Oswaldo Toscano Las empresas familiares forman la estructura productiva más antigua de la humanidad y son en gran parte las responsables de generar riqueza en el mundo. Representan alrededor del 90% del tejido empresarial global. Dejando de lado el ecosistema político y económico que muchas veces no es favorable, existen varios aspectos que las empresas familiares deben tomar en cuenta para crecer.
Una empresa familiar se define bajo dos criterios: ¿Quién tiene los derechos de propiedad? y ¿Quién tiene participación en la alta dirección?. En ese sentido, muchas de las empresas familiares comparten entre los miembros la propiedad y en muchos casos esos propietarios también ocupan cargos dentro de la organización.
Las brechas más importantes que suelen presentarse en estás empresas son: dificultad para definir con claridad los roles, mala la gestión de recursos, falta de proyección al largo plazo, cambios generacionales. En esos síntomas se evidencian los límites al crecimiento. Se profundizan a partir de la segunda generación. Muchas empresas no llegan a la tercera.
En el ámbito económico, le queda poco espacio y poca capacidad de maniobra a este gobierno y esto se demuestra en el elevadísimo nivel en el que se encuentra el riesgo país y en la poca confianza que tienen los agentes internacionales en el futuro económico del Ecuador.
Quedan limitadas las acciones para este gobierno que empezó a tomar decisiones de forma tardía, cuando sus niveles de aceptación y credibilidad eran ya un problema. Y así, de poco está sirviendo la visita del presidente Moreno a la Casa Blanca aunque es de esperar que esta nueva amistad se extienda en cordialidades principalmente con el FMI.
Parecería ser entonces, que el año 2020 será un año en el cual el Ecuador tendrá que entrar en la sala de emergencias por varias ocasiones hasta que no llegue un nuevo gobierno que pueda mantener las relaciones creadas por el actual gobierno pero que también encamine al país hacia nuevas reformas que prioricen la inversión extranjera, la creación de empleo y en definitiva, reorganicen el desastre creado por Alianza País para que volvamos (ojalá) a ser un país competitivo y atractivo.
¿Cómo trabaja la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) para impulsar emprendimientos inclusivos? Desde la Unctad promovemos, por un lado, políticas y estrategias para el emprendimiento y, por otro lado, la difusión de las capacidades empresariales blandas. En Ecuador tenemos dos aliados muy importantes: la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación (AEI) para la estrategia y políticas, y Conquito, con el programa Empretec, para la capacitación y la metodología.
¿Cuál es la situación actual de Ecuador en relación con el desarrollo de emprendimientos inclusivos? Ecuador se conoce por tener grandes logros en este sentido. En el 2014 empezamos con la AEI a implementar una guía para el fomento de iniciativas empresariales. Nosotros les llevamos la metodología, la adaptamos con ellos y empezamos a trabajar en la articulación de una estrategia empresarial. No se trataba de una receta, sino de algo que se cambia según las prioridades de los aliados públicos y privados. Buscábamos que se contase con una Ley de Emprendimiento y esta normativa por fin llegó.
¿Por qué, actualmente, en el mundo se habla tanto de emprendimientos inclusivos? Es un momento importante. Hay un cambio de paradigma. Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), al emprendimiento no solo se lo ve como algo para contribuir al crecimiento económico y la generación de empleo, sino también como un medio para el desarrollo, la inclusión social, la reducción de la pobreza y el respeto al medioambiente.
¿Cuál es el papel del emprendedor en estos negocios? Se vuelve actor de inclusión social y de sostenibilidad.
¿En qué se diferencian los emprendimientos inclusivos de otros, en general? En el cambio de paradigma, que no es menor. Un emprendimiento inclusivo es uno que busca ser comercialmente viable y tener un impacto social, estar dirigido hacia la comunidad y las personas que más necesitan. El emprendedor desarrolla esa actividad para resolver un problema de un grupo humano o del medioambiente.
¿Las ganancias no importan en este tipo de negocios? No es que no sean importantes, sino que no es el criterio principal por el cual se emprende. El negocio inclusivo, se debe decir, no es caritativo porque es comercialmente viable. Viene de la conciencia y de las ganas de tener un impacto positivo en la sociedad.
¿Se puede hablar de empresas sociales en el mundo? Todavía no se habla mucho de eso, pero hay. Es algo que está viniendo. Ahora estamos trabajando en la visión de la estrategia 2030, que no puede no tener a la inclusión social y a la sostenibilidad como ejes.
¿Cómo está trabajando Ecuador en cuanto al desarrollo de empresas sociales? En Ecuador la demanda no está madura, pero sí están muchas empresas sociales. Está viniendo esta tendencia, tanto a escala de políticas como de negocios. Pacari es lo más famoso acá.
Como Unctad, ¿qué estrategias están generando para impulsar a estos negocios? En Ginebra, sede de la ONU, organizamos eventos, plataformas, etc. Nos hemos dado cuenta de que en el mundo entero, en cualquier país, hay una nueva generación de jóvenes con conciencia social y ambiental muy fuerte. Emprenden porque sienten la presión de resolver un problema.
¿Qué casos conoce? Hay un médico de Nigeria que desarrolló kits sanitarios para nacimientos, a USD 5, que se llaman Help Moms. Los creó porque muchas mujeres en África utilizan vidrios para cortar el cordón umbilical. Él, con su kit, vende un producto para cortar, que está esterilizado; ayuda en lo sanitario. También está el caso de un biólogo que veía que debido al calor, las vacunas llegaban dañadas a varias poblaciones. Él inventó una mochila refrigerada; ahora, la gente tiene acceso a vacunas en buen estado.
