prácticos y esto solo se logra a través de las actividades pre profesionales y el acercamiento al mercado laboral que generan las universidades a escala nacional.

    Évelyn López, directora comercial de Búmeran Multitrabajos, coincide con ello, y afirma que hace falta una conexión entre la academia y el mundo laboral real. En esta firma, el 55% de los aspirantes (1,2 millones al mes) tiene formación universitaria. El 10% apenas tiene buena formación en idiomas.

    Del lado de la academia, una de las excepciones es la Universidad San Francisco de Quito, que tiene sus propios programas que permiten la inserción del estudiante en el mundo laboral y procesos de seguimiento de los graduados que incluye retroalimentación de sus experiencias y de las contratantes.

    Diego Gabela, director de admisiones de la USFQ, indica que las compañías se sienten satisfechas en cuanto a temas de liderazgo, trabajo en equipo, capacidad de acción multitarget, etc.

    Pero entre los egresados la situación es dispar. El ecólogo Diego Cisneros sí cree que recibió la mayor cantidad de habilidades, generales y especializadas para desarrollarse en su campo profesional,. Pero Helena Borja, quien es relacionista pública, se dio cuenta que al llegar al mercado laboral no tenía conocimientos exactos del accionar en su campo.

    La jefa de Borja, Mercedes Córdova, considera que los jóvenes llegan de las universidades sin las competencias suficientes por lo que la empresa invierte en formarlos. Por ejemplo, en su área es necesario que sepan de la interacción con el cliente, del manejo de personal en gerencias, cuestiones de marketing…

    Del lado de la empresa, en cambio, no todos los patronos están dispuestos a apostar por la formación. López señala que los contratantes de pequeñas y medianas empresas usualmente consideran como un gasto el tiempo de enseñanza de una persona. Quieren personal con cantidad de competencias y paga baja. En las grandes compañías tienen sus propios programas de recursos humanos y sí buscan formar al personal.

  • Un negocio que se hilvana con una tendencia de Japón

    Redacción Quito

    Osos, gatos, conejos, pollos, ‘cupcakes’… todos ellos elaborados con puntadas de un gancho metálico y lana. En su textura se nota la laboriosidad de estos muñecos que nacen gracias al croché (técnica de tejido).

    Así es el amigurumi, una tendencia o moda japonesa que consiste en la confección a mano de peluches de lana.

    Esta actividad -que busca ganar adeptos en el país- se convirtió en el pasatiempo de Diana Rueda, pintora y músico. Pero la pasión por este hobby la llevó a fundar su propia marca para promocionar y comercializar sus creaciones.

    Así, en el 2009 nació Arropilla, palabra que en Colombia da el nombre a las melcochas o dulces elaborados con panela. Para la emprendedora, el término encajaba con la esencia de sus productos: «dulzura y artesanales».

    En principio elaboraba solo gorros y bufandas, pero luego de investigar en tutoriales, revistas e Internet comenzó a tejer las figuras. En el 2011, gracias a la buena acogida del público en ferias de diseño, en Quito, decidió potenciar su negocio con los amigurumis.

    Para obtener una primera producción de unas 40 unidades, Rueda, exintegrante de la agrupación de pop Kiruba, invirtió USD 100 en materiales, como lana y algodón sintético.

    El tiempo que le toma tejer cada uno de los muñecos varía de acuerdo con su tamaño; en los más pequeños se puede demorar unas tres horas y en los de mayores dimensiones hasta dos días.

    Ahora, Arropilla se promociona por medio de una ‘fan page’ en Facebook y produce unas 40 unidades al mes. Las ventas mensuales fluctúan entre USD 100 y USD 400; los meses que asiste a ferias o registra una mayor facturación.

    José Luis Fiallo, ingeniero automotor, ha comprado siete de estos muñecos, todos para obsequiarlos. Fiallo comenta que Arropilla es una buena opción para entregar un regalo diferente.

    Mientras que Andrea Cáceres, profesional en Relaciones Internacionales, asegura que los muñecos también son una opción como artículos decorativos.

  • ‘Tips’ para madres y Familia son la materia prima de su negocio

    Redacción Quito

    Gracias al crecimiento poblacional, los negocios enfocados en la maternidad y los recién nacidos siempre tendrán opciones de crecer. Este fue el análisis de Miguel Arias, Carlos Larrea Crespo, Felipe Arboleda y Rodrigo Fonseca, cuatro quiteños, profesionales del marketing, ventas, finanzas y leyes.

    Su idea era sencilla: realizar un CD interactivo para los padres, con fotos y videos de sus bebés. Un álbum digital de fotos, para esos primeros recuerdos.

    Para empezar, los emprendedores invirtieron unos USD 25 000, que destinaron a un software para elaborar los productos multimedia e instalar una oficina. Así, a finales del 2011, nació Baby Memories. Con fotos que las madres les enviaban, el negocio se encarga de diseñar su disco interactivo. Luego de ingresar al mercado, notaron que su propuesta solo llegaba a un pequeño segmento. Por ello, buscaron fórmulas para que su producto tuviera más alcance. En esa tarea, en el 2012 hicieron una alianza estratégica con Editorial Leto, de México, que se dedica a producir libros especializados para la familia y el deporte. El negocio consiste en distribuir sus textos de manera gratuita y cobrar por la publicidad que se coloca en ellos. El acuerdo con Leto es pagarle el 10% al año del total de ganancias.

    Gracias a ello, el año pasado cerraron con una facturación de USD 50 000. En perchas de farmacias y en hospitales están disponibles dos libros.

    De los cuatro socios, tres aún trabajan en relación de dependencia en firmas privadas; solo Rodrigo Fonseca, quien está en el área jurídica, se dedica a tiempo completo al negocio.

    Juan Molina, gineco-obstetra del centro Meditrópoli en Quito, escribió uno de los artículos: ‘Embarazo de la A a la Z’, con consejos para madres en etapa de gestación. El médico, quien distribuye el texto en su consultorio, asegura que es un buen material, debido a que cuenta con recomendaciones de especialistas de Quito, Cuenca y Guayaquil.

    Mead Johnson Nutrition pautó su producto Sustagen en ‘Embarazo de la A a la Z’. Johanna Mancero, su gerenta de marca, asegura que escogieron este producto por su target. «Los libros son de buena calidad y por ello creímos que es un buena plataforma para nosotros».

    Los textos

    El tiraje. 15 000 ejemplares del libro ‘El bebé, manual de usuario’ y 10 000 libros de ‘Embarazo de la A a la Z’.

    Los artículos. Los temas son escritos por médicos especialistas de Quito, Guayaquil y Cuenca. Los textos se imprimen en la Imprenta Mariscal y Nuevo Arte.

  • La cercanía de la fotografía con el modelaje está a un clic

    Redacción Quito

    Un fondo blanco, luces y flashes es el escenario que acompaña a los modelos que se fotografían en el estudio de SocialFotoec. Los esposos Leonor Sani y Paúl Mantilla son sus propietarios. Este emprendimiento surgió hace año y medio, luego de que la pareja tuviera su primer hijo.

    «Me quedé embarazada y pasaba mucho tiempo en casa. Soy diseñadora y había trabajado en estudios fotográficos, por lo que decidí empezar a tomarme fotos artísticas. Luego lo hice con mi hijo y otras personas. La gente, principalmente allegados, conocieron mi trabajo y eso hizo que me comenzaran a pedir fotos».

    De igual forma ella, junto a su esposo, quien también es diseñador, comenzaron a subir su producto a las redes sociales, lo que les permitió promocionarse.

    Una de las personas que supo de este emprendimiento, a través de esta vía, fue Carolina Heredia, de 30 años. «Siempre quise hacerme una fotos diferentes para ponerla en portarretratos. No me gustan las típicas fotos de carné o estudios clásicos. Quería lucir como una modelo».

    En efecto, eso se observa en algunos de los retratos de esta empleada privada. Ella destaca el trabajo de los fotógrafos y asegura que no es el único producto que ofrecen al público. Entre la oferta de SocialFotoec se encuentran fotografías personalizadas de eventos sociales, retratos, productos y alimentos. En este último servicio, dice Sani, la idea es despertar el gusto e interés por un tipo de comida o por algún artículo.

    Una de las empresas para las cuales ellos han trabajado es Tupperware. Galo Suasnavas, gerente de Marketing de la firma, destaca el trabajo de SocialFotoec, con la que han realizado catálogos con varios diseños, como por ejemplo, para playa.