¿En Ecuador? Debo citar el caso de Guillermo Jarrín, de Tippytea (empresa de comercio justo que adquiere sus insumos a mujeres indígenas de la zona andina), y Demetrio Santander, de Huaycana (procesa y comercializa guayusa; trabaja con poblaciones indígenas de la Amazonía como proveedores). Son negocios con mucha sensibilidad en relación con el precio que pagan: hasta un 30% más alto que el regular. Se incluye a mujeres como proveedoras y toman en cuenta la sostenibilidad. Son empresarios que lo hacen bien.
¿Los emprendimientos inclusivos surgen más en los países en vías de desarrollo? Es algo que se ve en todo el mundo. Pero se debe decir que no es algo de los países desarrollados, algo de lujo. En Ecuador, por ejemplo, existen empresarios con sensibilidad y que tienen éxito.
¿Qué se debe hacer para destacar con emprendimientos inclusivos y empresas sociales? Hay que saber hacia dónde está apuntando el mundo. Estoy convencida de que los negocios tradicionales ya no son posibles. Las empresas están cambiando. Por ejemplo, existen los temas de certificación B, criterios de sostenibilidad, comercio justo, entre otros. La existencia de los ODS ayuda mucho en este proceso de transformación de las compañías.
¿Cómo? Las empresas, usualmente las grandes, se sienten presionadas a cumplir con los mismos.
¿Qué tanto puede crecer un negocio inclusivo o una empresa social, tomando en cuenta que hay grupos sociales con los que se busca participar pero están en muy malas condiciones de vida? Una persona que está en esas condiciones es alguien que no tiene energía, tiempo ni posibilidad para emprender. Pero sí tiene algo de eso es un empresario cualquiera. Lo que hay que hacer es darle apoyo para formalizarse, establecerse y volverse un actor de la economía local, pagando impuestos y generando empleo. Su origen no cambia nada.
Hoja de vida Formación. Tiene un máster en Emprendimiento e Innovación de la Universidad de Luiss Guido Carli de Italia. Tiene un doctorado en Economía en UNU – Merit. Se trata de la Universidad de las Naciones Unidas – Instituto de Investigación Económica y Social de Maastricht sobre Innovación y Tecnología, que se encuentra en los Países Bajos. Trabajo. Tiene 22 años de experiencia como oficial de las Naciones Unidas (ONU). Actualmente desempeña el cargo de directora de Asuntos Económicos de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).
La directora de Asuntos Económicos de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) habla sobre emprendimientos inclusivos. Más jóvenes desarrollan iniciativas para resolver problemas sociales y ambientales. Foto: Armando Prado / LÍDERES
Las empresas tienen una nueva tarea: ser sostenibles. Esto lo dicen organismos internacionales y algunos gobiernos, pero lo más importante es que los consumidores cada vez con más frecuencia toman sus decisiones de compra considerando este factor.
Ser sostenible no es sencillo. Implica contar con una cadena de valor que tenga en cuenta aspectos ambientales y sociales. También es necesario involucrar a todos los ‘stakeholders’ de la empresa y allí están accionistas, empleados, colaboradores, clientes, proveedores… El trabajo con todos estos actores es vital para lograr la ansiada sostenibilidad, que al final de cuentas es un modelo que asegura la permanencia de una empresa con servicios y productos acordes a los actuales tiempos.
También se requiere de empresarios con una visión moderna, mentalidad innovadora y de largo plazo, que tengan en cuenta los efectos de su negocio, que apunten al concepto de triple impacto (rentabilidad económica, social y ambiental).
Es un camino retador, pero que tiene y tendrá un efecto positivo en la sociedad. No es exagerado decir que en el tema de la sostenibilidad se encuentra en juego el futuro de las empresas y del planeta entero.
¿Qué son los bonos temáticos y cómo surgen estos instrumentos financieros? Hoy existen a escala global dos grandes agendas de desarrollo: la agenda 2030 con los ODS y la agenda de París, que básicamente habla de objetivos de cambio climático. Cada país se compromete con ambas agendas y sus objetivos. Entonces, las necesidades de inversión para lograr esos objetivos son muy importantes. Las necesidades de inversión son muy grandes, se requieren más de USD 650 000 millones al año para los ODS y alguien tiene que financiar eso. El sector privado está tomando un papel más importante, dado que cada país tiene sus retos económicos internos. Los gobiernos se dan cuenta de que solos no podrán financiar estas agendas. Entonces, los ODS y la Agenda de París son el marco de surgimiento de los bonos temáticos, que agrupan a los bonos sociales, verdes y sostenibles.
Entonces, ¿el sector privado gana protagonismo? Surgen oportunidades. Dentro del sector privado, el financiero tiene que jugar un papel para financiar estos retos globales y surgen distintos instrumentos, entre ellos los bonos temáticos.
¿Cuál es el rol de cada bono temático? Los bonos verdes financian proyectos verdes, energía, agricultura, turismo. Los sociales van más enfocados a educación, salud, inclusión financiera, género. Los sostenibles pueden financiar proyectos verdes y sociales; son una combinación. Esta industria sigue protocolos de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales que especifica cada bono temático. Los lineamientos que se siguen son internacionales y los fija esta asociación. Cada emisión de bonos verdes, por ejemplo, tiene un proceso y compromisos para financiar proyectos verdes.
En Ecuador, Banco Pichincha es un ejemplo… Ellos emitieron papeles y consiguieron USD 150 millones. Los papeles los compraron la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial; Proparco, la agencia de desarrollo francesa, y BID Invest. Nosotros ayudamos a estructurar y para eso se siguió un proceso: identificar la cartera que se va a financiar; luego tener un ‘framework’, es decir especificar para qué se va a usar esa cartera; y después viene una segunda opinión que la da una empresa internacional, que certifica todo el proceso y que el dinero vaya a donde se acordó.
¿Cómo está el tema de los bonos temáticos en América Latina? Acabamos de sacar en septiembre del 2019 el último reporte de bonos temáticos. Los más desarrollados en la región son los bonos verdes, con el liderazgo de Brasil en el sector de energía, en particular. En Colombia solo hay bonos emitidos por entidades financieras. Hasta septiembre se emitieron USD 13 600 millones en bonos verdes, 1 800 millones en bonos sociales y 1 700 millones en bonos sostenibles. El primer bono verde lo emitió Perú en el 2014, con una empresa de energía eólica.
¿Qué ha pasado en Perú tras esa emisión? Emitió un bono de inclusión financiera, con la filial de Banco Pichincha Perú. Con lo cual ha pasado una cosa buena con la Bolsa: se publicó una guía de bonos verdes y han tenido algunas emisiones, pero no ha sido el crecimiento tan grande como Brasil.
¿Sin contar con Brasil, cómo está la región? Brasil y México son los que más bonos verdes tienen. Luego están pasando cosas interesantes. Chile fue el primero en emitir bonos verdes, en euros y dólares y en enero hizo otra emisión de bonos verdes. Esa emisión ha abierto el camino a otros países. Colombia y Perú están viendo oportunidades.
¿Cuánto pueden incidir los vaivenes de la economía en la emisión de bonos temáticos? La situación financiera hace que las empresas no quieran invertir tanto y ahora vamos a ver qué pasa con los temas políticos y sociales. Poco a poco vamos viendo que las empresas se decantan por un bono temático en lugar de un bono corporativo, porque muestra que las empresas se comprometen con la agenda sostenible. Emitir un bono temático es un compromiso con los grupos de interés, además muestra que la compañía se compromete a informar a los bonistas y al mercado al detallar adónde va el dinero.
¿Y cómo reacciona el mercado? A escala mundial, cuando la situación es incierta, los mercados se mueven menos. Pero estamos viendo una tendencia de que las empresas piensan en sostenible y hay cada vez más inversionistas con esta sensibilidad.
¿Qué papel juega el mercado de valores? Tiene que regular e influir. Regular es tener las políticas y la idiosincrasia que faciliten a que la inversión se lleve a cabo. E influir en el sentido de la demanda, dar a conocer el tema, poner en valor lo que se está haciendo. Crear conocimiento y que la gente sepa que estas son opciones. La Bolsa está para facilitar las emisiones y para que otros vengan. El reto es grande en Ecuador, dado que la cultura bursátil no está tan desarrollada… En general, en América Latina el desarrollo no es tan profundo. Las empresas pueden financiarse por su propios ingresos, por la banca o por el mercado de capitales. Hay una tendencia clara de ir por el mercado de capitales y la banca ve esto como una amenaza por lo que empiezan a incorporar la sostenibilidad y a ayudar a emitir bonos. Los bancos crean productos innovadores en los que el precio no solo se ata al riesgo de crédito, sino a ciertos objetivos sociales o sostenibles, lo que se llama la tasa de interés ligada a sostenibilidad. Si se cumplen ciertos objetivos se baja la tasa de interés, si no se la sube. Esto significa que ser no sostenible es un riesgo.
¿Esto es salirse del molde de los negocios? Esa es la tendencia. Si soy un inversor comprometido, quiero que mi dinero genere rentabilidad social. La industria financiera sabe que juega un rol porque el futuro será sostenible o no habrá futuro.
Gema Sacristán La Directora de Negocios de BID Invest, en Washington, explica qué significan los bonos temáticos y cómo estos instrumentos financieros van posicionándose en América Latina. Asegura que más inversionistas también buscan rentabilidad social.
En un mundo laboral cada vez más competitivo, las empresas apuestan por optimizar los procesos, reducir o evitar pérdidas, y obtener los mejores resultados. La capacitación y formación es clave para lograr esos objetivos. Y la meta es potenciar las habilidades del equipo para adelantarse a la competencia.
Las organizaciones que invierten en esta materia obtienen múltiples beneficios. Producen actitudes más positivas entre sus colaboradores, aumentan su rentabilidad, crean una mejor imagen institucional, facilitan que el personal se identifique con la firma, mejora la relación jefe-subordinados, describe Paúl Murillo, líder nacional de Permanent Placement y Consultoría de Adecco Ecuador.
Además, agrega Murillo, apostar por la preparación del talento humano proporciona información sobre necesidades futuras de personal a todo nivel y facilita la promoción de los empleados. Todo ello abona favorablemente en la operatividad de los negocios.
Los efectos en los trabajadores van desde subir la moral, mejorar el conocimiento de los diferentes puestos y, por tanto, el desempeño. Así mismo incrementa la productividad y calidad del trabajo, y ayuda a solucionar problemas, anota el experto.
“Sin recursos humanos con habilidades actualizadas y sin capacidades institucionales sólidas y efectivas para actualizar esas habilidades, el tránsito hacia una economía de alta productividad con empleo productivo y trabajo decente para todos es imposible”, recoge un informe sobre formación profesional en América Latina, publicado en el 2017 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el país existen 466 empresas calificadas como operadores de capacitación y, además, hay 546 personas profesionales autorizadas como capacitadores independientes, según registros de la Secretaría Técnica del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales (Setec).
Hasta noviembre del 2019 más de 87 000 personas fueron capacitadas. La mayoría pertenecen a Pichincha, Guayas, Cotopaxi y Chimborazo.
Los cursos de capacitación con mayor demanda son: prevención de riesgos laborales, trabajo en altura, fundamentos de seguridad y salud en el trabajo, cajeros, gastronomía, entre otros.
“Los beneficios de la formación continua son contar con personal altamente cualificado, mejorar la productividad, actualiza conocimientos, permite adaptarse a la transformación digital y fortalece al talento humano”, destaca la Setec.