    «Lo que me gusta de ellos es la proactividad. Cuando necesitamos cosas urgentes, ellos están ahí para hacer las fotos o darnos ideas nuevas de diseño. Paúl, incluso, viene a nuestras oficinas y trabaja con nosotros en los procesos».

    Para llegar a este punto tuvieron que montar el estudio con una inversión inicial de USD 3 000. Compraron trípodes, luces, cámara, computadores y equiparon el estudio. Asimismo, consiguieron todos los productos necesarios para fotos en exteriores, que son su fuerte.

    Otras firmas para las cuales han realizado trabajos son El Greco y Bebitos.

    Para realizar uno de estos productos, que usualmente tienen 300 páginas, toman unas 1 000 fotos y seleccionan 250. El costo va desde USD 750 a 1 500.

    Productos y servicio

    Los costos. Las sesiones de modelaje por hora, denominadas medio tiempo, tienen un valor de USD 75, se entrega una decena de fotos.

    Más precios. Las sesiones de tiempo completo tardan más e incluyen maquillaje; cuestan USD 200.

    3 000 dólares fue la inversión inicial de este emprendimiento.

  • Parque activo lleva el gimnasio al barrio

    Redacción Quito

    Llevan más de 300 equipos instalados en siete ciudades del país y sueñan con «diseñar y fabricar maquinaria industrial que nunca se ha manufacturado en el Ecuador». Javier Wong y Óscar Salazar, dos jóvenes ingenieros mecánicos quiteños, sacaron el gimnasio de los clubes privados y las membrecías para posicionarlos en los espacios públicos.

    Parque Activo es la marca que ambos han contribuido a levantar desde el 2009, año en el que decidieron salir de la fábrica donde trabajaban y asociarse para levantar su propio emprendimiento.

    La idea era promover la instalación de maquinaria de gimnasia fabricada en el Ecuador, en lugares públicos como parques, urbanizaciones y escuelas donde la gente pudiera hacer ejercicio gratis al igual que en las ciudades europeas.

    Para hacer un parangón, Javier Wong indica que son la evolución de juegos como la ‘escalera china’, pero que buscan obtener movimiento y fuerza de las personas que los ocupan.

    No hay peligro de lesiones, explica Óscar Salazar, debido a que las máquinas usan como obstáculo a superar, el propio peso de las personas.

    Así, hasta el momento Parque Activo ha diseñado 20 modelos de equipos de gimnasia que se han traducido en 300 maquinarias instaladas en Cuenca, Guayaquil, Ambato, Azogues, Loja, Paute y Quito, donde paradójicamente sus ventas son menores y han tenido una mayor restricción para concursar. «La mayoría de equipos similares instalados en Quito son importados», sostiene Wong.

    Aunque siempre fueron los equipos de gimnasia el producto estrella, en un inicio la empresa se dedicaba a todo tipo de manufacturas de acero, como puertas, cerramientos, ventanas y hasta puentes peatonales.

    Sin embargo, comenzaron a posicionar las máquinas en parques y urbanizaciones y poco a poco lograron concretar más contratos, sobre todo con municipios que pedían la instalación de los equipos en lugares públicos.

    Por ello, el año pasado se dedicaron exclusivamente a instalar equipos de gimnasia. El crecimiento de la empresa ha sido significativo, desde el 2009 han doblado su facturación cada año hasta llegar a los USD 200 000 en el 2013.

    Los colaboradores a su cargo pasaron de dos a 20 y actualmente tienen más de 100 proveedores.

    Los equipos no requieren de un mantenimiento continuo ni que se les añada aceite en las articulaciones. Soportan además lluvias y granizadas, al igual que temperaturas altas. Uno de los aparatos más populares es la caminadora que demanda el movimiento continuo de las piernas del usuario, de adelante hacia atrás. Aunque no requiere de tanta fuerza es un muy buen ejercicio cardiovascular, indica Salazar.

    Otro modelo altamente demandado es el remo que simula el ejercicio que la persona realiza cuando está remando un bote. Este equipo sí exige mayor fuerza del usuario, pero siempre proporcional a su peso.

    En la Ciudadela del Ejército al sur de Quito, Alexandra Vaca utiliza estos equipos e indica que son «excelente ejercicio tanto en la mañana como en las noches».

    Según Salazar, los socios calculan que alrededor de 300 000 personas usan continuamente los equipos en el país. Su sueño es llegar a diseñar y fabricar maquinaria industrial en el Ecuador.