Dos de las organizaciones de formación más activas, según la Secretaría, son el Instituto Técnico del Petróleo (ITP) y Solari Centro de Capacitación. Las áreas temáticas más demandadas en estos establecimientos son la prevención de riesgos y la de cajeros bancarios.
“El objetivo de nuestras capacitaciones es la prevención de riesgos del personal que trabaja en las empresas de las áreas industriales, así como también el cuidado de los ríos, lagos, árboles, lagos, montañas, entre otros”, refiere Golda Rodríguez, directora del Instituto del Petróleo.
Mauricio Vásquez, gerente de Solari, agrega que la malla curricular de la formación continua debe responder a las necesidades operativas que demandan de las empresas y que no son plenamente satisfechas por la instrucción académica de las universidades.
Desde el sector público, el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap) cuenta con 457 cursos, los más solicitados tienen que ver con servicios socioculturales, administración y legislación, alimentación, gastronomía y turismo, y electricidad.
El 2019, 36 715 personas fueron preparadas por el Secap. “Las capacitaciones son diseñadas bajo el enfoque de competencias laborales. Es decir, el participante adquiere conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para llevar a cabo exitosamente una determinada actividad productiva. Dichas habilidades pueden ser administrativas o técnicas”, explica la entidad.
La legislación ecuatoriana en materia tributaria contempla incentivos para las empresas que brindan capacitaciones, para las firmas que invierten en la preparación de su personal y para las personas que reciben estipendios para su educación.
Por ejemplo, las instituciones capacitadoras sin fines de lucro, y los ciudadanos que gozan de estupendios están exentos del pago del impuesto a la renta, anota el experto tributario John Arias, gerente de Census Consultores.
Así mismo, son deducibles para los empleadores las contribuciones a favor de los trabajadores para fines de capacitación, entrenamiento profesional y de mano de obra. Las micro, pequeñas y medianas empresas,tienen derecho a deducirse el 100% adicional en los gastos por capacitación.
El Secap es uno de los centros más grandes del país. En el 2019 más de 36 000 personas fueron capacitadas. El Servicio posee 457 cursos. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
Un minimercado de productos orgánicos. Una empresa de lácteos. Una marca de chocolate que se vende en cerca de 30 países. Una incubadora y aceleradora de emprendimientos sociales. Una hacienda familiar que ofrece huevos, frutillas, aguacates, espinaca y otros alimentos sembrados y cosechados sin químicos ni fertilizantes ni aditivos.
Las mencionadas son empresas ecuatorianas, de distintos tamaños, que son parte del Sistema B, una nueva economía en la que los negocios se enfocan en el propósito y en dar soluciones a problemas sociales y ambientales. A estas se las conoce como Empresas B.
Se trata, según los fundadores de este movimiento, de una nueva “genética” económica que permite que los valores y la ética inspiren soostluciones colectivas sin olvidar necesidades particulares encontrando trascendencia, sentido y propósito.
Para el Banco de Desarrollo de América Latina CAF, las Empresas B son una nueva clase de negocios que genera simultáneamente rentabilidad financiera e impactos positivos en la sociedad y en el medioambiente.
Uno de los ejemplos en Ecuador es Super Foods, un negocio que nació en noviembre del 2015 y que se convirtió en una vitrina de productores y emprendedores que creen en los alimentos orgánicos. Este negocio tiene hoy 650 proveedores, dos locales, 23 trabajadores y ha llegado con su modelo a cerca de 18 000 clientes.
Gizella Greene es la cofundadora de esta Empresa B. Ella cuenta que desde el inicio el enfoque fue promover la alimentación saludable y ayudar a productores orgánicos. “Usamos estos alimentos en nuestra cafetería y restaurante, así como en las capacitaciones que damos a los clientes. Trabajamos con comunidades con enfoque ambiental. Nos hemos estructurado muy bien”, cuenta esta emprendedora social.
Fruto de ese trabajo enfocado, Super Foods se certificó como Empresa B en abril del 2018.
Este sello de calidad implica que un negocio busca un triple impacto: rentabilidad financiera, social y ambiental. Es una manera de impactar positivamente en la sociedad, beneficiando a clientes, colaboradores, proveedores, ambiente, etc., explica Daniela Peralvo, cofundadora de Impaqto, otra Empresa B ecuatoriana.
“La base del modelo es resolver un problema. Además, estas empresas tienen un pilar más que las del modelo tradicional. Se ofrece valor, crecimiento e impacto social. Son pilares que hay que tener muy claros”, explica Peralvo.
En Ecuador, ya son 17 empresas las que tienen esta certificación. Otra de las compañías que cuentan con esta calificación es El Ordeño, del sector de lácteos. Su gerente, Juan Pablo Grijalva, explica que la empresa ha buscado desde sus inicios generar bienestar a la sociedad, a través de un modelo de gestión asociativo e incluyente que gira en torno a estándares sociales y ambientales que generen impacto en la cadena de valor.
Grijalva añade que ser parte del Sistema B trae al menos tres beneficios a El Ordeño. Ayuda a validar nuestra gestión con un sistema global, el cual pasa por una rigurosa evaluación de los principales estándares socioeconómicos empresariales.
Además, permite que la compañía forme parte de una comunidad internacional que está generando estrategias de triple impacto. “Y nos permite ser parte de un movimiento que dinamiza, inspira y genera un efecto replicador en la sociedad actual”.
José Ignacio Morejón, cofundador y director ejecutivo de Sistema B Ecuador, ofrece más detalles. Él explica que en el país ya se cuenta con una estructura de gobernanza, con un consejo empresarial; en el que cerca de 15 empresarios empujan este concepto.
También explica que toda compañía que desea certificarse como Empresa B pasa por una evaluación “y ganan al poder identificar en dónde generan impactos positivos con su modelo de negocio”.
Otro punto clave que menciona Morejón es que los estatutos de la empresa sean reformados y apunten hacia el triple impacto. Así mejora la gobernanza y se amplia el deber fiduciario de los administradores de una compañía. Los compromisos son fundamentales
El origen de las Empresas B está en Estados Unidos. Allí, la firma de helados Ben & Jerry’s, fundada en 1977 por Ben Cohen y Jerry Greenfield, se comprometió a ser sostenible desde sus inicios.
La idea siempre fue ofrecer un producto de alta calidad, con una preocupación especial por la comunidad, dar trato justo a sus proveedores y mantener buenas condiciones laborales con sus trabajadores. Todo iba bien con la empresa hasta el 2000.
En ese año, la Corte Suprema de EE.UU. determinó que los fundadores de Ben & Jerry’s tenían que vender su negocio a Unilever, que les había hecho una oferta para comprarla. Ellos la rechazaron porque querían mantener el espíritu de su compañía, según detalla el sitio Sistemab.org.
El Ordeño cuenta con la certificación de Empresa B desde el 2019. La empresa de lácteos trabaja con 6 000 productores y tiene 254 colaboradores. Foto: cortesía
Los empresarios no tuvieron ningún argumento legal para frenar la compra, porque la obligación de la empresa era maximizar las utilidades para sus accionistas. Además, el monto propuesto por Unilever era lo suficientemente alto como para que tuvieran que aceptar la oferta. La venta se dio y lo bueno fue que Ben & Jerry’s mantuvo el espíritu y las políticas sustentables, que Unilever respetó y que hoy promueve.
El caso trascendió y motivó a otros empresarios con el mismo propósito. En el 2006 Bart Houllahan, Jay Coen y Andrew Kassoy crearon y promovieron el concepto de Benefit Corporations o B Corps. El concepto se españolizó como Empresas B y halló tierra fértil en Chile el 2012; de allí el modelo se ha propagado por la región a países como Brasil, Argentina, Colombia, Paraguay, Perú, etc.
Daniela Peralvo, cofundadora de Impaqto, cuenta que existen empresas que nacen con ese espíritu, aunque no necesariamente saben del modelo. “Tienen la necesidad de cambiar las estructuras económicas, hacerlas más equitativas. Los emprendedores de hoy piensan de esa manera”.
¿Qué compromisos adquieren las empresas B? Juan Pablo Grijalva, gerente de El Ordeño, responde que esta certificación “amplía el deber fiduciario de nuestros accionistas y gestores en nuestros estatutos, los cuales los hemos modificado para incorporar intereses no financieros de largo plazo”. De esta manera, añade Grijalva, se da cumplimiento al compromiso de mejorar de forma continua los impactos socioambientales y de operar con altos estándares de desempeño y transparencia.
Con esta certificación, agrega Grijalva, El Ordeño se compromete a medir constantemente sus impactos y a reportarlos. “Es un compromiso de mejora continua con nuestra gente, con el país y con el planeta”.
Otro ejemplo es Pacari, empresa que elabora chocolate con procesos sustentables y orgánicos y que llega con sus productos a Europa, Asia, EE.UU. y otros mercados. Esta empresa cuenta con estrategias para la cadena de suministros que ayudan a reducir la pobreza por medio de las condiciones de compra, condiciones laborales y apoyo para proveedores en situación de vulnerabilidad, según Sistema B. Además, la empresa trabaja sin intermediarios con 3 500 agricultores de pequeña escala, a quienes se les paga un precio justo: entre dos y tres veces más del valor normal del cacao.
José Ignacio Morejón, cofundador y director ejecutivo de Sistema B Ecuador, indica que normalmente una empresa responde a sus accionistas y el enfoque tradicional impide tomar decisiones que, aunque generen beneficios en el largo plazo, afecten la rentabilidad inmediata del accionista. “El reto transformador es convertir a las empresas ya existentes en empresas con propósito”, comenta Morejón.
Sobre el futuro de esta clase de negocios existe optimismo. Morejón dice que este tipo de empresa sirve de ejemplo para otras. “Lo que están haciendo es una suerte de motivador para otras empresas en el país”.
Inversión de impacto
La inversión de impacto es el diferenciador de las empresas B. Estos recursos se encaminan para producir bienes y servicios con conciencia por lo que ocurre alrededor, según Sistema B.
El año pasado, las inversiones de impacto sumaron a escala global cerca de USD 114 000 millones, según un reporte de Global Impact Investing Network. De esa cifra, el 5% se concentró en América Latina.
Los expertos señalan que los emprendedores de la región tienen grandes oportunidades de obtener recursos siempre que desarrollen productos y servicios que solucionen grandes problemas. Sectores como ‘fintech’, salud y ambiente son algunos de los que pueden beneficiarse.
La ley de Emprendimiento acoge el concepto de Sociedades BIC
La ley de Emprendimiento eInnovación, aprobada hace un mes en la Asamblea y que ahora está a la espera del veto del Ejecutivo, reconoce a las Sociedades BIC (Beneficio e Interés Colectivo). El objetivo es dar visibilidad y seguridad jurídica a las empresas que tienen un propósito más allá de la ganancia económica y buscan generar un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.
La diferencia entre una Empresa B y una Sociedad BIC es que las primeras tienen la certificación y las segundas no necesariamente pasan por un proceso de certificación, pero al menos miden y evalúan como gestionan sus impactos, según José Ignacio Morejón, director de Sistema B Ecuador.
La Cumbre Latinoamericana de Inversión de Impacto en Quito se cumplió en octubre del año pasado en Ecuador. Foto: archivo / LÍDERES
Algunos antecedentes a escala global son Italia (Societá Benefit) y el estado de British Columbia en Canadá, quienes ya apoyan a las empresas detriple impacto (económico, social y ambiental), brindando un marco legal para operar. También en 37 estados de Estados Unidos existe este reconocimiento legal para la B Corps.
En América Latina,Colombia fue el primer país en promulgar la ley de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo en el 2018.
La normativa define qué debe hacer una empresa para poder definirse públicamente como BIC. Además explica derechos y obligaciones de administración e información con socios, inversionistas y la comunidad en general.
Según Sistema B Ecuador, con esta nueva personería jurídica será más fácil reconocer las empresas de triple impacto para que puedan surgir beneficios del mercado o de políticas que el Estado pueda implementar a través de programas de compras públicas preferenciales, facilidades de acceso al crédito, a fondos u otros recursos para crecer.
El segundo local de Super Foods ubicado en la Floresta, en el norte de Quito. Esta Empresa B se fundó en el 2015, cuenta hoy con 23 trabajadores y suma cerca de 18 000 clientes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
Con el tiempo y la experiencia, muchos de los desafíos de un emprendedor se solucionan. Un reto que afrontan quienes emprenden en un negocio propio es posicionarlo en el mercado. Además, en ocasiones es necesario aprender sobre cómo hacer las ventas o llevar a cabo la operación para que este tenga éxito.
Con una franquicia, estas dificultades iniciales se subsanan, puesto que el emprendedor cuenta con el apoyo del franquiciador, dueño de la marca y del conocimiento necesarios para poner en marcha el negocio.
Víctor Albán, del Colegio de Economistas de Pichincha, define a la franquicia como un “sistema de colaboración mediante el cual el franquiciador cede al franquiciado una marca, producto o servicio que sea rentable”.
Además, explica que en esta relación, se cede no solo la marca, sino también la fórmula y el mecanismo de venta y de producción de un producto o servicio.
Según el criterio de Albán, otro punto importante es que el franquiciador comparta el ‘know how’. Esto permitirá que los locales de la marca, en diversos puntos geográficos, no tengan diferencias en los productos o servicios.
Gary Flor, presidente de Corporación Ecuatoriana de Formación Profesional Compartida (Ceforcom), comenta que obtener un negocio propio a través de un sistema de franquicias es “una importante alternativa para los emprendedores”. Él sugiere que en caso de optar por un negocio ya conocido es necesario estudiar las oportunidades que este sistema ofrece, así como la variedad de negocios con esta mecánica.
Es recomendable también ver la inversión inicial que se debe hacer para adquirir la franquicia. Y, finalmente, considerar también el tipo de actividad. Flor comenta que hay franquicias de perfumes y cosméticos, alimentación, vestuario, educación y entretenimiento, juegos infantiles, entre otros.
Albán asegura que la franquicia es un método de expansión comercial. Por eso, la adopción de este sistema puede traer beneficios para la empresa que decida ceder los derechos de su marca con esta modalidad. Primero porque en el contrato se establece el monto de regalías que el franquiciado debe pagar, “usualmente, es un porcentaje pequeño de las ventas mensuales”, afirma.
Esto genera ingresos adicionales para la empresa dueña de la marca. Además le permite extender el territorio que cubre su marca, lo que permite un mayor posicionamiento de la misma.
Otro punto importante que destacan los expertos es que, a través de la adquisición de franquicias, se abren nuevos locales, los cuales generan plazas de empleo.
En este punto concuerda el ingeniero Guido Santillán, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Franquicias (Aefran) y gerente general de Ecuafranquicias. Santillán comenta que el sistema de franquicias en Ecuador está en “un proceso de crecimiento y desarrollo” de marcas nacionales que ofrecen franquicias y franquicias extranjeras que quieren entrar al mercado local.
Con la experiencia y aval del franquiciador es posible que este nuevo negocio sea rentable y crezca. El sistema de franquicias es un modelo que busca que las dos partes ganen con la relación.
Experiencia
La marca que ya suma 65 locales por el país
Redacción Líderes (I)
El modelo de franquicias propone un modelo de ganar-ganar, tanto para quien busca emprender, como para la compañía que espera crecer en un mercado. Un caso de aplicación exitosa de este modelo es heladerías Tutto Freddo. Rino Andrade, gerente de operaciones de esta empresa, comenta que la misma tiene ya más de 20 años en el mercado.
Y desde hace más de 15 años ha aplicado el modelo de franquicias. Heladerías Tutto Freddo nació en Cuenca y adoptar la posibilidad de ceder licencias de su marca le ha permitido tener 65 locales a escala nacional.
El Gerente de Operaciones comenta que, inicialmente, las personas se mostraban interesadas en tener un negocio de la marca. Entonces se trabajó para aprovechar esta oportunidad de expansión y formaron un concepto de franquicia “amigable, fácil y seguro”, acota Andrade.
Además, el experto de Heladerías Tutto Freddo comenta que la relación entre el franquiciado y la empresa es directa y constante. La compañía cobra un pago mensual del porcentaje de las ventas. También, ofrece el 99% de las materias primas e insumos para que los clientes encuentren exactamente lo mismo en todos los locales.
La implementación de franquicias facilita la expansión de un negocio a territorios locales y extranjeros, adonde no había llegado todavía. Foto: Freepik.es
Nathan Lustig, socio de Magma Partners y experto en inversiones en emprendimientos de base tecnológica, explica los factores que pesan a la hora de levantar fondos. Habla del potencial que tiene el emprendedor de la región y del país para competir a escala global.
¿Qué factores toman en cuenta en Magma Partners a la hora de buscar fondos para ‘start ups’? Buscamos a personas o ‘family office’ de alto patrimonio que tengan un interés en diversificar su cartera de inversiones. Nuestra red se alimenta mucho de ex-emprendedores y personas de negocios que buscan devolver algo al ecosistema para apoyar a la próxima generación de fundadores y compañías.
Con ‘start ups’ buscamos tres cosas: que quepan en nuestra tesis de inversión, la que se enfoca en ‘start ups’, ‘fintech’ e ‘insurtech’ en Latinoamérica además de soluciones tecnológicas que apoyan a las fintechs y compañías con su equipo tech en Latinoamérica, pero con la mayoría de sus ventas en EE.UU.; también preguntamos si los fundadores han tenido éxito con otros negocios en el pasado y queremos saber que están 100% dedicados a su compañía actual. Finalmente, queremos ver que el modelo de negocios funcione y que el producto resuelva un problema real y urgente para sus clientes. Nos gusta ver que tienen un plan para avanzar.
¿Cómo definen los montos que se van a invertir?
Invertimos en tres etapas: pre-semilla, semilla y Serie A. Nos gusta invertir cheques pequeños en ‘start ups’ que están bastante tempranas para ver cómo crecen y cómo usan el dinero. Esas primeras inversiones pueden ser entre USD 25 000 y 75 000 en etapa presemilla, a veces antes de que tengan ingresos. Si ya están creciendo bien con ese capital, podemos volver a invertir entre USD 100 000 y 250 000. Y para nuestras mejores compañías, podemos hacer follow-on entre USD 300 000 y USD 1 millón.
¿Existe un monto mínimo?
No. De hecho, a veces invertimos montos muy pequeños para empezar a trabajar con los emprendedores y seguir su start up. Estos montos nos sirven para aprender con el emprendedor mientras desarrolla los primeros pasos de su negocio. Normalmente invertimos desde USD 10 000 en adelante para las ‘start ups’ en etapa muy temprana.
¿En estas decisiones pesan los países de origen?
No pesa tanto el país de origen como el mercado donde hacen las ventas. Si empiezan en un país bastante pequeño, es importante escalar rápidamente para tener mercados internacionales que le van a permitir tener un crecimiento y un impacto más grande. Además, estar en más de un mercado disminuye el riesgo de la inversión, porque la start up se hace menos vulnerable a los cambios económicos o políticos dentro de su mercado principal. Si la start up propone enfocarse en un solo mercado, tendría que estar en un país que tenga un mercado muy grande para que el emprendimiento tenga espacio para crecer.
¿Qué comentan los inversionistas sobre el ecosistema latinoamericano de start ups?
El ecosistema latinoamericano sigue siendo subvalorado. Por ejemplo, el sur de Asia tiene la misma población (aproximadamente 650 millones de personas) y un PIB que alcanza la mitad del PIB de Latinoamérica, pero recibe cuatro veces más ‘venture capital’. Si Latinoamérica recibiera esa cantidad de capital las ‘start ups’ podría escalar más rápido y veríamos a las soluciones ‘tech’ siendo usadas por una gran porción de la población. Por la falta de capital, tenemos muchas start ups en Latinoamérica que ya son rentables aunque han levantado muy poca inversión de ‘venture capital’ y existe una tremenda oportunidad para ayudarles a escalar su modelo para resolver problemas alrededor de la región. Dentro de los próximos dos a cinco años, esperamos ver a las ‘start ups’ comiéndose los márgenes de las empresas tradicionales -como lo que ha pasado en EE.UU., Europa y Asia- y empezando a ganar el mercado. Los ganadores de hoy serán los ganadores de los próximos 20 a 50 años. No hay mejor momento para invertir en la región.
¿Qué fortalezas destacan? ¿Y qué debilidades se tienen que corregir?
Los emprendedores en Latinoamérica están acostumbrados a crear negocios sin acceso a mucho capital, entonces siempre tienen que buscar la rentabilidad para sobrevivir. Aunque ese esfuerzo puede a veces desacelerar el crecimiento de la start up, también presiona para tener un modelo de negocios funcional antes de escalar, lo que sale mejor para el inversionista y los emprendedores en el largo plazo. Esa resiliencia hace que los emprendedores de la región puedan hacer “más con menos”, siendo más eficientes para llegar a la meta de crear un negocio rentable. Por el otro lado, el ecosistema aún carece del capital inteligente para apoyar a las mejores start ups de la región. Existen muchos inversionistas con buenas intenciones que saben poco de tecnología y pueden matar a buenas inversiones usando un modelo de inversión incorrecto. Las start ups necesitan inversionistas que les puedan dar redes internacionales, en la región. EE.UU. o Europa para que puedan escalar. Además, faltan materias educativas; la mayoría de las clases, los podcasts y otros recursos están en inglés y los emprendedores frecuentemente cometen errores comunes que podrían haber evitado si tuviesen acceso a la mentoría y las materias educacionales antes de emprender.
¿En qué sectores existe mayor potencial de inversión?
Fintech sigue siendo uno de los mejores sectores para inversión, y es la industria que más recibe inversión en la región. Esta tendencia se debe a la baja inclusión financiera alrededor de la región, combinada con la alta penetración de ‘smartphones’, lo que crea una oportunidad para bancarizar a la población a través de los celulares o la Internet. Este fenómeno pasó en China y lo mismo podría pasar en Latinoamérica. También vemos potencial en compañías que crean infraestructura tecnológica para otras start ups, como las que trabajan en anti-fraude, ciberseguridad, pagos, ‘open banking’ y automatización del servicio al cliente.
Muchas start ups se plantean ser un unicornio en un plazo determinado. ¿Qué beneficios trae ser unicornio?
Ser un unicornio es una meta que pocas start ups podrán alcanzar por su modelo de negocios o el mercado que buscan tener. Ese logro no necesariamente refleja que sea rentable o que esté resolviendo el problema de la mejor manera. Si bien puede ser bueno recibir el estatus de unicornio, pero no se debería usar como la única métrica para medir el éxito de las start ups.
¿Qué se conoce de las start ups ecuatorianas?
Ecuador es el cuarto país donde más tenemos inversiones de Magma Partners. Nunca pensamos que íbamos a tener tantas inversiones en Ecuador, pero empezamos a conocer los emprendedores que estaban resolviendo problemas regionales y nos quedamos impresionados con la calidad de las start ups. El ecosistema ecuatoriano sigue siendo bastante nuevo. Existen algunos emprendimientos que la están rompiendo en la región y en EE.UU., pero no han recibido el mismo reconocimiento que los emprendimientos de otros países. Estamos muy orgullosos de lo que han logrado nuestras start ups del país -Kushki, Kriptos, Nuvocargo y MiPos- y esperamos seguir apoyando a más. Ecuador tiene una fuerte historia de emprendedores en software que tuvieron éxito en las décadas de 1980 y 1990, y han empezado a ofrecer mentoría a la siguiente generación de start ups.
Su CV
Cargo. Es Managing Partner de Magma Partners, un fondo de ‘venture capital’ latinoamericano, que ha invertido en 65 startu ps tecnológicas en 13 países de la región desde el 2014.
Experiencia. Fundó dos emprendimientos de base tecnológica: Exchangehut.com y Entrustet.com. También fue profesor universitario en Chile. Es uno de los fundadores de Capital Entrepreneurs, una organización enfocada en emprendedores ‘tech’.
Formación. Estadounidense con estudios en la Universidad de Wisconsin, en EE.UU. Escribió el libro ‘Startup Chile 101’, una guía de negocios en Chile.
Nathan Lustig, socio de Magma Partners. Foto: cortesía
Dar a conocer un bien o servicio, desarrollar catálogos y obtener ‘feedback’ automático de los clientes son algunos de los beneficios que trae para los negocios Whatsapp Business.
Se trata de una aplicación de descarga gratuita que está disponible para Android e iOS, destinada a ofrecer servicios para pequeñas y medianas empresas. “Facilita las interacciones con los clientes, ya que ofrece herramientas para automatizar, organizar y responder rápidamente a los mensajes”, indica la web a la ‘app’.
Aunque su funcionamiento es igual al de Whatsapp Messenger (enviar textos, fotos, etc.) contiene herramientas digitales corporativas. Jonathan Muñoz, experto en esta aplicación y profesor de Marketing School, explica que la ‘app’ permite crear un perfil del negocio: nombre (con la posibilidad de establecer si es una empresa verificada); descripción de las actividades que realiza; dirección de correo electrónico; sitio web; geolocalización; horarios; etc.
Otra herramienta es la creación de catálogos de los bienes o servicios que se oferta. Se pueden incluir fotos con descripciones. Asimismo, a través de un enlace se brinda al cliente la posibilidad de que se contacte con otros números de teléfono para obtener mayor información de un tema.
Ejemplo: una empresa de bienes raíces que funciona en Quito y vende departamentos en otras ciudades, puede colocar en el enlace otros número de teléfonos para que se contacten con los vendedores de distintos sitios.
Sin embargo, la interacción es la clave de esta ‘app’ empresarial. José Rivera, CEO de Tikinauta y experto en redes sociales, explica que por ejemplo en Whatsapp Business se pueden establecer mensajes predeterminados, de hasta 200 caracteres, para dar información al cliente. En el caso de mensajes personalizados se genera cercanía y se rompe con la idea de un proceso robotizado.
La ‘app’ tiene otro beneficio que son las listas de difusión. “A través de esta añadimos números sin necesidad de guardarlos uno por uno, sino en bloque (…) Sin embargo, no se permite enviar mensajes tipo spam; es decir, solo se pueden enviar a los teléfonos de la lista, los cuales son parte de los contactos del teléfono”, dice Rivera.
El número con el que se debe abrir la cuenta de Whatsapp Business debe ser completamente diferente al personal. Es necesario adquirir otro teléfono y otro chip.
Muñoz explica que si se decide tener Whatsapp Business en un teléfono ya no es posible usar Whatsapp Messenger.
Existe la posibilidad que en las páginas web o los blogs de Wordpress se coloque el ícono de Whatsapp Business, con el número de teléfono, para un contacto más rápido. Cuando el cliente pulsa ese ‘link’, se le enviará directamente a la ‘app’ y, una vez allí, podrá realizar consultas, pedidos de bienes o servicios, entre otros.
Ocre, negocio dedicado a la belleza, recibe solicitudes de servicios e inquietudes con esta herramienta. “Usamos la ‘app’ hace un año. Nos permite comunicarnos directamente con el cliente, fijamos citas, etc. El 40% de los pedidos que recibimos lo hacemos a través de Whatsapp Business”, dice Paula Vargas, vocera de Ocre.
Precisamente, las cifras son claves para las empresas. Sebastián Chiriboga, especialista en Emprendimiento e Innovación de la Cámara de Comercio de Quito, indica que la ‘app’ genera estadísticas sobre los mensajes que se entregaron y se leyeron con éxito. Él explica que cada vez hay más empresas que se dedican a gestión de ventas por whatsapp.
A futuro
Elio Zambrano catedrático de la Universidad de Las Américas destaca que Whatsapp Business, Facebook e Instragram, al ser parte del mismo grupo, van a estar inteconectadas. Si se publicita en una se publicitará en todas.
Añade quecomprar vía Whatsapp Business es fácil para el consumidor, por la cercanía en el uso de la app de mensajería. Considera que seguirá creciendo y ofreciendo más herramientas.
Esta herramienta permite crear un perfil empresarial, ofrecer catálogos, etc. Es gratuita y su uso se propaga entre emprendedores y pymes. Foto: Freepik.es